reseñas
EL
PROBLEMA DEL SOBRENATURAL EN MIGUEL DE UNAMUNO, DE ALFONSO GARCÍA NUÑO
José Antonio Bernaldo de Quirós Mateo
(UNED.
Ávila)
Alfonso
García Nuño, El problema del sobrenatural
en Miguel de Unamuno, Madrid, Ediciones Encuentro, 2011, 1007 páginas.
En este
libro, el profesor Alfonso García Nuño ha explorado cómo Unamuno se enfrenta a
lo largo de su vida a una cuestión teológica como es el sobrenatural. Y su estudio resulta una obra de consulta obligada
para conocer en profundidad el pensamiento del rector salmantino, dado que
dicha cuestión teológica es vertebral en su obra, como este libro se encarga de
demostrar.
Alfonso García Nuño ha realizado en
este libro una tarea titánica. Y no me refiero solamente a lo voluminoso de su
trabajo, sino al esfuerzo de erudición que se necesita para emprender una obra de
estas características.
Porque, en efecto, un estudio como
este requiere:
a) Un conocimiento exhaustivo de la
amplísima obra de don Miguel. No basta con acercarse a sus obras más
significativas, ya que, como indica el profesor García Nuño, Unamuno expone su
pensamiento de una forma asistemática, y por tanto en todas sus obras, ya sean
novelas, ensayos, cartas personales, poemas…, aparecen inesperadamente sus
temas fundamentales.
b) Un amplio conocimiento de las
muchas obras críticas que se han dedicado al estudio de la obra y el
pensamiento unamunianos.
c) Una profunda preparación previa en
materia filosófica, teológica y literaria, al objeto de poder situar el
pensamiento unamuniano en sus justas coordenadas. Unamuno lee a los filósofos y
teólogos anteriores y contemporáneos, busca en ellos ayuda para sus
reflexiones. Plantea unas interrogaciones y, a veces, da algunas respuestas. Y
es preciso conocer este contexto filosófico-teológico para valorar la aportación
unamuniana.
e) Una capacidad de sintetizar y
sistematizar una obra de pensamiento, como la del pensador bilbaíno, expuesta
de forma fundamentalmente asistemática.
Hay que decir que el profesor García
Nuño demuestra sobradamente que reunía los requisitos necesarios. De tal forma
que produce una obra magnífica. Su estudio aparece prologado por un
especialista de la talla de Ciriaco Morón, lo que constituye una inmejorable
carta de presentación. Pues bien, Ciriaco Morón lo define (Prólogo, pág. 13) como “la
exposición más extensa y sistemática que yo conozco sobre el pensamiento de
Unamuno”, y “la obra más importante publicada hasta ahora sobre el pensador…
¿vasco?, ¿castellano?, ¿español? Creo sinceramente que de talla universal”. ¿Se
puede decir algo más contundente?
Antes de
entrar en el estudio de la cuestión, Alfonso García Nuño encabeza su obra con
una Introducción de unas cien páginas
donde aborda cuestiones generales sobre Unamuno: se le sitúa en su generación,
se discute su condición de filósofo (aunque no exponga su doctrina de forma
sistemática, sí tiene un pensamiento sistemático y, por tanto, sistematizable,
dice el autor –pág. 42-); se examinan sus fuentes literarias, filosóficas y
teológicas; se divide su obra en etapas, se comenta su estilo de expresión y
los géneros literarios de que se sirvió.
Acerca
de las fases de la obra unamuniana, Alfonso García se vale de la división ya
clásica realizada por Ciriaco Morón en cuatro etapas, si bien adaptándola a sus
criterios. Así pues, señala cinco etapas (pág. 63): 1ª) 1884-1897, donde
predomina el tema de España; 2ª) El Diario
íntimo; 3ª) 1898-1913, con el tema de la inmortalidad como protagonista;
4ª) 1914-1926, donde aparece el tema de la personalidad (con la importante
excepción de El Cristo de Velázquez);
5ª) 1927-1936, época de mirada retrospectiva y de síntesis.
En
relación bastante directa (aunque no exacta) con estas etapas, señala el
profesor García Nuño la evolución que describen las obras fundamentales de
Unamuno en materia religiosa, una evolución que traza una trayectoria cíclica
(pág. 69): a) El Diario íntimo,
programa de vida religiosa enfocado hacia el futuro; b) Del sentimiento trágico de la vida, que pone en primer plano
preguntas, tensiones y contradicciones; c) El
Cristo de Velázquez, obra central; b’) La
agonía del cristianismo, ensayo emparentado con Del sentimiento trágico, aunque de inferior calidad; a’) San Manuel Bueno, mártir, mirada al
pasado, balance reflexivo de lo realizado, que retrotrae el Diario íntimo.
