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“Puerto Rico en Veracruz”, de Carlos fuentes.
EL PAÍS, OPINIÓN. 3 DE ABRIL DE 2012
http://elpais.com/elpais/2012/03/13/opinion/1331656460_934795.html
Hay un
hecho cultural sobresaliente: Puerto Rico escribe, educa, dice palabras de amor
y mentadas de madre en español
Hay
libros que merecen —que reclaman— una segunda lectura. Yo había leído La guerra y la paz de
Tolstoi a los 21 años. Veinte más tarde, la novela me pidió que la re-leyese.
Busqué una manera de volver a las 1.500 páginas del libro sin interrupciones.
Telefonemas, citas para comer, cartas, diálogos, etc. Lo mejor era embarcarse
para un largo viaje de alta mar sin más compañía que Tolstoi.
Escogí
el vapor español Virginia
de Churruca. Zarpaba de Barcelona, con escalas en Cádiz, Tenerife,
Maracaibo, San Juan de Puerto Rico y Veracruz. Una pintura de desastre marino
me recibía seis veces al día: nave incendiada, hombres ahogados, madres
salvando niños... Muy español...
Llegamos
a Maracaibo donde me recibió mi amigo Michel Otero Silva acompañado de 12
señoritas caraqueñas con una pancarta en alto que leía: “Al llegar Carlos
Fuentes en el vapor de Churruca,
todas las caraqueñas le ofrecieron la cuca”. Mal pensado, pronto averigüé que
“la cuca” era sólo un dulce.
Al
llegar a San Juan de Puerto Rico, un oficial norteamericano, muy parecido a
John Wayne, me detuvo al pie de la escalerilla y me impidió bajar.
–
¡Pero si esta es mi tierra! —le grité— ¡Puerto Rico es parte nuestra, no de
ustedes!
Años
más tarde, una iniciativa del senador William Fulbright, más la fuerza
profesional de mi abogado William Rogers, facilitaron mi entrada a territorio
norteamericano. Sólo que Puerto Rico era distinto, era nuestro. En Puerto Rico se
discute la estalidad: ser un Estado más de
Sea
cual sea la decisión política, hay un hecho cultural sobresaliente: Puerto Rico
escribe, educa, dice palabras de amor y mentadas de madre en español.
Para
Arturo Echavarría la crítica no es un reflejo angilar
de la obra criticada. Para Echavarría, la crítica es propuesta creativa, tan
creativa como la obra criticada y convirtiéndose en parte inseparable de la
obra misma. ¿De cuántos “críticos” entre comillas podría decirse otro tanto?
¿Cuántos “críticos” sólo nos ofrecen la imagen de sí mismos, olvidando la obra,
la relación íntima del crítico con lo criticado? ¿Cuántos no toman la obra como
pretexto para decir lo que la obra no dice, pero que el “crítico” no tiene otra
manera de decir?
Echavarría,
en cambio, escoge una distancia ante la obra que nos permite verla con la misma
claridad con la que de lejos vemos una montaña que, de cerca, parecería sólo un
terrero. Echavarría ha dedicado grandes páginas a Henry James y Jorge Luis
Borges (o Borgués). Subrayo el carácter de outsiders, de
extranjeros o extraños o intrusos de ambos. James es norteamericano, Borges es
argentino y ambos son extraños
en su tierra.
Mediante
una suerte de paradoja creativa, Echavarría voltea la tortilla y escribe sobre
los extraños en su tierra (Borges, James). Haciéndolos parte de la literatura
latinoamericana desde una patria (Puerto Rico) cuyos “extraños” no son dos
escritores (Borges, James) sino los que no se saben extraños en Puerto Rico: los
ocupantes norteamericanos. Delicada, difícil operación crítica que nos hace a
los hispanoamericanos dueños de una cultura anterior. En la que caben todos los
que se sienten peregrinos en su patria.
De
allí que Echavarría haya escogido tres novelistas portorriqueños del pasado
cuyo sello común es que no hay final feliz, las cosas acaban mal y la estafeta
crítica se pasa a los siguientes a sabiendas de que no hay happy ending.
“África
empieza en los Pirineos”. No, dice Lice López-Baralt,
el mundo árabe llega hasta Los Pirineos. López-Baralt se ha propuesto impedir
el divorcio de nuestra cultura común, que es española, árabe y hebrea, latina y
disidente. El mundo árabe también es nuestro. Afirmación osada, peligrosa y
audaz en un mundo globalizado donde, gran paradoja, asoman las peores
diferencias: racismo, chovinismo, intolerancia.
Luce
nos recuerda que el mundo árabe también es nuestro. Europa empezó en el Toledo
musulmán y el mundo medieval, gracias a los árabes, redescubre a la cultura
griega, sobre todo a Aristóteles y renueva la unidad greco-islámica-europea.
Lengua. Baños. Y la aportación judía a este mestizaje cultural.
Sólo
a partir de este mestizaje podía Luce hablar de Luis Rafael Sánchez y su
transformación del humor popular en sátira melancólica, en ironía triste. La
solemnidad ha sido una de las características del decir latinoamericano. La
gracia de Cantinflas consistió en reducir al absurdo los grandes discursos de
la política latinoamericana. El humor de Luis Rafael Sánchez es un correctivo
de esta solemnidad discursiva.
La
guaracha del Macho Camacho (1976), sucede durante un gigantesco
atasco de tránsito en San Juan. La movilidad se inmovilizó. La radio es el
único contacto con el mundo exterior al embotellamiento. Y la radio son voces,
todas las voces en Puerto Rico. Y son las voces de un mundo mestizo. Taina – Awarak, español y afroamericano.
Todas
las voces están allí y el problema es recuperarlas, mantenerlas, hacerlas de
todos. Recuperar la voz contra la virtud violenta, contra la pompa solemne,
aunque la voz sea, a su vez, violenta, salvaje y triste. El “humor” de Luis
Rafael se revive así con la melancólica tradición de las letras portorriqueñas
a las que se refiere Echavarría.
Hay
una tradición vanguardista en Puerto Rico. El euforismo
y el atalayismo de los años veinte que Luis Rafael
conjuga con la vida sobreviviente, sin la cual estaríamos mudos o nos
resignaríamos a hablar inglés. Luis Rafael Sánchez salva el castellano, pero lo
salva en su impureza, en su mestizaje y en su apertura. De esto nos habló Luis
Rafael en Xalapa.
Llegamos
al Puerto de Veracruz. Mis amigos de Puerto Rico no tenían que decirme que se
sentían, al fin, en casa. A Luis Rafael le correspondió, en el Hotel
Diligencias, la recámara que otrora se le reservaba a Agustín Lara. Un gran
retrato del músico-poeta, y encima de la cama,
Luis
Rafael Sánchez, Arturo Echavarría, Luce López-Baralt. Todos ellos forman parte
de una cultura que es la nuestra. La del territorio de