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Xavier Laborda-Gil
(Departamento de
Lingüística. Facultad de Filología. Universidad de Barcelona)
Resumen:
El artículo trata de la retórica del periodismo y la
comunicación institucional en la localidad de Manlleu
(Barcelona, Spain). El boletín
municipal Manlleu (1940-1957) fue una
cabecera local en el franquismo de posguerra que publicó los programas de
fiesta mayor. El estudio muestra cómo creó la propaganda política una memoria
histórica con el martirologio y los agravios de
Palabras clave: Manlleu, periodismo, comunicación
institucional, franquismo, memoria histórica.
Abstract: Institutional communication and local press during the
Franco regime in Manlleu (Spain, 1940-1957)
The article deals with the rhetoric of journalism and corporate communication in the town of Manlleu (Barcelona, Spain). The municipal newsletter Manlleu (1940-1957, Manlleu,
Key words: Manlleu, newspapers, institutional communication, Franco, historical
memory.
Sumario 1. La comunicación local y el repertorio de
Manlleu.- 2. Prensa centenaria de Manlleu.- 3. La
cabecera Manlleu y la anomalía
del boletín Manlleu.- 4. El Boletín Manlleu.- 5. Boletín municipal y fiestas.- 6. Etapas del colapso a la normalización.- 7. Las
salutaciones y la memoria histórica.
1. La comunicación local y el repertorio de Manlleu
La población de Manlleu está
situada al norte de
Editó los boletines la delegación
local de “Prensa y Propaganda de F.E.T. y las J.O.N.S”, es decir, el partido
único de Falange. En el ciclo anual de la localidad se celebraba dos
festividades principales. Para cada una de ellas se confeccionaba un programa
de actos. Una celebración era la fiesta mayor, a mediados de agosto, con motivo
de la festividad religiosa de la virgen. Y la otra era de carácter bélico, que
conmemoraba la entrada de las tropas franquistas en Manlleu el cuatro de
febrero de 1939.
Este boletín fue en su momento la
única expresión de prensa local. En los números iniciales se incluía el
programa de festejos, junto con la salutación de la autoridad al vecindario. Paulatinamente
se incorporó secciones de contenido histórico, cultural, guía comercial, tablón
administrativo y anuncio de acontecimientos. El repertorio consta de 34
números. Y su periodicidad semestral resultó apropiada para los recursos municipales
y las aspiraciones políticas de posguerra.
Figura 1.-
Portadas de los números de Fiesta Mayor de la revista Manlleu, de
La
investigación que presentamos se centra en el análisis del periodismo
consistorial y su función ideológica. Le corresponde considerar el tratamiento
de los asuntos y los recursos formales que se utilizan (Laborda 2001). El estudio de los contenidos permite captar, con perspectiva histórica,
fenómenos comunicativos de identificación colectiva, de retórica publicitaria y
de legitimación política (Martín 1998). La
investigación aplica conceptos de la pragmática y la retórica (López Eire 2000;
Laborda 2003). Y participa de la corriente de estudio del análisis del discurso.
La investigación se funda y desarrolla
la hemeroteca digital “Repertorio
de Comunicación Local e Institucional” (ReCoLI). El programa ReCoLI se ocupa de
la confección y el análisis de corpus históricos de comunicación institucional
(Benavides 2001: 249-274). Una propiedad de estos recursos documentales es su
difusión en la red y la promoción de estudios del discurso. Nuestro propósito
es llamar la atención sobre el valor de los fondos de las hemerotecas locales y
sobre las posibilidades de investigación que ofrecen (Laborda 2008). En
particular, las cabeceras de prensa tienen un gran interés histórico para el
conocimiento de la sociedad, la lengua y la comunicación.[2]
Figura 2.- Portadas de los números de
febrero de Manlleu, publicadas entre
1943 y 1955.
