Temporada 3 – Programa 9 – La Guerra de las Galias

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Entre los años 58 y 52 a.C., Julio César lideró a las legiones romanas hasta dominar a las tribus galas. Sometió al dominio romano, en una serie de audaces campañas, buena parte de los territorios de las actuales Francia y Bélgica, e incluso realizó incursiones en Britania y Germania. Al acabar su mandato, César había extendido las fronteras de la República romana hasta Europa central y se había convertido en uno de los hombres más ricos y poderosos de Roma. La lucha contra estas tribus constituyó un desafío militar mayúsculo, que puso de manifiesto por qué el ejército romano fue el más poderoso y el más eficaz de la Antigüedad.

Redactado y presentado por David Espinar
Grabación y Postproducción: Inés Martínez

 

La Guerra de las Galias

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La estatua de Julio César realizada por Nicolas Coustou en el siglo XVII lo muestra tocado
con la corona de laurel que se imponía a los generales victoriosos.
Museo del Louvre, París. Imagen en National Geographic

 

Ambicioso vástago de una familia de la más rancia nobleza romana, César protagonizó un espectacular ascenso político en Roma, que lo llevó en el año 59 a.C. al máximo cargo de la República, el de cónsul.

A los 42 años había demostrado su habilidad en las intrigas, su tirón entre el pueblo y, como propretor en la Hispania Ulterior, sus dotes de administrador. Pero para ponerse a la altura de sus rivales de la aristocracia romana, en particular de Pompeyo, le faltaba un triunfo militar indiscutible. Con este objetivo en mente logró que lo nombraran gobernador de la Galia Cisalpina, lo que le daba el mando sobre cuatro legiones, y la posibilidad de emprender una campaña de conquista contra los pueblos que habitaban la Galia libre, provincia que también le fue atribuida.

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Estandarte legionario. Museo Arqueológico, Barcelona.
Imagen en National Geographic

A principios de marzo del 58 a.C., César ocupó su nuevo cargo. Durante los ocho años siguientes sometió al dominio romano, en una serie de audaces campañas, buena parte de los territorios de las actuales Francia y Bélgica, e incluso realizó incursiones en Britania y Germania. Al acabar su mandato, César había extendido las fronteras de la República romana hasta Europa central y se había convertido en uno de los hombres más ricos y poderosos de Roma.

Sin embargo, la guerra de las Galias no fue un paseo militar para César y sus tropas, pues los galos ofrecieron una enconada resistencia y derrotaron a los romanos en varias ocasiones. La lucha contra los galos constituyó un desafío militar mayúsculo, que puso de manifiesto por qué el ejército romano fue el más poderoso y el más eficaz de la Antigüedad.

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Legionarios romanos en la formación de fastigiata testudo.
Relieve de la Columna Trajana. Museo de la Civilización Romana, Roma. Imagen en National Geographic

 

César sabía que el resultado final de sus campañas dependía de sus tropas. Por ello, actuó como un excelente motivador, capaz de conseguir que sus hombres se entregasen en cuerpo y alma a cada tarea, ya fuese un asedio o bien una batalla. Puede que los soldados romanos no fuesen, individualmente, más valientes o más fuertes que los guerreros galos, pero colectivamente eran más disciplinados.

El ejército romano de entonces, era heredero de las reformas llevadas a cabo, medio siglo antes, por el cónsul Cayo Mario, pariente de César. Entre ambos lo habían convertido en una fuerza de guerra casi profesional.

Por todo esto las unidades romanas eran más eficaces en combate que las galas y, sobre todo, eran mucho más capaces de superar situaciones adversas.

Cabe destacar la importancia de los centuriones, quienes en último término garantizaban la cohesión de las legiones. Cada legión, contaba con sesenta de estos oficiales al mando de una centuria de ochenta hombres. En combate se esperaba de ellos que dieran ejemplo de valor y desprecio a la muerte ante sus hombres.

Los Comentarios sobre la guerra de las Galias, obra que escribió el propio Julio César para glorificar sus conquistas en este territorio, están repletos de historias heroicas protagonizadas por estos centuriones.

Por ejemplo, la de Publio Sextio, el centurión que, pese a llevar varios días enfermo y sin comer, formó junto con otros centuriones ante la puerta de un campamento el tiempo suficiente para organizar la defensa, luchando hasta que se desmayó por las graves heridas recibidas.

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La conquista de la ciudadela de Alesia por Julio César y sus legiones dio la victoria final a los romanos frente a los galos.
En la imagen, el asedio de Alesia visto por Henry Motte. Siglo XIX. Imagen en National Geographic

 

La superioridad tecnológica fue también determinante, en la victoria final de los romanos en territorio galo, en particular en lo que se refiere a las conquistas de ciudades. Dominaban un gran número de tácticas estratégicas y máquinas de asedio que podían ser utilizadas en los asaltos a las fortalezas, como torres móviles y arietes, hacían obras de circunvalación para aislar a las ciudades atacadas y construían campamentos fortificados para pasar la noche. Se mostraron como grandes maestros en el arte de la guerra.

Esta combinación de un ejército casi profesional, dirigido por un general brillante y con gran capacidad para tomar ciudades, resultó ser demasiado para los galos. Así pues, las conquistas de César cambiaron para siempre la historia de las Galias y de la propia Roma.

Bibliografía y fuentes

Alumno de 3º del Grado de Historia de la Universidad de Murcia
Para Radio CEPOAT: El canal de la Historia