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Fausto, Johann Wolfgang von Goethe
(Cátedra, Madrid, 2005, 11ª ed.)
Mas
¡ay! pese a la mejor voluntad, no siento ya el contento brotar de mi pecho.
Pero ¿por qué ha de agotarse tan presto el manantial dejándonos sedientos otra
vez? ¡De ello tengo yo tanta experiencia…! Esta falta, empero, permite ser
compensada, pues aprendemos a apreciar lo que está más alto que la tierra,
suspiramos por una Revelación, que en ninguna parte brilla más augusta y bella
que en el Nuevo Testamento. Siéntome impulsado a consultar el texto primitivo, a verter
con fiel sentido el original sagrada a mi amada lengua alemana.
(Abre un
libro y se dispone a trabajar.)
Escrito
está: «En el principio era
(pp. 141-142)
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