REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


 

“¡JAU, ROSTRO PÁLIDO!”

ANÁLISIS SOCIOLINGÜÍSTICO DEL DISCURSO ETNO-RACIAL EN EL WESTERN

Piedad Asturiano Molina- Niñirola

(Universidad de Murcia)


Ver completo en PDF  

RACISMO, RACISMO LINGÜÍSTICO Y FICCIÓN CINEMATROGRÁFICA.

 

         La segregación llamada “étnica” es la inscripción sobre el espacio de comunidades definidas en términos preferentemente culturales. La discriminación de una lengua o variante lingüística con la que se identifica un grupo etno-racial determinado suele conllevar la discriminación de ese grupo; y al contrario, la discriminación de los grupos e individuos distintos desde el punto de vista etno-racial implica, con mucha frecuencia, discriminación hacia la lengua o variante lingüística usada por ese grupo o por esos individuos para comunicarse entre sí. Esto puede llevar a hablar de ciertos estereotipos, ciertas creencias y ciertas actitudes que, en determinados casos, acabarían conformando una representación discriminatoria de algunos colectivos sociales. En el uso cotidiano de la lengua española, tal y como recoge Bañón Hernández[1] (1996), encontramos frecuentes ejemplos de dicha representación: el símil “trabajar como un negro”, la palabra negro para designar a quien escribe una obra sin que sea reconocida su autoría, “ hacer el indio” como sinónimo de “hacer el tonto”, “merienda de negros” para indicar caos y desorden, “ir hecho un gitano” indicando que se va sucio o harapiento”, “hacer una judiada” en el sentido de traicionar a una persona, engañar a alguien “como a un chino”, es decir, con facilidad… Todos ellos se constituyen como el reflejo de los valores culturales y morales de nuestra sociedad, que, a través de la palabra se refuerzan y perpetúan. El lingüista Jonh Baugh,[2](1992) señala al respecto que:

 

         “... El racismo tiene desde luego un aspecto lingüístico: los racistas creen que su lengua (junto con la mayor parte de los aspectos de su cultura) es superior a aquellas de las razas “inferiores”. Semejante actitud, si se sostiene sobre una dominación política, bien sea manifiesta o encubierta, se emplea para justificar los intentos de imponer diversas doctrinas a los grupos raciales subordinados. Irónicamente, esta política suele proponerse en nombre de la “mejora” de la situación de los pueblos menos afortunados.”

             

         Esta situación es bien reflejada por las películas del género al que proponemos aproximarnos, para lo que nos es necesario delimitar primero el concepto de racismo. Una estricta definición del término es la que ofrece Michel Wieviorka[3](1992) cuando señala que para que se pueda hablar de este fenómeno debe existir la idea de un vínculo entre los atributos o el patrimonio físico, genético o biológico de un individuo o de un grupo y sus caracteres intelectuales y morales. El concepto nació en el siglo XX durante el periodo de entreguerras, y se difundió a partir de los horrores del nazismo, asociándose a formas de desprecio, rechazo y discriminación. Pero aunque esta noción es reciente, el fenómeno al que designa es antiguo y desde la primera mitad del siglo XIX el pensamiento social se ocupó de su estudio, contribuyendo a su formulación doctrinaria y erudita. En efecto, desde las ciencias sociales, pero también desde el resto de campos del saber, se otorgó un lugar privilegiado al concepto de raza como categoría capaz de explicar el cambio social e histórico. El conocimiento de la pertenencia racial, es decir, la posesión de disposiciones heredadas y transmisibles genéticamente, aportaba la clave de las diferencias morales, culturales y sociales. Pero tras la Segunda Guerra Mundial y los crímenes del holocausto, (precisamente acabamos de conmemorar el 60 aniversario de la liberación del campo de concentración Auschwitz-Birkenau)[4], el concepto sufrió un enorme retroceso. En la actualidad, la idea de raza es rechazada por la mayoría de las autoridades[5] científicas y morales del mundo occidental a la vez que es acogida y utilizada por aquellos grupos que ella había excluido y oprimido hasta el momento.

