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María Mercedes Enríquez
Aranda
(Universidad de Málaga)
Resumen
La literatura comparada se define como una disciplina empírica de los
estudios literarios cuyo objetivo se centra en la comparación de una literatura con otra(s)
literatura(s) u otras formas de expresión humana. En la actualidad, debido al
enfrentamiento entre las dos orientaciones que han nacido en su seno —histórica
y teórica—, esta disciplina se halla inmersa en un
proceso de renovación teórica y práctica que obliga a la búsqueda de un nuevo campo
de estudio y afecta directamente a su relación con los
estudios sobre la traducción.
Palabras clave:
literatura comparada, estudios sobre la traducción, recepción, texto literario.
Abstract
Comparative literature is
defined as an empiric discipline within literary studies that focuses on the
comparison between a literature and other literature(s) or other forms of human
expression. Nowadays, due to the clash between the two trends existing in the
discipline —the historical and the theoretical ones—, comparative literature is
immersed in a process of theoretical and practical renewal that forces the
search for a new field of study and that directly affects its relation with
translation studies.
Key words: comparative literature, translation
studies, reception, literary text.
1.
¿Qué se entiende por literatura comparada?
1.1. Orígenes y definiciones
La literatura comparada se define como una
disciplina empírica de los estudios literarios que estudia el texto literario
desde una perspectiva comparativa. Cronológicamente, la literatura comparada se
desarrolla después de las otras tres grandes disciplinas de los estudios
literarios, a saber, la crítica literaria, la teoría de la literatura y la
historia literaria; de ahí que se afirme que «Lo que la literatura comparada en último
término viene a aportar es la ratificación de las conclusiones que las otras
tres ramas de
Los orígenes de la literatura comparada se remontan
a la primera mitad del siglo XIX francés. A.-F. Villemain y J.-J. Ampère se reconocen
como los fundadores principales. A lo largo de todo el siglo XIX, la literatura
comparada se nutre de aportaciones individuales que terminan por consolidar la
nueva disciplina durante el siglo XX, gracias a la actividad asociativa a nivel
nacional e internacional. Los avances tecnológicos en las fuentes de
información favorecen el desarrollo definitivo de esta disciplina, que Guillén
(1985, p. 13-14) define así:
Por Literatura Comparada (rótulo
convencional y poco esclarecedor) se suele entender cierta tendencia o rama de
la investigación literaria que se ocupa del estudio sistemático de conjuntos supranacionales.
[…] Y digo supranacional, mejor que internacional, para subrayar que el punto
de arranque no lo constituyen las literaturas nacionales, ni las
interrelaciones que hubo entre ellas.
Más recientemente, Bassnett
(1993, p. 1) confirma esta idea: «comparative
literature involves the study of texts across cultures, […] it is
interdisciplinary and […] it is concerned with patterns of connection in
literatures across both time and space».1
Sin embargo, con
bastante anterioridad a estas dos definiciones, en 1961 Remak ([1961]1998, p. 89)
propuso una definición de literatura comparada que, aún hoy en día, sigue
despertando controversias:
La literatura comparada es el
estudio de la literatura más allá de las fronteras de un país particular y el
estudio de las relaciones entre la literatura y otras áreas de conocimiento o
de opinión, como las artes (i. e., pintura, escultura, arquitectura,
música), la filosofía, la historia, las ciencias sociales (i. e.,
política, economía, sociología), las ciencias naturales, la religión, etc. En
resumen, es la comparación de una literatura con otra u otras y la comparación
de la literatura con otros ámbitos de la expresión humana. 2
1.2. Objetivos y orientaciones
Si se tienen en
cuenta estas tres definiciones de la literatura comparada, se deduce que su
objetivo se centra principalmente en la comparación de una literatura con
otra(s) literatura(s) y se amplía también a la comparación de una literatura
con otras formas de expresión humana.
