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ENTORNOS DIGITALES Y COMPETENCIAS
BÁSICAS
José María García
Linares
(I.E.S. Güímar. Santa Cruz de Tenerife)
Resumen
El protagonismo que han adquirido las
competencias básicas en el sistema educativo español plantea numerosos
problemas, entre ellos el referido a cómo adaptar estructuras y materiales a
los nuevos entornos digitales. El desarrollo de la competencia digital no puede
consistir, como está ocurriendo en numerosas regiones españolas, en la
inversión desmedida y en el arrinconamiento del modelo de enseñanza anterior,
sino innovación tecnológica y conocimiento.
Palabras Clave: Educación, Competencia, Digital,
LOE, Aprendizaje.
Summary
The
prominence that the key competences have gained in the Spanish educative system
poses plenty of problems, among them that making reference to how to adopt
structures and materials to the new digital environment. The development of the
digital competence should not lie, as it is happening in many Spanish
Autonomous Communities, in the excessive investment and in the exclusion of the
previous teaching model, but in the technological innovation and knowledge.
Key
Words: Education, Competence, Digital, LOE, Learning.
Las
formaciones sociales tienen como característica principal construir un
entramado de elementos interrelacionados que conforman todo un sistema, de
manera que cualesquiera transformaciones que se operen en las disciplinas del
conocimiento ejercen influencias sobre el resto de parcelas en las que se
subdivide todo el cuerpo social. Así, la educación, al igual que la política,
ha quedado marcada por la economía y la tecnología que desde la segunda mitad
del siglo XX han desempeñado un papel crucial en la configuración de la
realidad social. La globalización o aldea
global[i]
no sólo se constituye en esta última fase del capitalismo como respuesta
económica, sino también como un enorme sistema social cuyos tentáculos llegan a
las esferas del conocimiento, de la educación, del ocio, de la alimentación e
incluso de los comportamientos y actitudes ciudadanas. Esa mundialización
presenta una perspectiva novedosa de la realidad en la medida en que la
conexión entre los pueblos, hasta hace poco separados y desconocedores de sus
otros-iguales[ii],
supone la contemplación de dicha realidad como un espacio compartido. A su vez,
ha tenido lugar una auténtica revolución en el campo de la tecnología que ha
obligado a repensar los cimientos de la cultura: el concepto mismo de libro, la
percepción y concepción del saber, el ámbito de la creación… Internet ha
generado un cambio sociocultural que introduce interactividad donde había antes
dominio y unidireccionalismo, textualidad multiperspectiva allí donde había
linealidad, movimiento donde había estatismo, alteridad donde unidad,
universalidad donde sólo había localismo.
En
el nuevo escenario que es hoy Europa, todos los niveles educativos están
recibiendo presiones constantes para adaptarse a lo que se considera nuevas
necesidades de una sociedad como la actual y de una economía de mercado basadas
en la información y el conocimiento. Uno de esos objetivos es el de formar a
los ciudadanos en la utilización de las nuevas herramientas (TIC)
imprescindibles para la interacción de los individuos en el contexto social. La
cristalización de esta nueva perspectiva en un nivel universitario es la
creación del Espacio Superior de Educación Europea[iii] cuyos principios
implican transformaciones de gran alcance en el sistema de enseñanza, centradas
en el desarrollo de un aprendizaje autónomo y diferenciado, lo que supone pasar
de un sistema epistemológico vertical y jerarquizado a otro horizontal y
cooperativo que favorezca la autonomía personal y la interrelación tanto
personal como virtual. Los acuerdos de Bolonia plantean la necesidad de que la
formación universitaria garantice una preparación para el mercado laboral; para
la vida, igualmente, como ciudadanos activos en una sociedad democrática; un
desarrollo personal y de una base avanzada de conocimiento[iv].
