REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


COMUNICACIÓN INSTITUCIONAL Y PRENSA LOCAL DE MANLLEU
EN EL FRANQUISMO, 1940-1957

Xavier Laborda-Gil

(Departamento de Lingüística. Facultad de Filología. Universidad de Barcelona)

 

Resumen:

El artículo trata de la retórica del periodismo y la comunicación institucional en la localidad de Manlleu (Barcelona, Spain). El boletín municipal Manlleu (1940-1957) fue una cabecera local en el franquismo de posguerra que publicó los programas de fiesta mayor. El estudio muestra cómo creó la propaganda política una memoria histórica con el martirologio y los agravios de la República. Esta investigación forma parte de los estudios sobre fiesta y discurso Celebratio et oratio. Y contribuye a los repertorios históricos de comunicación local e institucional (ReCoLI). El repertorio combina los ámbitos del discurso, las instituciones locales y la ideología, bajo una perspectiva histórica.

Palabras clave: Manlleu, periodismo, comunicación institucional, franquismo, memoria histórica.

 

Abstract: Institutional communication and local press during the Franco regime in Manlleu (Spain, 1940-1957)

http://www.google.es/images/cleardot.gifThe article deals with the rhetoric of journalism and corporate communication in the town of Manlleu (Barcelona, Spain). The municipal newsletter Manlleu (1940-1957, Manlleu, Spain) was a local magazine of Franco postwar that published the festival programs. The paper shows how the political propaganda created a historical memory of martyrdom and the grievances of the Republic. This investigation is part of the celebration and discourse studies Celebratio et oratio, a repertoire of greeting speeches on celebrations from Spanish populations. It also contributes to the historical repertoire of local and institutional communication (ReCoLI). The repertoire combines the scopes of the speech, local institutions, ideology and the historical perspective.

Key words: Manlleu, newspapers, institutional communication, Franco, historical memory.

 

Sumario 1. La comunicación local y el repertorio de Manlleu.- 2. Prensa centenaria de Manlleu.- 3. La cabecera Manlleu y la anomalía del boletín Manlleu.- 4. El Boletín Manlleu.- 5. Boletín municipal y fiestas.- 6. Etapas del colapso a la normalización.- 7. Las salutaciones y la memoria histórica.

 

1. La comunicación local y el repertorio de Manlleu

La población de Manlleu está situada al norte de la Plana de Vic, en la comarca de Osona (Barcelona). En Manlleu las autoridades políticas publicaron después de la guerra civil española el boletín municipal Manlleu. Se editó en el tiempo de posguerra de la dictadura franquista, entre 1940 y 1957. Era una cabecera semestral que se editó con motivo de dos festividades, una de conmemoración bélica y otra de carácter religioso y tradicional. La publicación tuvo una función que sobrepasó el marco festivo, ya que su contenido y extensión concordaron con el de una revista política, administrativa y cultural. [1]

Editó los boletines la delegación local de “Prensa y Propaganda de F.E.T. y las J.O.N.S”, es decir, el partido único de Falange. En el ciclo anual de la localidad se celebraba dos festividades principales. Para cada una de ellas se confeccionaba un programa de actos. Una celebración era la fiesta mayor, a mediados de agosto, con motivo de la festividad religiosa de la virgen. Y la otra era de carácter bélico, que conmemoraba la entrada de las tropas franquistas en Manlleu el cuatro de febrero de 1939.

Este boletín fue en su momento la única expresión de prensa local. En los números iniciales se incluía el programa de festejos, junto con la salutación de la autoridad al vecindario. Paulatinamente se incorporó secciones de contenido histórico, cultural, guía comercial, tablón administrativo y anuncio de acontecimientos. El repertorio consta de 34 números. Y su periodicidad semestral resultó apropiada para los recursos municipales y las aspiraciones políticas de posguerra.

                 

Figura 1.- Portadas de los números de Fiesta Mayor de la revista Manlleu, de 1940 a 1957.

La investigación que presentamos se centra en el análisis del periodismo consistorial y su función ideológica. Le corresponde considerar el tratamiento de los asuntos y los recursos formales que se utilizan (Laborda 2001).  El estudio de los contenidos permite captar, con perspectiva histórica, fenómenos comunicativos de identificación colectiva, de retórica publicitaria y de legitimación política (Martín 1998). La investigación aplica conceptos de la pragmática y la retórica (López Eire 2000; Laborda 2003). Y participa de la corriente de estudio del análisis del discurso.

La investigación se funda y desarrolla la hemeroteca digital “Repertorio de Comunicación Local e Institucional” (ReCoLI). El programa ReCoLI se ocupa de la confección y el análisis de corpus históricos de comunicación institucional (Benavides 2001: 249-274). Una propiedad de estos recursos documentales es su difusión en la red y la promoción de estudios del discurso. Nuestro propósito es llamar la atención sobre el valor de los fondos de las hemerotecas locales y sobre las posibilidades de investigación que ofrecen (Laborda 2008). En particular, las cabeceras de prensa tienen un gran interés histórico para el conocimiento de la sociedad, la lengua y la comunicación.[2]

 

            

Figura 2.- Portadas de los números de febrero de Manlleu, publicadas entre 1943 y 1955.

