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null Luz Sánchez, profesora de la UMU, considera que la IA «convive con la creatividad humana, por lo que se debería poder identificar al sistema artificial como inventor»

Fuente: La Verdad

Luz Sánchez García es profesora contratada doctor por la facultad de Derecho de la Universidad de Murcia, es especialista en patentes y transferencia de Tecnología. Su investigación se centra en Inteligencia Artificial y estudia los puntos de fricción que tiene con la propiedad industrial, y es autora del libro 'El Inventor Artificial: Un reto para el Derecho de Patentes'.

Según ella, los Agentes Inteligentes artificiales han dejado de ser meros instrumentos al servicio del ser humano para convertirse también en protagonistas del proceso inventivo, lo que plantea cuestiones como ¿pueden estos sistemas ser considerados inventores?, ¿podrían sus invenciones ser patentadas?, ¿quién sería el titular del derecho a la patente?, ¿quién evaluaría estas invenciones? Son algunas de las interrogantes que la investigadora pretende responder en este reportaje.

1Propiedad intelectual

Sánchez García aclara que en el tema de la propiedad intelectual hay varias ramas que pueden entrar en conflicto con la inteligencia artificial: las patentes, las marcas y la propiedad intelectual, en cuyo seno se engloba los derechos de autor y derechos afines. Según ella, los problemas y posibles matices son diferentes dependiendo de si estamos en un plano más tecnológico, como son las patentes, en un plano científico o artístico, o bien en el ámbito de los derechos de autor.

Patentes

La investigadora explica que en 2018 se había desarrollado ya una máquina creativa que era capaz de producir resultados de manera prácticamente autónoma, sin la intervención directa de un humano, lo que llevó a preguntarse quién sería el autor de sus productos, y si lo era la máquina como se podría aplicar entonces la normativa, dado que está hecha para seres humanos.

La docente de la UMU centra su investigación en la IA y estudia los puntos de fricción que tiene con la propiedad industrial

Afirma que, cuando se acude a la oficina de patentes, la primera pregunta es: quién es el inventor, ya que todo está articulado para que sea un humano. Esto genera un problema: si se frena las invenciones generadas por inteligencia artificial, esas invenciones podrían pasar directamente a dominio público. O bien, en el caso contrario, si no se divulgaran, se produciría una ralentización en el desarrollo. Asegura Sánchez García que «las máquinas están elevando los umbrales de la creatividad, el humano empezaría a competir con sistemas inteligentes, y habría que poner un filtro, pero lo cierto es que no hay una solución clara a día de hoy».

Titularidad de los derechos

Hace un tiempo la profesora de la UMU propuso una opción que veía razonable: puesto que «la inteligencia artificial convive con la creatividad humana, se debería poder identificar al sistema artificial como inventor», pero que al mismo tiempo se identifique a los humanos que han estado detrás de la máquina, y en función de eso, seguir la trazabilidad que ha seguido la máquina para poder asignar los derechos correctamente. En su opinión, se trata de un problema fundamental en derecho, ya que quien tiene la titularidad de los derechos de patente también debe hacer frente a los pagos que hay que realizar para poder explotar la invención.

Comenta que, a día de hoy, se exige formalmente que el inventor sea humano, aunque hay países, como Alemania, que en 2021 aceptaron puntualmente nombrar al sistema inteligente como complemento del inventor humano, pero esta posibilidad ya no es admisible.

«Lo que se cuestiona ahora es si un invento generado por inteligencia artificial debería ser protegible o no»

«Creo –afirma– que en tema de patentes, cuando sea el caso, se debería otorgar la condición de invención al sistema inteligente, no para darle derechos morales, por supuesto, sino como llave de paso al sistema de patentes y que no se pierdan resultados que puedan enriquecer a la sociedad».

Comenta Sánchez García que cuando se solicita una patente hay que demostrar que la invención es una solución técnica a un problema técnico, también que sea nueva, y que tenga una chispa inventiva, es decir, que a otro, con los mismos datos, no se le hubiese ocurrido esa solución y, por último que tenga aplicación industrial. El problema es que muchas invenciones generadas por inteligencia artificial pueden cumplir estos tres requisitos.