Desde sus
comienzos, la literatura comparada ha seguido dos direcciones diferentes: una
orientación histórica de raíz francesa y una orientación teórica de raíz
norteamericana. La oposición entre estas dos aproximaciones al estudio
comparativo de la literatura comienza desde la propia definición de la
disciplina. Si la escuela francesa es más reticente a ampliar el objeto de
estudio de la literatura comparada a la comparación de la literatura con otras
áreas de conocimiento, la escuela norteamericana permite la incursión, más o
menos limitada, de este tipo de comparaciones. La explicación la aporta el
propio Remak ([1961]1998, p. 93), según el cual el acuerdo de las dos escuelas
sobre los fines de la literatura comparada justifica la inclusión de otras
áreas no literarias como objeto de comparación. En sus palabras, la función de
la literatura comparada es
dar a los investigadores,
profesores, estudiantes y lectores —no por últimos menos importantes— una
comprensión mejor y más comprehensiva de la literatura como un todo, y no como
un fragmento compartimentalizado o como varios fragmentos departamentales
estancos de literatura. Esto se logrará más cabalmente si además de relacionar
entre sí distintas literaturas se relaciona también la literatura con otras
esferas del conocimiento y de la actividad humana, especialmente con los campos
artísticos e ideológicos; esto es, si se amplía la investigación de la
literatura tanto en términos geográficos como genéricos.
Pese a todo, las
dos direcciones de la literatura comparada divergen en su propia naturaleza de
estudio. Mientras que la orientación francesa se centra en las relaciones
causales, la orientación norteamericana hace lo propio con las convergencias
entre literaturas.
1.3. Crisis generalizada y evolución en España
Este
enfrentamiento entre orientaciones provoca gran desacuerdo en la delimitación
de un objeto de estudio diferenciado y de una metodología específica para la
literatura comparada. Por esta razón, a partir de los años setenta se habla de
una crisis en la disciplina que ha desembocado en un acercamiento de la
literatura comparada a la teoría literaria o, lo que es igual, la balanza se ha
equilibrado del lado de la orientación norteamericana. Un trabajo investigador
más tradicional, no obstante, se sigue desarrollando en los países europeos que
en un tiempo estuvieron marcados por la influencia del comunismo.
Por lo que
respecta a España, según comenta Pulido Tirado (2001, p. 11-20), la literatura
comparada no se desarrolla como tal hasta las dos últimas décadas del siglo XX.
Si bien antes de esta fecha los estudios literarios españoles coincidían con la
literatura comparada en muchas de sus inquietudes, siempre habían incluido sus
reflexiones en otros ámbitos del saber, como la estética o la historia
literaria. Parece ser que la literatura comparada como disciplina de peso en el
panorama literario español ha experimentado un notorio empuje en los años
noventa, con predominio de los estudios aplicados. Para Pulido Tirado, el gran
reto de la literatura comparada en España lo constituye ahora el tratamiento
más sistemático de los aspectos teóricos.
1.4. Nuevos campos de estudio
En general, la
crisis de la literatura comparada de la que tanto se ha hablado desde que
Wellek la hiciera explícita en 19583 obliga a la búsqueda de
nuevos campos de estudio de la disciplina, lo que ha hecho necesario
relacionarla con concepciones teóricas y líneas de investigación muy concretas
que se han ido desarrollando a lo largo del siglo XX (Villanueva 1994, p. 118-121).
En el plano
teórico, el texto literario deja de ser el objeto de estudio de la literatura
comparada para ceder su lugar al sistema de la comunicación literaria, que
integra todo el proceso de producción y de recepción del texto literario. Los
aspectos supranacionales del sistema literario son, por tanto, el centro de
estudio de la nueva orientación comparativa, que se ha de servir de métodos de
análisis empíricos procedentes de ramas experimentales, como la sociología o la
psicología.
En relación con
las investigaciones desarrolladas en grupos muy concretos, destaca la
aproximación de la literatura comparada a las líneas seguidas por los
integrantes del Círculo lingüístico de Praga, la
estética de la recepción,
2. ¿A qué proceso de renovación se
somete la literatura comparada?
La
literatura comparada se entiende así inmersa en un proceso de renovación
teórica y práctica que afecta directamente a su relación con la recepción del
texto literario y con la traducción.
2.1. La literatura comparada y la
recepción del texto literario
En el
caso de la indisoluble vinculación que existe entre la comparación y la
recepción, Steiner ([1994]20013, p. 121 y 124) es meridiano en su
magnífico discurso ¿Qué es literatura comparada? Para él, «Todo acto de
recepción de una forma dotada de significado, en el lenguaje, en el arte o en
la música, es comparativo». Si a esta verdad se le añade que «Desde su
concepción, los estudios literarios y las artes de la interpretación han sido
comparativos», resulta obvio que los estudios literarios suponen una recepción
primigenia del objeto que es siempre de naturaleza comparativa. Para Steiner
([1994]20013, p. 132), la literatura comparada es
un arte de la lectura exacto y
exigente, una forma de escuchar los actos del lenguaje, tanto orales como
escritos, que favorece ciertos componentes de esos actos. Dichos componentes no
quedan desatendidos en ninguna modalidad de estudio literario, pero ocupan una
situación de privilegio en la literatura comparada.
