REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


REALIDAD, FICCIÓN Y LOS ESTEREOTIPOS MÁSCULINOS Y FEMENINOS EN DOS SERIES DE HBO: “LOS SOPRANO” Y “SEXO EN NUEVA YORK”

Lola Gracia

 

INTRODUCCIÓN

“Los Soprano” y “Sexo en NY” son dos series de éxito mundial nacidas de la factoría HBO, que son los acrónimos de Home Box Office. Se trata de uno de los canales por cable más populares de los Estados Unidos, siendo la propietaria Time Warner.

“Los Soprano” obtuvo nada menos que 21 premios Emmy y cinco Globos de Oro y se emitió originalmente desde el 10 de enero de 1999 hasta el 10 de junio de 2007 aunque hasta fechas recientes la hemos podido ver en el canal FOX y está prevista su emisión en “La Sexta”, cadena española que ha estado emitiendo las temporadas anteriores.

Por su parte, “Sexo en Nueva York” se emitió por HBO desde 1998 hasta 2004 y en la actualidad las reposiciones las podemos ver a diario en el canal “Cosmopolitan” (España), especializado en programación destinada a la mujer, tanto por el tinte y objeto de sus series, como por los contenidos publicitarios centrados en la moda y en artículos para un target específicamente femenino.

¿Por qué los arquetipos femenino y masculino y por qué estas series?

El estudio lo realizo sobre estas series porque creo que en ambos casos ofrecen perspectivas muy interesantes de las imágenes de género. Creo que responden a estereotipos de masculinidad y feminidad muy marcados. En “Los Soprano”, los hombres son mediterráneos, machistas, conquistadores, encajan a la perfección en la cultura que representan. Probablemente, muchos italoamericanos se mostrarían en desacuerdo al respecto, tal y como sucedió en la realidad con, incluso, protestas callejeras, cuando la serie gozaba de máxima popularidad en los Estados Unidos.

Las mujeres de “Sexo en Nueva York” parten de un esquema de mujer independiente y liberada pero los matices nos hablan de señoras y señoritas capaces de abandonarlo todo por un hombre, obsesionadas con la moda , la belleza y la conquista sexual. Todo gira alrededor de un concepto de mujer cliché, incluso en la apariencia física. La vestimenta es extremadamente femenina. Incluso, los zapatos de tacón gozan de un gran protagonismo en la serie.

Los estereotipos y Jung

 Tradicionalmente, el construccionismo social ya nos hablaba de la construcción del género, es decir, que las categorías femenino y masculino   – o lo que es lo mismo – los roles de género son constructos sociales y no roles naturales. La palabra arquetipo (del griego αρχη, arjé, "fuente", "principio" u "origen", y τυπος, typos, "impresión" o "modelo") es el patrón ejemplar del cual otros objetos, ideas o conceptos se derivan.

Para nuestro estudio nos acogemos al arquetipo que introdujo Carl Gustav Jung[1] para designar cada una de las imágenes originarias constitutivas del

"inconsciente colectivo" y que son comunes a toda la humanidad (por ejemplo, Viejo sabio). Nos interesa también la vertiente mítica de este subconsciente colectivo porque considero que este substrato es del que se han valido creadores de todas las épocas para crear sus personajes de ficción, incluso el subconsciente colectivo ha sido tenido en cuenta para que muchos personajes públicos se creen a sí mismos una “personalidad ficticia” de cara a la opinión pública, por ejemplo en el campo de la política. Pero eso sería otro análisis diferente al que nos ocupa.

Metodología: Peirce y Jost

La metodología de análisis a seguir tendrá en cuenta la concepción triádica del signo de Charles Peirce[2] para quien las palabras, los signos, no son sólo lo que está en nuestro discurso en lugar de las cosas, sino que, sobre todo, signo es “lo que al conocerlo nos hace conocer algo más” (CP, 8.332. 194)[3]. Su reflexión se basa en una estructura triádica básica que conforma la relación lógica de nuestro conocimiento como un proceso de significación. Toda síntesis proposicional implica una relación significativa en la que se articulan tres elementos: el signo o representamen (está en lugar de algo, su objeto), el objeto y el interpretante, que es, según Peirce, el signo equivalente o más desarrollado que el signo original, causado por ese signo original en la mente de quien lo interpreta.

Así que enfocaremos el análisis desde el punto de vista del interpretante, o sea, del público en general, situado en un contexto y en una época muy concreta: desde el año 1998 hasta el 2007, fechas de emisión y finalización de denominadas series por el canal HBO en Estados Unidos. Además tendremos en cuenta los estereotipos presentes en ambos productos de ficción y en el mundo real y comprobaremos como la ficción y realidad se retroalimentan mutuamente en una cadena casi infinita que arranca desde la mitología y aterriza en nuestras series, en las modas, en la cotidianidad.

Asimismo, tendremos en cuenta las “Proposiciones metodológicas para un análisis de programas de televisión”, que plantea el profesor del Centro de Estudios de la imagen y del sonido mediático de la Universidad de París III, de la Nouvelle Sorbonne, François Jost.

