estudios
LOS ESTUDIOS DE LA
DISPONIBILIDAD LÉXICA EN MÉXICO DESDE EL AÑO 2000
Juan
López Chávez
(Universidad Autónoma de Zacatecas. Unidad Académica de Letras. Zacatecas. México)
Marco Antonio Pérez Durán
(Universidad
Autónoma de San Luis Potosí. Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades.
Licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericanas. San Luis Potosí, México)
RESUMEN:
El siguiente trabajo tiene por
objetivos conocer cómo se elaboró la fórmula de disponibilidad léxica propuesta
por Juan López Chávez
y Carlos Strassburger Frías (1987, 1991) y hacer
mención de los trabajos —más recientes— sobre disponibilidad léxica en México.
Palabras clave:
Léxico disponible; disponibilidad léxica; fórmula de disponibilidad léxica;
vocablo; palabra.
ABSTRAC:
The next job is to
know how they developed targets the lexical availability formula proposed by
Juan Carlos Lopez Chavez Frias Strassburger (1987, 1991) and mention recent
work-on-lexical availability in México.
Word key: lexicon
available; availability lexical; lexical availability formula, Word, voice.
INTRODUCCIÓN
La
cantidad de trabajos relacionados con la disponibilidad léxica en todo el mundo
hispánico ha permitido analizar y comprender las variaciones léxicas que se
presentan en diferentes zonas dialectales, cuyos resultados se han aprovechado
—en la mayoría de las ocasiones— para la enseñanza de la lengua materna (ELM) y
para la enseñanza de segundas lenguas (EL2). Cada trabajo sobre disponibilidad
léxica que se ha elaborado por diferentes grupos de investigadores es distinto
a los otros en todos los aspectos, porque en cada uno se utiliza diferente
metodología (elección de los centros de interés, variables sociolingüísticas
utilizadas y analizadas, comunidad encuestada, etcétera) para determinados
objetivos planteados. En consecuencia, en cada trabajo siempre habrán
variaciones porcentuales que permitirán observar la similitud y diferencia
entre lo que se considera un léxico panhispánico y uno regional.
Los estudios sobre la disponibilidad
nacieron a mediados del siglo xx,
su objetivo fue conocer el vocabulario que debía incluirse en los manuales para
la enseñanza del francés elemental en las antiguas colonias. Se definió al
léxico disponible (producto de estos estudios) como las palabras que se
presentan en la mente del hablante de forma inmediata y natural cuando se trata
de un determinado tema (Michéa, 1953)[1].
¿Qué es la disponibilidad léxica? ¿Cómo se
calcula la disponibilidad léxica? ¿De dónde se escogen las variantes
dialectales a estudiar? ¿Cuál es la metodología que se aplica en este tipo de
trabajos? Este trabajo tiene por objetivos conocer cómo se elaboró la fórmula
de disponibilidad léxica propuesta por Juan López Chávez y Carlos Strassburger Frías
(1987, 1991) y hacer mención de los trabajos —más recientes— sobre
disponibilidad léxica en México.
2.
METODOLOGÍA DE LA DISPONIBILIDAD LÉXICA
La
metodología de la disponibilidad consiste esencialmente en recoger datos por
medio de encuestas[2],
éstas proporcionan a los encuestados una serie de estímulos denominados centros
de interés. Éstos son estímulos cognitivos que ayudan al sujeto a extraer
información del interior al exterior y son tópicos generales que el sujeto
conoce de su entorno social. Los centros de interés tradicionales (que se han
utilizado en México y en otros países) son dieciséis, mediante los cuales,
teóricamente, se cubre el vocabulario básico. Éstos son: partes del cuerpo,
ropa, vestido y calzado, casa (el interior y sus partes), muebles y enseres
domésticos, etcétera[3]. En
la actualidad, se incluyen otros centros de interés para su análisis de acuerdo
con cada zona dialectal, ejemplo de ello se encuentran en los trabajos de
Madrigal–Melchor, Rivera Juárez, Enciso-Muñoz y López Chávez, (2012)
“disponibilidad léxica para medir y planificar el crecimiento conceptual en
física”; o la disponibilidad léxica matemática de Urzúa, Sáez y Echeverría,
2006; o los trabajos desarrollados en zonas bilingües o en contacto de lenguas,
Etxebarria, 1996, entre otros. Los colores, la inteligencia, las groserías, la
inseguridad, las sensaciones y los sentimientos, el mar, el país vecino, la
salud, la electricidad y el magnetismo, etcétera, son considerados centros de
interés porque son estímulos cognitivos que reflejan un orden mental del
vocabulario en un tema.
