La Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+i) junto a la Unidad para la Igualdad entre Mujeres y Hombres de la Universidad de Murcia ponen voz y rostro a algunas de las científicas comprometidas con la violencia de género. En este proyecto no solo se han contado historias de laboratorio o estudios basados en porcentajes y números, en el audiovisual Voces de ayer y de hoy que construyen una universidad libre de violencia de género, dos mujeres se enfrentan a las cámaras para contar recorrido en la búsqueda de respuestas a esta lacra social que se recuerda cada 25 de noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Florentina Pina, cofundadora del máster Mujer, Salud y Cuidados ha sido pionera en la formación de alumnos y alumnas para abordar las dificultades de la detección y atención a víctimas. Sus investigaciones reflejaron cómo la violencia de género no es solo violencia física, sino que también el estado psicológico de la víctima deriva en efectos psicosomáticos como la presión arterial o los problemas digestivos. Con ella nació un espacio académico comprometido con la educación feminista, que sensibilizó durante años a promociones de enfermería, medicina o psicología en este área.

La actual coordinadora del máster, María del Mar Pastor-Bravo, ha llevado adelante la visión de su antecesora. Sus estudios afirmaron que los millennials tienen más riesgo de sufrir coacción sexual en las redes, viajó a latinoamérica para evaluar las conductas conflictivas de adolescentes y le dio un espacio a las mujeres sometidas a mutilación genital femenina en la Región de Murcia. Sus hallazgos han permitido continuar viejos proyectos y crear otros nuevos para demostrar, prevenir y erradicar la violencia de género en la universidad, hospitales, atención primaria o centros educativos. 

La ciencia al grito de Ni una más

Estudios como los que lideró Florentina Pina y lidera María del Mar Pastor han consolidado a la Universidad de Murcia como un referente en la lucha contra la violencia de género. Esta lucha no solo tiñe un poco más de morado el mundo científico y académico, sino que también tiene un impacto tangible en la sociedad. La divulgación de estas investigaciones contribuyen a la concienciación y a la contrucción de una comunidad mucho más justa, igualitaria y feminista.