2. Prensa centenaria
de Manlleu
La localidad de Manlleu tiene
unas características sociales y económicas que la convierten en un nicho muy
interesante de estudios históricos. Ha sido unos de los núcleos industriales
más importantes de la comarca desde mediados del siglo XIX. Situada a orillas
del río Ter, tuvo el aliciente de la energía hidráulica para desarrollar la
industria textil y atraer nueva población (Domènech y Vázquez 2003: 21). De
unos dos mil habitantes a mediados del XIX pasó a tener 5.823 en 1900 y 7.056 en
1936. Luego el declive demográfico de la guerra y la posguerra fue tan marcado
que el nivel de población de 1936 no se recuperó hasta 1950 (Albareda 1990:
117).
Los movimientos sociales del
anarquismo y del socialismo arraigaron en su historia. Y fueron una de las
claves de la popularidad de la prensa local y comarcal, junto con el pietismo
católico, el mutualismo o el asociacionismo cultural y deportivo. “En 1909
Manlleu era la población con mayor número de asociaciones del obispado”
(Albareda 1990: 108), lo cual supone un índice notable ya que el obispado
comprende las comarcas de Osona, Bages y Anoia, con ciudades como Vic, Manresa
e Igualada. La constante aparición de entidades de todo tipo expone un dinamismo
grande. A la contra de las entidades jugó la inestabilidad económica y política
del primer tercio del siglo XX. Una manifestación de esa situación inestable fue
la vida efímera de las cabeceras de prensa local.
La primera publicación de prensa
periódica de Manlleu fue El Faro de Puig-Agut, que
apareció en 1886 (Gaja 1976: 279-295; Arimany 1996). El subtítulo describía su
contenido así: "Revista mensual de favores dispensados por el Sagrado
Corazón de Jesús desde su primer trono de España sobre la cúspide de sus
montañas en Cataluña bajo el patrocinio del arcángel San Miguel, con la
bendición e inmediatos auspicios del Excmo. e Ilmo. sr. Obispo de
En 1897 apareció El Ter,
la segunda publicación en la historia de la población. Se
presentaba como "Periódico independiente, defensor de los intereses
morales y materiales de la villa de Manlleu". La primera etapa de El
Ter llegó hasta 1901, con 80
números editados. Reapareció en un corto período de
La pervivencia de estas dos cabeceras
centenarias, religiosa una y de información general la otra, no sólo es un
mérito de sus redactores y lectores. También es un indicio del vigor de la
prensa local de Manlleu. Para dar razón del juicio digamos que, por ejemplo, en la época alfonsina y republicana hubo
cabeceras sindicales, como El Sindicalista Català: Justícia
i llibertat (1921); políticas,
como la revista anarquista El Despertar (1907-1909);
religiosas, como El Record (1917-1920, 1928-1936, 1939-1972), de la
cofradía de
A la mención de El Faro de
Puig-Agut y El Ter hay que añadir otra cabecera fundamental en la historia de
la localidad. Se trata de la revista Manlleu, que en su primera etapa
apareció ente 1929 y 1935. Estaba escrita en catalán y llevaba el subtítulo de
“Portantveu setmanal de la vila” (portavoz semanal de la población). Durante los
tres primeros años tuvo una periodicidad quincenal, que pasó a ser semanal a
partir de 1932, con un formato grande y ocho páginas de contenido.
Es sobresaliente la periodicidad de la revista Manlleu en una población que, según el
censo de 1930, tenía 6.547 habitantes. Hay que añadir que durante el período
republicano Manlleu compitió con otras publicaciones locales de
información general: Nosta Veu (1932), Guspires (1932) y El
Ter (1934-1936). Hasta su cierre en diciembre de 1935, Manlleu publicó
288 números. Durante
Con la guerra civil y la
victoria de los nacionales, se alteró y empobreció de un modo drástico este
panorama. Y una muestra relevante de los efectos de la dictadura en la prensa
es el boletín municipal Manlleu (1940-1956). Las
autoridades franquistas rescataron el nombre de la cabecera conservadora, Manlleu, y le asignaron un proyecto
distinto. He aquí algunas de sus características: era propagandístico en vez de
informativo, estaba escrito en castellano en vez de en catalán, con una
periodicidad semestral en vez de la quincenal y, finalmente, con una titularidad
pública en vez de una empresa privada.