Si
nos centramos en
En marzo de 2000, el Consejo
Europeo de Lisboa marcó un nuevo objetivo estratégico para
Las
competencias básicas se consideran vitales para una participación exitosa en la
sociedad. Son genéricas y transversales, independientes de una materia y están
basadas en objetivos transversales. Reflejan, ante todo, un cambio en el
enfoque de la enseñanza hacia un enfoque en el aprendizaje y son cruciales para
la realización y el desarrollo personal a lo largo de la vida, para la
inclusión activa de los ciudadanos en su sociedad y para garantizar una
correcta formación de cara al mercado laboral. El marco en el que se
desarrollan estas competencias debe ser analizado desde la perspectiva del
aprendizaje a lo largo de la vida. Deben haber sido desarrolladas para el final
de la enseñanza obligatoria y deberían constituir la base para posteriores
aprendizajes.
De las
ocho competencias fijadas, nos interesa sobre todo, por la finalidad de nuestro
análisis, la Competencia Digital[xii],
que implica el uso confiado y crítico de las Tecnologías de
El
discurso dominante[xiv] parece no dejar espacio a las dudas. En una
sociedad del conocimiento y de la información, la escuela no puede continuar
anclada en una metodología antigua centrada en lo memorístico y en una
estructuración jerarquizada en la que el docente es el guardián de
conocimientos petrificados y el discente simplemente aprende de manera pasiva
lo que su maestro establece como pertinente. Se replantean tanto la figura del
profesor como la del estudiante, así como metodologías, flexibilizaciones
horarias, cambios estructurales, etc[xv].
Sin embargo, la distancia entre los
acercamientos teóricos a la nueva educación o posteducación y la aplicación
práctica son abismales[xvi]. No olvidemos que esta
“digitalización” de los procesos de enseñanza-aprendizaje surge a raíz de la
configuración del hipertexto[xvii] como nueva lógica
textual que viene acompañada de una serie de conceptos (discontinuidad,
simulación dinámica, interactividad, fluidez, descentralización, libertad
creadora, multilinealidad, juego, diversidad)
y precedentes teóricos (la intertextualidad de Kristeva, las lexías de Barthes,
la polifonía textual de Bajtín, las redes de poder de Foucault, los rizomas de
Deleuze y Guatari, el texto expansivo derridiano y la obra abierta de Eco, así
como obras de Borges, Calvino o Cortázar) que defienden la relativización de
categorías consideradas hasta los años 70 como inamovibles. El hipertexto,
supuestamente, iba a ser la materialización de aquellos presupuestos teóricos y
protagonizaría una ruptura a todos los niveles. Una de sus cualidades más
destacadas, según sus defensores, era la democratización[xviii] en tanto en cuanto
abría las puertas a que la información llegara a todos y rompía esa jerarquía
entre informadores e informados (extrapolada después, y todavía hoy, a
maestro-discípulo). Actualmente, sin embargo, el hipertexto, o al menos el
debate en torno al mismo, se halla estancado puesto que no ha resultado ser lo
que se esperaba del mismo[xix], debido entre otras
cosas a que es un producto de una sociedad tecnológica y digitalizada que nada
tiene que ver con aquella en la que surgieron los discursos
postestructuralistas y que han lastrado su verdadero potencial. No obstante, es
en la educación en donde este hipertexto parece moverse como pez en el agua,
como pez en el aula.
La
situación educativa en España deja muchísimo que desear. Reforma tras reforma,
vaivenes electorales, fracaso escolar, violencia, acoso, falta de inversiones,
abandono, analfabetismo funcional y resultados vergonzosos PISA tras PISA[xx], etc. Uno de los factores
que influyen en la desmotivación del alumnado es el tremendo desfase que hay
entre la escuela y el mundo que los rodea. La institución parece desconcharse[xxi] día tras día a la espera
de una modernización tanto en materiales como en metodologías que no acaba de
llegar, y es en este contexto en donde las TIC se han convertido en las
abanderadas del cambio. Sin embargo, son transformaciones de un hondo calado
las que se necesitan y que no pueden llevarse a cabo comprando ordenadores,
cañones y pizarras digitales e instalándolos, sin más, en las viejas aulas.
