REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


PRAXIS Y TEORÍA. VANGUARDIA ARTÍSTICA Y REFLEXIÓN CRÍTICA EN EL FUTURISMO Y EL FORMALISMO RUSOS

(A propósito del libro de Pau Sanmartín Ortí: Otra historia del formalismo ruso. VI Premio de Ensayo Caja Madrid. Lengua de Trapo. 2008

 

Francisco Vicente Gómez

(Universidad de Murcia)

 

 

 

Anima el libro de Pau Sanmartín el propósito de dar cuenta pormenorizada de la complicidad histórica que el desarrollo teórico del formalismo ruso mantuvo a lo largo de su existencia con la praxis artística y política de su tiempo, en concreto con la vanguardia artística que representa el Futurismo, y con el nuevo orden socio-político y cultural que a partir de 1917 se instaura en Rusia. En definitiva, indagar en el relato de la ‘intrahistoria’ del par ‘praxis - teoría’, no siempre tenida lo suficientemente presente. Esta es la gran novedad de este ensayo, que hace del mismo un trabajo meritorio en el panorama bibliográfico disponible en español.

         Para llevar a cabo con esmero este relato historiado de la aportación formalista el autor distribuye el libro tras la Introducción en dos grandes bloques, el primero recorre la Historia jalonada en etapas de la referida complicidad entre futurismo y formalismo; el segundo hace lo propio con la Teoría formalista, ordenando su aportación teórico-crítica de a acuerdo con su implicación histórica.

         Inmersos ya en la Historia, en los inicios de la OPOJAZ, en los que el formalismo se dibuja como una ‘teoría de la vanguardia’, en particular de la futurista, Víctor Sklovski se perfila, desde 1913, como la figura aglutinante del grupo en sus diferentes formaciones y etapas del mismo (p.54).  Junto a los lingüistas Polianov y Iakubinski, y los críticos próximos al futurismo Osip Brik y Borís Hushner (p.56) configuró la primera formación del Grupo de San Petersburgo, de la primera OPOJAZ (Asociación para el Estudio del Lenguaje Poético).  Todos ellos son jóvenes fascinados por las innovaciones de la vanguardia futurista (A. Kruchonij, V. Jlebnikov, V. Maialovski). El lenguaje poética copaba su atención. A diferencia del interés métrico de los otros componentes, Slovski se esforzó desde el primer momento por describir el efecto estético del lenguaje zaum futurista (p.57). De la imprescindible figura de  Roman Jakobson destaca Pau Sanmartín su papel de puente entre el grupo de San Petersburgo y el Círculo Lingüístico de Moscú (MLK) que él mismo funda en 1915, sobre todo a partir de la intensificación de contactos que empieza a tener lugar en 1917, y que será la figura que represente la síntesis más equilibrada entre Futurismo, Vanguardia y Lingüística (p.58).

         La revolución de octubre de 1917 y la nueva situación política de Rusia provocan la dispersión del Grupo y la polémica en su interior sobre el nuevo papel que ha de jugar el arte y la cultura, sobre todo entre 1917 y 1918. Este hecho marca la segunda etapa de la evolución del Formalismo ruso. Lo cierto es que ‘con los futuristas afincados en Moscú’, tratando de articular su espíritu innovador con la utopía de la Revolución, y los ‘lingüistas absortos en tareas políticas’, “la OPOJAZ de Petrogrado parece concentrarse a partir de 1919 en torno del triunvirato formado por Víctor Sklovski, Boris Eichenbaum y Iuri Tiniánov, que poco a poco van desplazando el debate hacia cuestiones de historia y prosa literarias” (p.82), como revela la tercera Recopilación sobre teoría del lenguaje poético que la OPOJAZ lleva a cabo en 1919 –las dos primeras son de de 1916 y 1917- (p.75).

