monotonos
MULTILINGÜISMO Y ASIMETRÍA EN LA BASE TERMINOLÓGICA DE LAS INSTITUCIONES EUROPEAS[1] [2]
Javier Muñoz Martín
(Consejo de la Unión Europea. Unidad Española. Bruselas, Bélgica)
María Valdivieso Blanco
(Consejo de la Unión Europea. Unidad Española. Bruselas, Bélgica)
RESUMEN:
La base terminológica IATE tiene por objetivo fundamental contribuir a la redacción multilingüe de textos de la Unión Europea. Su propio carácter multilingüe refleja el principio de la paridad jurídica de las veintitrés[3] lenguas oficiales y de trabajo de la UE. Pero, si bien todas estas lenguas gozan de la misma consideración jurídica, en la práctica existe entre ellas una notable asimetría, con el inglés en lugar preeminente. Lo que se denomina "redacción multilingüe" es, en realidad, la elaboración de los textos en una lengua –casi siempre el inglés– y su traducción posterior a las demás.
Por otra parte, en terminología el punto de partida metodológico es el concepto. Los conceptos representan la segmentación que cada cultura y su lengua hacen de la realidad. Por lo tanto, en una situación de preponderancia de una única lengua, la base terminológica tenderá a presentar los conceptos y sus interrelaciones tal y como se dan en esa lengua. De todas formas, como en la práctica IATE ha de dar respuesta a problemas de traducción, lo que hace a menudo es partir del término y no del concepto. En ambos casos, la lengua fuente condiciona en gran medida el resultado.
Estos dos factores, la asimetría conceptual y la traducción, dejan su impronta en la naturaleza de IATE, pero el paralelismo formal de las fichas dificulta la percepción de este fenómeno. En esta comunicación ponemos de relieve algunos aspectos de esta dualidad que pueden ayudar a entender mejor el papel real de una base terminológica multilingüe institucional en un contexto marcado por el predominio de una lengua sobre las demás.
Palabras clave: IATE; terminología; traducción; multilingüismo; Unión Europea.
ABSTRACT:
The main
purpose of IATE as a terminology database is to contribute to the multilingual
drafting of EU texts. Being itself a multilingual tool, IATE applies the
principle of legal parity between the Union's 233 official and
working languages. Yet, whereas all these languages enjoy an equal legal status,
in practice there is considerable asymmetry between them, with English in a
preferential place. Thus, what is known as "multilingual drafting" is,
as a matter of fact, the drafting of texts in a given language –more often than
not English– and then their translation into other languages.
On the other
hand, the methodological starting point in terminology is the concept. Concepts
embody the particular segmentation of reality made by each culture and its
language. This means that, in a situation in which a single language is pre-eminent,
the terminological database will tend to present concepts and their
interconnections in the same manner as they occur in the pre-eminent language. Now,
given that IATE is meant to offer solutions to translation problems, what it
often does is to take terms instead of concepts as starting points. In either
case the source language heavily influences results.
These two
factors, conceptual asymmetry and translation, leave their mark on IATE's
nature, but the outward parallelism of entries hinders the perception of this
fact. In the present contribution we intend to highlight certain aspects of
this duality which can help to understand better the effective role of a
multilingual institutional database in a context characterised by the
predominance of one language over the others.
Keywords: IATE; terminology; translation;
multilingualism; European Union.
«Ce qui ne se dit pas dans la langue dominante
passe pour non su.»[4]
Michel Serres: Éloge de la philosophie
en langue française, 1995
1. Introducción
En esa
empresa que es la construcción europea, la cuestión de la lengua ha sido
fundamental desde que se creó una organización que, con los años, iba a
transformar radicalmente la faz del continente. Y lo ha sido en dos sentidos:
porque la lengua constituye una parte integrante de los cimientos de las
Comunidades Europeas y porque está presente en los principales aspectos de
dicha construcción: político, económico, jurídico, social y cultural.
Una
base terminológica institucional es un objeto de estudio muy útil para abordar
esta cuestión, por ser un instrumento de ordenamiento lingüístico que se
utiliza en una situación de habla determinada y con una orientación, unos medios
y una finalidad muy concretos.
En
este artículo nos proponemos contribuir a la exploración de uno de los aspectos
más determinantes de la dimensión lingüística de la Unión Europea: las
relaciones entre el principio de paridad de las lenguas oficiales, que el banco
terminológico institucional ha de respetar, y la práctica.
Tomando
como punto de partida nuestro trabajo sobre el terreno, es decir, la traducción
de textos de la UE y la elaboración de la base terminológica, vamos a proponer
algunas perspectivas de observación y varias vías de reflexión sobre una serie
de aspectos de la actividad terminológica de nuestras instituciones, en
concreto:
·
El carácter subsidiario de una terminología que tiene su
razón de ser en la traducción.
·
Las diversas asimetrías que se manifiestan en la base
terminológica oficial, pese a que a esta se le supone una simetría de
principio.
·
La dificultad de conseguir equivalencias conceptuales entre
23 lenguas.
· La dualidad que se observa entre la paridad teórica, por una parte, y una situación de hecho en la que una de las lenguas destaca frente a las demás como principal fuente conceptual y, en consecuencia, como modelo predominante de las representaciones de la realidad que propone la base.
2. La UE y el multilingüismo. Unidad en la diversidad
IATE
(InterActive Terminology for Europe),
el banco terminológico de la Unión Europea, se basa en el principio del
multilingüismo que ha regido la UE desde sus orígenes. El multilingüismo está
establecido de forma implícita en los Tratados fundacionales, que enumeran las
lenguas auténticas en las que están redactados (actualmente, veintitrés)[5]. El
Reglamento n.º 1/1958, que fue el primer acto legislativo de las Comunidades
Europeas, designa estas veintitrés “lenguas de los Tratados” como “lenguas
oficiales y lenguas de trabajo de las instituciones”. Todas son igualmente
auténticas, y por ello el Diario Oficial de la Unión Europea se publica en cada
una de ellas.
Así
pues, el multilingüismo, entendido como la paridad jurídica de las lenguas de
todos los Estados miembros, constituye un rasgo primordial del carácter
democrático de la Unión[6],
encarnando tres principios fundamentales:
·
El reconocimiento de la lengua de los Estados socios,
expresión del respeto por la identidad y la soberanía de cada uno de ellos.
·
La legitimidad democrática: las normas han de publicarse en
la lengua de los ciudadanos a los que se aplican.
·
El deber de cercanía de una administración pública, que ha de
comunicarse con los ciudadanos en la lengua de estos[7].
Por
lo tanto, desde un punto de vista formal, y según la expresión literal de los
Tratados, los textos legislativos y jurídicos de la UE están “redactados”
‒no “traducidos”‒ en todas y cada una de estas lenguas. Por ello,
nunca se habla de texto original y textos traducidos. Sin embargo, en la
práctica la situación es bien distinta. En la UE no se aplica la técnica de la
corredacción de los textos, ya sean legislativos o de otro tipo, sino que estos
se redactan simplemente en una lengua oficial y después se traducen a las
otras. Ahora bien, en virtud del principio del multilingüismo, los textos
traducidos tienen el mismo valor jurídico que el original; de ahí que la
distinción se mantenga en el plano virtual y no se explicite.
Esto
da una idea de la trascendencia que reviste la actividad de traducción en las
instituciones europeas. Es obvio que el producir un texto original más
veintidós traducciones, para llegar a los veintitrés textos oficialmente
auténticos, no es una tarea desdeñable. De ahí la envergadura de los mecanismos
y estructuras que han ido estableciéndose para responder a este desafío. Y,
entre estos mecanismos y estructuras, a IATE le corresponde un lugar clave.
3. IATE en el régimen lingüístico de la Unión
3.1. Naturaleza y función de la base
IATE
es el banco terminológico de todas las instituciones de la UE. Se creó en 2004,
como resultado de la fusión de las bases que entonces existían en las
instituciones[8].
En 2007 se inauguró la versión pública[9], pero
su función esencial sigue siendo la de instrumento de trabajo interno. Se trata
de una base multilingüe, con veintitrés lenguas oficiales, que contiene unos
8.500.000 términos en más de un millón y medio de fichas.
IATE
presenta una variedad temática tan amplia como la de los textos de la UE.
