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Blog de la UCC+I

null “La naturaleza tiene mucho que contarnos”, Susana Pallarés

Entrevistamos a la investigadora Susana Pallarés, Premio Extraordinario de Doctorado de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia (UMU) 2018 y galardonada con el tercer premio a la mejor tesis de la European Federation for Freshwater Sciences (EFFS). Esta misma tesis fue también seleccionada por la Asociación Ibérica de Limnología (AIL, Iberian Limnological Society) como candidata al premio entre las dos mejores de España en el bienio 2017-2018 y trata la adaptación de los escarabajos acuáticos a las aguas salinas continentales, un tema tradicionalmente descuidado en la literatura fisiológica.

Temas de total actualidad como los problemas ambientales o el techo de cristal en la ciencia, desde la perspectiva de la esta ambientóloga, así como la importancia de su premiada tesis

¿Cuánto tiempo duró el proceso de confección de tu tesis y qué relevancia dirías que tienen los resultados alcanzados?

En total 5 años y unos meses, los 4 primeros años disfruté de un contrato predoctoral del Plan Propio de investigación de la Universidad de Murcia. Mi tesis y la investigación con insectos acuáticos que lleva a cabo el grupo de Ecología Acuática de la UMU, donde la realicé, han permitido conocer algunas de las adaptaciones de estos organismos frente a las condiciones particulares de su ambiente. En concreto, mi tesis se centró en escarabajos que viven en aguas saladas, ríos, ramblas y charcas salinas, ecosistemas muy abundantes en nuestra región y en zonas de clima mediterráneo, pero que a nivel global son muy escasos.

Escarabajo Jesús

Además, estos ecosistemas contienen muchas especies únicas, que no encontramos en aguas dulces, que son los ambientes más frecuentes, por lo tanto, tienen un gran interés de conservación. Hemos estudiado los mecanismos fisiológicos que les permiten vivir en aguas con una salinidad mucho mayor que la del mar, y resistir la desecación, que también es un factor de estrés muy importante en zonas áridas. Toda esta información es clave para entender, por ejemplo, como pueden responden los organismos acuáticos frente a cambios en la salinidad natural de su medio, provocados por la acción del hombre o frente al cambio climático.

¿Por qué crees que el tema de tu tesis está tradicionalmente descuidado en la literatura fisiológica? 

Probablemente por varios motivos. Por un lado, como decía anteriormente, los ríos y sistemas acuáticos salinos son ambientes poco frecuentes y concentrados en determinadas regiones, por lo que han sido muy poco estudiados. Por otro lado, los insectos en general son animales poco populares, a pesar de su papel clave para el funcionamiento de los ecosistemas.

En ciencia es habitual utilizar ‘organismos modelo’, que son fáciles de mantener y manipular en el laboratorio, para estudiar cuestiones generales que pueden proporcionar información sobre el funcionamiento de otros organismos, más difíciles de estudiar. En el caso de los insectos, la especie modelo por excelencia es la mosca de la fruta, del género Drosophila. Entre los invertebrados acuáticos, los microcrustáceos del género Daphnia son un ejemplo. La investigación sobre estos ha proporcionado grandes descubrimientos y avances en el campo de la fisiología. Pero estas especies no siempre son representativas de las particularidades de otros organismos. Por lo tanto, muchos aspectos de la fisiología se nos escapan si no estudiamos estos organismos no-modelo. Las técnicas actuales proporcionan muchas más facilidades para trabajar con ellos y, por tanto, se está avanzando muchísimo en ese aspecto.

¿Cómo fue el proceso de experimentación? ¿Tienes alguna anécdota para contarnos?

Realizar experimentos es siempre un reto y una aventura, nunca sabes lo que va a pasar. Aunque creas que está todo controlado, todo puede ocurrir y, por supuesto, todo puede fallar. Es a la vez estresante y divertido. Las anécdotas que recuerdo siempre sucedían en los experimentos más intensivos. En uno de ellos, una compañera y yo tuvimos que estar en el laboratorio hasta las 12 de la noche, pesando escarabajos cada hora. Cuando ya estaba casi terminando el experimento, nos dimos cuenta de que había un problema con algunas de las muestras y los datos no valían. Curiosamente, la reacción de ambas, a pesar de lo catastrófico del asunto, fue un ataque interminable de risa, propiciado seguramente por el cansancio.

