REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


CARMEN RIGALT, COLUMNISTA DE EL MUNDO

 

Fernando Sánchez Gómez y Emy Armañanzas

 

(Universidad del País Vasco)

 

Resumen

En el último tercio del siglo XX resurgen las libertades públicas en España. La prensa también se renueva y los géneros periodísticos más pujantes serán los de opinión. Entre todos, sobresale la columna personal, reinventada por Umbral, Vázquez Montalbán, Vicent o la propia Carmen Rigalt, objeto de esta investigación.

El estilo de los nuevos columnistas españoles, tremendamente lúcido, crítico, irónico y, sobre todo, muy humorístico, siembra el pánico al ridículo entre las clases influyentes, que habían permanecido públicamente intactas durante el periodo autárquico (1939-1975).

La columna política tiene en el ethos su principal elemento configurador discursivo (López Pan, 1995, 1996). Nuestra investigación extiende esta consideración a la columna personal (Armañanzas, 1995).

 

Palabras clave

Columna personal. Columnistas. Géneros de Opinión. Carmen Rigalt. Ethos. Imagen pública.

 

 

Abstract

In the last third of the twentieth century resurgent civil liberties in Spain. The press will also renews and opinion genders will be the strongest ones. Among all, shines the personal column, reinvented by Umbral, Vázquez Montalbán, Vicent or Carmen Rigalt, the subject of this paper.

The style of the new Spanish columnists, extremely lucid, critical, ironic, especially very humorous, ridicule sowing panic among the influential classes, which had remained intact during publicly autarchic (1939-1975).

Ethos is the main element of political column as discursive configurator (López Pan, 1995, 1996). The aim of this paper is to extend it to the personal column (Armañanzas, 1995).

 

 

Key words

Personal column. Columnists. Opinion genders. Carmen Rigalt. Ethos. Face.

 

 

P. En sus primeros años de Interviu usted argumentaba mejor

sus ideas politicas ahora parece que solo presenta unas

neuras con mucha tramoya y poco seso, ¿no cree?

 

R. Estuve en Interviú pocos meses, de lo cual deduzco

que me confunde usted con alguna señorita de la portada.

Carmen Rigalt entrevistada en los encuentros digitales de El Mundo,

31.10.02

 

 

 

 

0. Introducción

La escritora y periodista Carmen Rigalt firma un tipo de columna que, por sus características peculiares, se denomina en la teoría periodística columna personal (Armañanzas, 1995).

El antecedente de la moderna columna personal, la que leemos desde el último tercio del siglo XX, es el artículo de colaborador fijo (Morán Torres, 1988, p. 165), que César González-Ruano, uno de sus maestros más influyentes, llamó «género de literatura menor, aunque de periodismo mayor», por la tremenda voluntad de estilo de estos textos que eran flor de un día y, al siguiente, servían para envolver el pescado.

 

El colaborador de prensa, el llamado «escritor en periódicos», es una figura de gran tradición en nuestro periodismo. De hecho, puede encontrarse en cualquier grupo literario: Regeneracionismo, 98, Novecentismo, 27 o la dispersa Generación Republica. Novelistas de éxito, poetas, ensayistas, filósofos y gacetilleros de raza encontraron en el periódico el medio de expresión más adecuado para publicar sus atractivos textos de opinión.

Esas colaboraciones se editaban después en un volumen que, por su calidad de página, hoy podemos leer como literatura más que como periodismo (Armañanzas, 1993).

 

Ya sea en páginas volanderas o de tomo y lomo, la columna se ha adaptado a todos los tiempos con gran éxito de seguidores. Será con la llegada de la Transición a la democracia cuando renacerá el género con el impulso que le proporciona el renovado ambiente de libertades públicas de la España de los 70’s.

La columna de opinión, que desde una década antes tenía sus espacios reservados en diarios como ABC, La Vanguardia, Informaciones y semanarios de actualidad política como Triunfo, prolifera y se estabiliza en los diarios surgidos tras la legalización de los partidos políticos en España. Buenos ejemplos son Diario 16, El País o El Periódico de Catalunya, que concentraron las principales firmas del momento.

 

El comentario es libre, afirma un dicho de la prensa británica. Si la libertad de expresión es lo que mejor sienta al Periodismo, con más razón a la columna, su género libérrimo. No olvidemos que en inglés columna personal se dice comment (comentario) y columna analítica feature. Ambas tipologías de columna se diferencian por el tipo de persuasión que desarrollan: argumentación ingeniosa y otras pruebas del ars la primera; datos, testimonios, argumentos, análisis y todo tipo de pruebas inartísticas la segunda.

 

La columna personal, decimos, adquiere en el nuevo periodismo español las características distintivas que le iban a ser propias. La máxima figura de su tiempo será Francisco Umbral (1932-2007), con quién ningún estamento escapa a la aguda mirada del columnista. Las clases influyentes (políticas, económicas, sociales), que hasta entonces habían permanecido periodísticamente intocables, se ven de pronto retratadas en un vitriólico cóctel impreso que las ridiculiza.

 

A Francisco Umbral, el gran maestro de este columnismo, le habría correspondido por su edad haber conservado el estilo literario de González Ruano o de Alcántara. Pero muy lejos de eso reinventa la fórmula secreta de la columna añadiéndole lo que le faltaba: una alta dosis de política, que era el tema de máximo interés del momento, que mezcla con el juicio social y cultural, saltándose los límites tanto de la columna personal como de la columna política.

 

Este nuevo columnismo español tiene en la obra periodística de Carmen Rigalt a una de sus cultivadoras de mayor éxito. Es creadora, además, de una tendencia dentro de la columna personal, un estilo propio que va creando escuela en nuestra prensa: Elvira Lindo o Bárbara Alpuente. Es precisamente Umbral quien bautiza de un plumazo el columnismo de su compañera en Diario 16 y El Mundo, «de olla express»:

 

Nuestra común amiga, Carmen Rigalt, escribió aquí el otro día, sobre los calcetines usados, uno de sus mejores artículos de antes, cuando ella inventó el género literario de la olla exprés. Francisco Umbral, «Celuloide rancio», El Mundo, 09.09.05, u.p.

 

 

Entendemos que Umbral se refiere a un tipo de columna personal que puede coincidir con la columna norteamericana de miscelánea, llena de «humor, gracia, sátira y filosofía doméstica», estudiada por los teóricos estadounidenses citados por López Pan, (1996, p. 118). Porque en las columnas personales de Carmen Rigalt encontramos esa mezcla de temas, expuestos con agudeza e ingenio y con mucha dosis de filosofía y sentido común. La columnista introduce en sus textos tanto temas de actualidd periodística como los de ámbito doméstico; sobre ambos aplica sus reflexiones.

 

En esta investigación analizamos una muestra aleatoria de 45 columnas de Carmen Rigalt publicadas en El Mundo entre 2004 y 2009, según criterios espacio-temporales de publicación (Armañanzas, 1995); ethos (Aristóteles, 1999; López Pan, 1995 y 1996; Caballero López, 2008); características del lenguaje de la columna (Armañanzas, ibid.), creación léxica (Alvar Ezquerra, 1993) y figuración retórica (Albaladejo, 1993).

 

Con este trabajo monográfico sobre la columna personal de Carmen Rigalt queremos contribuir al estudio de la cuestión planteada desde la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra de si «¿tiene la argumentación periodística explícita características especiales con respecto a otros tipos de argumentación?», (López Pan, 1996, p. 23).

 

1. Carmen Rigalt, periodista y escritora

La periodista y escritora catalana Carmen Rigalt (Vinaixa, 1949) se estrenó como columnista en el Diario Sol de España, de Málaga, tal y como ella manifiesta. Publicó columnas regularmente en Pueblo donde comenzó su carrera pofesional en 1975 y posteriormente trabajó en Informaciones.

 

Colaboró con el semanario Diez Minutos y fue directora de las revistas Tanit y Líbera, en los 70. Afirma que «Hasta ahora he podido permitirme el lujo de elegir» la publicación donde firmar sus columnas. Desde 1992 es columnista del diario El Mundo.[1]


 

Rigalt ha compaginado su trabajo como periodista con el de escritora, que se ha visto reconocido con importantes galardones. En 1999 recibió el premio Pluma de Plata del Club de la Escritura y dos años antes había quedado finalista del Premio Planeta con la novela, Mi corazón que baila con espigas. Ha publicado también La vida empieza el lunes, La mujer de agua y Diario de una adicta a casi todo, de corte autobiográfico.

 

La autora afirma que la inspiración le viene tras encontrar un buen tema y que «la autocensura existe sin que nos demos cuenta, pero normalmente yo me siento bastante libre. Escribo lo que me sale del moño». Sus problemas a la hora de escribir son los que le enfrentan a sus propias contradicciones: «Son problemas conmigo misma, no con mis jefes». Como límite a la libertad de opinión encuentra la ley.

 

En referencia a esta última observación de Carmen Rigalt, queremos concluir con una matización del profesor López Pan (1996, pp. 87, 88), acerca de la situación retórica, diferente del columnista y del orador clásico, ante los temas:

 

(…) la situación retórica de un columnista se diferencia de la de un orador en uno de los elementos fundamentales: el tema. Mientras que el orador griego o romano se enfrentaba con un tema que le venía dado y limitaba su libertad de elección, el periodista / columnista decide el tema con cierta libertad, mayor cuanto más prestigio alcance. De ahí, que la elección de los temas sirva también para configurar la imagen del periodista: una elección determinada connota indudablemente una valoración muy significativa.

 

 

Los temas que elige Carmen Rigalt para tratarlos en sus columnas personales, como tendremos ocasión de ver en el análisis de las mismas, son de todo tipo, circunstancia y tiempo.

 

 

2. La columna de tipo personal

Las columnas de opinión, como dijimos en el epígrafe anterior, se dividen en personales y de análisis (político, económico, cultural...). En este artículo nos ocupamos del primer grupo.

La columna de tipo personal es un texto periodístico de opinión sujeto a las características literarias e idiosincrásicas de quien la escribe, de ahí su nombre. Es la evolución de lo que en el viejo periodismo se correspondía con el artículo del colaborador fijo, (Morán Torres, ibid.).

 

El principal rasgo distintivo de las columnas personales es la absoluta libertad que tiene el columnista para elegir los temas, la forma de afrontarlos así como el lenguaje y el tono en que expresarlos. Este y otros aspectos aparecen en la definición teórica de la columna personal (Armañanzas, 1995, pp. 180, 215-229):

 

El texto de opinión que ocupa un espacio de ubicación fija en alguna de las seciones de una publicación periódica, diferenciada tipográficamente y casi siempre con título genérico, que indica que está reservada a un columnista, periodista o no, que con periodicidad y extensión determinadas enjuicia cualquier tema, que puede ser o no de actualidad, con la finalidad de persuadir.

En la columna personal, la más literaria de todas, el autor da rienda suelta a supropio estilo así como a la elección de los temas, al enfoque ideológico y al planteamiento estructural de la misma a través de los que muestra su yo. A diferencia de lo que ocurre con otros textos de opinión, con la columna personal sus seguidores saben perfectamente dónde y cuándo pueden encontrarla.

 

 

Estas características espacio-temporales fijas propician la cita previa del columnista con sus seguidores o ‘hinchas’ (Armañanzas y Sánchez Gómez, 2009), porque el lector sabe de antemano dónde y cuándo publica su columnista. El periódico le asigna un espacio fijo en la publicación, así como una fecha de aparición que también es permanente; si varía, se avisa para que lo sepan los lectores.

Es precisamente aquí donde cobran toda su importancia esta ubicación y periodicidad fijas, propias de la columna personal. No son características anecdóticas sino algunos de los muchos elementos diferenciadores que alejan teóricamente a la columna del artículo.