Es
importante señalar, como hace Rueda Ortiz[xxii] que no se trata de una enseñanza sustentada
exclusivamente en los medios y nuevas tecnologías, sino más bien de una enseñanza que transita por
diferentes medios y lenguajes, ajustándose cada vez más a las necesidades
cognitivas, expresivas, afectivas y sociales de los estudiantes.
Para
Tom Bentley[xxiii]
las escuelas están concebidas para transmitir el conocimiento en una sola
dirección; se encargan de distribuir la información, es decir, racionan y
controlan el flujo informativo; están integradas verticalmente, organizadas en
departamentos y materias; son jerárquicas y tienen un marcado carácter de
vigilancia y, por último, operan con rutinas normalizadas y recurren a métodos
normalizados de medición del rendimiento. En una sociedad del conocimiento
como la de hoy parece necesario que la preparación del alumnado para prosperar
en un entorno cada vez más abierto sea distinta. Ruiz Tarragó[xxiv] señala cualidades como
la creatividad, la adaptabilidad, y la predisposición a la innovación como esenciales
para la persona educada que trabaja con símbolos, datos y relaciones. La
necesidad de proponer nuevos modelos de enseñanza- aprendizaje se hace
imperiosa en una sociedad que se ha ido adaptando, en líneas generales, a los
nuevos tiempos pero en la que la institución educativa sigue funcionando como
lo hacía hace cincuenta años. El mundo de entonces y el de ahora son muy
diferentes. Los cambios son evidentes. En aquellos años el consumo era muy
limitado, no había televisión en color, ni móviles, ni ordenadores, ni
videojuegos. No existían problemas de drogas como los actuales y la
estructuración familiar era distinta, con las madres en casa y los abuelos muy
cerca de los niños. La familia valoraba mucho la escuela
y veía al profesorado como fuente de disciplina y autoridad, como conductor de
un proceso de adquisición de conocimiento y de formación del carácter. Ir al
colegio era el camino para algunos que debían seguir y para otros un estímulo o
alternativa a una opción laboral prematura. Los horizontes de
la infancia y de la adolescencia eran muy limitados. Para muchos la lectura era
la principal puerta abierta a la imaginación, cosa que no ocurre en nuestro
tiempo, aunque los libros también forman parte del contexto del joven.
En
contraste, el mundo de hoy en día, tanto el real como el virtual, está lleno de
incentivos y de actividades interesantes al margen de la escuela. Es mucho más
urbano, completamente motorizado, lleno de movimiento. Los chicos y las chicas
conocen a mucha más gente, tienen comunicación permanente con grupos de
amistades e incluso tratan con desconocidos por la red. Es decir, todo el
entorno de los jóvenes ha cambiado salvo la institución escolar que lo acoge
obligatoriamente.
El
alumno contemporáneo tiene una autodeterminación psicológica que antes no
tenía. Ahora es un individuo que quiere cosas, que las exige y que
frecuentemente las consigue o bien reacciona, a veces de modo desproporcionado.
Es un individuo que consume continuamente productos y asimila estereotipos
culturales, convertido en el objetivo de una intensa e incesante presión
publicitaria. Los modelos de conducta que observa transmiten a menudo incivismo
e indiferencia por las cosas sociales, así como superficialidad y grosería.
Conductas llenas de violencia, de egoísmo y de búsqueda de satisfacciones
inmediatas llenan las pantallas de los teléfonos móviles, de las videoconsolas,
de los ordenadores y del cine o la televisión.
Las
tecnologías digitales son muy familiares para esta juventud. Muchos disponen de
ordenador, móvil, DVD, TV en su habitación, consola de videojuegos, cámara
digital, reproductor de MP3, grabador de CD, Internet… Por tanto, la influencia
del entorno tecnológico es enorme, hasta tal punto que los correos
electrónicos, los sitios Red o los SMS son parte integral de la vida del joven
del siglo XXI. El resultado de este entorno ubicuo y del enorme volumen de
interacciones es que los estudiantes piensan y procesan la información de una
manera diferente a la de generaciones anteriores[xxv].
