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Revista de estudios filológicos
Nº23 Julio 2012 - ISSN 1577-6921
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estudios

UN ADVERBIO DE USO PECULIAR, MÁS UN RARO DIALECTISMO MURCIANO

 

Francisco Gómez Ortín

(Universidad de Murcia)

 

RESUMEN.- Este artículo bipartito encara dos temas lexicales. El primer trabajo dilucida la semántica histórica del adverbio adonde / donde, con exhaustiva documentación académica y literaria. El segundo desvela la diacronía y vigencia  actual del  intrigante vocablo oripié,  presente en el DRAE con la marca diatópica de Murc., pero ausente del Diccionario de Corominas-Pascual.

 

PALABRAS-CLAVE.-   Adonde – Donde –  Oripié – Dialectismo – Murcia.

 

ABSTRACT.-  This long title comprises two lexical themes. The first one analises the historical semantics of the adverb “adonde /donde”, by means of huge documentation. The second work studies an interesing word, “oripié”, used exclusively in Murcian dialect, present in DRAE, but absent in Corominas-Pascual Etymological Dictionary.

 

KEY WORDS.-   AdondeDondeOripiéMurcian dialect - DRAE – DCECH

 

I

 

A D O N D E   -   D O N D E

         

Del lat. unde salieron tanto “o”, como “onde” . «Ambos “se unieron a la preposición “de”, que se les anteponía en cierto tipo de preguntas (¿De onde son?, ¿De  ó son?, dónde, ), y perdida la conciencia del compuesto, la lengua sintió la necesidad de remotivar el signo (¿De dónde son? ¿A dónde van?). De las formas fundidas  “donde”, “adonde” han salido los vulgarismos “onde”, “aonde”, etc.» (M. Alvar- B. Pottier, Morfología Histórica del Español. Madrid, Gredos, 1983, 331). La forma  más arcaica  “adonde” comprendía los dos sentidos (lugar / movimiento), que luego devendría en la  diversificación semántica actual (donde = lugar; adonde = movimiento).

 

I.       (1726)  DICCIONARIO DE AUTORIDADES  (R. Academia Española):

 «adonde. adv. de lugar, como Pregunta. Vale esta voz lo mismo que En qué lugar? En qué parte, como adonde estamos? O a qué lugar o a qué parte, como adonde vas? Y por afirmación significa en el mismo lugar en que, como adonde era Sagunto, es oy Monviedro. Estebanillo, Vida: “Adonde vas con este baúl a estas horas?” Villaviciosa, Mosquea. Cant. 2: “Cierta presunción, adonde / la mal nacida vanidad se esconde”. «donde. Lo mismo que adonde».

 

II.   (1998)  DICCIONARIO DE CONSTRUCCIÓN Y RÉGIMEN DE LA LENGUA CASTELLANA (Instituto Caro y Cuervo, de Bogotá). Barcelona, Herder. v. I, 210:

«El uso moderno repugna el empleo de adonde por donde. Salvá lo da por anticuado; Bello, Gramática lo reputa con razón como un arcaismo que debe evitarse, y agrega: “Dícese adonde con movimiento, y donde sin él: Ellugar adonde nos encaminamos, donde residimos. En el siglo XVI se consideraban adonde y donde como formas enteramente sinónimas, de suerte que Valdés decía que usaba el primero cuando no precedía vocal: “¿Adónde irá el buey que no are?” y el segundo después de vocal: “El abad de donde canta, de allí yanta” (Diálogo)».

 

III.   (2005)  DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS (R. Academia Española):

«adonde. 2. En el español actual debe evitarse el uso arcaico de adonde o a donde para indicar situación (‘en donde’): “El remisero estaba a pocas cuadras de las calles Rivas y Misiones, adonde lo esperaba un cliente” (Clarín, Arg. 10.2.97); “Andrés Trapiello ha escrito curiosas anécdotas de ese bar, adonde entrevistó a Italo Calvino” (Mundo, Esp. 15.12.96). En estos casos debe usarse el adverbio relativo donde, opcionalmente precedido de en».

«adónde. 2. En el español actual debe evitarse el uso arcaico de adónde, a dónde sin valor de movimiento: “Me preguntó mi hijo que adónde había estado” (López Páez, Herlinda, México 1993): “Matilde ¿a dónde estás?” (VV. AA. Vida, Chile 1986). En estos casos debe usarse hoy el adverbio dónde, opcionalmente precedido de en».