Destacan tres grandes ámbitos: el jurídico, el político y los numerosos
lenguajes técnicos, sin olvidar el lugar particular que corresponde a la jerga
europea, que expresa el ordenamiento jurídico y político específico de la
Unión.
Su «función
principal es servir de ayuda para la redacción multilingüe de los textos
comunitarios, en particular los textos legislativos» (ICTI, 2008: I.1). Así pues,
IATE tiene que contribuir a la precisión y la armonización de la terminología
de la UE. Ahora bien, dado que esta “redacción multilingüe” consiste en la
práctica en una operación de redacción monolingüe seguida de la traducción a
las demás lenguas, IATE funciona al mismo tiempo como instrumento de ayuda a la
traducción. Por tanto, el trabajo terminológico parte de los problemas de
traducción encontrados en los textos originales y busca darles solución.
Documentos y fichas terminológicas forman así un recorrido de ida y vuelta
(FIGURA 1):
FIGURA 1. Interacción traducción-terminología en IATE. Fuente: elaboración propia.
En
este sentido, IATE desempeña un doble papel:
·
Pasivo, como almacén
de soluciones terminológicas producidas en otros contextos (textos traducidos,
especialistas, documentación externa, etc.).
·
Activo, como fuente de autoridad de dichas soluciones, una
vez han sido validadas. En este papel activo, IATE debe contribuir a la coherencia
interna de cada lengua, a fin de evitar que aparezcan en los textos múltiples
equivalencias diferentes (lo que produciría dispersión terminológica).
Es decir, que en IATE confluyen el intento de
reflejar el uso real de la lengua y cierto voluntarismo que pretende promover
soluciones convergentes y adaptadas a la idiosincrasia de cada lengua.
3.2. El paralelismo formal
La
estructura de IATE está muy condicionada por el principio de igualdad de las
lenguas oficiales y de trabajo. Por ello es una estructura plenamente paralela
que permite, en teoría, albergar un contenido también paritario, es decir,
fichas “ideales” en las que todos los campos (definición, término, referencias,
contexto, etc.) estén cubiertos en las veintitrés lenguas con una equivalencia
terminológica perfecta.
3.2.1. Autonomía de elaboración
El
principio igualitario rige asimismo en la gestión de la base, que reserva a los
equipos de terminología de cada lengua una gran autonomía:
·
En el número y la selección de los términos de la ficha. El
Código de IATE deja un margen de maniobra considerable a los terminólogos de
cada lengua, siempre y cuando los términos seleccionados correspondan a la
definición y respondan a problemas de traducción[10].
·
En la definición. A diferencia de otras bases terminológicas,
como por ejemplo la de las Naciones Unidas (UNTERM), en la cual la definición
suele figurar únicamente en inglés, IATE permite también a cada lengua elaborar
su definición según sus propios criterios. Este campo, que debe acotar el
perfil conceptual cubierto por la ficha, queda así asociado a cada lengua. Por
ello su contenido puede variar, en teoría, de una a otra, lo cual resulta a
veces problemático para mantener la equivalencia conceptual necesaria.
·
La selección de fuentes y referencias. Cada lengua tiene
discrecionalidad para elegir sus fuentes, tanto para la definición como para
cada término. Aquí también es evidente el riesgo de discordancia (véase también §
4.3.2).
3.2.2. La “lengua problema”, factor de asimetría
Un
problema de traducción, que es lo que da lugar a la intervención terminológica
en las instituciones europeas, se plantea por definición en una lengua
determinada, la lengua original. Por este motivo, cuando se crea una ficha en
IATE ha de especificarse cuál es la lengua
problema. De hecho, podríamos decir que esta marca es el elemento
estructural de IATE que mejor representa el sesgo de la base, es decir, la
diferencia de rango real entre las distintas lenguas. Se trata de una etiqueta
que indica que, en caso de duda o de conflicto sobre el perfil conceptual que
cubre la ficha, la definición que hay que tomar como punto de referencia es la
de la lengua problema y no otra[11].
El
Código de IATE no caracteriza la base como normativa ni como descriptiva, y
tampoco aborda las cuestiones de interferencia entre las lenguas ni su
tratamiento. Salvo en casos muy concretos, este aspecto de las cosas se deja a
la discreción de traductores y terminólogos. Pero en la práctica, dado que el
factor que con mayor frecuencia motiva la alimentación de la base es la
búsqueda de soluciones de traducción, la lengua original del texto, que en la
ficha se convierte en la lengua problema, provoca toda una serie interferencias
en las otras lenguas, como vamos a ver a continuación. Es el fenómeno
denominado “tentación paronímica” (Alcaraz y Martínez, 2004: 432), consistente
en la tendencia a trasladar a la lengua meta las características formales y
semánticas de la lengua fuente durante el proceso de traducción.
4. Del paralelismo estructural a la subordinación del contenido
En
efecto, bajo esta apariencia superficial de paridad y autonomía de las lenguas
se esconde una realidad distinta. Porque, si la terminología de las
instituciones europeas es tributaria de la traducción, y si las interferencias
a las que da lugar la traducción van siempre de la lengua fuente a la lengua
meta, entonces el utilizar mayoritariamente una lengua determinada para la
redacción de los textos tendrá consecuencias importantes en la base
terminológica, por ejemplo a la hora de decidir qué términos se utilizan en la
lengua meta.
Si miramos las estadísticas de traducción de
documentos (TABLA 1), podemos observar una tendencia acusada, y cada vez más
visible, a traducir a partir del inglés:
|
1997 |
2004 |
2008 |
original EN |
45 % |
62 % |
72 % |
original FR |
41 % |
26 % |
12 % |
original DE |
5 % |
3 % |
3 % |
TABLA 1: Porcentaje
de textos traducidos en la Comisión a partir de la lengua indicada. Fuente: Commission
européenne, 2009: 102.
Es
decir, que la direccionalidad de la traducción (y, por tanto, el sentido en el
que se produce la interferencia) se conjuga con la preponderancia del inglés
como lengua original[12],
de forma que en IATE se establece una relación de fuerzas desigual y unipolar
que da lugar a toda una serie de asimetrías que podríamos clasificar de la
manera siguiente[13]:
4.1. Asimetrías materiales o
cuantitativas
Se
trata de desequilibrios entre las dimensiones del contenido de IATE según las
distintas lenguas. Pese a que su valor es indicativo y no determinante, estas
asimetrías pueden verse como indicios del peso relativo que tiene cada lengua
en la base.
·
Número de fichas por lengua.
En el cuadro que figura a continuación (TABLA 2) se presenta el total actual
(2011) de fichas que contienen al menos un término en la lengua indicada. Llama
la atención el gran desfase entre el inglés y el francés por una parte (lenguas
que están presentes en más de un millón de fichas), y por otra las lenguas de
incorporación más reciente, las de los países que se adhirieron a la Unión a
partir de 2004.
BG |
19 534 |
ES |
492 193 |
IT |
563 949 |
PT |
429 983 |
CS |
28 155 |
ET |
25 769 |
LT |
39 773 |
RO |
19 076 |
DA |
482 386 |
FI |
263 122 |
LV |
22 497 |
SK |
26 169 |
DE |
780 256 |
FR |
1057 650 |
MT |
19 758 |
SL |
26 857 |
EL |
423 804 |
GA |
30 624 |
NL |
542 843 |
SV |
262 263 |
EN |
1059 733 |
HU |
33 778 |
PL |
42 285 |
|
TABLA 2: IATE, número
de fichas por lengua, 2011. Fuente: elaboración propia a partir de IATE.
·
Número de fichas creadas a partir
de una lengua problema (es decir, creadas como respuesta
a un problema de traducción a partir de esa lengua). Veamos (TABLA 3) algunas
cifras para una selección significativa de lenguas:
|
TOTAL |
1990 |
2000 |
2010 |
EN |
151
575 |
22
519 |
8
014 |
8
291 |
FR |
109
548 |
19
995 |
1
987 |
137 |
ES |
10
625 |
61 |
245 |
31 |
NL |
9
759 |
177 |
425 |
6 |
SL |
36 |
--- |
1 |
3 |
MT |
6 |
--- |
0 |
1 |
TABLA 3: IATE, número de fichas creadas a partir de una
lengua problema. Fuente: elaboración
propia a partir de IATE.
