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UNA CRÓNICA
DE “LO REAL SCI-FI”: RESEÑA DE CYBORGS IN LATIN AMERICA DE ANDREW BROWN
Jesús Montoya Juárez
(Universidad de Murcia)
Brown, J. Andrew (2010) Cyborgs in
Andrew Brown es autor de algunas
investigaciones señeras sobre la interacción entre el discurso científico y la
literatura latinoamericana, con especial atención a la literatura argentina.
Entre ellas, particularmente valiosas son su ensayo sobre las relaciones entre
ciencia y literatura argentina de los siglos XIX y XX, Test Tube
Envy: Science and Power in Argentine
Narrative (2005) o el volumen por él
coordinado Tecnoescritura: literatura y tecnología en
América Latina. (Revista Iberoamericana. 73.221 (Oct.-Dic., 2007),
con colaboraciones de algunos de los mejores especialistas en la temática, como
Jerry Hoeg, Claudio Canaparo
o Edmundo Paz Soldán. Con Cyborgs in Latin America (Palgrave
Macmillan, 2010) Andrew Brown cierra un lustro de
concienzuda investigación sobre estas temáticas abordando la representación de
lo posthumano en la cultura latinoamericana.
El volumen reúne cinco ensayos,
publicados en revistas de prestigio como Iberoamericana,
Science Fiction Studies
o Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana, revisados y ampliados en su totalidad para configurar un
volumen perfectamente coherente y sistemático. Se trata de cinco agudas
exploraciones sobre cómo los discursos narrativo, cinematográfico y
publicitario de las últimas décadas en Latinoamérica abordan la ansiedad que la
tecnología produce en la mente humana, en diálogo con la teoría que desde los
años ochenta ha venido contruyendo el concepto de lo
posthumano. Brown maneja con solvencia un amplio
bagaje teórico euronorteamericano, al que incorpora
referencias de conocidos textos latinoamericanos que abordan las rápidas
transformaciones culturales a cargo de la penetración tecnológica, a cargo de
Néstor García Canclini, Jesús Martín-Barbero o
Beatriz Sarlo, entre otros, trascendiendo así las
limitaciones de numerosos estudios en que se había venido aplicando el
concepto. El libro explora cómo la tematización
narrativa del cyborg
constituye una posibilidad de dar cuenta de las dinámicas de la cultura,
especialmente cuando, como señala Brown, la escritura literaria, el código
informático y los vínculos tecnológicos que asociamos con nuestra identidad
producen signos que nunca como ahora demandan ser interpretados. A lo largo de
los diferentes ensayos que componen el libro, los modelos teóricos de Haraway y Hayles,
fundamentalmente, son examinados críticamente y contrastados con el espectro
latinoamericano, encontrando en la tematización
narrativa de ese punto de conexión entre la carne humana y la máquina que
supone el cyborg
una metáfora valiosa para interpretar las transformaciones de las identidades
latinoamericanas durante la postdictadura en los
países del Cono Sur y bajo las políticas neoliberales en el resto de América
Latina. La tecnología que vuelve posible al cyborg no pierde en la mayoría de
casos analizados la marca de su lugar de proveniencia, extraño a
El término “posthumano” hace referencia a la serie de
metáforas que permiten comprender las identidades híbridas que emergen en la
relación del ser humano con las máquinas, así como también describe un horizonte en que, cuando
la tecnología y las condiciones sociales lo permitan, el hombre será capaz de
abandonar su actual corporeidad y su conciencia será susceptible de
transferirse a un soporte diferente. Lo posthumano implica un horizonte, como
posibilidad futura o como metáfora identitaria en el presente, en el que los
cuerpos y las mentes pueden no estar necesariamente conectados, o estarlo, en
el sentido tecnológico del término. Sin duda en los últimos años la mente, el
cuerpo y la máquina articulan una nueva forma de entender lo humano que tiene
al cyborg
como metáfora privilegiada. De ahí que Brown, saliéndose de lo acostumbrado,
muy acertadamente haya decidido incluir en sus análisis textos codificados como
ciencia ficción y textos no calificables
bajo ese rótulo.