El archivo histórico de
3. La cabecera Manlleu y la anomalía del boletín Manlleu
La cabecera Manlleu mereció la aceptación de los lectores y
tuvo fortuna en el momento histórico. Salvo por la interrupción de la guerra
civil y de los primeros quince años de posguerra, consiguió una trayectoria
extensa y variada, entre 1928 y 1996 (Gaja 1976: 279-295; Arimany 1996). Cabe
distinguir cuatro épocas de edición, además de un período de cierre y otro de
transición. Fue una transición el período de la publicación institucional Manlleu (1940-1957) puesto que tomó la
palabra en los años de fascismo declarado y cedió la voz luego a Comarca, la cabecera sindical. Este es
el apunto de las etapas y períodos de silencio.
1928–1935.– En su primera época el periódico Manlleu fue dirigido por Valentí Punti (1929-1934) y Josep Rifà i
Mas (1934-1036). Publicó 283 números, escritos en
catalán, que imprimió en la tipografía
Manlleuenca. Tuvo una periodicidad quincenal hasta 1932, en que pasó a ser
semanal.
1936-1939.– Las convulsiones políticas de
1940-1957.– Fue un período de transición la época del Boletín
de
1957-1967.– En su segunda época, el periódico adoptó el nombre de Comarca.
El editor fue el "Servicio de Información y Publicaciones
Sindicales". Y publicó 278 números con una periodicidad quincenal. Por
exigencias del Registro de
1972-1977.– La tercera
época se inició en la década de los setenta, con la substitución del nombre de Comarca por el de Manlleu, con el que publicó 127 números. Como era una continuación
directa de la segunda época, la numeración fue correlativa y en agosto de 1975,
al llegar al número 500, produjo una edición conmemorativa.
1977-1996.– La cuarta y última época se inició en tiempos de
transición democrática. Adoptó el nombre de cabecera Manlleu. Setmanari d'informació local y retomó la edición en
catalán. La editora fue Iniciatives Culturals i Informatives de Manlleu y
publicó 816 números.
La descripción de las épocas de Manlleu aporta el contexto en que apareció el boletín franquista Manlleu. Como se puede apreciar, el
boletín es la publicación desaparejada y opuesta a aquellas producciones que le
precedieron y le sucedieron, pues fueron unas cabeceras de prensa libre y privada,
abundante contenido, alta periodicidad y, algunas de ellas, escritas en
catalán.
4.
El Boletín Manlleu
El director fue José Arqués Grané, quien luego sería alcalde de
Manlleu desde los años sesenta hasta mediados de los setenta. La impresión se realizó en Gráficas Manlleu. Se diseñó una
cubierta especial para cada número. La compaginación fue variable, generalmente
entre 16 y 20 páginas, pero en algunas ocasiones se triplicó esta extensión. También
varió el formato, aunque normalmente fue de 24 x
La cabecera arrancó con los
números de fiesta mayor de 1940 y 1941. Y concluyó con los números consecutivos
de la fiesta mayor de 1956 y 1957. El apunte de cada celebración es como sigue:
·
Aniversario de la “liberación”: dieciséis boletines,
de
·
Fiesta Mayor: dieciocho boletines, de
Figura 3. Gráfico de volumen de páginas de los boletines de fiesta
mayor y bélicos.
Es de señalar dos hechos singulares al final del ciclo del
boletín. Del año 1956 se conserva dos ediciones del programa de fiesta mayor.
