VII JORNADAS ARTE, PODER Y GÉNERO. IMAGEN Y DEVOCIÓN FEMENINA EN LA EUROPA DEL RENACIMIENTO

CONFERENCIAS

Erasmo de Rotterdam y la piedad en femenino

Palma Martínez-Burgos García

 Universidad de Castilla la Mancha

“Al igual que los artistas se superan a sí mismos en sus últimos trabajos, Dios, que creo a la mujer después del hombre, por fuerza hubo de superarse haciendo que esta fuese una creación más perfecta”.

El silogismo erasmista, cargado de una evidente ironía, le sirve para alabar a la mujer pese a que su discurso está lleno de ambigüedad y contradicciones. Los propios especialistas en Erasmo han señalado su equívoca insistencia en jugar, ironizar y divertirse a cuenta de la condición femenina, ya que es la única que se deja llevar por la Estulticia.  La postura de Erasmo hacia la mujer está contenida en muchos de sus escritos y puede rastrearse en los Coloquios, en los tratados de instrucción cristiana, en la literatura epistolar dirigida a sus amigos y como no, en el Elogio de la locura.

Exceptuando este último, en todos los demás advertimos una digna admiración hacia el género femenino defendiendo su formación a partir de unas lecturas que sublevaron a cierto sector de la Iglesia que no las veían en absoluto recomendables. El propósito de Erasmo era, en cierto sentido, restablecer la dignidad que la época medieval había negado a la mujer. Moralmente hablando, Erasmo deseó ofrecer la mejor imagen posible y dibujó para ella las metas que debía ansiar presentando una especie de “ideal cristiano” que queda especialmente retratado en sus cartas. Para ello se inspira en algunas mujeres reales como Catalina de Aragón a la que describe como una mujer excepcionalmente educada, “letrada” y a quien dedicó el texto de la Institución del matrimonio cristiano, publicado en 1526.

¿Por qué callan las mujeres? Reinas, santas y monjas

predicadoras en la cultura visual renacentista

Juan Luis González García

Universidad Autónoma de Madrid

El Nuevo Testamento, al menos según la hermenéutica católica –y hasta la fecha–, niega a las mujeres el desempeño del ministerio episcopal o función pastoral. Éste, en los primeros siglos del cristianismo, no era equiparable con la labor de predicar, la cual estaba reservada para anunciar la buena nueva a los no creyentes. Si respetamos la diferencia del significado evangélico de ambos términos (predicación y obispado), y no el uso intercambiable que fueron cobrando con el paso del tiempo, advertimos que entre la Antigüedad y el Renacimiento hubo, en efecto, mujeres ilustres que convirtieron a los no cristianos con el poder de la Palabra y que dejaron su huella en la cultura visual desde finales de la Edad Media. Existían precedentes iconográficos en algunas de las mujeres fuertes veterotestamentarias, sobre todo en la anónima Reina de Saba que viajó desde los confines de la tierra para poner a prueba la sabiduría de Salomón con difíciles enigmas e intercambiar regalos. A diferencia de consortes bíblicas como Abigail o Ester, la Reina de Saba era una reina reinante, y ello resultaría esencial para su definición visual e influencia postrera en los “espejos de princesas”, de Boccaccio en adelante. El Evangelio nos dejó al menos a dos predicadoras: la mujer samaritana y María Magdalena, Apostola Apostolorum y misionera en las Galias. Santas paleocristianas como Cecilia o Catalina de Alejandría también fueron modelos para nobles y reinas ibéricas y mujeres artistas del Renacimiento y del Barroco, mientras que Rosa de Viterbo y Catalina de Siena, asociadas a órdenes mendicantes italianas, lo serían para monjas tenidas por “santas vivas” en Castilla y Aragón como Juana de la Cruz e Isabel de Villena, ejemplo éstas, a su vez, para importantes cenobios femeninos cortesanos de la Monarquía Hispánica.

