Universidad de Murcia

  • Excmo. Sr. Presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia
  • Excmo. Sr. Presidente del Consejo Social de la Universidad de Murcia
  • Excmo. Sr. Rector Magnífico de la Universidad Politécnica de Cartagena
  • Excmo. Sr. D. Pedro Cano, Doctor Honoris Causa
  • Excmos. Sres. Vicerrectores y Secretaria General
  • Excmo. Sres. Rectores Magníficos de la Universidad de Murcia, Lozano y Roca
  • Ilmo. Sr. Alcalde de Murcia
  • Ilmos. Sres. Decanos y Directores de los Centros de la Universidad de Murcia
  • Excmas. e Ilmas. Autoridades que hoy honran a la Universidad de Murcia con su presencia
  • Profesores, Alumnos y Personal de Administración y Servicios
  • Señoras y Señores


Un año más, recién estrenado el otoño, y con la sensación, como nos dijera el poeta latino Ovidio, de que "los años nos llegan sin ruido", el inicio de un nuevo curso académico nos reúne al cobijo del alma mater. En alguna ocasión leí que el hombre ha visto repetirse tantas veces el espectáculo grandioso del nacimiento del día que, en un acto supremo de insensibilidad, ya no experimenta, al presenciarlo, emoción alguna. Es lo que Max Weber describió, con una celebre expresión, como "rutinización del carisma". No es ese el caso de nuestra Universidad que hoy acoge con inmenso gozo e inabarcable gratitud a los representantes legítimos de la sociedad de la Región de Murcia en feliz hermanamiento con una nutrida representación de nuestra comunidad universitaria.

Mi bienvenida y agradecimiento a todos los que con vuestra presencia habéis querido testimoniar públicamente el aprecio que la Universidad de Murcia os merece. Vuestra presencia es enormemente importante para nosotros, puesto que preconiza una actitud, la de quien desea con su gesto compartir el esfuerzo de una Universidad enraizada cada vez más en nuestras gentes y en nuestra tierra a la que todos queremos servir. Echar la mirada alrededor y ver, como va siendo habitual a los actos académicos, el acompañamiento social que tenemos, supone, os lo aseguro, una responsabilidad y un compromiso que asumimos todos y cada uno de los miembros de esta comunidad universitaria con la sociedad de la Región de Murcia que tan dignamente representáis.

Es absolutamente necesario que la Universidad obtenga una satisfactoria valoración social, como condición necesaria para asegurar un adecuado apoyo de la sociedad y como manera de establecer la interdependencia mutua que la sostiene.

Bienvenida y agradecimiento personal al Sr. Presidente de la Comunidad Autónoma. Su presencia Sr. Presidente nos sirve de especial estímulo pues representa la confianza que a través suya deposita el pueblo de la Región de Murcia en la institución universitaria.

Es éste uno de esos "días de luces" que cantara el poeta. Un día de orgullo y alegría y un día de responsabilidad y compromiso.

En el primer caso (orgullo y alegría), por acoger en nuestro Claustro de Doctores, en un día de luces a un pintor luminoso, pues como él mismo nos desvela: "Cuando pinto, me pierdo dentro del cuadro, caminando entre las luces que voy organizando desde el interior de la obra". Una luz que no conoce el tiempo, ya que es el mismo tiempo el que se va depositando en el cuadro, pues la obra, la vida, la existencia de Pedro Cano tienen un componente extremoso de memoria, de tiempo. Como él mismo nos acaba de revelar "Hoy me siento la suma de una serie de conversaciones, caminos, paisajes y encuentros que han constituido lo que soy como pintor y como ser humano".

A lo largo de su lección magistral, Pedro Cano nos ha ilustrado, no podría ser de otra forma, sobre valores cercanos, conocidos, íntimos: la familia, el trabajo, la sencillez de la grandeza. Pero también nos ha introducido en territorios ignotos, desconocidos, originales y nos ha hecho ver y comprender el valor de la palabra. "Solo la palabra podía iluminar las ilusiones y dar fe de la memoria" nos ha dejado dicho. En su magistral laudatio, el prof. Ramallo nos ha desvelado, con deliciosa intuición, que "Pedro Cano ha sido comprendido y aclamado en los más diferentes países y desde las más diferentes culturas porque ha sabido extraer de su yo el múltiple vocerío de todos los siglos en que nos vamos conformando".

La pintura de Pedro Cano esta hecha de palabras y por ello sus acuarelas, como dice Peter Weiermais director de la Galería de Arte moderno de Bolonia, nos hablan en voz baja, pero penetrante. Sin embargo, creo que la pintura de Pedro Cano está también llena de silencios. Precisamente, en sus cuadros más claros, la luz que llena la obra tiene una extraña procedencia y está llena de dramatismo.

Palabras y silencios han convertido la pintura de Pedro Cano en su medio de comunicación con los demás, algo que intuyo absolutamente necesario en la personalidad del artista, hablar, comunicarse con la gente, cercana o lejana, que se acerca a su trabajo. Los cuadros para dialogar con nosotros no necesitan intérpretes, basta con ponerse delante de ellos y entablar una conversación directa, sin intermediarios y sin palabras, como en el amor. Decía Octavio Paz que los cuadros, como los poemas, se explican por sí mismos. Un cuadro es un asunto de ojos, todo es mirar y dejarse mirar.