«donde. 3. Cuando el verbo implica movimiento, para indicar destino, pueden emplearse las formas a donde o adonde y donde: “Iré a donde tú vayas” / “Iré donde tú vayas”; “La casa adonde te llevo está cerca” / “La casa donde te llevo está cerca”. Debe  evitarse hoy el uso de a donde (o adonde) para indicar ‘lugar en donde’: “El apartamento a donde vivo es grande”.

4. Para indicar estado o situación (‘lugar en donde’), es opcional el uso de la preposición en ante el relativo donde, aunque, cuando no hay antecedente, suele ser más frecuente la ausencia de preposición: “Ponlo donde quieras” / “Ponlo en donde quieras”; “La habitación en donde duermo es pequeña” / “La habitación donde duermo es pequeña”».

«dónde. 3. Cuando el verbo implica movimiento, para indicar destino, pueden emplearse las formas a dónde o adónde y dónde, aunque es más frecuente el uso con preposición: “¿Adónde vamos?” / “¿Dónde vamos?”; “No sé adónde me llevan” / “No sé dónde me llevan”. Debe evitarse hoy el uso de a dónde (adónde) para indicar estado o situación: “¿A dónde está el director?”

4. Con verbos que no implican movimiento, sino estado o situación, es opcional el uso de la preposición en ante el adverbio, aunque suele ser más frecuente la ausencia de preposición: “¿Dónde ha estado todo este tiempo?” / “¿En dónde ha estado todo este tiempo?”».

 

IV.    (2010)  NUEVA GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA  (RAE):

«Donde y adonde son los únicos adverbios relativos de  lugar que ha conservado la lengua culta. El español antiguo usó también los adverbios do y onde, pero esta última voz, así como ande (< a + onde), es hoy una variante desprestigiada que se recomienda evitar» (p. 419, 22.5.2a).

«A pesar de ser redundante, la combinación en donde se considera correcta en los contextos en los que se expresa ubicación: Soy un hombre poco amigo de meterme en donde no me llaman (Cela, Colmena). Cuando denota el término de una trayectoria, donde se construye sin auxilio de preposición, como en donde voy, en alternancia con adonde voy y con a donde voy: Yo tenía entendido que a cualquier lugar del mundo a donde llegara se tendrían noticias de la catástrofe (García Márquez, Náufrago). Se considera una pauta arcaica, no justificable sintácticamente en la lengua actual, el uso de  adonde para expresar ubicación: Siguieron la costa del Poniente abajo, y llegaron al puerto que llamaron del Retrete adonde estaba la ciudad (Guillermo Morón, Historia) (p. 420, 22.5.2c).

«El adverbio interrogativo-exclamativo dónde significa en qué lugar, como en ¿Dónde estás?, que alterna con ¿En dónde estás? La preposición a y el adverbio dónde dan lugar a las formas adónde y a dónde, ambas igualmente correctas, para indicar dirección o destino. Se registra también dónde, con omisión de la preposición a, usado en esta misma interpretación. Alternan, pues, ¿Dónde vas?, ¿Adónde vas? y ¿A dónde vas?» (p. 420, 22.5.2d).

         

V.        TEXTOS PROBATIVOS

Los documentos del corpus académico CORDE, por ser demasiados miles, no están accesibles al público. Los que aquí aduzco han sido allegados de propia cosecha:

(1499) Fernando de ROJAS: «A donde hay mayor entendimiento, hay mayor fortuna» (La Celestina, Auto 1º).

          (1525) Antonio de GUEVARA, ofm.: «A do no ay subjection, no ay Rey; a do no ay Rey, no ay ley; a do no ay ley, no ay justicia; a do no ay justicia, no ay paz; a do no ay paz, ay continua guerra; y a do ay guerra, es imposible que dure mucho la republica» (Epístolas familiares. P. Primera. Salamanca,  Pedro Laso, 1577, 93; 1ª ed. Granada 1525). «En Athenas avia una casa a do todos nascian locos, y avía otra, a do todos nascian bobos» (O. c., 107).  

