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LO QUE LOS
AUTOMÓVILES NOS DICEN
Rogelio Rodríguez
Pellicer
(Departamento de Teoría de los Lenguajes y de
Facultad de Filología, Traducción y Comunicación
Universitat de València)
Resumen
En el presente artículo reflexionamos sobre la presencia
en nuestro día a día de los significados sociales, aquellos significados que
otorgamos a lo que nos rodea por influencia de la cultura recibida. Para ello,
partimos del significado denotativo que los automóviles estacionados en las
vías públicas nos proporcionan, tanto a través de signos lingüísticos como de
los no lingüísticos, y observamos que un artilugio tan habitual como un coche
conlleva una gran variedad de significados connotativos. Estas connotaciones
nos trasmiten cómo son los usuarios de los vehículos y las ciudades en que se
encuentran, entre otros significados.
Palabras clave
Automóvil, vehículo, significación, significados sociales, denotación, connotación, ciudad, conductor.
What automobiles tell us
Abstract
In this
article we deal with the presence of social meanings, those which we give to
everything around us by the influence of the culture received, and which are
found in our daily life. For this purpose, first we start from the denotative
meaning which automobiles parked in thoroughfares provide us, not only thorough
linguistic signs but also non-linguistic signs. We can observe that such a
common device as a car involves a great variety of connotative meanings. These
connotacions let us know, among other meanings, how vehicles´ users are and
also the appearance of the cities where we can find them.
Key words
Automobile,
vehicle, meaning, social meanings, denotation, connotation, city, drivers.
Todos los objetos que poseemos
acaban siendo receptores de nuestra identidad y adquieren alma, pero el
automóvil ha sido capaz de arrebatarla y no fuimos tanto sus usuarios como sus
debitarios, porque, a diferencia de otros útiles, como la lavadora o el
microondas, el automóvil nos recibe y nos resguarda. Su mecánica y nuestro organismo
se acoplan en un único dibujo del desplazamiento: lo ponemos en movimiento
mientras él nos mueve, nos acomodamos recíprocamente como si de un solo sistema
se tratara.
Verdú, 2009, p. 132.
1. Introducción.
El
físico, la indumentaria, los gestos y la voz, entre otros aspectos, nos
proporcionan información sobre cómo son las personas. Igual que los animales
que poseen.
Y la
calle misma constituye un lugar en el que confluyen numerosos actos
comunicativos (Morant 2007, p. 151) y en ella
encontramos a nuestro protagonista, el automóvil, del cual, por cierto, se
cumplen ahora los 125 años de vida[1].
Solo con un pequeño recorrido por las calles de las ciudades nos damos cuenta
de que los automóviles que las invaden nos proporcionan, cuando nos fijamos en
ellos, una gran cantidad de información sobre sus propietarios o conductores
habituales.
Dejando
a un lado la influencia del mundo del automóvil en el lenguaje, tema que ya ha
sido acertadamente abordado[2],
centraremos nuestra observación en aquello que los automóviles estacionados en
las vías públicas[3] nos
dicen, en el significado que le otorgamos a lo que vemos, que le otorgamos por
convención, por moda o por asociación. En definitiva, nos ocuparemos del
significado connotativo que un turismo nos proporciona.
Sobre
este tipo de significado mucho se ha escrito. Estébanez Calderón (1996, p.
210), por ejemplo, nos aclara
el conocido concepto de connotación:
La denotación, o en primer sistema de
significación, se centra en la función referencial
del signo, que aporta el significado original y permanente de una palabra, tal
como queda establecido en el código de la lengua y el consenso general de la
comunidad de hablantes. La connotación constituye el sistema segundo de
significación e implica los posibles nuevos sentidos o valores que pueden
agregarse al sentido referencial o denotativo de dicho signo.