 

2. Prensa centenaria de Manlleu

La localidad de Manlleu tiene unas características sociales y económicas que la convierten en un nicho muy interesante de estudios históricos. Ha sido unos de los núcleos industriales más importantes de la comarca desde mediados del siglo XIX. Situada a orillas del río Ter, tuvo el aliciente de la energía hidráulica para desarrollar la industria textil y atraer nueva población (Domènech y Vázquez 2003: 21). De unos dos mil habitantes a mediados del XIX pasó a tener 5.823 en 1900 y 7.056 en 1936. Luego el declive demográfico de la guerra y la posguerra fue tan marcado que el nivel de población de 1936 no se recuperó hasta 1950 (Albareda 1990: 117).

Los movimientos sociales del anarquismo y del socialismo arraigaron en su historia. Y fueron una de las claves de la popularidad de la prensa local y comarcal, junto con el pietismo católico, el mutualismo o el asociacionismo cultural y deportivo. “En 1909 Manlleu era la población con mayor número de asociaciones del obispado” (Albareda 1990: 108), lo cual supone un índice notable ya que el obispado comprende las comarcas de Osona, Bages y Anoia, con ciudades como Vic, Manresa e Igualada. La constante aparición de entidades de todo tipo expone un dinamismo grande. A la contra de las entidades jugó la inestabilidad económica y política del primer tercio del siglo XX. Una manifestación de esa situación inestable fue la vida efímera de las cabeceras de prensa local.

La primera publicación de prensa periódica de Manlleu fue El Faro de Puig-Agut, que apareció en 1886 (Gaja 1976: 279-295; Arimany 1996). El subtítulo describía su contenido así: "Revista mensual de favores dispensados por el Sagrado Corazón de Jesús desde su primer trono de España sobre la cúspide de sus montañas en Cataluña bajo el patrocinio del arcángel San Miguel, con la bendición e inmediatos auspicios del Excmo. e Ilmo. sr. Obispo de la Diócesis, quien concede 40 días de indulgencia a los suscriptores".  La revista piadosa ha tenido una vida intermitente pero duradera. La primera época, de 1886 a 1916, supuso 30 números. Y la tercera época se inició casi un siglo después de su aparición, en 1984.

En 1897 apareció El Ter, la segunda publicación en la historia de la población. Se presentaba como "Periódico independiente, defensor de los intereses morales y materiales de la villa de Manlleu". La primera etapa de El Ter llegó hasta 1901,  con 80 números editados. Reapareció en un corto período de la República, entre 1934 y 1936, con 28 números. En esa época se editó en catalán, se proclamó de izquierdas y actuó como portavoz del “Centre Català Republicà d’Esquerra”. Y volvió de nuevo a la calle en 1996, también en catalán, con periodicidad mensual y el subtítulo de “Revista de la terra, la indústria i les arts”, hasta la actualidad. Conviene indicar que cada etapa supuso la aparición de una empresa y un proyecto periodístico distintos. Los sucesores rindieron un tributo a los fundadores con el reconocimiento de una filiación simbólica.

La pervivencia de estas dos cabeceras centenarias, religiosa una y de información general la otra, no sólo es un mérito de sus redactores y lectores. También es un indicio del vigor de la prensa local de Manlleu. Para dar razón del juicio digamos que, por ejemplo,  en la época alfonsina y republicana hubo cabeceras sindicales, como El Sindicalista Català: Justícia i llibertat (1921); políticas, como la revista anarquista El Despertar (1907-1909); religiosas, como El Record (1917-1920, 1928-1936, 1939-1972), de la cofradía de la Purísima Sangre; de tradición popular, como el boletín sardanista Nostra Dansa (1931-1935, 1974-...); o deportivas, como Esportiu Manlleuenc (1931), "Setmanari defensor i propagador de tots els esports. Portaveu de l'Agrupació Esportiva i Cultural". Es patente la diversidad de cabeceras, tendencias y ámbitos como los de la información general, el asociacionismo o la acción política. También conviene destacar el uso del catalán en algunas de estas publicaciones, en especial durante la República, un hecho relevante si se considera el historial de trabas y prohibiciones de la edición en catalán.

A la mención de El Faro de Puig-Agut  y El Ter hay que añadir otra cabecera fundamental en la historia de la localidad. Se trata de la revista Manlleu, que en su primera etapa apareció ente 1929 y 1935. Estaba escrita en catalán y llevaba el subtítulo de “Portantveu setmanal de la vila” (portavoz semanal de la población). Durante los tres primeros años tuvo una periodicidad quincenal, que pasó a ser semanal a partir de 1932, con un formato grande y ocho páginas de contenido.

Es sobresaliente la periodicidad de la revista Manlleu en una población que, según el censo de 1930, tenía 6.547 habitantes. Hay que añadir que durante el período republicano Manlleu compitió con otras publicaciones locales de información general: Nosta Veu (1932), Guspires (1932) y El Ter (1934-1936). Hasta su cierre en diciembre de 1935, Manlleu publicó 288 números. Durante la II República mantuvo un pulso periodístico muy vivo con El Ter, ambas con una periodicidad similar y editadas en lengua catalana. Para comprender el sentido de esta competencia en una población pequeña hay que considerar que estaba polarizada en dos comunidades. A la conservadora se dirigía Manlleu y a la de izquierdas El Ter[3].