          (1529) Ruperto de NOLA: «Tomar borrajas y bledas, ponlas a cozer con agua y sal, y desque sean cozidas sacarlas de aquella agua adonde fueron cozidas» (Traducción, Libro de guisados, manjares y potajes intitulado Libro de Cozina. Logroño, Miguel de Eguía, 1529, 47 v.). «Ponla en la olla adonde a de cozer» (O. c.,   40).

(h. 1538) Garcilaso de LA VEGA: «¿ están agora aquellos claros ojos.../  ¿ está la blanca mano  delicada?... Los cabellos ¿adónde están, adónde el blanco pecho?» (cit. en Julián Marías, La educación sentimental. Madrid, Alianza, 1992, 94).

 (1558) Bartolomé CARRANZA de MIRANDA, op.: «Porque adondequiera que hay dos o tres ayuntados en mi nombre, yo estoy en medio de ellos» (B. Carranza, Comentario sobre el Catechismo Christiano. Ed.  de J. Ignacio Tellechea Idígoras. II. Madrid,  Edica, 1972, 381-382).  1ª ed. En Anvers, en casa de Martin Nucio, año 1558. 

(1561) Fr. Luis de LEÓN, osa: «Este libro es todo él una égloga pastoril, adonde con palabras y lenguaje de pastores hablan Salomon y su esposa» (Cantar de Cantares (h. 1561), ed.  José M. Blecua. Madrid, Gredos, 1994, 48). «En todos los escritos adonde se explican algunas grandes pasiones o affectos maiormente de amor» (O. c., ibid.). «Ellos te llevarán adonde los lleva a ellos su amor y adonde tienen su pasto, que es el lugar adonde yo estoy con los demás pastores» (O. c., 76).

(1563) Joan de TIMONEDA: «Me convencieron que imprimiese el libro presente,  adonde van encerrados y puestos  extraños y muy facetos dichos» (Buen Aviso y Portacuentos (1563). Ed.  Pilar Cuartero y Maxime Chevalier. Madrid, Espasa-Calpe, 1990, 73). «El cual preguntando a sus criados que adónde estaba, le fue dicho que allá arriba en el terrado. Respondió prontamente Garci Sánchez: - ¿Adónde puede estar mejor el muerto que en terrado?» (O. c.,  317).

(1563)  S. Juan de ÁVILA: «¿Adónde estás, que no me respondes?» (J. de Ávila, Escritos sacerdotales. Madrid, BAC, 2000, 257).

(1564) Sta. TERESA de JESÚS: «Adonde está el rey, allí está la corte... Adonde está Dios, es el cielo... adonde está Su Majestad está toda la gloria» (Obras. Camino de perfección. cap. 28. Madrid, Apostolado de la Oración, 1944, 423).

(1576) Diego de ESTELLA, ofm.: «No leemos en la Escritura que hayas señalado casa de justicia adonde sean los malos castigados, sino casa adonde se perdonen los pecados, como fue aquel propiciatorio en la ley vieja, y ahora en la ley de gracia las muchas iglesias que hay por toda la cristiandad, donde los pecadores son reconciliados contigo» (Cien meditaciones del Amor de Dios. Salamanca 1576.  Madrid, Cisneros, 1960, 542. med. 93. ed. Juan Meseguer).  «En el cielo empíreo tienes labrado un retrete, adonde están las mejores piezas de tu casa» (O. c., 556, med. 95).

(1582)  Sta. TERESA DE JESÚS: «Que semejante costumbre se pusiese en estas casas, adonde había quien amaba tanto a Dios como ellas» (Libro de las Fundaciones, libro I, cap. VI).

(1584) S. Juan de LA CRUZ: «¿Adónde te escondiste, amado, y me dejaste sin gemido?» (Cántico espiritual, versos iniciales).

(1585) Miguel de CERVANTES: “(El amor es) raíz de adonde nace la venturosa planta / que al cielo nos levanta... /  (El amor) es morada adonde assiste el alegría” (La Galatea, en Poesía. ed. Caballero Bonald.  Barcelona, Seix Barral, 2005, 86-87).

 (h. 1586) S. Juan de LA CRUZ: «Adonde no hay amor, ponga amor, y sacarás amor» (Cartas, 22, 1).

(h. 1588) Fr. Luis de LEÓN: «Los antes bienhadados ¿adónde volverán ya sus sentidos?... Ay, nube envidiosa ¿dónde vas presurosa?» (Oda a la Ascensión del Señor).

