REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


Los hombres que no amaban a las mujeres, Stieg Larsson

(Círculo de Lectores, Barcelona, 2008)

 

 

 

         El nombre latino era Leptospermum (Myrtaceae) rubinette. Se trataba de una planta bastante insignificante, con pequeñas hojas parecidas a las del brezo y una flor blanca, de dos centímetros, con cinco pétalos. En total tenía unos doce centímetros de alto.

         La especie era originaria de los bosques y las zonas montañosas de Australia, donde crecía entre grandes matas de hierba. En Australia la llamaban Desert Snow. Más tarde, una especialista de un jardín botánico de Uppsala constataría que se trataba de una flor poco común, raramente cultivada en Suecia. En su informe, la botánica explicaba que la planta estaba emparentada con la Leptospermum flavescens y que a menudo se confundía con su prima, la Leptospermum scoparium, considerablemente más frecuente, que crecía por doquier en Nueva Zelanda. La diferencia, según la experta, consistía en que la Rubinette presentaba, en los extremos de los pétalos, un pequeño número de puntos microscópicos de color rosa, que le daban un tono ligeramente rosáceo.

         En general, la Rubinette era una flor asombrosamente humilde. Carecía de valor comercial. No poseía ninguna propiedad medicinal conocida ni provocaba efectos alucinógenos. No era comestible, tampoco servía como condimento y resultaba inútil para fabricar tintes vegetales. En cambio, tenía cierta importancia para los aborígenes de Australia, quienes, por tradición, consideraban sagradas la región de Ayers Rock y su flora. Por lo tanto, el único objeto existencial de la flor parecía ser el de alegrar el paisaje con su caprichosa belleza.  

         En su informe, la botánica de Uppsala comentaba que si la Desert Snow era rara en Australia, en Escandinavia resultaba simplemente excepcional. No había visto jamás un ejemplar, pero, tras consultar a unos colegas, pudo saber que se habían realizado intentos de introducir la planta en unos jardines de Gotemburgo y que, quizá, a título individual, fuera cultivada en pequeños invernaderos por amantes de las flores y aficionados a la botánica. Las dificultades de su cultivo en Suecia se debían a que requería un clima suave y seco; además, debía estar en el interior durante la época invernal. El suelo calizo resultaba inapropiado y, por si fuera poco, necesitaba que el agua se le suministrara desde abajo, para que la absorbiera la raíz directamente. En fin, exigía muchas atenciones.

(pp. 8-9)

 

 

         El hombre se presentó como Jeff y contó que era Studs Manager at the Station. Mikael pidió que se lo tradujera. Jeff observó de reojo a Mikael y concluyó que no debía ser de por allí. Le explicó que Studs Manager equivaldría más o menos al jefe de la caja de un banco, aunque él gestionaba ovejas, y que Station era la palabra australiana para rancho.

         Siguieron hablando mientras Jeff, de muy buen humor, conducía el jeep a veinte kilómetros por hora bajando por un barranco que tenía una inclinación lateral de veinte grados. Mikael le dio las gracias a su estrella de la suerte por no haber intentado llevar su coche alquilado. Le preguntó qué había abajo del todo y se enteró de que eran unos pastos para setecientas ovejas.

         - Tengo entendido que Cochran Farm es una de las granjas más grandes que hay por aquí.

         - Somos una de las más grandes de Australia –contestó Jeff no sin cierto orgullo en la voz–. Aquí, en el distrito de Makawaka, contamos unas nueve mil ovejas más o menos, pero tenemos Stations tanto en Nueva Gales del Sur como en Australia Occidental. En total poseemos más de sesenta y tres mil cabezas.

         Salieron del barranco para entrar en un paisaje montañoso, aunque algo menos accidentado. De repente, Mikael oyó unos disparos. Vio cadáveres de ovejas, grandes hogueras y una docena de trabajadores. Todos parecían llevar escopetas en la mano. Evidentemente, se dedicaban a la matanza de ovejas.

         Sin querer, le vinieron a la mente los corderos del sacrificio bíblico.

         Luego vio a una mujer en vaqueros, con camisa a cuadros rojos y blancos, y el pelo rubio y corto. Jeff aparcó a unos pocos metros de ella.

         - Hi boss. We got a touristdijo.

(pp. 554-555)