Con la guerra civil y la victoria de los nacionales, se alteró y empobreció de un modo drástico este panorama. Y una muestra relevante de los efectos de la dictadura en la prensa es el boletín municipal Manlleu (1940-1956). Las autoridades franquistas rescataron el nombre de la cabecera conservadora, Manlleu, y le asignaron un proyecto distinto. He aquí algunas de sus características: era propagandístico en vez de informativo, estaba escrito en castellano en vez de en catalán, con una periodicidad semestral en vez de la quincenal y, finalmente, con una titularidad pública en vez de una empresa privada.

El archivo histórico de la Diputación de Barcelona ha publicado en la red una parte muy interesante de la hemeroteca de Manlleu. En la sección “Fons local de publicacions periòdiques digitalitzades” <www.diba.cat/xbcr/default.htm>  una aplicación de búsqueda permite consultar y copiar los números de El Ter (1897-1901, 79 ejemplares; 1934-1936, 25 ejemplares), Manlleu (1929-1935, 315 ejemplares) y Manlleu (1940-1956, 32 ejemplares). También se puede consultar la hemeroteca digital de la más reciente etapa de El Ter (1996-…), concretamente desde el número 71, de febrero  de 2002 <www.elter.net/revista/index>.

 

3. La cabecera Manlleu y la anomalía del boletín Manlleu

La cabecera Manlleu mereció la aceptación de los lectores y tuvo fortuna en el momento histórico. Salvo por la interrupción de la guerra civil y de los primeros quince años de posguerra, consiguió una trayectoria extensa y variada, entre 1928 y 1996 (Gaja 1976: 279-295; Arimany 1996). Cabe distinguir cuatro épocas de edición, además de un período de cierre y otro de transición. Fue una transición el período de la publicación institucional Manlleu (1940-1957) puesto que tomó la palabra en los años de fascismo declarado y cedió la voz luego a Comarca, la cabecera sindical. Este es el apunto de las etapas y períodos de silencio.

1928–1935.– En su primera época el periódico Manlleu fue dirigido por Valentí Punti (1929-1934) y Josep Rifà i Mas (1934-1036). Publicó 283 números, escritos en catalán, que imprimió en la tipografía Manlleuenca. Tuvo una periodicidad quincenal hasta 1932, en que pasó a ser semanal.

1936-1939.– Las convulsiones políticas de la República y luego la guerra determinaron el cierre del periódico. El último número aparecido fue el 283, del 28 de diciembre de 1935. A causa de la crispación política que vivía la población por las cercanas elecciones de febrero de 1936, el impresor, Antoni Contijoc, propuso suspender la edición del periódico (Gaja 1988: 115). Como justificación de la medida se insertó la siguiente nota: “Advertimos a nuestros queridos anunciantes, subscriptores y lectores en general que posiblemente Manlleu dejará de publicarse ocasionalmente por razones que en la medida de lo posible se intenta superar”.

1940-1957.– Fue un período de transición la época del Boletín de la Delegación Local de Prensa y Propaganda. Su escueto cometido de publicar los programas de fiestas acumuló un número de tanteo y 33 más declarados.

1957-1967.– En su segunda época, el periódico adoptó el nombre de Comarca. El editor fue el "Servicio de Información y Publicaciones Sindicales". Y publicó 278 números con una periodicidad quincenal. Por exigencias del Registro de la Propiedad Industrial, pasó a denominarse Comarca Sindical de Manlleu (1967-1972). Fue dirigido por Juan Castell Masallera, con sede en la Organización Sindical e impreso en Gráficas Manlleu. Tuvo un formato de 32 x 44 cm y a partir del número 15 adoptó el pequeño formato de 32 x 22 cm. El balance fue de 418 números.

1972-1977.–  La tercera época se inició en la década de los setenta, con la substitución del nombre de Comarca por el de Manlleu, con el que publicó 127 números. Como era una continuación directa de la segunda época, la numeración fue correlativa y en agosto de 1975, al llegar al número 500, produjo una edición conmemorativa.

1977-1996.– La cuarta y última época se inició en tiempos de transición democrática. Adoptó el nombre de cabecera Manlleu. Setmanari d'informació local y retomó la edición en catalán. La editora fue Iniciatives Culturals i Informatives de Manlleu y publicó 816 números.

La descripción de las épocas de Manlleu aporta el contexto en que apareció el boletín franquista Manlleu. Como se puede apreciar, el boletín es la publicación desaparejada y opuesta a aquellas producciones que le precedieron y le sucedieron, pues fueron unas cabeceras de prensa libre y privada, abundante contenido, alta periodicidad y, algunas de ellas, escritas en catalán.

 

4. El Boletín Manlleu

La Delegación Local de Prensa y Propaganda de Falange editó el boletín Manlleu entre 1940 y 1957. El repertorio consta de 34 boletines. Su numeración fue irregular, con frecuentes omisiones y errores. En agosto de 1940 apareció el que debe considerarse el número cero. Fue el programa de fiesta mayor, con un formato pequeño y ocho páginas de extensión en que aparecía una salutación del jefe local de Falange y el calendario de actos. El siguiente número, el 1, se publicó un año después y con notables mejoras: un formato mayor y el doble de páginas, que incluían nuevas secciones literarias, fotografías y publicidad. Y en 1942 se alcanzó la periodicidad semestral, con los números del 4 de febrero –para la celebración de la toma franquista– y de la fiesta patronal de agosto.