Las columnas personales de Carmen Rigalt siempre se publican el mismo día de la semana, en la página 2 del diario El Mundo, en la sección de Opinión bajo el título genérico de ‘Zoom’. También firma todos los domingos la última página de este diario, cuyo análisis merece otra investigación.

 

 

 

2.1. El epígrafe de la columna personal

Con respecto al epígrafe, o lo que nosotros denominamos «título genérico» que señala un espacio para una determinada columna, López Hidalgo (2001: 167) afirma que «lo suelen utilizar aquellos columnistas que mantienen una columna periódica, ya sea diaria o semanal, aunque no todas las columnas que se publican periódicamente de un mismo autor llevan epígrafe».

 

Ese epígrafe puede ser de uso exclusivo para cada columnista o compartido por varios, ya que distintas firmas pueden publicar bajo el mismo. Como ejemplo del primer caso, cabría mencionar a Manuel Alcántara, quien a lo largo de su dilatada carrera, ha firmado sus columnas bajo diferentes epígrafes: ‘Vuelta de hoja’, ‘A beneficio de inventario’, ‘Luz de domingo’, ‘Galería’, ‘Punto cardinal’, ‘Tribunal del viento’ o el gongorino ‘Oficio de ver’, entre otros», (Armañanzas y Sánchez Gómez: 2009); a Francisco Umbral que en la última de El Mundo tenía identificado el espacio de su columna bajo el título genérico «Los placeres y los días».

 

Con respecto al segundo caso, el de un mismo espacio compartido por varios columnistas, puede mencionarse ‘La buena sombra’ en La Opinión de Málaga o ‘Zoom’ en El Mundo, donde firma la columnista objeto de esta investigación.

 

La columna personal de Carmen Rigalt, si bien se mantiene en la página 2 de la sección de Opinión, ha ido cambiando de día de aparición, así como el título genérico del espacio que ocupa y la disposición del mismo a lo largo de los años. En la muestra elegida para este artículo, que comienza en marzo de 2004, apreciamos que, entonces, dicha columna ocupa el faldón de la página —a 5 columnas— bajo el epígrafe «Hoy martes».

 

A lo largo de 2005 y parte de 2006, todo se mantiene salvo el nombre genérico del espacio que cambia por el «Desde el guindo» aunque, aisladamente algún día, vuelve a aparecer «Hoy martes». En 2006, el martes, día de aparición de la columna de Carmen Rigalt, cambia por el miércoles manteniéndose en el espacio «Desde el guindo» al igual que en 2007. Este año alternó con el epígrafe «Testigo impertinente».

 

En 2008 se producen nuevos cambios: el faldón se levanta en columna, la de la iquierda de la página. Desde entonces aparece bajo el título genérico «Zoom» –algún día del 2007 también se publicó así. Asimismo, se da un baile de días de aparición: los sábados, lunes o jueves.

 

2009 es el año de mayor estabilidad tipográfica de su columna: se mantiene en la página 2 de Opinión, en columna, los jueves y con fotografía de la autora en color. Cambio introducido por El Mundo a mediados de enero tras su rediseño.

 

Es interesante mencionar que, en el caso de este diario, los epígrafes que marcan los espacios para las columnas no son únicos para cada columnista sino que son ocupados por distintas firmas. Es decir, si bien ahora Carmen Rigalt ocupa la columna ‘Zoom’ los jueves, el resto de días de la semana son otros los columnistas que publican bajo ese epígrafe con Arcadi Espada, Manuel Hidalgo, entre otros.

 

La columna personal de Carmen Rigalt anterior

al cambio de diseño del diario El Mundo en 2009

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La columna personal de Carmen Rigalt editada como faldón,

con el anterior título genérico ‘Desde el guindo’

 

 

 

 

 

 

 

3. El lenguaje de la columna personal

El lenguaje de la columna personal refleja, como su adjetivo indica, a la persona que la escribe; sus giros, tics expresivos, manías, cultura, aficiones y obsesiones, en definitiva, su forma de razonar, narrar y opinar. Todo cuanto constituye su ser más íntimo aflora en el lenguaje de esta tipología textual.

Por ello, afirmamos que en la columna personal se dan tantos lenguajes como autores. Lo que explica (Armañanzas, op. cit., p. 221) que su léxico:

 

Es de lo más variado. En un mismo texto se pueden codear las expresiones más barrocas con el lenguaje más frío, más sobrio; lo más culto con lo más popular, con el argot de diversa procedencia, con refranes, modismos, vocablos en desuso e, incluso, neologismos. La prosa de la columna personal es rica en recursos retóricos, adjetivos, interjecciones y admiraciones, suele ser colorista, de expresión brillante y con personalidad propia. Es un léxico totalmente heterogéneo que se escapa de lo cotidiano, de la expresión plana. Un lenguaje que puede llegar a ser muy creativo.

 

 

La columna personal es un trasunto de la propia visión que tiene del mundo el columnista, de su particular interpretación de la realidad. De ahí que su lenguaje se teja con los giros y las expresiones que le son propios al escritor, con las palabras que inventa o con las comparaciones que establece, basándose siempre en su mundo particular que comparte públicamente.

 

Por eso es el texto periodístico más cercano para los lectores, donde el autor se muestra ante el público (y se le pide que lo haga) tal y como es. Es decir, el columnista exhibe su talante mientras plasma sus experiencias profesionales y cotidianas con toda naturalidad, porque es lo que esperan sus seguidores de él. De ella en nuestra investigación.

 

1.           […] Los políticos tienen una forma de hablar especial. Los juristas, otra. También los sociólogos, los publicistas, los financieros, los médicos y los toreros. Todos tienen la suya. Entre medias andamos nosotros, la gente del periodismo, que mezclamos el lenguaje de los demás para construir uno propio. Los periodistas somos copiones por naturaleza. Plasmamos lo que vemos, lo que leemos y lo que oímos […], «Medidas cautelares», 22.05.08.

Carmen Rigalt, como columnista, acepta las influencias del lenguaje ajeno para construir el propio.

 

 

3.1. La literariedad de la columna personal

El término ‘literariedad’, que genera grandes desacuerdos entre los teóricos de la Literatura, según Alborg (1991), también está presente en la columna personal, recuérdese que hemos dicho que es la más literaria de todas (Armañanzas, ibid.). Y está presente desde casi los mismos puntos de vista que se consideran en Literatura: lenguaje que se desvía del estándar, extrañamiento, desautomatización del lenguaje, entre otros.

 

Así, si nos fijamos en los relativos al extrañamiento, este puede venir provocado por la original interpretación poética de la realidad que brinda el columnista personal. Si atendemos al lenguaje creativo de esta, apreciamos la desviación con respecto al lenguaje periodístico estándar de la columna analítica, de escritura más aristotélica, menos platónica que la primera.

 

Es cierto que la columna personal comparte con la analítica la misma renuncia a la neutralidad léxica, pero a diferencia su lenguaje supone un desviamiento mayor, en el sentido de que opera con mucha más creatividad el procedimiento literario de selección léxica mediante la proyección del eje paradigmático sobre el eje sintagmático (Hjelmslev, 1971).

 

En el estudio de las columnas personales de Carmen Rigalt, encontramos algunos ejemplos literarios que denotan la condición de escritora de esta columnista, revelando el conocimiento del citado arte de la combinación sobre la selección:

 

2.           [...] Me escribe un grupo de azafatas de Futura International Airways, compañía que hace cuatro meses entró en un concurso de acreedores y está en vías de volatilizarse [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.

 

3.           [...] Al cabo de un tiempo el ministro concedió una entrevista a su periódico de cabecera y declaró entender más de vinos de Burdeos que de vinos de Rioja. Otra metedura de pata. Moratinos no se tomó la molestia de explicar que su esposa tiene denominación de origen francesa y es la proveedora de los caldos que ilustran su bodega [...], «Moratinos», 25.07.06.

 

 

Además de la citada calidad literaria, Carmen Rigalt no pierde de vista en ningún momento que ella escribe en un periódico. Así, en el ejemplo nº 3 explica las circunstancias familiares del ministro por si el lector los desconoce.

Además, los rasgos de humor, la ironía o los propios recursos literarios nunca ocultan la extraordinaria precisión con la que maneja el léxico para describir situaciones. Este es un buen ejemplo de todo ello:

 

4.           [...] Como la profesionalidad no se improvisa, fue especialmente apreciada la madurez de las azafatas. Para los americanos, la madurez es un motivo de orgullo. Aquí, en cambio, la madurez está mal vista, y no digamos ya la veteranía. Ese es un término en desuso. Una prueba de lo que digo la tenemos en los propios noticiarios de la tele, donde los presentadores (y sobre todo, las presentadoras) prescriben en cuanto empiezan a echar arrugas [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.

 

 

Hay teóricos de la Periodística que afirman que la columna personal es un texto de orden cuasi literario (Martínez Albertos, 1992) porque está escrito en prosa retórica (Garrido Gallardo, 1987). Las palabras de López Pan (1996, p. 100) sobre las figuras en la columna política resultan también apropiadas para la tipología de la columna personal que estudiamos, en la medida en que estas

 

pueden contribuir a crear comunión o a subrayar la presencia de cualquier elemento que le interese al orador [columnista personal] traer a un primer plano dentro de su estrategia persuasiva. Sólo desde este enfoque tiene sentido detenerse en las figuras retóricas: en cuanto instrumento persuasivo / argumentativo que va más allá del simple delectare.

 

 

De esta opinión es también el profesor Reboul (1986, p. 33) quien, desde posiciones neorretóricas, reivindica la importancia argumentativa de la figuración, afirmando que

En un discurso propiamente retórico, es decir, que busca persuadir, la figura raramente es un ornamento gratuito; es, como ha mostrado Perelman, una condensación o un «precipitado del argumento», (cit. en López Pan, ibid.).

 

 

En este trabajo limitamos el estudio de la literariedad a la figuración retórica y a la creación neológica. A sabiendas de que no es suficiente recurrir a la figuración para determinar la literariedad de un texto.

 

El lenguaje de la columna personal responde, desde el punto de vista periodístico-literario, al mecanismo de un poema o una canción en prosa. Por eso Francisco Umbral definió la columna como «el soneto del periodismo».

 

 

4. El ethos, configurador discursivo de la columna personal

El ethos es, junto con el logos y el pathos, una de las tres pruebas retóricas consideradas por Aristóteles. En la teoría periodística, le corresponde a Fernando López Pan el mérito de haber destacado la prueba ética como el principal elemento persuasivo de la columna de opinión. Además de haber hecho su seguimiento entre los retóricos europeos y norteamericanos (López Pan, 1995 y 1996).

 

Para López Pan (1995, p. 26), el ethos retórico, o aristotélico, se desdobla en nuclear o poético y formal:

 

En este ethos nuclear se incluye, como un artificio a disposición del escritor, la presencia del autor dentro de los textos como un personaje más, caracterizado de tal modo que se destaquen aquellos rasgos que le dotan de credibilidad: entre ellos, el de la competencia o conocimiento sobre un tema. En los amplios márgenes del ethos nuclear, también incluyo la elección de los temas y la perspectiva desde la que se presentan.

 

Queremos hacer una matización a este respecto. En el caso de la columna personal el ethos es el principal elemento sobre el que gira el texto. Entendemos que con mayor presencia que en la columna analítica que trata López Pan en Pilar Urbano. En el sentido de que Urbano en su columna política aporta más pruebas inartísticas (esto es, analíticas, como informes, datos, estadísticas, declaraciones políticas) que Carmen Rigalt, que mezcla los datos de actualidad periodística, cuando los da, con los cotidianos y los interpreta teniendo como eje su propia filosofía de la vida así como otras pruebas creadas por la autora ad hoc.

