Efectos específicos del ejercicio físico que reducen la tensión arterial

Existen diferentes efectos asociados a la práctica de ejercicio físico que permiten reducir la tensión arterial:

  • Disminución de las resistencias periféricas gracias a una mayor actividad de las sustancias vasodilatadoras endógenas.
  • Disminución del tono simpático en reposo y durante el ejercicio, así como un aumento del tono parasimpático.
  • Reducción de las tasas plasmáticas de catecolaminas, especialmente de la noradrenalina y en menor medida de la adrenalina. Esta reducción guarda relación con la intensidad del entrenamiento y, por consiguiente, con el aumento del VO2máx. La intensidad debe ser tal que los incrementos de presión durante el ejercicio no superen valores de 230 mmHg la presión sistólica y 110 mmHg la presión diastólica, porque de otro modo elevarían la concentración de catecolaminas en plasma.
  • Reducción de epinefrina y norepinefrina. El aumento de su secreción durante el ejercicio es menor en el sujeto entrenado que en el no entrenado. El resultado es una disminución de la resistencia vascular periférica en reposo y durante el ejercicio submáximo por la correlación significativa entre presión arterial y norepinefrina plasmática.
  • Modificación del tono de los vasos arteriales, produciendo vasodilatación, junto a mejora de la elasticidad vascular y aumento de la diferencia arteriovenosa de oxígeno.
  • Menor ingesta de sodio por la mejora de los hábitos dietéticos y hábitos de vida como el abandono del tabaco y alcohol, así como pérdida de sodio, cloro, por el sudor y la orina. Una buena dieta conlleva una pérdida de peso, con lo que desaparece una gran sobrecarga al sistema cardiocirculatorio.
  • Reducción de la insulina plasmática, triglicéridos, colesterol LDL y aumento colesterol HDL, lo que disminuye la rigidez arteriosclerótica de la pared arterial.
  • Aumento de la sensibilidad a la insulina, y disminución de la absorción tubular de sodio mediada por aquélla. Puesto que la influencia de la insulina puede causar una mayor retención de sodio en el riñón, las concentraciones plasmáticas más bajas después del ejercicio pueden disminuir la retención de sodio y reducir consecuentemente la tensión arterial.
  • Disminución del estrés por la relajación mental inducida por el ejercicio.
  • Disminución del débito cardíaco, por la disminución de la frecuencia cardiaca durante el ejercicio y en reposo.
  • Aumento de la función renal. El ejercicio induce cambios en la hemodinámica renal, y contribuye a reducir la presión arterial en hipertensiones esenciales.
  • Control de la diabetes, ya que los diabéticos hipertensos tienen un riesgo más elevado de mortalidad.
  • Aumento de los niveles de prostaglandinas, especialmente la E, que baja la presión sanguínea por su efecto vasodilatador, por determinar una excreción renal de sodio y por la inhibición de la producción de norepinefrina, resultando en una disminución del tono simpático.
  • Disminución de la actividad del sistema renina-angiotesina-aldosterona, que supone un factor importante en la presión arterial. El entrenamiento de resistencia en normotensos reduce la actividad de la renina plasmática significativamente. Mientras el consumo de alcohol y tabaco no se relaciona con la actividad de la renina plasmática, sí que se relaciona inversamente con el consumo de café y el ejercicio físico.
  • Menor ingesta de cafeína, que genera sobrecarga cardiaca, al aumentar la presión arterial (presión sistólica >230 mmHg y presión diastólica > 120 mmHg).

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