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La participación de la mujer en el deporte es un indicador del desarrollo igualitario en el mundo, según un estudio de la UMU

MUJERESAntonio Moreno Llamas, Jesús García Mayor y Ernesto De la Cruz Sánchez, investigadores de la Universidad de Murcia (UMU), han estudiado la asociación entre el nivel de desarrollo de género y la desigualdad entre mujeres y hombres en la práctica deportiva. Este trabajo se ha realizado a nivel mundial, con datos de más de 2,6 millones de personas, y ha sido publicado por la revista Journal of Public Health.

 

La desigualdad de género en el deporte, una realidad 

La participación de la mujer en la actividad física y el deporte es, a nivel mundial, minoritaria en relación con la de los hombres. El origen de esta desigualdad de género en la práctica de actividad física no solo se debe a la restricción explícita de la práctica deportiva para mujeres -existente en algunos países- sino que también depende, en gran medida, de los factores sociales que estructuran la vida cotidiana, que refuerzan y promueven las diferencias de estilo de vida y las desigualdades entre las personas.

Incluso en países en los que las mujeres continúan empoderándose y obteniendo acceso a la igualdad de oportunidades, siguen existiendo determinantes sociales -en ocasiones sutiles y ocultos- que limitan su participación en actividades deportivas.

El estudio de las desigualdades de género en el desarrollo del ejercicio físico desde una perspectiva global es escaso, pero este trabajo pone de relieve la relación que tiene la actividad física con una participación social más activa de las mujeres, basada en el empoderamiento y el apoyo social y de las redes sociales, característicos de los entornos y lugares más justos y saludables. 

 

La actividad física, reflejo de la igualdad de oportunidades en un país

Las barreras que obstaculizan la práctica habitual de actividad física en las mujeres son las mismas que dificultan su participación en la sociedad, impidiendo su desarrollo y bienestar personal y social. De hecho, este estudio ha descubierto que también afectan a su salud, ya que la inactividad está relacionada con un mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas, mala salud mental y mortalidad prematura por todas las causas.

Sin embargo, el sesgo de género en la actividad física también tiene consecuencias muy importantes para los hombres: “En las sociedades más igualitarias todas las personas son físicamente más activas, con independencia de su sexo”, asegura el investigador Ernesto de la Cruz. 

Las diferencias sociales de género se asocian, en consecuencia, a otros aspectos relacionados con la salud; y refuerzan el hecho de la importancia de los determinantes sociales sobre el estilo de vida y la calidad de vida de las personas. 

 

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