REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


NUESTRO COLOQUIO EN EL AÑO DEL QUIJOTE

ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA

 

EL COLOQUIO DE LOS PERROS

Revista Española de Literatura y Cultura

http://www.elcoloquiodelosperros.net

 

 

Quién nos lo hubiera dicho, hace casi cinco años ya, que íbamos a resistir tanto con tan poco, cuando nos juntábamos por las esquinas de las cafeterías más intelectuales de la capital murciana hablando de proyectos y de cosas nuevas para nosotros, como era eso de internet. Éramos jóvenes y teníamos muchas ilusiones, que es lo más importante a la hora de saber que quieres hacer una revista y tienes ganas de perder dinero, un dinero que, como todo buen estudiante, no se tiene.

Muchos fueron los que se embarcaron en este proyecto, muchos los amigos que nos apoyaron desde el primer momento. Era una época en la que intentábamos recuperar aquellos gloriosos días del fanzine Thader, en el que muchos estuvimos, de alguna manera u otra. Poco a poco recibimos el apoyo de La Casa Subterránea (José Óscar López, Antonio Aguilar, Diego Sánchez Aguilar), Oh, Poetry! (José Daniel Espejo) y La Galera (Héctor Castilla y Antonio Llorente). Aprendimos de todas ellas, en un momento en el que todas hicieron una labor completamente subterránea y que acabó materializándose en la subterránea antología de cuentos El corazón delator. Pero el destino nos fue separando a todos por unas razones u otras, que no vienen al caso. Y así, el proyecto final de El Coloquio de los Perros se quedó en algo que haríamos Juan de Dios García y el que aquí os habla.

El primer número salió a la Red el 18 de octubre de 2000. El hecho de que fuera una página en internet ya lo hemos mencionado en alguna ocasión: sobre todo, la culpa la tuvo el dinero y las pocas posibilidades que hay en la Región de Murcia de publicar algo sin subvenciones. También contribuyó la idea de la facilidad de distribución, que no sabíamos, jamás lo hubiéramos pensado, iba a tener ese potencial. Para entonces, a nosotros la palabra ‘google’ nos parecía lenguaje ‘matrix’. En aquel primitivo y rudimentario número, casi doméstico y artesano, aparecieron todos los amigos y, por qué no decirlo, algún que otro familiar. Además de los ya mencionados arriba: Natalia Carbajosa, David Gómez Ojeda, Juan Gómez Bonillo, Luz Ayuso, María Talavera, José Luis Abraham López, David López Sandoval, Sergio Gallego y David Galindo. Debo de decir que nunca les hemos agradecido lo bastante a todos ellos su contribución. De no haber sido por su apoyo, seguramente no hubiéramos seguido adelante. Puede que alguno de ellos ahora no se sienta a gusto con nuestra continuación y con los tintes que ha tomado EL COLOQUIO DE LOS PERROS a lo largo de estos cinco años, pero sé que ese éxito es tan suyo como nuestro. Y me siento orgulloso de poder decir esto.

No nos preguntéis cómo, pero la cosa cuajó. Llegaron visitas y cartas de felicitación. Y lo más importante, nos llegaron colaboraciones de sitios dispares y remotos. Eso nos obligó a tener que poner unos parámetros de calidad, lo que nos ha hecho desechar muchos envíos, con mayor o menor fortuna. Sabemos que muchas veces nos hemos equivocado, que la gente se enfada y que no podemos hacer otra cosa que pedir disculpas porque sabemos que nuestro criterio sólo es un criterio más. Sin embargo, sacamos de todo eso lo positivo, que la gente nos escuchaba. Qué mejor motivación que ésa para seguir adelante. El segundo número, por tanto, contó con muchas aportaciones e ideas nuevas. La mayoría de ellas continúa. Dejó de ser una página de poética, para venir a ser un formato más amplio, más cultural. Y dimos nombre a las secciones. Con ello queríamos siempre rendir homenaje a aquél que hizo el mejor homenaje y regalo a la lengua española después de que Antonio de Nebrija nos regalara su Gramática. Así apareció CANUMFORA (dedicada a la poesía), EL PERRO DE LOS BASKERVILLE (narrativa), EL CURIOSO PERTINENTE (ensayo), LA MÚSICA Y LAS FIERAS y, según parece, uno de nuestros mayores aciertos, OLFATEANDO, la sección de las entrevistas, que inauguramos con una buena amiga y una mejor poeta: Cristina Morano.

Desde entonces, el modelo ha seguido siendo el mismo hasta hoy, que hemos llegado al décimo ejemplar y hemos superado las cuarenta mil visitas, lo que nos parece una locura para algo tan modesto y barato. El hecho de que tengamos amigos en 92 países nos ha devuelto la fe en la literatura y en la palabra. Por eso es que hemos ido avanzando y, por ello, ha ido apareciendo alguna nueva sección. En el número tres, donde Guillermo Carnero nos sorprendió concediéndonos una interesante entrevista, incluimos la sección de traducción, que no se llamó LA ESPAÑOLA INGLESA hasta el cuarto número y UN CHIEN ANDALOU, que dedicamos, evidentemente, al cine. En el siguiente Coloquio aparecería EL PERRO DEL HORTELANO, dedicado al teatro, y que ha sido quizás la sección más inestable, por todos los problemas que el arte dramático tiene ya de por sí y que se han de ver reflejados de alguna manera en los que amamos ese arte.

El tiempo nos ha ido cambiando a los dos responsables de este proyecto. Ha habido momentos difíciles, nunca por el aspecto económico, y eso es importante. Juan de Dios, el verdadero padre de esta criatura, reside en Almería y se dedica a que le paguen por hablar de lo que más le gusta: literatura y música. Eso está bien. Ahora es padre, y siempre ha sido un ser magnífico. Por mi parte, el trabajo me ha traído hasta Badajoz y me estoy haciendo cada vez más portugués. Espero que estas palabras os sirvan para conocer cómo se gesta un proyecto, que siempre es una aventura, y cómo los amigos te sorprenden en todo momento y pervive uno gracias a ellos. Deseo también que los que no se han acercado todavía a nuestra página estimen oportuno hacerlo y hagan un pequeño repaso por nuestra hemeroteca y se sorprendan de cómo hemos crecido, como lo hacemos nosotros cada vez que repetimos ese mismo gesto. A veces, los sueños se cumplen. Sólo es necesario tener las agallas suficientes para soportar un no, hasta que alguien te abre sus puertas. Pero no hay que olvidar que, aún hoy, siempre alguien te abre esas puertas. Y te sientes importante, único. Feliz, con el suficiente ánimo para seguir caminando y buscando.