Women, Saints and Patronage in Early Renaissance Florence

Catherine Lawless

Trinity College

En esta conferencia se explorarán las relaciones de patrocinio entre las mujeres florentinas y las santas. En la Florencia patrilineal, el repertorio de santos masculinos pronto inundó el panorama visual de la representación de la piedad; los santos patronos de abuelos, padres e hijos se empleaban como señas de espacios y de memoria. A través de retablos como el políptico de La Anunciación con Santos pintado por Giovanni del Biondo para la capilla Acciaiuoli-Cavalcanti, se investigará cómo y cuándo las mujeres comisionaban obras y cómo, mediante la elección de santas concretas, las mujeres podían adquirir una agencia devocional propia para reforzar o modificar el legado familiar. Se prestará atención a obras encargadas por mujeres pertenecientes a la élite, pero también a la información que nos brindan los testamentos sobre las advocaciones escogidas por mujeres más humildes para misas o aniversarios póstumos. A través de un análisis desde la perspectiva de género, se intentará investigar las dinámicas entre las mujeres y sus santas en el arte.

Estrategias de poder: comitencia artística de María de Luna-Mendoza

Olga Pérez Monzón

Universidad Complutense de Madrid

Las circunstancias parecían sugerir que María de Luna sería una mujer silenciosa. En 1453, su padre Álvaro de Luna, el poderoso privado de Juan II, había muerto en la picota en la plaza de Valladolid en 1453. Un fallecimiento sin honra y sin buena memoria, hechos capitales para la época, que contó con la aquiescencia de importantes facciones nobiliarias como los Mendoza. Linajes enfrentados -los Luna y los Mendoza- ante hechos que marcaron la dirección política del reino.

Más, en un nuevo giro de la rueda de la fortuna, pocos años después su hija María se casó con Íñigo López de Mendoza, II duque del Infantado, hijo del marqués de Santillana y miembro clave del antiguo linaje detractor. Podía haber sido un matrimonio de conveniencia, y de hecho hubo factores económicos que lo propiciaron, pero María no optó por el anonimato. Aprovechó los resortes políticos, de redes clientelares, culturales y artísticos de su familia política para reivindicar su propia personalidad, establecer sintonías y nexos con los otros miembros femeninos del linaje y definir su particular impronta artística y memorial. Así lo podemos corroborar en las obras acometidas en el palacio del Infantado de Guadalajara, la residencia palatina del matrimonio,  y, de modo especial, en las obras comisionadas en la capilla funeraria que su padre había construido en la cabecera de la catedral de Toledo donde orquestó una cuidada y elaborada estrategia de reivindicación de la memoria del antiguo maestre de Santiago. Conocemos las obras y los documentos contractuales que las pergeñaron y que nos permiten analizar las pautas seguidas para convertir al humillado Álvaro de Luna en una referencia ejemplar, un modelo de buen gobernante, entendido letrado y esclarecido militar en una nueva versión del binomio de hombre de letras y milicia acuñado por el marqués de Santillana. Con sagacidad y conocimiento, empleó los resortes culturales de su familia política en la reivindicación de su propio linaje. La poderosa personalidad de María de Luna-Mendoza emerge en estas actuaciones.

Escenarios para la devoción: ejemplos en el monasterio

de las Descalzas Reales

Ana García Sanz

Patrimonio Nacional

La fundación del monasterio las Descalzas Reales se debe a una iniciativa femenina, fue el proyecto personal de Juana de Austria en el que influyeron posteriormente otras mujeres de la corte y de la familia Habsburgo. Durante los siglos XVI y XVII se construyeron en su interior espacios que, a modo de escenografías, acogían singulares devociones como la del Cristo Yacente, la Virgen del Milagro, la de Monteagudo o la de Guadalupe, entre otras. En el desarrollo de estas devociones y de su puesta en escena, es constante la presencia femenina que formaba parte de un entramado familiar, político y cultural. Las creaciones artísticas y los espacios evocan esas relaciones entre las diferentes cortes, entre mujeres de una misma dinastía y ejemplifica cómo devociones de carácter local se trasladan a lugares distantes, en ocasiones con un marcado contenido político.

