REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS



La labor científica de Antonio de Nebrija

Concepción Abellán Giral

(Instituto de Investigaciones Filológicas. UNAM. México)

 

 

La primera obra de Elio Antonio de Nebrija (c. 1444-1522) es su gramática latina, cuyo título intenta explicar que se trata de un trabajo sencillo, escolar, y con la intención de introducir al lector al latín. Estas Introductiones latinae sirvieron de libro de texto, en la Universidad de Salamanca, desde el año 1481 en que fueron publicadas por primera vez, hasta principios del siglo XX. El propio Nebrija fue modificando y ampliando el texto durante su vida. Este mismo texto sirvió de idea, primero para su Gramática de la lengua castellana, y, cuando Nebrija le presentó esta gramática a la reina Isabel la Católica, ésta le sugirió traducir mejor las Introductiones, “porque las mugeres religiosas i virgines dedicadas a Dios, sin participación de varones, pudiessen conocer algo de la lengua latina.”[1]

          Una vez que Nebrija se inició en el área lingüística, se dedicó al tema durante toda su vida. Sin embargo, como todo buen humanista, no se limitó al trabajo gramatical: de su conocimiento del latín fue abriéndose campo en todas las disciplinas del conocimiento. Después de haber pasado más de veinte años en las cuestiones gramaticales, y habiendo publicado varias ediciones de las Introducitones latinae, su Gramática de la lengua castellana, dos diccionarios, uno latino-español y otro español-latino, y varios discursos de fin de año, también sobre temas lingüísticos, primero se dedicó a cuestiones bíblicas, por lo que  tuvo problemas con la Inquisición, y luego se volcó a los campos científicos: hizo trabajos sobre pesos y medidas, sobre medicina, y hasta sobre leyes. De entre la producción científica de Nebrija, está una obrita, en castellano, con el título de Tabla dela diversidad delos dias y horas y partes de hora en las ciudades, villas, y lugares de España, y otros de Europa, que les responden por sus paralelos ([Alcalá de Henares]: Arnao Guillén de Brocar, c. 1516).

          La obra gramatical de Nebrija es bien conocida, sin embargo, estas incursiones en otras áreas del conocimiento no se han publicado apenas. La intención es proporcionar al lector, sin mayores comentarios, el prólogo que Nebrija escribe a esta Tabla. Es importante hacer un par de aclaraciones sobre la manera de transcribir. Para comodidad del lector moderno, se ha utilizado la puntuación que se usa hoy en día en español, ya que el sistema de puntuación de la época nebrisense puede resultar en ocasiones confuso. En cambio, por una pasión lingüística personal, se ha conservado la ortografía tal y como aparece en el original, de suerte que si una ‘v’ aparece como ‘u’ en el texto, se conserva tal cual. Esto se explica porque desde el latín clásico y hasta el establecimiento de la Real Academia de la Lengua Española, la distinción entre la ‘u’ y la ‘v’ era inexistente. Se solía utilizar la ‘v’ para iniciar palabra, y la ‘u’ para el interior de una palabra, debido a que eran consideradas la misma letra, ‘u’ vocal cuando estaba entre una consonante y una vocal y ‘u’ consonante cuando estaba entre dos vocales. La diferencia de grafía, en sus orígenes, se debe solamente a la distinción entre mayúscula ‘V’ y minúscula ‘u’. También se conservan las preposiciones unidas a los artículos ‘dela’, ‘delos’, ‘delas’, cuando el texto así lo presenta. Para la conjunción copulativa ‘y’, que aparece como una ‘t’ invertida en el texto, se ha adoptado la ‘i’ que se ha encontrado con frecuencia, como alternativa, en textos contemporáneos. Las mayúsculas, en cambio, se han modernizado. Finalmente, para comodidad del lector, se han resuelto las abreviaturas, sin mayor indicación y se ha adoptado el sistema moderno de acentuación española, que no existía en la época.

 

Prólogo en que el maestro Antono de Nebrissa habla con los lectores cerca dela tabla que hizo y publicó dela diuersidad delas horas y partes de hora enlas ciudades, villas y lugares de toda España, y por consiguiente de todos los otros que les responden por sus paralelos.

