REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


CAMINA EL AUTOR (SELECCIÓN) 

Víctor Bueno Román[i]

 

Casa del sol poniente

 

 

 

Sol costeño en Comas nos dejó

y por detrás de los carrizos

hundió en el mar sus ígneos rizos.

Del vetusto dador de sombra,

cayó la última Purma del año

para las niñas y los niños

sin bolerito ni trompo, sin yas ni yó-yó.

 

Las rojas planchas Eternit de Matusita

eran igloo durante el hibernus

y baño turco para un sol de avernus.

Desde Villa Clorinda hasta el km. 22

paredes improvisadas reemplazaron

al cartón, a la estera y lata

a fin de transformar al bohío en casita.

 

Tendido sobre el batán goza de chochera,

un minino, ex-amo de agros techunos,

bolerear añora él con el Trío Los Morunos.

Y la pequeña Layka envuelta en sábana

-como las momias en Parakas y Nazka-

bajo las ramas del floripondio y de la parra

en su viaje sideral aún persevera.

 

A orillas del mar yo camino

oliendo la sangre de aquel arenal.

Y arriba la luna playera

por entre las nubes se quiere bajar.

 

La Juventud ha tomado la partida,

y con ella el 68 de protesta, estudio y fiesta,

de café y cerveza, de peña y siesta.

Aquí quedan para Leoncio y Avelina

-entre salitre y adobes, calamina y tierra-

nuestra niñez y nuestra travesura

que reviven en ellos su temprana vida.

 

El tiempo en aquí su caravana detendrá

como los hijos de Al Illah y Mohammad,

Beduinos en ruta a Mekka, Medina y Ar Rijad.

Sus puertas abrirá la casa familiar

a los hijos y a la hija con valijas y retoños

que cosecharán los frutos del huerto

como los negros, zafreros y pañadores, en Facalá.

 

En esta Comas quedará el viejo sauce canteño

-entre Repartición, Pascana y El Naranjal-

y sobrevivirá, como antes, al salitre y a la cal,

al verano de D’ Onofrio, raspadilla y Smog.

Y ni la niebla ni la garúa ni el frío de invierno

-de esta Lima de punsch y emoliente-

lograrán hacer del sauce comerciable leño.

 

A orillas del mar yo camino

oliendo la sangre de aquel arenal.

Y arriba la luna playera

por entre las nubes se quiere bajar.

 

 

El árbol

 

 

 

„…son dos viejos caminos blancos, curvos.

Por ellos va mi corazón a pie.”

 

César VALLEJO

(“Los pasos lejanos”)

 

I

 

La aurora asomó con brío,

como antes él y ella de mañana.

Al calor del rescoldo y de la sábana,

el amor y la faena ellos iniciaban,

y afuera curioseaban la niebla y el rocío.

 

II

 

La aurora se detuvo ante el bohío,

cuando la campesina y el campesino,

lejos de aquél rearmaban su destino.

En tal coyuntura, de poncho iba la tarde

y por el Bosque de Piedras fueteaba duro el frío.

 

III

 

La edad y las diferencias se hicieron agua clara.

No tentaron más ni el olor ni el color de sábana

y la crisis rompió diques durante una Paskana.

Llegado al cruce se escuchó Qayaminchakama,

cuando aún era muy adolescente la tierna Sara.

 

IV

 

Qayaminchakama se dijo a la quincha de amor

y el árbol quedó sin sus viejos labradores

del maíz, de la papa y de los camotes.

Ahí más tropiezos daría la alborada

y del río vecino se ausentaría el fragor.

 

V

 

Al centro de la bifurcada vía,

verdea el rico pasto sin manada.

Con el árbol toiparon tarde

un ave de ala quebrada

y un Hombre, hecho antes del día.

 

 

Mauka Zapato

 

 

 

En la fresca noche abrileña,

arriba por los montes,

cabalga jinete nocturno

a la caza de joven huanuqueña.

 

En casa ante fuego y leño

mira por la ventana la familia

de la noche su Luna llena

que hace guiñitos y convoca al sueño.

 

Fuera corre vasto el montuno;

dentro, en la cuna, duerme la Wawa;

y sobre el fogón se cocina la sopa

para el Ayllu de hambre jijuno.

 

Alpaka y Llama dieron sus lanas

para las chompas, mantas y medias

que a la familia cada día abrigan

desde la cuna hasta las últimas canas.