Se observa aquí de nuevo un gran desfase,
sobre todo entre el inglés y las demás lenguas (incluso el francés, que sigue
ocupando hoy en día el segundo lugar como lengua original de los textos). Vemos
también que el desfase va aumentando de forma exponencial con el tiempo, otra
prueba de la tendencia a redactar los textos en inglés.
·
Número de fichas en las que no
aparece una determinada lengua. Estas cifras nos dan una idea,
en negativo, de las lenguas que se suelen considerar imprescindibles en una
ficha. Por ejemplo, en 2010 (TABLA 4):
Total
de fichas creadas |
15
044 |
sin EN |
501 |
sin FR |
4
749 |
sin ES |
13
188 |
sin NL |
13
510 |
sin SL |
13
286 |
sin MT |
11
677 |
TABLA 4: IATE, Número
de fichas en las que no aparece una determinada lengua (2010). Fuente: elaboración propia a partir de IATE.
4.2. Asimetrías históricas
Las grandes disparidades que muestran estas cifras
por lo que respecta al peso de cada lengua hay que interpretarlas también desde
una perspectiva diacrónica. Es obvio que la secuencia de las adhesiones a la UE
determina la “antigüedad” de cada lengua y condiciona su peso relativo en la
base. Simplificando, pueden distinguirse aquí dos grandes bloques: por una
parte, las lenguas “fundadoras” (1957: DE, FR, IT, NL)[14], y
por otra las de las últimas adhesiones, las de los países del Este (2004: CS,
ET, HU, LT, LV, MT, PL, SK y SL; 2007: BG y RO).
Pero, aparte de esta explicación elemental, se
distinguen otras líneas de evolución, como por ejemplo el retroceso del
francés, que durante mucho tiempo fue la lengua vehicular preferente en las
instituciones europeas. Este retroceso se percibe ya a partir de la adhesión de
los países escandinavos en 1995[15] y
se intensifica con la de los países de Europa Oriental en 2004[16].
4.3. Asimetrías de producción
4.3.1. Formación primaria y formación secundaria
En
la medida en que la UE genera neología, se trata a menudo del eurolecto (Goffin, 2005), es decir, los
términos que designan las realidades y los conceptos específicos de esta
organización. Pensemos en casos como comitología,
criterios de Copenhague, euro, país adherente, poblaciones
ficticias (EN paper fish), procedimiento de codecisión, etc. La formación primaria de términos a partir
del concepto tiene lugar, por definición, en la lengua de redacción, por tanto
mayoritariamente en inglés, mientras que la formación secundaria o creación de términos equivalentes en las
lenguas meta se produce mediante un proceso de traducción[17].
4.3.2. El desfase de funciones
Tanto
la función como los límites de actuación y las responsabilidades de los
traductores y los terminólogos de la lengua fuente y las de los de las lenguas
meta difieren bastante entre sí:
Cuando
se habla de la formación secundaria de términos podría pensarse, como afirma
Fischer (2010: 29)[18], que los traductores y los
terminólogos tienen una responsabilidad directa en la creación de los términos.
En efecto, cuanto menor es la producción original en una lengua determinada,
mayor ha de ser la producción terminológica secundaria. Y, sin embargo, lo que
ocurre a menudo es que tanto traductores como terminólogos dejan esta tarea a
los políticos o a otros hablantes más o menos especializados (delegados,
técnicos, periodistas...) que participan –aunque no siempre– en el proceso
legislativo o político. Ellos, por su parte, se limitan después a sancionar en
la base terminológica o en los textos las soluciones, a menudo solo
provisionales, empleadas por dichos hablantes durante la creación conceptual de
los textos. De este modo, la terminología
creativa, en el sentido estricto de la expresión, suele ser poco frecuente
en las lenguas meta. Sin embargo, esta terminología debería complementar la terminología documental, la que se nutre
de fuentes fiables, de los técnicos, de los corpus especializados, etcétera,
con espíritu crítico y con fundamento. Pero lo que a menudo observamos es una terminología notarial, que se limita a
recoger de forma pasiva y acrítica las decisiones terminológicas ajenas.
De
todos modos, y para resumir, tanto en la formación de términos nuevos como en
la incorporación de los ya existentes, mientras que los terminólogos de la
lengua fuente trabajan cómodamente dentro de sus propios parámetros
conceptuales y lingüísticos, los de las lenguas meta han de tener la vista
siempre bien fija en la lengua fuente, y navegar así entre dos mundos que a
menudo son muy distintos.
4.3.3. La disparidad de las fuentes
Así
como, por ejemplo, en el caso de términos de los Tratados y de otros actos
jurídicos de la Unión la fuente será la misma para todas las lenguas, en muchos
otros casos cada terminólogo recurre a la fuente que más le convence: técnicos
nacionales, textos originales o traducciones. Y muy a menudo hay un desfase
considerable entre estos dos procedimientos:
a) El término problema, habitualmente en inglés,
procede directamente de los textos originales[19],
bien sean institucionales o externos. Dada la ingente cantidad de fuentes
originales que existen en esta lengua, el procedimiento consiste
fundamentalmente en hacer corresponder término y definición en la misma lengua. Además, como el
perfil conceptual del término viene determinado por su definición en inglés, es
esta lengua la que suele constituir el “anclaje” de la ficha, orientando y
condicionando su elaboración en las demás.
b) Por el contrario, los términos de las lenguas meta proceden en
general:
- bien de textos institucionales traducidos, cuando la solución
parece aceptable o cuando el término es el “canónico” en ese contexto y es por
tanto obligatorio;
- bien de fuentes externas (documentos legislativos, textos
técnicos, glosarios, etc.), cuando el texto se está traduciendo aún y se quiere
encontrar una solución mejor.
4.3.4. Lengua original y lenguas de traducción
Así
pues, podríamos decir que en este banco terminológico multilingüe tenemos, por
lo general, una lengua original principal, siendo todas las demás lenguas de
traducción. Dicho de otro modo, en cada ficha hay un término original y todos
los demás son términos “traducidos”. Por tanto, una primera conclusión respecto
de las asimetrías de producción sería que, del mismo modo que en la UE la
“redacción multilingüe de textos” no es sino una ficción programática, el
paralelismo estructural de IATE tampoco se corresponde del todo con la
situación real de las distintas lenguas que se observa en el contenido de la
base. Bien al contrario, la lengua de redacción principal tiende a producir
interferencias en las otras lenguas, las cuales se convierten de alguna manera
en lenguas subordinadas.
Y,
sin embargo, una vez la ficha ha sido
completada con todos los elementos, la presentación multilingüe de IATE hace
difícil comprender la verdadera génesis del contenido y la lógica que subyace a
la organización de la información.
4.4. Asimetrías sistémicas
Estas
asimetrías se refieren al lugar que ocupa un término dentro del sistema de cada
lengua, su relación con otros términos, o simplemente el funcionamiento de una
red de términos en un ámbito concreto. Podemos distinguir los subtipos
siguientes:
4.4.1. Inserción sincrónica del
término en la lengua
Si
nos fijamos en los calcos y los préstamos, vemos que su posición y su función
en el sistema de la lengua meta nunca son los mismos que ocupa el término
original en la lengua fuente. Por ejemplo, una palabra como mobbing mantiene en inglés toda una
serie de relaciones léxicas con otras palabras de la misma familia (to mob, a mob...), junto con las cuales constituye una red de significados.
Por el contrario, cuando la misma palabra se utiliza en español como préstamo
crudo, no solo queda aislada y “huérfana”, sino casi siempre también estéril,
sin descendencia. Lo mismo sucede con otros préstamos (marketing, streaming...)
y con calcos como critical (cuyo
perfil conceptual en inglés difiere del falso amigo crítico en español) o recruitment
(cuyo significado es distinto del del español reclutamiento).
Un
caso particular y muy evidente es el de las siglas que se dejan en la lengua
original. Mientras que en la lengua fuente el sentido de la sigla puede
extraerse directamente a partir del término extenso (FAO f Food and Agriculture Organization), en la lengua meta la
misma sigla carece de conexión alguna con el término extenso correspondiente (FAO // Organización para la Agricultura y la Alimentación).
Y lo mismo ocurre con los términos tipo fórmula, como el inglés P2P (peer-to-peer),
que resultan inteligibles para el hablante de la lengua fuente pero totalmente
opacos para los de las lenguas meta.
