Número Actual - Números Anteriores - TonosDigital en OJS - Acerca de Tonos
Revista de estudios filológicos
Nº31 Junio 2016 - ISSN 1577-6921
<Portada
<Volver al índice de reseñas  

reseñas

 

 

ENTRE LA NOVELA CORTA Y LA NOUVELLE

Ana Victoria Mayor Sánchez
(Universidad de Murcia)

 

De la novela corta y la nouvelle (1900-1950). Estudio comparativo entre escritoras, de Carmen María Pujante Segura. Madrid, Síntesis, 2014.

 

         Con una rigurosa visión crítica, Carmen María Pujante Segura[1] ha llevado a cabo un fecundo estudio comparativo entre la novela corta y la nouvelle en la primera mitad del siglo XX, teniendo como referentes básicos a tres prosistas francesas, Isabelle Ebernhardt, Anna de Noailles y Elsa Triolet, y tres españolas, Sofía Casanova, Carmen de Burgos y Carmen Laforet, todas ellas escogidas con  acertada visión histórico-crítica por tratarse de seis mujeres escritoras de narrativa breve durante el periodo de tiempo acotado (1900-1950). Se trata, pues, de un estudio muy apropiado para clarificar y reavivar la importancia de la forma narrativa ya mencionada, menospreciada por un sinnúmero de críticos que se atienen más al medio de difusión empleado, así como a la recepción literaria popular de dichos textos. Esta cuestión, ciertamente controvertida, se sustenta en tres elementos esenciales: entre novela corta y nouvelle, entre Francia y España, culminando con un minucioso análisis comparativo de obras de la literatura escrita por mujeres, amén del conocimiento teórico-crítico requerido y, como subyace en el estudio señalado, abordando aspectos historiológicos, genológicos y tematológicos que constatan la reivindicación literaria por la que apuesta el libro de la doctora Pujante Segura. De la novela corta y la nouvelle (1900-1950). Estudio comparativo entre escritoras emerge a sus lectores en el paradigma del relato breve español y francés, identificándose dos capítulos, desglosados, a su vez, en diferentes apartados, junto a una introducción y una coda. En definitiva, la estructura establecida para el presente texto es la comúnmente conocida como: introducción, desarrollo y conclusión, exponiéndose, en un primer momento, una cuestión polémica, anunciada desde el propio título, y que consiste en mostrar y demostrar lo que ofrece la narrativa breve, pese a las críticas que suelen atribuírsele, en los años 1900-1950 y, para ello, la autora se decide a ejemplificarlo con obras de seis escritoras. Así, los argumentos que se desarrollan al hilo de la tesis propuesta nos conducen, en último lugar, hacia unas conclusiones que, de alguna manera, se corresponden y confirman la idea presentada al principio; esto es, las vicisitudes de la novela corta y la nouvelle durante la primera mitad del siglo XX, desde una perspectiva histórica, teórica, crítica y comparada.

         En el primer capítulo, dividido en diferentes apartados, la autora atiende la problemática terminológica que concierne a este tema: «novela corta y nouvelle», teniendo en cuenta que fue un género cuyo máximo esplendor se correspondía con las publicaciones periódicas que se realizaban durante esa época en colecciones tales como El Cuento Semanal, Los Contemporáneos, La Novela Corta o La Novela de Hoy que llegaron a ser muy conocidas y tener mucho éxito en ese tiempo y que, como otras muchas, en un primer momento, se inspiraron en las revistas y prensa francesas. Esas colecciones populares, al igual que los textos que se incluían en ellas, pertenecientes a la narrativa breve, cuentan también con dificultades terminológicas y surgen denominaciones como literatura popular, subliteratura, infraliteratura, entre otros términos, para referirse a esos modelos literarios, todos ellos teniendo como denominador común que eran ejemplos de literatura empobrecida, dadas sus iteraciones y recursos retóricos, entre otros aspectos. En definitiva, el propio término «novela corta» ha sido definido como un género (o subgénero) narrativo que está condicionado por sus congéneres y normalmente adscrito a los dominios de la subliteratura. Por su parte, los teóricos de la literatura, en sus reflexiones, no suelen partir del género o subgénero literario de la novela corta para acceder al cuento o la novela, sino que siguen el proceso contrario, e incluso el escritor también lo hace así. Por ello, es preciso señalar que nos hemos situado ante un género literario en el que los temas son constantemente reincidentes y la estructura narrativa también es reiterativa. Y es que si previamente hemos anunciado que se trata de un género emblemático en el siglo XX y que se dio a conocer en el contexto precedente del folletín o novela por entregas, resulta lógico imaginar que los autores tenían que escribir «a contra reloj»; de ahí que, a veces, recurrieran al autoplagio, razón por la cual, en distintas ocasiones, la novela corta y, con ella, la subliteratura, han sido devaluadas. Ahora bien, conviene tener en cuenta que el escritor se amoldaba a lo que su público lector le reclamaba. Otra polémica que toma en consideración Pujante Segura, junto a la anterior, la terminológica, es la referida al género, porque existen diferentes críticas y estudios respecto a qué se entiende por novela corta y, en consecuencia, a cuáles son las semejanzas y diferencias con el cuento, así como con la novela. Pues, generalmente, suele identificarse la novela corta como un modelo de narrativa breve, que está a caballo entre el cuento y la novela extensa, ya que comparte con el primero la brevedad ‒aunque la novela corta es más extensa que este‒ y la concisión en lo que se relata, evitando en todo momento prolijas digresiones, y con la segunda, la oscilación e intercalación de diversos acontecimientos. En último lugar, la autora, desde una perspectiva historiológica, indaga las circunstancias y evoluciones del término y género de la narrativa breve. De tal modo que, con absoluto rigor crítico y atravesando las vicisitudes terminólogicas y genológicas de la novela corta en España y Francia, desde la Edad Media hasta el siglo XX, nos aproxima a la realidad de este modelo literario, mostrándonos su razón de ser y su intencionalidad, defendiendo también que no se trata de un género menor por los medios en los que fue difundido, puesto que autores de renombre en la Historia de la Literatura Española alzaron la pluma en este género.