El paraíso en el palacio. Reliquias, trabajos textiles

y roles de género en los oratorios privados de los inicios de la Época Moderna

Aintzane Erkizia Martikorena 

Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea

Desde que a finales de la Edad Media la Devotio Moderna fomentara una práctica religiosa íntima e individual que se ejercía en soledad, la devoción privada vivió un auge importante y, con ello, se generalizó que en los palacios de la nobleza existieran pequeños oratorios donde expresar esa piedad. Estos espacios privados estaban provistos de reliquias y obras de arte de notable calidad material, artística y espiritual, por lo que también eran espacios que otorgaban prestigio a sus propietarios. Para dotar estos oratorios, numerosos militares españoles de alto rango que sirvieron en la Guerra de Flandes (1548-1648) se encargaron de “rescatar” reliquias de conventos y monasterios de Renania, sobre todo de las once mil vírgenes y de los seis mil mártires tebanos, ya que allí se encontraban los grandes depósitos de reliquias de estos santos y santas. Las reliquias, salvadas del peligro de ser profanadas y destruidas por el protestantismo, fueron ataviadas por ricos textiles tanto en su lugar de origen como en Flandes, antes de ser trasladadas, por la vía marítima atlántica, a los palacios y capillas privadas de España.

Esta migración de reliquias desde Renania a España a través de Flandes constituye todo un proceso histórico que nos habla de los roles de género en el ámbito devocional y de las relaciones artísticas internacionales de los inicios de la Época Moderna. Por un lado, el traslado de reliquias se produjo gracias a una estable red administrativa y comercial organizada desde la corte española de Bruselas; los militares recogían las reliquias, los eclesiásticos las autentificaban y autorizaban su traslado, y las mujeres de la nobleza las recibían en los oratorios palaciegos que administraban. En este sentido, es interesante ver que las reliquias recogidas manifestaban una predilección en la devoción: las virtuosas mártires del séquito de santa Úrsula eran modelos de comportamiento para las mujeres, mientras que los valerosos soldados tebanos compañeros de san Mauricio debían ser imitados por los hombres, especialmente los nobles militares que luchaban en los Países Bajos. Por otro lado, este movimiento generó una interesante producción artística textil cuyo origen debemos ubicar en conventos femeninos y beguinajes de los Países Bajos. Ataviar reliquias con ricos bordados y elaborar adornos florales de tela que manifestaran visualmente la santidad de las reliquias era una labor ejercida por mujeres; de este tipo de obras no muy conocidas tenemos magníficos ejemplos que se mostrarán en la ponencia.

Libros que poseyó Juana I en el palacio real de Tordesillas

Miguel Ángel Zalama Rodríguez

Universidad de Valladolid

Entre los objetos que conformaban los tesoros de los poderosos, los libros tenían una importante presencia. Juana I llegó Tordesillas en 1509 y por orden de Fernando el Católico se hizo un inventario de sus bienes, en el que se documentan más de cien libros de diversa temática, aunque primaban los de devoción. Cuando falleció la reina en 1555, la mayor parte permanecía en el palacio, algo que contrasta con el expolio generalizado de sus bienes a lo largo de su vida. No obstante, los ejemplares más ricos, los que estaban iluminados, fueron retirados por sus familiares en diversas ocasiones, mientras que a los que simplemente eran de lectura no parece que les prestasen mayor interés.

Gender, Dynasty and Devotion: The Religious Books

of Anne of Brittany and her Circle

Elizabeth L'Estrange

University of Birmigham

Esta conferencia trata algunos de los libros religiosos y artefactos similares realizados para Ana de Bretaña, coronada dos veces como reina de Francia, o relacionados con ella, así como con otras mujeres de su círculo, como su madre, Margarita de Foix; su cuñada, Ana de Francia; y las dos hijas de Ana de Bretaña, Claudia (futura reina de Francia) y Renata. Así, explora cómo estas mujeres emplearon el patronazgo artístico –especialmente a través de los libros– para expresar no solo sus intereses devocionales sino también sus preocupaciones políticas y dinásticas. Es frecuente imaginar a las mujeres del tardomedievo pertenecientes a la aristocracia como peones en el ajedrez de las casas reales europeas, cuya principal preocupación era el nacimiento de un heredero varón legítimo. En este contexto, Ana de Bretaña y su entorno, aunque participaban necesariamente de estas preocupaciones patriarcales, también fueron capaces de intervenir e influenciar tradiciones devocionales como el culto a santa Ana para controlar las expectativas sociales y conseguir una posición activa dentro de las políticas de la corte francesa.