 

En el siguiente ejemplo ironiza sobre el comportamiento del Gobierno ante la crisis económica mundial:

 

5.           [...] Así las cosas, entre rebajas y preludios de semanas blancas, la crisis podría retrasarse hasta marzo. Con un poco de suerte, esquivaría la campaña electoral y respetaría incluso las elecciones. Es fácil. Bastaría con que el Gobierno proclamara rebajas por Real Decreto hasta el 9-M. Llegado ese momento, ya sería primavera en El Corte Inglés y el optimismo empezaría a reinar en nuestros corazones [...], «La crisis», 05.01.08.

 

Carmen Rigalt elige en ocasiones el tema político como centro de una columna pero reconoce su rechazo a la misma:

 

6.           [...] Detesto la política porque está llena de prepotentes y miserables. A veces no me queda más remedio que entrar al trapo, y entonces lo hago sin remilgos. Hoy, por ejemplo. Yo también tengo mi opinión sobre las consecuncias del atentado en la Terminal 4. [...], «Las hienas andan sueltas», 10.01.07.

 

 

Incluso se muestra así de drástica cuando le preguntan por su posición política en el encuentro digital de El Mundo celebrado el 31.10.02:

 

P. Usted y su marido son personas más o menos cercanas al Partido Socialista y sin embargo colaboran en dos medios (El Mundo y la COPE respectivamente) claramente hostiles al PSOE. ¿Usted lo ve como un fastidio, un reto, o las dos cosas al a vez?

 

R. ¿Yo cercana al Partido Socialista? Yo no estoy cercana a nadie, me da bastante asco el circo de la política.

Con esto no estamos diciendo que el ethos sea más importante en una que en otra, sino distinto. El ethos de Pilar Urbano, que trabaja en mitad de la arena política, cobra un relieve diferente. El columnista político si quiere tener credibilidad o predicamento ante su público necesita generar en la audiencia un sentimiento de confianza muy parecido al del orador político, demostrando que hace un seguimiento continuo de estos temas y que se posiciona sobre ellos. Volvamos nuevamente a Aristóteles (1999: 176) cuando afirma que:

se persuade por el talante cuando el discurso es dicho de tal forma que hace al orador digno de crédito. Porque a las personas honradas las creemos más y con mayor rapidez, en general en todas las cosas, pero, desde luego, completamente en aquéllas en que no cabe la exactitud, sino que se prestan a duda; si bien es preciso que también esto acontezca por obra del discurso y no por tener prejuzgado cómo es el que habla. Por lo tanto, no «es cierto que», en el arte, como afirman algunos tratadistas, la honradez del que habla, no incorpore nada en orden a lo convincente, sino que, por así decirlo, casi es el talante personal quien constituye el más firme ‘medio de’ persuasión.

 

 

Carmen Rigalt conoce bien los mecanismos que rigen la argumentación analítica. Nótese cómo, en el ejemplo que reproducimos a continuación, la columnista se autoexcluye en favor de la lógica:

 

7.           [...] Ahora estamos ante una de las verdades más mentirosas de la Historia de la democracia española. No lo digo yo, sino la lógica. Cuando la premisa mayor del silogismo es falsa, toda la secuencia es falsa. Sobra la mayor parte del discurso [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.

 

 

La columna personal de Carmen Rigalt no precisa de datos, fechas, personajes precisos para generar en la audiencia la misma confianza que un analista político. A ella le basta con mostrarse, desde la atalaya de su hogar, como una persona cercana, llana, abierta a sus seguidores, con sentido común para escribir con humor de los temas más cercanos. Esos de los que no nos libramos ninguno, ya que todos los gozamos o los sufrimos: la amistad, el amor, la salud, la muerte, en definitiva, las cuestiones cotidianas (adaptación a la audiencia, cfr. pp. 20, 44):

 

8.           [...] El primer baremo que utilicé para medir mi propio tiempo (o sea, la edad) tenía relación con las muertes de mi entorno. Tantas muertes, tanta vida a cuestas. Durante mucho tiempo solo tuve un muerto en la despensa de la memoria: el abuelo. La conciencia de adulta me llegó cuando los muertos crecieron y me salpicaron por todas partes. Ahora, pasados los años conozco más muertos que vivos [...], «El pésame», 05.04.05.

 

9.           [...] Las cosas sólo importan cuando nos afectan y ahora yo soy una afectada. En este tramo de mi vida se me multiplican los enfermos como por arte de magia [...], «El último soldado», 13.09.05.

 

10.       […] Ayer me propuse arreglar el cajón de los calcetines. Es la actividad doméstica más desquiciante. Siempre he mantenido una relación neurótica con los calcetines, y sospecho que no soy la única. En casa, los calcetines no resisten un inventario a final de temporada. Juntando los calcetines de toda la familia, aparece al menos 20 de ellos desparejados. Sus compañeros no están en ninguna parte y seguramente no han estado nunca. Todos los años salen de casa (vía cubo de basura) más calcetines de los que entraron. Increíble, pero cierto. La otra noche, en la radio, escuché a una señora que tenía obsesión por contar líneas de azulejos. Yo, en cambio, cuento cientos de calcetines desparejados. El día que descubra la teoría del calcetín creeré que he descubierto la teoría de la relatividad […], «El calcetín», 28.04.08.

 

Pero, incluso, cuando Carmen Rigalt se detiene en temas de actualidad periodística, ante los que no se siente obligada a hacer un seguimiento, también los trata bajo su particular punto de vista utilizando un lenguaje incluso coloquial, de andar por casa:

 

11.       […] Guatepeor se impuso entonces a Guatemala. Comparados con los islamistas de Hamas, los milicianos de Fatah eran hermnitas de la caridad […], «Causas justas, amores cínicos», 15.01.09.

 

 

Por todo ello, consideramos que la prueba ética en Rigalt es más amplia, más enriquecedora, porque además de comprender la perspectiva anterior, el ethos de la columnista personal es el propio contexto argumentativo, valga la redundancia, de la columna personal, en los términos narrativos establecidos por Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989: 490).

 

A través del ethos nuclear o poético, el autor se introduce en el texto para contarse en su columna. Para el citado López Pan (op. cit., p. 73): «(…) que el orador se convierta en personaje de su propio discurso, y mostrándose a sí mismo en acción» puede desvelar «rasgos de su carácter moral». Mientras que el ethos formal supone «la manera y el modo de relatar las cosas, que revela una actitud frente a ellas y frente al mundo», sería un «revestimiento formal».

 

Aristóteles ofrece un elenco de formas para la elaboración discursiva del ethos, pero no de forma sistemática, esto es, en ningún capítulo «dedicado explícitamente a establecer los medios de la prueba ética», como recuerda López Pan (op. cit., p. 59), quien se ha tomado la tarea de «rastrearlos y espigarlos de los distintos pasajes en los que se refiere a ellos, casi siempre como de pasada».

 

Pero no se limita a Aristóteles. En el profundo estudio que estamos citando, el profesor López Pan investiga esta prueba y su finalidad en Casado (1990a y b), Coseriu (1990), Enos (1990), Enos y Brown (1993), Grupo μ (1970), Johnson (1984), Kennedy (1963, 1972), Perelman y Olbrechts Tyteca (1989), Pieper (1988), Ryan (1984), Willey (1990), Ziff (1986), entre otros (Cfr. López Pan, op. cit., pp. 60-101).

 

Las citadas formas en que se manifiesta el ethos en la columna política, según las indagaciones de López Pan (ibid) son las siguientes:

 

1. El uso de máximas, proverbios o sentencias.

 

2. La selección de las palabras empleadas en el discurso.

 

3. La manera de mostrar benevolencia y preocupación por la audiencia, como intento de suscitar su amistad.

 

4. La virtud del orador (alabanza o vituperio de vicios y virtudes).

 

5. El patetismo en el estilo (reacción ante los acontecimientos).

 

6. Finalidad persuasiva (intención del orador).

 

7. Presentación del propio carácter del orador que se introduce en el discurso como un personaje más.

 

8. Adaptación a la audiencia (comprensión del ethos del auditorio)., mostrando la columnista su cercanía.

 

 

Para el caso del discurso del orador político, otros autores han ampliado hasta 14 las formas en que puede manifestarse formalmente el ethos (cfr. Caballero López, op. cit., pp. 8, 9).

 

Este trabajo tiene en cuenta ambos esquemas para aplicarlos a nuestro estudio de la columna personal de Carmen Rigalt. Pero antes de continuar, recordemos que el ethos también tiene una dimensión prediscursiva, localizada dentro de la fase de la intellectio, la operación retórica en la que el emisor comprende el hecho retórico en su globalidad, (Albaladejo, 1993: 65-71).

 

Con respecto al ethos prediscursivo del orador en el debate parlamentario, Caballero López (2008, pp. 6, 7), afirma que

 

el êthos prediscursivo condiciona la construcción del êthos discursivo y necesita una reelaboración de los topoi desfavorables que puedan atentar contra la fuerza de la argumentación.

 

 

En la columna personal, este ethos prediscursivo, al tener lugar en la intellectio, condiciona los tópicos que elegirá el columnista personal para establecer su argumentación ingeniosa. Veamos dos ejemplos de columnistas personales como Carmen Rigalt o Manuel Alcántara, ocupándose de la política y recurriendo a los tópicos argumentativos propios de cada uno.

 

Citemos antes a Aristóteles (1999, p. 190, n. 67), que va a ayudarnos a entender esta retórica de las relaciones argumentativas basadas en lugares comunes, tan propia de la columna personal:

La remisión de un argumento cualquiera a un ‘lugar común’ constituye un método por el que es posible sustituir las relaciones de inferencias espontáneas que la razón realiza entre términos particulares, por las relaciones comunes y generales que son de aplicación a todos los casos. La fuerza del argumento reside entonces, no en la materia que se refiere, sino en que tal materia es presentada como expresión de una inferencia universal que todos tienen que adimitir.

 

 

En virtud del estilo del género literario que según Umbral practica, la periodista emplea los lugares comunes del razonamiento del ama de casa; rol que entra por la puerta grande del nuevo columnismo español de la mano de Carmen Rigalt:

 

[...] Si necesito un detergente eficaz contra la grasa, se lo pregunto a mi vecina o a mi cuñada. Cuando ellas coinciden, les hago caso. Pero si recomiendan distintos productos, sigo preguntando. En esas estoy siempre. Llevo media vida buscando un buen detergente para blanquear los manteles que amarillean en el armario, y no logro dar con él. Mi desconfianza está pues fundada. El caudal de publicidad que vomita la tele no arroja luz sobre mi colada. Y digo yo, si después de tantos años no me fío de los vendedores de detergente, tengo que fiarme de Zapatero o de Rajoy, que son vendedores de ideas [...], Carmen Rigalt, «Serrat», 11.02.08.

 

 

En el caso de Alcántara no puede decirse tan claramente que haya acuñado un estilo de columnismo en concreto, porque se trata de un clásico que invariablemente extrae el material para sus argumentos de muy distintos depósitos. En el ejemplo que traemos, los referentes que emplea proceden de su experiencia como cronista profesional de boxeo en Marca (Armañanzas y Sánchez Gómez, 2009):

 

[…] Hablaba del golpe de efecto del señor Zapatero, al que todavía no llaman Dios como a Felipe González en ciertas épocas de esperanza. Ha descalificado los presupuestos por «antisociales y antiguos». Los precios de la vivienda, la creciente inseguridad ciudadana y la educación salieron a relucir. Fue lo que en boxeo se llama un ‘lucky punch’, un golpe en frío que le ha hecho ganar el primer asalto. De todas maneras, el combate es más largo […], Manuel Alcántara, «Primer asalto», 24.10.02, u.p.

 

 

Esta mediatización subjetiva genera en el texto un lenguaje donde se reconoce el autor, en el sentido de que el léxico de la columna personal es el suyo propio, el de su idiosincrasia, su experiencia. Lo más valioso de la columna personal no es lo que dice —que también—, sino quién lo dice y desde qué punto de vista o con qué estilo.

