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Los hombres que
no amaban a las mujeres, Stieg Larsson
(Círculo de Lectores, Barcelona, 2008)
El nombre latino era Leptospermum (Myrtaceae) rubinette. Se trataba de una planta bastante
insignificante, con pequeñas hojas parecidas a las del brezo y una flor blanca,
de dos centímetros, con cinco pétalos. En total tenía unos doce centímetros de
alto.
La especie era originaria de los
bosques y las zonas montañosas de Australia, donde crecía entre grandes matas
de hierba. En Australia la llamaban Desert Snow. Más tarde, una especialista de un jardín botánico
de Uppsala constataría que se trataba de una flor
poco común, raramente cultivada en Suecia. En su informe, la botánica explicaba
que la planta estaba emparentada con
En general,
En su informe, la botánica de Uppsala comentaba que si
(pp. 8-9)
El hombre se presentó como Jeff y contó que era Studs Manager at the Station. Mikael pidió que se
lo tradujera. Jeff observó de reojo a Mikael y concluyó que no debía ser de por allí. Le explicó
que Studs Manager equivaldría más o menos al jefe
de la caja de un banco, aunque él gestionaba ovejas, y que Station era la palabra
australiana para rancho.
Siguieron hablando mientras Jeff, de muy buen humor, conducía el jeep a veinte kilómetros por hora bajando por un barranco que tenía
una inclinación lateral de veinte grados. Mikael le
dio las gracias a su estrella de la suerte por no haber intentado llevar su coche
alquilado. Le preguntó qué había abajo del todo y se enteró de que eran unos
pastos para setecientas ovejas.
- Tengo entendido que Cochran Farm es una de las
granjas más grandes que hay por aquí.
- Somos una de las más grandes de
Australia –contestó Jeff no sin cierto orgullo en la voz–. Aquí, en el distrito de Makawaka,
contamos unas nueve mil ovejas más o menos, pero tenemos Stations tanto en Nueva Gales del
Sur como en Australia Occidental. En total poseemos más de sesenta y tres mil
cabezas.
Salieron del barranco para entrar en un
paisaje montañoso, aunque algo menos accidentado. De repente, Mikael oyó unos disparos. Vio cadáveres de ovejas, grandes
hogueras y una docena de trabajadores. Todos parecían llevar escopetas en la
mano. Evidentemente, se dedicaban a la matanza de ovejas.
Sin querer, le vinieron a la mente los
corderos del sacrificio bíblico.
Luego vio a una mujer en vaqueros, con
camisa a cuadros rojos y blancos, y el pelo rubio y corto. Jeff
aparcó a unos pocos metros de ella.
- Hi boss. We got a tourist– dijo.
(pp. 554-555)
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