 

Chancabuques, oqutas y leña

de barro y de ichu orlados

callados observan al Ayllu

que parla y bebe, come y sueña.

 

Y no muy lejos, casi olvidado,

un par de zapatos casi sin ánimo

que van Gogh, de paso por los Andes,

como el Mauka zapato habría repintado.

 

 

 

 

Muchacha de cultura y curvas de al-qatran

 

 

“Melancolía, deja de secarme la vida,

y desnuda tu labio de mujer...”

 

César VALLEJO

(“Avestruz”)

 

 

Sentada sobre aquel banco de la Plaza Mayor

en la mira de don Antonio José de Sucre

-del Gran Mariscal de Junín y Ayacucho

don Antonio José de Sucre-

yo te veía de mañana, yo te veía de tarde,

escondido entre Catedral y Municipio

o atornillado sobre un negro taburete

en el Snack Bar bajo el macizo Portal.

 

Y tú a las afueras como siempre avaquerada

con el destintado y deshilachado Levi Strauss,

blusa asiática y chaleco de Acomayo,

coqueteabas con un enjambre de Cabitos

felices por sus días y tardes de franco,

sin retén ni furrieles, sin santo ni seña

y que se mofaban por mi seria indumentaria

y por mis nubes descendidas a baja altura.

 

Caminando por la plaza / encontrí una mujer

de una bella talla / me s’ engrasió de ver.

Sus cabellos largos pretos / m’ hizieron inamorar,

mi corazón batía / por no poderle havlar.

 

Aquellos jóvenes de casco, FAP y FAL,

y otros tantos de pito, disco y maroca,

no comprendieron jamás por qué

mi espontaneidad murió de madrugada.

Ahora que yo escribo estos versos

tú ya no moras en esta urbe de teja y caliza,

de contricción y coca, de tapados y Harpagón.

 

Hoy yo bordeo la Gran Plaza

y sobre su grass yo deposito mi pena,

al lado de la banca de verde hierro

que conoció tus sentaderas y piernas.

Tampoco están las viejas palmeras

ni de los jardines sus retamas y geranios

que hacia El Calvario miraban.

 

Caminando por la plaza / encontrí una mujer

de una bella talla / me s’ engrasió de ver.

Sus cabellos largos pretos / m’ hizieron inamorar,

mi corazón batía / por no poderle havlar.

 

Mi temple de champús y clavo de olor

en allí se apoyó sobre los hombros del poniente

y mis ojos siguieron a las nubes viandantes

por la ladera de bronce y fierro, de nubes y cobalto.

Mis manos mistiadas por mota y tiza

en aquí indagaron por tu rostro y tus cabellos

y lo que hallé fue un Aula vacía y empolvada.

 

Belenpatapi alaymuska rumi;

Belenpatapi alaymuska rumi.

Ama jina kaspa!

Waqaykaysillaway;

Ama jina kaspa!

Llakiykaysillaway.

 

Sillakiykaysisqayki

Chaynacha ñoqapas.

Waqaykaysisqayky

Chaynacha ñoqapas,

Sinchi llakilla qapillasuptiki,

Sinchi llakilla qatillasuptiki

 

Y mi nostalgia me detuvo en una de las Aulas,

donde el desorden de butacas y carpetas,

reflejaban la vitalidad y dialéctica

de profesores, empleados y estudiantes.

Desde una de esas butacas, tú, seductora

un jueves de agosto me hiciste probar

de tu barquillo de coco, vainilla y chocolate.

 

Tu curiosidad y obligación de maestra rural

te llevaron hacia el recóndito Pichari

muy lejos del río Watatas y de la Viñaca,

pero cerca del Mantaro y del Apurímac.

Yo me quedé aquí con los Lares de Huamanga

en esta ciudad de eucaliptos, molles y cactenias,

de cedros y ortigas, de sauces y retamas.

 

Tu arbusto ya no verdea con el solsticio

ni tu rosa se ladea de cara al Levante.

Yo lanzo mis redes hacia el cardumen de letras

para con la pesca cocinar un chilcanito lírico

que me adormezca y transporte hacia ti,

muchacha de rostro y cabellos,

de cultura y curvas de al-qatran.

 

Caminando por la plaza / encontrí una mujer

de una bella talla / me s’ engrasió de ver.

Sus cabellos largos pretos / m’ hizieron inamorar,

mi corazón batía / por no poderle havlar.