         En el segundo capítulo, al igual que sucede en el primero, se identifican varios apartados, demostrando en cada caso lo dicho con un ejemplo literario de entre las seis autoras seleccionadas, prestando especial atención al último de ellos, en el que se incluye un análisis comparado más pormenorizado entre la novela corta y nouvelle, que es el propósito fundamental del presente libro y que, además, se percibe con plena claridad, debido a la presentación detallada, y necesaria, que se ha realizado a lo largo de todo el estudio, sin obviar las comparaciones tan oportunas que ha llevado a cabo Pujante Segura para la comprensión de determinadas cuestiones como, por ejemplo, la terminológica o genológica. Así, el último epígrafe del segundo capítulo, «Balance de una proximación temático-narratológica comparada de la novela corta española y la nouvelle francesa», persigue culminar la defensa de la tesis de este libro, porque no se ciñe única y exclusivamente a elementos propios de la novela corta o de la nouvelle, como sí se aprecia en los apartados anteriores, ni al estudio aislado de un determinado aspecto, como los temas y motivos, sino a una comparativa general de ambos modelos textuales (novela corta y nouvelle) en los años 1900-1950 a través de seis autoras. Ahora bien, en los apartados que preceden a este último se ponen de manifiesto los aspectos morfológicos y tematológicos propios de la novela corta y la nouvelle en la primera mitad del siglo XX, para lo que no se deben obviar los rasgos genológicos, según Claudio Guillén y, de hecho, dados los excelentes conocimientos teórico-críticos y de literatura comparada de la doctora Pujante Segura, así se refleja en este texto. A través de los diferentes apartados que constituyen este capítulo, se percibe un minucioso análisis narratológico del modelo textual que atañe a este libro −novela corta y nouvelle−, concretando la tipología de personajes, los temas y motivos más recurrentes, así como los aspectos referidos al tiempo y espacio dentro de la narración.

         Para deslindar la cuestión de novela corta y mujer, en primer lugar, debemos atenernos a todo lo explicitado previamente de este género narrativo, determinado por la unanimidad de rasgos, entre los que podemos resaltar la caracterización de los personajes y la recurrencia de temas y motivos. Y, junto a esto, dependiendo de para qué colección fuese dirigida la novela corta elaborada, el escritor tendría que ajustarse a lo establecido por la revista. En segundo lugar, teniendo en cuenta el extraordinario desarrollo que tuvo la novela corta popular en la fecha tantas veces señalada, es preciso destacar que también acudieron escritoras, como se refleja en esta obra mediante las seis autoras ya nombradas, lo que derivó en la problemática del feminismo y también de la censura.

         Por su parte, el estado de la cuestión femenina en este periodo resulta interesante abordarlo porque las condiciones de las escritoras que participaron en las colecciones de este tiempo como, por ejemplo, La Novela Corta o El Cuento Semanal, siendo nuestros referentes las seis autoras escogidas, vivían las circunstancias de la España del momento; de hecho, dos de ellas, Carmen de Burgos y Sofía Casanova, tuvieron contacto directo con la guerra. De ahí que, en determinados textos, aparezca la guerra como telón de fondo, aunque el objetivo que perseguían estas escritoras a través de sus relatos, igual sin ser conscientes de ello, era evadir al lector de la realidad vivida en ese momento, identificándose una variedad temática que permite clasificar esas novelas cortas en sentimentales, de aventuras, etc.  

         Con todo, todas las autoras poseen una maestría importante con la pluma y han demostrado ser capaces de elaborar textos realistas y (concentrados) según las específicas pautas del género, aunque determinadas escritoras como, por ejemplo, Carmen Laforet no se ha dado a conocer en la literatura española por sus relatos cortos, publicados en colecciones populares, de prensa, sino por su novela Nada; sin embargo, leer sus modelos literarios pertenecientes a lo que, sin demasiado rigor y justificación, suele adherirse a una literatura menor, despreciada e infravalorada, no va a tener repercusiones negativas respecto a la autora, ni va a suponer que cambiemos el concepto que tengamos de dicha literata, porque maneja tan bien la pluma en esos textos como en su novela, Nada. El problema es que, en determinadas ocasiones, tiende a atribuirse, casi de manera automática, un adjetivo de matices negativos a esos modelos literarios, sin ni siquiera haberlos analizado críticamente, ni haberse atenido a la época y a la razón por la que surgen.  

         Por eso mismo, Carmen María Pujante Segura, una mujer insaciable en las tareas de investigación, se ha preocupado por defender la narrativa breve, mediante un análisis comparativo y, además, de mujeres, en los años 1900-1950 y, con ello, ha logrado sustentar con sólidos argumentos y las justificaciones pertinentes que se trataba de una literatura tan digna y de renombre como lo podía ser la que se insertaba directamente en la etiqueta de «literatura superior».

 



[1] De la novela corta y la nouvelle (1900-1950). Estudio comparativo entre escritoras, Madrid, Síntesis, 2014.