El
juicio estético y la exposición hermenéutica de los que la literatura comparada
se sirve para expresarse se basan en el acto de la lectura o, lo que es igual,
en el acto de la recepción, que es «parte natural de toda ilustración
documentada» (Steiner [1994]20013, p. 131).
La
recepción y la diseminación de obras literarias en el tiempo y en el espacio se
constituyen en uno de los centros de gravedad de la literatura comparada para
Steiner ([1994]20013, p. 139-140), que resume su convicción de la
siguiente manera:
un compromiso persistente con las
lenguas naturales, una investigación constante sobre la recepción e influencia
de los textos, la conciencia de las analogías y variantes temáticas forman
parte de todos los estudios literarios. En la literatura comparada, estas
preocupaciones, así como sus interacciones creativas, son objeto de un énfasis
especial.
Remak ([1961]1998, p. 94),
muchos años antes, ya avanzó esta idea. Según sus palabras, la
recepción e influencia de la literatura son parte fundamental del estudio de la
literatura comparada. Si bien esta inquietud está compartida con las
denominadas literatura nacional, literatura mundial y literatura general, en la
literatura comparada el tratamiento que recibe la recepción de las obras
literarias es mucho más cuidado. 4
2.2. La literatura comparada y la
traducción
El caso de la traducción y de su relación
con la literatura comparada presenta mayor complejidad. Enlazando con las
opiniones vertidas por Steiner y Remak acerca de la comparación y de la
recepción, estos autores se reafirman en sus posturas.
Por una
parte, si se reconsideran los centros de gravedad de la literatura comparada
que Steiner promulga, se observa que el compromiso con las lenguas naturales
hace referencia al compromiso que la literatura comparada tiene adquirido con
la traducción. Como Steiner ([1994]20013, p. 134-135) afirma,
Todas las facetas de la traducción
—su historia, sus medios léxicos y gramaticales, las diferencias de enfoque,
que van desde la traducción interlineal, palabra por palabra, hasta la más
libre imitación o adaptación metamórfica— tienen un valor crucial para el
comparatista. El comercio que se da entre las lenguas, entre los textos de
distintos períodos históricos o formas literarias, las complejas interacciones
que se producen entre una traducción nueva y las que la han precedido, la
antigua pero siempre viva batalla entre ideales, entre «la letra» y «el
espíritu», es el de la literatura comparada misma.
Gran
parte del trabajo del comparatista depende, además, de traducciones, por lo que
el estudio y la reflexión acerca de la traducción como área que coordina todos
los recursos del estudioso de la literatura comparada se vislumbra como posible
ámbito de exploración y desarrollo futuros de la disciplina.
Por otra
parte, volviendo a las áreas contiguas a la literatura comparada que definía
Remak, en su opinión, los problemas relacionados con la traducción adquieren
importancia sólo en el seno de la literatura comparada. Aunque la literatura
mundial y la literatura general recurren a la traducción como instrumento de
propagación, es la literatura comparada la que trata el contacto o colisión de
diferentes culturas y el papel que desempeña la traducción en esos casos. La
literatura nacional, por supuesto, prescinde de la traducción al centrarse en
el estudio de la literatura dentro de unas fronteras nacionales determinadas.
La
íntima relación entre la literatura comparada y la traducción no ha pasado nunca
desapercibida al comparatista. Lefevere ([1995]1998, p. 210-214) distingue
cinco épocas diferentes.
En una
primera etapa, la literatura comparada se desarrollaba en torno al concepto
romántico de genio, por lo que sólo los escritores geniales estaban habilitados
para traducir a otros escritores geniales. Esta creencia condujo a la creación
de una mística innecesaria alrededor de la traducción que motivó la
infravaloración de esta actividad y la consiguiente invisibilidad de los que la
ejercían.
En una
segunda etapa, ya en el siglo XX, Benjamin y Pound consideraron la traducción
como renovación de los textos originales y el traductor como dador de nueva
vida.
Como
consecuencia de esta nueva visión de la traducción, en una tercera etapa, los
comparatistas resolvieron dejar cierto espacio a la reflexión acerca de la
traducción en seminarios creados al margen de las enseñanzas universitarias
oficiales.