El tiempo dedicado para la obtención de la
muestra varía de acuerdo con el proyecto. Dentro de los estudios sobre
disponibilidad hay dos posturas: una que está vinculada al trabajo sobre el
léxico panhispánico (el cual otorga para cada centro de interés dos minutos de
encuesta, 32 minutos por 16 centros de interés) y otra que no está vinculada a
ese proyecto. El promedio es de tres minutos para el llenado de cada centro de
interés, lo que conlleva a 48 minutos por 16 centros de interés. Esta postura
es la que prevalece en México y de acuerdo con López Chávez (2003), es tiempo
suficiente para que el sujeto pueda extraer del interior al exterior la muestra
relacionada con el estímulo[4].
Una vez que se obtiene la muestra de la
encuesta se hace el proceso de igualación de las palabras obtenidas, se corrige
la ortografía y se hace la depuración de manera consciente de las posibles
faltas tanto de forma como de contenido. Cabe
señalar que cada centro de interés se dispone tipográficamente en forma de
columna, de modo que se pueda comprobar el número de palabras por informante de
manera ágil y efectiva y, de esta forma, determinar un diseño de las pruebas
asociativas, como los criterios de edición de los datos recogidos y el
tratamiento informático para obtener índices de disponibilidad léxica
eficientes que sirvan de modelo para la programación idiomática.
En este tipo de estudios se obtienen por lo
regular: sustantivos: e. ‘mesa’, ‘libro’, ‘butaca’, etcétera; verbos: e.
‘sembrar’, ‘jugar’, ‘platicar’, y compuestos —formación canónica de dos
elementos léxicos con o sin preposición para formar uno—: e. ‘agua de horchata’
o ‘basura orgánica’, etcétera, que se encuentran en la lengua como estructuras
lexicalizadas[5].
En relación con los nominales se obtienen en su mayoría sustantivos concretos y
muy pocos sustantivos abstractos, aunque se están incorporando otros centros de
interés para obtener adjetivos y adverbios que no se habían considerado en los
estudios tradicionales propuestos por los galos.
Se añade a los estudios sobre
disponibilidad léxica la abundante metodología de la sociolingüística, es
decir, se toman datos de los sujetos como género, nivel cultural, nivel
educativo, edad, etcétera. Esta información es básica a la hora de hacer el
análisis de la interpretación de los datos en relación con la misma muestra y
con otros estudios contrastivos. En
México, como se ha mencionado más arriba, se ha aplicado el muestreo a un
sinfín de informantes de diferentes niveles educativos y poblacionales con el
objetivo de conocer la disponibilidad léxica, a diferencia de los trabajos en
España que se enfocan a los últimos cursos de la educación secundaria o los
primeros de etapa universitaria.
Esta diferencia permite obtener en los
trabajos de México información relevante sobre la norma culta léxica de cada
una de las comunidades estudiadas y observar las variaciones léxicas que
posibilitan la elección, así como la selección, de ciertos vocablos para la
planificación lingüística enfocada en la enseñanza/aprendizaje de la lengua
materna.
Uno de los aspectos más innovadores para
estudiar la disponibilidad léxica es la inclusión de programas computacionales
para el análisis de los datos. Esta inclusión ha llevado a que sea considerada
la estadística léxica, la léxico-estadística o la lexicometría como parte
integral para el análisis de la disponibilidad, ya que prácticamente todos los
trabajos en México, y en otros países, sobre disponibilidad incorporan pruebas
estadísticas que permiten justificar las variaciones léxicas de las variables
analizadas y validar los resultados cuantitativos. Programas como Excel u otros
desarrollados específicamente para el análisis y tratamiento estadístico en los
trabajos de esta índole son herramientas formidables que se tienen para
estudiar la disponibilidad léxica de cualquier zona.
3.