(1591) Antonio ÁLVARES, ofm., portugués: «De adonde es, que en ayunar el Señor en el desierto, nos dio forma para que en tiempo de nuestros ayunos, nos devemos abstener del trato  de mujeres» (Sylva Spiritual. Tercera Parte. Salamanca 1591, 3).  «Dime adonde  se halla o se enseña, que aquel que es acometido con injurias dessee bien a su offensor?» (O. c., 93). «Esta valerosa Republica del Christianismo no es menos que hija de la Cruz del Señor nacida alli, de adonde saca sus nobilissimos fueros desconocidos al mundo» (O. c., 100). «El amor que nos tiene le haze suffrir y conservar lo criado. Pues, de a do le nace el no executar sus iras? Sin dubda de aquel pecho que el tiene de Dios,  libre de todo rancor» (O. c., 104).

(1596) Alonso LÓPEZ PINCIANO: «Mi padre murió en el río de a do se sacó este pez» (Filosofía antigua poética, cit. en Maxime Chevalier, Cuentecillos tradicionales de la España del Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1975, 242.- 1ª ed. 1596).

(h. 1598) F. NARVÁEZ: “Dixo el cojuelo: ¿dónde es vuestra merced y cómo se llama, si se puede decir? que me parece que he visto a vuestra merced y no sé adónde” (Francisco Narváez de Velilla, Diálogo intitulado El capón. (h. 1598). Madrid, Visor, 1993, 77).

 (h. 1600) Diego GALÁN: «Nos preguntó que de adónde éramos, dijímosle que de tierra de Toledo» (Relación del cautiverio y libertad de Diego Galán (1589-1600) + 1648. ¿Madrid?  Ediciones Espuela de Plata, 2011, 28).

(1602) Mateo LUJÁN, oriolano: “¿Adónde hay nación ni lugar que reverencie el nombre de España, no se espante de sus hechos, no alabe su monarquía?” (Mateo Luján, Segunda Parte de la Vida de Guzmán de Alfarache, en La Novela Picaresca Española. Madrid, Aguilar, 590, col. b).

 (1603) Agustín de ROJAS: “Sentándome al pie de un alto álamo, de adonde  podía ver el sitio que era guarda y depósito de todo mi bien” (Viaje entretenido (1603). ed. de J. P. Ressot. Madrid, Castalia 1972, 329). “No quisiera meterme en tan extraña hondura y de adonde con tanta dificultad tengo de salir” (O. c., 416). “Y no preguntan de adónde vino toda esta deshonra” (O. c., 455).

 (1606) Diego de ARCE, ofm.: «Hizo que en sus Navíos cantassen todos la salve, dando gracias a la Reyna de misericordia por averle guiado adonde tanto desseava» (Miscelánea primera de Oraciones eclesiásticas. Murcia 1606, 264 v.). «Id, os ruego, en espíritu, hijos de la Iglesia, peregrinando a nuestra Señora de Guadalupe, de Monserrate, de Lorito en Italia, y a otros santuarios assi semejantes, adonde con particularidad esta Virgen es reverenciada» (O. c., 265 r.) «Estos santuarios adonde la Virgen es adorada con estas offrendas, que dellos cuelgan» (O. c., 265 v.). «La palabra Hebrea SILTE, que nuestro Interprete traduze, armadura, viene de una palabra que sinifica mandar, enseñorear: de adonde viene también aquel nombre tan usado en todo el Oriente, para sinificar los grandes Monarcas y Príncipes, como es Sultán» (ibidem). «Adonde los perfectos acaban con su santidad, empieça esta niña con la suya» ( 258 v.). «O lecho florido, a do reposa tu Criador! o granero a do se recoge el grano, de que se haze el pan de vida» ( 269). «De adonde para dezir que uno fue muerto a puñaladas, dizen in ore gladii» ( 275 v.). «De adonde pienso viene la voz tan usada tahalí» ( 276). «De adonde San Basilio siempre cita la autoridad deste Padre» ( 277). «De adonde a nosotros tanto bien? de adonde tan gran beneficio?» ( 311). «Los moradores de un Reyno, luego como saben el nacimiento de su Príncipe, se alegran con el ayuntamiento de la Ciudad adonde nace » ( 318 r.). «De adonde tanto lustre a esta Syon?  De adonde tanta gloria a esta Virgen?» ( 318). 