El director fue José Arqués Grané, quien luego sería alcalde de Manlleu desde los años sesenta hasta mediados de los setenta. La impresión  se realizó en Gráficas Manlleu. Se diseñó una cubierta especial para cada número. La compaginación fue variable, generalmente entre 16 y 20 páginas, pero en algunas ocasiones se triplicó esta extensión. También varió el formato, aunque normalmente fue de 24 x 17 cm.

La cabecera arrancó con los números de fiesta mayor de 1940 y 1941. Y concluyó con los números consecutivos de la fiesta mayor de 1956 y 1957. El apunte de cada celebración es como sigue:

·       Aniversario de la “liberación”: dieciséis boletines, de 1942 a 1956, incluido el extraordinario de abril de 1943 en conmemoración del final de la guerra civil, con un total de 244 páginas (a falta del boletín 31, de 1956, que está perdido).

·       Fiesta Mayor: dieciocho boletines, de 1940 a 1957, con un total de 759 páginas.

Figura 3. Gráfico de volumen de páginas de los boletines de fiesta mayor y bélicos.

 

Es de señalar dos hechos singulares al final del ciclo del boletín. Del año 1956 se conserva dos ediciones del programa de fiesta mayor. Uno fue editado por la comisión de festejos (30 páginas) y otro procedía de la delegación de prensa y propaganda, que es el número 32 (52 páginas). Y el siguiente y último boletín apareció en agosto de 1957 bajo el nuevo marco periodístico de Comarca, la cabecera que editaba el “Servicio de Información y Publicaciones Sindicales”. Comarca, que se había creado en junio de 1956, fue un signo del fin de la posguerra. El cambio de la nomenclatura fascista y la llegada de un periodismo con más contenido y periodicidad coincidieron con el inicio de la recuperación económica y el crecimiento demográfico de Manlleu.[4]

Es interesante comparar la evolución de los números. Desde un punto de vista cuantitativo, llama la atención el progresivo aumento de páginas de los números de agosto, para la fiesta mayor. De las 8 páginas en el programa de 1940 o las 16 de 1941 pasó a tener 90 en 1955 y 82 en 1956. Por su parte, los boletines de febrero, relativos a la efeméride de la toma de la población, solían tener unas 18 páginas, si bien presentan oscilaciones al alza (48 páginas en 1946) o a la baja (8 páginas en 1950). El gráfico de estos parámetros presenta la línea de gran incremento de los boletines de fiesta mayor y el estancamiento de los bélicos.[5]

 

5. Boletín municipal y fiestas

En el repertorio de prensa institucional consideramos dos aspectos: las salutaciones de fiesta mayor y los boletines municipales. En el caso del Manlleu de posguerra, los dos aspectos están íntimamente ligados porque la fiesta mayor fue la circunstancia en que se originó la publicación. Cada número publica por lo general una salutación. La salutación del jefe local del Movimiento era mucho más que un breve discurso. Representaba una instancia política, una palestra de comunicación que tuvo efectos culturales e ideológicos. El compendio que hemos editado con tales discursos y los programas de actos forma parte del corporaCelebratio et oratio. Fiesta y discurso”.

El interés de este compendio discursivo radica en la perspectiva histórica que aporta (Forum Barcelona Tradició 1998; Capdevila 1997). Por supuesto, para el estudio de las salutaciones resulta provechoso conocer también el contexto histórico en el que se generaron. La consulta de la hemeroteca y del resto de páginas del boletín informa sobre hechos, debates y tradiciones festivas de la localidad. El estudio de la comunicación local comporta atender a las circunstancias históricas y a la prensa del período que se considera. La utilidad del catálogo digital de publicaciones periódicas es precisamente facilitar la documentación e interpretación históricas con informaciones periodísticas. Ahora bien, el catálogo también puede ser una fuente directa de investigaciones.

Con este propósito documental hemos confeccionado el corpus “Fiesta mayor de Manlleu, 1940-1956” <www.scribd.com/doc/20224245/Festa-Major-de-Manlleu-1940-1956>. Es una recopilación de 243 páginas con las partes más interesantes de los boletines, que incluye portadas, salutaciones, muestras de carteleras, secciones literarias y crónicas. El estudio del corpus o de las fuentes íntegras permite al investigador construir un punto de vista privilegiado, en el ámbito antropológico de la fiesta como factor de identificación colectiva. La acción política proyecta un ilustrativo reflejo en el mundo del discurso festivo. El totalitarismo comportó el dirigismo político en la vida pública. Y creó las condiciones para usar las fiestas y sus programas como foro ideológico. Las salutaciones fueron un recurso discursivo muy representativo que apareció en los años cuarenta. Su lectura tiene interés porque esos textos expresaron la voz del poder político en un formato conciso y con una apreciable continuidad histórica.