Beatriz
Guidici Fernández (2002-2003), al tratar en la
traducción de un texto literario los dos conceptos citados, considera que la
denotación es el valor informativo-referencial regulado por el código, y la
connotación, el valor añadido, regulado también por un código, el código de una
comunidad de hablantes; para la citada autora, la connotación le da una
información externa al signo lingüístico, que constituye un marco en el que se
inserta una palabra, hecho, escena, etc. Los marcos son bloques de
conocimientos de origen cultural y en ellos se encuentran los significados
sociales:
Es
una sociedad en concreto, una determinada cultura la que dota a ciertos elementos
de valor denotativo y, sobre todo, connotativo.
p. 62
Por
lo tanto, abordaremos en estas páginas el significado connotativo, tanto de los
signos lingüísticos (drive, por
ejemplo, se asocia con lo ecológico, con lo actual) como de los signos no lingüísticos
(los cuatro aros de Audi, por
ejemplo, nos remiten al prestigio, a la exclusividad); incluso nos ocuparemos
de lo que la forma, el color o la posición del vehículo nos hacen pensar.
2. El
vehículo en sí
Para
empezar, la clase de vehículo nos traslada la imagen de su usuario: no es lo
mismo una berlina, más convencional, que un todoterreno[4],
un monovolumen, un biplaza, deportivo o urbano, tipo Smart, o un descapotable. Incluso el hecho de poseer dos o cuatro
puertas transmite una diferencia de significado ya instaurada en la sociedad:
lo juvenil frente a lo familiar.
La
misma marca del automóvil conlleva un significado, llamémosle social: no
pensamos lo mismo de un Ford o un Seat que de un Saab o un Infiniti.
Y sin
nos fijamos en los anagramas en inglés de un coche eléctrico, híbrido,
ecológico, nos damos cuenta de que el propietario comulga con el llamado
desarrollo sostenible.
Un
automóvil ya antiguo, cuidado y sin síntomas de abandono, estacionado en la vía
pública, nos transmite la idea de que su dueño valora ese vehículo e incluso
está orgulloso de él.[5]
El
color mismo del automóvil nos lleva a pensar en una clase determinada de
propietario (García, 2008[6]):
El
color de un vehículo suele relacionarse con la personalidad de quien lo
conduce. De hecho, los gustos apuntan a tonos llamativos para modelos
deportivos o de menor tamaño -conducidos principalmente por personas jóvenes- y
colores más clásicos para vehículos familiares o de gama alta. Esta suele ser
una de las razones por las que se cree que los colores fuertes, como el rojo o
el amarillo, están implicados en mayor número de accidentes y tienen, por lo
tanto, una prima de seguro más alta. (...). Además, coincide que el color más
seguro, el plata, es también uno de los preferidos en las compras, seguido del
gris y el negro.
El
estado de un coche también es una fuente de información continua: faros y
espejos retrovisores rotos, rozaduras en los laterales, abolladuras diversas,
óxido en la carrocería, rayas evidentes, lunas con grietas, cristales dañados
tapados con cartón, etc., nos conducen a un propietario despreocupado[7].
Una
ventanilla lateral con cartón o cinta adhesiva nos hace pensar en un vehículo
forzado que aún no ha sido reparado.
En un
coche nuevo, un golpe no reparado lo asociamos con un vehículo que no está
asegurado a todo riesgo.
La
suciedad, y en especial el barro y el polvo, nos siguen confirmando lo
anterior. Son muy interesantes los mensajes que gente anónima realiza sobre los
coches sucios, como, por ejemplo, Lávalo,
guarro u Ojalá mi novia fuera tan
guarra como tu coche.
Los
moda de los cristales tintados[8]
es sinónima de buscar privacidad y anonimato, e incluso de querer ocultar algo;
en realidad, suponen un riesgo para la seguridad, al no verse el interior y, en
cierta ocasión, se ha observado algún vehículo particular con todas las lunas
tintadas, algo totalmente prohibido.
Por
lo que respecta a las ruedas, las llantas que no son de serie sugieren un
propietario que quiere mejorar su coche y uno o varios tapacubos perdidos nos
remiten a un dueño descuidado.