 

 

Natalicio o elogio del movimiento

 

 

“soy pues un tranvía

UN TRANVIA CON ALMA”

 

Alberto HIDALGO

(“Emoción inefable”)

 

 

Ello ocurrió en aquel instante,

cuando los mortales acunaban al sueño,

cuando los espíritus paseaban a la vigilia

y cuando la noche se iba acortando lejanía.

 

Un día de agosto nací,

una fría noche,

de la hora sin tiempo.

 

Mar, arena y frutos de mar en mi natal

enseñáronme las primeras letras

para mis pininos por la Lima señorial.

El infantil acuario albergaba

a muy-muyes y caracolcitos,

estrellitas de mar y pulpitos,

rescatados de fosforescente bacanal.

 

Debido a la Corriente del Niño sureña

mi levantisco genio y picardía mulata

se midieron con la lluvia y el vendaval.

Y una summula de sentido común

ofreció criterio, ingenio e inferencia,

donde el lomito, el seco o la carapulcra

eran asequibles bajo santo y seña.

 

Las ollas Moll de hacendosa cría

resistían al fuego del Primus en la cocina.

Soplos de churo y golpe de castañuelas

repercutían en uno de los cercanos bares

y yo en casa de líos con Balmes y Bunge

con el corazón ardiente como una brasa,

pero con la cabeza no debidamente fría.

 

Un día de agosto nací,

una fría noche,

de la hora sin tiempo.

 

Como Lego y rompecabeza fungieron

cientos de pernos, tuercas y rodajes,

desarmadores, martillos y alicates.

Esas figuritas de plomo, madera y brea

-durante las tardes y noches de candado-

infundadas de constancia y heroicidad

firmes a tanques, sinchis y tanquetas abatieron.

 

Sara, la abuela y hacendosa Nereida de batea

tejió para la tribu colcha, manta y chalina.

Y muñequitos y títeres de buen talante,

de Waype, de lona y tafilete,

de vaqueros, mamelucos y Over Alls

confeccionó para el “Príncipe Astianacte”

mamá Avelina, la reservada deidad de Gea.

 

De la trujillana Casa Baanante,

en la ciudad del chupi, tamal y King Kong,

arribaron volquetes, autitos y camiones Volvo.

Y en los tiempos de vacas flacas

se iba a Emaus, a la Cruz Roja o Cáritas

en el San Isidro noble, verde y limpio

pero lejano, exclusivo y apabullante.

 

Un día de agosto nací,

una fría noche,

de la hora sin tiempo.

 

En la Breña de chingana y paraderos,

de Hospital, fábricas y funerarias

bullía el garaje San jacinto

para artesanos y trabajadores del volante.

Ahí comenzó mi libro su escritura,

allí donde moraba la Mnemosina proletaria

de artesanos, conductores y otros jornaleros.

 

De ese Odeón de injundia, tesón y picardía

salieron sindicalistas, payadores y decimistas,

juglares, prosistas y rimadores,

cuya poesía y política iban sobre ruedas

-como en los tiempos de Lévano y Parra,

de Huanay y Quiroz, de Belloy Villasante-

para una desafiante pero no temida travesía.

 

La nocturna garúa limeña no cesaba

y mi abuela Sara, hija de doña Natividad

-mujer untada de sombra y melaza-

relataba a la luz del lamparín

la historia de clanes y Tótems africanos

y de los ayes de negros esclavos

a quienes en aquí se herraba o desollaba.

 

Un día de agosto nací,

una fría noche,

de la hora sin tiempo.

 

Oral history en peruano franco

difundieron la negra Sara y su clan:

Relatos sobre negros, aparecidos y useñoría,

andanzas de borrachas y despenadoras,

de ritos de Macumba y Candombé,

fiestas de mayordomía y corte e pelo,

milagros de santería y sincretismo negrobranco.

 

Mi primer triciclo transportó en el norte cascajo y cal

por la superficie de sudor, sangre y terror.

Ahí a diario se hallaban a la espera

sacos y petacas, morrales y fardos

-entre algarrobos, caña y algodón-

que alzaban hombres de rizo y al-qatran

hasta que la noche encendiera su propio fanal.

 

En el sureste las artes y la Theología,

y con ellas parte de mi solera

-de barro, adobe y quincha-

se establecieron en Huamanga,

donde la Iglessia de tripas fizo

Trivium y Cuatrivium para la gente

del Runa Simi sin escribas ni Philología.