En el capítulo 1, “Posthuman
Porteños: Cyborg Survivors
in Argentine Narrative and Film”, Brown recorre la expresión de la identidad
tecnológica en la filmografía de Raúl de
En el capítulo 2, “Missing Gender: The Posthuman
Feminine in Alicia Borinsky,
Carmen Boullosa, and Eugenia
Prado”, Brown examina la dinámica ciberfeminista que
reaparece en la narrativa argentina, mexicana y chilena, que entronca con las teorizaciones del mito cyborg postulado por Haraway, y en cierta medida, se desvía de la misma. Donna Haraway o Katherine Hayles habían imaginado posibilidades utópicas para el
horizonte posthumano, poniendo a menudo en valor la capacidad del cyborg para
desafiar las categorías del capitalismo patriarcal. El personaje de la novela de
Alicia Borinsky (Cine
continuado, 1997), una mujer con la piel metálica, conecta con este mito, así como también lo
hacen los personajes de Cielos de la
tierra, de Carmen Boullosa, o Lóbulo, de Eugenia Prado. Los personajes
de estas dos últimas novelas reclaman sin embargo una conciencia de género que
en sus cuerpos posthumanos se ha evaporado. Como señala
Brown, Sofía, por ejemplo, protagonista del texto de Prado, “does not threaten the society in which she
live, she only experiences a madness that has grown worse as her posthuman condition has developed” (Brown 71). Mientras que los cyborgs camp de Borinsky
resultan afines a la teoría de Haraway, mujeres
irracionales que amenazan la supervivencia de los valores hegemónicos de la
sociedad patriarcal, los sujetos posthumanos que aparecen en los textos de Boullosa y Prado, Lear y Sofía, proyectan en última
instancia una ansiedad ante la disolución de ciertos roles que se ven afectados
desde la perspectiva de lo posthumano- la maternidad, por ejemplo-, por tanto
reivindicados en las novelas. En estos dos últimos casos, una vez más, señala
Brown, la respuesta literaria a ese devenir posthumanos no es otra que la tematización de un deseo de escapar al proceso.
En el capítulo 3, “Ripped stitches: Mass Media and
Televisual Imagineries in Rafael Courtoisie´s
Narrative”, Brown analiza la respuesta artística
crecientemente vehiculada a través de la incorporación de la tecnología al
discurso narrativo ante el avance de la penetración mediática en connivencia
con la implantación de políticas neoliberales en el Río de
En el capítulo 4, “Neoliberal Prosthetics
in Postdictatorial Argentina and
Bolivia: Carlos Gamerro and
Edmundo Paz Soldán”, Brown conecta los usos de los cuerpos posthumanos para
desplegar una crítica de las conexiones entre el neoliberalismo latinoamericano
y las dictaduras de los setenta y ochenta. La tecnología de la manipulación de
imágenes sirve a Edmundo Paz Soldán para construir un retrato de la política de
Bolivia, en novelas como Sueños digitales
(2000) y El delirio de Turing (2003),
revelándosenos en la figura del Presidente Montenegro el escandaloso ascenso al
poder del exdictador Hugo Bánzer merced a la
subsecuente manipulación de la memoria fotográfica de sus actos oprobiosos. La
novela de Carlos Gamerro, Las islas (1998), protagonizada
por un programador informático superviviente de Malvinas, es examinada por Brown en una misma dirección. La figura del
hacker, tanto en el texto de Gamerro como en El Delirio de Turing, resulta clave. El hacker proyecta un tipo de
subjetividad posthumana fuertemente conectada con la tecnología, aunque al
mismo tiempo “hacking is also always about
subversion of technology” (Thomas 52). A la luz de la teoría de Hayles, pero escapando dicotomías reduccionistas, Brown
concluye que en el caso de Paz Soldán o Carlos Gamerro,
la línea roja entre las consideraciones utópicas o apocalípticas de la tecnología, se ha
borrado. La labor del escritor es la del hacker
o la del manipulador gráfico cuando la penetración tecnológica es el horizonte
desde el que el propio discurso se genera. En este
sentido los sujetos cyborgs que aparecen en las novelas de Gamerro y Paz Soldán, son, como lo expresa Brown,
“survivors, scarred by their experiences and left as texts of flesh and metal
that can subvert the authoritative structures that engendered them because they
remain and can use their bodies as testimony in acts of ciberhacktivismo” (144).
En el último capítulo, “Video Heads
and Rewound Bodies; Cyborg Memories in Rodrigo Fresán and Alberto Fuguet”, Brown se
detiene en el análisis de las identidades posthumanas de los personajes de las
novelas Por favor, rebobinar (1996),
de Alberto Fuguet, y Mantra (2001), de Rodrigo Fresán, como también
en otros cuentos de ambos autores. Brown visualiza las mitologías que se
reconstruyen en las novelas a partir de las referencias cinematográficas y
televisivas, y examina el modo en que el cyborg deviene en el protagonista
de las mismas. El capítulo recorre una configuración distinta de lo posthumano
respecto de la que se daba en los textos anteriormente analizados, en la medida
en que el cuerpo posthumano en las novelas de Fresán
y Fuguet no es empleado para mostrar las huellas del
trauma colectivo, como tampoco para denunciar los abusos del poder en el
presente, sino que es centralmente explorado como una realidad que “requires new mythologies and different ways of remembering individual experience” (146). Conviene recordar que ambas novelas
se enmarcan en un programa literario tendente a desautomatizar
determinadas visiones de la literatura latinoamericana vinculadas a modos de
leer todavía predominantes en los noventa, y quizás los primeros años del 2000,
perpetuados por los poderes fácticos de la industria editorial y la academia
euro-norteamericana. La internacionalización de las biografías de los autores,
la urbanización del escenario novelesco, la omnipresencia de la cultura de
masas y la tecnología, la itinerancia geográfica de
los personajes, son marcas fundantes de las estéticas de ambos autores, en
rebelión contra una suerte de “Literatura Hispanoamericana, INC” (vid. Volpi, 2008), una cosificación de la narrativa
latinoamericana como realismo mágico reciclado para su consumo transnacional,
siempre descrita según los tópicos garcimarquinos.
