Rector del 29 de abril de 1929 al 5 de abril de 1930
Profesor de Derecho Administrativo, su etapa como Rector fue meramente coyuntural, producto de la dimisión de Lostau, y durante su mandato hubo de hacer frente al mayor peligro de desaparición por el que ha atravesado la Universidad de Murcia en toda su historia.
Los insistentes rumores de cierre desataron una notable campaña a cargo de los prohombres murcianos de la época y de los principales poderes fácticos de la región. Fernández de Velasco, por su parte, elaboró una sentida y documentada defensa en su "Crónica de la Universidad Murciana", en un último intento de evitar el anunciado final.
En ella se incluía un análisis comparado entre la de Murcia y otras universidades de tamaño semejante, con un historial mucho mayor, en el que salía bien parado el centro murciano, al tiempo que exponía de forma pormenorizada el estado y equipamiento de sus laboratorios y la actividad investigadora de cada uno de los docentes del centro murciano.
Finamente el decreto de suspensión no se llevó a efecto y Fernández de Velasco volvió a su actividad docente, dejando nuevamente el Rectorado en manos de Lostau.