Jost muestra un interesante punto de vista y, sobre todo, original. De tal forma que explica: “Desde hace 40 años, la semiología de la imagen privilegia la reflexión sobre la analogía, sea para sustentar que en la imagen todo está codificado (Eco, La estructura ausente) o es convencional (Metz) o, al contrario, que la fotografía es un signo natural (Schaeffer) (...) ahora bien, no nos queda sino admitir que para el estudio de la televisión este marco teórico no es suficiente.

El profesor explica que: “no se trata forzosamente de la relación de la imagen-signo, con el mundo-objeto, sino la relación de la imagen con el documento (...) en suma, no basta con mirar las imágenes para comprenderlas o analizarlas. No basta reducirlas a códigos y a subcódigos (...) Así, señalamos cuán importante es la frontera que trazamos entre las imágenes que nos remiten a nuestro mundo o que se reclaman como tales, de aquellas que representan un mundo eventualmente semejante al nuestro. Claro que esa frontera es tanto o más necesaria en la televisión, dado que sabemos que ésta difunde toda clase de documentos y tiene un malicioso placer en borrar las referencias”.

Las series ¿Espejo de la realidad?

Esta reflexión da en el quid de la cuestión de muchos de los productos audiovisuales que encontramos en las parrillas de televisión. Las teleseries intentan tanto el acercamiento a realidades concretas de nuestro mundo que sólo si sabemos en verdad que estamos ante un material de ficción y no documental hace que variemos nuestra percepción y valoración de lo que estamos viendo.

Rescatando las palabras de un clásico en los tratados cinematográficos “Historia del cine” de Román Gubern[4], nos queda claro cómo surgieron en un momento dado los seriales; cómo este concepto se conserva a lo largo del tiempo y cómo los ingredientes para “fidelizar” al espectador no han variado mucho desde su creación.

“Los seriales consiguieron su objetivo: con su semanal ración de “opio óptico” conquistaron la fidelidad de las masas. Estas desquiciadas aventuras de bajos fondos, que han nacido a la sombra de la ya lejana Historia de un crimen de Zecca, han introducido ciertamente en el cine una involuntaria poesía de los objetos insólitos y de la acción disparatada: aparatos infernales, ferrocarriles dinamitados, paisajes suburbanos, escenarios inéditos e inquietantes y sombras expresivas crean un universo poético y unas  obras que Louis Delluc, primer crítico francés, consideraba “abominaciones folletinescas”. Sería difícil rebatir el juicio de Delluc, pero sería también injusto negar el progreso técnico que estas obras suponen para el cine francés --por su frescura y agilidad narrativa en primer lugar-- en relación con el presuntuoso, teatralizante y retrógrado film Darth.

Los seriales constituyen un género internacional[5], Mientras Emilio Ghione crea sus rocambolescos episodios en Italia, Alberto Marro dirige “Barcelona y sus misterios” (1915), en ocho episodios inspirados en el célebre folletín de Antonio Altadill. En Alemania, Albert Neuss y Otto Ripert crean Homúnculus. (…) que en seis episodios muestra la historia de un ser artificial creado por un sabio que quiere dominar el mundo. Pertenece, pues, a la nutrida familia de “genios del mal”, de la que son miembros, entre otros, Zigomar, Fantomas, el doctor Mabuse y Fu-Manchú”[6]

 

Escenarios hiperrealistas

En “Los Soprano” la careta de entrada con los títulos de crédito nos ofrece una imagen hiperrealista de New Jersey. Tony Soprano conduce su coche dejando atrás Nueva York, lo que sirve al creador de la serie, David Chase, para mostrarnos diferentes áreas y escenarios que serán importantes a largo de la serie, mientras suena el tema de apertura “woke up this morning”, escrito e interpretado por la banda británica “Alabama 3”.

De hecho, según la información que facilita HBO, la mayoría de los rodajes exteriores de la serie fueron filmados en Nueva Jersey, mientras que los interiores (incluyendo la mayoría de los rodajes en la residencia de los Soprano, la trastienda del club de strip tease Bada Bing! y la oficina de la psiquiatra, doctora Melfi) fueron grabados en Silvercup Studios en Longs Island City, Queens y New York City.

La carnicería, uno de los lugares más emblemáticos de la serie, era conocida en el episodio piloto como Centanni’s Meat Market, un establecimiento real en Elizabeth, Nueva Jersey. Tras la compra de HBO de la serie, los productores arrendaron un edificio en Kearny, Nueva Jersey y fue usado durante el periodo de producción para escenas de rodaje, tanto exterior como interior y  renombrado como Satriale’s. Bada Bing, un club de striptease del que Silvio Dante es propietario en la serie, es en realidad un club nocturno de Lodi, Nueva Jersey. El club se denomina en la actualidad Satin Dolls.

Estos pormenores ofrecen gran realismo a este espacio televisivo pero en todo momento sabemos que lo que nos ofrece la pantalla es una ficción, basada en hechos reales relacionados con las bandas de crimen organizado italoamericanas de los Estados Unidos, pero una ficción a la postre.

Podríamos añadir que La Mafia es uno de las protagonistas de esta serie a la que se le rinde un particular “homenaje”. Los protagonistas están orgullosos de pertenecer a ese clan que ha generado tanta ficción y películas de culto como “El padrino”. De hecho, Silvio Dante, imita en diferentes ocasiones a Al Pacino en las últimas entregas de la película que inspiró el libro de Mario Puzo.