Partiendo de la teorización de la imagen fílmico-televisiva como agente del
devenir cibernético del individuo, al modo en que lo plantean Deleuze y Guattari o McLuhan, lo posthumano
en este caso es analizado por Brown, como descripción del modo de acceso a la
experiencia de lo cotidiano, a una realidad que ya es ante todo simulacro. En
ambos proyectos descansa la
ansiedad por constituir, señala Brown, “a new
mythology in which the posthuman finds its forebears
in the machines that helped make them” (174).
El
libro propone un muestrario representativo de los modos en que se ha
manifestado lo posthumano en la literatura latinoamericana de los últimos
treinta años, estableciendo un iluminador diálogo con la teoría euronorteamericana, desde Deleuze y Guattari
y Marshall McLuhan hasta Slavoj
Zizek, Donna Haraway o
Katherine Hayles, con aportaciones de los estudios
culturales latinoamericanos como las antes referidas. En el debe cabe decir que
podría haber resultado estimulante un mayor desarrollo de la veta de análisis
que gira en torno a cómo esa tematización de lo
posthumano sirve a la descripción de las transformaciones en la
conceptualización del artista. Una veta que Brown apunta en varios momentos de
su ensayo, como cuando refiere a la poética hacker,
la de un lector que lee y “hackea a un tiempo los
códigos inscritos en la carne de las víctimas del trauma” (144), a propósito de
Gamerro y Paz Soldán. Esa dimensión estética de la
interacción con la tecnología en la producción artístico-literaria
contemporánea, de objetos concebidos como una reunión de materiales ajenos
previamente construidos (vid. Bourriaud), convierte a
los productores y consumidores de arte, sin duda, en sujetos posthumanos. El
concepto podría iluminar las imágenes del arte y del artista en la producción
cultural latinoamericana reciente. Por otro lado, podría añadirse un análisis
de autores colombianos, puertorriqueños, cubanos, o de otras tradiciones,
finalmente no incluido en el libro, pero que Brown anticipa no obstante, cuando
advierte lo siguiente: “there remain
many texts and ideas left to explore, including, specially, the cases of Brazil and
the Caribbean, and how these areas grapple
or do not grapple with the themes
I covered here” (177).
Aunque bien es cierto que México, Chile, Uruguay y Argentina, están
convenientemente representados, apuntando Brown en el análisis particular de
cada uno de los textos sus vínculos con las diferentes literaturas nacionales
en el período que aborda.
El
libro de Andrew Brown, es, bajo mi punto de vista, el más completo y valioso
estudio sobre lo posthumano y la hibridación de la tecnología y la literatura
latinoamericana que ha visto la luz hasta la fecha, un desgranado inteligente
de los usos políticos y culturales específicos del cyborg en el cine y la literatura
latinoamericana desde 1980 hasta los primeros 2000, un período en el que, como
sugiere Brown en sus conclusiones, la ciencia ficción- con la proliferación de
cuerpos posthumanos con múltiples significaciones analizadas en detalle, en las
que se hibrida lo local y lo global (Brown 176)- bien puede ocupar un lugar
similar al de la magia en la formulación carpenteriana
de lo real maravilloso, por lo que, recogiendo el guante dejado por el autor,
podríamos decir que el texto de Brown resulta una excelente crónica de un
verdadero “realismo sci-fi” en una
Latinoamérica neoliberal. Cyborgs in Latin América me parece una referencia obligada en los
estudios latinoamericanos del siglo XXI.
Obras citadas:
Volpi, Jorge (2008) “Narrativa hispanoamericana, INC”. Jesús
Montoya Juárez y Ángel Esteban (eds.). Entre lo local y lo global: la narrativa
latinoamericana en el cambio de siglo (1990-2006). Madrid: Iberoamericana:
99-111.
Ludmer, Josefina (1999) El
cuerpo del delito: un manual. Buenos Aires: Perfil.
Bourriaud, Nicolas (2007) Postproducción.
Thomas,
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