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null El Imida y la UMU buscan dar usos ecológicos a los desechos de la uva

Fuente: La Verdad

En la investigación, que pone el foco en la economía circular, participan bodegas de Yecla, Jumilla y Bullas.

El Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida) y la Universidad de Murcia (UMU) trabajan mano a mano en un proyecto de investigación que pretende que la elaboración de los vinos en la Región sea lo más sostenible posible y conseguir la denominada economía circular con los desechos de la uva. Es decir, que se puedan aprovechar esos restos para otros sectores, como la alimentación y la cosmética.Jornaleros

El proyecto se denomina 'Vinecocir, economía circular en la viticultura y enología murcianas. Un enfoque de marketing territorial y ambiental'. El trabajo ya ha cumplido el primero de los dos años que se ha marcado para obtener resultados. La cadena vitivinícola genera residuos en la fase de cultivo, en las plantaciones, y en la elaboración de los vinos, en la bodega. El coordinador del equipo de Bioeconomía del Imida, José García, explica que se pretende que el sector genere la menor cantidad de residuos, pero también «definir estrategias que minimicen el consumo de agua o para desarrollar fertilizaciones lo menos impactantes posibles», explica.

Respecto al agua, la vid es un cultivo muy sacrificado que requiere de poca aportación de agua. Sin embargo, se quiere reducir aún más su consumo. «Estamos consiguiendo estrategias de riego con 900 metros cúbicos por hectárea. Es la mitad de lo que se requiere en otras partes de España con productores mayores, pero con mucha menos calidad», sostiene García. Insiste en que los vinos de la Región tienen que apostar por la calidad. «Debemos diferenciarnos por la calidad y porque nuestras producciones vitivinícolas son las menos impactantes medioambientalmente del mundo. Digo de todo el mundo, no solo de Europa. Eso y la uva Monastrell, como variedad diferenciada, son nuestros mejores valores. Hay que aprovecharlos».

En este primer año de investigación, se ha trabajado mucho la parte de cultivo. En concreto, aspectos como la poda y su reutilización para compostaje de los siguientes cultivos con unos tratamientos biológicos para que sean lo más efectivos posibles

En la parte de bodega, se está investigando con los residuos. Buena parte de los desechos de la uva se llevan a destilación. El trabajo pretende que también sirvan como compostaje. «Pueden utilizarse para extraer sustancias destinadas a la industria de la cosmética o para la alimentaria, con el fin de que se conviertan en aditivos», comenta García. Esta parte es la que se pretende desarrollar durante el segundo año del estudio, en el que se explorarán otras posibilidades para darle mayor valor.

En este proyecto participan distintas bodegas de las denominaciones de Jumilla, Bullas y Yecla. Entre ellas, Bodegas Castaño. Uno de sus responsables, Juan Pedro Castaño, asegura que su inclusión se ha debido a las características de la bodega. «Tenemos una gran experiencia con la uva Monastrell y nuestras circunstancias de terrenos y climatológicas nos permitieron estar en este proyecto que es bastante interesante», cuenta.

Actualmente, los restos de la elaboración de vinos de esta y otras bodegas se gestionan de una forma tradicional. «Por ejemplo, ahora trituramos la poda. Antes se quemaba. El raspajo ahora se tritura y se mezcla con estiércol y lo devuelven a la tierra. El orujo (la piel y la pepita de la uva) se convierte en alcohol, pero también en aceites o alimentos de ganado. Después de los trasiegos de los vinos, se generan las lías que van a las alcoholeras. Y hay restos que se destinan a la extracción de pigmentos».

Todo eso que ya se hace se pretende mejorar y ampliar con el proyecto del Imida y la UMU. «Nos van a dar una base científica para ver qué se hace y ver qué recorrido tenemos. Es la mentalidad de la economía circular. Hay que aprovecharlo todo para arrancar el máximo de sus posibilidades», explica este gerente de la bodega yeclana.

La sostenibilidad medioambiental ya no es algo que se tenga en cuenta, sino que es un pilar fundamental en la producción vitivinícola en la mayor parte de la Región. «Desde hace años, estamos sin usar pesticidas en las viñas, con un sistema de feromonas que consigue el mismo resultado, pero de forma ecológica. El consumidor ya lo exige y creemos en ello en Bodegas Castaño. Estamos haciendo las cosas bien», afirma el responsable de esta empresa.