Posteriormente,
ya en los años setenta y ochenta, el tratamiento de la traducción se hace
indispensable por la llegada de dos nuevas formas de abordar los estudios
literarios: la estética de la recepción —la obra literaria es un hecho comunicativo que nace
de las actualizaciones que le confiere el receptor— y la
deconstrucción —el significado de la obra literaria no es fijo porque cada
lectura implica una nueva interpretación de lo leído. Esta cuarta etapa está
marcada por el privilegio que hacen de la traducción las nuevas corrientes
literarias, según las cuales el traductor es tan responsable de la recepción de
una obra literaria como el autor del texto original, que sólo es original
porque ha sido traducido.
La
quinta y última etapa se extiende hasta nuestros días. Esta última época de
relaciones entre literatura comparada y traducción está marcada por el
replanteamiento de la situación de las dos disciplinas, que Bassnett y Lefevere
(1990, p. 12) resumen así:
Traditionally, the study of translation has been relegated to a small
corner within the wider field of that amorphous quasi-discipline known as Comparative
Literature. But with the development of Translation Studies as a discipline in
its own right, with a methodology that draws on comparatistics and cultural
history, the time has come to think again about that marginalization.
Translation has been a major shaping force in the development of world culture,
and no study of comparative literature can take place without regard to
translation. 5
Bassnett (1993, p.
158-161) considera la existencia de dos opiniones mayoritarias en las filas del
comparatismo. De un lado, algunos comparatistas siguen considerando la
traducción como una actividad marginal, ya que su visión de la literatura se
identifica con una creencia eurocéntrica del canon. De otro lado, existen
comparatistas que ni siquiera se plantean la necesidad de establecer una
relación entre la literatura comparada y la traducción, puesto que, según
ellos, son dos aproximaciones al estudio de la literatura que no comparten ni
preocupaciones ni metodologías. Bassnett es tajante al respecto: ninguna de las
dos opciones es válida.
Comparative literature as a discipline has had its day. Cross-cultural
work in women’s studies, in post-colonial theory, in cultural studies has
changed the face of literary studies generally. We should look upon translation
studies as the principal discipline from now on, with comparative literature as
a valued but subsidiary subject area. 6
Es lícito el fundamento de semejante
afirmación. La relación entre la literatura comparada y la traducción no es
algo que se deba obviar. Una sencilla reflexión acerca de las dos opiniones
principales de los comparatistas actuales así lo prueba.
En primer lugar, la traducción es una
herramienta necesaria del comparatista. Si la literatura comparada pretende
abarcar la comparación de literaturas escritas en lenguas minoritarias y menos
difundidas, la traducción se hace indispensable. En un tiempo en el que el
antiguo florecimiento de la literatura comparada forma ya parte del recuerdo,
la traducción es arma imprescindible del comparatista (Steiner, [1994]20013,
p. 130), que se convierte a su vez
en objeto de estudio (Meregalli, 1989, p. 34).
En segundo lugar, la traducción comparte
inquietudes y metodología con la literatura comparada porque la historia de
ambas disciplinas parte de una base común. Como Steiner ([1994]20013,
p. 125-128) expresa, el concepto de Weltliteratur («Literatura
universal») de J. W. von Goethe —con sus implicaciones literarias, filosóficas
y políticas— sienta los cimientos, a principios del siglo XIX, de las disciplinas
que más tarde se darían en llamar literatura comparada y estudios sobre la
traducción. En la actualidad, los estudios realizados en el terreno de la
historia de la traducción guardan una estrecha semejanza de intereses con los
objetivos de la literatura comparada y participan de una metodología de raíz
comparatista (Pegenaute, 2001).
Como
Villanueva (2003) subrayó en su conferencia, los estudios sobre la traducción
viven una simbiosis compartida con la lingüística aplicada, la teoría literaria
y la literatura comparada. De cada una de estas disciplinas los estudios sobre
la traducción recogen los aportes que más le satisfacen y, al mismo tiempo,
ofrecen los que más les pueden satisfacer a sus disciplinas compañeras. De la
literatura comparada la traducción embebe sus preocupaciones históricas y se
ofrece como puerta de entrada al comparatista que estudia una literatura cuya
lengua desconoce.
La crisis de la literatura comparada ha
facilitado, en cierto modo, el nacimiento y la consolidación de los estudios
sobre la traducción. Como Bassnett (1993, p. 158-159) asegura, la
interdisciplinariedad que caracteriza a los estudios sobre la traducción les
permite abarcar campos de estudio que la literatura comparada, heredera del
positivismo eurocéntrico del siglo XIX y contraria a la consideración de las
implicaciones políticas que se dan en toda transferencia intercultural, no se
atreve a tocar.