El plácet del público. El mundo lúdico entra en juego

El hecho de que nosotros sepamos que es una ficción supone un plácet de antemano entre el espectador y la fábrica que genera el espectáculo. Para eso los creadores de teleseries y sus productores cuentan con un nivel intelectual específico de audiencia, el denominado “target”. Eso no es óbice para que la realidad ofrezca interesantes espectáculos. En países de América Latina los “malos” de las teleseries suelen ser odiados por la población, incluso en alguna ocasión han sido agredidos por la gente. Son casos extremos de identificación y confusión de ficción con realidad. Confusión que las mismas productoras se encargan de alimentar con publicaciones en papel couché donde la identidad de los actores es suplantada por el propio personaje con el fin de alimentar cierto morbo e interés en este tipo de audiencia.

Pero volvamos a lo que Jost enuncia como tesis principal. El modelo antiguo de interpretar el espectro audiovisual como un simple sistema de códigos se muestra insuficiente, “ya que la televisión actual ofrece un espectáculo polifónico donde hay imagen, sonidos y no sólo eso, donde se juega continuamente con el concepto de realidad“.

Bien porque los creadores de productos televisivos ofrecen series, concursos, programas basados en una emulación, casi imitación de la realidad o porque, directamente, nos muestran como espectáculo todo aquello que pueda recoger un plano medio de una cámara, suceda lo que suceda ante ella, como es el caso de programas del tipo “Gran Hermano”, donde pretendidamente nos muestran todo lo que ocurre dentro de una casa las 24 horas del día“.

El propio profesor François Jost cita a este respecto en su ensayo la retransmisión del atentado de las Torres Gemelas. Cualquiera que no tuviese un conocimiento referencial de lo que estaba ocurriendo en ese momento, podría pensar que se trata de una escena de una película de catástrofes, como “El coloso en llamas”, por poner un ejemplo.

Por situaciones como las planteadas Jost sostiene que “Todo género reposa sobre la promesa de una relación con un mundo cuyo modo o grado de existencia condiciona la adhesión o la participación del receptor. En otros términos, un documento, en un sentido amplio, escrito o audiovisual es producido en función de un tipo de creencia a la que apunta el destinatario y, en sentido inverso, no puede ser interpretado por aquel que lo recibe sin tener una idea previa del tipo de relación que lo une a la realidad. Y si carece ese conocimiento lo puede malinterpretar, o puede llevar a la confusión, como ocurre con los apasionados telespectadores de los culebrones.

Yo añadiría que, en ocasiones, esto de la “idea previa” o el “contexto” varía mucho en función del tipo de audiencia lo que condiciona los resultados que cabría esperar en los telespectadores.

AsÍ que, según Jost, los mundos necesarios para la intelección adecuada del flujo televisivo son tres. Nos ofrece otra variación de la triada de Peirce; el mundo real, el mundo ficticio y el mundo lúdico.

Jost también cita a Pavel y creo que esta explicación es clarificadora: “Lo que es constitutivo de la ficción, es la distancia que introduce – y que percibimos o no — con nuestro mundo”.

Mundo real, Mundo ficticio, Mundo lúdico

Así que, por un lado, tenemos el mundo real, el que nos rodea, nos marca, con el que nos sentimos identificados, nuestra rutina y todo nuestro vasto conocimiento intertextual, hipertextual y contextual, magnificado día a día, por internet que se ha convertido en una fuente inagotable de saber y que nos convierte a los humanos en seres incapaces de aprehender tantos contenidos. Por otro, la ficción. Envuelta en este caso en personajes inventados o recreaciones de personajes reales como la vida misma. No en vano, la protagonista de Sexo en Nueva York, Carrie Bradshaw es el alter ego de la columnista de New York Observer y autora de la novela que inspiró la serie, Candance Bushnell…Y no es casualidad que las iniciales coincidan.

Aparte de eso, existe el plácet del espectador y su decisión en entrar en el juego de la ficción.

Cabría una posterior reflexión acerca de estas temáticas que casualmente nacen de la misma madre, la cadena HBO, quien nos ha ofrecido historias, por un lado, de mafiosos y, por otro, de mujeres solteras, independientes, económicamente liberadas, listas y guapas que viven en Manhattan. Ambas basadas muy de cerca en personajes reales de carne y hueso. Los métodos de Tony Soprano y su banda para liquidar a los individuos non gratos, sus tapaderas (aunque no tenemos pruebas) es muy probable que estén inspiradas en la realidad, ya que uno de los guionistas de la serie ejerció la abogacía durante muchos años y conocía de cerca el mundo de la delincuencia. Las andanzas de Carrie en Manhattan parten, al inicio de la serie, de la vida y aventuras que Candance Bushnell contaba cada semana en su columna y que fueron recopiladas posteriormente en un libro del que partió la idea para este serial.  Aunque, temporada tras temporada, este personaje y las circunstancias vitales de las cuatro amigas pierden realismo por los cuatro costados, bajo mi humilde punto de vista.

Así que, con estas bases de realidad, recomendadas por los grandes guionistas para crear una historia real partimos hacia un análisis en el que tenemos en cuenta, por un lado, el mundo real, por otro, el mundo ficticio y en una tercera instancia el mundo lúdico. Ese plácet por el que sabemos que todo forma parte de una gran farsa, de un divertimento con el que podremos pasar el rato, con personajes con los que nos podemos sentir identificados en mayor o menor medida, pero con los que jugamos a esa catarsis tan necesaria hoy día, como en los tiempos de los antiguos griegos.