Para
terminar su Introducción, García Nuño
se detiene en el tema del sobrenatural, y su tratamiento por la teología cristiana
a lo largo de los siglos. El problema fue llamado por De Lubac la “paradoja
cristiana del hombre” según recuerda García Nuño (pág. 103). Consiste en el
conflicto entre la naturaleza humana y la vocación divina de la persona. Así lo
sintetiza Ruiz de
Pues
bien, lo que busca este estudio de García Nuño es interrogar a don Miguel de
Unamuno sobre esta cuestión, tratar de saber qué posturas, reflexiones y
respuestas dio el gran pensador a este problema. El autor, según su propia
confesión (pág. 105), afronta para ello varias dificultades: 1) La
asistematicidad del pensamiento unamuniano; 2) Que Unamuno generalmente no da
soluciones explícitas, sino interrogaciones, orientadas o afirmadas fugazmente;
3) Que Unamuno no aborda directamente el problema del sobrenatural, aunque
todos los elementos de la cuestión están presentes en su obra.
No
quiero dejar de señalar que García Nuño (pag. 25) nos ofrece dos posibilidades
de lectura de su trabajo, como si de Rayuela
se tratara: una lectura en orden lineal o una lectura temática. En efecto, en
cada una de las etapas del pensamiento de Unamuno se abordan los mismos temas, por
lo cual es posible una lectura en la que se siga cada uno de esos temas a lo
largo de la obra unamuniana. Estos cinco temas son: 1) Realidad y realidades;
2) El hombre y su mundo; 3) El conocimiento del hombre; 4) Personalidad y vida;
5) El deseo de Dios.
El hecho
de que en cada etapa el profesor García Nuño afronte los mismos temas confiere
al libro una unidad a lo largo de sus mil páginas, y es un buen procedimiento
para dar cuenta de la riqueza de pensamiento de Unamuno, y muy especialmente de
su evolución en el tiempo. Porque es obvio que un estudio riguroso sobre
Unamuno debe contemplar esta evolución temporal, que trae diferencias muy
acusadas en la obra del pensador vasco.
Un simple
cálculo nos da cuenta de la enjundia del estudio de García Nuño. Cinco etapas,
multiplicadas por cinco temas: algo así como 25 ensayos diferentes (pero
completamente interrelacionados entre sí) sobre la obra de Unamuno.
El autor
del libro tiene también el buen sentido de presentar cada una de las etapas del
libro con unos apuntes biográficos y de trayectoria personal que sitúan al
rector salmantino en sus coordenadas vitales. Pues sin ellas, el pensamiento
analizado en cada etapa quedaría suspendido en el aire sin el necesario anclaje
para el lector.
Los
temas estudiados en cada etapa (el núcleo del estudio, que abarca unas 800
páginas), requieren sin duda del lector una alta capacidad de comprensión de
textos de cariz teológico, filosófico y humanístico en general; y eso a pesar
de que están redactados con una indudable voluntad explicativa, de claridad,
que allana bastante la tarea; el esfuerzo realizado por el autor en este
sentido será sin duda comprendido y agradecido por el lector.
En estas
densas páginas García Nuño analiza el pensamiento de Unamuno especialmente
sobre la cuestión del sobrenatural, pero frecuentemente brotan otros temas,
dada la amplitud de la meditación del rector salmantino. Como no puede ser de
otra forma, se relaciona este pensamiento con la obra de ilustres teólogos como
Santo Tomás, Duns Escoto, Cayetano, De Lubac, Alfaro o Rahner.
Se llega
finalmente al apartado de Conclusiones,
que ocupa unas 30 páginas. Este capítulo lo desarrolla el autor no siguiendo el
orden de etapas, como hizo en el cuerpo principal de su estudio, sino por
temas, siguiendo el orden cronológico en cada uno. Lleva así a la práctica la
posibilidad de la que habló al principio: se puede leer el libro de ambas
maneras. Personalmente apunto al posible lector mi preferencia por el estudio
organizado por etapas, analizando en cada una de ellas los temas. Creo que de
esta forma se percibe de forma más orgánica la evolución del pensamiento
unamuniano.
En todo
caso, terminada la lectura de este denso y exigente libro, pienso que el lector
estará de acuerdo con estas palabras del profesor García Nuño (pág. 948):
El
problema del sobrenatural “ha estado, de una manera o de otra, en el centro de
atención del rector salmantino. Ni la preocupación por no morir ni el deseo de
ser siempre ni la cuestión de la conciencia ni la del hombre dan razón
suficiente del ser más, de entenderlo como divinización y como lo más humano. A
lo largo de este estudio, creo que han aparecido suficientes elementos como
para que en los trabajos sobre nuestro
autor se empiece a considerar la posibilidad de tenerlo como su problema
central y no los que hasta ahora se han barajado”.