Don Quijote, en Togo

 

ARMANDO CARBALLIDO.

 

Kossi se dedica a la venta ambulante en el Grand Marché de Lomé, Togo. “¿Cómo está usted, señorita?, dice orgulloso de su dominio de la lengua española sin reparar en su error de género. Aprendió a medio manejarse en español mientras fue al instituto. Ahora sus conocimientos le sirven para llamar la atención de los escasos turistas. Éste es uno de los países de África occidental donde está aumentando el interés por el español. Al viajar por África occidental no es extraño encontrarse con un aduanero que con un más que correcto castellano explique su experiencia con la lengua. O que un antiguo profesor, deseoso de mostrar sus conocimientos, recite el inicio del Quijote. Éstos son algunos ejemplos.

En Togo, como en otros países del oeste africano, los alumnos que llegan a hacer la secundaria tienen la posibilidad de elegir entre el alemán y el español como segundo idioma. Cada nuevo curso escolar son cada vez más los que optan por el español, que sobrepasa ya en número de alumnos al alemán en varios países de la zona. Asimismo, varias universidades cuentan con departamentos de esta lengua.

En el Liceo Francés de la capital de este país –que fue colonia alemana y luego gala-, los alumnos de español ya doblan a los que escogen la lengua teutona. “Hasta hace unos años, la mayoría preferían el alemán, pero ahora la demanda de español es mayor. Y es que está de moda”, afirma la profesora de lengua y literatura española en este centro, Ana Rica, que depende del Gobierno francés. Los alumnos que cursan el español ascienden en esta escuela a más de 300. En Lomé hay unos 2.000 estudiantes de secundaria.

No muy lejos del Liceo Francés se encuentra el instituto público de Nykonapoe. Allí, un andaluz que reside en Togo desde hace más de diez años, Avelino Muñoz, imparte una de sus clases. Los alumnos carecen de libros de texto y materiales y es el propio docente el que les proporciona las fotocopias y algunos libros.

 

Las carencias son muchas en la enseñanza pública de este país, que sufre una grave crisis económica y política. “Pero, a pesar de no contar con medios, los alumnos están muy motivados. Les gusta la lengua y literatura española y tratan de aprender todo lo posible en las cuatro horas semanales de clase que reciben”, señala este profesor que colaboró con el Departamento de Español de la Universidad de Lomé.

Alí también habla español. Es ingeniero y lo estudió en el instituto. Al escuchar hablar en esta lengua, se acerca y saluda. “Buenos días”, dice masticando las palabras. De forma pausada y rebuscando en la memoria cada vocablo, el joven dice que le gusta mucho la lengua hispana, pero que dispone de escasas posibilidades de practicarla.

Los estudiantes de español lo tienen un poco más fácil en Costa de Marfil. Como en otros países africanos, empezó a enseñarse en la época colonial. Tras la independencia, el Gobierno no decidió mantener e intensificar su estudio y en 1968 creó un departamento de español en la Universidad Nacional.

En este país, los alumnos que escogen el español como segunda lengua son mayoritarios, según un portavoz de la Embajada. En la actualidad, unos 800 docentes, organizados en la Asociación Marfileña de Profesores de Español de Secundaria, dan clases a 200.000 alumnos de esta etapa educativa, en centros públicos y privados. Los alumnos marfileños tienen la posibilidad de poner a prueba sus conocimientos en el Concurso Nacional de Español, organizado por la cancillería, mediante una redacción de un tema de actualidad.

En la Universidad hay estudios de español en los centros de CoCody (3.500 estudiantes) y Bouaké, y está en proyecto la creación de un departamento de lenguas aplicadas al turismo y los negocios, donde también se impartirá español. Una biblioteca y la proyección semanal de una película completan la oferta del Centro Cultural de Abidján, la capital económica.

El español se estudia desde secundaria en Senegal, y en las universidades Cheikh Anta Diop, de Dakar, y Gaston Berger, de Sant Louis, ya se ha convertido en la segunda lengua extranjera más estudiada tras el inglés, según la cancillería. En este país, los estudiantes de español tienen la posibilidad de ver películas durante el ciclo que subvenciona la Embajada.

 

 Bukina Faso y Benín conocieron en un pasado reciente gobiernos “marxista-comunistas”. Durante esa época se estrecharon las relaciones con Cuba y se potenció el estudio del español. Cuba ofrecía becas a estudiantes de estos países y fueron muchos los que se lanzaron al estudio de la lengua para poder tomar un avión que les permitiese dejar sus pobres países para ir a la próspera isla. Hoy, sobre todo en Benín y finalizado el tiempo de la guerra fría, el español continúa muy presente.

En Senegal, la Agencia Española de Cooperación (AECI) tiene programas de becas de especialización y de corta duración para estudiantes y profesores, además de dos lectores de español. También realizan programas y donaciones de material en Costa de Marfil, Guinea Bissau y Cabo Verde.

 

EL PAÍS. 16 de septiembre de 2002.