Por
otra parte, es frecuente ver un automóvil con bola de enganche de remolque,
aunque el vehículo no transmita la idea de que lo use; tal accesorio denota un
propietario que aprecia mucho su vehículo, pues es precavido frente a posibles
golpes por detrás o tal vez sea un exagerado. Alguno incluso reviste la citada
bola con una pelota de tenis y muchos peatones guardarán un desagradable
recuerdo por haber chocado contra ella al cruzar entre los coches aparcados.
Dispositivos
como los sensores de aparcamiento delantero y trasero se relacionan con
automóviles equipados con las últimas innovaciones en cuanto a seguridad.
En un
coche estacionado, unos espejos retrovisores recogidos porque son retractables o retraíbles
electrónicamente nos remiten a un automóvil bien equipado y a un propietario
preocupado por si le pasa algo a su vehículo.
3. Elementos
exteriores del automóvil
Las
tradicionales bacas han sido sustituidas actualmente por barras portaequipajes[9]
y los conductores que quieren aumentar la capacidad de carga de sus turismos
cuentan con los cofres o baúles que se instalan en el techo. Estas cajas
portaequipajes en principio se asociaban con los vehículos de los turistas que
venían a España pero su uso ya se ha generalizado en nuestro país.
Sobre
otros elementos ajenos al vehículo y que
igualmente caracterizan al propietario
(Morant, 1997, p. 117-118) mencionaremos los que podemos encontrar en distintas
ubicaciones:
Así,
en la parte trasera, podemos ver:
-
Adhesivos diversos, de discotecas, de
personajes de dibujos animados (Piolín),
pretenciosos (turbo), el toro de Osborne, etc. Una imagen de
límite de velocidad a 140 es una reivindicación y el emblema del RACE signo de distinción y exclusividad.
-
La pegatina de Vehículo de alquiler, en el margen inferior izquierdo de un
vehículo bastante nuevo.
-
En la boca del depósito de combustible,
un pegatina Diésel/Gasolina sin plomo,
que viene a ser una redundancia pues este dato ya figura en el interior de la
tapa de combustible y en la siglas del modelo (TDI, por ejemplo), nos confirma la prevención ante posibles
errores. Un reguero de carburante en la citada tapa indica descuido del
conductor al repostar o al cerrarla.
En distintas ubicaciones encontramos:
-
Pegatina grande de Vehículo abandonado en la vía pública, de color verde o amarillo,
en tonos lógicamente llamativos. Generalmente se observa en un vehículo con
evidentes síntomas de deterioro.
-
Pegatina de Aparcamiento no autorizado que colocan, por ejemplo, en
-
Fundas de las ruedas de repuesto en los
todoterreno personalizadas con publicidad de las marcas, expresiones chistosas
como Greempiss bajo una silueta en
verde de un hombre realizando aguas menores, o logos famosos como la boca de
los Rolling Stones o el del lema pacifista Haz
el amor y no la guerra.
Por
lo que respecta a las matrículas encontramos automóviles anteriores a la
entrada en vigor de la placa europea[10]
que la llevan con siglas provinciales y
Una placa
de matrícula doblada o con los números descoloridos nos hace pensar en un
propietario despreocupado.
En
ocasiones, la combinación de ciertos números o letras posee evidentes
connotaciones: 0000, 1975 o KK, HB en las matrículas no europeas y CNP en las
actuales.
El
automóvil es depositario de publicidad ajena y un ejemplo de ello es la
permanente del marco de plástico negro o
plateado que rodea generalmente la matrícula trasera, aunque se puede observar
también en la delantera: se publicita el concesionario, real o virtual, en el
que se compró el vehículo o que se encarga del mantenimiento del mismo, incluso
si se trata de un renting o leasing[12]; algunos propietarios borran las
topónimos, para preservar la privacidad, y solo dejan los logos de las marcas o
eliminan todo.
Siguiendo
con la publicidad antes mencionada, igualmente la encontramos, de forma
esporádica y en formato reducido[13],
en el parabrisas, insertada en las ventanillas laterales o sujeta con el limpiaparabrisas
trasero; las técnicas de propaganda, actualizadas necesariamente por la crisis
económica, incluyen la que cuelga de los espejos retrovisores exteriores a modo
del "No molesten" hotelero; la acumulación en un automóvil de toda
esta publicidad denota descuido y dejadez.
