relecturas
TIEMPOS POSTMODERNOS:
EL SENTIDO DE UNA CIENCIA FILOLÓGICA ([1])
Rafael González
Fernández
(Universidad de Murcia)
A principio de la década de los noventa del siglo pasado escribía el
profesor Marc Mayer, refiriéndose a la arqueología y
Pero lo que a todos nos parece claro es que la filología debe
acercarnos al conocimiento y al estudio de las fuentes documentales escritas de
tal forma que a través de su estudio seamos capaces de sacar todos sus posibles
contenidos. Por tanto necesita de un método específico que le permita cumplir
con éxito su cometido. Esta metodología ha de partir de un doble análisis, por
un lado restitución, y en su caso reconstrucción del texto en su forma genuina
y, por otro lado, hacer claro el contenido de dicho documento. Es decir tras la
restitución debemos estudiar su contenido desde una perspectiva múltiple, no
sólo desde el punto de vista lingüístico sino que debe llevarnos a cada uno de
los aspectos que nos den una comprensión general del mundo en el que se incluye
tal obra. La filología está interesada, a partir de los textos escritos, por
todo el conjunto de particularidades que forman la esencia y la cultura de un
pueblo. Y aquí aparecen unidas
A partir de este punto podríamos definirla como la
disciplina que se ocupa del análisis de las fuentes escritas en general, de las
que se han desgajado aquéllas que, en virtud de los caracteres del soporte
sobre el que radican, han llegado a constituir una ciencia separada (sobre todo
en lo que a la especialidad de Historia Antigua atañe), tratándose estas
fuentes de las inscripciones (epigrafía), papiros (papirología), las monedas y
medallas (numismática), etc. Su actividad se centraría en la consulta original
y en el conocimiento, comprensión y análisis interno de las fuentes
documentales escritas, así como en su posterior valoración, datación,
descripción de su contenido, crítica, fijación del texto, traducción y, en su
caso, publicación con aparato crítico. En consecuencia, el filólogo, realiza
historia y se incluye en ella en ese sentido. Por eso tratar de Historia (fundamentalmente
En el XVIII la ciencia filológica
comprendía la totalidad de la vida y de la producción intelectual del mundo
clásico, además de la idea central del Geist de esa misma Antigüedad y
que se veía reflejada en dos campos principales: por un lado, el contenido: las
artes, ciencias y vida pública de griegos y romanos, y por otro lado, la forma,
es decir, la lengua y sus auxiliares.
Sin embargo otros autores
intentaron separar
No obstante hay que precisar que
el concepto de Filología de los siglos XVIII y XIX era mucho más amplio y poco
cercano al concepto restringido que suele existir hoy – en ocasiones Literatura
más Lingüística – y que se trataba de un concepto bastante amplio, cercano,
casi equivalente, a Ciencia de
Sin embargo
la influencia de la corriente "historicista" se ha dejado sentir, en
otros muchos autores posteriores. Sirvan los testimonios de dos grandes
filólogos: en opinión de A. Tovar[8]
"la filología, primordial y originariamente, es una habilidad, un arte;
consiste simplemente en tomar un texto y poder explicarlo bien, sin dejar
ningún punto oscuro... Entran en ella, ya no sólo la gramática, sino la
historia, la arqueología, la mitología, la geografía. Y entra, además, no ya
sólo la explicación de un texto dado, sino la preparación de un texto legible,
libre de erratas y corruptelas, la fijación de un texto lo más próximo posible
a lo que pudo escribir el autor o lo que se imagina que es autor".
Para G. Funaioli[9]
"la filología es y quiere ser comprensión crítica e histórica,
interpretación de la palabra, de los sentimientos, de las ideas de un escritor,
exploración de su personalidad, conocimiento científico, íntima compenetración
y complementación de los espíritus y de las formas del mundo antiguo en su
unidad, principalmente de cuanto de él nos ha quedado como patrimonio vivo:
historia -no pura historicidad- y arte, dos momentos que no se pueden separar".