LA FÓRMULA DE DISPONIBILIDAD LÉXICA
Los grupos de investigación que se han
dedicado a estudiar la variación léxica, tomando como base la disponibilidad
léxica, han desarrollado fórmulas matemáticas que posiblemente puedan explicar
la relación entre lo que se conoce del léxico y la producción del mismo. Lo
anterior conllevó a elaborar una serie de fórmulas que trataran de dar cuenta
del índice de disponibilidad léxica (IDL)[6], del
índice de disponibilidad léxica de cada vocablo (IDLV[7]), la
frecuencia absoluta por cada vocablo, etcétera. En suma, se hicieron diversos
intentos para ordenar de acuerdo con modelos matemáticos (principalmente estadísticos)
las respuestas obtenidas en diversas encuestas léxicas.
La
fórmula del cálculo del índice de disponibilidad léxica propuesta por Lorán y
López Morales (1983) —que sirvió de base para los primeros análisis— se
caracterizaba por la búsqueda de un alto grado de formalización y de
automatización entre las respuestas que se obtenían de los cuestionarios
léxicos, sin embargo mostraba irregularidad al momento de procesar la muestra,
es decir, un vocablo cualquiera que aparecía en dos ocasiones en dos pruebas
léxicas diferentes y en diferente posición (o sea lejanas), aparecía con un
índice de disponibilidad irregular, había saltos entre posiciones de los
vocablos y no permitía observar las variaciones disponibles de las respuestas,
ya que después de un número de vocablos no había ni mostraba variación, lo que
generó la necesidad de desarrollar una fórmula capaz de elidir este tipo de
fenómenos.
López Chávez y
Strassburger Frías (1987, 1991), al observar las inconsistencias de la fórmula
presentada por Lorán y López Morales (1983), decidieron proponer una que
elidiera lo anterior para obtener listados de vocablos consistentes con los
índices de disponibilidad. Lo que se buscaba con la fórmula era que el factor
de dispersión fuera sistemático, es decir, que castigara los vocablos
subsecuentes sin importar la n-posición,
y con ello tener amplias listas con índices de disponibilidad sistemáticos.
Asimismo, la fórmula propuesta no consideraba un número fijo ni predeterminado
de palabras por cada centro de interés, sino más bien se buscaban listas de
palabras en número variado, regidas por el tiempo predeterminado para el
llenado de esas encuestas.
Se decidió trabajar con el
número e, elevado a una potencia que
permitiera trabajar mejor, así empíricamente se determinó que el -2.3 era el
número “mágico”, el factor al que se tenía que elevar el número e para crear la dispersión y castigar cada
una de las posiciones de modo regular. La fórmula de disponibilidad se centra
en: a) la frecuencia absoluta con que fue dicha cada palabra en cada posición (fji), b) la frecuencia absoluta de la
palabra, que resulta de sumar las diferentes frecuencias en cada posición, c)
el número de participantes en la encuesta (I1),
d) el número de posiciones alcanzadas en la encuesta en el centro de interés (n) y e) las posiciones en que fue dicha
cada palabra (i).
La aplicación del número e elevado al exponente que se presenta
en la fórmula es el verdadero ponderador. Esto permite combinar sin distorsión
la frecuencia y la posición de la emisión de cada palabra, ya que arroja una
ponderación limitada entre 1 y 0.1, independientemente del número de
participantes de la extensión de los listados producidos por cada informante,
el número de sujetos que llegan a cada posición y la frecuencia de aparición
del vocablo. A continuación se presenta la fórmula en la FIGURA 1:
Figura 1. Fórmula
de disponibilidad léxica
En
donde:
D (Pj)= disponibilidad de la palabra j.
n= máxima posición alcanzada en el centro de interés.
I= número de posición de que se trata.
j= índice de la palabra en cuestión.
e= número natural (2.718181818459045).
fij= Frecuencia absoluta de la palabra j en la posición i.
i1= número de informantes que participaron en la
encuesta.