4. En
el interior del automóvil.
En
relación con el interior del automóvil, si nos fijamos en la parte delantera
recibiremos gran información:
-
Un salpicadero lleno de polvo o de restos
de envases de comida o bebida[14],
dice bien poco del dueño del vehículo.
-
Una acumulación de comprobantes de
-
En el parabrisas, pegatina de
-
Hace años desapareció la antigua pegatina
del Impuesto municipal de circulación
de vehículos, de distintos números y
colores: nº 3: Seat 600, Renault 4/4 y Mini, por ejemplo; nº 5, Mercedes 180 y Seat 1400, por ejemplo; y nº 1,
-
Pegada en el cristal delantero, la
ventosa del GPS, o Sistema de Posicionamiento Global, es
señal de que el conductor, con cierto poder adquisitivo, pero no lo suficiente
para haber incluido el navegador en
la compra del coche, quiere viajar seguro, más que informado. Aviso a
navegantes (I): al verse solo el soporte, el aparato no está en el vehículo,
como cuando se dejaban al aire las conexiones de los antiguos radiocasetes
extraíbles. Aviso a navegantes (II): los usuarios del dispositivo citado pueden
ser multados por distracción al volante, al manipularlo, o por entorpecer su
colocación la visibilidad del conductor.
-
En el salpicadero,
Si
por el contrario nos detenemos a observar la parte trasera de un vehículo, esto
es lo que encontramos:
-
-
Los coches con una cierta antigüedad,
pues hoy en día ya no es así en general, presentan un adhesivo de la marca
colocado, de fábrica, en el interior. Es una frase corta, lematizada, con los
colores corporativos de la empresa fabricante del vehículo. Recordemos algunos
ejemplos:
Volvo: respuesta segura.
Seat. Técnica y línea para cada exigencia. Seat.
Cuidamos de su coche, cuidamos de usted.
Ford Fiesta ¡Nacido fuerte! Ford servicio. Ford. Exportador nº 1 de
España.
Las buenas manos. Opel Ascona:
ágil, fiable, seguro, alemán.
Renault 4. Su belleza es su
mecánica. Renault Siete. La línea de amplio conford. Renault. Mecánica y
conford.
Citroën ofrece más de lo que cuesta.
Peugeot 205 contigo al fin del
mundo.
Además,
este adhesivo de la marca en otro idioma otorgaba prestigio al vehículo: Volvo for life[18].
-
Pegatinas diversas, como la de Bebé a bordo, que denota unos padres
diligentes y es también un ejemplo de publicidad en el automóvil, o lemas
burlescos adheridos a la luna trasera, como No
seas burro y frena, cartel en manos de un muñeco que es un burro.
-
Parasoles metalizados, con frases
chistosas o publicitarias, que los propietarios cuidadosos colocan en los salpicaderos
para protegerlos del sol. El lema del parasol normalmente está en consonancia
con el estatus del vehículo.
-
Parasoles en los cristales, con motivos
distintos si en el vehículo viajan niños (desde Winnie Pooh hasta Bob Esponja o
Hello Kitty pasando por Código Lyoco) o
jóvenes, quienes utilizan este accesorio para mostrarse graciosos o
extrovertidos (por ejemplo, Trancas y
Barrancas, famosas hormigas
televisivas).
Por
otra parte, un coche, estacionado o en movimiento, emite publicidad[19],
porque la calle es el mejor escaparate para un vehículo (si ese modelo se ve
mucho es que se vende y, por lo tanto, es bueno) y así existe la publicidad que
se desprende de los logotipos del vehículo de una empresa y, por otra parte, la
publicidad insertada en un automóvil como la de Coche de sustitución o de Coche de prueba. Igualmente, el propietario utiliza la vía pública
para sus operaciones comerciales y puede incluir en el automóvil, tanto pegado
por dentro como por fuera en los cristales, el conocido cartel de Se vende o su variante humorística, Me venden, ¿me compras?[20]
Carteles
como Dimisión Conseller de Transportes,
Autónomos a favor del reloj o Un
taxi, un conductor en un taxi en
Y los
vehículos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino forman parte
de una campaña de sensibilización al exhibir en la zona interior trasera la
pegatina La igualdad motor económico
a favor de la promoción de la igualdad de oportunidades entre ambos sexos en el
ámbito económico.