Parecen,
por tanto, necesarias esas transformaciones que apuntábamos más arriba. Sin
embargo hay que ser muy cautos a este respecto porque no debe olvidarse, a
pesar de las exageraciones de los gurús de las nuevas tecnologías, que
información no es lo mismo que conocimiento, y que si queremos que las nuevas
generaciones estén debidamente formadas no podemos limitar el aprendizaje de
nuestros alumnos a buscar en Google o a cortar y pegar en Word. Hay demasiadas
dudas en lo concerniente a que la pérdida de la cultura escrita esté compensada
por la adquisición de una cultura audiovisual[xxvi]. Frente
al peso de la persona de formación, en etapas anteriores, se hace valer ahora la ola de descarga que
procede de los nuevos medios, en la medida en que desaparece la subjetividad de
lector para transformarse en la subjetividad de user[xxvii].
El user es el agente que ya no
tiene necesidad de hacerse un sujeto configurado al modo formativo, dado que se
puede liberar de la carga de reunir experiencias. Lo que
atesora no son esas experiencias, es decir, complejos del saber personalmente
integrados, narrativa y conceptualmente ordenados, sino direcciones en las que
se podría conseguir agregados de saber, más o menos conformados, en el caso de
que se quisiera recurrir a ellos por el motivo que fuere.
En relación con lo anteriormente dicho,
Alessandro Baricco[xxviii] plantea el cambio de
paradigma en términos de mutación. Esta mutación consistiría, también, en el
cambio que se ha producido a la hora de adquirir experiencia. La experiencia,
en su sentido más elevado, estaba relacionada hasta hace unas décadas con la
capacidad de acercarse a las cosas, una a una, y de madurar una intimidad con
ellas capaz de abrir las estancias más recónditas. Más o menos podríamos decir
que se trataba de una cuestión íntima entre el hombre y el objeto o fragmento
de mundo, una especie de viaje a fondo hasta llegar a lo más profundo. Sin
embargo, adquirir experiencia hoy de las cosas se ha convertido en pasar por
ellas justo el tiempo necesario para obtener un impulso que sea suficiente para
acabar en otro lado, porque la clave de esta mutación está en el movimiento. El
término surfing representa ese pasar
por la superficie de las cosas, por la cresta de la ola, para gozarla y llegar
a otro lugar. La superficie, por tanto, es preferida a la profundidad y la
velocidad a la reflexión, como las secuencias al análisis. Existiría, señala
igualmente Baricco, una situación de esquizofrenia en la que el hombre comparte
experiencias de ambos paradigmas, en las que el hombre muestra en sí aspectos
del pasado y del presente, es decir, de la misma manera que es capaz el
investigador de profundizar en un tema concreto, su entorno está completamente
digitalizado, tecnificado.
Así
pues, no se trata de abarrotar los centros educativos de materiales multimedia,
sino de definir y consensuar una política educativa coherente con respecto a
las nuevas tecnologías[xxix]. Por ejemplo, la
transferencia de la competencia educativa a las Comunidades Autónomas está
provocando situaciones alarmantes de lo que se conoce como brecha digital[xxx],
es decir, hay regiones españolas en las que los alumnos llegarán a
Necesitamos
un modelo mixto[xxxii]
de garantías que conjugue lo físico con lo digital. La principal deficiencia
del nuevo entorno[xxxiii],
en lo educativo, es táctil, esto es, la cercanía, el contacto y la relación
cara a cara son insustituibles en la educación de los alumnos y alumnas. La
escuela debe ser considerada como un recinto que conecta, por un lado, con el
entorno próximo, y por otro con el entorno telemático. Por eso, antes de que
los gobiernos y las CCAA inviertan inconscientemente miles de millones, el
nuevo sistema educativo implica la creación de una infraestructura telemática
con fines propiamente educativos, accesible desde la escuela y desde los
hogares, junto con la adecuación de las instalaciones de los centros
educativos. A la vez, es necesaria la formación previa de los profesionales[xxxiv] (de qué sirve recoger
en
No
se trata ni de condenar los nuevos medios ni de ensalzar los tradicionales.