Uno fue editado por la comisión de festejos (30 páginas) y otro procedía de la
delegación de prensa y propaganda, que es el número 32 (52 páginas). Y el
siguiente y último boletín apareció en agosto de 1957 bajo el nuevo marco
periodístico de Comarca, la cabecera
que editaba el “Servicio de Información y Publicaciones Sindicales”. Comarca, que se había creado en junio de
1956, fue un signo del fin de la posguerra. El cambio de la nomenclatura
fascista y la llegada de un periodismo con más contenido y periodicidad coincidieron
con el inicio de la recuperación económica y el crecimiento demográfico de
Manlleu.[4]
Es interesante comparar la
evolución de los números. Desde un punto de vista cuantitativo, llama la
atención el progresivo aumento de páginas de los números de agosto, para la
fiesta mayor. De las 8 páginas en el programa de 1940 o las 16 de 1941 pasó a
tener 90 en 1955 y 82 en 1956. Por su parte, los boletines de febrero,
relativos a la efeméride de la toma de la población, solían tener unas 18
páginas, si bien presentan oscilaciones al alza (48 páginas en 1946) o a la
baja (8 páginas en 1950). El gráfico de estos parámetros presenta la línea de
gran incremento de los boletines de fiesta mayor y el estancamiento de los
bélicos.[5]
5. Boletín municipal
y fiestas
En el
repertorio de prensa institucional consideramos dos aspectos: las salutaciones
de fiesta mayor y los boletines municipales. En el caso del Manlleu de
posguerra, los dos aspectos están íntimamente ligados porque la fiesta mayor fue
la circunstancia en que se originó la publicación. Cada número publica por lo
general una salutación. La salutación del jefe local del Movimiento era mucho
más que un breve discurso. Representaba una instancia política, una palestra de
comunicación que tuvo efectos culturales e ideológicos. El compendio que hemos
editado con tales discursos y los programas de actos forma parte del corpora “Celebratio
et oratio. Fiesta y discurso”.
El
interés de este compendio discursivo radica en la perspectiva histórica que
aporta (Forum Barcelona Tradició 1998; Capdevila 1997). Por supuesto, para el
estudio de las salutaciones resulta provechoso conocer también el contexto
histórico en el que se generaron. La consulta de la hemeroteca y del resto de
páginas del boletín informa sobre hechos, debates y tradiciones festivas de la
localidad. El estudio de la comunicación local comporta
atender a las circunstancias históricas y a la prensa del período que se
considera. La utilidad del catálogo digital de publicaciones periódicas es
precisamente facilitar la documentación e interpretación históricas con
informaciones periodísticas. Ahora bien, el catálogo también puede ser una
fuente directa de investigaciones.
Con este
propósito documental hemos confeccionado el corpus “Fiesta mayor de
Manlleu, 1940-
El
boletín Manlleu de 1940 fue un parco programa de fiestas que valió como prueba
de la serie. Para apreciar el significado de
este programa de fiestas hay que tener en cuenta que era el primero que se
publicaba desde 1935. La comparación de los programas de 1935 y 1949 es
elocuente sobre el retroceso que supuso la contienda y el nuevo régimen en diseño
gráfico, contenidos y cambio de lengua. Desde el punto de vista conceptual, la
salutación reflejó el espíritu del franquismo con dos manifestaciones sobre sus
fundamentos religiosos y fascistas. En primer lugar se expresó un
agradecimiento a Dios y se elogió el nacionalcatolicismo: “Hoy, Dios que salvó
a España, nos permite volver a vivir; aparece de nuevo el tradicional y popular
heraldo”. Y a continuación se significó el saludo fascista como símbolo de una
nueva era:
Nosotros, pregoneros irrenunciables, os
saludamos brazo en alto: de idéntica romana forma en que saludaron, frente a
los puños sádicamente cerrados, los héroes patriotas que nos trajeron, la
alegría de vivir el momento milagroso de nuestra resurrección. (1940, p. 3)
A
pesar de las limitaciones de la publicación de 1940, consideramos que su
salutación es una pieza discursiva que ilustra tanto el interés de estas
fuentes históricas como el espíritu del nuevo régimen. En ella se resumía también
la angustia de los conservadores durante la guerra en zona republicana: “Cayeron nuestros mejores colaboradores, (…) nos
sentimos perseguidos, amenazados por peligros mil, torturados por el terror más
inenarrable” (p. 2-3). Estas líneas
hallaron una continuación lógica en números posteriores con la exposición del
martirologio franquista.
Al año siguiente, con la fiesta mayor
de 1941, arrancó el boletín propiamente. El jefe local del Movimiento, Manuel González Garriga, firmó
un manifiesto en el que saludaba al “camarada lector” y presentaba la
publicación como una misión ideológica[6].