El boletín Manlleu de 1940 fue un parco programa de fiestas que valió como prueba de la serie. Para apreciar el significado de este programa de fiestas hay que tener en cuenta que era el primero que se publicaba desde 1935. La comparación de los programas de 1935 y 1949 es elocuente sobre el retroceso que supuso la contienda y el nuevo régimen en diseño gráfico, contenidos y cambio de lengua. Desde el punto de vista conceptual, la salutación reflejó el espíritu del franquismo con dos manifestaciones sobre sus fundamentos religiosos y fascistas. En primer lugar se expresó un agradecimiento a Dios y se elogió el nacionalcatolicismo: “Hoy, Dios que salvó a España, nos permite volver a vivir; aparece de nuevo el tradicional y popular heraldo”. Y a continuación se significó el saludo fascista como símbolo de una nueva era:

Nosotros, pregoneros irrenunciables, os saludamos brazo en alto: de idéntica romana forma en que saludaron, frente a los puños sádicamente cerrados, los héroes patriotas que nos trajeron, la alegría de vivir el momento milagroso de nuestra resurrección. (1940, p. 3)

 

A pesar de las limitaciones de la publicación de 1940, consideramos que su salutación es una pieza discursiva que ilustra tanto el interés de estas fuentes históricas como el espíritu del nuevo régimen. En ella se resumía también la angustia de los conservadores durante la guerra en zona republicana: “Cayeron nuestros mejores colaboradores, (…) nos sentimos perseguidos, amenazados por peligros mil, torturados por el terror más inenarrable” (p. 2-3). Estas líneas hallaron una continuación lógica en números posteriores con la exposición del martirologio franquista.

Al año siguiente, con la fiesta mayor de 1941, arrancó el boletín propiamente. El jefe local del Movimiento, Manuel González Garriga, firmó un manifiesto en el que saludaba al “camarada lector” y presentaba la publicación como una misión ideológica[6]. Los objetivos eran “recoger el momento fugaz de una afirmación falangista, comentar una fecha gloriosa, pasar recuento de vidas ejemplares de mártires” (p. 3). Las consignas a la unidad, la patria y la lucha contra el enemigo debían también acompañarse del reconocimiento de la dura realidad:

Pero no olvidamos que nuestras posiciones son puestos en la intemperie. Mientras se va levantando el edificio que ha de cobijar totalmente el espíritu de la España católica e imperial, no podemos sustraernos al frío de la hora, ni al arañazo de la impaciencia, ni al impacto del enemigo cubierto o sin cubrir. (1941, n. 1, p. 3)

 

La épica de guerra y la arenga constituían el tenor de una salutación que paradójicamente estaba destinada a anunciar los festejos principales del año. En ese plano de contrastes, el primer boletín inauguró la sección “Nuestros mártires”, en recuerdo de los asesinados en la retaguardia republicana (Gaja 1979: 175-6). El propósito de promover “la memoria de los dolores pasados” se cumplió de manera cabal en los números del boletín, de modo que la necrológica y el programa de fiestas se leían con naturalidad. El plan de formar una memoria histórica con el duelo por los “mártires” fue uno de los logros de la publicación, aunque a costa de la mixtificación histórica[7]. Se presentó a todas las víctimas con el tópico falaz de “caídos por Dios y por España”; era así conveniente para la propaganda, en vez de distinguir entre delitos por ideología y por venganzas personales (Gaja 1979:179; Domènech y Vázquez 2003:53). Ya al final de la serie de boletines (n 31, febrero de 1956), agotada la lista de asesinados, por extensión se rindió un enigmático homenaje a aquellos que, si bien “no cayeron bajo el plomo homicida (…), fueron víctimas del odio marxista”.[8]

 

6. Etapas del colapso a la normalización

La hemeroteca de los boletines Manlleu permite formarse una imagen de las etapas que atravesó. El lector atiende en especial a las salutaciones del alcalde y jefe de Falange, M. González, pero también a las secciones informativas y literarias que fueron apareciendo como novedad. En ese recorrido de dieciocho años distinguimos cuatro etapas que cubren desde el tiempo de colapso comunicativo y festivo hasta la época de cierta normalización.

 

6. 1. Devastación, 1940-1943

La postguerra se manifestó de manera cruda con una gran penuria comunicativa y festiva. Por la parte comunicativa cabe decir que se reinició la publicación del programa de fiestas con dificultad en 1940 y se inauguró el boletín en el siguiente año con la incertidumbre expresa sobre su regularidad y sus contenidos. Y en lo referente al espíritu festivo, se instauró la celebración del 4 de febrero y se promovió un estilo festivo con prácticas religiosas y castrenses.

El principal foco discursivo se centró con insistencia en el pasado inmediato de la República y la guerra. Se concebía como aquel “tiempo liberal de la República, en que las luces, la orgía y el optimismo tenían el inconveniente de estar sobre la pendiente, al final de la cual esperaban voraces y alerta, los siete pecados capitales de la Revolución roja” (1942, p.3).

Y otro foco era un presente marcial y áspero. En la salutación de febrero de 1943 el jefe local anunciaba la visita del gobernador civil. Y describía las características de una celebración fascista:

Desde la tribuna del acto político que se celebrará, nos dará sus consignas su aliento, su entusiasmo contagioso y al inaugurar el grupo de viviendas protegidas, de la Obra Sindical del Hogar, mostrará a todos realidades tangibles. Manlleu vivirá unas horas el contagio de un gran corazón, porque es faceta insoslayable del Jefe Provincial su atracción proselitista. Oirá su voz de mando, voz de hombre que sabe mandar porque sabe obedecer a los altos imperativos de una conciencia honrada, y a un acrisolado patriotismo y que tiene inflexiones de humanidad que hace fácil la obediencia. (1943, n. 4, p. 3)

Figura 4.- Salutación del número de febrero de 1943.