Es el caso de Carmen Rigalt el de una periodista muy arraigada en su hogar, desde donde, al parecer, escribe, preocupada por los suyos –incluidos perros y gatos. La imagen que muestra, más que como ama de casa en sentido estricto, puesto que ella ha declarado su falta de habilidad para las llamadas tareas domésticas, parece una construcción literaria creada para su columna personal.

 

12.       [...] En el reparto de tareas me tocó la cocina: preparar las bandejas de turrón, hacer el romesco, pelar almendras, etcétera. Lo que se dice echar una mano (como pinche, no tengo precio: lo que limpio por un lado lo ensucio por otro) [...], «La memoria (del teléfono)», 27.12.06.

 

 

5. Análisis de las columnas personales de Carmen Rigalt: la muestra

Para llevar a cabo nuestra investigación hemos tomado una muestra aleatoria de columnas personales de Carmen Rigalt correspondiente al periodo 2004-2009, publicadas todas en la página 2 de El Mundo:

 

  1. «Las mudanzas», 09.03.04.
  2. «El riesgo de casarse enamorado», 01.06.04.
  3. «Rumores con fundamento», 08.06.04.
  4. «Tetas y carretas», 15.06.04.
  5. «Amor de madre», 22.06.04.
  6. «Llorar en seco», 29.06.04.
  7. «El delirio», 18.01.05.
  8. «El Dios de los otros», 25.01.05.
  9. «Un poco más de lustre, Princesa», 01.03.05.
  10. «Los pies fríos», 08.03.05.
  11. «El humanoide», 15.03.05.
  12. «Morfina para todos», 29.03.05.
  13. «El pésame», 05.04.05, p. 2.
  14. «Pan con tomate y hornazo», 19.04.05.
  15. «La loca», 26.04.05.
  16. «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05.
  17. «El último soldado», 13.09.05.
  18. «Sobrevivir a los burros», 20.09.05.
  19. «Un fin del mundo (uno más)», 27.09.05.
  20. «Anunciar a los muertos», 04.10.05.
  21. «El último capricho de Florentino», 06.12.05.
  22. «Cuentos bárbaros», 07.02.06.
  23. «Noches en blanco y negro», 04.07.06.
  24. «Moratinos», 25.07.06.
  25. «La memoria (del teléfono)», 27.12.06.
  26. «Las hienas andan sueltas», 10.01.07.
  27. «La estrategia del detergente», 21.03.07.
  28. «El dinero vivo», 09.05.07
  29. «La crisis», 05.01.08.
  30. «Serrat», 11.02.08.
  31. «Tetonas», 18.02.08.
  32. «El calcetín», 28.04.08.
  33. «Medidas cautelares», 22.05.08.
  34. «Mamarrachos», 30.10.08.
  35. «Triangulitos», 22.12.08.
  36. «Tradiciones», 05.01.09.
  37. «Religiones», 08.01.09.
  38. «Causas justas, amores cínicos», 15.01.09.
  39. «El pimentón de América», 22.01.09.
  40. «Los nuevos vampiros», 29.01.09.
  41. «La mano (hipócrita) que pixela», 05.02.09
  42. «Jabatas del aire», 12.02.09.

43.  «Mamíferos superiores», 19.02.09.

  1. «Somos unos mansos», 12.03.09.
  2. «Vivir y compadecerse», 05.03.09.

 

 

De esta columnas extraemos los ejemplos que ilustran esta investigación, todos ellos considerados siempre bajo un mismo sesgo: el ethos de la autora como principal elemento configurador de sus textos. El columnista personal es la medida de todas las cosas.

Para muestra, una conclusión: la persona del verbo que predomina en todas las columnas personales de Carmen Rigalt es la primera del singular:

 

13.       […] Con frecuencia escribo en primera persona porque soy maleducada y se me escapa, pero lo doy por bien empleado. Cuento la realidad como la veo, de forma que si alguien no etá de acuerdo, siempre me podrá decir que me pierde la subjetividad. No es que se me vea el plumero. Es que lo enseño directamente […], «Las hienas andan sueltas», 10.01.07.

 

14.       [...] Voy a contar una historia negra muy negra [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.

 

15.       [...] los tertulianos políticos —esos señores que todos los días me ofrecen la opinión manufacturada (detalle que agradezco, pues cuesta mucho pensar a primera hora de la mañana) [...], «Mamíferos superiores», 19.02.09.

 

Y estos otros:

 

16.       [...] Si las mudanzas nos llevaron al borde de la ruptura, esto de ahora nos ha llevado al borde de la neurosis [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.

 

17.       [...] No lo he dicho, aún, pero se trata de un perro labrador. Nos hemos puesto de acuerdo en comprarle una cesta, vacunarlo, desparasitarlo y darle una buena educación para que no ande todo el puto día subido a los sofás (en casa es tradicional que los animales se impongan a las personas) [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

Aquí Rigalt conjuga en primera persona del plural, cuando se refiere a su grupo de pertenencia: familia, amistades, colegas de profesión o mujeres.

 

5.1. El ethos en la columna personal de Carmen Rigalt

Mediante el ethos, el columnista personal construye una imagen ideal de sí, para mostrar a los lectores y para construir todo el argumentario de su texto. En los ejemplos más extremos (Umbral, González Ruano), esta imagen que proyecta de sí mismo el autor llega a confundirse tanto con la real que acaba por suplantarla.

Recordemos la muerte del mítico Francisco Umbral, convertida desde la prensa en acontecimiento cultural (Armañanzas y Sánchez Gómez, 2008), donde su verdadera historia no desmentía la leyenda que se había construido el propio escritor. Ambas merecerían pertenecer a la literatura.

 

 

5.1.1. Ethos nuclear o poético: Carmen Rigalt protagonista de sus columnas personales

Con respecto al ethos nuclear o poético, que nos da la imagen de Carmen Rigalt como protagonista de sus columnas personales, encontramos que la escritora proyecta de sí un perfil de ama de casa y madre de familia pero que, a la vez, es también periodista, novelista y tertuliana de televisión.

Porque la suya es la imagen pública de una mujer moderna que trabaja en un diario de referencia y que, con toda naturalidad, nos recuerda que también ejerce de ama de casa y que, al parecer, desarrolla esa escritura desde su hogar.

 

En uno de sus libros, Rigalt (2002: 116-121) se muestra como la profesional que conecta el ordenador y el fax en su casa y se pone a trabajar entre timbrazos de puerta, teléfono y rugido de aspiradora.

 

Carmen Rigalt también publica en el mismo periódico, como hemos dicho anteriormente, un texto semanal de sociedad que la obliga a estar en primera línea de los acontecimientos. Esta otra sección suya se llama ‘Testigo impertinente’, y en algunas columnas de ‘Zoom’ trae a colación su experiencia:

 

18.       [...] Lo que son las cosas. Después de media vida descifrando Marbella, va Juan José Millás y me pisa la predicción [...], «El dinero vivo», 09.05.07.

 

19.       [...] Todos los años, cuando en septiembre regreso de Marbella a Madrid, la vida me parece tirada: las copas, el gel de baño, la chapuza del fontanero, o ese cafelito que para algunos cuesta aproximadamente un euro [...], «El dinero vivo», 09.05.07.

 

 

En el siguiente ejemplo, Carmen Rigalt enumera la naturaleza de sus preocupaciones como periodista, haciendo seguimiento de los hechos de actualidad, en un clarificador párrafo en el que destaca el ingenio de la argumentación y el léxico con neologismos (preocupables, acosing) y términos de otras lenguas.

 

20.       [...] No creo en Dios como no creo en el horóscopo. Eso lo digo yo, que soy asquerosamente práctica y las cosas que no existen no me quitan el sueño. Sin embargo, siempre me vence el insomnio. Estoy rodeada de cantidad de asuntos que requieren una mirada preocupante y no hablo del terrorismo, las cifras del paro o la violencia machista, aunque podría hacerlo. Ni del machaque de Gaza (que también) o las estafas de los Madoff (que por supuesto). También son preocupantes y preocupables los jueces, los porteros de discotecas, los policías, los profesores escupidos por los alumnos, las mafias de prostitutas, las mafias de inmigrantes, las mafias de todo. O el doping, el mobing o el acosing. Etcétera. Hay muchas preocupaciones en danza. [...], «Religiones», 08.01.09.

 

21.       [...] La princesa era periodista (y todavía lo es, añado yo: el periodismo como el sacerdocio, imprime carácter)[...], «Un poco más de lustre, Princesa», 01.03.05.

 

22.       [...] Hoy necesito meterme con alguien. No es que me haya levantado torcida y quiera vengarme del mundo. Se debe a mi complejo de periodista [...], «El humanoide», 15.03.05.

 

En sus columnas, eleva los asuntos de la vida cotidiana a lo que hemos llamado filosofía doméstica. En el siguiente ejemplo parte de las mudanzas de la casa para introducirse en la limpieza de los recuerdos:

 

23.       [...] La gente aprovecha las mudanzas para hacer limpieza de trasteros íntimos. Porque no sólo se aligera uno de objetos sino tambiénn de recuerdos. Muchas personas viven toda la vida de aquí para allá en una intermitente mudanza. Cuando cambian de casa, no lo hacen pra ganar metros, sino para perder recuerdos. Los que tienen buenas relaciones con su propio pasado, siempre permanecen en el mismo nido [...], «Las mudanzas», 09.03.04.

 

24.       [...] Existen respuestas manufacturadas que se aplican a las grandes preguntas de la humanidad. Uno elige la respuesta más adecuada a su forma de pensar y luego, en función de ella, elabora los argumentos. No sé cómo se denomina esta metodología, pero podría llamarse de supermercado [...], «Morfina para todos», 29.03.05.

 

25.       [...] Odio los domingos (…) Antes combatía los domingos con distracciones inofensivas. Hacía solitarios, me aplicaba mascarillas hidratantes y entonaba monólogos discursivos sobre los hombres y el pestazo de las zapatillas deportivas [...], «Anunciar a los muertos», 04.10.05.

 

 

5.1.2. Los temas y la perspectiva desde donde los trata

En el caso que analizamos de Carmen Rigalt, recordemos antes de nada que esta periodista escribe «de lo que le sale del moño». Pero, al analizar sus columnas, vemos que su elección de los temas corresponde a lo que le conmueve. La escritora no se muestra equidistante o fría ante los asuntos que trata, sino que sus opiniones se convierten en protestas, ironías, rechazos o inclinaciones absolutas.

 

Así, encontramos en sus columnas personales una serie de filias y fobias claramente expuestas, sin pudor:

 

26.       [...] Siento una extraña aversión por el mundo de las aves (me estremece su aleteo sordo, la impresión táctil de las garras, el pico, tan desagradable) y ni siquiera logro comer codornices (...) soy, fóbica a la pluma [...], «Vivir y compadecerse», 05.03.09.

 

Incluidas las de su propio oficio periodístico:

 

27.       […] En periodismo no está bien visto dedicar artículos a los niños ni a los animales porque suponen un triunfo fácil […], «Triangulitos», 22.12.08.

 

 

Los temas de sus columnas personales pueden tener relación expresa con la actualidad, siempre a su libre elección:

 

28.       [...] Pongamos tres grandes de la actualidad: País Vasco, Hospital Severo Ochoa y papeles de Salamanca. En principio los temas no son obvios, pero sí sus tratamientos [...], «Pan con tomate y hornazo», 19.04.05.

 

29.       [...] Un juez de Palma ha dictado una sentencia condenatoria contra un vecino que encerró a su perro en un balcón y lo dejó morir de hambre. La sentencia condena al propietario del perro inhabilitándolo para tener animales de compañía [...], “Vivir y compadecerse”, 05.03.09, p. 2.

 

30.       […] El día que me desayuné con la foto de los cazadores posando impúdicamente con sus trofeos, creí que me daba algo [...], «Mamíferos superiores», 19.02.09.