Una
vez obtenida la fórmula, para demostrar su validez, se aplicó a muestras
grandes, como se hizo en el trabajo de Hortensia Guadalupe Justo sobre la disponibilidad léxica en colores. Se
aplicó una prueba decimal en 10 centros de interés de este trabajo tomando en
cuenta 10 posiciones, todo el trabajo era decimal. El resultado que se obtuvo
fue la estabilidad, es decir, el factor de dispersión
era sistemático y, por ende, uniforme para ubicar los IDL de cada una de las
entradas, en este caso con el centro de interés sobre colores, estableciendo la
efectividad de la fórmula. De acuerdo con Paredes García (2012) se trata de un
valor que predice un comportamiento social, no individual, de ahí que resulte
de suma utilidad cuando se pretende determinar la norma de la comunidad objeto
de estudio, así como para realizar estudios contrastivos entre variedades
dialectales.
4.
PRESENTE Y PASADO DE LOS ESTUDIOS SOBRE DISPONIBILIDAD LÉXICA EN MÉXICO
La
diversidad de trabajos con los que se cuentan en la actualidad y la diversidad
de los corpora en donde se han
aplicado los estudios sobre disponibilidad permiten observar un sinfín de
variaciones léxicas relacionadas con el español de México, muestra de ello son
los trabajos relacionados con alumnos y con profesores.
Como ejemplo obsérvese una muestra de estos
trabajos: María Matilde Beatriz Hernández Solís, “Léxico disponible de niña y
de niños de 6º de primaria de la ciudad de Zacatecas” (2013); Juan López
Chávez, Determinación del vocabulario usual de escolares del estado de Colima
[México] de primer grado de primaria a tercer grado de bachillerato, (en
progreso); María Matilde Beatriz Hernández Solís, “Variación léxica en
estudiantes de los seis grados de primaria y los tres grados de secundaria de
198 localidades del estado de Zacatecas” (en progreso)[8]; J.
Madrigal, J. Rivera, A. Enciso y Juan López Chávez, “Disponibilidad léxica para
medir el crecimiento conceptual de electricidad” (2012); Julio Cu Farfán López,
Elsa Ofelia Barragán Molina y Eduardo Ruiz Pérez, “El léxico de los estudiantes
universitarios a partir de las expresiones altisonantes (malas palabras), como
corpus cultural y representacional” (2011); Araceli Medellín García,
“Disponibilidad léxica de niños de 1º de primaria y la estructuración de sus
redes léxicas” (2011); Martina Cabrera Corvera, Disponibilidad léxica en estudiantes de preparatoria, de la ciudad de
Jerez, Zac. (2010); Marco Pérez Durán, Variación
del léxico disponibles de docentes de secundaria del estado de Tlaxcala (2010);
Martina Cabrera Corvera y Velia Guerrero Briano, “Léxico disponible en alumnos
de secundaria y preparatoria de Jerez y Juchipila, Zacatecas” (2008); Gabriela
Maciel Sánchez, “Construcción del léxico básico del español de México” (2008);
Ma. de la Luz Bañuelos Ríos, “Una lección lexical. Modelo molecular” (2008);
María Matilde Beatriz Hernández Solís, “El léxico disponible de Apozol,
Zacatecas” (2008); Mónica Muñoz Muñoz, “Que anoten los vocablos, ¿quién gana la
lucha de los sexos en la secundaria? Diferencias y concordancias entre el
léxico disponible de hombres y mujeres” (2008); María del Rosario Ramírez
Benítez, Disponibilidad léxica en
estudiantes de preparatoria del municipio de Víctor Rosales Calera (2007);
Mónica Muñoz Muñoz, “Disponibilidad léxica de estudiantes de secundaria de la
ciudad de Zacatecas” (2007); María Matilde Beatriz Hernández Solís, “Un modelo
para la planificación de la enseñanza del vocabulario con fundamento en el
léxico disponible de universitarios zacatecanos” (2006); Gabriela Cortez Pérez,
“La lección lexical como propuesta de enseñanza de vocabulario a estudiantes de
primer año de licenciatura de la Universidad Autónoma de Zacatecas” (2006);
Diana Villagrana Ávila, “Descripción de los elementos que inciden en los
problemas ortográficos del léxico disponible de alumnos de último grado de
licenciatura de la UAZ” (2006); Elena Bernal Medina, “La importancia de la
disponibilidad léxica en el nivel básico. Reflejos de una realidad” (2006);
José Ricardo Arriaga Campos, Aplicaciones
paralingüísticas del índice de disponibilidad léxica (2005); Marco Pérez
Durán, Investigación de la disponibilidad
léxica en el profesorado de secundaria del área de español del estado de
Tlaxcala (2004); Gilmar Ayala Meneses, Formación
de constelaciones lexicales para la enseñanza del vocabulario y la redacción
(2004); Rocío Ramírez Bolaños, Análisis
del crecimiento lexical en el campo de “la ropa, vestido, calzado” en alumnos
de escuela primaria” (2004); Juan López Chávez, ¿Qué te viene a la memoria?