 

ANÁLISIS DE “LOS SOPRANO”

Nos vamos a centrar en los principales personajes de las tramas de las dos series, comenzando por “Los Soprano” que sigue un esquema mucho más cinematográfico que “Sexo en NY”. Asimismo, las subtramas son más numerosas y variadas que en “Sexo en NY”, con un gran número de personajes colaterales a la familia nuclear, cuyo cabeza es a Tony Soprano.

La realidad

Según podemos leer en Wikipedia: La historia de “Los Soprano” fue inicialmente concebida como un largometraje sobre un mafioso que tiene problemas con su madre. Tras algunas aportaciones del mánager de David Chase, Lloyd Braun, Chase decidió adaptarlo a una serie de televisión. En 1995, Chase firmó con la compañía de producción de Brillstein-Grey y escribió el guión original del episodio piloto, basándose en gran medida en su vida personal y en sus experiencias creciendo en Nueva Jersey. Chase ha declarado que trató de aplicar su  dinámica familiar a los mafiosos. De tal forma que Chase trasladó algunos aspectos como la tumultuosa relación entre el protagonista, Tony Soprano,  y su madre Livia. Asimismo, Chase también fue a terapia y conformó el personaje de la Doctora Melfi, a partir de su propio psiquiatra.

El creador de la serie explicaba en una entrevista “Me dije, esta serie trata sobre un tipo en torno a los 40 años. Ha heredado el negocio de su padre. Está tratando de ponerlo en la edad moderna. Tiene todas las responsabilidades que van junto con ello. Tiene una madre autoritaria de la cual aún trata de escaparse. A pesar de que ama a su esposa, ha tenido una aventura. Tiene dos hijos adolescentes, y está haciendo frente a la realidad de lo que ello conlleva. Está preocupado y deprimido, y comienza a ver una terapeuta porque está buscando el significado de su propia vida. Pensé: la única diferencia entre él y toda la gente que conozco es que él es el Don de Nueva Jersey”.

Chase además ha puntualizado en alguna ocasión que el escenario elegido por él, el de la Mafia, una organización criminal real que todavía perdura, le permitiría explorar temas como la IDENTIDAD ITALOAMERICANA Y LA NATURALEZA DE LA VIOLENCIA.

Así que, podemos partir del mismo creador de la serie como ha jugado con su propia historia personal para crear un personaje. Cómo desde el principio ha tenido unos principios muy claros.

Los esquemas familiares reproducidos en “Los Soprano” son muy similares a nuestra cultura española y mediterránea. La importancia de la madre, de la familia, el machismo de los hombres, la marginación y ocultación de la homosexualidad, la exaltación de los valores “masculinos”, desde la fuerza bruta hasta su capacidad de conquista y la asociación de poder y dinero para hacer atractivos a determinados hombres.

Los personajes principales que encontramos en la serie

Tony Soprano (James Gandolfini)

Anthony “Tony” Soprano, James Gandolfini es el temperamental y violento jefe de facto de la familia criminal Di Meo de Nueva Jersey, y patriarca de la familia Soprano. Tony comienza a sufrir depresión y ataques de pánico en su “negocio”.

El personaje de Tony es un bruto por fuera y un sentimental por dentro. Físicamente es corpulento y grueso, adaptado al patrón de hombre macho y alejado del metrosexual. Su seguridad, su violencia en los modos contrasta con sus terribles inseguridades y con una intuición muy viva, que los tópicos suelen atribuir a las mujeres.

El prototipo de macho (que encajaría en ese dicho de que el hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso) es la que podemos aplicar a Tony Soprano, con gran seguridad en sí mismo en cuanto a las relaciones con el sexo contrario se refiere.

Carmela Soprano (Edie Falco)

Carmela Soprano es la esposa de Tony Sorano, ambos mantienen una relación tensa por las continuas infidelidades de Tony, que incluso entran a formar parte de su rutina de vida, pero que no son toleradas por Carmela. Aparte de eso, Carmela es la guardiana de su familia y defensora de su marido y la fortuna familiar en momentos críticos y aunque permanece al margen de muchos de los asesinatos y de los entresijos mafiosos, incluso del asesinato de personas allegadas. Llama la atención de Carmela, tan perspicaz en algunos asuntos, como con las infidelidades de Tony  y tan “inocente” en otras, como las muertes de importantes amigos de la familia como, Big Pussy, padrino del hijo de “Los Soprano”, Anthony.

Bajo mi punto de vista aquí, Chase se ha dejado llevar por el prejuicio de que algunas mujeres son “algo tontas” para según qué asuntos. En este caso los negocios, aunque se trate de negocios donde mueren amigos tan íntimos que conforman casi la propia familia y la cotidianidad de la familia Soprano.

La psiquiatra, Jennifer Delfi (Lorraine Bracco)

La psiquiatra Melfi encarna el prototipo de la eterna dama de honor que nunca se convierte en novia. Por otro lado, Tony se enamora de ella de todas las formas posibles. Platónicamente y carnalmente y ella llega a confesar “un enganche emocional” con él. También podría encarnar a la perfección el papel de la madre, pero en este caso, una madre bondadosa, todo lo contrario de lo que fue la suya propia, por lo que es casi lógico que Tony se enamore una y otra vez de Melfi, a pesar de sus continuas negativas.