Rambla Salada Josefa
 

¿Por qué decidiste estudiar Ciencias Ambientales? 

De joven, cuando veía documentales sobre naturaleza me veía a mí misma estudiando a los leones en la sabana africana, las tortugas gigantes en las Islas Galápagos o los pingüinos en la Antártida. Más tarde, descubrí que la naturaleza tiene cosas que contarnos tanto o más interesantes que el aspecto más ‘exótico’ que nos muestran los documentales, y decidí estudiar una carrera que me permitiera conocerlas.

Creo que es una suerte poder estudiar el medio que nos rodea, la biodiversidad, y su funcionamiento, y tener el conocimiento para entender cómo cada una de nuestras acciones, como individuos o sociedad, repercute en el delicado equilibrio del planeta. Esto nos aporta una perspectiva diferente y necesaria para entender y afrontar la vida, y no solo en el ámbito laboral. Haberme criado en el Mar Menor, uno de los tesoros naturales de nuestra región, seguramente también tuvo algo que ver en mi elección.

¿Qué opinas de la situación ambiental que vivimos en la actualidad?

Me preocupa que a nivel mediático y político, temas vitales, de alcance global y que requieren cambios urgentes y radicales en nuestro sistema económico y social, como el cambio climático, la crisis energética o la pérdida de biodiversidad, no tengan el peso que merecen. Mientras, somos bombardeados diariamente con otros asuntos que en comparación, son absolutamente banales. Así que la mayoría de la población vive desvinculada de estos asunto y, por tanto, ni actúa en consecuencia ni exige a sus dirigentes políticos que lo hagan.

También es necesario que los problemas ambientales se traten desde una perspectiva positiva: todos entenderíamos la necesidad de cambiar nuestro modo de vida y valoraríamos más la conservación de la naturaleza si fuéramos conscientes del impacto positivo de estas acciones y los beneficios que obtenemos de ella, en forma de bienes y servicios que los ecosistemas nos proporcionan gratuitamente.

¿Crees que existe techo de cristal en el mundo de la ciencia para las mujeres?

Sí, absolutamente, como en la mayoría de profesiones. Es cierto que, al menos en las convocatorias públicas, no existe discriminación a la hora de optar a una beca o contrato de investigación, por lo que en teoría hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades para acceder a la carrera científica. Ahora bien, conforme esta avanza, la cosa se complica mucho más para las mujeres que para los hombres. Los datos lo demuestran: por ejemplo, en 2018 aunque entre los investigadores predoctorales la mitad eran hombres y la mitad mujeres, entre los profesores de investigación (la máxima categoría profesional en esta institución) solo el 26% eran mujeres.

Susana Pallarés

Si el mundo de la investigación es actualmente una carrera de obstáculos para cualquiera, lo es mucho más para una mujer que sea madre: la inestabilidad laboral nos obliga a tener que cambiar frecuentemente de residencia, dificultando la crianza, pero sobre todo, la gran desigualdad surge de la dificultad para mantener el ritmo de producción científica en un mundo hipercompetitivo. Cualquier ‘parón’ implica que tus opciones de conseguir financiación y estabilización laboral se reduzcan. Las actuales medidas para compatibilizar la maternidad y la vida laboral no son suficientes, no son realistas ni justas. Muchas mujeres se ven forzadas a abandonar la carrera científica; otras que desean ser madres, a renunciar o retrasar la maternidad. Sin duda, existe un techo de cristal, aunque por aportar algo de optimismo, al menos estos problemas tienen cada vez mayor visibilidad en la sociedad.         

Fotografías:

1. Especie Enochrus jesusarribasi, una especie de escarabajo endémica del Sureste Ibérico, muy típica en ríos y ramblas salinas de la Región de Murcia, con una extraordinaria tolerancia a la salinidad. El autor de la foto es Jesús Arribas.

2. Rambla Salada (Fortuna), un ejemplo de los ambientes salinos (salinización natural, no antrópica) en los que se ha desarrollado la tesis de Susana Pallarés, y donde podemos encontrar a la especie mencionada en la anterior fotografía. La autora es Josefa Velasco.

3. Susana Pallarés muestreando  escarabajos acuáticos en Marruecos.

 

 

 

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