4.4.2. Continuidad o ruptura histórica
En relación con el tipo
anterior, a menudo un término de la lengua fuente se desliza en la lengua meta,
como calco o como préstamo, y sustituye innecesariamente a un término que ya
existía con el mismo sentido. Esta sustitución es fuente de perturbaciones en
el sistema de la lengua de acogida, en la que con frecuencia, tras un período
de pseudosinonimia incómoda y confusa entre los dos términos, el antiguo
desaparece.
Además, el término original
forma parte, dentro de su sistema, de una línea etimológica que lo conecta
tanto con el pasado como con el futuro (inserción diacrónica) y que facilita su
comprensión por parte del hablante. Pero, en la lengua de acogida, el mismo
término (préstamo o calco) se encuentra desarraigado, “suspendido” en el
tiempo, desprovisto de conexiones con otros términos existentes. Otras veces,
lo que ocurre es que las relaciones que mantenía antes quedan alteradas.
Pensemos, en español, en el caso del vocablo emprendimiento, que está sustituyendo a espíritu empresarial a partir del modelo del inglés entrepreneurship, o bien en privacidad, que sustituye a intimidad según el modelo de privacy, y tantos otros (corrupción f cohecho, mix f mezcla/combinación, regulación
f reglamentación...). La conexión entre pasado y presente se rompe y el
patrimonio lingüístico pierde funcionalidad.
4.4.3. Cohesión o dispersión léxica
A
menudo, la lengua fuente utiliza un solo término para expresar un concepto determinado
mientras que en la lengua meta existe, para ese mismo concepto, una
proliferación de equivalencias que resultan de otros tantos actos de
traducción. Por ejemplo, para el inglés child
grooming, en español encontramos en la ficha IATE: (1) captación de menores, (2) seducción
de niños, (3) captación sexual y
(4) corrupción de menores[20]. Y
para la expresión national focal point
pueden encontrarse en textos de la UE no menos de ocho soluciones distintas. Lo
que esto quiere decir es que, mientras que en una lengua el concepto mantiene
una identidad que se percibe fácilmente, que se reconoce siempre como tal, en
las otras lenguas esa identidad conceptual queda oculta, camuflada bajo todo un
abanico de denominaciones distintas. El resultado es una dispersión léxica
obvia que puede ir en detrimento de la comprensión o de la funcionalidad del
concepto.
Con todo, es fácil suponer
que, al consignar estos términos en la ficha, el terminólogo haya prescindido
incluso de otros con el fin de limitar la proliferación. Efectivamente (véase §
3.1), una de las funciones “activas” de IATE consiste en contribuir a la
coherencia y a la cohesión internas de las lenguas, evitando la dispersión
terminológica que se produce de manera natural en el contexto de la traducción.
En este sentido, IATE tiende también a reducir este tipo de asimetría, ya que
las lenguas meta ganan en eficacia y se asemejan así a la lengua original.
4.5. Asimetrías conceptuales o
cualitativas
En
IATE se confrontan 23 sistemas conceptuales, pero una de sus finalidades es,
precisamente, establecer correspondencias entre tales sistemas a través de los
términos. En efecto, el sistema conceptual que subyace a cada lengua, si bien
tiene elementos en común con los sistemas de las demás lenguas, posee siempre
una especificidad irreductible en cuanto a la representación de la realidad, la
organización de los conceptos y las correspondencias entre estos y las palabras
que los expresan.
Frente
a esta irreductibilidad fundamental, cuando un terminólogo tiene que establecer
la definición de un término, se encuentra ante un dilema: (a) dar prioridad a
la coherencia intralingüística, es decir, a la correspondencia entre el
término de la lengua meta y su definición, o (b) apostar por la coherencia interlingüística,
o sea, por la correspondencia entre las definiciones de las distintas lenguas
(coherencia conceptual). Dada la autonomía de que goza el terminólogo en la
elaboración de IATE (véase § 3.2.1), la decisión puede variar según las
personas, y ello puede dar lugar a incoherencias en la ficha.
Aquí
interviene de nuevo la direccionalidad de la traducción, que en IATE se
manifiesta en la marca de “lengua problema” (véase § 3.2.2). Esta marca
orienta el sentido de las equivalencias que se establecen entre las lenguas, de
manera que tales equivalencias se vuelven también direccionales. En efecto,
como es la lengua problema la que da lugar a una ficha, es ella la que orienta
las decisiones de tipo conceptual que habrá que tomar para la organización de
esta, decisiones que con frecuencia asumirán las demás lenguas. Así, se corre
el riesgo de que la interpretación que hace de la realidad la lengua fuente, su
conceptualización, se traslade a las otras lenguas (FIGURA 2):
FIGURA 2: Conceptualización de la realidad a través de la lengua problema. Fuente: elaboración propia.
Esta transposición da lugar a toda una serie de asimetrías, desfases o distorsiones que no se perciben en la estructura exterior de la base, pero que se vuelven visibles cuando uno se adentra en el contenido de las fichas.
4.5.1. Desfase entre los perfiles
conceptuales de los términos
Estos desfases se explican a
menudo por diferencias en el nivel de especificación conceptual de cada lengua.
En efecto, en una lengua un término puede designar un concepto que contiene un
posible matiz que no se expresa mediante otro término distinto, mientras que
otra lengua puede utilizar un término para el concepto genérico y otro para el
matiz[21].
Cuando la asimetría se produce entre lengua fuente y lengua meta, se tiende a
seguir a la primera, la lengua problema de la ficha, a fin de darle a esta una
coherencia conceptual interna, aun en detrimento de la coherencia terminológica
de la lengua meta. Simplificando mucho, este tipo de desfase puede manifestarse
de varias formas:
a) Un solo término en la lengua fuente y dos (o más)
distintos en la lengua meta. Puede ocurrir, por ejemplo, que sea la lengua fuente la que
tiene un término genérico o ambiguo porque sus hablantes no han considerado
necesario ir más allá en la especificación conceptual. Veamos un ejemplo.
La fecha de creación de las dos fichas que contienen
la pareja de términos franceses combustible/carburant es bastante antigua: 1987 y
1989 respectivamente. Quizás por este motivo la lengua problema en ambos casos
es el francés, que es también la que determina la confección de la ficha,
siendo esta vez las otras lenguas las que se adaptan.
Las definiciones de ambos términos franceses son:
(F1)
combustible = «tout matériau, solide, liquide ou gazeux, qui est susceptible de
brûler. La combustion est utilisée pour produire de l'énergie (...).»
(F2)
carburant = «combustible qui, mélangé à l'air, peut être utilisé dans
un moteur.»
Así pues, combustible es el hiperónimo y carburant es un hipónimo que se define
en relación con el rasgo conceptual “uso”. El esquema conceptual sería:
En inglés, la situación es
distinta, ya que hay un solo término –fuel–
que cubre los dos conceptos:
(F1)
fuel = «material such as coal, gas or oil that is burned to produce heat
or power.»
(F2) fuel = «liquid or other material which by its
combustion with air in an internal combustion engine provides power.»
En vista de este desfase en
la organización conceptual que hacen respectivamente el francés y el inglés en
este campo concreto, al confeccionar la ficha en español hay que decidirse
entre seguir el esquema inglés (lo que habría dado como resultado una única
ficha más genérica[22]) y
seguir el francés (dos fichas más específicas). Como puede verse, es esta
segunda opción la que se ha elegido. Y ello conlleva, lógicamente, algunas
adaptaciones en las lenguas en las que la relación entre el concepto y el
término se aparta del esquema francés.
Pero, al elegirse entre un
esquema y otro, se condiciona la interpretación que se hace de la realidad.
Así, cuando nos encontramos con un solo término que abarca dos conceptos muy
relacionados entre sí (como ocurre en el caso del inglés fuel), podemos pensar que ese término abarca un concepto genérico
dentro del cual existen matices que no vale la pena expresar mediante otros
términos más específicos. Efectivamente, el nivel conceptual en el que se opera
la segmentación de la realidad es con frecuencia discrecional.
En el caso que nos ocupa,
las dos posibilidades eran:
·
mantenerse en un nivel conceptual más ambiguo o genérico,
siguiendo el modelo del inglés (fuel:
un solo término, que corresponde a un
concepto más amplio);
·
bajar a un plano más específico, ir más allá en la matización y explicitarla mediante una pareja
de términos (hiperónimo + hipónimo).