 

Un día de agosto nací,

una fría noche,

de la hora sin tiempo.

 

Esta Tierra de roja efervescencia

por falta de norias, puquiales y tinajera,

represa agua de lluvia en sus cactenias

para la poca fertilidad de huertas y Chakras

y para la sed de hombres y mujeres,

de niñas y niños, de viejas y viejos,

en obligado tránsito o en terca residencia.

 

Ello ocurrió en aquel instante,

cuando los mortales acunaban al sueño,

cuando los espíritus paseaban a la vigilia

y la noche se iba acortando lejanía.

 

Un día de agosto nací,

una fría noche,

de la hora sin tiempo.

 

 

 

 



[i] Víctor BUENO ROMAN (Lima-Perú, 1949) estudió Literaturas Hispánicas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, en la cual obtuvo el grado académico de Bachiller en Letras y Ciencias Humanas, (1972) y el título profesional de Licenciado en Literaturas Hispánicas (1976).

 

Víctor BUENO ROMAN fue profesor de Literatura en las Universidades Inca Garcilaso de la Vega (Lima) y San Cristóbal de Huamanga, UNSCH (Ayacucho). Poemas suyos y crítica de libros aparecieron en diarios y revistas especializadas en Lima, Huancayo y Ayacucho. En Marzo de 1978 apareció su primer libro de poemas intitulado "Tránsito a la poesía" (Talleres Gráficos de la Universidad de Huamanga, Ayacucho). Desde Abril de 1978 se encuentra en la República Federal de Alemania. En la Universidad de Heidelberg cursó estudios del idioma alemán y, posteriormente, de Romanística, Etnología y Sociología. Ha sido profesor de castellano como lengua extranjera en Heidelberg, Hockenheim, Worms y Berlín.

 

Víctor BUENO ROMAN radica en Berlín desde octubre de 1981. En esta ciudad ha cursado estudios de Latinoamericanística, Etnología y Sociología en la Universidad Libre de Berlín y, paralelamente, se ha desempeñado como profesor de castellano. Ha sido fundador y co-director del programa radio-cultural bilingüe "Hipocampo / Seepferd. Cultura, Artes y Letras de Iberoamérica" en el Offener Kanal Berlin, OKB. Forma parte del comité organizador que todos los años, entre Mayo y Junio (durante la Primavera europea) y desde 1996, presenta la Cita de la Poesía Berlín-Latinoamérica.

 

Víctor BUENO ROMAN ha dado diversas lecturas en esta ciudad. Es miembro del círculo poético-literario "Melopoefant". Poemas suyos han aparecido en las revistas Berlinesas "Tabula rasa" (Noviembre de 1986)), "La Pirámide invertida / Die verkehrte Pyramide" (Junio y Octubre de 1996). "La Movida Literaria Berlinesa" (Junio del 2002) y “Poetische Nachrichten” (Mayo del 2006). Asimismo, poemas suyos escritos directamente en alemán han sido recogidos en  las antologías "Im neuen Land" (Bremen 1981), "Melopoefant" (Berlín 1996), "Sismo poético resistente / Poetisches Widerstand Beben" (Berlín 1997), "Inselfenster 3. Gedichtanthologie des Köpenicker Lyrikkreises und Lichtenberger Literaturseminars" (Berlin 1998), "Jedes Mal wie ein Geschenk" (Berlin 2000) y "MeloPoeFant Internacional". IX. Cita de la Poesía Berlín-Latinoamérica (Lima, Julio 2004).

 

Víctor BUENO ROMAN ha sido colaborador con ensayos y crítica de libros, durante los años 2002 y 2003, para la revista “Top. Berlin International: Ein Informationsforum”, editada por el Senado de Berlín a través del Encargado para Asuntos de Integración y Migración. Al mismo tiempo, ha escrito sobre temas de su especialidad para la hoja online www.latinos-in-berlin.de. Entre febrero y octubre del 2006 fue traductor al castellano y redactor-online para la plataforma escolar en Internet www.cogbyte.de .

 

En la primavera europea de 1999 apareció su segundo libro de poemas intitulado "Camina el Autor" y bajo el sello de Edition LÆSER en Berlín-Köpenick. Víctor BUENO ROMAN prepara un tercer libro en castellano y dos escritos directamente en alemán.

 

(Redacción: Diciembre de 2006)