Los objetivos eran “recoger el
momento fugaz de una afirmación falangista, comentar una fecha gloriosa, pasar
recuento de vidas ejemplares de mártires” (p. 3). Las consignas a la unidad, la
patria y la lucha contra el enemigo debían también acompañarse del
reconocimiento de la dura realidad:
Pero no olvidamos que nuestras
posiciones son puestos en la intemperie. Mientras se va levantando el edificio
que ha de cobijar totalmente el espíritu de
La épica de guerra y la arenga constituían
el tenor de una salutación que paradójicamente estaba destinada a anunciar los
festejos principales del año. En ese plano de contrastes, el primer boletín
inauguró la sección “Nuestros mártires”, en recuerdo de los asesinados en la
retaguardia republicana (Gaja 1979: 175-6). El propósito de promover “la memoria de los dolores pasados” se cumplió de manera
cabal en los números del boletín, de modo que la necrológica y el programa de
fiestas se leían con naturalidad. El plan de formar una memoria histórica con
el duelo por los “mártires” fue uno de los logros de la publicación, aunque a
costa de la mixtificación histórica[7]. Se presentó a todas las
víctimas con el tópico falaz de “caídos por Dios y por España”; era así conveniente
para la propaganda, en vez de distinguir entre delitos por ideología y por
venganzas personales (Gaja
1979:179; Domènech y Vázquez 2003:53). Ya al final de la serie de boletines (n
31, febrero de 1956), agotada la lista de asesinados, por extensión se rindió un
enigmático homenaje a aquellos que, si bien “no cayeron bajo el plomo homicida
(…), fueron víctimas del odio marxista”.[8]
6. Etapas del colapso a
la normalización
La
hemeroteca de los boletines Manlleu permite formarse una imagen de las
etapas que atravesó. El lector atiende en especial a las salutaciones del
alcalde y jefe de Falange, M. González, pero también a las secciones
informativas y literarias que fueron apareciendo como novedad. En ese recorrido
de dieciocho años distinguimos cuatro etapas que cubren desde el tiempo de
colapso comunicativo y festivo hasta la época de cierta normalización.
6. 1.
Devastación, 1940-1943
La
postguerra se manifestó de manera cruda con una gran penuria comunicativa y
festiva. Por la parte comunicativa cabe decir que se reinició la publicación
del programa de fiestas con dificultad en 1940 y se inauguró el boletín en el
siguiente año con la incertidumbre expresa sobre su regularidad y sus
contenidos. Y en lo referente al espíritu festivo, se instauró la celebración
del 4 de febrero y se promovió un estilo festivo con prácticas religiosas y
castrenses.
El
principal foco discursivo se centró con insistencia en el pasado inmediato de
Y
otro foco era un presente marcial y áspero. En la salutación de febrero de 1943
el jefe local anunciaba la visita del gobernador civil. Y describía las características
de una celebración fascista:
Desde la tribuna del acto político
que se celebrará, nos dará sus consignas su aliento, su entusiasmo contagioso y
al inaugurar el grupo de viviendas protegidas, de
Figura 4.- Salutación del número de
febrero de 1943.
6. 2. Reconstrucción
y administración local: 1944-1947
En la
segunda etapa continuó ausente el espíritu de fiesta como encuentro cívico y
popular, pero se inició el camino para su reparación. La condición fue la
reparación de los desastres materiales de la guerra. El boletín fue el heraldo
de las obras que se realizaban en zonas devastadas, como se puede reconocer en
la extensa editorial agosto de 1944:
La presencia de
Se ha iniciado la repoblación forestal precisamente por la margen
derecha del río, en que la ladera en declive rápido en unas partes y escarpado
en otras exhibe una silueta hosca. El verde perenne de los pinos y las encinas
matizará aquella tierra desolada, convirtiéndola en un bello mirador de
Manlleu. (1944, n. 8, p. 4)
Figura 5.- Salutación del número de
agosto de 1944.
Las
obras de reconstrucción justificaron una lista nutrida. Anunciaba mejoras en una
carretera, viviendas sociales, la escuela, el matadero, la casa consistorial y
la iglesia. Y un argumento que no permitía réplica indicaba que la mirada se
centraba en un presente desolador: “Si
obras son amores y no buenas razones ¿por que no medir al Régimen por las obras
que realiza?” Se trataba de medir en silencio y obedecer la voz de mando, como
manifestaba el boletín de febrero de 1945: “Que sea la voz del Jefe Provincial un lazo más en
nuestra unión y el acatamiento a sus mandatos, un eslabón de la estricta
disciplina que debemos al Caudillo, que en El Pardo vela y padece por España”.
