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Exposición BRONTË, SHAKESPEARE Y OTROS FRIKIS

Clásicos que has leído sin saber que eran fantásticos

 

Del 31 de enero al 14 de febrero de 2023
Hall de la Biblioteca María Moliner, en Espinardo, de lunes a viernes de 8:30 a 21:00 horas

exposición bronte

 

«A mí es que los marcianitos y los dragones como que no».

¡Cuántas veces me habrán dicho esta frase o una parecida al descubrir mi pasión por los géneros fantásticos! Se me rompe el corazón. Pero no porque la persona draco-marcianofóbica me confiese que no comparte mi entusiasmo,sino porque, como casi todas las fobias, la draco-marcianofobia suele nacer del desconocimiento y de las ideas preconcebidas. Pero no temas, porque esta exposición existe, precisamente, para librarnos de ellas.

La primera es eso de que la alta literatura no tiene cabida en los géneros fantásticos. ¡Si la fantasía y el terror fueron los primeros en existir! Las historias que durante siglos se contaron alrededor de las hogueras y alumbraron a casi todos los clásicos inmarcesibles de la humanidad —la Odisea, el Poema de Gilgamesh, Las mil y una noches, el Mahabharata, el Popol Vuh— no hablaban de historias reales ni cotidianas, sino de gestas maravillosas, de seres mitológicos, monstruos y dioses vengativos. Fue mucho después cuando empezamos a tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos y despreciamos a los gigantes sobre cuyos hombros nos habíamos subido.

La literatura no realista, sin embargo, nunca nos abandonó. De hecho, a lo largo de generaciones y generaciones, ha sido ella la que, en la infancia, nos descubrió la herramienta prodigiosa de la palabra escrita: desde las historias de los hermanos Grimm o Andersen hasta los clásicos infantiles modernos

de María Gripe, Michael Ende, Astrid Lindgren o Roald Dahl. No falla: es mencionar La historia interminable, Matilda o El pequeño vampiro y los ojos de cualquier ratón de biblioteca se iluminan con el brillo de las felices lecturas de la infancia. Y ocurre que algunas mentes literarias brillantes —algunas no: muchas— nunca perdieron ese brillo en la mirada, nunca dejaron de soñar con otros mundos asombrosos, cautivadores, inquietantes. Porque la buena literatura, como el buen cine, no solo no le hace ascos a ningún género, sino que aprovecha los recursos que le ofrece. Y lo grandioso de los géneros fantásticos es que nos liberan de las ataduras de la realidad para contarla mejor.

Pero hablábamos de prejuicios, y otro de los más arraigados es, precisamente, que la ciencia ficción va de naves espaciales y la fantasía de dragones y elfos. ¿Crees que no has leído ciencia ficción? Prepárate para una sorpresa maravillosa: no solo la has leído, también la has disfrutado. El cuento de la criada, de Margaret Atwood; Un mundo feliz, de Aldous Huxley; Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago o Forastera, de Diana Gabaldon. ¿Has visto? Ni una nave espacial, ni un extraterrestre. Pero todas estas novelas (y muchas más) son de ciencia ficción, aunque las librerías las coloquen en las estanterías de narrativa, sin más calificativos. ¿Y esto por qué? Porque especulan con el futuro, con la tecnología, con

la sociología, con los viajes en el tiempo. Y casi siempre lo hacen para hablarnos del mundo en el que vivimos: de lo que está pasando y de lo que puede llegar a pasar si no hacemos nada al respecto. ¿Quieres fantasía sin dragones ni elfos? Tienes a García Márquez y sus Cien años de soledad. O El perfume, de Patrick Süskind; Como agua para chocolate, de Laura Esquivel; La divina comedia, de Dante; Desde mi cielo, de Alice Sebold o El Aleph, de Borges. ¿Terror? Seguro que, a bote pronto, piensas que de terror sí que no has leído nada. Bueno, Drácula. ¿Quién no ha leído Drácula? Y Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Y Poe. Cualquier cosa de Poe te habrá inquietado un poco, como mínimo. Y El retrato de Dorian Gray, por supuesto. ¿Y las Leyendas de Bécquer? Que levante la mano quien no se haya estremecido con La cruz del diablo o El monte de las ánimas. ¿Se nota adónde queremos llegar?

Efectivamente, esta exposición pretende descubrirte un mundo increíble que te estabas perdiendo. A partir de diez obras celebérrimas que probablemente has leído, queremos recomendarte otras veinte que creemos que te cautivarán. ¿Por qué no darles una oportunidad? Tal vez descubras el amor. Así que, si te gusta leer buena literatura, pero los marcianitos y los dragones como que no, ¡enhorabuena! Esta es tu exposición. Prepárate para que te cambiemos la vida. O al menos las lecturas.

Y si no lo conseguimos, tomaremos prestadas las palabras que Shakespeare (otro friki) puso en boca de Puck en El sueño de una noche de verano: «Si nosotros, vanas sombras, os hemos ofendido, pensad solo esto y todo está arreglado: que os habéis quedado aquí dormidos mientras han aparecido esas visiones. Y esta débil y humilde ficción no tendrá sino la inconsistencia de un sueño; amables espectadores, no nos reprendáis; si nos perdonáis, nos enmendaremos. Y, a fe de honrado Puck, que si hemos tenido la fortuna de escaparnos ahora del silbido de la serpiente, procuraremos corregirnos de inmediato. De lo contrario, llamad a Puck embustero».

 

Blanca Rodríguez, Presidenta de Pórtico