Hay tanto que ver y descubrir en esta maravillosa ciudad que se me hará difícil ser breve. El mejor consejo que puedo daros es que no os quedéis en casa: salid, explorad, recorred la ciudad de punta a punta. Verona está llena de vida, historia y todo lo que os podáis imaginar.
Si no recuerdo mal, el último domingo de cada mes hay descuentos especiales en muchos museos de la ciudad, yo os los recomiendo todos. Pasar el día paseando por el casco histórico puede ser una preciosa aventura, aunque los terrenos de la periferia no se quedan atrás. Tampoco podéis perderos los paseos a la orilla del río, ni las puestas de sol en el mirador de Castel San Pietro. Visitad todas las trattorias que podáis hasta encontrar vuestra favorita (o favoritas) y disfrutad del buen vino italiano. ¡Como veréis, es imposible aburrirse en esta ciudad!
De la universidad, tampoco os contaré mucho, ya lo descubriréis vosotros mismos... Las universidades italianas no son famosas por su organización y a veces es complicado encontrar un plan de estudios que se adapte a ti. Sin embargo, los profesores suelen ser muy amables y os ayudarán siempre que les sea posible.
Como último consejo, nunca tengáis miedo y espero que descubráis todos los rinconcitos de esta hermosa ciudad, ¡ánimo!