         El racismo no se basa en el conocimiento del otro sino más bien en la ignorancia acerca del mismo. Esta ignorancia es una restricción que se manifiesta por medio de estereotipos y de la construcción de un conocimiento distorsionado, destinado a legitimar una categorización biológica del grupo sesgado. Se apoya en elaboraciones míticas, consistentes en integrar en una sola imagen diversos elementos constitutivos de una cultura nacional y en organizar una representación del origen. El género western ha sido precisamente definido como un género mítico que narra el nacimiento de la nación americana. Desde hace unos años estamos asistiendo a una nueva manifestación del racismo que se aleja de los prejuicios declarados – tan presentes en los westerns- para dar paso a formas más sutiles que se han denominado bajo el epígrafe de racismo simbólico. Este puede ser caracterizado por su alejamiento de los estereotipos más burdos y de la discriminación aparente y por guardar cierto contacto con la realidad, que aunque es distorsionada, no se sustituye por perjuicios míticos o imaginarios sino que posee la capacidad de elaborar explicaciones racionales que remiten a la idea de problemas sociales muy reales. Nos encontraríamos ante racismo simbólico, por ejemplo, al afirmar que una escuela con alta tasa de extranjeros que no habla la lengua nacional va en detrimento del resto del alumnado.

         Partiendo de la teoría del relativismo lingüístico (cada lengua supone para sus hablantes una interpretación particular del mundo) y de la influencia que los medios de comunicación – en nuestro caso, la televisión y el cine- ejercen, queremos señalar la importancia que pueden alcanzar los mensajes ideológicos emitidos por dichos medios (en especial los que se manifiestan verbalmente) en la sociedad. No en vano las distintas organizaciones internacionales, gubernamentales o no, alertan una y otra vez sobre las manifestaciones racistas e insisten en la necesidad de combatirlas. Así, el Parlamento Europeo[6], en su declaración sobre el Año Europeo contra el Racismo (1997) demandaba  la creación inmediata de un Observatorio Europeo sobre el Racismo y la Xenofobia, sugiriendo la práctica de “…una gran variedad de actividades para combatir el racismo, la xenofobia y el antisemitismo” y subrayando  “el papel esencial que deberían desempeñar los medios de comunicación en la denuncia del racismo y la intolerancia y en el fomento a la tolerancia y la solidaridad”.

 

Teun A. Van Dijk[7] da otra vuelta de tuerca (1997) en su análisis sociopolítico de los medios de comunicación y de los fundamentos estructurales de los mismos al sostener que, en las sociedades industrializadas, los medios comunicativos son la principal institución de (re)producción ideológica, incluso más allá del propio sistema educativo, y que el conocimiento que transmiten no es objetivo sino sesgado, esto es, vinculado a los intereses de unos grupos de poder que disponen de los recursos necesarios para anteponerse a la formulación de una definición dominante de la situación social, convirtiéndose en la voz de dicha estructura de poder:

         “Los medios de comunicación juegan un papel muy específico (…) están ante todo fuertemente asociados con las formaciones sociales y las instituciones dominantes (…) Los programas informativos, películas, publicidad, televisión y demás formas de discurso producidas para el público de consumo están esencialmente coproducidas con los productores de textos utilizados como fuentes de información, es decir, con grupos de élite u organizaciones de poder aun cuando los que trabajan en los medios de comunicación sean quienes aporten su formato inicial y su formulación (…) En otras palabras, los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la reproducción de la hegemonía y del control ‘moderno’ basado en el consenso y estructurado ideológicamente.”

 

 En lugar de transmitir las creencias dominantes directamente, los medios de comunicación construyen una estructura interpretativa. Una gran parte de la estrategia textual de esta producción ideológica no funciona por lo que se dice, sino por lo que no se dice, lo que se ignora u omite, pero que siempre se implica. Así, no se limitan a transmitir o prescribir lo que la gente debería pensar sino cómo deberían hacerlo, fijando las condiciones de establecimiento y mantenimiento de una hegemonía ideológica. A partir de dicho tipo de discursos, la población formula inferencias estratégicas, construyendo modelos mentales generalizándolos en esquemas de actitudes. Especialmente indefensos ante esta situación encontramos al público más pequeño, cuya capacidad crítica aún no se ha desarrollado y que además pasa un elevado número de horas frente al televisor, elaborando así protoesquemas raciales o étnicos basados en los discursos de los programas y de las películas infantiles. En este contexto Van Dijk explicita la definición de racismo como una relación de poder social que implica, más que una relación de raza, una forma de abuso de poder de un grupo dominante frente a otro dominado.

         Muy oportunas nos parecen aquí las apreciaciones que recoge Bañón Hernández (1996) acerca del discurso discriminatorio etno-racial y que reproducimos a continuación (los subrayados en negrita son añadidos):

 

         “Desde el punto de vista de la simbologización en general, podríamos decir… que el discurso discriminatorio etno-racial se basa por un lado, en la invisibilización semiótica de la marginación y/o de los marginados; esa invisibilización puede presentársenos, primero como anulación y aniquilamiento simbólico, procesos que incluyen todas las estrategias semióticas y lingüísticas al alcance de los marginadores para dar la impresión de que la marginación o los marginados simplemente no existen; y segundo, como atenuación, proceso mediante el cual se edulcora la marginación y se nos atenúa su gravedad.  Y por otro, en la homogeneización simbólica, encarnada entre otras cosas, en una generalización argumental de los comportamientos negativos de individuos pertenecientes a grupos marginados: “Todos son iguales y siempre hacen o dicen lo mismo”.