Melfi está divorciada y volviendo a los estereotipos, al ser una mujer económicamente liberada, vive sola y su desarrollo y realización proceden de su profesión como psiquiatra, ya que mantiene una quebradiza relación con su hijo. Lo cual también denota cierto prejuicio por parte del creador de la serie.

Otros personajes de la serie

Los personajes de los hijos de Tony y Carmela, Meadow y Anthony, son igual de atractivos que los “adultos”,  tienen un carácter fuerte. Más dominante Meadow que Anthony, cosa que reprocha continuamente el Don de Nueva Jersey a su vástago. El ser “poco hombre” o “muy sensible”. Los reproches logran que Anthony se transforme en una adolescente y joven muy problemático y enredado en asuntos turbios.

Lo curioso de esta comparación es que los dos Tony, tanto padre como junior, tienen esa naturaleza delicada, sensitiva…ocultada por un aspecto duro y por una fachada que se auto impone, dado su cargo de ser el Don y la herencia de su padre.

Los hombres de Los Soprano

Los hombres que aparecen alrededor de los protagonistas de “Los Soprano” viven prácticamente en el Bada Bing! , el local de strip tease que sirve de centro de operaciones de Tony y sus hombres. Sus comportamientos y hábitos son típicos de determinadas culturas. Jugar a las cartas, no mezclarse con las mujeres para según qué “rituales” y la brutalidad en sus “negocios”.

Hay una mujer en una de las bandas rivales a la familia Di Meo y es despreciada por unos y por otros. Asimismo, la homosexualidad es duramente castigada en el ámbito de los gángster de Nueva York y Nueva Jersey, tal y como queda patente en la cuarta temporada de “Los Soprano”.

Las  mujeres de Los Soprano

Salvo la doctora Melfi, que es una profesional (por lo que está sola y no realizada como madre) el resto de mujeres son personajes de cierto interés, en función de su relación con los hombres. Desde la propia Carmela hasta la madre de Tony. Dos grandes caracteres pero que son esposas, madres, amas de casa, cocinan a diario y también opinan en algunos asuntos de “la familia” pero de un modo sibilino. La madre de Tony es una auténtica experta en tejer intrigas cuando intuye que su hijo no cuenta con ella o la trata como a una persona “no” importante.

Chase ha demostrado una gran habilidad en encajar en moldes muy típicos a los personajes de “Los Soprano” sin restarles un ápice de realismo y credibilidad. Pese a responder a clichés, no son clichés del todo. Son personajes bien creados, complejos, con matices. Todo ello facilita enormemente el plácet creador/espectador del juego de la ficción seriada.

 

ANÁLISIS DE SEXO EN NUEVA YORK

Sexo en Nueva York, originalmente “Sex and the city”, “Sexo en Nueva York” en nuestro país, está basado en las columnas sobre sexo que publicaba en New York Observer, que escribía Candance Bushnell. La primera temporada de la serie era una adaptación libre de este material pero en la segunda temporada y siguientes el show tomó vida propia y fue más allá del éxito y el reconocimiento de la recopilación de los artículos de la conocida escritora de Manhattan.

Darren Star[7] fue el creador original de la serie con los mimbres de Candance Bushnell y la aportación personal de Sarah Jessica Parker que también se convirtió en productora de la misma.

Sexo en NY trata acerca de las vidas amorosa y profesional (pero sobre todo amorosa) de cuatro amigas que rondan la cuarentena, salvo Samantha, que es relaciones públicas y ya ha pasado los 40.

El objetivo inicial del equipo de productores y guionistas de la serie, curiosamente, mayoritariamente gay, era mostrar las costumbres sexuales de los solteros de Manhattan y en ocasiones mostrar problemas sociales relevantes, como el papel de la mujer en la sociedad, aunque claro, nada tienen que ver las mujeres de “Sexo en NY” de las de “Los Soprano”, ya que éstas últimas aunque ejerzan una gran influencia en su entorno y en determinadas temporadas toman iniciativas propias (la novia de Montisanti, se establece con su propio bar de copas y decide colaborar con el FBI, y Carmela Soprano se convierte finalmente en agente inmobiliaria) están atadas a sus hombres de un modo incluso trágico y son ellos quienes disponen de sus vidas, quienes son continuamente infieles y quienes incluso castigan determinadas “libertades”.

Mujeres no tan liberadas

Las Mujeres de Sexo en NY están solteras al inicio de la serie. Todas ellas, salvo Charlotte, no viven obsesionadas con formar una familia y tener hijos, aunque finalmente Miranda se convierte en madre y esposa pero casi por equivocación. Después, las circunstancias vitales la alejan de Manhattan pero bajo esa apariencia de mujeres liberadas, viven atadas a los mitos del amor romántico y siempre un hombre es el quebradero de cabeza de sus vidas, incluso lo podemos ver en la secuela fílmica estrenada en los cines hace poco más de dos años, donde el personaje que interpreta Sarah Jessica Parker, es plantada en la puerta de la iglesia con un fantástico traje de novia de Vivian Westwood.