En
nuestro recorrido por el interior de los vehículos estacionados en las calles
encontramos ambientadores para los conductores cuidadosos y diversos objetos
que penden del retrovisor interior y que caracterizan a su propietario, como
rosarios, banderines y figuras varias, gracias a las cuales y, a las que
encontramos dispersas por el vehículo, podemos deducir si se trata de usuario o
usuaria del mismo. Esta humanización del automóvil se observa también en la clase
y en la cantidad de muñecos, de trapo, en especial, que descansan en el
salpicadero[21] y en
la bandeja trasera.
El
propietario precavido bloquea el volante de su coche con el correspondiente
antirrobo, aunque el vehículo lo lleve de fábrica. Una funda en el volante nos
remite a un coche con kilometraje excesivo o a un conductor cuidadoso, lo mismo
que las fundas en los asientos; las camisetas a modo de funda o el chaleco
antirreflectante en el asiento nos dan una idea de cómo es quien conduce ese
coche.
En verano,
el volante puede recubrirse, para protegerlo del sol, con un cubre volante
plateado, ejemplo de que la estética se sacrifica a favor de lo práctico.
La
sillita o sillitas de niño convierten el vehículo de serie en uno
necesariamente familiar.
El amor
a los animales es tal que muchos propietarios instalan en sus vehículos una red
o barra separadora de perros, lo que puede ocasionar problemas de
habitabilidad.
En la
bandeja trasera encontramos múltiples objetos: desde un casco de obra de un
arquitecto o similar, al sombrero de paja de un señor mayor o de un joven al
que le gusta la fiesta, pasando por los clásicos perritos que movían la cabeza,
que se vuelven a fabricar, hasta las bufandas y gorras de equipos de fútbol.
Relacionar al propietario del vehículo con un equipo futbolístico es decir
mucho sobre él.
Tampoco
falta, sin ubicación específica, la caja de pañuelos de papel, por si acaso.
Nuestro
recorrido visual por el interior del vehículo finaliza evaluando de la limpieza
o suciedad del mismo, aspectos fundamentales para caracterizar al propietario
de un automóvil.
5. La
transformación del automóvil
Como
fenómeno que afecta de forma global a un vehículo nos detendremos en el tuning[22] o
personalización de objetos, en especial del aspecto interior y exterior de un
coche. Esta moda de modificar los vehículos de serie implica un propietario
joven y obsesionado por su medio de locomoción favorito y parece que se inició
en Estados Unidos y sobre todo en Alemania y en nuestro país goza hoy en día de
muchos seguidores[23]. En
España podemos decir que el tuning es
antiguo, pues en los tiempos del Seat 600 (1957-1973), al fabricarse casi un
millón de unidades durante tantos años, los propietarios de famoso utilitario
emplearon toda su imaginación para singularizar el suyo con extras de la época.
La
transformación del vehículo puede ser total, por lo que el coche impresiona y
no pasa desapercibido, que es lo que su propietario ha buscado al
personalizarlo, o parcial, modificando algunos de sus componentes originales,
como pilotos traseros o espejos retrovisores.
6. Conclusiones
Como
el lector ha podido comprobar, ese medio de transporte que utilizamos
habitualmente es un vehículo, nunca mejor dicho, de variada información que nos
remite una significación prefijada por inmersión cultural. Todo en él connota,
todo en él significa.