Bibliografía
Bassnett, S. Comparative Literature. A Critical
Introduction. Oxford-Cambridge
(Estados Unidos): Blackwell, 1993.
Bassnett, S. y Lefevere, A. “Introduction: Proust’s
Grandmother and the Thousand and One Nights: The ‘Cultural Turn’ in Translation
Studies”. En: Bassnett, S. y Lefevere, A. (ed.). Translation,
History and Culture. Londres-Nueva Cork: Cassell, 1990, p. 1-13.
Guillén, C. Entre lo uno y lo diverso. Introducción a la
literatura comparada. Barcelona: Crítica, 1985.
Lefevere, A. “La
literatura comparada y la traducción”. En: Vega,
M. J. y Carbonell, N. (ed.): La
literatura comparada: principios y métodos. Madrid: Gredos,
[1995]1998, p. 206-214.
Meregalli, F. La literatura desde el punto de vista del receptor. Ámsterdam-Atlanta:
Rodopi, 1989.
Pegenaute, L. (ed.): La traducción en
Pulido Tirado,
G. “Introducción: la literatura comparada en España”. En: PULIDO
TIRADO, G. (ed.): La literatura comparada: fundamentación
teórica y aplicaciones. Jaén: Universidad de Jaén, 2001, p. 11-29.
Remak, H. H. H. “La
literatura comparada: definición y función”. En: Vega, M. J. y Carbonell,
N. (ed.): La literatura comparada:
principios y métodos. Madrid:
Gredos, [1961]1998, p. 89-99.
Steiner, G. “¿Qué es
literatura comparada?” En: Pasión
intacta. Ensayos 1978-1995 (trad.
Gutiérrez, M. y Castejón, E.). Madrid: Siruela,
[1994]20013, p. 121-145.
Villanueva, D. “Literatura comparada y teoría de la literatura”. En:
Villanueva, D. (coord.): Curso
de teoría de la literatura. Madrid: Taurus, 1994, p. 99-127.
Villanueva, D. “Traducción, teoría y literatura comparada”, Conferencia
inaugural II Simposio Internacional
Traducción, Texto e Interferencias (22-24 de octubre). Málaga: Universidad
de Málaga, 2003.
Notas
1. «la literatura comparada se encarga del estudio de los textos a través de las
culturas, […] es interdisciplinaria y […] centra su interés en las pautas de
conexión entre literaturas en el tiempo y en el espacio.» (Las traducciones de
las citas directas han sido realizadas por la autora del trabajo.)
2. Se trata de la traducción al español que aporta M. J. Vega del texto original, a saber, Remak, H. H. H. Comparative Literature: Its Definition and Function, 1961, en su
versión revisada y publicada en Stalknecht, N. P. y Frenz, H. (eds.). Comparative
Literature: Method and Perspective. Carbondale: Southern Illinois Press,
1971, p. 1-57.
3. La traducción española del texto de su ponencia, «La crisis de la literatura
comparada», presentada en el segundo congreso de
4. La literatura nacional comprende la literatura que se da dentro de unas
fronteras nacionales determinadas; la literatura mundial abarca las
producciones literarias perdurables y de calidad que han sido consagradas por
la historia o los autores contemporáneos que han gozado de gran recepción en
países extranjeros, y la literatura general es un término comodín usado, por
ejemplo, en cursos y publicaciones sobre literatura extranjera en traducción o
aplicado a la literatura que no encaja dentro de los límites de la literatura
nacional (Remak [1961]1998, p. 94-99).
5. «Tradicionalmente el estudio de la traducción ha sido relegado a un pequeño
rincón dentro del campo más amplio de esa casi-disciplina amorfa conocida como literatura
comparada. Sin embargo, gracias al desarrollo de los estudios sobre la
traducción como disciplina de propio derecho, con una metodología que hace uso
de la comparación y de la historia cultural, ha llegado la hora de replantearse
esa marginación. La traducción ha sido un fuerza formadora muy importante en el
desarrollo de la cultura mundial, por lo que ningún estudio de literatura
comparada puede tener lugar sin considerar la traducción.»
6. «La literatura comparada
como disciplina ha terminado. El trabajo intercultural en los estudios de
género, en la teoría poscolonial, en los estudios culturales ha renovado los
estudios literarios. A partir de ahora deberíamos considerar los estudios sobre
la traducción como la disciplina principal y la literatura comparada como un
área de estudio de valor, pero subsidiaria.»
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