|
MURCIA INFORMÁTICAMENTE REPROBADA
FRANCISCO GÓMEZ
ORTÍN
¿Quién no ha
experimentado en su ordenador la exasperante terquedad de la herramienta
Ortografía y Gramática, que teóricamente debe ayudar para corregir textos, pero que a veces te cambia erre que erre las letras que tú
conscientemente quieres poner? Con el desmadre ortográfico que hoy predomina,
tal vez esa herramienta pueda ser útil a las víctimas de la logse
y de los mensajes “movileros”, pero no a quienes nos tatuaron
la ortografía castellana, a temprana edad, con indelebles ejercicios,
como “Ahí hay un hombre que dice ¡ay!”.
Ahora bien, esa “desaboría”
herramienta informática sulfura y cabrea a todo murciano, cuando queremos usar
o trascribir nuestro tradicional sufijo en –ico. Prueben ustedes a poner cualquier diminutivo murciano, por ejemplo “solecico” , y ya verán cómo salta el dómine informático poniendo –to, por –co. ¿Quién le habrá
enseñado al Bill Gates
español, o sea, al sabihondo responsable de la
ortografía y gramática española informática, que sólo existe el diminutivo –ito, y no el –ico? ¡Manda webes! ¿Saben siquiera esos
analfabetos que existe el DRAE (Diccionario
de la Lengua Española. Real Academia Española. 22ª ed.
Madrid, Espasa-Calpe,
2001), y allí un artículo que copio: “-ico, ica. sufijo. And.,
Ar., Mur., Nav., Col., C. Rica, Cuba., Ven. Tiene valor diminutivo o afectivo”?. Exactamente el mismo valor que el DRAE adjudica al sufijo
–ito. Es verdad que la difusión peninsular del sufijo
–ico está hoy más restringida que antaño. Sin
embargo, la isoglosa actual sobrepasa incluso las marcas diatópicas
que el DRAE asigna al –ico, pues este diminutivo se documenta también en las provincias de Cuenca, Ciudad
Real, Albacete, Valencia y Alicante.
¿Con qué autoridad la descomulgada
herramienta informática se permite descalificar el sufijo –ico,
en contra del criterio académico, que lo admite en el DRAE, a la par que su
sinónimo –ito?
Nada extraño que cometan tal desaguisado algunos
ingenieros informáticos foráneos, ayunos de geografía. Sabido es cómo en
Norteamérica apenas son capaces de
señalar España en el mapamundi. Pedirles,
encima, que dentro de España, indiquen
la región de Murcia, territorio donde se habla el dialecto murciano, eso sería
pedir cotufas en el golfo. Pero, entonces sí habrá que pedirles que dejen en
paz el adorable sufijo –ico, ¡no nos lo cambien más por el aséptico –ito!
Si esos programadores del ordenador son incapaces de percibir la carga afectiva del –ico
español y murciano, déjennos al menos con nuestra habla taraceada de coloridos
diminutivos. No tenemos por qué avergonzarnos de conservar el sufijo –ico ibérico
(Menéndez Pidal), antes bien debemos sentirnos
orgullosos de usar un sufijo de mayor abolengo aún que el –ito,
derivado del latín vulgar. Protestamos contra esa censura sistemática del -ico murciano, que
demoniza su uso afrentándonos, como si en Murcia no supiéramos gramática ni
ortografía, siendo así que utilizamos el entrañable –ico de Cervantes (“¡tate,
tate, folloncicos!”), cuyo
empleo registra, permite y aprueba el
Diccionario oficial de nuestra lengua, el consabido DRAE. ¡Por favor!, no estigmaticen a los murcianos porque usemos el peculiar sufijo –ico, pues demasiada tarea asumimos en mantener los pocos restos del moribundo léxico dialectal murciano. ¡Oh
vosotros, quienesquiera que fuerdes, si por ventura vierdes
al mindango “malafollá” culpable de tamaña faenica a los murcianohablantes, decidle
que lo condenamos, como a un maltratador, a no
pisar tierra murciana en cinco mil kilómetros a la redonda, en tanto no nos
desagravie!
Orihuela, 20-11-2009
|