La
fórmula del nacionalcatolicismo era patente. Los boletines reproducían en la
contraportada una consigna política. En el número de agosto de 1946 se leía un
pensamiento de Franco: “La democracia es para el comunismo una puerta para
poder entrar”. Y un año después la salutación se explayó contando el sentido
religioso de la fiesta mayor, con motivo de la muerte y asunción a los cielos
de la madre de Dios.
6. 3.
Espíritu de fiesta: 1948-1951
Figura 6.- Salutación del número de
agosto de 1948.
Es
significativo que a partir de esta etapa ya no se publicara en los boletines de
verano una sección tan sombría y revanchista como “Nuestros mártires”. Por vez
primera la fiesta fue el asunto central del editorial de agosto de 1948. Y el
tono risueño y poético impregnó de un nuevo espíritu la celebración.
Viene como cada año, la fiesta, con vigilias y tornaboda, con los más
primorosos actos y espectáculos, con pincelados de jolgorio y melancolía,
formando un cúmulo abigarrado de calor y sonoridades, y en cuyo ajetreo, festoneado
de alegrías infantiles, ilusiones de mocedad y evocaciones de senectud, vive
latente el espíritu de nuestra villa atildada de ciudad. (1948, n. 16, p. 21)
El
foco de los discursos dejó de ser el pasado de la contienda o el presente de la
reconstrucción. Y se recuperó un sentimiento que no se había expresado desde
1935.
6. 4.
Proyecto de revista: 1952-1957
Se
confirmó la transición que se había iniciado en la etapa precedente. Y el
boletín incorporó nuevas secciones y amplió otras de carácter documental y
literario. Se publicó escritos sobre labor municipal, censo, tradiciones
populares, fichas históricas o poemas.
Los
cambios afectaron a la cantidad y la forma. Los números eran más extensos
porque incluían mayor producción periodística y más publicidad. Y los estilos
resultaron más variados y cubrieron géneros como el reportaje y el artículo
literario. Se dio espacio a secciones de meteorología, pasatiempos, anecdotario
y notas sobre libros. E incluso se publicó algún artículo en catalán, como
“Ofrena” y “Anecdotari manlleuenc” (agosto de 1953, p. 9-10 y 18).
Visto
en perspectiva, el boletín Manlleu adoptó como foco temático, en sucesivas
etapas, el pasado político y la guerra (1940-1943), el presente y la tarea de
reconstrucción (1944-1947), el disfrute de la fiesta (1948-1951) y el proyecto
de nueva prensa municipal (1952-1957). En esta trayectoria de casi dos décadas
se aprecia que las dos primeras etapas tienen una especial intención ideológica
en un marco de proclamas doctrinarias, mientras que las siguientes subordinan
la propaganda a un discurso tradicional y a la sugestión de un escenario más contenido
y festivo.
Figura 7.- Salutación del número de
agosto de 1953.
7. Las salutaciones y la memoria
histórica
El repertorio
de salutaciones de fiesta mayor “Celebratio et oratio” (Laborda
2008) que hemos elaborado y publicado es un corpora
especializado en comunicación institucional y discursos epidícticos o de
celebración (Menandro). Constituye un recurso
histórico del siglo XX para el estudio de la comunicación, la historia local y
la ideología <www.scribd.com/people/documents/406519/folder/11354>. El
corpora permite al investigador construir un punto de vista privilegiado, en
el ámbito antropológico de la fiesta como factor de identificación colectiva.