Muchas cosas están puestas en la común opinión del pueblo ignorante, que la razón i artificio muestran ser de otra manera. Como aquello que todos comunmente piensan que el crecer i menguar delos días se haze igualmente, y porque enlos seys meses del año crecen i en los otros seys menguan, piensan que teniendo el menor día del año nueue horas i quinze el mayor, como en Toledo, que por esso los días crecerán vna hora en cada mes, i por el contrario enlos otros seys meses menguaran otra hora en cada mes, como ala uerdad en sólo el mes de marzo crezcan tanto quanto crecieron enel mes de enero i hebrero passados, i los ueynte días de deziembre después que comenzaron a crecer. Y por el contrario, tanto menguan en sólo el mes de setiembre quanto menguaron en iulio i agosto i los veynte de iunio después que comenzaron a menguar. Esso mesmo aquello que porque el año se parte en quatro partes. La primera desde el solsticio de inuierno que es el menor día del año, hasta que enel mes de marzo ygualan las noches con los días, que es el equinocio del uerano; la segunda desde allí hasta el solsticio del estío, que es el mayor día del año; la tercera desde aquel solsticio hasta que otra uez enel mes de setiembre igualan las noches con los días, que es el equinocio del otoño; la quarta desde este equinocio hasta el otro solsticio del inuierno, que es el menor día del año. Todos piensan que tanto tiempo hai desde el solsticio del inuierno hasta el equinocio del uerano, que es la primera quarta, como desde este equinocio hasta el solsticio del estío que es la segunda quarta; y tan bien, que tanto hai desde el solsticio del estío hasta el equinocio del otoño, que es la tercera quarta, como desde este equinocio hasta el solsticio del inuierno, que es la ultima quarta, seyendo otra la uerdad. Porque como quiera que los días del año crezcan ciento i ochenta i dos días i medio i tres hora, i menguen otro tanto tiempo, en la primera quarta, que es desde el solsticio del inuierno hasta el equinocio del uerano, hai dos días i quinze horas menos que enla segunda quarta, que es desde el dicho equinocio hasta el solsticio del estío. Y también enla tercera quarta del año, que es desde este solsticio hasta el equinocio del otoño, hai otros dos días i quinze hora más que enla otra última quarta del año, que es desde este equinocio hasta el solsticio del inuierno. Esso mesmo aquello que parece que no es de creer, que el mayor día del año con su noche sea mayor que el menor día con la suya, seyendo la uerdad que el día mayor del estío es algún tanto mayor que el menor día del inuierno con su noche. Pero todo lo sobre dicho ligeramente se prueua enlas sciencias, a quien pertenece tratar de semeiantes cosas, como quiera que el uulgo, que no iuzga sino por el sentido, piense otra cosa conel qual agora nos queremos confrormar en lo que no hay mucha diferencia i el error es poco. Es otro no menor error que los passados que enla cabeza de todos los meses enlos kalendarios está escripto como por título que tiene el día ciertas horas i ciertas la noche. No pudo ponerse cosa de mayor desuarío, porque ni las partes del mes tienen entresí igualdad, ni el número delas horas de cada día es uno en todoos los lugares: porque, enlas Canarias, el mayor día del año es de treze horas i la noche de onze, i, por el contrario, el menor dia del año es de onze horas i la noche de treze; en Tanjar y Arzilla, ciudades de África, el mayor día del año tiene quatorze horas i una duodécima i la noche diez horas menos aquella duodécima parte de hora; en Seuilla, el mayor día del año tiene quatorze horas i una tercia parte de hora, i la noche diez horas menos aquella tercia. Y porque no nos apartemos del exenplo que pone Ptolomeo, en la uilla dela Coruña, que fue lugar de conuento i jurisdición de romanos, el mayor día del año tiene quinze horas i una octaua décima parte de hora, i la noche nueue horas menos aquella octaua décima parte. Y assi procediendo de medio día a setentrión por Francia, Alemania, Bohemia, Nuruega i Roxia hasta llegar a tierra donde el mayor día es de ueynte i quatro horas, i la noche no tiene sino un momento de hora. I llamo yo agora día después que nace la meytad del cuerpo del sol hasta que se pone la otra meytad, i todo lo otro noche. Item quando dezimos aquí horas o partes de hora, no entendemos por la duodécima parte del día o dela noche, sino por estas uulgares del relox que por otro nombre se llaman equinociales, porque en cada una dellas nacen quinze grados del equinocial. Y porque los días passados un religioso que tenía cargo de concertar el relox de su casa me demandó que entanta uariedad le diesse alguna certidumbre i reglas para cumplir con su cargo, ordené una tabla sacada por la declinación delos signos i grados desde el equinocial, porque según aquella se haze la diuersidad delos días i noches en todo el mundo. I porque otros algunos uernán enla mesma dubda que aquel religioso, rogué a Arnao Guillén Brocario, impressor de libros, que la multiplicasse por impressión, porque si otro alguno me preguntasse lo mesmo, touiesse adonde lo embiar sin me auer otra uez de romper la cabeza.



[1]Introduciones latinas contrapuesto el romance al latin (Salamanca: sin impresor, c. 1488), fol. fol. a1verso.