Poco a poco,
como, por ejemplo, señalaba J. Lasso de
Por otra parte, las nuevas
corrientes lingüísticas, estructuralismo y gramática generativa, han reabierto
esta antigua controversia al proponer una clara distinción entre Filología y
Lingüística. Así, L. Hjelmslev[10],
en su teoría glosemática, separa nítidamente los campos de la filología (= el
estudio del lenguaje y de sus textos como medio de conocimiento histórico y
literario') y de la lingüística (= el estudio del lenguaje y de sus textos como
fin en sí mismo').
Según P.
Quetglas, una vez superada esta fase gracias a los intentos reconciliadores de
Curtius y Corssen, entre otros, se llegó a lo que él llama "etapa
actual de sedimentación", en la que se ha tratado de alcanzar un
cierto equilibrio conciliando las posturas extremas representadas por los
historicistas y sus detractores[11].
Esta "conciliación" es, más bien, consecuencia de un nuevo
planteamiento de las relaciones entre Historia y Filología no como un conflicto
de intereses sino como una relación de paridad y complementación. En cierto
modo los modernos estudiosos retoman la idea integradora -utópica, si se
quiere, pero aún fructífera- de
Para J.S. Lasso de la Vega[13], "sin filología no hay
historia”. Negar a la filología clásica, desde Wolf en adelante, sentido histórico
sería sencillamente una calumnia. Sin embargo, hay algo diferencial entre ambas
disciplinas. Dejemos que lo diga un eminente historiador, Eduardo Meyer: Yo
definiría la esencia de la filología diciendo que ella introduce los productos
de
En este último punto Lasso de
En las modernas concepciones, la filología, sin prescindir de la ayuda de
otras disciplinas (¿ciencias auxiliares? ¿quién es auxiliar de quien?), trata
de hallar su status propio como ciencia que atiende a la fijación,
comprensión y explicación de un texto a partir del contexto (lingüístico) y del
contexto (histórico-literario) en que se produce.
Víctor José Herrero[14]
nos resume el concepto actual del término philologia: “Para unos se
limita solamente a una erudición centrada en las lenguas y literaturas
clásicas. Según otros abarca el concepto de las disciplinas que en la época
actual se ocupan del mundo antiguo. Todavía hay quien confunde con
[1] Publicada en la monografía ¿Quo vadis
Philologia? de José María Jiménez Cano (ed.) http://www.um.es/tonosdigital/znum17/portada/monotonos/monotonos.htm
[2] MAYER Y OLIVÉ,
M., “Filología y Arqueología”, Arqueología Hoy, Madrid, 1993, p. 95.
[3] W. JÄGER, Philologie
und Historie, Basilea, 1914 [= H. OPPERMANN (ed.), Humanismus,
[4] Que él
confiesa haberlas tomado de una publicación de Hermann Usener de 1882, Philologie
und Geschichtswissenschaft, Bonn.
[5] Véase mi
trabajo “Historia (Antigua) y Filología”, Tonos digital: Revista electrónica de estudios filológicos, ISSN
1577-6921, Nº. 6, 2003.
[6] A. BÖCK, Encyklöpadie
und Methodologie der philologischen Wissenschaften,
[7] Página 35 de
la edición de 1912.Véase nota 3.
[8] A. TOVAR, Lingüística y Filología Clásica, Madrid,
1944.
[9] G. FUNAIOLI, "Lineamenti di una storia della
filologia attraverso i secoli", en Studi di letteratura antica,
Bologna, 1946, vol. I, 185-385.
[10] L. HJELMSLEV, Prolegómenos a una teoría del
lenguaje, trad. esp., Madrid, 1971.
[11] P. QUETGLAS, Elementos básicos de filología y
lingüística latinas, Barcelona, 1985.
[12] M. MAYER Y OLIVÉ, M., “Filología y Arqueología”, Arqueología Hoy,
Madrid, 1993, pp. 95-99.
[13] J.S. LASSO DE
[14] V.J. HERRERO, Introducción
al estudio de