En esta ficha, el desfase
conceptual entre el francés y el inglés se hace explícito en las observaciones
cruzadas que figuran en cada una de las dos lenguas, quizás a modo de
advertencia para el traductor, o bien simplemente como indicio del desasosiego
que produce la falta de correspondencia conceptual perfecta entre ambas:
·
Ficha combustible-fuel (FR): «ATTENTION: Le terme anglais
"fuel" couvre à la fois la notion de "combustible" (ici) et
celle de "carburant"...».
·
Ficha carburant-fuel (EN): «this concept ("carburant" in
French) is narrower than "fuel" in the sense in IATE: 752087 ("combustible" in French)».
En español nos encontramos
con una situación similar a la del francés:
En cuanto a las demás lenguas de la ficha, algunas
(RO, DA, DE, HU, IT, LT, LV) presentan dos términos claramente distintos. Cabe
preguntarse, claro está, hasta qué punto los terminólogos (o los traductores
antes de ellos) han “forzado” su propia lengua para adaptarse a la distinción
que establece la lengua problema.
Otras lenguas (CS, DA, EN, ET, SK, SL, SV) utilizan
(al menos como sinónimo) el mismo término, pero adjetivado, por ejemplo
mediante motor o un equivalente (p.
ej.: NL motorbrandstof).
Otras veces es la lengua
meta la que carece de término genérico y ha de recurrir a una pareja
terminológica, como ocurre en español con la expresión propiedad intelectual e industrial (es decir, propiedad intelectual + propiedad
industrial).
Ejemplo n.º
2: intellectual property – propiedad intelectual e industrial
En inglés, el término intellectual property se refiere, por una parte, a las invenciones,
descubrimientos científicos, dibujos y modelos industriales (es decir, a la industrial property) y, por otra parte, a
las obras literarias y artísticas (es decir, al copyright):
La situación es similar en francés:
En español[23], por
el contrario, si bien la organización de los conceptos de este campo es la
misma que en las otras dos lenguas, las denominaciones correspondientes siguen
un modelo distinto: propiedad intelectual
abarca las obras literarias y artísticas (que se denominan también derechos de autor) y propiedad industrial se refiere a las
invenciones, etc. No existe, pues, un hiperónimo que comprenda ambas
categorías, sino que para ello se emplea, sencillamente, la pareja propiedad intelectual e industrial.
Cuando menos, esta es la situación en la legislación
española. Ahora bien, en el ámbito internacional (por ejemplo, en el Convenio
de la OMPI), por influencia seguramente del inglés, pero quizás también del
francés, el término español propiedad
intelectual ha experimentado un desplazamiento semántico y ha pasado a
designar, como hiperónimo, las dos subcategorías de derechos. Una vez más, ha
actuado la “tentación paronímica”:
La situación final, como vemos, es de confusión. Para
entender lo que significa propiedad
intelectual hay que saber ahora de qué contexto estamos hablando, ¿del
nacional o del internacional? En inglés y en francés, al no haberse producido
la distorsión, no se plantea este problema de comunicación.
En la ficha IATE correspondiente hubo que dejar
constancia de esta situación consignando las notas pertinentes, con el
paradójico resultado de que propiedad
intelectual se convierte en “sinónimo” de propiedad intelectual e industrial...
b) Dos términos en la lengua fuente y uno solo en la lengua meta.
Se trata del caso opuesto, como podemos ver si observamos la correspondencia
entre los términos ingleses list y heel (= inclinación de un buque) y
el español escora (o su equivalente francés
gîte).
Ejemplo n.º 3: list/heel – gîte
En IATE hay dos fichas dedicadas al concepto de
inclinación de un barco, que es fundamental en el ámbito de la estabilidad de
los mismos. En ambas la lengua problema es el inglés. La situación en esta
lengua es la siguiente:
Como vemos, hay dos términos
que designan dos conceptos del mismo nivel. No parece existir un hiperónimo
terminológico, si bien se utilizan en su lugar las palabras de la lengua
general leaning e inclination (presentes como inicio de la
definición).
En francés, por el
contrario, se utiliza un único término, gîte[24], para
ambos conceptos (o más bien, visto de otro modo, no existe un término
específico para cada uno de los dos subconceptos), probablemente con la adjetivación
correspondiente (permanente/temporaire) si resulta necesario:
Lo mismo ocurre en español:
Una vez más, la
segmentación conceptual que hace la lengua problema condiciona las fichas
también en las otras lenguas. En este caso, cabe suponer que se ha decidido
crear dos fichas porque en inglés existen dos términos distintos que establecen
un matiz (permanente/temporal) dentro de un concepto más genérico (inclinación
de un barco). Así pues, en inglés se establece un nivel más matizado, y por
tanto más preciso, mientras que el francés y el español se mantienen en un
nivel más genérico.
En una base monolingüe española, por ejemplo,
seguramente se habría consignado un solo término, escora, incluyéndose en todo caso un puntualización en el sentido
de que se trata de una inclinación del barco que puede ser permanente o
temporal.
En
la ficha gîte-heel, el campo francés contiene también una referencia
interlingüística a la distinción conceptual que existe con el inglés: «Le terme anglais sur cette fiche désigne
l'inclinaison temporaire ("heel"), à distinguer de la gîte permanente
("list") d'un navire (...)
Le français ne fait pas cette distinction».
c) Un término en la lengua meta pero ninguno en la lengua fuente.
En una lengua subordinada puede existir un término para expresar una realidad
que existe también en la lengua predominante pero para la cual esta carece de
designación. En español, por ejemplo, el término portavocía designa la función o el puesto de portavoz.
Ahora bien, pese a que en inglés y en francés existen los términos spokesperson y porte-parole (portavoz) respectivamente
para designar a la persona, ambas lenguas carecen de un término específico para
la función. Al completarse con otras lenguas la ficha IATE correspondiente, que
había sido creada por la terminología
española, se dio por supuesto que, dado que ni en inglés ni en francés
existía el término equivalente, el referente del término español no podía ser
sino una realidad específica de España, y que así debía consignarse en la ficha[25]. Está
claro que no era así, pero esta reacción ilustra bien el reflejo generalizado
que nos lleva a admitir sin vacilar que la lengua inglesa transmita a otras
lenguas y culturas sus propias representaciones de la realidad, pero a
extrañarnos ante la idea de que otras lenguas y culturas hagan lo propio. Dicho
de otro modo, aceptamos con naturalidad que el inglés tenga vocación universal,
pero no así las otras lenguas.
4.5.2. Desfase entre las realidades designadas por los términos
En ocasiones, la distorsión procede, no de una
divergencia de interpretaciones de la realidad, de la segmentación conceptual
de la misma, sino de la existencia de realidades que son diferentes en sí
mismas y que han de recibir la expresión lingüística correspondiente. En una
organización con funciones legislativas como es la UE, un ejemplo recurrente es
el de los sistemas políticos, jurídicos, administrativos, etc., de los
distintos Estados miembros. La manera en que cada país organiza su sociedad es
distinta de la de los demás. Y establecer correspondencias entre los distintos
sistemas resulta siempre arriesgado, sobre todo cuando hay que expresar tales
correspondencias por mecanismos lingüísticos.
En el Reino Unido, los medicamentos que pueden
venderse sin receta médica se dividen en dos categorías: los que tienen que
venderse obligatoriamente en farmacia o establecimientos análogos y los que
pueden venderse libremente en cualquier establecimiento:
Cuando se pretendió reflejar en IATE este campo
semántico, se tomó como punto de partida la situación existente en el Reino
Unido, quizás porque en un principio se tratara de responder a un problema de
traducción a partir del inglés. Se crearon, pues, tres fichas con el inglés
como lengua problema, y se añadieron los términos equivalentes en las demás
lenguas.