 

6. 2. Reconstrucción y administración local: 1944-1947

En la segunda etapa continuó ausente el espíritu de fiesta como encuentro cívico y popular, pero se inició el camino para su reparación. La condición fue la reparación de los desastres materiales de la guerra. El boletín fue el heraldo de las obras que se realizaban en zonas devastadas, como se puede reconocer en la extensa editorial agosto de 1944:

La presencia de la Falange en el Ayuntamiento de Manlleu, ha dejado ya el sello de la eficacia. Madurado un plan de obras pública s, de embellecimiento de la villa, se lleva a efecto con toda la celeridad que permiten las circunstancias. […]

Se ha iniciado la repoblación forestal precisamente por la margen derecha del río, en que la ladera en declive rápido en unas partes y escarpado en otras exhibe una silueta hosca. El verde perenne de los pinos y las encinas matizará aquella tierra desolada, convirtiéndola en un bello mirador de Manlleu. (1944, n. 8, p. 4)

Figura 5.- Salutación del número de agosto de 1944.

Las obras de reconstrucción justificaron una lista nutrida. Anunciaba mejoras en una carretera, viviendas sociales, la escuela, el matadero, la casa consistorial y la iglesia. Y un argumento que no permitía réplica indicaba que la mirada se centraba en un presente desolador: “Si obras son amores y no buenas razones ¿por que no medir al Régimen por las obras que realiza?” Se trataba de medir en silencio y obedecer la voz de mando, como manifestaba el boletín de febrero de 1945: Que sea la voz del Jefe Provincial un lazo más en nuestra unión y el acatamiento a sus mandatos, un eslabón de la estricta disciplina que debemos al Caudillo, que en El Pardo vela y padece por España”.

La fórmula del nacionalcatolicismo era patente. Los boletines reproducían en la contraportada una consigna política. En el número de agosto de 1946 se leía un pensamiento de Franco: “La democracia es para el comunismo una puerta para poder entrar”. Y un año después la salutación se explayó contando el sentido religioso de la fiesta mayor, con motivo de la muerte y asunción a los cielos de la madre de Dios.

 

6. 3. Espíritu de fiesta: 1948-1951

Figura 6.- Salutación del número de agosto de 1948.

Es significativo que a partir de esta etapa ya no se publicara en los boletines de verano una sección tan sombría y revanchista como “Nuestros mártires”. Por vez primera la fiesta fue el asunto central del editorial de agosto de 1948. Y el tono risueño y poético impregnó de un nuevo espíritu la celebración.

Viene como cada año, la fiesta, con vigilias y tornaboda, con los más primorosos actos y espectáculos, con pincelados de jolgorio y melancolía, formando un cúmulo abigarrado de calor y sonoridades, y en cuyo ajetreo, festoneado de alegrías infantiles, ilusiones de mocedad y evocaciones de senectud, vive latente el espíritu de nuestra villa atildada de ciudad. (1948, n. 16, p. 21)

 

El foco de los discursos dejó de ser el pasado de la contienda o el presente de la reconstrucción. Y se recuperó un sentimiento que no se había expresado desde 1935.

 

6. 4. Proyecto de revista: 1952-1957

Se confirmó la transición que se había iniciado en la etapa precedente. Y el boletín incorporó nuevas secciones y amplió otras de carácter documental y literario. Se publicó escritos sobre labor municipal, censo, tradiciones populares, fichas históricas o poemas.

Los cambios afectaron a la cantidad y la forma. Los números eran más extensos porque incluían mayor producción periodística y más publicidad. Y los estilos resultaron más variados y cubrieron géneros como el reportaje y el artículo literario. Se dio espacio a secciones de meteorología, pasatiempos, anecdotario y notas sobre libros. E incluso se publicó algún artículo en catalán, como “Ofrena” y “Anecdotari manlleuenc” (agosto de 1953, p. 9-10 y 18).

Visto en perspectiva, el boletín Manlleu adoptó como foco temático, en sucesivas etapas, el pasado político y la guerra (1940-1943), el presente y la tarea de reconstrucción (1944-1947), el disfrute de la fiesta (1948-1951) y el proyecto de nueva prensa municipal (1952-1957). En esta trayectoria de casi dos décadas se aprecia que las dos primeras etapas tienen una especial intención ideológica en un marco de proclamas doctrinarias, mientras que las siguientes subordinan la propaganda a un discurso tradicional y a la sugestión de un escenario más contenido y festivo.

Figura 7.- Salutación del número de agosto de 1953.

 

7. Las salutaciones y la memoria histórica

El repertorio de salutaciones de fiesta mayor “Celebratio et oratio” (Laborda 2008) que hemos elaborado y publicado es un corpora especializado en comunicación institucional y discursos epidícticos o de celebración (Menandro). Constituye un recurso histórico del siglo XX para el estudio de la comunicación, la historia local y la ideología <www.scribd.com/people/documents/406519/folder/11354>. El corpora permite al investigador construir un punto de vista privilegiado, en el ámbito antropológico de la fiesta como factor de identificación colectiva.