Nuestra postura defiende una posición intermedia en donde se conjugue lo mejor
de cada una de las partes y, sobre todo, preparación, honestidad y sinceridad
del lado de aquellos que legislan, invierten y dirigen (a todos los niveles) el
sistema educativo. Hay que mirar a otros países, hay que contar con expertos,
hay que fomentar el debate democrático en los centros educativos, tan venido a
menos, y la formación de quienes dedican su tiempo y esfuerzo a preparar a las
futuras generaciones de ciudadanos.
i Concepto acuñado por MCLUHAN, M.
(1969).
[ii] Para SLOTERDIJK, P. (2007). El mundo interior del capital. Para una
teoría filosófica de la globalización, Madrid: Siruela, los hechos
concretos de la globalización llevan ad
absurdum el supuesto ingenuo de una potencial cordialidad de todos para con
todos. No habría que olvidar que las expresiones “vecino” y “enemigo” fueron
originariamente casi sinónimas. Lo que caracterizaba hasta hace poco a los
seres humanos era su inclinación a ignorar a la mayoría de individuos fuera de
su espacio étnico. En tanto que pertenecientes a una especie de seres vivos
dispersos, los hombres, en sus clanes, sus etnias, sus barrios… están
apartados, con naturalidad, de aquellos que pertenecen a otros escenarios. No
es extraño comprobar cómo conceptos como “ciudadanía mundial” adquieren una
significación novedosa que señala “el horizonte de medidas amortiguadoras de la
misantropría” (p. 171).
[iii] Amelia Sanz hace un análisis
detallado de lo que supone la adhesión a este Espacio en “Desarrollo de
Competencias Específicas”, artículo incluido en Enseñanza virtual y presencial de las literaturas, coordinado por
Pilar García Carcedo y publicado por
[iv]
Bologna Seminar on Qualification Structures in Higher Education in
[v] Las competencias básicas son:
Comunicación Lingüística, Razonamiento Matemático, Mundo Físico y Natural,
Competencia Digital y Tratamiento de
[vi] Ley Orgánica de Educación
2/2006, 3 de mayo.
[vii]
European Council.
http://ue.eu.int/ueDocs/cms_Data/docs/pressData/en/ec/00100-r1.en0.htm
[viii] European
Council.
http://ue.eu.int/ueDocs/cms_Data/docs/pressData/en/ec/00100-r1.%20ann-r1.en1.html
[ix] Documento del Consejo 5980/01 del 14/02/2001. (Los futuros objetivos concretos de los sistemas de educación y
formación)
[x] European
Council.
http://ue.eu.int/ueDocs/cms_Data/docs/pressData/en/ec/71025.pdf
[xi] Programa
detallado de trabajo acerca del seguimiento de los objetivos de sistemas de
educación y formación en Europa (2002/C 142/01)
[xii]
[xiii]Las Tecnologías de
[xiv] Discurso que, por otra parte,
nace del debate entre educación y postmodernidad. Para LYOTARD,
F. (1989). La condición postmoderna,
Madrid: Cátedra, la modernidad valoró la idea de progreso por encima de
cualquier otra como señal de avance del hombre hacia la libertad y el conocimiento.
Se pasaba así de la superstición a la razón. Junto con esta idea de progreso,
el saber humano iría librando al hombre y el dominio de ese saber o razón sería
la realización de toda la especie. Sin embargo, las dos guerras mundiales
pusieron de manifiesto que todo el programa y todas las esperanzas que se
habían puesto sobre el dominio de ese conocimiento habían fracasado. Es así
como Nietzsche desarrolla el discurso que nace tras la modernidad y que será
seguido por pensadores como Heidegger, Foucault, Derrida y Deleuze. Se
cuestiona, en consecuencia, el humanismo grecocristiano y el cogito cartesiano,
con lo que el “yo” comienza a tambalearse hasta quedar reducido a una verdad
metafísico-gramatical. La crisis del pensamiento afecta a todas las instituciones
sociales, entre ellas la escuela.