(1607) Melchor de HUÉLAMO, ofm.: «Sólo sirven de açotar calles, y de saber adonde está el mejor vino y el pastelero de mayor fama» (Vida y milagros de San Ginés de la Jara. Murcia 1607, 113).

(1611) Sebastián de COVARRUBIAS: «Suelen levantarse en el ayre muchedumbre de langostas que cubren el sol, y adonde se assientan lo dexan todo roydo y abrasado» (Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s/v. langosta). «Hazían (los judíos en Toledo) ciertas enramadas en el campo, adonde estavan por espacio de quarenta días en memoria de los quarenta años que anduvieron por el desierto» (O. c., s/v. cabañuelas).

(1614) Miguel de CERVANTES: «Hacer banquete cuando, como y adonde quisieren» (Rinconete y Cortadillo (1614). Madrid, Aguilar 1952, 842, col. b).

(1615) M. de CERVANTES: «Morirás sin duda alguna, / hoy, en este mismo día; / que a do comienza la mía / ha de acabar tu fortuna» (La Gran Sultana. Jornada primera (final). Obras Completas de Cervantes. Madrid, Aguilar, 1952,  375). «¿Dónde, señor, se habrá visto /que asistan dos en un lecho, / que el uno tenga en el pecho / a Mahoma, el otro a Cristo?» (O. c., 376). «A ti me vuelvo, Gran Señor, que alzaste, / a costa de tu sangre y de tu vida, /  la mísera de Adán primer caída, / y adonde él nos perdió, Tú nos cobraste» (O. c., 377).

 (1615) M. de CERVANTES: «Y, ¿adónde íbades ahora?  - Señor, a tomar el aire.  - Y, ¿adónde se toma el aire en esta ínsula?  - Adonde sopla»  (Quijote, II,  en Cuentecillos tradicionales, 310). «Sepamos ahora, Sancho hermano, adonde va vuesa merced... Voy a buscar a una princesa.. Y, ¿adónde pensáis hallar eso que decís, Sancho? ¿Adónde? En la gran ciudad del Toboso» (Quijote,  II, c. X. Aguilar, 1303, col. a). «¿Adónde está el mono y el retablo, que no los veo?» (Quijote, II, c. XXV, 1360, col. a). «Aquí quedarás colgada, péñola mía, adonde vivirás luengos siglos» (Quijote, II. cap. 74 y último).

(1618)  Isaac OROBIO: «Sigue preguntando adonde está la carta de repudio de tu madre» (Isaac Orobio de Castro, La observancia de la divina Ley de Mosseh. Introducción por Jacobo Israel Garzón. Barcelona, Riopiedras Ediciones, 1991, 79. Biblioteca Nuevo Sefarad, vol. XVII). 1ª ed. Braganza 1618.  

(1623) Gonzalo de CÉSPEDES: «Primera Parte. Historias peregrinas y exemplares. Con el origen, fundamentos y excelencias de España, y Ciudades adonde sucedieron.  Por don Gonçalo de Céspedes y Meneses, natural de la villa de Madrid. Año 1623. Impressa en Çaragoça, por Juan de Larumbe». (Madrid, Castalia, 1980, 55. «Tales han sido los troncos nobilísimos de adonde procedió el principal héroe de esta historia» (O. c., 171). «Vivía en su poder y compañía, de adonde sacándola, a su pesar, para el torneo unas parientas suyas, ocasionaron su desgracia» (O. c.,  175).

(1625) P. FERNÁNDEZ NAVARRETE: «Aunque cada uno pueda mudar domicilio y estar adonde quisiere» (Conservación de Monarquías, por  el licenciado Pedro Fernández Navarrete, canónigo de Santiago y Capellán de sus Magestades. 4ª ed. Madrid, Benito Cano, 1792, 19). 1ª ed. 1625.

(siglo XVII) Lope de VEGA: «¿Dónde vais? le preguntó...// que muy bien dónde voy sé» (El capellán de la Virgen, en Cuentecillos tradicionales, 309-310 (1632)

(1632) J. E. NIEREMBERG, sj,: «Vio a Jesús niño, recién nacido, envuelto en pobres pañales y puesto en el pesebre, adonde resonó la voz amorosa del Padre, que decía: Este es mi Hijo muy amado» (Tratados de la Afición y Amor a Jesús y María, por el V. P. Juan Eusebio Nieremberg, de la Compañía de Jesús. Madrid, Apostolado de la Prensa, 13). 1ª ed. 1632.