 

31.       [...] Los antideístas se han puesto de moda: montan asociaciones, publican bestsellers y ponen anuncios en los autobuses urbanos. O sea, hacen proselitismo. Bien mirado, lo suyo también es una religión, aunque hecha contracorriente. [...], «Religiones», 08.01.09.

 

Pueden incluir referencias a sus colegas profesionales:

 

32.       [...] Antonio Gala diría que no sustituye a la gata, sólo la sucece [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

33.       [...] Paso de hablar sobre el País Vasco. Se lo dejo a Isabel San Sebastián, que le pone más [...], «Pan con tomate y hornazo», 19.04.05.

 

34.       [...] Habida cuenta del ardor casi guerrero con que los tertulianos debatían el atuendo de la ministra, parecía que estaban adentrándose en un problema filosófico. [...], «Religiones», 08.01.09.

 

O tratar del tedio de elegir tema del que no escapa ningún columnista personal:

 

35.       […] Buscar tema para un artículo es una de las pesadillas a las que se enfrentan a diario los columnistas. Cuando no tienes tema para la columna, coge el periódico y empiezas a pasar hojas hacia delante y hacia atrás. Siempre surge algo. Las columnas son material reciclado: salen del periódico y vuelven a él.

La vida también ofrece temitas, pero a destiempo. El temita siempre viene cuando está en la caja de Sabeco y no puedes anotar, así que lo depositas en el magma de la memoria y allí se queda, como un náufrago a la espera de rescate. Luego te vuelves loca intentando recordarlo: ¿Sería un tema que tenía que ver con el pan de molde?, ¿con el suavizante quizás?, ¿o con la cara de la cajera? Ni idea […], «Tetonas», 18.02.08.

 

36.       […] Cuando me faltan negritas recurro a temas domésticos […], «El calcetín», 26.04.08.

 

A pesar de la señalada libertad de la que goza la columnista personal en la manera de elegir y afrontar el tema, su estado anímico (diáthesis) la predispone:

 

37.       [...] Hablo hoy del amor porque hace sol y estoy contenta [...], «Amor y calorías», 26.02.09.

 

38.       [...] Siempre he estado a merced de las emociones [...], «Llorar en seco», 29.06.04.

 

39.       [...] he sido abducida por el espíritu de Millán Astray. Me pasa siempre que sufro sobredosis de tertulias [...], «El delirio», 18.01.05.

 

 

La perspectiva desde donde, generalmente, presenta los temas puede que fuese lo que llevó a su colega Umbral a bautizar el género literario de la Rigalt como de «olla expres».

 

40.       [...] La publicidad es bastante engañosa, y no sólo la de detergentes o compresas. También la de los partidos políticos [...], «Serrat», 11.02.08.

 

41.       [...] Corro a Caprabo para hacer acopio de arroz, harina, aceite, azúcar y sal, Y macarrones, que si no, mis hijos me lo echan en cara. Lleno varios carritos y me pongo a la cola de la caja número 5. La cajera de la caja número 5 hace planes de ir al cine con la cajera de la caja número 4. La señora que va delante de mí comenta las incidencias de Gran Hermano Vip por el móvil. Unos emigrantes ilegales hacen cábalas sobre la posibilidad de que el Gobierno regularice pronto su situación. Y así todo [...], «El delirio», 18.01.05.

 

 

Su condición femenina la hace más solidaria hacia las situaciones que vulneran la igualdad, como el machismo, incluido el publicitario:

 

42.       [...] Revivo cuando llega la primavera y la tele empieza a machacarnos con anuncios de bebidas frescas. Nunca he sabido si esos anuncios están pensados para estimular la coquetería de las señoras o el apetito carnal de los caballeros (ésa es otra: junto a la bebida siempre hay una chica en tanga con el cuerpo salpicado de gotitas), pero a mi me entran unas irreprimibles ganas de beber cerveza [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

43.       [...] A propósito de las elecciones afganas: los periódicos hablaban ayer del voto de las mujeres. Más difícil todavía. En Afganistán, las mujeres son rehenes de la voluntad de los hombres. Ocurre en muchos sitios. También aquí, donde miles de esposas votan siempre lo mismo que sus maridos [...], «Sobrevivir a los burros», 20.09.05.

 

44.       […] A juzgar por la dureza con que la vida castiga a las mujeres de 40 para arriba, se diría que nosotras cumplimos años de 7 en 7, como los gatos [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.

 

45.       [...] La feminización de la pobreza no ha dejado de ser un latiguillo [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.

 

46.       […] Las mujeres hemos sido utilizadas para ilustrar todas las gilipolleces del mundo […], «La crisis», 05.01.08.

 

La autora se refiere a lo mal vista que está una mujer desparejada en cualquier ámbito:

 

47.       [...] Hasta en las tertulias te escupen porque eres impar [...], «Serrat», 11.02.08.

 

 

Carmen Rigalt nunca pierde el sentido del humor, característica constante de sus textos periodísticos y, en general, de algunos textos de opinión (Morales, 1990, 1999):

 

48.       [...] Las tetas se caen, y eso lo habría podido comprobar Newton si hubiera cogido una teta en vez de una manzana [...], «Tetas y carretas», 15.06.04.

 

49.       [...] Ultimamente, mi hipersensibilidad en el tema animal roza la exacerbación. Sufro con la misma espontaneidad con que se me revuelven las tripas cuando tengo hambre. Cada vez como menos cadáveres de animales, y me he vuelto tan cursi que, si fuera por mí, echaría a llorar como una magdalena ante un plato de chuletillas de cordero [...], «Vivir y compadecerse», 05.03.09.

 

50.       [...] Todas las parejas acaban resumidas en un capítulo de Escenas de matrimonio, esa abominable serie de televisión donde dos mamíferos superiores, uno en pijama y otra en bata de lana de los Pirineos, se disputan la tostadora [...] Amor y calorías, 26.02.09.

 

51.       [...] Ahora, cada vez que me paro ante el espejo, arqueo el dedo índice sobre la ceja y murmuro: «coca cola refresca mejor» [...], «Serrat», 11.02.09.

 

52.       [...] No hay nada que les guste más a los negros americanos que una misa con cachondeíto. [...], «El pimentón de América», 22.0109.

 

53.       [...] La muerte de Juan Pablo II no me obliga a darle el pésame a nadie (ni siquiera a Bono) [...], «El pésame», 05.04.05.

 

54.       [...] No habría rumores si no hubiera intención de desvelar algo cuyo conocimiento proporciona regocijo o preocupación. Si en este momento quisiera difundir que fulano es Premio Nobel de repostería fina o que mengana no se ha hecho ninguna operación estética, el rumor moriría antes de nacer porque nadie estaría dispuesto a pasarlo. En cambio, si se tratara de decir que fulano padece cáncer o que mengana tiene cuatro tetas, la cosa se propagaría enseguida [...], «Rumores con fundamento», 27.12.06.

 

 

La exitosa experiencia periodística de Carmen Rigalt en otra de sus facetas más celebradas, aplaudidas y comentadas, como es la de la periodista de la prensa rosa, nos deja ejemplos tan ingeniosos como el siguiente:

 

55.         [...] El embarazo de Quintana comparte protagonismo con la luna de miel de los príncipes de Asturias, lo cual da una idea de la expectación suscitada [...], «Rumores con fundamento», 08.06.04.

 

56.       [...] Chacón no es una prueba irrefutable de la existencia de Dios. En todo caso, de Barroso, que es a Chacón lo que Marichalar fue en sus buenos tiempos a la Infanta Elena [...], «Religiones», 08.01.09.

 

Tras su matrimonio con D. Jaime de Marichalar, pudimos apreciar cómo la Infanta Dª. Elena mostraba el mejor gusto a la hora de vestir con su asesoramiento. Carmen Rigalt, histórica de la prensa rosa, establece un paralelismo con el político Barroso y su mujer, la ministra Chacón, en cuestión de trapos. Marichalar, muy apreciado por Umbral por su dandismo, siempre ha sido asiduo de las mejores pasarelas de moda y asesor de algunas de las firmas de ropa más elegante.

 

 

5.3. Ethos formal de la columna personal de Carmen Rigalt

El ethos formal, como nos decía López Pan (ibid.), consiste en el revestimiento formal de la columna. Esta forma estará determinada en función de la influencia de la personalidad del columnista en su texto, que podemos apreciar en una serie de elementos formales, como los tópicos que extrae de su depósito de argumentos (topoi), el léxico que emplea y de qué forma, la figuración retórica, entre otros.

 

A partir del marco teórico de esta investigación (López Pan, 1995, 1996; Caballero López, 2008) adaptamos un modelo de análisis para el estudio del ethos formal en las columnas personales, tomando como modelo a la escritora y periodista Carmen Rigalt:

 

 

i. El uso de máximas, proverbios o sentencias.

Son figuras lógicas con las que se expresa en pocas palabras un pensamiento profundo, habitualmente de tipo moral o ético. Son indicativos de la calidad de escritura de Carmen Rigalt, que acuña sus propias expresiones con independencia de pensamiento:

 

57.       [...] El darwinismo lleva a una conclusión universal: lo único que no evoluciona es el amor [...], «Amor y calorías», 26.02.09.

 

58.       [...] el amor sigue siendo el camino más directo al odio [...], «Amor y calorías», 26.02.09.

 

59.       [...] En muchas casas el punto de fricción está en el termostato, kilómetro cero de la armonía conyugal [...], «Amor y calorías», 26.02.09.

 

60.       [...] El grado de pegada de los eslóganes electorales nunca es previsible. Si lo fuera, no existirían la publicidad, ni los publicistas argentinos [...], «Serrat», 11.02.08.

 

61.       [...] Nadie puede declararse dueño de su propia imaginación, porque la imaginación es como el aire y no hay forma de pararla [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05.

 

62.       [...] El tatuaje es flor de piel, memoria de tinta. Hay hombres que hacen del tatuaje una filosofía de vida. Pero las filosofías de vida duran un mes o un año, mientras que el tatuaje dura siempre. Cambiar de idea no cuesta nada. Cambiar de tatuaje, sí. En más fácil decolorar la doctrina socialista que sustituir a Pili por Vanessa en el biceps de un macarra [...], «Amor de madre», 22.06.04.

 

63.       [...] No me gustan las tradiciones, pero cuanto más abomino de ellas, más tradicional me hago [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

64.       [...] Estar en obras es como estar en guerra. La vida se llena se barricadas y las adversidades hacen agujeros en tu paciencia [...], «Las mudanzas», 09.03.04.

 

65.       [...] Lo malo del amor es intentar explicarlo [...], «El riesgo de casarse enamorado», 01.06.04.

 

66.       [...] El invierno es la nostalgia del verano [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

67.       [...] Los héroes de verdad raramente sobreviven: se van antes para no estar solos [...], «El último soldado», 13.09.05.

 

68.       [...] La esquela es un obituario limpio de polvo y paja. A los muertos les sobra literatura, pero les falta autopsia, datos [...], «Anunciar a los muertos», 04.10.05.

 

69.       […] Cada idioma tiene una querencia. El francés parece hecho para el amor y el alemán para la filosofía. El castellano, en cambio, encaja perfectamente para el insulto y la blasfemia […], «Mamarrachos», 30.10.08.

 

 

Refranes, aunque modificados por la autora, claro, porque el buen columnista personal tiene prohibido el empleo de expresiones desgastadas por el uso:

 

70.       [...] Yo digo lo contrario que el refrán: el saber sí ocupa lugar, y no sólo en las librerías. También en la cabeza y en la espalda. Mi chepa, por ejemplo, no es producto de la edad. Empezó a salirme cuando traducía a Virgilio, y ahí sigue [...], «Llorar en seco», 29.06.04.