[xv] Véanse BENTLEY,
T. (2000). El aprendizaje más allá de las
aulas. Aprender en la sociedad de la
información. Madrid: Fundación Santillana; COLOM, A. y MÈLICH, J.C. (1995).
Después de la modernidad. Barcelona:
Paidós; BORRÁS CASTANAYER, L. (Ed.) (2005). Textualidades
electrónicas. Nuevos escenarios para
la literatura. Barcelona: Editorial UOC; RUEDA ORTIZ, R. (2007). Para una pedagogía del hipertexto. Una
teoría de la deconstrucción y la
complejidad. Barcelona: Anthropos; RUIZ TARRAGÓ, F. (2007). La nueva educación. Madrid: Fundación
Everis.
[xvi] PAJARES TOSCA, S. (2004). Literatura Digital. El paradigma
hipertextual. Cáceres: Universidad de Extremadura.
[xvii]
Para el concepto de hipertexto, sus características y precedentes,
véanse AARSETH, E. (2004). La literatura ergódica. En Literatura y Cibercultura, Domingo Sánchez Mesa (Ed.),
(pp.118-145). Madrid: Arco/Libros; BORRÁS CASTANYER, L. (Ed.) (2005). Textualidades electrónicas. Nuevos escenarios para la literatura, op.cit.; GOICOECHEA, M. (2007).
Hyper-Paradigm. En Literatures in the
Digital Age: Theory and Praxis, Amelia Sanz and Dolores Romero (Eds.),
(pp.18-21). Newcastle: Cambridge Scholars Publishing; LANDOW, G. (2008). Hipertexto 3.0. Teoría crítica y nuevos medios
en la era de la globalización, Barcelona: Paidós; MORENO HERNÁNDEZ, C.
(1998).Literatura e Hipertexto. De la
cultura manuscrita a la cultura
electrónica. Madrid: UNED; MOULTHROP, S. (2003). El hipertexto y la
política de la interpretación. En Literatura
hipertextual y teoría literaria, María José Vega (Ed.), (pp. 23-31).
Madrid: Marenostrum; OROZCO VERA, M. J. (2005). Literatura e hipertexto: hacia
una lectura creativa. En Comunicación,
universo artístico y nuevas tecnologías, María Elena Barroso Villar (Ed.),
(pp. 95-112). Sevilla: Alfar; PAJARES
TOSCA, S. (2004). Literatura Digital. El
paradigma hipertextual, op. cit.;
ROMERA CASTILLO, J. (1996). Literatura y nuevas tecnologías. En Literatura
y multimedia, José Romera Castillo et alii (Eds.), (pp. 13-82).
Madrid: Visor Libros; TORTOSA, V. (2008). Una nueva lógica escritural: El
hipertexto. En Escrituras digitales.
Tecnologías de la creación en la era virtual, Virgilio Tortosa (Ed.), (pp. 51-97).
Alicante: Universidad; ROMERO LÓPEZ, D. y SANZ CABRERIZO, A. (Eds.) (2008). Literaturas del texto al hipermedia,
Barcelona: Anthropos.