Asimismo, En la serie, cuando Charlotte consigue al hombre de sus sueños (Trey Mac Dougal), deja su trabajo como responsable de una importante galería de arte. Algo inaudito no en Manhattan, sino en nuestro país (España). ¿Qué mujer abandona la ocupación de sus sueños, con lo que cuesta llegar a ello, para luego dejarlo todo por seguir tras una alianza? Además, le toca apechugar con una suegra mandona y ese hombre pierde todo interés en la cama por ella cuando ya es señora y esposa. No sólo eso, sino que “cumple con la tradición” de las señoras Mac Dougal, besándose con el apuesto jardinero, heredero de la belleza y el oficio de su padre, al más puro estilo de “novela rosa”. Para colmo, el hecho de que Charlotte descubra su incapacidad para ser madre la frustra de manera sin igual.

La única que se libra de la obsesión por el amor masculino es Samatha quien vive el amor como un hombre. Es promiscua, le gusta presumir de sus conquistas y de su cuerpo y tiene una seguridad en sí misma algo inaudita en todos los terrenos de su vida.

En cualquier caso, también la escuchamos lamentarse cuando coge una gripe y ninguno de sus ardorosos amantes acude a ella para prepararle un zumo de naranja o comprarle un jarabe de la farmacia. Samantha también pasa por una fase lésbica que se acaba porque en el fondo le encantan los hombres con todos sus atributos, incluso si los tiene por una sola noche. Finalmente se enamora de ella un modelo publicitario Smith Jerrod, al que ella se dedica a promocionar y juntos hacen fortuna. Él, además la acompaña durante todo el tiempo que dura su tratamiento contra el cáncer de mama.

Posteriormente, en la secuela fílmica ella, sorprendentemente, abandona su apasionante vida en Manhattan y se marcha con él a Los Ángeles, donde él se dedicará a su carrera y ella a ser ama de casa frustrada, con mucho menos sexo del que quisiera, y atiborrándose a dulces y compras para paliar la ansiedad.

LOS PERSONAJES

Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker)

Carrie Bradshaw es el alter ego de Candance Bushnell[8] autora del libro que da nombre a la serie y la narradora y eje central de la serie. Los capítulos de “Sexo en Nueva York” giran en torno a los artículos que escribe Carrie que tienen que ver con sus propias vivencias de cada momento. Carrie es un personaje que podríamos denominar “fashion”, muy conocida por su columna, su afición a los clubes y restaurantes y su gran estilo para vestir y, sobre todo, calzar. Manolo Blahnik debe su fama mundial en buena parte a este personaje que, pese a vivir en un modesto apartamento, cuenta con un vestidor considerable plagado de zapatos caros.

Charlotte York (Kristin Davis)

Charlotte es la más conservadora y tradicional del grupo que busca siempre su caballero andante. Su conservadurismo choca con la liberalidad de Samantha pero, en ocasiones hace concesiones que llegan a sorprender a sus amigas  como practicar una felación en público o un tookus-lingus (anilinguo) a su marido, sólo porque su marido se lo pide. No nos imaginamos a ninguna de las esposas que aparecen en “Los Soprano” con tales prácticas.

Charlotte se casa y se divorcia de Trey MacDougal y se convierte al judaísmo para casarse con su segundo esposo. Una frase que podría definir a Charlotte es “Llevo saliendo con muchachos desde que tenía quince años. Estoy exhausta ¿Dónde está él?”.

 

Miranda Hobbes (Cynthia Nixon)

Es abogada, vive centrada en su carrera, es socia de su bufete y es la cínica del grupo, sobre todo en cuanto a hombres se refiere. Es la mejor amiga de Carrie, su confidente y voz de razón. En las primeras temporadas la retratan como una misándroma aunque su forma de pensar cambia al conocer y al quedarse embarazada de Steve Brady, con quien compartirá su vida. Un indicador de su éxito es que es la primera de las cuatro amigas que consigue comprar su propio apartamento en Manhattan. En la temporada final se traslada con su recién formada familia a Brooklyn.

Samantha Jones (Kim Catrall)

La mayor y más promiscua del grupo y, como comentábamos en este mismo ensayo, la que sigue un patrón de relaciones sentimentales más estereotípicamente masculino. Incluso mantiene una relación lesbiana en la cuarta temporada con una artista, “Maria”, que interpreta Sonia Braga, pero que finaliza. Otras relaciones son con el magnate hotelero Richard Wrigth, de quien se separa por sus infidelidades (fantástica su repetida frase de auto defensa: “Te quiero mucho, pero me quiero más a mi”) para terminar (aunque no para siempre) con el modelo Smith Jarrod, a quien representa y quien tiene unos diez años menos que ella.

REALIDAD Y FANTASÍA EN “SEXO EN NUEVA YORK”

 La columnista del New York Observer,  Candance Bushnell ha contado en más de una ocasión que gran parte de las experiencias de Carrie están basadas en sus propias vivencias. El caso de Bushnell es el de una chica de Connecticut que marcha a Nueva York. A su llegada, un amigo de 68 años le invita a compartir piso con él. La historia  Candance es la de una  mujer luchadora que va escalando posiciones gracias a su talento y también en este caso a su belleza. Muchos han querido ver en este señor-protector de Candance a Mr Big.

