La Insula I del Molinete se encuentra ubicado a escasos metros del mar, lo que ha aportado al terreno una elevada salinidad; si a esto le sumamos un PH ácido de los sedimentos, una Humedad Relativa (HR) alta (70-85%) y una temperatura (T) media alta, nos encontramos con que estas circunstancias ambientales inciden negativamente sobre los objetos y las estructuras excavadas, provocando la proliferación de microorganismos y la cristalización de sales en superficie, sobre todo en los meses más calurosos. Las variaciones cíclicas de temperatura hacen que las sales migren hacia el exterior de las estructuras formando eflorescencias, causa principal del deterioro de elementos como estucos, morteros, piedras areniscas y pavimentos cerámicos. Podríamos decir que las eflorescencias salinas son el principal enemigo de este yacimiento.

Una de las particularidades de la Insula I es la abundancia de pinturas murales al fresco que se han recuperado en toda la superficie excavada. Han aparecido con distintos niveles de deterioro, tanto en su posición original como formando parte de derrumbes.

Otra característica que hace de este yacimiento algo único es el alzado de los muros, que llegan a superar los 4 m. En cuanto a los objetos encontrados, ya sean cerámicas, mármoles, vidrio, metales o hueso, presentaban todo tipo de patologías. No existe una tónica general en el estado de conservación, sino que cada material, de manera individualizada, ha requerido de una diagnosis y un tratamiento de estabilización particular.