Influencia de la práctica deportiva en el morfotipo raquídeo

Un apartado importante dentro de la postura corporal es la influencia de la práctica físico-deportiva en las desalineaciones raquídeas. Santonja (1996) señala que se ha de aprovechar el gusto de los niños por la práctica deportiva para utilizarla como estímulo en el tratamiento de las desalineaciones del raquis. La gran mayoría de las desalineaciones son posturales o funcionales, por lo que nunca plantearán problemas de cara a las actividades deportivas y, en algunos casos, dependiendo de las características del deporte en cuestión, pueden llegar a ser un agente terapéutico.

Los deportes permitidos en los escolares que presentan una desalineación han de ser muy variados. Siempre se ha de respetar sus gustos y las posibilidades de realización de ese deporte. Los púberes que presentan problemas posturales y leves deformidades estructuradas, pueden realizar a intensidades normales y con baja dedicación de entrenamiento casi cualquier actividad deportiva. Si la intensidad y el número de horas de actividad es elevado, debe ser evaluado por un especialista en aparato locomotor y en Medicina del Deporte.

La práctica físico-deportiva produce diferentes efectos sobre los sistemas y órganos del cuerpo humano, entre ellos, el sistema músculo-esquelético. La adopción de posturas inadecuadas y la repetición de determinados gestos deportivos de forma sistematizada pueden generar alteraciones en la disposición sagital del raquis.

Diversos estudios han valorado el morfotipo raquídeo estático y dinámico en población deportista, tales como nadadores (Pastor, 2000), gimnastas de rítmica (Ohlén, Wredmark & Spandfort, 1989; Martínez, 2004), bailarinas de danza española y clásica (Gómez, 2007), futbolistas profesionales (Sáinz de Baranda et al., 2001) y aficionados (Wodecki, Guigui, Hanotel, Cardinne & Deburge, 2002), usuarios de salas de musculación (López-Miñarro y cols., 2007), así como en muestras que incluyen a deportistas de diversas disciplinas (Boldori, Da Soldá & Marelli, 1999; Ferrer, 1998; Wojtys, Ashton-Miller, Huston & Moga, 2000). La mayoría de estos estudios encuentran diversas adaptaciones en la disposición del raquis que se concretan en un alto porcentaje de deportistas que presentan desalineaciones sagitales de las curvas dorsal y/o lumbar.

Martínez (2004) valoró la disposición sagital del raquis en una muestra de 82 gimnastas de rítmica de competición entre 7 y 15 años, y encontró un aumento de la inversión lumbar por encima de los rangos de normalidad en los movimientos de flexión máxima del tronco. Pastor (2000) en una muestra de nadadores de categoría infantil y promesa encontró una alta frecuencia de morfotipos raquídeos alterados, con diferencias en la disposición sagital del raquis entre ambas categorías y entre estilos practicados. Varios estudios han valorado el morfotipo raquídeo del futbolista, encontrando que estos presentaban una menor cifosis dorsal respecto a grupo control de sedentarios de la misma edad (Uetake & Ohtsuki, 1993; Wodecki et al., 2002). Sáinz de Baranda et al. (2001), al evaluar a 78 futbolistas profesionales encontraron un morfotipo raquídeo en bipedestación dentro de los valores de normalidad, si bien en flexión máxima del tronco y sedentación asténica encontraron una mayor frecuencia de morfoticos cifóticos.

Algunos estudios han realizado comparaciones entre deportistas de diversas disciplinas o entre deportistas de diferente nivel en una misma disciplina deportiva. Boldori et al. (1999) tras valorar el raquis en diversos deportes, concluyen que la práctica deportiva realizada (natación, tenis, fútbol, gimnasia artística, danza clásica, baloncesto o voleibol), genera cambios específicos en la morfología del raquis. Martínez (2004) encontró diferencias significativas en la disposición sagital del raquis entre gimnastas de rítmica de competición y de escuela, evidenciando que el volumen de entrenamiento y las diferencias metodológicas del mismo influyen en la postura raquídea. Gómez (2007) encontró diferencias posturales en bipedestación y en extensión del tronco entre bailarinas de danza clásica y bailarinas de danza española. Wojtys et al. (2000) encontraron diferencias entre diferentes deportes, así como una asociación significativa entre la angulación de las curvas dorsal y lumbar con el tiempo de entrenamiento en deportistas jóvenes, estando relacionadas las curvas de menor magnitud con una menor dedicación deportiva.

Estudios previos han comparado la disposición sagital del raquis en un mismo deporte con diferentes modalidades. Martínez (2004), al comparar entre gimnastas de escuela y de competición con edades comprendidas entre 10 y 14 años, encontró diferencias significativas en algunas posturas. Las gimnastas de competición presentaban menor cifosis dorsal y lordosis lumbar en bipedestación, así como una curva dorsal más suavizada en flexión máxima del tronco. Gómez (2007) encontró que las bailarinas de danza española tenían menor grado de cifosis dorsal en bipedestación y en extensión del tronco que las bailarinas de danza clásica, aunque su muestra la integran personas adultas jóvenes. En nadadores varones, y en relación a la influencia del estilo de nado, Pastor (2000) no encontró diferencias significativas entre los valores angulares medios en bipedestación, aunque el estilo más cifosante fue la braza y el que menos el crol. Sin embargo, en el test dedos-planta sí detectó diferencias significativas entre los nadadores según su estilo de nado, tanto en la curva dorsal como en la lumbar. Estos datos evidencian que en un mismo deporte, con diferentes modalidades que se diferencian en los gestos técnicos y posiciones, se generan diferencias en el perfil sagital del raquis, puesto que se adoptan posturas diferentes y existe una implicación músculo-esquelética distinta entre las mismas. No obstante, en los piragüistas no encontramos tales diferencias.

En cuanto a la comparación entre diferentes deportes, Boldori et al. (1999) analizaron la disposición sagital del raquis dorsal y lumbar en deportistas jóvenes de diversas disciplinas deportivas (natación, tenis, fútbol, gimnasia artística, danza clásica, baloncesto y voleibol) encontrando diferentes morfotipos raquídeos según el deporte practicado. Así, encontraron menor número de casos de hiperlordosis lumbares en los varones futbolistas y en los nadadores, mayor número de casos de hipercifosis en los nadadores y una reducción de los mismos en los jugadores de baloncesto. Uetake y Ohtsuki (1993) evaluaron la disposición sagital del raquis en una muestra de 380 varones, realizando una comparación entre grupos según el deporte practicado, encontrando que en el grupo de jugadores de fútbol el grado de cifosis dorsal fue menor que la media, mientras que la lordosis lumbar era normal.

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