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  Región de Murcia

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Territorio
Población y Actividades Económicas
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El territorio

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La Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, antes provincia de Murcia, es una unidad administrativa fuertemente establecida alrededor de su capital. Como la mayoría de las provincias españolas, empezó siendo una realidad politico-administrativa arbitraria, aunque con bases históricas, jurídicias, económicas e incluso geográficas más o menos aceptables. El límite tal vez más discutible sea el oriental en la Vega del Segura, donde las tierras alicantinas llegan hasta las puertas de la ciudad de Murcia. La Vega Baja del Segura es una continuidad de la Huerta de Murcia, los paisajes y las formas de vida son idénticas e incluso se habla el mismo dialecto "murciano".

Murcia con una superficie territorial de 11.317 km2 representa el 2,24 % del territorio nacional y se halla situada en el S.E. peninsular. De su superficie, el 23% se encuentra a una altitud inferior a 200 metros; el 44,7 % entre 200 y 600 metros, y el 32,3 % restante rebasa los 600 metros.

Murcia constituye un territorio bisagra entre el País Valenciano, La Mancha y Andalucía Oriental. En la región se repiten las huertas densamente pobladas y minifundistas, las estructuras de producción y las sociedades rurales de la Huerta de Valencia. El hábitat agrupado en pueblos grandes, de las tierras calmas cerealistas y vitícolas del norte del territorio anuncia rasgos de Castilla la Nueva. Como en Andalucía, los grandes propietarios agrarios, de las comarcas occidentales, se asocian por relaciones económicas y sociales estrechas, lo mismo que los obreros del campo y los pequeños propietarios de los núcleos rurales; además hace su aparición el cortijo.

 

A. El relieve

 El territorio murciano pertenece a la parte oriental de las cordilleras Béticas, dominio geológico diferenciado en tres grandes unidades morfoestructurales: el Prebético, en contacto con la Meseta y separando Murcia de Albacete; el Subbético, núcleo central montañoso de la región murciana, y el Bético que ocupa todo el sector meridional desde la provincia deAlmería hasta el cabo de Palos, paralelo al Mediterráneo y con abundantes yacimientos metalíferos.

En conjunto, el territorio de la región de Murcia es bastante montañoso y accidentado; las sierras rebasan frecuentemente los 1.000 metros (Espuña, El Gigante, Mojantes, Carche, Pila) e incluso los 2.000 (Revolcadores). Los altiplanos se extienden por el N.E.. Un conjunto de valles, cubetas, depresiones, corredores intramontanos, llanuras y cuencas parciales, surcan o se instalan entre las principales alineaciones montañosas: valle del Segura; depresión Prelitoral, fosa del Guadalentín o corredor murciano; cubetas de Mula, Cieza y Fortuna; Campo de Cartagena... son algunas de estas importantes unidades de relieve. La Región de Murcia está constantemente marcada por la presencia de sierras, sin embargo, los paisajes auténticamente montaraces no existen más que en el extremo occidental, y localmente en sierra Espuña y El Carche.

 

B. El clima

El clima de Murcia es, en líneas generales, mediterráneo con netos rasgos semiáridos. La sequía marca intensamente los paisajes, las actividades agrarias y las preocupaciones rurales y urbanas. Las tierras surorientales de España en las que se insertan las murcianas, constituyen el territorio más seco de Europa. La aridez impone sus procesos morfológicos y engendra una viva oposición entre las agriculturas de los secanos y las agriculturas de los regadíos.

Las precipitaciones anuales son inferiores a los 350 mm. (Aguilas, 207; Cartagena, 286; Cieza, 296; Jumilla, 290; Lorca, 275; Murcia, 308; San Javier, 300; Totana, 271; Yecla, 325); con la excepción de algunos sectores en las altas tierras noroccidentales que registran valores superiores al promedio. La altitud es el principal responsable de que ciertas áreas puedan rebasar los 600 mm anuales.

Dos rasgos caracterizan la pluviometría murciana: la irregularidad interanual, típica de los países áridos, y la concentración de las lluvias en pocos días, con aguaceros brutales de más de 100 mm en una sola jornada. Cuando estas lluvias se prolongan durante pocas horas se produce la catástrofe, las "riadas" tristemente famosas en la región.

