Si la óptica del ojo muestra zonas donde las imágenes de los haces que la atraviesan son malas, ¿por qué no evitar esas zonas en lugar de corregirlas?
Esa es la solución que proponemos en este artículo, publicado en Biomedical Optics Express. Modificamos la pupila para dejar pasar luz por unas zonas del ojo (cambios de la amplitud relacionada con la transmitancia del ojo), en lugar de desviar los haces luminosos como hacen las lentes tradicionales (cambios de la fase relacionada con el poder de refracción local). Las simulaciones numéricas muestran que el enmascaramiento de las zonas más deformadas (más aberradas), mejoran la función visual, especialmente en los ojos de gran aberración. Esta corrección podría llevarse a la práctica utilizando lentes de contacto o intraoculares personalizadas.