El corpora consta de sesenta y cuatro corpus de diferentes poblaciones españolas. Cada documento contiene las salutaciones inventariadas y, en algunos casos, la portada del programa de fiesta. Los repertorios del corpora Celebratio et oratio que contienen documentos más antiguos son los de Barcelona (1871), Sax (Alicante, 1890) y Terrassa (Barcelona, 1903), aunque con saltos considerables entre las fechas iniciales y los tramos bien documentados.[9]

El análisis lingüístico del corpus de salutaciones (Laborda 2001: 96s; 2003) considera aspectos del género epidíctico. El género de la salutación destaca por cuatro rasgos: disposición de secciones canónicas; recursos de amplificación; fórmulas expresivas y enfáticas; función de elogio de la fiesta y la comunidad. Con estos rasgos se define la modalidad estándar de salutación. Desde el punto de vista formal, cabe apreciar otras variedades a partir de este modelo canónico (Laborda 2001: 100ss).[10]

La ciudad de Manlleu forma parte del repertorio de discursos festivos (ReCoLI) con el bagaje franquista del boletín Manlleu (1940-1957). Este corpus puede interpretarse y ampliarse con programas de fiesta más antiguos, de 1914 a 1935, que conserva el fondo histórico de su biblioteca municipal Bisbe Morgades. El lector halla inscrita unas informaciones significativas en las salutaciones de fiesta y en los volúmenes en que se publicaron.

La acción política de las autoridades de Manlleu proyectó un reflejo cabal de su ideología en el discurso festivo y en la prensa que nació de la ocasión. El franquismo comportó el dirigismo político en la vida pública. Disolvió entidades, se apoderó de sus sedes e intervino en los ámbitos de expresión popular. Creó las condiciones para disponer de las fiestas y sus programas como tribuna de adoctrinamiento. Precisamente, la salutación de fiesta es un género que apareció con inusitado vigor en los años cuarenta. La paradoja de estos discursos festivos de posguerra fue su contradictorio mensaje. No invitaban a la fiesta sino a la formación de tropa para revista. No anunciaban un escenario luminoso y musical sino pardo y estridente, ni tampoco comunicaban un sentimiento gozoso sino crispado y fúnebre. Eran consecuentes con la devastación material y cultural de su tiempo, pero incongruentes y crueles con la finalidad de las fechas festivas, que era apartarse del tiempo ordinario y ofrecer la recompensa del esparcimiento.

Esa situación contradictoria e hiriente comenzó a cambiar paulatinamente a finales de la década. El disfrute de la fiesta fue un concepto y un sentimiento que se reconoció en la salutación de 1948. Y el género discursivo se reencontró así con sus fórmulas expresivas y partes canónicas: el anuncio y el elogio de la fiesta, así como la invitación a participar en sus actos. Pero la fiesta mayor no volvió a ser un ámbito civil y horizontal, porque se había truncado la conexión con las entidades populares.

También se había truncado la vigorosa tradición de la prensa privada en Manlleu. La substitución de su papel por el boletín de la delegación local de “Prensa y Propaganda de F.E.T. y las J.O.N.S” fue una solución paupérrima. Sin variaciones destacables hasta su cierre, cumplió el cometido como una sombra de la figura de la prensa. A partir de 1952 incorporó secciones e inició una normalización cultural que desembocó en 1956 en la creación de una cabecera sindical, Comarca, con mejor formato y mayor periodicidad.

En conclusión, el corpora del boletín de Manlleu brinda al investigador un repertorio documental muy interesante. Es una fuente para formarse un punto de vista perspicaz en el ámbito antropológico de la fiesta. Permite analizar las salutaciones de fiesta, en un amplio contexto histórico, como género de retórica propagandística. Y su estudio confirma la importancia de los discursos festivos como factor de legitimación política y de identificación colectiva.

En el trasfondo de esta investigación aparece una tarea pendiente: el análisis del periodismo consistorial y el cumplimiento de su función pública de información y de opinión. En un Estado democrático cabe examinar los boletines municipales como medios comprometidos con un servicio público. En la dictadura franquista los boletines como Manlleu no tuvieron otro cometido que servir a la jerarquía falangista y al régimen totalitario. Fueron la voz del poder, en un tiempo sin libertad de expresión ni de ningún otro tipo. En su haber cabe anotar la creación de la memoria histórica del franquismo local.

Esa memoria, escrita con resentimiento y falsedad histórica, fue piedra angular del régimen. Para dramatizarla se dispuso, sobre un friso de enemigos feroces, la galería de mártires que glosó Manlleu con patetismo. En las páginas del boletín han cristalizado los rasgos de una época que fue un erial. Los pliegos conservan discursos de un estilo hosco, un tono imperativo y un trasfondo funerario, A quien esté advertido del vigor de tiempos precedentes impresionará los estragos del silencio de la lengua propia y la prohibición del periodismo. La depauperación cultural supuso casi un lustro sin fiesta mayor, dos décadas sin prensa regular, cuatro décadas sin prensa en catalán y siete décadas sin un marco jurídico para la memoria histórica[11].La lectura del boletín Manlleu es una vereda que merece la pena recorrer para conformar la memoria histórica.

 

Referencias

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Gaja i Molist, E. (1979): La guerra civil a Manlleu. Manlleu, Gràfiques Manlleu.

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Laborda, X. (2003):Propaganda institucional y literatura de papelera. Teatro político de contienda y de autoalabanza en Cataluña”, en Revista de Investigación Lingüística, Nº 2, Vol. VI, 2003, pág. 43-66. <www.scribd.com/doc/3049232/2003-Propaganda-institucional-y-discurso-de-autoalabanza-en-Cataluna>.

