La creación en 2003 del Museo del Vino de Bullas y su integración en la Red Regional de Museos ha favorecido la solicitud de ayudas y la coordinación necesarias para iniciar la realización de excavaciones ordinarias, así como asegurar la custodia y protección de los posibles hallazgos.
En la campaña de 2009, se puso al descubierto gran parte de las estructuras existentes en la zona más elevada del yacimiento, entre las que destacaba un pavimento de opus signinum que parecía identificarse con una piscina ornamental destinada a la captación de las aguas de lluvia. Durante los trabajos se pudo confirmar la existencia de los dos momentos principales de ocupación que tuvo la villa, el primero durante los siglos I-II d.C. y el segundo en los siglos III-IV d.C., separados ambos por un periodo de abandono.
En la zona oeste del patio, la ausencia de pavimentos conservados, así como la existencia de numerosas teselas sueltas, hacían sospechar la sustracción de los probables mosaicos allí existentes. Pero, por otro lado, se pudo comprobar que la mayor parte de las estructuras conservaban el suficiente alzado como para permitir la reconstrucción de la planta general del yacimiento, lo que iba a facilitar la interpretación y distribución de los diferentes espacios.