1919 señala un momento de gran relación entre la OPOJAZ y el MLK. Agrupación esta última que en Moscú ha ido desarrollando una actividad más centrada en las cuestiones del lenguaje poético y la métrica, pero que con la marcha de su presidente, R. Jakobson, en 1920 a Praga verá mermada, y por su academicismo cada vez más alejada de los trabajos del Grupo de San Petersburgo, hasta su ruptura definitiva en 1927 (pp.92-93). También los nuevos escenarios que a partir de esa fecha se abren para los miembros de la OPOJAZ harán que sus miembros intensifiquen su labor docente, difusora e investigadora, como reflejará la cuarta Recopilación de 1921.

Los años duros del grupo formalista, 1922-1924, ocupan el siguiente apartado en este recorrido por su Historia, que da cuenta de la dificultad de su labor en el nuevo modelo cultural que se está gestando en Rusia. Primero el exilio de Slovski (1922-1923), que marca el límite entre la Segunda OPOJAZ y la desestructurada Tercera OPOJAZ, que nunca logrará recomponerse (p.96); luego los ataques que desde la crítica marxista y otros fuentes se recrudecen entre 1922 y 1924. 

La definitiva crisis del grupo formalista, años 1925 a 1930, cierra la narración de su Historia. Crisis no del formalismo y sí de los formalistas, que es posible rastrear hasta 1934 o 1936 (p.150), en la que tiene que ver la orientación contenidista que la doctrina marxista quiere dar a las investigaciones literarias, y a la que las consideraciones formales resultaban hostiles (p.117), y el propio agotamiento metodológico de las tesis formalistas. Esta doble situación les lleva, no obstante, a proponer soluciones, como el giro hacia lo factual que propone V. Sklovski (p.126), como incorporar la consideración de la evolución literaria como hace I. Tiniánov, del ambiente social, en el caso de B. Eichenbaum (pp.134-135). Todas estas circunstancias acabaron por frustrar el intento de reagrupamiento de la tercera OPOJAZ allá por los años 28 y 29.

La segunda parte del libro de Pau Sanmartín Ortí ordena el relato cronológico de la crítica y la teoría formalistas, demorándose en cada una de las principales etapas históricas de su desarrollo conceptual,  y dentro de cada una de ellas en lo que cada autor aporta. Parte el autor del ensayo de V. Sklovski “La resurrección de la palabra”, de 1914, y lo señala como el texto pionero sobre las preocupaciones estéticas que ponía al descubierto la poesía futurista de Maiakovski, Jlébnikov y Krochanoj, entre otros: “la dificultad de la poesía futurista… es un requisito necesario para lograr producir un efecto estético perceptible” (p.164).

Al efecto considerable de este ensayo de Sklovski le seguirá la primera publicación colectiva de trabajos de la OPOJAZ en 1916, fruto del contacto entre este Grupo y los futuristas. En ella participan Sklovski, Iakubinski, Polivánov y Kushner. Toda la atención de los trabajos recae en la explicación de los procedimientos constructivos del nuevo lenguaje poético futurista, y su valor estético basado en la libre asociación de las palabras. La aportación de V. Sklovski, que tiene por objeto esta vez el lenguaje transracional o zaum,  pone ya de manifiesto la interrelación entre efecto estético y forma desautomatizadora (p.181).

La segunda Recopilación que da a la luz la OPOJAZ en 1917 sigue un patrón semejante. Incorpora la firma de Osip Brik, y en esta ocasión el trabajo de Sklovski “El arte como procedimiento”, lleva su interés al terreno de la prosa e introduce el argumento de la ‘técnica del extrañamiento’ (p.189).

La tercera Recopilación, se publica en 1919 en dos partes; la primera recoge las anteriores publicaciones, y la segunda contiene ensayos que extienden los postulados formalistas a otros ámbitos, en concreto a la narrativa, en la que a partir del concepto de ‘trama’ (siuzhet) proyecta las mismas leyes de ralentización perceptiva del verso. Nuevas aportaciones de V. Sklovski, y las primeras de R. Jakobson, sobre la poesía del futurista Jlébnikov (p.210) y de I. Tinianov (p.215), de sesgo histórico-literario.