El corpora consta de
sesenta y cuatro corpus de diferentes poblaciones españolas. Cada documento contiene las salutaciones inventariadas y, en algunos casos, la
portada del programa de fiesta. Los repertorios del corpora Celebratio
et oratio que contienen documentos más antiguos son los de Barcelona
(1871), Sax (Alicante, 1890) y
Terrassa (Barcelona, 1903), aunque con saltos considerables entre las fechas
iniciales y los tramos bien documentados.[9]
El
análisis lingüístico del corpus de salutaciones (Laborda 2001: 96s; 2003)
considera aspectos del género epidíctico. El género de la salutación destaca por cuatro rasgos:
disposición de secciones canónicas; recursos de amplificación; fórmulas expresivas y enfáticas; función de elogio de la fiesta y
la comunidad. Con estos rasgos se define la modalidad estándar de salutación.
Desde el punto de vista formal, cabe apreciar otras variedades a partir de este
modelo canónico (Laborda 2001: 100ss).[10]
La ciudad de Manlleu
forma parte del repertorio de discursos festivos (ReCoLI) con el bagaje
franquista del boletín Manlleu (1940-1957).
Este corpus puede interpretarse y
ampliarse con programas de fiesta más antiguos, de
La
acción política de las autoridades de Manlleu proyectó un reflejo cabal de su
ideología en el discurso festivo y en la prensa que nació de la ocasión. El franquismo
comportó el dirigismo político en la vida pública. Disolvió entidades, se
apoderó de sus sedes e intervino en los ámbitos de expresión popular. Creó las
condiciones para disponer de las fiestas y sus programas como tribuna de
adoctrinamiento. Precisamente, la salutación de fiesta es un género que
apareció con inusitado vigor en los años cuarenta. La paradoja de estos
discursos festivos de posguerra fue su contradictorio mensaje. No invitaban a
la fiesta sino a la formación de tropa para revista. No anunciaban un escenario
luminoso y musical sino pardo y estridente, ni tampoco comunicaban un
sentimiento gozoso sino crispado y fúnebre. Eran consecuentes con la
devastación material y cultural de su tiempo, pero incongruentes y crueles con
la finalidad de las fechas festivas, que era apartarse del tiempo ordinario y
ofrecer la recompensa del esparcimiento.
Esa
situación contradictoria e hiriente comenzó a cambiar paulatinamente a finales
de la década. El disfrute de la fiesta fue un concepto y un sentimiento que se
reconoció en la salutación de 1948. Y el género discursivo se reencontró así
con sus fórmulas expresivas y partes canónicas: el anuncio y el elogio de la
fiesta, así como la invitación a participar en sus actos. Pero la fiesta mayor
no volvió a ser un ámbito civil y horizontal, porque se había truncado la
conexión con las entidades populares.
También
se había truncado la vigorosa tradición de la prensa privada en Manlleu. La
substitución de su papel por el boletín de la delegación local de “Prensa y Propaganda de F.E.T. y
las J.O.N.S” fue una solución paupérrima. Sin variaciones destacables hasta su
cierre, cumplió el cometido como una sombra de la figura de la prensa. A partir
de 1952 incorporó secciones e inició una normalización cultural que desembocó
en 1956 en la creación de una cabecera sindical, Comarca, con mejor formato y mayor periodicidad.
En conclusión, el corpora del boletín de Manlleu
brinda al investigador un repertorio documental muy
interesante. Es una fuente para formarse un punto de vista perspicaz en el
ámbito antropológico de la fiesta. Permite analizar las salutaciones de fiesta,
en un amplio contexto histórico, como género de retórica propagandística. Y su
estudio confirma la importancia de los discursos festivos como factor de
legitimación política y de identificación colectiva.
En el
trasfondo de esta
investigación aparece una tarea pendiente: el análisis del periodismo
consistorial y el cumplimiento de su función pública de información y de opinión. En un Estado
democrático cabe examinar los boletines municipales como medios comprometidos
con un servicio público. En la dictadura franquista los boletines como Manlleu no tuvieron otro cometido que
servir a la jerarquía falangista y al régimen totalitario. Fueron la voz del
poder, en un tiempo sin libertad de expresión ni de ningún otro tipo. En su
haber cabe anotar la creación de la memoria histórica del franquismo local.