En el libro de Bushnell, Big aparece y desaparece como el Guadiana de sus columnas, se intuye cierta conexión emocional y amorosa pero nunca es un poderoso hombre de negocios que se traslada a todas sus reuniones en limousina, sino alguien más bohemio.

Hay diversas incongruencias en los capítulos y personajes de “Sexo en NY”, no hay tanto realismo como “Los Soprano”, aunque sus anclas sean la vida y parte de la obra de una columnista que vive en Manhattan.

Por ejemplo, no parece muy realista que sólo un trabajo, el de escribir una columna semanal le dé, no sólo para pagar el alquiler, sino también para sus caros gastos. Igualmente, si son mujeres tan exitosas y ocupadas ¿Cómo pueden quedar en el centro de Manhattan para hacerse las uñas a la hora de comer?

Hay otros personajes en la serie que responden a estereotipos muy marcados del ámbito gay. No en balde, los creadores de la serie y guionistas pertenecen al colectivo homosexual.

 Uno de ellos, Stanford Blatch (Willie Garson) es el mejor amigo de Carrie y encaja en la imagen de homosexual talentoso con un sentido de la moda sólo comparable al de Carrie y una gran inseguridad por su físico, que no encaja en el look homosexual de aspecto deslumbrante y perfecto.

Otro de estos personajes secundarios es Anthony Marentino (Mario Cantone) también homosexual, se dedica a organizar eventos y se convierte en allegado de Charlotte tras coordinarle su primera boda. A partir de ahí se vuelven inseparables y Marentino se ocupará de más de uno de los eventos de las chicas de “Sexo en Nueva York”.

Magda (Lynn Cohen) es el ama de casa/niñera de Miranda y se convierte en una figura “materna” sustituta y en un obstáculo para la propia Miranda quien recibe lecciones de moralidad de su empleada (sustituye un vibrador por una figura de la virgen) y de aspiraciones más acordes con su sexo, desde su punto de vista (le compra un rodillo porque “es bueno que una mujer haga pasteles”).

En cuanto a los amantes de Carrie, John, Mr. Big, es un personaje bajo mi punto de vista que encarna los ideales del príncipe azul en  su imponente corcel (su limousiona), salvo que este príncipe adora su independencia y salir con supermodelos, lo cual convierte la relación que mantiene con Carrie en intermitente, apasionada y tortuosa.

Volvemos a las incongruencias sociales de esta serie que pretendía en sus inicios retratar la realidad y que con el paso de las temporadas se convirtió casi en una revista couché de moda. Todo es estéticamente perfecto en cada momento (incluso en los malos momentos en los que encontramos a Carrie destrozada en la secuela fílmica, salvo por las ojeras) Todo está extremadamente adornado y no es realista que Carrie haga turismo por Paris con unos Manolos, porque destrozaría pies y zapatos.

CONCLUSIÓN

Así que, a modo de conclusión, y trazando el triángulo que nos sugiere Peirce y posteriormente Paul Jost, de mundo real, mundo ficción y mundo lúdico, yo encajaría a “Sexo en Nueva York” en una serie que pretende ser realista pero que se convierte en pura ficción, que repite clichés ancestrales de princesas que pierden zapatos, de hombres que las rescatan de su dolor (Mr. Big en Paris, cuando Carrie ha roto con su “ruso”) y en mujeres que lo dejan todo por ser madres y esposas, salvo Miranda que se ve abocada a ello (¿Una jugada del destino, un castigo por ser demasiado ambiciosa e independiente?). Sólo Samantha se salva al final de este destino que “nos persigue”, adoptando una actitud casi “suicida” de dejar a un hombre guapísimo y veinte años más joven que ella, en la frontera de los cincuenta.

Los seguidores de esta serie hemos asumido el plácet, el juego que nos han propuesto los productores y creadores de la misma apoyando esta farsa con grandes cifras de audiencia ¿Por qué? Porque en el fondo a todos nos gusta soñar y si este grupo de productores y guionistas homosexuales ha decidido que soñemos aunque la mujer al final se condene en sus clichés de siempre, el público sueña y se divierte, pese a todo. Porque, después de todo, sólo estamos jugando.

De “Los Soprano” podemos reconocer su gran realismo y sumarnos a los premios que ha recibido David Chase a lo largo de los años de emisión de la serie. De todos modos, aunque el creador de la serie se haya basado en su infancia en Nueva Jersey y en sus relaciones con las mujeres, en especial su madre, se nota cierta complacencia con los “roles” masculinos. En otras palabras, todos los hombres de “Los Soprano” están encantados de haberse conocido y no se cuestionan su atractivo personal. De hecho, Tony aparece ligado con varias mujeres a lo largo de la serie, aparte de su esposa, de gran belleza. Mujeres que quizá comienzan una relación con el Don por interés, pero que después le aman. Pero en el plácet, imaginamos a muchos hombres mayores de cuarenta años, con un físico “del montón” identificarse con las conquistas de Tony Soprano y su increíble suerte para salir bien parado de todos sus enredos. Porque, después de todo, Chase y los espectadores están jugando también al juego de la ficción.

“Sexo en NY” se convierte en una revista de moda, porque su target son mujeres que quieren ver vestidos bonitos, zapatos caros y belleza a su alrededor para evadirse, quizá, de su monótona y gris vida.