 (siglo XVII) Gaspar de AVILA: «¿Qué dices? ¿A dónde está?» (Las fullerías de amor, en Comedias. Murcia, Universidad, 1990, 115).

(1649) Juan SORIA BUTRÓN, ofm: «Avisó luego al Guardián  del Convento, adonde el glorioso padre San Francisco estava» (Epítome de la vida y milagros de Nuestro Padre San Francisco. Cuenca  1649, f. 159 v.).

 (1675) Antonio de PANES, ofm.: «Adonde a ti te perdieres, / allí al Señor hallarás» (Escala mística y Estímulo de Amor Divino,  s. XVII, Ed. Pons Fuster. Madrid, 1995, 220). 1ª ed. Valencia 1675.

(siglo XVII) P. CALDERÓN de la BARCA: «Decía que ¿dónde estaba el jumento de la noria?  - ¿Adónde, Gileta, está el de la noria jumento?» (La señora y la criada, cit. en M. Chevalier, Cuentecillos tradicionales, Madrid, Gredos, 1975, 208).

(h. 1770) R. de la CRUZ: « - ¿Dónde vas?  - A traer una tipsana / que han recetado» (D. Ramón de la Cruz,  Las tertulias de Madrid, en Sainetes. Madrid, S.A.P.E., 1986, 107). «- Mariana.  ¿A dónde está mi marido?  - Tía Pepa. Allá está en esotra pieza» (La comedia de maravillas, en Sainetes. Barcelona,  Orbis, 1988, 47). 

(1788) Pascual SALMERÓN, ofm.: «Me hallo aquí como un enfermo fuera de sí con la fuerza de la calentura, que ni sabe lo que se dice, ni adónde está, ni aun lo que se quiere» (Historia del convento de Sta. Ana del Monte, de Jumilla, ms., 205). 

          (h. 1790) J. I. GONZÁLEZ: « Carmen.- ¿Dónde vas, hombre?  Canuto -  A la tienda, / a tomar una tisana / para el estómago» (Juan Ignacio González del Castillo, El día de toros en Cádiz, sainete, en Obras completas. III. Madrid, RAE, 1914, 361).

          (h. 1850) F. MARTÍNEZ DE LA ROSA: «¿Dónde vas, zagal cruel?, / ¿dónde vas con ese nido?» (“El nido”, de Francisco Martínez de la Rosa). 

(1894) Ricardo de la VEGA: «¿Dónde vas con mantón de Manila? ¿Dónde vas con vestido chiné?» (La Verbena de la Paloma, sainete, música de Tomás Bretón).

(siglo XX) R. VALLE-INCLÁN: «¿Adónde te hallas? ¿Adónde estás, que no te veo?» (Ramón del Valle-Inclán, Ligazón. Auto para siluetas, en Homenaje a la Generación del 98. Madrid, Espasa-Calpe, 1999, 93).

(1962) R. SÁNCHEZ-MAZAS: «Y le dije: - Mamá, y ¿adónde está Isabel, que yo no la veo?»). Más abajo, en la misma página, sin comillas: «Pero, ¿dónde estaba Isabel?» (en tono narrativo, como dicho por el autor) (Rafael Sánchez-Mazas, La vida nueva de Pedrito de Andía. Barcelona, Planeta, 1982, 19). 1ª ed. 1962.

 

II

 

EL  EXTRAÑO  MURCIANISMO  “ORIPIÉ”

 

Uno de mis murcianismos favoritos sería “oripié”, por eufónico. Esta curiosa voz, ausente del Corominas-Pascual, tiene visos de ser cultismo o semicultismo, de composición híbrida: la raíz prefija griega ori-, derivada  del gr. oros ‘monte’ (orografía, orónimo) y el español pie, al estilo de sobrepié, traspié, tirapié, si bien el elemento griego sustantivo lo diferencia de los demás compuestos de pie.

(1919) Vocabulario Murciano (A. Sevilla, 1919): «oripié. Recuesto, estribación. “Hasta las últimas tierras regadas en el oripié de los montes que limitan el verjel murciano” (P. Díaz Cassou, o. c., p. 9)». Véase Textos complementarios (1887).

