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LOS TRADUCTORES LEVANTAN
ENTREVISTA: Feria del Libro de Madrid
Tres premios nacionales de traducción
conversan sobre los retos de un gremio maltratado por la industria editorial -
Un debate en el Retiro aborda la profesión
JAVIER
RODRÍGUEZ MARCOS. Madrid. 06/06/2009
Los traductores no paran. En otoño estará listo el
Libro Blanco de
Pregunta. ¿Se puede vivir
de la traducción literaria?
Miguel Sáenz. El 90% de los
traductores tiene otro oficio, algo que les obliga a una doble jornada. La
traducción literaria no es rentable. Lo bueno es que puedes elegir lo que
traduces.
José Luis
López Muñoz. Un traductor es como un actor. Cuando tiene prestigio puede rechazar
los papeles que no le gustan, pero eso no le garantiza interpretar lo que
quiera porque igual nadie se lo ofrece.
M. S. Descubrir algo
nuevo es una de las ventajas de este trabajo. Cuando me llegó el manuscrito de Hijos
de la medianoche, Salman Rushdie no era nadie. Un
caso distinto es La historia interminable. No es una obra maestra, pero
tenía cuatro hijos pequeños y me apetecía. Y es el único libro que me ha dado
dinero. Salvo excepciones, los editores sienten un desprecio escandaloso por el
traductor.
María Teresa Gallego. Hay estudios que
demuestran que es ínfimo el coste de una traducción bien pagada en el precio
general de un libro. O sea, no pagan mal para ahorrar, sino porque nos
desprecian.
M. S. A la mayoría les
tiene sin cuidado la traducción. Lo que quieren es que les salga barata. Y las
tarifas están bajando.
J. L. L. M. La actitud
cambiará cuando los lectores protesten por la calidad de las traducciones. Aquí
todo el mundo se queja pero nadie protesta.
P. Pero ustedes
están ya consagrados...
M. T. G. Después de 40
años de oficio, soy una privilegiada: me dan buenos libros, no me tocan una
coma, me respetan el contrato... Lo que quiero es que ésa sea la pauta para
todos los traductores.
P. Pese a las
condiciones, el nivel de la traducción en España es alto.
J. L. L. M. Uno traduce
porque quiere comunicar algo que ha leído y que le ha gustado mucho.
M. S. Ahí tengo unas
actas de
P. ¿Cuáles serían
las condiciones ideales de trabajo?
M. T. G. Que se cumpla
M. S. ...que las
editoriales respeten esos contratos. Porque las liquidaciones son de risa.
M. T. G. Hace falta un organismo
estatal que controle eso. Que no todo tenga que pasar por el juzgado.
P. ¿La ley es buena?
M. S. Sí, pero se
incumple. Y no puedes estar todo el día pleiteando con multinacionales. Hay
editores que se quedan con subvenciones que deberían ir al traductor.
J. L. L. M. Y cuando un
editor vende tu traducción -por ejemplo, al Círculo de Lectores-, lo hace por
un precio que no conoces, y se queda con la mitad.
P. ¿Qué porcentaje
del precio de un libro es para el traductor?
J. L. L. M. Lo habitual es
un 1%. En autores libres de derechos, entre un 3% y un 5%.
M. T. G. De todos modos,
el poco aprecio general se nota en cosas que no cuestan dinero. Muchas veces
las reseñas de libros omiten en la ficha el nombre del traductor, o dicen que
tal libro lo ha "traducido" la editorial equis. No digo ya poner al
traductor en la cubierta del libro, cosa que hacen sólo unas pocas. Dicen que
estropea el diseño.
M. S. Nos van a llamar
vanidosos. La mayoría no lo ponen ni en la web.
M. T. G. No es vanidad, es
un asunto laboral. El editor me pagará decentemente si sabe que le doy
beneficios, que soy un valor añadido, si sabe que una buena traducción le va a
dar tres céntimos más. Y para eso el lector tendrá que saber que existo. Hay
gente que cree que todos los libros vienen directamente escritos en español.
M. S. En España hace 40
años nadie sabía quién había hecho una película. Hasta que llegaron los
franceses con el cine de autor. Ahora el espectador sabe que los directores
tienen nombre. Puede que un día pase eso con los traductores.
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