Para
finalizar, recordaremos que el automóvil aún nos puede ofrecer mucho más: la manera de aparcarlo, por
ejemplo, encajonando a otro vehículo;
dejar el coche con las ruedas torcidas o, lo que es más grave, invadir
los pasos de peatones o las plazas para personas con minusvalías; todo ello nos
hace pensar en un conductor incívico[24],
en un conductor que no tiene en consideración a los otros conductores ni a los
peatones y cree que la ciudad es suya:
Uno
de los conflictos continuos del actual diseño urbano es la radical incompatibilidad
entre el espacio de los vehículos de motor y el de los peatones. El eje de ese
diseño es la calzada, que a veces hace compatible la presencia de vehículos y
de peatones. El conflicto se presenta cuando los vehículos invaden las aceras y
zonas peatonales o cuando los peatones atraviesan las calzadas sin paso
señalizado. El conflicto se agrava porque los peatones son mucho más
vulnerables que los vehículos al posible encontronazo.
De
Miguel, 2000, p. 9.
Nos
dice igualmente el automóvil qué tipo de gente vive en un barrio, y ante un
envejecido parque móvil, cuál es la situación económica de esa zona urbana; nos
dice en qué ciudad vivimos o querríamos vivir:
Hoy,
sin embargo, el progreso y ciertos progresistas tratan al automóvil como un
demonio humeante y contaminador, causa de muertes constantemente censadas,
monstruo que se come la vida de la ciudad y reduce el bienestar de las gentes.
La ciudad es buena, el coche malo. El peatón se mima, al conductor se le
condena. No es el automóvil endemoniado el que hace a la ciudad un infierno, es
la ciudad anacrónica la que de manera resistente o reaccionaria trata,
ciegamente, de volver al peatonaje.
Verdú,
2011.
Y nos
dice también si aún el mundo sufre la
crisis económica:
Contra
la depresión, lo más indicado y también lo correcto, lo moral y hasta lo sexy,
es adquirir un coche ecológico, eléctrico, ético, híbrido y lítico.
(…)
Los coches, en cuanto elocuentes iconos de la fase del capitalismo industrial,
hablaron entonces y tampoco se callan hoy respecto a las condiciones del mundo
y de su deriva cultural.
Verdú, 2010.
Pero
esas son ya otras historias sobre lo que los automóviles nos dicen, que, como
hemos visto, es mucho.
Y el
mismo automóvil es un ser vivo, con tanto influjo en nuestra vida como una
novia o un camarada. Hay automóviles cuya historia es más interesante que la de
un hombre. Algunos amigos que os aburren hablándoos de su vulgar existencia, os
distraerán si os refieren las excentricidades de su coche.
W.
Fernández Flórez, 1938, p. 11
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125
años al volante. Historia y Vida, especial nº 6, mayo de 2011.
[1] Su invención se atribuye al alemán kart Benz
(1844-1929). Véase 125 años al volante.
Historia y Vida, especial nº 6, mayo
2011.
[2] Morant (1997).
3 No trataremos en
esta ocasión la significación del sonido de los automóviles (su insonorización,
el ruido al cerrar las puertas, o al golpear la chapa) ni los olores de su
interior (véanse Automóviles perfumados en busca de
clientes con olfato,
10-11-2003, disponible en www.elmundomotor
[5/07/11]Automóviles perfumados en busca de
clientes con olfato”,10-11-200 y “El gran mundo del olor a nuevo en los
coches”, 20-12-2007, disponible en El gran mundo del olor a nuevo en los coches en www.diariomotor.com [5/07/11]
[4] Un 4x4, un
SUV (Sport Utility Vehicle, vehículo todoterreno ligero), o un Crossover (vehículo basado en un turismo normal que no
ha sido diseñado originalmente para tener capacidades de un todoterreno pero
que ha sido modificado con una suspensión algo más alta y las defensas reforzadas,
por ejemplo).
[5] En nuestro país se ha extendido desde hace algunos
años, a imitación de países como Francia, Inglaterra y Alemania, la afición por
conservar y restaurar coches clásicos. Buena muestra de ello es la profusión de
revistas especializadas, entre las que destaca la decana Motor Clásico.