Ahora bien, en otros países europeos, como por ejemplo
Francia o España, la situación es distinta. En efecto, desde el momento en que
se considera que un producto es un medicamento, debe venderse obligatoriamente
en farmacia. Por lo tanto, si intentamos reproducir el esquema del inglés
tendremos el resultado siguiente:
Si observamos los campos
inglés y español de las tres fichas consideradas, vemos que el español se ha
visto obligado a adaptar sus recursos terminológicos a una realidad ajena:
En España, medicamento sin receta (F1) y
medicamento publicitario (F2)
se refieren, estrictamente hablando, a la misma realidad, por lo que pueden
considerarse sinónimos. Pese a ello, ha habido que asignar uno de ellos al
hipónimo inglés y el otro, al hiperónimo[26]. Tal
distinción, que resulta necesaria a efectos de la traducción, queda forzada
desde el punto de vista de los usos habituales del español. Además, para un
hablante español el término medicamento
publicitario de venta libre (F3) sería contradictorio en sí, ya
que en España, como hemos visto, todos los medicamentos, incluidos los medicamentos publicitarios (= sin receta),
se venden en farmacia y no en venta libre[27]. Esta
es la razón por la que se decidió no consignar en esta ficha el término medicamento, sino una expresión más
genérica como especialidad farmacéutica
(si bien, en España, estos productos, al venderse en farmacia, serían
denominados medicamento). Podemos ver
que, mientras que en inglés la estructuración conceptual del campo y la
distribución de los términos son coherentes y claras, en español se producen
distorsiones que pueden afectar a la comprensión.
En otras lenguas (GR, FR,
IT, MT) se optó por mantener como sinónimo un término compuesto con la sigla
inglesa GSL (General Sales List), que obviamente cubre perfectamente el término
original, pero que para los hablantes resulta absolutamente opaca.
Por último, intentemos
imaginar cuál habría sido la situación si se hubiera tomado como punto de
partida la realidad española:
Aquí son los términos
ingleses los que habrían resultado forzados con el fin de reflejar una realidad
para la que no fueron creados. Así pues, habría habido que “encajar” en la
misma ficha, como sinónimos, el hipónimo (over-the-counter
medicine) y uno de los hiperónimos (pharmacy
medicine), pese a que en realidad no expresan exactamente el mismo
concepto.
5. Una interpretación de las asimetrías
5.1. Contacto y conflicto de lenguas
Los
fenómenos que acabamos de analizar pueden interpretarse, en principio, como un
caso más del conflicto inherente a cualquier situación de contacto de lenguas.
Desde este punto de vista, se aplicaría
a IATE la perspectiva expuesta por Boyer (1997) «de una sociolingüística que
considera que la coexistencia en un mismo lugar de dos o más lenguas nunca es
plenamente igualitaria, sino que siempre existe “competencia” entre ellas
(Martinet, 1962: 626) (…) y que el conflicto es consustancial, al menos de
manera virtual, a toda comunidad lingüísticamente plural.»
5.2. La heterogeneidad de IATE
Las
relaciones entre las lenguas que cohabitan en IATE se producen en un entorno
muy heterogéneo, lo que hace difícil la sistematización de los fenómenos
expuestos.
Por
una parte, el alcance de las asimetrías depende hasta cierto punto del ámbito
temático que consideremos. Por ejemplo, en los temas técnicos y científicos se
observa, como es lógico, una mayor correspondencia conceptual entre las
distintas lenguas que en el caso de la organización jurídica o administrativa
de los países; del mismo modo, la jerga interna se presta más a la intervención
directa del traductor institucional que aquellos ámbitos en los que la
producción conceptual tiene lugar en el mundo exterior; y hay temas (como la
economía, la informática, la defensa, etc.) que están mucho más condicionados
que otros por la producción conceptual en inglés.
Por
otra parte vemos también en IATE diferencias en el tratamiento de los términos,
que depende en gran medida de factores tales como la diversidad de las bases
institucionales que se vertieron en IATE en el momento de su creación, y
también de los problemas de coordinación entre las instituciones. Por último,
el contenido de IATE presenta asimismo una gran variedad de registros, con
terminología muy técnica al lado de vocabulario de la lengua común, fórmulas
institucionales, nomenclatura, etc.
5.3. Diversidad de origen de los fenómenos
También
es importante recordar que los fenómenos expuestos pueden tener causas muy
variadas, que podríamos clasificar en tres grupos principales:
a)
Los fenómenos específicos de IATE, derivados de la
elaboración de la base y de las servidumbres que conlleva el trabajo
terminológico en las instituciones. Por ejemplo, las decisiones concretas de
creación neológica de los traductores o los terminólogos.
b)
Los fenómenos cuyo origen se sitúa en el plano institucional
de la UE. Se trata, por ejemplo, de las decisiones de los redactores, las
autoridades de las instituciones o los delegados, y se producen mucho antes de
que un término se consigne en la base.
c)
Los fenómenos cuyas causas se hallan fuera de la UE. Por
ejemplo, la intervención decisiva de un técnico nacional, o la existencia de un
uso que se considera obligatorio seguir.
5.4. Consecuencias para el estatuto y el corpus de las lenguas
El
hecho de que en las instituciones europeas sea la traducción lo que crea la
necesidad de una base terminológica establece una gran proximidad entre ambas
actividades, traducción y terminología. En efecto, ya hemos visto (véanse §
4.3.2 y § 4.3.3) que muchas veces el término que el terminólogo consigna
en una ficha es precisamente el que el traductor ha utilizado en su texto. Pero
también puede ocurrir que la solución terminológica provenga de una fuente
exterior (a menudo, de especialistas), que no sea en sí misma sino una
formación secundaria, es decir, un término también traducido. En efecto,
pese a que esta modalidad de producción terminológica sea poco conforme a los
principios teóricos de la terminología, es muy frecuente.
Ahora
bien, debido al fenómeno que ya hemos mencionado de la tentación paronímica, la
propia traducción da lugar ya a una diferencia de estatuto entre ambas
categorías.
Ni
qué decir tiene que el fenómeno se produce con independencia de las lenguas
afectadas. Veamos, por ejemplo, la ficha Comunidade
dos Países de Língua Portuguesa (CPLP)
(TABLA 5), denominación portuguesa de una organización oficialmente lusófona:
ES |
Comunidad de
Países de Lengua Portuguesa |
CPLP |
DA |
Fællesskabet af
Portugisisktalende Lande |
CPLP |
EN |
Community of Portuguese-speaking Countries |
CPLP |
FI |
Portugalinkielisten
maiden yhteisö |
CPLP |
FR |
Communauté des pays de langue portugaise |
CPLP |
GA |
Comhphobal de
Thíortha Labhartha na Portaingéilise |
CPLP |
IT |
Comunità dei
paesi di lingua portoghese |
CPLP |
NL |
Gemeenschap van
Portugeestalige landen |
CPLP |
PT |
Comunidade dos Países de Língua Portuguesa |
CPLP |
SK |
Spoločenstvo
portugalsky hovoriacich krajín |
CPLP |
TABLA 5: IATE, ficha “Comunidade dos Países de Língua Portuguesa”. Fuente: IATE.
Efectivamente,
en este caso son las demás lenguas, incluido el inglés, las que se pliegan a la
lengua fuente, aquí el portugués, que está en situación hegemónica en el
contexto muy concreto de esta organización.
No
obstante, debido a la tendencia creciente a utilizar el inglés como lengua de
redacción y de comunicación en las instituciones, este desfase de estatuto, en
lugar de difuminarse en un entrecruzamiento de múltiples lenguas fuente y
lenguas meta, se produce sistemáticamente en un solo sentido, dando lugar por
acumulación a una situación permanente de desequilibrio interlingüístico.
Así
pues, el inglés no solo va sustituyendo a las demás lenguas en cuanto al estatuto,
al consolidarse como lengua de redacción, y por tanto como lengua fuente.
También da lugar a numerosas distorsiones de toda índole en el corpus de las
lenguas subordinadas: transposiciones gráficas, morfológicas o semánticas. La
consecuencia más visible de esta dinámica es la proliferación de calcos y
préstamos del inglés en todas las lenguas de la Unión. La presentación
multilingüe de IATE ofrece una ventana preferente que permite observar, por
ejemplo, que para el término inglés de política internacional frozen conflict, una gran mayoría de las
21 lenguas que están presentes en la ficha han retomado literalmente la
metáfora de la lengua problema: (fast)frossen, eingefrorener, gelé, congelato, bevroren, congelado, frusen... O bien, en un caso aún más
radical (TABLA 6), para el nombre en inglés de una iniciativa relativa al
control de las fronteras de la Unión, denominada SIS one4all, tenemos las equivalencias siguientes[28]:
ES |
SISone4ALL |
FI |
SIS One4All |
MT |
SIS One4All |
CS |
SISone4all |
FR |
SIS
"one4all" |
NL |
SISone4all |
DA |
SIS one4all |
GA |
SIS
"one4all" |
PL |
SIS One4All |
DE |
SISone4ALL |
HU |
SISone4ALL |
RO |
SIS One4All |
EL |
SISone4ALL |
IT |
SIS one4all |
SK |
SIS One4All |
EN |
SIS one4all |
LT |
SIS One4All |
SL |
SIS One4All |
ET |
SISOne4All |
LV |
SIS One4All |
SV |
SIS One4All |
TABLA 6: IATE, ficha “SIS one4all”. Fuente: IATE.