 

71.       [...] Si es cierto, como reza la máxima, que «una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad», también puede ser cierto lo contrario: «una verdad no repetida equivale a una mentira» [...], «La mano (hipócrita) que pixela», 05.02.09.

 

72.       [...] La patria, para quien la trabaje [...], «Los nuevos vampiros», 29.01.09.

 

73.       [...] Sólo hay una cosa que nos une a europeas y mediterráneas: todas tenemos los pies fríos [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

74.       [...] Las buenas mentiras, como los buenos goles, son los que mejor cuelan en la portería del contrario [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.

 

 

Eslóganes que la columnista también modifica o reproduce modificados:

 

75.       [...] España va mal, lo dicen en la radio [...], «El delirio», 18.01.05.

 

76.       [...] Según un dicho (o un proverbio árabe, que queda más exótico), una mentira repetida muchas veces acaba convirtiéndose en verdad [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.

 

 

Cuando la máxima incluye una reflexión final o moraleja, que resume enfáticamente al pensamiento precedente, se denomina epifonema:

 

77.       [...] Cuesta muy poco tener compasión por los animales. Lo que cuesta es no tenerla [...], «Vivir y compadecerse», 05.03.09, p. 2.

 

78.       [...] El amor cuando es armónico deja de ser amor. Es amistad de la buena. El día que nos casemos entre amigos la vida será más confortable [...], «El riesgo de casarse enamorado», 01.06.04.

 

79.       [...] A efectos de la eficacia publicitaria, da lo mismo anunciar un refresco que un partido. El caso es atrapar al público con un buen mensaje [...], «Serrat», 11.02.08.

 

80.       [...] Escuchando rancheras la verdad surge cruda como una bofetada: el hombre ideal es producto de nuestra fantasía y el amor lo inventó un mexicano para ilustrar una canción [...], «Llorar en seco», 29.06.04.

 

81.       [...] La delgadez es bella mientras no produzca repelús [...], «Un poco más de lustre, Princesa», 01.03.05.

 

82.       [...] No lo dice ningún refrán, pero compartir el colchón es hacer méritos para la hipnosis [...], «Sobrevivir a los burros», 20.09.05.

 

83.       [...] Hemos conseguido hacer leyes para multar a las personas que matan burros a palos, per no conseguiremos sobrevivir a los burros [...], «Sobrevivir a los burros», 20.09.05.

 

84.       [...] La estrategia del detergente nunca falla. No hay mejor campaña que la del detergente que lava más blanco. Nadie se va a poner a comprobarlo [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.

 

 

En definitiva, esta capacidad para alumbrar pensamientos también la reconoce en los colegas, incluso si son de la pandilla de enfrente, incluso si le han pisado la frase. Lo que revela una gran deportividad por parte de Carmen Rigalt:

 

85.       [...] Millás ha hecho una frase, pero ha clavado el tema [...], «El dinero vivo», 09.05.07.

 

 

ii. La selección léxica en la columna personal de Carmen Rigalt

De las palabras que utiliza un columnista personal para describir personas, objetos o situaciones se desprenden también valores éticos. Los rasgos personales del columnista se muestran en el léxico, como dijimos en la definición de la columna personal.

Atendemos a las expresiones coloquiales o de familiaridad con los lectores; la presencia de palabras de otras lenguas, como la catalana, de donde ella es originaria; la presencia de neologismos, indicativos de su competencia literaria.

 

En este punto también analizamos el uso que hace en su columna personal del lenguaje figurado, como vía de expresión poética de su ethos.

 

Expresiones coloquiales

El profuso uso de este recurso permite a la escritora establecer un cierto grado de familiaridad con los seguidores de su columna personal:

 

86.       [...] No falla: a los 10 minutos ya estoy sopa [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.

 

87.       [...] Cabreadas por la impotencia, sólo atinan a crear la asociación «TC´S discriminadas por razón de edad», [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.

 

88.       […] Cuando por la calle veo un loden verde, me pongo de los nervios. Cierto es que mucha gente viste abrigos verdes para andar por el asfalto, sin haber pegado una perdigonada en su vida, pero gilipollas los hay en todas partes [...], «Mamíferos superiores, 19.02.09.

 

89.       [...] desde hace tiempo vivo en un continuo mosqueo [...], «La mano (hipócrita) que pixela», 05.02.09.

 

90.       [...] La democracia será un concepto clásico y profundo, pero las contiendas electorales se resuelven siempre por métodos sencillos y prosaicos, incluso marrulleros [...], «Serrat», 11.02.08.

 

91.       [...] Zapatero puede decir misa, que mi corazón no se emociona [...], «Serrat», 11.02.08.

 

92.       [...] En ese caso va de culo [...], «Amor de madre», 22.06.04.

 

93.       [...] Ahora mismo, estoy planteando si continúo o lo mando a tomar por saco [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

94.       [...] Hay gente que brinda con champán y la hay que se pone hasta el culo de cubatas [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

95.       [...] para muchos de mis coetáneos, la existencia de Dios ha sido causa de muchas pajas mentales durante años. Y me libré por los pelos, si no por lo pelos, por mi escasa propensión a las abstracciones [...], «Religiones», 08.01.09.

 

96.       [...] Con dos cojones y ningún prejuicio [...], «Los nuevos vampiros», 29.01.09.

 

97.       [...] El Dios de los cristianos nos quiere contentos, pero jodidos [...], «El Dios de los cristianos», 25.01.05.

 

98.       [...] Con las cosas de Palacio ya se sabe, cuidadín [...], «Un poco más de lustre, Princesa», 01.03.05.

 

99.       [...] Me gusta sudar, recibir el golpe del agua fría en la cara, dormir despatarrada y ponerme gafas de sol [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

100.   [...] En agosto no se me ocurre ponerme al ordenata y hacer un artículo a las excelencias del frío. Ni borracha se me pasaría por la cabeza [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

101.   [...] sabe un huevo de lutos [...], «El pésame», 05.04.05.

 

102.   [...] Gente «pa tó», como decía el otro [...], «El pésame», 05.04.05.

 

103.   [...] Muchas veces ensayé una frase respetuosa que me permitiera no poner cara de gilipollas, pero casi nunca lo conseguí [...], «El pésame», 05.04.05.

 

104.   [...] no hay dios que le escuche [...], «Pan con tomate y hornazo», 19.04.05.

 

105.   [...] Acabé de Juana hasta el moño [...], «La loca», 26.04.05.

 

106.   [...] y a otra cosa, mariposa [...], «Sobrevivir a los burros», 20.09.05.

 

107.   [...] Antes pensaba que esa literatura de tanatorio envolvía códigos masónicos (es que yo soy muy peliculera) [...], «Anunciar a los muertos», 04.10.05.

 

108.   [...] mis mecanismos de defensa son una mierda comparados con el poder ofensivo de las cucarachas [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.

 

109.   [...] Estamos todo el puto día en campaña electoral [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.

 

110.   […] Ahora, hasta las discotecas crean premios de periodismo. Bueno, pues yo no tengo ni la medalla de latón de un puticlub […], «Medidas cautelares», 22.05.08.

 

111.   [...] un coñazo, o sea [...], «La memoria (del teléfono)», 27.12.06.

 

 

Anglicismos:

 

112.   […] Sólo un idioma musical e indulgente como el inglés puede llamar freak a alguien que es claramente un mamarracho […], «Mamarrachos», 30.10.08.

 

113.   [...] Con estas premisas nunca saldré del desprestigiado pelotón de los outsiders [...], «Serrat», 11.02.08.

 

114.   [...] La captación de votos está también sujeta a las reglas del marketing que controlan el mercado [...], «Serrat», 11.02.08.

 

115.   [...] el share aún miraba a los ministros con ojos inocentes [...], «Moratinos», 04.07.06.

 

116.   […] En Francia, una conocida presentadora de televisión ha abandonado el tratamiento anti age para así obtener mayor credibilidad ente el público […], «Mamarrachos», 30.10.08.

 

Galicismos:

 

117.   [...] Hay una modalidad de vouyerismo que practican mucho los escritores y no está nada mal vista [...], «Tetas y carretas», 15.06.04.

 

 

Italianismos:

 

118.   [...] El calor es el mejor atrezzo de la vida [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

119.   [...] pecata minuta [...], «El dinero vivo», 09.05.07.

 

 

Latinismos:

 

120.   [...] Unos van a las mesas del totus tuus y otros hacen pandilla con la peña anticlerical. Porque anda que no es tradicional el anticlericalismo [...], «Tradiciones», 05.01.09.

En este caso se produce también una intertextualidad, al recordar Carmen Rigalt la expresión que generalizó el Papa Juan Pablo II.

 

121.   [...] la paradoja que no falte: el dies irae me pone en trance de levitar [...], «El luto», 05.04.05.

 

 

Términos del catalán:

 

122.   [...] Nuestros caganers abonan la tierra con los conjuros de las obsesiones familiares [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

123.   [...] Los culés somos compasivos por experiencia [...], «El último capricho de Florentino», 06.12.05.

 

 

Del euskara:

 

124.   [...] Gasteiz [...], «El delirio», 18.01.05.

 

125.   [...] txistu [...], «El delirio», 18.01.05.

 

126.   [...] Por real decreto, las herrikotabernas se convertirán en academias de sevillanas y el eusko gudariak será sustituido por El emigrante de Antonio Molina [...], «El delirio», 18.01.05.

 

 

Variación lingüística:

 

127.   [...] resién he visto en internet un video donde a la gente se le caen los pantalones: era un delicioso anuncio de cinturones, hecho, cómo no, por argentinos [...], «Serrat», 11.02.08.

 

128.   [...] Ibarretxe pitxa fría será coronado emperador ante el obispo de San Sebastián [...], «El delirio», 18.01.05.

 

 

Neologismos:

129.   [...] A mis comunicantes les hubiera encantado no cumplir más, o ya puestas, incluso descumplir unos cuantos, pero las leyes de la naturaleza no son amables [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.

 

130.   [...] Tengo amigos que se jactan de dormir a 18 grados (menos que Canarias).Son los amigos-foca, como yo les llamo. Menos mal que la amistad no pasa por compartir el lecho, porque tirito sólo de pensarlo [...], «Amor y calorías», 26.02.09.

 

131.   [...] Pero, oh cielos, la contraparte siempre llega primero [...], «Amor y calorías», 26.02.09.

 

132.   [...] El machaque, en política, no siempre es eficaz [...], «Mamíferos superiores», 19.02.09.

 

133.   [...] berlanguiano [...], «Mamíferos superiores», 19.02.09.

 

134.   [...] Siempre he creído que estas cosas formaban parte de la chistografía popular, pero estaba equivocada [...], «Los nuevos vampiros», 29.01.09.

 

135.   [...] Como los países democráticos no tienen oficialmente ministerios (ni contraministerios) de propaganda, confían las mentiras a unos inventores que tienen en nómina [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.

 

136.   […] contramensaje […], «Tetonas», 18.02.08.

 

137.   [...] tetazas [...], «Tetas y carretas», 15.06.04.

 

138.   [...] Tiene debilidad por la gente del teatro y del miserío (ha sido jurado de Miss España en numerosas ocasiones) [...], «Planeta», 16.10.08.

 

 

Lenguaje figurado

La figuración retórica empleada por Carmen Rigalt en sus columnas personales, al proceder de un argumentario determinado por el ethos de la autora, está teñida de todos los elementos personales que venimos mencionando.

 

A continuación, presentamos ordenadas en sus niveles correspondientes las figuras retóricas que hemos encontrado en la muestra:

 

A) NIVEL FÓNICO

 

Paronomasia:

 

139.   [...] el momento más feliz de la histérica campaña [...], «Serrat», 11.02.08.