[6] Véase también el artículo de Helena Gil
"Seguridad a todo color", en Tráfico
y Seguridad Vial, mayo-junio 2006, p. 40-41, disponible también en www.dgt.es/revista/
[7] Un automóvil maltratado nos remite a ideas
comúnmente aceptadas como, por ejemplo,
la de “La cara es el espejo del alma” o la frase bíblica “Todo cuanto queráis que os
hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos” (Mateo 7, 12).
[8] En el automóvil no es lo mismo tintar con láminas, que tienen que ser
las homologadas por el Ministerio de Industria, que cristales ahumados, que son los oscuros de los
coches de serie y que sí que están permitidos.
[9] Con nombres extranjeros como EcoRack, Win o Thule, frente
a la tradicional baca española marca Zacarias
(Madrid).
[10] Orden de 15 de septiembre de 2000 por la
que se modifica el anexo XVIII del Reglamento General de Vehículos, aprobado
por Real Decreto 2822/1998, de 23 de diciembre
[11] Un caso curioso es el de Cuba,
país en el que la matrícula dice mucho sobre quien conduce el vehículo, si es
un militar, un funcionario, un particular, un extranjero, etc. Véase En Cuba,
la placa del automóvil determina el estatus - Taringa
[4/07/11]
[12] Estas palabras son bien visibles para dejar claro
que el automóvil que las lleva no es propiedad de su conductor habitual.
[13] Sobre todo la que se incrusta en el cristal de la
ventanilla del conductor, para que este la vea necesariamente al subir al
vehículo, y cuya temática suele ser de contactos femeninos.
[14] En la retina colectiva se encuentra grabada la imagen
un coche norteamericano, preferiblemente de los representantes de
[15] R. D. 224/2008, de 15 de febrero, sobre normas
generales de instalación y funcionamiento de las estaciones de inspección
técnica de vehículo:
Artículo 11. Distintivo de inspección técnica
periódica.
En el caso de vehículos que tengan parabrisas, el
distintivo se colocará en el ángulo superior derecho del parabrisas por su cara
interior.
[16] Se conoce con ese nombre a las obras del Nuevo
cauce del río Turia, de la ciudad de Valencia (1965-1973). Además del impuesto
de circulación, durante el tiempo que duraron las obras, se establecieron unas
tasas especiales para ayudar a sufragarlas, y así todas las cartas y paquetes
postales que se enviaban desde Valencia debían llevar un sello de 25 céntimos.
[17] Anexo XI del RD
2822/1998:
V-13. Conductor
novel.
4. Esta señal
deberá estar colocada en la parte posterior izquierda del vehículo, en sitio
visible.
[18] Como cuando
el Seat Ronda (1982-1986) incluía en el cristal trasero Motor System Porsche.
[19] Muy interesante es el caso del automóvil como product placement. Véase, Méndiz Noguero
(2007).
[20] Otra variante de venta del automóvil puede ser: Se vende Seat Ibiza. Año 2002.
[21] Fue famoso
en sus tiempos el muñeco de Elvis Presley y, más recientemente, se recuerda el
de El Fary, en el Seat 124 de
Torrente, personaje cinematográfico interpretado por Santiago Segura.
[22] Sobre esta
palabra Rebeca Soler Costa (2009) afirma que en el DRAE (2001) y en el DEA (el Diccionario
del Español Actual, Seco, M.; Andrés, 0. y Ramos, G., 1999) no encuentra
ninguna acepción. La citada autora define la palabra según lo que se propone en
la revista Maxi Tuning: “accesorios
que se añaden de forma voluntaria al coche, para personalizarlo” y se trataría de un anglicismo crudo
(palabra inglesa que ha pasado al español intacta en su grafía y que trata de
imitar la pronunciación original) y universal (formado por una sola palabra).
[23] Este
fenómeno cuenta a su vez con numerosas publicaciones especializadas: Top Tuning, Tuners, GTI MAG, Auto MAX y Maxi
Tuning, entre otras. Véase el reportaje de Néstor Norma "Adictos al Tuning" en Tráfico, enero-febrero 2004, p. 39-43,
disponible también en www.dgt.es/revista/
[24] Morant 2003,
p. 157, nota 57.
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