Querido Pedro, sé bienvenido al Claustro de Doctores que hoy te acoge, que tu luz nos ilumine, que tus palabras nos llenen y que tus silencios nos conforten para que puedas seguir durante mucho tiempo volviendo a nosotros.

Tiempo, palabras, silencio. A lo largo de los últimos ocho cursos académicos he tenido el inmenso honor de dirigirme a todos ustedes en este acto. Ocho años de palabras, unas veces tiernas y afectuosos, otras complicadas y comprometidas pero siempre repletas de un exceso de cariño a esta casa. Ocho años son apenas un soplo en la vida de una institución. No lo son tanto en la vida de una persona, aunque para ésta hayan pasado veloces, entre los afanes del presente y los proyectos para el futuro. Años de vida y sueños, puesto que uno es lo que vive más lo que sueña. Ya lo dijo el bardo de Stratford "Estamos hechos de la misma materia que nuestros sueños".

Sueños para nuestra Universidad que plasmé en forma de desideratum en la apertura del curso 1998/99 ante la inminente llegada del nuevo siglo, que hoy ya nos parece viejo para contestar a la pregunta ¿Cómo vemos a la Universidad de Murcia del siglo XXI?. La respuesta, soñada entonces, fue:

Una universidad con responsabilidad docente, que apoya decididamente la investigación, joven, en expansión, comprometida con el progreso social, moderna y eficaz, independiente y autónoma, abierta, con proyección internacional y con vocación de servicio a la Región de Murcia.

Estos deseos para nuestra universidad están basados en la firme convicción de que la educación superior se ha convertido en una cuestión clave de interés público pues está vinculada al desarrollo económico y social de la mayoría de los países occidentales. La materia prima central de este nuevo modelo social es el conocimiento que es, precisamente, la razón de ser y la dedicación predominante de la institución universitaria. La Educación constituye el principal factor estratégico del siglo XXI y no solo en términos pragmáticos o productivos sino también como garantía de la mejora e igualdad del sistema social, pues no podemos basar nuestra labor docente e investigadora en clave meramente utilitarista. Como magistralmente queda expuesto en la Declaración Internacional firmada por los representantes de las Universidades más antiguas del mundo: "Corresponde a la Universidad la tarea de formar ciudadanos y no solo técnicos, recuperar la Atlántida sumergida de los valores que nos han hecho más lúcidos, más prósperos y más felices y que balizan los caminos que elevan al hombre a un mundo mejor. El patrimonio ético que transmitamos a las generaciones venideras prefiguran la arquitectura del mundo del mañana. Esta tarea reclama una cultura general y diversificada, capaz de integrar la ciencia y la conciencia; capaz, también de rescatar los derechos fundamentales de las presiones de las minorías y de las improvisaciones de las mayorías.

Por ello, frente a la incertidumbre del porvenir, la Universidad ha de suministrar con coraje criterios válidos; y frente a la complejidad de los procesos, ha de interpretar con prudencia los datos para convertirlos en conocimiento. Corresponde, pues, a la Universidad inspirar en el nuevo milenio una sensibilidad universalista alimentada por valores, usos y creencias que aseguren ese progreso y forjen un mundo de paz, libertad, desarrollo y solidaridad".

Mensajes éstos que mi torpe voz ha repetido en solemnes ocasiones a lo largo del tiempo. Pero acudiré al Libro del Eclesiastés para proclamar que "todo tiene su tiempo".

Todo tiene su momento,
y cada cosa su tiempo
bajo el cielo
tiempo de nacer y tiempo de morir,
tiempo de arrancar
y tiempo de plantar…
Tiempo de llorar y tiempo de reír…
Tiempo de abrazarse y de separarse
Tiempo de hablar y tiempo de callar

Mi tiempo de silencio se acerca y para ello no invocaré el cansancio, pues no cabe la fatiga en lo que se aparece nuevo cada día; no acudiré a la pérdida de ilusión, pues no es posible la melancolía cuando sientes la pasión permanente de lo que queda por hacer. Simplemente esgrimiré la responsabilidad. La íntima convicción de hacer lo mejor para una institución que supera cualquier vanidad, cualquier personalismo. Una institución que despierta sentimientos tan elevados, como el de aquella alumna, ya entrada en años, que me emocionó cuando en un acto académico en nuestra universidad nos confesó: "Cada día al entrar en el recinto universitario me embargaba tanta emoción y sentía tanto respeto, que no podía evitar recordar la invitación de Dios a Moisés: "descálzate porque el lugar que pisas es un lugar santo, un lugar sagrado".

Desde esa emoción y ese respeto solo me resta concluir con los luminosos versos de nuestro poeta, nuestro compañero.

Detente aquí. No agregues más palabras
a las que ya has escrito. Que el silencio
venga al papel y que tu voz se apague
en la nocturna soledad. Tu libro
está al fin terminado. En él, a salvo,
ha de seguir latiendo la memoria
de tu vivir, de lo que el tiempo quiso
darte y quitarte, aquella intensidad,
y el fulgor de los días que se fueron.
(Eloy Sánchez Rosillo)

Que tengan todos ustedes un buen curso académico y que hoy, entonemos, al menos así lo haré yo, con mas fuerza que nunca aquella estrofa de nuestro himno universitario que nos invita a decir: Vivat Academia.

A todos y por todo. Gracias. Muchas Gracias.

José Ballesta Germán
Rector de la Universidad de Murcia