[xviii] Los defensores a ultranza del
hipertexto hablan de libertad pero, en la mayoría de los casos, la confunden
con cantidad y velocidad. Susana Pajares Tosca (2004: 59) cree que la
democracia no es una cuestión de enlaces electrónicos, es decir, hay que ser
muy precavidos a la hora de hacer valoraciones o acuñar una terminología que
resulta engañosa. La idea de que la tecnología es esencialmente liberadora está
muy extendida y, sin embargo, como afirma la misma investigadora junto con
JAMESON, F. (1991). Postmodernism or The
Cultural Logic of Late Capitalism. Durham: Duke University Press, 37-38:
“las autopistas de la información y mundos virtuales son una forma comprensible
de representarnos un sistema de control mucho más profundo, el del capitalismo
multinacional, algo tan enorme y complicado que nuestra mente es incapaz de
asimilarlo tal cual”. En este sentido, MORA, V. L. (2006). Pangea. Internet, blogs y comunicación en un mundo nuevo. Sevilla:
Fundación José Manuel Lara, existen poderes ilocalizados, diseminados en esa
ubilocación que es el ciberespacio, esto es, “un poder que parece no estar y en
realidad puede encontrarse en todas partes” (20), y esos poderes llegan a
actuar, incluso, al margen del propio Estado con la ayuda de todo el colectivo
ciberespacial gracias a ese consenso del que habla NÖEL, B. (1998). La castración mental. Madrid: Huerga
& Fierro, como “ideología de masas de la sociedad de consumo que es un
estado transitorio de la democracia occidental. Su función consiste en asegurar
la adhesión general a dicho sistema democrático procurando al cuerpo social la
ilusión de que es él quien representa a su pensamiento” (105).
[xix] Las resistencias y oposiciones
al hipertexto han sido numerosas. Véanse BIRKERTS, S. (1994). The Gutenberg Elegies. The Fate of
[xx] LÓPEZ RUPÉREZ, F. (2006). El legado de
[xxi] Tal vez ejemplificando ese
tiempo líquido, esa descomposición de las instituciones que analiza BAUMAN,
Z. (2009). Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre, Barcelona:
Tusquets.
[xxii] RUEDA ORTIZ, R. (2007). Para una pedagogía del hipertexto. Una
teoría de la deconstrucción y la
complejidad, op.cit.
[xxiii] BENTELEY, T. (2000). El aprendizaje más allá de las aulas.
Aprender en la sociedad de la
información, op.cit.
[xxiv] RUÍZ TARRAGÓ, F. (2007). La
nueva educación, op.cit.
[xxv] SARTORIO, G. (2008). Homo videns. La sociedad teledirigida, op. cit., habla de video-niños, niños
que se informan viendo. La característica principal del homo sapiens es la de
poseer un pensamiento simbólico tejido mediante la lengua, el mito, la religión
y el arte. El lenguaje que de verdad define al ser humano como animal simbólico
es el lenguaje-palabra, es decir, el hombre posee la capacidad de hablar de sí
mismo. Este lenguaje no es sólo un instrumento del comunicar, sino del pensar.
Y el pensar no necesita del ver. El pensamiento humano se desarrolla gracias a
su capacidad de abstracción, y, así, todo el saber se desarrolla en la esfera
de conceptos y concepciones mentales, que no es de ninguna forma el mundo
percibido por los sentidos, en este caso, por la vista. La televisión produce
imágenes y anula los conceptos, atrofiando la capacidad de abstracción y, con
ello, nuestro entendimiento. Antes de leer y escribir, el niño ya está viendo
cantidades enormes de televisión, en EEUU, por ejemplo, tres horas al día para
los que aún no van a la escuela y cinco horas para los jóvenes entre seis y
doce años.
[xxvi] Según FERRAROTTI, F. (1997). La perfezione del nulla. Premesse e problema
della rivoluzione digitale, Roma-Bari: Laterza, para las nuevas
generaciones “televisivas”, la lectura resulta cansina. Prefieren el
significado resumido y fulminante de la imagen sintética. Renuncian al vínculo
lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que implica el regreso a sí
mismos. Eligen el modo de vida típico del infante que come cuando quiere, llora
si siente alguna incomodidad, duerme, se despierta y satisface todas sus
necesidades en el momento.
[xxvii] SLOTERDIJK, P. (2007). En el mundo interior del capital, op.cit.
[xxviii] BARICCO, A. (2008). Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación.
Barcelona: Anagrama.