Las temperaturas medias anuales oscilan entre los 15 y 19º (Bullas, 15,2; Cartagena, 17,3; Cieza, 16,1; Jumilla, 15,9; Lorca, 18,3; Murcia, 18,6; San Javier, 17; Yecla, 14,9). Las medias mensuales no bajan de valores moderados en la mayor parte de la provincia. Los inviernos son cortos y los veranos largos y calurosos. La insolación rebasa las 2.800 horas de sol anuales e incluso las 3.000 en algunos sectores meridionales.

 

C. Los cursos de agua

Clima y relieve son los principales factores que determinan la escorrentía natural del territorio murciano, alterada acusadamente en la actualidad por las obras de regulación y de aprovechamiento hidráulico. El carácter magro e irregular de las lluvias establece un drenaje estacional: la mayor parte de los cursos quedan parcial o totalmente secos la mayor parte del año; aunque en ocasiones circulan por ellos verdaderas trombas de agua que originan graves inundaciones.

El río Segura es idiscutiblemente el eje vital de la región; sin él, las tierras murcianas que se hallan entre las más productivas de España, no serían más que estepas estériles o secanos cerealistas de cosechas aleatorias. El Segura, es un hecho geográfico notable y al mismo tiempo una suma de acontecimientos históricos: durante siglos las tierras bajas ribereñas, las huertas y poblaciones han vivido bajo la amenaza de inundaciones catastróficas y sequías prolongadas. En la actualidad, los diferentes controles y ordenaciones instalados sobre el Segura y sus afluentes, desde la cabecera hasta el Mediterráneo, han transformado considerablemente la hidrología. El río domesticado y demitificado, se ha convertido en un hecho económico potente. El Segura, es el curso de agua más completamente regulado y explotado de todos los grandes ríos españoles. El Segura es a la vez el símbolo y la realidad esencial de las huertas murcianas.

 

D. El litoral

El litoral murciano a lo largo de sus 250 km de costa, de los cuales 73 pertenecen al Mar Menor, presenta aspectos muy contrastados, es a la vez variado y original. La localización del turismo se concentra en La Ribera, La Manga del Mar Menor (22km de longitud, anchura máxima de 1.500 m y mínima de unos 100) y en la costa de Mazarrón y Aguilas. Entre ambos tramos, la costa es acantilada y abrupta, y en el centro se abre la bahía de Cartagena que da albergue a la ciudad y a su importante puerto militar, comercial e industrial. Mención aparte merece el Mar Menor (170 km2 de extensión), unidad fisiográfica cuyas características específicas, geomorfológicas, ecológicas e hidrológicas le confieren un valor excepcional.

 


La población y sus actividades económicas

 A. La población y el poblamiento

La población murciana con unos efectivos de 1.115.068 habitantes (en 1998) se ha triplicado en algo más de un siglo. Este aumento ha tenido lugar por el elevado crecimiento vegetativo, superior al promedio nacional, y pese a la fuerte emigración. La estructura de la población por grupos de edad era en 1996 de 28,3% de menores de 20 años, 58,8% para los de 20 a 64 años, y 13,2% para los mayores de 65 años. La tasa de nacimiento para el mismo año era 11,62 (comparada con el 9,14 de España en conjunto); la tasa de mortalidad a nivel regional era 7,97 (8,90 para España); la tasa de mortalidad infantil, 7,22 (contra 5,97 para España). El crecimiento vegetativo regional era 3,65 (0,24 para España), y el índice sintético de fecundidad 1,42 (frente a 1,15 para España).

La densidad media para el año 1998 era de 99 habitantes por km2, superior también a la media española, sin embargo la distribución es muy desigual; se registran grandes contrastes entre unas comarcas y otras, entre los municipios y según las condiciones físicas y económicas.

La economía murciana aparece centrada sobre los regadíos y en la industria y minería en la franja meridional. Por eso las directrices del poblamiento quedan determinadas por los riegos (eje Norte-Sur de las vegas segureñas y el eje Oeste-Este de la depresión del Guadalentín) y por los puertos, industria, minería y turismo de la costa. En la Vega Alta y a lo largo del Segura se alinean Calasparra, Cieza (con más de 30.000 habitantes), Abarán, Blanca, Archena, Ceutí, Lorquí, Alguazas, Torres de Cotillas y Molina de Segura (más de 30.000 habitantes). Al Oeste del río, los sectores montañosos están sembrados de pequeñas aldeas, pero a la salida de los valles se hallan algunos núcleos de población importantes: Caravaca, Cehegín, Bullas y Moratalla, y más al Sur, en la cuenca de su nombre, Mula. Todos ellos cuentan con más de 10.000 habitantes. Al Este del Segura, apoyándose en sus viñedos y regadíos recientes, Jumilla y Yecla, capitales del Altiplano.