La disponibilidad léxica: teoría, métodos y aplicaciones (2003). Como se puede
ver, son muestra más que evidente del auge en que se encuentra la investigación
en el ámbito de la disponibilidad léxica en México.
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[1]
Investigadores como Humberto López Morales, Juan López Chávez, José Antonio
Samper y Clara Benítez, Orlando Alba, Max Echeverría y Alba Valencia, entre
otros, han hecho de la disponibilidad léxica una fuente inagotable de trabajos
en el mundo panhispánico. En la actualidad, como ejemplo, Humberto López
Morales se encuentra a cargo del Proyecto Panhispánico de estudio sobre
Disponibilidad Léxica (PPHDL), cuyo fin es la elaboración de un diccionario del
léxico hispánico disponible a partir del léxico obtenido en las distintas
comunidades participantes. El objetivo del trabajo propuesto por López Morales
es conocer el léxico disponible común de los países que forman la comunidad
hispánica. La metodología que utiliza es la siguiente a) se trabaja con
dieciséis centros de interés, b) los alumnos son del último año de bachillerato
o curso equivalente, c) los encuestados responden por escrito, d) se utilizan
dos minutos para responder la encuesta, e) se tienen en cuenta las variables
sociolingüísticas: sexo, nivel sociocultural, titularidad del centro de estudio
y su ubicación, f) se siguen normas tipográficas de homogeneización de las
respuestas y g) se aplica la fórmula de disponibilidad léxica para calcular el
índice de disponibilidad.
[2] Porque
los materiales recopilados constituyen instrumentos de primera mano para
conocer las habilidades de escritura de los informantes —aunque en la
actualidad se ha extendido la recolección de la muestra a pruebas orales, en
México, desde muchos años antes, los léxicos básicos de primaria fueron
recolectados oralmente, después capturados y digitalizados para planificar la
fórmula del léxico disponible y obtener índices confiables que permitieran
planificar cursos o materiales de estudio.
[3] El resto
de los centros de interés son alimentos y bebidas, objetos colocados sobre la
mesa, la cocina y los utensilios, la escuela, muebles y útiles, electricidad y
aire acondicionado, la ciudad, la naturaleza, medios de transporte, trabajo de
campo y jardinería, animales, diversión, deportes, oficios y profesiones.
[4] Las
diferencias están relacionadas con el proyecto panhispánico, en México se
analizan informantes de diferentes edades y niveles educativos y están
enfocados en la posibilidad de aplicación a la enseñanza y aprendizaje del
léxico de la lengua materna.
[5] Esta
clasificación abrió el panorama al tipo de entradas léxicas que se dan en este
tipo de estudios y denotan las principales características discursivas de una
comunidad específica de hablantes.
[6] IDL es
un indicador de cuáles son las palabras que un grupo de sujetos tiene
disponibles para la intercomunicación lingüística en un tema determinado. Para
calcular el índice hay que considerar la frecuencia de cada término en el grupo
de estudio, el total de sujetos encuestados y la posición en que aparece la
palabra en la lista dada por cada uno de ellos. La palabra más disponible es
aquella que el individuo actualiza de inmediato, es decir, la que acude a su
mente en forma instantánea ante el estímulo temático dado por la situación
comunicativa (Valencia, 1989).
[7] El
índice de disponibilidad léxica del vocablo (IDLV) es la pieza angular sobre la
cual se sostiene el constructo metodológico, porque se observa el grado de
disponibilidad que una palabra cualquiera de un centro de interés cualquiera
tiene en función de su aparición en las encuestas léxicas. Este valor se
calcula, como se ha dicho, del número de veces que aparece un vocablo y la
posición que guarda dentro de la disponibilidad.
[8]
Posteriormente se añadieron los tres grados más referidos al bachillerato a
este proyecto que se encuentra vigente.