[xxix] PERELMAN, L. (1987). Technology and the Transormaticon of Schools,
National Cchool Board’s Association Alexandria, VA: NSBA/ITTE, señaló el origen
del problema al afirmar que inyectar meramente herramientas electrónicas en las
aulas mientras se deja inalterado el diseño básico de los sistemas educativos
ofrece poca esperanza de que se obtengan los incrementos de productividad
educativa.
[xxx] CORRIENTE CORDERO, J. M.
(2005). De la “brecha digital” a la
diglosia electrónica. En Comunicación,
Universo Artístico y Nuevas Tecnologías, María Elena Barroso Villar (Ed.),
(pp. 11-31). Sevilla: Alfar.
[xxxi] En contra de lo que suele
decirse, los jóvenes saben menos de lo que sus mayores imaginan sobre nuevas
tecnologías. Los espacios web más exitosos entre los adolescentes poseen una
tecnología que no tiene nada de especial, como MySpace o Facebook. Lo que le importa
al joven son las herramientas, la flexibilidad y la socialización, en opinión
de PISANI, F. y PIOTET, D. (2008).
[xxxii] Algunos ejemplos de experiencias
en otros países son Slash 21 o Classroom 2000, recogidas en el estudio de
Ferrán Ruíz Tarragó, op.cit. 102-110.
Antes de llegar a la exposición de estos dos casos, Ruíz Tarragó insiste en
que, en nuestro país, se pide al usuario-alumno que encaje en el servicio en
lugar de estructurar el servicio para que atienda las necesidades y
características del alumno. Los centros educativos, de la misma manera que
otros servicios públicos, necesitan más personal, mejores instalaciones, un
ambiente mejorado y mucha más inversión.
[xxxiii] La terminología es variada:
hiperespacio, ciberespacio, entorno digital, tercer entorno, etc. La
designación de tercer entorno se la debemos a ECHEVERRÍA, J. (2004). Los señores del aire. Telépolis y el Tercer
Entorno, Barcelona: Destino. Este nuevo espacio se opone a los otros dos
espacios sociales anteriores que son la naturaleza y la ciudad. Este nuevo
entorno sólo es posible en sociedades de alto desarrollo científico y
tecnológico o en determinadas regiones en vías de desarrollo y se define por su
interacción y a distancia. Establece una nueva estructura, la de la sociedad de
la información, y un funcionamiento de la esfera social completamente distinto.
Frente a la cultura del, vamos a llamarlo así, primer entorno, basada ante todo
ene el habla y la presencia del cuerpo, o del segundo, que requiere una
plasmación material de los objetos culturales, tales como la escritura, los
libros, la pintura, la cultura digital del tercer entorno está basada en
representaciones tecnológicas digitalizadas a las que se puede acceder a través
de redes telemáticas.
[xxxiv] El papel del profesor como
gestor del conocimiento está en entredicho.
Expresiones como “sabiduría de la muchedumbre” o “inteligencia
colectiva” están planteando el problema de si miles de aficionados, de los que
la mayoría no tienen autoridad específica de ningún tipo, pueden contribuir a
aumentar el saber de la humanidad, y la comprensión del mundo, sobre todo si
tenemos en cuenta que los estudiantes de Secundaria optan por recursos como
Wikipedia antes que por la consulta de libros impresos.
[xxxv] Somos conscientes de lo que
supone una afirmación como esta en un país en donde se da más importancia a la
vigilancia que al conocimiento. La prioridad es que los alumnos y alumnas estén
recogidos en los centros educativos, independientemente de lo que ocurra
dentro. Es más, entre los muros, las horas complementarias se han convertido en
guardias de pasillos, rincones y cuartos de baño en perjuicio de
coordinaciones, preparación de material, formación, etc.
[xxxvi] Para una explicación más
detallada, véanse ECHEVERRÍA, J. (2004). Los
Señores del Aire. Telépolis y El
Tercer Entorno, op.cit. (pp.
483-488), y RUÍZ TARRAGÓ, F. (2007). La
nueva educación, op.cit. (pp.
47-140).