Laborda, X. (2008):Celebratio et oratio. Corpora de discursos epidíctícos para el análisis de la comunicación institucional”, en Linred, VI, 16-11-2008 <www.linred.com/articulos_pdf/LR_articulo_31102008_2.pdf>.

Laborda, X (2009): Corpus “Fiesta mayor de Manlleu, 1940-1956”, en Portal Scribd, 2009 <www.scribd.com/doc/20224245/Festa-Major-de-Manlleu-1940-1956>.

López Eire, A.; Santiago Guervós, J. (200): Retórica y comunicación política, Madrid, Cátedra.

Martín, F. (1998): Comunicación empresarial e institucional, Madrid, Editorial Universitas.

Menandro, Sobre los géneros epidícticos, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1989; edición de Francisco Romero Cruz.

Redero San Román, M., ed. (1996): La transición democrática en España, Madrid, Marcial Pons.

Roca, A.; Puntí, M., ed. (1995): Pinzellades històriques de Manlleu: 1945-1995, Manlleu, Parròquia de Santa Maria de Manlleu.



[1] Este trabajo de investigación participa del proyecto FFI2009-10424, "Globalización, intercomunicación y lenguas propias en las comunidades lingüísticas medianas", financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia (0FIL). El autor expresa su agradecimiento a Núria Silvestre y Joan Arimany, de la biblioteca municipal de Manlleu, y a Anna Bel Cañabate, del Archivo de la Diputación de Barcelona.

[2] La hemeroteca digital ReCoLI cuenta con diversos repertorios. El de las publicaciones periódicas de Sant Cugat del Vallès (Barcelona) consta de boletines municipales y revistas comerciales de 1949 a 2009 <www.sant-cugat.net/laborda/10comp/publi_periodiques.pdf>. Reproduce el contenido íntegro de 17 cabeceras, con 851 números y 6581 páginas reproducidas. Por otra parte está el repertorio de salutaciones de fiesta mayor “Celebratio et oratio”, que consta de sesenta y cuatro corpus de diferentes poblaciones españolas (Laborda 2008) <www.scribd.com/people/documents/406519/folder/11354>.

[3] La cabecera Manlleu fue dirigidoapor Valentí Punti (1929-1934) y Josep Rifà i Mas (1934-1036), y la de El Ter (1935-1936) fue dirigida por Joan Vilardell.

[4] Comarca publicó el programa de fiesta mayor de 1958, pero ya con la numeración de su propia cabecera y el título “Extraordinario de Fiesta Mayor en colaboración con la Delegación de Prensa y Propaganda” (n. 56, 2 de agosto de 1958, 48 p.).

[5] Una de las razones de la menor extensión de los boletines de febrero es que las casas comerciales no contrataban publicidad. Fueron una excepción las tres páginas insertada en el boletín de 1942 (n. 2).

[6] El primer alcalde franquista de Manlleu fue Josep Casanovas Tona. En febrero de 1941 el gobernador civil de Barcelona, A. Correa Veglison, designó como nuevo alcalde a Manuel González Garriga, jefe de la Falange local (Domènech y Vázquez 2003: 82).

[7] Véase una apología de la memoria franquista en el n. 13, febrero de 1947, p. 8.

[8] En el escrito que hacía referencia a esas muertes indirectas se indicaba el nombre de cinco personas, a título de muestra. El martirologio mereció una especial atención en el extenso número de febrero de 1946 (48 páginas). Estuvo dedicado a los quince sacerdotes y religiosos que fueron asesinados, el mayor grupo de víctimas de la localidad.

[9] En lo que concierne a la población de Sant Cugat del Vallès, la recopilación de programas de fiesta mayor y ferias cubre el período entre 1928 y 2009. El corpus de Sant Cugat está completo a partir de 1976. Ello permite abarcar los períodos de la transición política española y de la consolidación de la democracia en su proyección como discurso festivo.

[10] En la salutación estándar distinguimos ocho secciones: título, destinatarios, anuncio de la fiesta, elogio de la fiesta, organizadores, invitación, declaración anticipada de la fiesta y emisor. Si bien el esquema de secciones puede variar, el núcleo de esta taxis o disposición canónica es el elogio de la fiesta y de la comunidad, de acuerdo con el espíritu del discurso epidíctico. La importancia del elogio comporta una mayor extensión mediante recursos retóricos de amplificación, como por ejemplo la mención de los miembros de la comunidad (“niños, jóvenes y mayores”), los antecedentes (“son unas fiestas tradicionalmente vinculadas a los ciclos del cultivo de la tierra, que luego se cristianizaron con la conmemoración del santo respectivo”) o el uso de analogías y tropos (“el nuevo traje con que nos sorprende la ciudad, más bonita que nunca, llena de luz y color…”).

[11] Nos referimos a la ley de la Memoria Histórica, de 26 de diciembre 2007, “por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura”. Como muestra de las dificultades del conocimiento histórico sobre las víctimas de la guerra y la represión franquista en Manlleu, cabe indicar que incluso estudios recientes como los de Gaja (1988: 186) y Albareda (1990: 130) resultaron imprecisos, como documentó la rigurosa investigación de Domènech y Vázquez (2003: 113s, 177s, 223s).