Esa memoria, escrita
con resentimiento y falsedad histórica, fue piedra angular del régimen. Para
dramatizarla se dispuso, sobre un friso de enemigos feroces, la galería de
mártires que glosó Manlleu con
patetismo. En las páginas del boletín han cristalizado los rasgos de una época que
fue un erial. Los pliegos conservan discursos de un estilo hosco, un tono
imperativo y un trasfondo funerario, A quien esté advertido del vigor de
tiempos precedentes impresionará los estragos del silencio de la lengua propia
y la prohibición del periodismo. La depauperación cultural supuso casi un
lustro sin fiesta mayor, dos décadas sin prensa regular, cuatro décadas sin
prensa en catalán y siete décadas sin un marco jurídico para la memoria
histórica[11].La
lectura del boletín Manlleu es una
vereda que merece la pena recorrer para conformar la memoria histórica.
Referencias
Albareda, J. et
alii (1990): Manlleu. Aproximació
a la història, l’entorn, l’economia i l’estructura territorial,
Vic, Eumo-Ajuntament de Manlleu.
Arimany,
J. (1996): “Cent anys de premsa periòdica a Manlleu”, en El Ter, abril
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[1] Este trabajo de investigación participa del
proyecto FFI2009-10424, "Globalización,
intercomunicación y lenguas propias en las comunidades lingüísticas
medianas", financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia (0FIL). El
autor expresa su agradecimiento a Núria Silvestre y Joan Arimany, de la
biblioteca municipal de Manlleu, y a Anna Bel Cañabate, del Archivo de
[2] La
hemeroteca digital ReCoLI cuenta con diversos repertorios. El de las
publicaciones periódicas de Sant Cugat del Vallès (Barcelona) consta de boletines
municipales y revistas comerciales de
[3] La cabecera Manlleu fue dirigidoapor
Valentí Punti (1929-1934) y Josep Rifà i Mas (1934-1036), y la de El Ter
(1935-1936) fue dirigida por Joan Vilardell.
[4] Comarca publicó el programa
de fiesta mayor de 1958, pero ya con la numeración de
su propia cabecera y el título “Extraordinario de Fiesta Mayor en colaboración
con
[5] Una de las razones de la menor extensión
de los boletines de febrero es que las casas comerciales no contrataban
publicidad. Fueron una excepción las tres páginas insertada en el boletín de
1942 (n. 2).
[6] El primer alcalde franquista de Manlleu fue Josep Casanovas Tona. En febrero
de 1941 el gobernador civil de Barcelona, A. Correa Veglison, designó como
nuevo alcalde a Manuel González Garriga, jefe de
[7] Véase una apología de la memoria franquista en el
n. 13, febrero de 1947, p. 8.
[8] En el escrito que hacía referencia a esas muertes indirectas se indicaba el nombre de cinco personas, a título de muestra. El martirologio mereció una especial atención en el extenso número de febrero de 1946 (48 páginas). Estuvo dedicado a los quince sacerdotes y religiosos que fueron asesinados, el mayor grupo de víctimas de la localidad.
[9] En lo que concierne a la
población de Sant Cugat del Vallès, la recopilación de programas de fiesta
mayor y ferias cubre el período entre 1928 y 2009. El corpus de Sant Cugat está
completo a partir de 1976. Ello permite abarcar los períodos de la transición
política española y de la consolidación
de la democracia en su proyección como discurso festivo.
[10] En la salutación estándar
distinguimos ocho secciones: título, destinatarios, anuncio de la fiesta,
elogio de la fiesta, organizadores, invitación, declaración anticipada de la
fiesta y emisor. Si bien el esquema de secciones puede variar, el
núcleo de esta taxis o disposición
canónica es el elogio de la fiesta y de la comunidad, de acuerdo con el
espíritu del discurso epidíctico. La importancia del elogio comporta una mayor
extensión mediante recursos retóricos de amplificación, como por ejemplo la
mención de los miembros de la comunidad (“niños, jóvenes y mayores”), los
antecedentes (“son unas fiestas tradicionalmente vinculadas a los ciclos del
cultivo de la tierra, que luego se cristianizaron con la conmemoración del
santo respectivo”) o el uso de analogías y tropos (“el nuevo traje con que nos
sorprende la ciudad, más bonita que nunca, llena de luz y color…”).
[11] Nos referimos a la ley de
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