 

B) NIVEL MORFOSINTÁCTICO

 

Enumeración:

 

140.   [...] El chocolate, la cabalgata de reyes, el articulito de diente retorcido, la pascua militar o el roscón que compro para poder decir que no me gustan los roscones [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

141.   [...] los que hemos conseguido alcanzar la intrascendencia y al fin disfrutamos con las cosas más materiales de la vida (una buena siesta, el bacalao al pil pil, Van Gogh, los nuevos zapatos de Miu Miu) [...], «Religiones», 08.01.09.

 

142.   [...] Bastante tengo ya con la familia, los hijos, el curro y el universo zoológico (gatos y perros de la casa, amén de cucarachas). [...], «Religiones», 08.01.09.

 

143.   [...] Morir de hambre pero con derecho a voto. Llevar burka pero con derecho a voto. Contraer el sida pero con derecho a voto. Vivir descalzo pero con derecho a voto. Ser una mierda pero con derecho a voto [...], «Sobrevivir a los burros», 20.09.05.

 

Anadiplosis:

 

144.   [...] la moda del ateísmo es solo un síntoma de crisis. Crisis material y por ende, también moral. Crisis de finales y luego, de principio [...], «Religiones», 08.01.09.

 

Retruécano:

 

145.   [...] Me miraba sin verme y creo que yo la veía sin mirarla [...], «La loca», 26.04.05.

 

 

C) NIVEL SEMÁNTICO

 

Prosopopeya:

 

146.   [...] Los calcetines desparejados han huido hacia las alcantarillas y atraviesan ciudades, ríos y mares. Imagino sus cuerpos lacios navegando durante días y meses, incluso años. Seguro que a estas horas algunos han llegado al Delta del Misisipí y buscan los pies desnudos de los muertos [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05, p. 2.

 

Dialogismo:

(Cfr. ix)

Interrogación retórica:

 

147.   [...] Todavía estoy narcotizada por el caudal de preguntas sin respuestas: ¿Qué hay después de la muerte? ¿Por qué Dios creó la maldad? ¿En quién se inspiró la sonrisa de La Gioconda? ¿Dónde van a parar los calcetines que se traga la lavadora? [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05.

 

148.   [...] No sé cuántos votos recibirá Zapatero gracias al anuncio del dedo en la ceja, pero visto el revuelo supongo que bastantes [...], «Serrat», 11.02.08.

 

149.   [...] ¿Qué hemos hecho nosotros para merecer esto? [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.

 

Imprecaciones:

 

150.   [...] Maldigo el momento en que los legisladores lavaron su conciencia mandando pixelar los ojos de los niños, como si preservar su mirada significara preservar su pureza [...], «La mano (hipócrita) que pixela», 05.02.09.

 

151.   […] Maldigo el puto sectarismo […], «Las hienas andan sueltas», 10.01.07.

 

Sentencias:

(Cfr. i)

 

Símil o comparación:

 

152.   [...] El mimetismo es al lenguaje lo que el contagio a la gripe [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.

 

153.   [...] la muletilla del mensaje humanitario cala como una gota malaya [...], «Vivir y compadecerse», 05.03.09, p. 2.

 

154.   [...] Fabricar una mentira es como hacer un anuncio de lavadoras, ni más ni menos [...], «La estrategia del detergente», 21.03.07.

 

 

Metáfora:

 

155.   [...] La televisión es un animal de compañía [...], «Somos unos mansos”, 12.03.09, p. 2.

 

Alegoría:

156.   [...] Es una música familiar que taladra el cerebro con la potencia del berbiquí. Cada nota aporta una brizna de doctrina, y muchas notas seguidas conforman el catecismo sinfónico. Nos hemos vuelto incapaces de articular una sola nota fuera del pentagrama orquestado [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.

 

157.   [...] Las obras te exigen mantenerte en estado de alerta, pero con las fuerzas que te quedan ya no mantienen siquiera tus propias paredes interiores, las mismas que en otras ocasiones han apuntalado tu fortaleza hasta extremos heroicos [...], «Las mudanzas», 09.03.04.

 

Paradoja:

 

158.   [...] Sé que la caza es legal y que el ecosistema debe regularse. Eso dicen los cazadores para justificar las monterías. Existe la caza porque existe la fauna desmadrada, añaden ellos. No me vale. También existen los muertos y, sin embargo, no consta en ninguna parte la vocación de sepulturero [...], «Mamíferos superiores», 19.02.09.

 

Intertextualidad

Carmen Rigalt acomoda las referencias ajenas a las situaciones que describe en sus columnas:

 

159.   [...] Hablo sin hablar en mí, tipo ventrílocua, y digo cosas que habitualmente no están en mi vocabulario [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.

 

160.   [...] El habla es el mensaje [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.

 

161.   [...] A mi casa bajan a comer gatos y mirlos que interpretan la fábula del cordero y el lobo junto a la puerta de la cocina [...], «Vivir y compadecerse”, 05.03.09, p. 2.

 

162.   [...] Todos los hombres que buscan significarse a través del tatuaje parecen el mismo hombre [...], «Amor de madre», 22.06.04.

 

163.   [...] El trasiego de muebles y enseres que se origina en el traslado es directamente proporcional a la desesetabilización que sufren los traslados [...], «Las mudanzas», 09.03.04.

 

Las referencias tomadas proceden de los más variados ámbitos de la cultura de la autora: Santa Teresa, McLuhan, la literatura clásica, Borges o Arquímedes, entre otros.

 

Ironía:

 

164.   […] Dias atrás los noticiarios se deshicieron en elogios con la tripulación del avión que amerizó en el río Hudson, empezando por el piloto, artífice de la proeza, y terminando por los auxiliares, que estuvieron a la altura (o a la bajura, para no resultar irónica) de las circunstancias [...], «Jabatas del aire», 12.02.09.

 

 

 

iii. La manera de mostrar benevolencia y preocupación por los lectores. Adaptación a la audiencia (comprensión del ethos del auditorio).

 

(Cfr. p. 18)

 

 

 

 

iv. La apelación a valores y «lugares comunes»

 

165.   [...] Todo aquel que haya sentido en su piel el contacto metálico de una cucaracha, entenderá mi pesadilla [...], «Noches en blanco y negro», 04.07.06.

 

v. La virtud del columnista personal (alabanza o vituperio de vicios y virtudes). [argumento ad hominem]

Las alabanzas y críticas que hace el columnista de otras personas, reflejan de forma implícita sus propios valores y preferencias. La falta de ética, de moralidad, de honradez, de sinceridad… serán los vicios usados como pruebas en la argumentación ingeniosa del columnista con intención de desacreditar.

La columna no ofrece al autor espacio físico suficiente para otro tipo demostraciones, por eso se vale del argumento ad hominen, es decir, de pruebas contra el ethos de otras personas. Se trata de pruebas de carácter técnico (Aristóteles, ibid.), esto es, elaboradas por el orador (léase columnista personal) según las reglas y los métodos propios del arte retórico.

 

En la columna personal, como decimos, el columnista no recurre al ethos solo para mostrarnos su propia imagen, sino que es también el elemento que busca vulnerar cuando dirige sus comentarios contra alguien. En términos de pragmalingüística (Ruiz de Zarobe, 2004), se trata de una descortesía, ya que maximiza la imagen pública (face) propia y minimiza la del otro.

Aunque en algunos casos, esté justificado como cuando denuncia la falta de críticas que encuentra ante la presunta pederastia de una estrella internacional de la música Pop:

 

166.   [...] Desde hace días estoy pendiente de leer algo contundente sobre este humanoide peripatético llamado Michael Jackson. Me sorprende que le hayan llovido tan pocos sopapos. Los periodistas de este lado del Missisipi, ocupados como estamos en despedazar a una peluquera gorda, obsequiamos con silencios a ese traficante de niños que parece un malandrín. Una vez, hace ya mucho tiempo, escribí unas frases sobre él y me llovieron las protestas. Fue como si la cofradía de seguidores del cantante se hubiera puesto de acuerdo para aniquilarme. Lo recuerdo con pavor (…) El silencio que arropa a Jackson es benevolente, o cuando menos respetuoso. Pero no merece respeto alguien que usa testificaciones falsas y calla bocas con dinero. No escribo para Michael Jackson porque él no lee. Sólo tiene tiempo para ver catálogos de niños crudos (…) Técnicamente Jackson es «presunto», pero realmente es, desde hace tiempo, un loco que se ha mimetizado con el espíritu del mal [...], «El humanoide», 16.03.05.

 

 

167.   [...] Su ojo triangular me vigilaba tanto, y con tanta persistencia, que un día no pude más y salí corriendo. No huí de Dios, porque Dios no estaba en ninguna parte, sino de sus intermediarios, las personas que trataban de llevarme a su lado. Una de mis venganzas preferidas consistía en escribir artículos ofensivos para esas personas poniendo a parir al Papa. Dios nunca se daba por aludido, pero ellas sí. Mis palabras siempre les daban en la diana del dolor. Así una y otra vez. Hasta que se me pasó. Para entendernos: se me pasó Dios, pero sobre todo se me pasaron las ganas de ofender a las personas que creían ciegamente en su existencia [...], «Cuentos bárbaros», 07.02.06.

 

 

168.   […] Rodríguez Zapatero me parece un presidente mejorable (manifiestamente mejorable, añado), pero es el que hemos votado. Siento bochorno cuando lo llaman traidor. Bastante tiene el pobre con ser rarito y haber ganado a contrapelo. También doy por buena esa versión según la cual le gustaría pasar a la historia como un ángel pacificador. ZP vive ensimismado, igual que sus predecesores (el autismo del poder es contagioso), lo que le lleva a cometer severos deslices. Si su empeño de paz es sólo un reto personal para inflar el ego, allá películas, y allá él. A mí me interesa el resultado. Pienso lo que pienso y voto lo que voto, y además me fastidia que con mis intenciones se cocinen encuestas a la carta […], «Las hienas andan sueltas», 10.01.07.

 

 

169.   […] El silencio de Solbes resulta significativo. Un hombre como él, sensato y previsor, numerero donde los haya, no puede defraudarnos. Seguramente el suyo es un silencio orquestal. Tras estos compases mudos, el ministro de las cuentas dará la cara por el bien de todos. Lo que yo digo: a lo mejor se saca de la chistera un plan nacional de mercadillos. Sería nuestra salvación. Y la de Zapatero, claro […], «La crisis», 05.01.08.

 

 

 

 

 

vi. El patetismo (pathos) de estilo (reacción ante los acontecimientos)

El recurso de incluir en el texto la emociones y pensamientos del columnista ante variadas situaciones, busca que sus seguidores se emocionen con iguales hechos. La coincidencia en las reacciones ante los acontecimientos entre la columnista personal y sus seguidores, reforzará el vínculo afectivo de estos últimos.

 

170.   [...] Las rancheras son el resultado de lo desaprendido, la emoción última, el lenguaje de las tripas. Al final de casi todas las historias siempre hay una ranchera atrapada en una página de Juan Rulfo por donde deambulan espectros polvorientos que un día pudieron ser hombres gracias a nuestros sueños [...], «Llorar en seco», 29.06.04.

 

171.   [...] Todavía hoy, los recuerdos de las primeras tiritonas me encogen el alma. Qué caprichosa es la memoria del pasado. En mi memoria, el frío aguardaba siempre a la vuelta de las esquinas y me zarandeaba contra el vacío. Corría yo como un pájaro herido a cobijarme en los portales y allí lloraba [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

172.   [...] Al sentir la cercanía me dirigió una mirada larga que traspasó mi cuerpo como una navaja de cristal [...], «La loca», 26.04.05.