Estas
adulteraciones adquieren tal envergadura que el resultado final es una dinámica
de clonación que dice mucho sobre la
supuesta autonomía de las lenguas. A menudo, las distorsiones se producen de
manera consciente y son visibles. Pero también ocurre que se generen de forma
solapada, que pasen desapercibidas para los hablantes, muchas veces porque
afectan al sentido de las palabras. Existe entonces un riesgo considerable de que
se importen inconscientemente connotaciones culturales o ideológicas,
representaciones de la realidad imitadas, incluso falseadas, y con ellas una
visión ajena del mundo.
Las
consecuencias que puede tener esta dinámica no son nimias:
«Una lengua sin producción terminológica abierta total e irreflexivamente al préstamo en áreas del saber tan importantes como las científico-técnicas y en ámbitos de acción tan relevantes como los profesionales pierde poco a poco su iniciativa en el mercado internacional de las lenguas.» (Cabré, 2007)
5.5. El papel de la base terminológica
Es
en este entorno donde se despliega el esfuerzo permanente de traductores y
terminólogos por paliar las asimetrías, los desfases que caracterizan el
contacto de las lenguas en el marco del régimen multilingüe de la UE. Un
esfuerzo, todo hay que decirlo, con resultados más bien limitados. Pero es
también aquí donde la actividad terminológica adquiere su trascendencia. Porque
IATE, ya sea descriptiva o normativa, almacén o fuente, lo que ofrece ante todo
es orientación e información. Si bien es cierto que no siempre constituye una
fuente de autoridad, sí que es una fuente de referencia para el traductor. Por
eso puede legitimar las asimetrías entre las lenguas, dándoles carta de
naturaleza, pero también puede filtrarlas y hacerlas al menos obvias y por
tanto más fáciles de evitar. Si pensamos en que la UE es una organización que
promulga actos legislativos que constituyen la base de muchas de las leyes que
se aplican, directa o indirectamente, en los Estados miembros, entonces podemos
comprender bien la importancia de esta labor.
6. Conclusión
6.1. Paralelismo de principio y desigualdad de hecho
Como hemos visto, la existencia de IATE responde al
principio del multilingüismo de la Unión Europea, entendido como reconocimiento
de los derechos lingüísticos de sus ciudadanos. Instrumento de ayuda a la
redacción multilingüe, la base expresa la paridad teórica de las lenguas de la
Unión, pero también presenta, paradójicamente, algunas asimetrías que muestran
el desfase entre una situación de paridad jurídica y la realidad del uso. Las
causas de este desfase son múltiples y se ubican, en gran parte, en el contexto
general de las relaciones actuales entre las lenguas.
6.2. El inglés, lengua
hipercentral
En teoría, podría pensarse que los conceptos que
contiene un banco de datos multilingüe provienen de las distintas lenguas y
culturas que lo integran, y que constituyen un conjunto poliédrico que se nutre
de las aportaciones de cada una de ellas. Pero en nuestros días, especialmente
en los ámbitos que conforman las representaciones dominantes del mundo, como
son la ciencia, la técnica, la política, la economía, la educación o la cultura
popular, los conceptos importantes se producen, en una aplastante mayoría, en
inglés, es decir, en la lengua hipercentral[29] o
dominante. Y hay razones para pensar que estas nociones dependen en gran medida
de la producción conceptual del entorno político y cultural anglosajón. Según
esta lógica, el mundo moderno se expresa en inglés, y el inglés expresa el
mundo moderno:
«La utilización
de términos ingleses en el discurso constituye una práctica que se ha
intensificado considerablemente en comparación con lo que ocurría hace unos
quince años. (...)
Esta práctica se ha hecho especialmente evidente en la denominación de
empresas, marcas, productos, servicios y ocio. Se puede considerar que es de
índole ideológica, en la medida en que tiene por objetivo expresar la
modernidad y la internacionalidad evitando el uso de la lengua nacional.»
(Truchot, 2008: 129).
6.3. Los tipos de interferencia a
partir del inglés
De este papel de «lengua nuclear» (langue pivot, según Calvet), cabe
subrayar aquí la influencia que ejerce el inglés en las demás lenguas. Es una
influencia que opera en grados muy diversos según los casos, pero que de
cualquier forma constituye una tendencia creciente. Proponemos clasificarla en
cuatro tipos:
a) Pérdida de ámbito. La lengua
subordinada va quedando sustituida por el inglés en determinados ámbitos de
conocimiento especializado. Se trata de un fenómeno que abarca situaciones muy
variadas, por ejemplo:
·
La sustitución de la lengua
subordinada por el inglés en la comunicación interna de las empresas (sean o no
multinacionales), en el comercio, las organizaciones internacionales, las
universidades, etc.
·
La publicación especializada que
se realiza exclusivamente en inglés, independientemente de la lengua de los
autores.
Esta
tendencia dificulta gravemente la producción conceptual en la lengua
sustituida, la cual va desapareciendo progresivamente de los ámbitos
considerados. Por lo que respecta a la producción terminológica, si existe,
será una producción secundaria, muy influida formalmente por la lengua fuente.
b) Introducción masiva de neologismos
ingleses, que viene a llenar el vacío semántico ocasionado por la falta de
producción neológica propia en la lengua subordinada.
c) Sustitución pura y simple de palabras,
expresiones y estructuras de la lengua subordinada por préstamos y calcos
ingleses, los cuales resultan superfluos en un primer momento (ya que
existen palabras propias en la lengua), pero cuentan con la preferencia de los
hablantes por una serie de razones bien conocidas.
d) Introducción de préstamos semánticos
del inglés, sobre todo de parónimos, que ocasionan cambios y sustituciones de
sentido, perturbando así paradigmas enteros.
El primer fenómeno de los que acabamos de enumerar
constituye indiscutiblemente un factor de disglosia y da lugar al retroceso y
hasta a la desaparición parcial de la lengua subordinada. Los fenómenos b), c)
y d) la transforman en clon del inglés. Obviamente, todos ellos se manifiestan
en variadas combinaciones, que tienen siempre un efecto acumulador y
multiplicador. Y, sin embargo, la escasa conciencia que tienen los hablantes en
general (incluidos los especialistas) sobre las consecuencias negativas que
pueden llegar a tener estos grandes cambios para su lengua les hace percibirlos
como algo inevitable o hasta deseable.
6.4. La responsabilidad de la
actividad terminológica
Tanto el papel como la proyección de un banco
terminológico como IATE le confieren un poder normalizador indiscutible. En un
contexto tan marcado por los fenómenos expuestos en el apartado 6.3, los
terminólogos, y por supuesto los traductores, se hallan ante una disyuntiva que
apela a su responsabilidad profesional: o bien limitarse a ser receptores
pasivos de estas tendencias dominantes, reforzándolas y amplificándolas, o bien
encontrar un margen de maniobra que les permita reequilibrar el juego, por poco
que sea. Porque la situación apremia. La propia Comisión Europea lo recordaba
hace poco:
«Aunque no demos por sentado que la utilización de una lengua
franca lleva irremisiblemente a la desaparición o al declive de otras lenguas,
hemos de ser conscientes de que, si una lengua (...) se difunde abrumadoramente a expensas
de las otras, no son solo estas las que corren el riesgo de quedar disminuidas,
sino también las culturas y los valores que expresamos a través de ellas.
Después de todo, la lengua siempre transmite valores, aun cuando se usa como
instrumento práctico y no como medio de identificación cultural –como el inglés
mundial. (...)