The Function of the Female Supplicant Figure in an Early

Renaissance Manuscript of Bonaventure’s Life of St Francis of Assisi

Holly F. Flora

Tulane School of Liberal Arts

En un manuscrito iluminado prácticamente desconocido de la Leyenda mayor, la hagiografía de San Francisco de Asís escrita por San Buenaventura, y realizado para una mujer anónima en Milán hacia 1350, aparecen varias imágenes de una mujer orante. El manuscrito se conserva en la Biblioteca Nazionale Vittorio Emanuele II en Roma (MS 411). A lo largo de las imágenes personalizadas del libro, esta mujer orante aparece hasta cuatro veces, arrodillada bien delante de Cristo o de San Francisco, quienes exponen las heridas de sus costados. En esta conferencia se argumentará que, en el manuscrito, el protagonismo de esta herida como objeto de las plegarias de la lectora fue clave para la reinvención de la Leyenda mayor como un texto devocional.

Retablos y poder femenino en los albores del Renacimiento:

la devoción de las últimas infantas Trastámara

Melania Soler Moratón

Universidad de Murcia

La historia española del último tercio del siglo XV estuvo definida por una mujer: Isabel de Castilla (1451-1504). Las acciones políticas, sociales, culturales y religiosas llevadas a cabo por la reina Católica han sido ampliamente estudiadas, siendo uno de los temas de referencia desde el siglo XIX. Sin embargo, su legado en relación con aquellas mujeres de su entorno es, todavía hoy, una cuestión a resolver. Es el caso de las infantas de Aragón y Castilla quienes, pese a la estrecha relación con su madre, sólo en las últimas décadas han sustentado el interés de diversos estudios. Esta ponencia abordará la relación que Isabel (1470-1498), Juana (1479-1555), María (1482-1517) y Catalina (1485-1536) guardarían con la imagen de devoción y, en concreto, con el retablo. Aquellas representaciones religiosas que estas mujeres atesorarán no sólo ejemplificarán las inquietudes piadosas poseídas por las mismas, sino también, aquellos componentes morales propios tanto de su género como su dinastía. El estudio de sus inventarios, testamentos, cartas de pago y otros documentos demostrará la amplia simbología que albergaban dichas imágenes. Modelos de salvación y de fe en el ámbito privado, representaciones morales desde el aspecto público, la presencia de los mismos en los tesoros de las últimas Trastámara evidenciará las transformaciones artísticas, religiosas y culturales de una era.

Women’s Discernment and the Ghent Altarpiece

Andrea Pearson

American University, Washington, D.C.

Esta presentación reinterpreta el Altar de Gante (1432) a través de las representaciones de su copatrona menos estudiada Elizabeth Borluut así como de la Anunciación de la Virgen. La reciente limpieza del panel ha revelado ciertos efectos visuales utilizados por Jan van Eyck que conectan la figura de Borluut, de una manera más profunda que en el caso de su esposo Joos Vijd, con las santas figuras representadas en la parte superior, especialmente María con quien tiene una mayor proximidad. Argumentaré que esta aproximación a la figuración sugiere la adhesión de Borluut a ideales marianos expresados en literatura sobre la conducta, incluyendo la habilidad para el discernimiento -la capacidad para reconocer la verdad de la mentira, una habilidad que cultivada sustentaba el valor cristiano de la prudencia- atribuido por los teólogos a María en su declaración de consentimiento al mensaje de Gabriel.

El avance del discernimiento femenino en este altar no es una mera coincidencia ya que durante el tiempo en el que se desarrolló el políptico era un tema a la vez familiar y polémico. Esto era especialmente cierto en el caso de las mujeres santas que reclaman el poder del discernimiento en sus propias profecías, una práctica enfrentada a la influencia de los clérigos que se sentían amenazados por estas declaraciones de entendimiento y privilegio espiritual. No obstante, en lugar de oponerse al discernimiento femenino, el altar lo abraza en parte a través de la plasmación de los escritos de la famosa visionaria Brígida de Suecia. La idea que argumenta es que la adaptación visual de Eyck de las visiones de Brígida pudo ser ventajosa puesto que se alineaba con la perspectiva de ciertos individuos con quien estaban relacionados los patronos y el artista incluyendo el presunto consejero teológico del altar y de las duquesas y los duques de Borgoña. Para Borluut, sin embargo, ciertas de las estrategias visuales adoptadas por van Eyck sugieren su adherencia a la jerarquía de género establecida por el ideal matrimonial lo cual significa que su discernimiento estaba operando dentro de los parámetros de la normatividad.