La primera mitad de los años 20 (1920-1925) propicia la cuidada exposición de la cuarta Recopilación de trabajos de los miembros de la OPOJAZ y del grueso de su producción científica (p.217). Víctor Sklovski, Boris Eichenbaum, Iuri Tiniánov y Roman Jakobson son los nombres que jalonan el desarrollo de este extenso apartado. De cada uno de ellos proporciona su aportación siguiendo su devenir histórico. Del V. Sklovski de 1923 y 1925 destaca su defensa del ‘valor estético como perceptibilidad de la forma, (desautomatización), la ‘fijación en los procedimientos y leyes artísticas’, su crítica de enfoques externos’ (p.230) biográficos, ideológicos (p.235), tanto en la consideración del verso como de la prosa (p.228), el teatro (p.223), el circo (p. 227), su reivindicación de la función crítica como la responsable de posibilitar al lector una percepción renovada de la obra (p.244).

         Además de destacar en B. Eichenbaum la defensa que hace de las ideas formalistas en los años 20 (pp.250-251 y 262-263), fija su aportación en la incorporación del concepto de ‘skaz’, de la presencia de la palabra dicha, de esquemas orales, a la teoría de la prosa formalista (p.254). Y en la reflexión que hace en torno al término de ‘dominante’, como ‘principio estructurador que cohesiona el poema’ (p.264).

El dinamismo del también concepto de ‘factor constructivo’ (pp.272-273) con su acción estructurante (subordinante) aplicable por igual a las obras individuales y a los grandes sistemas literarios (p.279), entre ellos los géneros literarios y la misma historia literaria en los que se reviste de invariante del cambio (p.293) gradúan el recorrido por la aportación de Iuri Tiniánov. Para quien ‘la evolución literaria es transformación, paso de una forma a otra’ (p.295); y la literatura misma un ‘hecho literario’, por este motivo.

Unas puntuales aportaciones de Roman Jakobson sobre el verso checo y otras publicadas en Moscú y en Praga sobre Dadá (pp. 304-305), sobre el ‘realismo artístico’, etc. reclama brevemente la atención de las últimas páginas de este apartado. Junto al número que la OPOJAZ dedica en la revista Lef a la figura de Lenin (p.307).

Con el mismo detalle y querencia por datar con precisión histórica y crítica llega Pau Sanmartín Ortí a la última etapa (1925-1930) del desarrollo conceptual del formalismo ruso. Etapa mostrada como el esfuerzo que emprende cada uno de los formalistas por escapar de la persecución creciente a que son sometidos a partir de 1924, pero también por superarse a sí mismos y responder a los retos de los nuevos tiempos. Es el caso de la ‘literatura del hecho’ formulada por V. Sklovski (pp.314-315), de la reivindicación de la libertad del escritor y de su trabajo con el material (p.322), así como sus objeciones al simplismo de la relación causa-efecto (p.330). Es también el caso de la síntesis que indaga B. Eichenbaum entre los problemas de la génesis de una obra y la dinámica de la evolución literaria a partir de la incorporación de la idea de ‘ambiente social (p.338). Y la elaboración que Iuri Tinianov realiza desde su concepción sistémico-funcional de las relaciones entre la serie extraliteraria y la serie sociológica en la explicación que propone de la ‘evolución literaria’, como sistema de sistemas (p.361). Perspectiva que en forma de problemas enunciará junto a Roman Jakobson en el célebre ensayo de 1928 (p.363).

Para finalizar, no defrauda lo que anuncia el autor en el título de este audaz libro, pues se trata de otra auténtica historia del formalismo ruso, hecha desde el relato de su vicisitud histórica, desde la complicidad de sus conceptos, teorías y reflexiones con la Historia que lo originó, con el vanguardismo artístico de principios del siglo XX, particularmente con el futurismo.