 (1932) Vocabulario del Dialecto Murciano (J. . Soriano, 1932): «oripié. Pie o falda del monte». Muy probablemente, el autor  recoge el término del anterior Vocabulario de A. Sevilla,  sin haber conocido su vigencia, al parecer.

(1951) Vocabulario Andaluz (Alcalá Venceslada, 1951): 1. «Oripié. Ruedo de un árbol, o sea, la imperfecta circunferencia que hace la sombra de éste con el sol en su cenit. (Provincia de Almería) “En un día cavó los oripiés de cincuenta olivos”».

2. «Oripié. Pie o llanura donde empieza una sierra. “Por el oripié de  estas tierras desprovistas de arbolado” (Lleó, Revista de Agricultura, año VI, núm. 74)».

(1958)  Habla de Cúllar-Baza (G. Salvador, 1958): No se menciona “oripié”en el Vocabulario General, pero sí se  cita el vocablo doblemente en las dos listas, entre las Voces andaluzas «oripié, 2ª acepción» y de Voces murcianas. Se refiere la primera al Vocabulario Andaluz, de A. Venceslada y la segunda al VDMur, de . Soriano

(1960) El habla de Hellín y Tobarra (Remedios López Jiménez, 1960, tesis doctoral inédita en Universidad de Murcia).

 (1991) Diccionario Almeriense (F. José Cassinello, 2ª ed., 1991): «Oripié. Orilla o borde de monte (Voz serrana)». Información muy inconcreta: ¿A qué sierras se refiere? ¿A las de Almería, de los Vélez y María, o a las de Jaén y Granada?

 (1991) Vocabulario del Noroeste Murciano (F. Gómez Ortín, 1991): «oripié. Pie, falda o parte baja de un monte, estribación». Existe también el significado de ‘ribazo de un río’, acaso por confusión.

(1991) Parablero Murciano (Patricio Molina Fernández, Murcia 1991): «oripié (falda del monte). Los pieses e los caezos. “Teno una quiasa n’er mesmo oripié e la sierra”». Olviden la ridiculez murcianoide “Teno una quiasa”,  por Tengo una casa.

(1997) Diccionario Icue. El habla cartagenera (A. Serrano Botella, 1997, 2ª ed.): «Oripié. Pie de un monte». Tiene trazas de ser auténtico el uso de tal palabra en Cartagena, pese a no traerla ni Cotorruelo (1959), ni García Martínez (1960), ni siquiera el último Diccionario Cartagenero, de Diego Martínez de Ojeda, 2006.

(2000)  Vocabulario de las Hablas Murcianas (Diego Ruiz Marín, 2000): «oripié. Pie de un monte». No añade nada original. Se limita a citar el DRAE y MMoliner, con cuatro Vocabularios murcianos, más el VAndaluz. No parece  familiar al autor la voz oripié.

 (2001) DRAE (22ª ed. 2001): «oripié. m. rur. Mur. Pie de un monte. Tengo un campo en el oripié».  Por supuesto, falta en el DAut (1737). Entró al DRAE en la ed. de 1936-39, sin duda tomado del Vocabulario de . Soriano (1932), premiado por la misma R. Academia.

(2001) Vocabulario del Nordeste Andaluz (Idáñez de Aguilar, Jaén 2001): «oripié. Pie o parte inferior de un monte o estribación; lugar que está situado debajo de otro». Poseo además información personal del padre franciscano Ángel Fernández Alguacil, natural de Santiago de la Espada (Jaén) (h. 2000).

 (2003) Vocabulario Almeriense (Antonio Escobedo, Universidad de Almería, 2003): «oripié. Ruedo de un árbol, esto es, la imperfecta circunferencia que hace la sombra de éste con el sol en su cenit (Provincia de Almería). Voy a echar la siesta en ese oripié». Copia literalmente la primera acepción del Vocabulario Andaluz (1951). Pero no menciona para nada  la segunda acepción, que es precisamente la única que recoge el Diccionario Almeriense, de Cassinello (1991), lo que me hace dudar sobre la veracidad de estos dos lexicones respecto a la vigencia de la voz “oripié” en Almería.

(2004) Léxico de Jumilla (E. Hernández Carrión, 2004): «oripié. Parte más baja del monte. Aquella zona montañosa que linda con las tierras de cultivo. “Las cepas que pegan al oripié se están secando”».