Comenta la profesora que «lo que se cuestiona ahora es si un invento generado por inteligencia artificial debería considerarse protegible o no, porque el fundamento del sistema de patentes radica en la recompensa en términos de tiempo y dinero del inventor. Sis embargo, es difícil pensar en ese escenario».

Buscando al autor

¿Puede ser una máquina autora de lo que produce o se considera autores a quienes la alimentan o programan? Este tema, el de la autoría, es el que más preocupa ahora mismo con el crecimiento de la Inteligencia Artificial. Una reciente Propuesta de Ley francesa que pretende modificar la normativa actual en relación a los derechos de autor sugiere que cuando no se consiga identificar al autor en el que se basa se pague un impuesto a la sociedad colectiva, pero esto nos plantea qué se hace con los autores que no pertenezcan a esa asociación de gestión colectiva entre otras cuestiones.

Pero ¿valen todas las obras? La opinión de la experta es que hay que estudiar las bases de cuando se creó ese sistema, por qué el autor merecía ser protegido, a quién se considera autor: ¿al que acaba la obra, al que la concibe? Y si ahora el sistema inteligente no se considera como autor, a lo mejor hay que crear un derecho 'sui generis', una protección hecha 'ex profeso' para eso.

Alfabetizar en inteligencia artificial

Uno de los puntos de conflicto en este ámbito es si se infringen derechos de autores de obras humanas, ya que las máquinas son entrenadas con datos de la web que algún humano les incorpora. Y ahí es, según la profesora donde se producen discusiones, porque se ha podido entrenar a la máquina de manera legal, es decir, con obras que están ya en el dominio público o los han adquirido de manera legal, pero también al contrario.

Recuerda Sánchez García un caso protagonizado por Arturo Pérez-Reverte, que colaboró con unos informáticos en un experimento en el que metieron sus obras y se le pedía al sistema que generase nuevas obras con su estilo. El escritor cartagenero concluyó que lo que generó la máquina se parecía a lo que hubiese escrito alguien que lo hubiese leído, pero no a lo que él escribía.

Según Sánchez García, «como no dejan un rastro que pudiera ser perseguible, es complicado demostrar que ha habido copia o plagio, pero ahora es el momento de tomar medidas y regular el tema». Destaca que en el Parlamento Europeo se pensó en dar personalidad electrónica a los sistemas artificiales, que existan responsabilidades, y que responda quien hay detrás, pero esta idea no ha sido desarrollada hasta el momento.

Expertos en la materia

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S. Triguero

El experto en la materia es quien valora la novedad y la actividad inventiva. Pero se trata de una ficción jurídica, lo cual significa que el experto en la materia no es nadie en concreto, será el examinador de la oficina de patentes quien asuma ese rol. Como afirma Sánchez García, según nuestra ley, el experto en la materia es aquel que determinaría si una invención tiene actividad inventiva o no en función del estado de la técnica en ese momento. El experto en la materia es el que tiene que dictaminar, con los conocimientos que tiene en esos momentos, que otro no ha llegado a ese resultado. El problema, según ella, es que hace unos años el experto en la materia sabía lo que tenía a su disposición: las bibliotecas de todo el mundo. Con la llegada de internet todo está accesible, pero se genera otro problema: algoritmos que generan millones y millones de resultados por minuto, utilizando las bases de patentes de todo el mundo y pueden dar lugar a resultados falsos. Ahora el problema es, en su opinión, hasta qué punto el experto en la materia tiene acceso y conocimiento de que esa invención existe en la era de la inteligencia artificial.

Ante esto, la experta propone que el experto en la materia esté acompañado de sistemas expertos inteligentes que le ayuden a discriminar esa información. «Yo creo que, muy al contrario de lo que piensa mucha gente, la inteligencia artificial va a reforzar el papel del experto, pero eso sí, utilizando las herramientas y poniendo límites, e incidiendo que se le debería dar un enfoque humano y poniendo el énfasis desde el principio en lo que nos interesa». «El Derecho siempre ha ido detrás -afirma-, pero es hora de que vaya delante, decidir a nivel humano qué es lo que nos interesa».

 

 

Divulgación Científica UMU

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