“Los Soprano” enaltece la masculinidad porque su target son hombres que pasan la frontera de la cuarentena, atados a un matrimonio, a la vida familiar y a la hipoteca y ver como Tony se sale con la suya y conquista a bellas mujeres, satisface sus expectativas como espectadores.

En el juego de la ficción, los creadores imitan la realidad para elaborar productos audiovisuales que ofrecen respuestas concretas a su público objetivo y conseguir así la “catarsis”, que el espectador persigue serie tras serie, sin él mismo saberlo.

BIBLIOGRAFÍA

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DOCUMENTACIÓN EXTRA

Información sobre “Los Soprano” y “Sexo en Nueva York”, recabada de Wikipedia de noviembre a diciembre de 2009.

Información sobre el creador de Los Soprano, David Chase, recabada de Wikipedia de noviembre a diciembre de 2009.

Entrevista a David Chase. Diario “Clarín” (Viernes 05.03.2004).

Información sobre la obra y breve reseña biográfica de Peirce, recabada de Wikipedia de noviembre a diciembre de 2009, así como bibliografía sobre dicho autor.

 



[1] Karl Gustav Jung (AFI:['karl 'gʊstaf 'jʊŋ]) (n. 26 de julio de 1875 en Kesswil, Cantón de Turgovia, Suiza; † 6 de junio de 1961 en Küsnacht, Cantón de Zúrich, id.) fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de Psicología analítica, también llamada Psicología de los complejos y Psicología profunda. Se le relaciona a menudo con Sigmund Freud, de quien fuera colaborador en sus comienzos. Carl Gustav Jung fue un pionero de la psicología profunda y uno de los estudiosos de esta disciplina más ampliamente leídos en el siglo veinte. Su abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre la estructura de la psique y la de sus productos (es decir, sus manifestaciones culturales). Esto le impulsó a incorporar en su metodología nociones procedentes de la antropología, la alquimia, los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía. Jung no fue el primero en dedicarse al estudio de la actividad onírica. No obstante, sus contribuciones al análisis de los sueños fueron extensivas y altamente influyentes. Escribió una prolífica obra. Aunque, durante la mayor parte de su vida, centró su trabajo en la formulación de teorías psicológicas, y en la práctica clínica, también incursionó en otros campos de las humanidades: desde el estudio comparativo de las religiones, la filosofía y la sociología, hasta la crítica del arte y la literatura. (Fuente: Wikipedia. Diciembre del 2009)

[2] Charles Sanders Peirce nació en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos de América (10 de septiembre de 1839 - 19 de abril de 1914) y fue un filósofo, lógico y científico estadounidense. Está considerado el fundador del pragmatismo y padre de la semiótica moderna. (Fuente, Wikipedia. Diciembre 2009)

[3] Íbidem

[4] Gubern, Roman “Historia del cine, editorial Lumen (séptima edición de 2006, del libro publicado por Roman Gubern en 1989).

[5] Nota de la autora de este ensayo: estamos hablando de la primera década del siglo XX. Hoy día, salvo determinadas sit coms, los seriales continúan siendo un género internacional y no digamos los que tratamos en este estudio.

[6] (ibídem, pag 67)

[7] Darren Star (nacido en 1961) es un productor de televisión estadounidense, productor de filmes y también libretista, mejor conocido por el éxito de las series Beverly Hills, 90210, Melrose Place (en ambas co-produtor con Aaron Spelling), y de Sex and the City. Además de tener dirigido en estas series, escribió personalmente diversos guiones y dirigió muchos episodios.Star creció en Potomac, Maryland y se licenció en la Winston Churchill High School.Entre otros trabajos de Star encontramos la comedia Grosse Pointe, que está escrita por el propio Star como una sátira de 90210. O su más reciente trabajo en televisión incluye Central Park West (1995), The Street (2000) y Miss Match (2003).

[8] Candace Bushnell (1 de diciembre de 1958 en Glastonbury, Connecticut) es una escritora que vive en la ciudad de Nueva York. Ha obtenido fama por sus columnas y libros de sexo y por su estilo de vida social.Antes de salirse de la Universidad Rice a finales de los años 1970, Bushnell era conocida en todo Nueva York como una asidua fiestera y socialité. Uno de sus lugares preferidos era el infame Studio 54. Tiempo después consiguió un trabajo como columnista en el periódico "New York Observer". En 1994, su editor en jefe le preguntó si quería escribir una columna para el periódico, y ella aceptó el trabajo. Quería una columna basada en las aventuras acerca de las cuales ella y sus amigas normalmente hablaban, la llamó "Sexo y la Ciudad".En 1998, la cadena estadounidense de televisión por cable, HBO, comenzó a transmitir una serie, Sex and the City, basada en la columna de Bushnell, pero no exactamente igual. La serie de televisión, Sex and the City, aumentó la ya creciente fama de Bushnell, haciendo que la gente que no leía supiera también quién era ella. La serie de televisión finalizó su producción original en el 2004, siendo transmitido el último episodio de la serie en Febrero del 2004 por HBO.Muchos otros escritores han comparado el personaje de Carrie Bradshaw del programa de televisión con Bushnell, porque Carrie al igual que Candace también tiene una columna en un periódico donde habla de sexo y estilos de vida, y disfruta la vida nocturna de Nueva York. En el 2005 actuó como jurado para el reality show de la cadena CBS, llamado Wickedly Perfect.