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El enfermo de Alzheimer y su cuidador

              El Día Mundial del Alzheimer, se celebra el día 21 de Octubre, motivo por el cual desde el Servicio de Psicología Aplicada queremos mostrar nuestro apoyo a todas aquellas personas que padezcan esta enfermedad, así como a sus allegados y cuidadores.

              Según datos del año 2015, más de 46 millones de personas padecen la Enfermedad de Alzheimer (EA) en todo el mundo, siendo por tanto, una de las demencias más frecuentes que existen, representando entre el 60 y el 80% de todas ellas. Los datos disponibles indican que un 6.3% de los españoles mayores de 60 años sufre algún tipo de demencia, siendo esta cifra superada únicamente por Francia e Italia.

              Este tipo de demencia es una enfermedad degenerativa y crónica. Durante su evolución se manifiestan alteraciones de memoria que afectan a las funciones ejecutivas (atención, razonamiento o resolución de problemas) y produce cambios que se reflejan  en el comportamiento (ansiedad, depresión, irritabilidad, cambios en la personalidad,...). Las características de esta enfermedad demandan un cuidado permanente, generando en la persona afectada una situación de dependencia.

 En este sentido, tiene gran importancia el papel del cuidador. El deterioro progresivo de esta patología exige a la persona encargada de los cuidados y bienestar del enfermo con EA, una implicación permanente que aumenta a medida que avanza la enfermedad. Los cuidadores principales a menudo (especialmente en estados avanzados de la enfermedad), pueden presentar dependencia hacia el enfermo así como emociones y sentimientos contradictorios. Las repercusiones que se pueden observar en este proceso son  importantes a nivel personal, familiar, social y laboral. Es característico encontrar  síntomas ansioso-depresivos, así como sentimientos de culpa, irritabilidad, impotencia y desesperanza. Éstos, también se ven incrementados  debido al desconocimiento existente de la enfermedad y de sus distintas fases, así como de la falta de asesoramiento por parte de Instituciones Sanitarias o de Políticas Sociales. Cabe destacar el estigma social, aún presente en nuestra sociedad, cuando el cuidador principal se plantea la posibilidad de institucionalizar al enfermo y/o de solicitar ayuda para su cuidado.

Por otro lado, las relaciones familiares del cuidador también pueden verse afectadas, ya que en ocasiones, fruto de la sobrecarga, no puede desempeñar otros roles de su vida, como el rol de pareja, rol de padre/madre, etc. Otro aspecto, que puede deteriorarse en el cuidador es el ámbito social y laboral. En ocasiones, la persona llega incluso a abandonar tanto su puesto de trabajo, creando una merma económica esta situación, así como sus actividades de ocio, para dedicar más tiempo a los cuidados y velar por el bienestar de la persona con Alzheimer,  manifestando una ambivalencia a nivel emocional.

              Por estos motivos desde la Unidad de Neuropsicología y el equipo Clínico-Sanitario del SEPA, ofrecemos nuestros servicios tanto al enfermo (mediante una evaluación de su estado actual y orientaciones para el manejo de las actividades de su vida diaria), así como atención y asesoramiento a los cuidadores principales y/o familiares.

              Si desea más información o necesita ayuda respecto a esta temática u otras relacionadas, no dude en contactar con nosotros.