 

  En las películas, las imágenes y las palabras condicionan al unísono el marco discursivo; las imágenes son una guía de percepción o reconocimiento cognoscitivo que pueden contribuir al fortalecimiento de estereotipos. También la traducción se constituye como un arduo problema del que el racismo puede llegar a formar parte. Nuestro difunto Premio Cervantes Cabrera Infante, gran cinéfilo, aseguraba durante el curso 1998 en un aula cultural de nuestra ciudad de Murcia el racismo brutal que se practica en la actualidad para el doblaje de actores de color, como Eddie Murphy. También los televidentes hemos podido comprobar con cierta indignación el racismo de algunas series americanas de los últimos años tales como “Cosas de Casa”, donde la presencia de personajes de raza blanca era prácticamente nula y sus apariciones ocasionales siempre encarnaban el rol del estúpido, el pérfido o el payaso. Creemos que estos comportamientos han sido practicados durante mucho tiempo en los westerns (y en general, en una larga lista de películas a lo largo de la historia del cine). Es lo que pretendemos justificar al lector con este artículo.

 

                                                                 

ÍNDICE.        

RACISMO, RACISMO LINGÜÍSTICO Y FICCIÓN CINEMATOGRÁFICA.

1.    OBJETIVOS Y METODOLOGÍA.

2.    EL WESTERN:

                       3.1. La evolución de un género.

                       3.2. Universo Mítico del Western.

                       3.3. Subgéneros y personajes del Western: los indios.       

3.    ANÁLISIS CORRELACIONAL  EXTERNO.

                       4.1 Marco temporal.

    4.2 Marco espacial.

                       4.3  Marco social.

   4.4 Gráficos sinópticos.

4.    EL CONTACTO LINGÜÍSTICO.

5.    ANÁLISIS CORRELACIONAL INTERNO.

               6.1 Expectativas.

                       6.2 Manifestaciones lingüísticas:

                            6.2.1. Manifestaciones lingüísticas de referencias raciales.

      6.2.2. Manifestaciones lingüísticas del comportamiento etno- 

      racial.

      6.2.3. Manifestaciones lingüísticas de diversidad lingüística.

                   6.2.4. Manifestaciones lingüísticas de tópicos étnicos.

                   6.2.5. Otras manifestaciones lingüísticas de interés.

6. CONCLUSIONES.

 



Ver completo en PDF  


[1] En Racismo, discurso periodístico y didáctica de la lengua. Universidad de Almería, Servicio de Publicaciones. Almería.

 

[2] En su artículo “Lenguaje y raza: implicaciones para la teoría lingüística”, de Panorama de la Lingüística Moderna, Tomo IV.

 

[3] En su obra El espacio del racismo. Paidós, Barcelona.

 

[4]  El europarlamentario Furthermore manifestó  el 26 de Enero del 2005 en el Parlamento europeo que el 27 de enero debería se declarado Día de la Conmemoración del Holocausto Europeo y que el recuerdo del Holocausto y una educación reforzada en las escuelas “are vital components of the effort to make intolerance, discrimination and racism a thing of the past”. Para más información sobre el tema recomiendo http://europa-eu-un.org/articles/es/article_4275_es.htm  

 

[5] En consonancia con la definición de racismo formulada por M.Wieviorka, el Parlamento Europeo en su Resolución B4-0045/97  sobre el racismo, la xenofobia y el antisemitismo y sobre el Año Europeo contra el Racismo 1997 considera que “la noción de raza carece de todo fundamento científico, genético y antropológico, y que este concepto no puede por tanto alimentar las discriminaciones étnicas, nacionales, culturales o vinculadas al color de piel, ya que remite a la falsa idea de que existen ‘razas’ constituidas clasificadas jerárquicamente”.

 

[6] El Parlamento Europeo en su Resolución sobre el racismo, la xenofobia y el antisemitismo y sobre el Año Europeo contra el Racismo 1997.

 

[7] El autor viene trabajando en esta línea desde los años ochenta, centrándose en los mensajes que reproduce el racismo, lo que le ha llevado a constataciones muy interesantes en obras como Racism and the  Press (1991), o Elite, Discorse and Racism (1993). La obra a la hacemos alusión explícita es Racismo y análisis crítico de los medios. Paidós Comunicaciones, Barcelona.