La diversidad es uno de los principales patrimonios de Europa (...). Por tanto,
si queremos fomentar una auténtica integración, tenemos que promover la idea de
que las identidades múltiples, incluidas las lingüísticas, pueden y deben
coexistir en armonía.»[30]
6.5. Un multilingüismo enriquecido
y enriquecedor
Así pues, al igual que otras bases terminológicas
institucionales, IATE ha de jugar sus bazas en el mundo interdependiente que es
el actual. Las contradicciones y los desfases que hemos ido exponiendo en el
presente trabajo serán difíciles de paliar si no tomamos conciencia de lo que
está en juego y si aceptamos un modelo de interpretación de la cuestión
lingüística basado en un universalismo según el cual, como explican Judet de la
Combe y Wismann, «la lengua solo tiene valor como soporte de un intercambio
eficaz, como lengua de servicio»[31].
Porque, si lo que cuenta es la eficacia de la transmisión de la información,
entonces «debería
bastar con una única lengua»[32].
Pero el argumento termina en un callejón sin salida, y parece legítimo advertir
de los riesgos que conlleva el recurrir a una lengua convencional común. En
efecto, «el denominado “déficit democrático de Europa” se debe en parte al
hecho de que, sin una política activa que considere las lenguas vivas como
lenguas históricas de cultura, la Unión Europea no constituye aún un entorno
que favorezca el reconocimiento mutuo efectivo de los individuos y de las
sociedades»[33].
Frente a este modelo reduccionista habría otro
modelo de universalidad que se construye cada vez más «con la mundialización
actual de los intercambios, en una doble relación con la lengua: no solo con
nuestro propio patrimonio lingüístico particular, sino con el hecho, ahora
abrumador en nuestra vida cotidiana, de la confrontación con la pluralidad de
lenguas y de culturas»[34].
Esta toma de conciencia y el optar por una
universalidad entendida como enriquecimiento basado en un intercambio
auténticamente multipolar son condición previa para el ejercicio real del
multilingüismo en la actividad terminológica. Es una tarea que incumbe, dentro
de la esfera y de las posibilidades de cada cual, a todos los responsables de
la lengua, no solo los traductores y los terminólogos, sino también los
especialistas y las autoridades. Pues la necesidad de disponer y disfrutar de
una lengua en sintonía con la evolución del mundo actual, capaz de adaptarse a
la modernidad aportándole, de manera activa y viva, el patrimonio cultural y
simbólico de las sociedades europeas, es una necesidad que afecta a todos los
ciudadanos.
BIBLIOGRAFÍA
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[1] Este texto se presentó en francés como comunicación en la Séptima Jornada Científica de Realiter «Multilingüismo y prácticas terminológicas», que se celebró en Quebec (Canadá) el 1 de junio de 2011 <http://www.realiter.net/spip.php?article2109>. La presente publicación cuenta con la aprobación de los organizadores y es traducción de los autores, incluidas las citas.
[2] Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente la posición de las instituciones de la Unión Europea.
[3] Veinticuatro con el croata a partir del 1 de julio de 2013.
[4] «Aquello que no se dice en la lengua dominante se da por no sabido».
[5] Véase el Tratado de la Unión Europea, art. 55.1.
[6] La Comisión Europea da en la actualidad un sentido distinto a la idea de multilingüismo: «Las políticas lingüísticas de la UE tienen por objeto proteger la diversidad lingüística y promover el conocimiento de lenguas. Esto es así tanto por razones de identidad cultural e integración social como por el hecho de que los ciudadanos multilingües se encuentran mejor situados para aprovechar las oportunidades educativas, profesionales y económicas que les brinda una Europa integrada.» (Comisión Europea: Lenguas ‒ Las lenguas de Europa, <http://ec.europa.eu/languages/languages-of-europe/index_es.htm>). Sin embargo, no vamos a abordar aquí este cambio, pese a que podría resultar interesante para analizar la evolución lingüística de la UE.
[7] Gérard Bokanowski, ex director general de la traducción del Parlamento Europeo (Bokanowski, 2010: 3), formula así las tres razones que justifican el “multilingüismo integral modulado” que aplica dicha institución: 1) exigencia de identidad; 2) conocimiento de la ley; 3) funcionamiento democrático.
[8] Principalmente: EURODICAUTOM (Comisión), EUTERPE (Parlamento) y TIS (Consejo).
[10] «El terminólogo ha de procurar
que el término introducido sea pertinente, es decir, que responda efectivamente
a un problema de redacción, traducción o interpretación que se ha planteado o
puede plantearse en un ámbito de actividad de la UE. También tiene que estar
seguro de que, en la medida de lo posible, el término corresponde a un concepto
real empleado en el contexto correspondiente.» (ICTI, 2008: III.1).
[11] En la práctica, lo que ocurre en la alimentación de IATE es que el concepto funciona como referencia fundamental, pero no como punto de partida de la ficha (en efecto, como ya hemos visto, el punto de partida auténtico es el “término problema”).
[12] Una excepción interesante es la taxonomía, donde la lengua utilizada como lengua intermedia, para “anclar” la definición, es el latín (nombre científico).
[13] Estas categorías no son exhaustivas y no se excluyen mutuamente.
[14] Cabe recordar que el inglés solo se convirtió en lengua oficial y de trabajo en 1973, con la adhesión del Reino Unido y de Irlanda.
[15] «El francés pierde
entonces su posición predominante en la Comisión. Con la llegada de
generaciones anglófonas, como por ejemplo los jóvenes procedentes del sur de
Europa, se precipita el paso al inglés, paso que no se había producido en 1973,
seguramente porque la primera generación de funcionarios de origen británico
era políglota.» (Comisión Europea, 2009: 39-40; véase también ibid.: 52).
[16] Cuando el francés cedió paso al inglés como lengua de redacción (y por tanto lengua fuente en la traducción y lengua problema en la terminología), hubo conceptos que “cambiaron” de lengua problema, por ejemplo en los Tratados fundacionales. De esta forma, términos que siempre se habían traducido a partir del francés empezaron a aparecer en los textos en inglés. Esto dio lugar, durante el período de transición, a interesantes fenómenos de retraducción.
[17] «La formación primaria de términos va pareja a la formación de los conceptos, y por tanto es monolingüe (...). La formación secundaria de términos se da cuando se crea un nuevo término para expresar un concepto ya conocido, y ocurre (...) como resultado de una transferencia de conocimiento a otra comunidad lingüística, transferencia que se produce mediante la creación de términos» (Sager, 1990: 80).
[18] «Mientras que para los
términos primarios la elaboración conceptual y la designación corren a cargo de
políticos, especialistas y funcionarios (...), los términos secundarios los
crean los traductores y terminólogos de las instituciones europeas.»
[19] Con gran frecuencia redactados en inglés por no anglófonos.
[20]
En francés la situación solo es algo mejor: (1) séduction malintentionnée des enfants, (2) manipulation psychologique des enfants, (3) sollicitations d’adultes à des fins sexuelles.
[21] Estas opciones diferentes pueden, de hecho, condicionar la percepción de la realidad que se representa mediante el discurso. Por ejemplo, el término único puede ocultar una pluralidad de subconceptos que existen en la realidad pero que la lengua considerada no necesita explicitar en la segmentación conceptual que hace de dicha realidad.
[22] Probablemente con dos falsos sinónimos (combustible y carburant) en francés.
[23] Véase Pérez Vidal (2001).
[24] El término bande figura en la ficha, pero solo como sinónimo de la «gîte temporaire».
[25] Mediante la indicación «Origins: Spain». En último término, esta opción quedó descartada.
[26] La distribución elegida se debe probablemente al hecho de que, en este nivel conceptual, la distinción pertinente en español es «con/sin receta».
[27] Por otra parte, de las tres fichas F3 es la única que contiene una «marca de especificidad nacional» ) («Origins: UK»), ya que el concepto correspondiente solo existe en el Reino Unido.
[28] Independientemente de que el terminólogo haya optado por el calco de manera autónoma o siguiendo directrices administrativas internas más o menos explícitas (que pueden ir de la mera sugerencia a la instrucción), o por limitarse a retomar lo que considera ser el uso establecido, un ejemplo como este ilustra bien lo que podríamos llamar “multilingüismo en grado nulo”.
[29] Según el «modelo gravitacional» de las configuraciones lingüísticas de Calvet (2002, en particular 26-31).
[30]
European Commission (2011: 49).
[31] Judet de la Combe y Wismann (2004: 48). Véase también Judet de la Combe (2007).
[32] Ibid., p. 45.
[33] Ibid., p. 125.
[34] Ibid., p. 77.