A lo largo del corredor-depresión del Guadalentín se hallan Puerto-Lumbreras, la importante capital de Lorca (más de 60.000 habitantes), Totana, Alhama y Librilla. En la confluencia de los valles del Segura y Guadalentín, en la parte central de la depresión tectónica murciana, el poblamiento discontínuo se transforma: los regadíos intensivos y la llana topografía, permiten multiplicarse los asentamientos humanos. Murcia, en el centro del valle regado, registra a su alrededor una nebulosa de núcleos de población situados, en su mayor parte, en el contacto llanura aluvial-piedemonte montañoso: El Palmar, La Alberca, Algezares, Torreagüera, Beniaján, Monteagudo, Cabezo de Torres, etc. De los más de 300.000 habitantes del municipio de Murcia, aproximadamente la mitad viven en el casco urbano, el resto se reparte, además en las poblaciones citadas, en una multitud de pequeños núcleos y de casas de huerta al lado de sus pequeñas parcelas regadas, en medio de un laberinto de sendas, carriles y caminos rurales.

El tercer eje de poblamiento lo constituye la franja costera. Aquí cinco antiguos puertos mineros o industriales concentran la mayor parte de la población: San Pedro del Pinatar, Cartagena, (rebasa los 150.000 habitantes), Portmán, Mazarrón y Aguilas, a los que hay que agregar la ciudad minera de La Unión. En el extenso Campo de Cartagena, sin cursos de agua permanentes se hallan las importantes poblaciones de Fuente-Alamo, Torre-Pacheco, San Javier y Los Alcázares, con sus respectivos municipios. Entre las principales poblaciones, un poblamiento diseminado de pequeños núcleos o casas aisladas, se halla por todo el Campo, y siempre junto a un pozo que capta las aguas subterráneas, que abastecen el consumo humano y permiten algún pequeño regadío y una modesta ganadería.

 

B. Los riegos

Las tierras murcianas fueron precozmente pobladas; en ellas la escasez de agua ha dado origen a una verdadera lucha secular contra la sequía. Con un clima de fuerte tendencia árida, los cultivos de secano son aleatorios y la vida se centra en el regadío, motor económico de su agricultura y de las directrices del poblamiento. Ya desde la Antigüedad se comenzó la transformación en los fondos aluviales de los valles en fértiles huertas, pero era necesario ordenar y controlar las aguas para evitar profundos estiajes y repentinas riadas. Los más antiguos embalses se remontan al siglo XVII, aunque la más importante etapa de regularización se ha realizado a lo largo del siglo XX: una red de pantanos ha asegurado los riegos veraniegos y ha permitido extender el perímetro irrigado. Prescindiendo de los riegos con aguas subterráneas, que en las dos últimas décadas han adquirido gran relevancia, los fundamentales son los suministrados por el Segura y el Guadalentín; sin embargo, sus menguados caudales se han revelado insuficientes para asegurar la creciente demanda urbana, industrial, turística y agraria, de ahí que el Trasvase Tajo-Segura asegure, en parte, el agua a los regadíos y la transformación de las tierras afectadas por sus repercusiones económicas.

La renta familiar disponible "per cápita" a nivel regional era en 1995 de 1.097.756 ptas, respecto a una media nacional de 1.703.849 ptas. En cuanto a producto interior bruto, alcanzaba para el año 1996 la cifra de 1.755.241 ptas, incrementándose de un 4,7% con respecto al año anterior, frente a un incremento del 5,5 % a nivel nacional.

En conclusión, el territorio murciano puede ser calificado como un espacio regional coherente, cohesión que se debe básicamente a la escasez en los recursos hidricos y a la organización, distribución y utilización en las escasas y disputadas aguas. Territorio con marcados desequilibrios socio-económicos, pero tierras también con recursos naturales que han ofrecido y ofrecen distintas e interesantes posibilidades.

 


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