 

TEXTOS  COMPLEMENTARIOS

 

Hay constancia documental diacrónica del vocablo oripié, desde el siglo XVI.

(1755) «El referido pozo se halla sito en el oripiés (sic) de una Sierra que crió la naturaleza o Dios fijó por su infinita misericordia, porque su profundidad no se ha podido penetrar. Es abundante, de manera que con las aguas que vierte muele el referido molino y trabaja dicho batán por servidumbres distintas que cada una lleva su arroyo de agua, es muy dulce y de lindo paladar, más que tibia en invierno y verano, de forma que los pueblos comarcanos se bañan en ellas» (habla de los Baños de Mula) (A.H.N. Sección de Estado, 3.173. Mula, 24 noviembre 1755. Los Alcaldes informan sobre el terremoto de 1-11-1755 al Presidente del Consejo Supremo de Castilla, que  era a la vez Obispo de Cartagena, Diego de Rojas y Contreras, cit. en Fernando Rodríguez de la Torre, “Efectos del terremoto del 1 de noviembre de 1755, en revista Murgetana, 87 (1993) 114).

(1759) «En dicha huerta de la Villa de Alguazas, y pago de la Arboleja, un quadron grande de tierras, y linda todo él por levante con dicho río de Segura, mediodía con la Zequia Mayor del antedicho pago, que va esta por el oripié de una loma sobre que está un cuerpo de cassa havitable» (“Demanda de partizion a los bienes que quedaron por muerte de Dn. Juan Galtero Milán y Caxa, Rexidor perpetuo que fue de esta Ciudad de Murcia”, 12 mayo 1759. AHRMurcia. Protocolo 2791, ante Francisco Espinosa de los Monteros, f. 68). 

(1887) «La higuera infernal, la pita alzavarón y el palmito, abundantes en el oripié de los montes cartageneros» (Pedro Díaz Cassou, Topografía, geología, climatología de la Huerta de Murcia. Madrid, Fortanet, 1887,  9) «Las últimas tierras regadas en el oripié de los montes que limitan el verjel (sic) murciano»  (O. c.,  10). Ha de corregirse la cita de A. Sevilla (1919).

(1955) «Conocía la tradición del Charco del Lobo, cuya oquedad se advierte en el oripié de la Carrasquilla, cumbre que forma el vértice de la sierra de Carrascoy» (Alberto Sevilla, Temas Murcianos. Murcia 1955, 107).

(1977)  «Carta Puzana. Escrita desde el oripié de la Sierra del Buitre por Florián Osorio» (parece un seudónimo) (Revista de Fiestas de Moratalla, junio 1977)

(2006) «Tan pronto se dedicaba a acarrear carbón vegetal desde la cima de la montaña hasta los cargaderos de los carros en el oripié de ésta, como a hacer leña en los pinares de la sierra» (Joaquín Gómez Carrillo, En un lugar de la memoria. Cieza 2006, 55).

Estampo aquí un sorprendente colofón a esta breve serie de documentos:

(1981) El Habla de Cuenca y su serranía (José Luis Calero López de Ayala): «Oripio.- (Lagunaseca, Santa María del Val) Pie de monte. Mañana voy a labrar el oripio de San Felipe. El DRAE registra oripié con idéntico significado y como propia de Murcia. Su origen es desconocido». Este claro cognato del murciano oripié abre una vía de investigación sumamente interesante.

Ahora viene la guinda. En las Relaciones Topográficas de Felipe II (siglo XVI), de Santiago de la Espada, otrora  vinculado al Reino de Murcia, se hallan las  menciones más antiguas del vocablo oripié: «Fuente de la Torre, porque está al oripié de una torre» (Benatae, . 21, p. 79). La segunda cita, bastante confusa, dice: «dehesa que es el Oripieyero el Conejo» (O. c., Chiclana  de Segura, . 23, p. 96). 

Existe, en Murcia, otro sinónimo de “oripié, el vocablo “raiguero”, que hoy en día oscila entre vigente y latente, pero más bien confinado actualmente  en la toponimia, con amplia documentación en Vocabulario Murciano (1919) y en el Vocabulario de las Hablas Murcianas (2000). 

 Creo haber agotado toda pesquisa referente al término oripié. Difícilmente se podrá aportar un dato más, incluso por parte de la R. Academia, pues sus fuentes consultadas, CORDE y CREA, dan resultado totalmente nulo.