 

173.   [...] Vivo extrañada en mí y me pregunto cómo es posible que una criatura tan pequeña ocupe tanto espacio. La ausencia de Mary Trosky está ahora en todas partes. Veo su sombra encaramada en los muebles, la siento entre las piernas cuando subo la escalera, y el sonido del cascabel azul se sobrepone a los ruidos de la cocina y a la música del telediario. En todas las habitaciones de la casa me sale al encuentro su huella: en la bañera o bajo el arcón, junto a la ventana, sobre los cojines nuevos o en el suelo del salón, donde se tumbaba a dormitar aprovechando un charco de sol mañanero. Pero la imagen última, la que me emociona ahora, son los triangulitos negros de sus orejas entre los pliegues de la manta. Esa estampa me hace llorar. A Mary Trosky le debo hoy el caudal de lágrimas que tantas veces me he negado. Por ella lloro lo que no he llorado por mucha gente. Al fin puedo decir que no soy de piedra [...], «Triangulitos», 22.12.08.

 

 

 

 

 

vii. Presencia de Carmen Rigalt como protagonista de sus textos

Como estamos comprobando, Carmen Rigalt siempre es protagonista de sus textos. En este punto intentaremos aislar otros ejemplos de este recurso que supongan una descripción directa de los rasgos éticos de la columnista persona.

Esta presencia de Carmen Rigalt en su columna personal se hace patente mediante el empleo de expresiones de modestia, presunción, conocimiento, desconocimiento, autovaloraciones de carácter positivo o negativo. No cabe solo confersarse en los aciertos, sino también en las calamidades, por lo que decíamos antes: Carmen Rigalt no tiene que dar ante los lectores una imagen intachable, sino la de una persona cercana, con sus debilidades y fortalezas y, por ello, creible.

 

Traemos algunos ejemplos de cómo la autora se hace presente en su texto a través de confidencias sobre los avatares de su vida cotidiana, su preocupación por la salud, el hablarnos de sus amigos o de sus mascotas, mostrarnos la intimidad de su hogar, la de las tareas domésticas o, incluso, su relación con los electrodomésticos.

 

174.   [...] Últimamente he desarrollado muchas teorías sobre la enfermedad en general y las enfermedades en particular. A lo mejor son teorías bobas, pero yo me las creo [...], «El último soldado», 13.09.05.

175.   [...] Entonces desarrollo una sintomatología que dura tres días [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.

 

176.   [...] He estado varios meses abandonada en un sofá, con una mano de penumbra sobre los ojos. Sinceramente, no se estaba mal. La vida pasaba cerca pero yo me hacía la tonta y no la miraba [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05, p. 2.

 

177.   [...] yo no tengo raza de heroína. Al contrario, me siento desbordada por mis propias aprensiones y todo es congoja: el silencio atmosférico, los olores tibios y pegadizos de la enfermedad, las camas aparcadas en los pasillos o la súbita irrupción de un cortejo camino del quirófano [...], «El último soldado», 13.09.05.

 

178.   [...] fui anoréxica antes de que se inventara el diagnóstico [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

179.   [...] Un día a la semana, generalmente el sábado, me entrego a una actividad terapéutica. Por ejemplo: ver la tele debajo de una mantita. Me gusta mucho. Tanto me gusta que a veces hasta me duermo [...], «Somos unos mansos», 12.03.09, p. 2.

 

180.   [...] estoy organizando una caracolada con los amigos [...], «Vivir y compadecerse», 05.03.09, p. 2.

 

181.   [...] En mi casa, como en casi todas, hay una bolsa donde se guardan los calcetines desparejados [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05, p. 2.

 

182.   [...] Me he asomado al vientre del bombo y he mirado con lupa todos los rincones accesibles del electrodoméstico, pero no hallo rastro de ningún cadáver de calcetín [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05, p. 2.

 

183.   [...] Sumidos como estábamos en la horfandad tras la muerte de la gata Mary Trosky, hemos recibido a la criatura con gran alborozo [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

184.   [...] Somos, pues, una familia tradicional que hace cosas tradicionales, como organizar un concurso para poner nombre a un perro [...], «Tradiciones», 05.01.09.

 

185.   [...] A los 17 años me dopaba con la Pastoral. De ahí pasé al sonido Simon y Garfunkel, luego al gregoriano, a los compositores barrocos, al romanticismo, y en estos últimos años, a los ritmos latinos y flamencoides. No existe un criterio unificador en mis gustos. Quien me oiga decir que he pasado de Bach a Los Chunguitos creerá que ando mal de la sesera [...], «Llorar en seco», 29.06.04.

 

186.   [...] Cuando me alcanzó el uso de razón (suponiendo que me alcanzara alguna vez, que a lo mejor no) [...], «Los pies fríos», 08.03.05.

 

187.   [...] Calculé que a media tarde el agua nos habría alcanzando. Si para entonces no había construido un arca, estaríamos perdidas (en realidad lo estábamos ya, porque mis conocimientos de bricolaje son nulos) [...], «Un fin del mundo (uno más)», 27.09.05.

 

188.   […] Vivo en una casa que no es domótica ni inteligente, de lo cual me alegro, pues para dirigir una casa de características tan peculiares hay que ser, cuando menos, ingeniero, o lo que antes llamaban perito. Me considero incapaz de descifrar el sistema de la alarma, detectar una anomalía en el lavavajillas o poner en hora los relojes de los putos electrodomésticos (cuando se adelanta o se atrasa el horario, en casa hacemos horas extraordinarias). Todo lo que va más allá de ordenar un cajón me parece trigonometría […], «El calcetín», 28.04.08.

 

189.   [...] Yo me dedicaba a la crónica de negritas y al artículo cotidiano (de olla exprés, que decía Umbral) [...], «Planeta», 16.10.08.

 

190.   [...] «Amor de madre», decía el primer tatuaje que ví de cerca. Lo llevaba en el brazo un joven al que entrevisté en la cárcel. No recuerdo la cara del joven ni por qué le hice la entrevista [...], «Amor de madre», 22.06.04.

 

 

Además de su rol de ama de casa, sobre el que muestra sus debilidades que la hacen más humana, más próxima, la columnista también tiene presente su faceta profesional, que aflora en el texto con los recuerdos de su larga y exitosa trayectoria como en estos dos últimos ejemplos.

 

 

viii. Diálogo con el lector

Las apelaciones al lector son una constante de los textos de Carmen Rigalt que analizamos; mediante este recurso retórico la escritora logra establecer la necesaria complicidad con los seguidores de sus columnas personales:

 

191.   […] El dolor se ha ido apoderando de todas mis esquinas y necesito sentir la complicidad de algún lector que no se avergüence de amar irracionalmente a los animales […], «Triangulitos», 22.12.08.

 

192.   [...] Llámenme pesada por repetirme, pero quien pega a su perro también es capaz de pegar a su madre [...], «Vivir y compadecerse”, 05.03.09, p. 2.

 

193.   [...] Han leído bien: Los calcetines que se traga (o que no devuelve) la lavadora [...], «El misterio de los calcetines desparejados», 06.09.05.

 

194.   [...] ustedes me darán la razón. Y si no me la dan, es igual [...], «Religiones», 08.01.09.

 

195.   [...] Esta misma mañana (ayer para ustedes) las tertulias se desayunaban con la preocupación por la indumentaria de la ministra de Defensa en la Pascua militar [...], «Religiones», 08.01.09.

 

196.   [...] Obama representa lo nota de color, y no lo tomen como una frase hecha. [...], «El pimentón de América», 22.0109.

 

197.   [...] ¿Y qué me dicen de las mudanzas? [...], «Las mudanzas», 09.03.04.

 

198.   [...] Yo hago frecuentes excursiones al termostato cuando nadie me ve, es decir, cuando la contraparte está en la ducha. Lo subo un grado —que no salga de aquí: a veces dos [...], «Amor y calorías», 26.02.09.

 

199.   [...] Con perdón: son las 10 de la mañana y estoy escuchando rancheras [...], «Llorar en seco», 29.06.04.

 

200.   [...] ¿Y saben qué les digo? [...], «Llorar en seco», 29.06.04.

 

201.   [...] Piensen mal y acertarán [...], «Morfina para todos», 29.03.05.

 

202.   [...] se lo digo por experiencia [...], «Morfina para todos», 29.03.05.

 

203.   [...] Verán: me incomoda profundamente dar el pésame [...], «El luto», 05.04.05.

 

204.   [...] Ya saben ustedes por donde voy [...], «Cuentos bárbaros», 07.02.06.

 

205.   [...] Pero qué quieren que les diga: me da una pereza enorme [...], «Cuentos bárbaros», 07.02.06.

 

206.   […] Si ya es costoso llegar a fin de mes, imaginen cómo será si encima nos lo están anunciando a todas horas […], «La crisis», 05.01.08.

 

 

 

ix. Finalidad persuasiva (intención del columnista personal)

En el caso del orador político, este ha de construir una imagen de sí conforme a su propósito argumentativo. Pero, ¿qué intenciones tiene un columnista personal? Hay columnistas personales que hacen una declaración de intenciones y motivos, generalmente en su primera colaboración con el periódico. Los hay que hacen la declaración en la propia columna o desde una entrevista que concede, generalmente, el periódico a la incorporación de una nueva firma habitual. Hay intenciones de todo tipo, porque en esto, como en todo lo demás, la columna también es personal. En el de Carmen Rigalt, que precisaría otra investigación para dar respuesta a este punto, encontramos que la autora nos persuade ayudada por su buen talante y porque utiliza en sus razonamientos elementos muy cercanos a los lectores, toque la columna el tema que toque. La escritora nos propone temas que siempre nos hacen pensar, porque nos afectan directamente a todos.

 

 

 

6. Conclusiones del estudio

 

1. En la muestra de columnas personales elegidas para este estudio, que ha tenido a la periodista y escritora Carmen Rigalt como modelo, el ethos aparece como su principal elemento configurador discursivo, que da sentido a todos los recursos expresivos empleados por la autora.

La columnista personal despliega toda su argumentación retórica alrededor de la misma prueba ética. Esta le sirve de plataforma para todos sus posicionamientos personales. Tanto el suyo propio que sirve de contexto a su discurso, como el del contrario que pone en evidencia mediante el argumento ad hominem.

 

 

2. El ethos nuclear que Carmen Rigalt muestra en sus columnas personales es el de un ser humano próximo, una persona amiga de sus seguidores, a quienes confiesa sus filias, fobias, habilidades, vicios y virtudes, así como los estados anímicos y sensaciones que experimenta en función de los temas que trata. La columna personal de Carmen Rigalt siempre pasa por sus vivencias, aunque comience o acabe con otro asunto.

Precisamente, una característica importante de Carmen Rigalt es que suele mezclar, en una misma columna, varios temas procedentes de distintos ámbitos como el doméstico, el personal, el político, el social —especialmente cuestiones de la mujer—, temas de salud, entre otros. Lo que produce una atractiva ruptura de compartimentos temáticos estancos ofreciendo, en cambio, una soltura en la escritura muy propia del nuevo giro tomado por la columna personal en el último tercio del XX en España.

 

3. En sus columnas personales, Carmen Rigalt desliza, con gran sentido del humor, narraciones autobiográficas, aspectos de su vida privada, así como una especial preocupación por los temas de salud, que se muestran en la frontera entre un sentir verdadero y la broma ante el lector.

Cualquier tipo de dramatismo se ve atenuado por el gran sentido del humor que muestra la autora ante sus propias debilidades. Precisamente el humor, otra de las cualidades clave de la buena columna personal, es utilizado con inteligencia por Carmen Rigalt. Así, logra conectar con sus seguidores, porque el lector se pone en su lugar; produce la imprescindible empatía entre la columnista personal y su público.

4. Para reforzar esta relación con sus seguidores, Carmen Rigalt introduce la interpelación a los lectores que fuerza la reflexión de éstos sobre las cuestiones que ella propone. Asimismo, la permanente narración en primera persona facilita un ámbito de confidencia.

5. Los lugares comunes o topoi con que esta columnista personal ilustra su argumentación los extrae principalmente de su mundo doméstico y personal. Umbral denominó al género de Carmen Rigalt, como «literatura de olla exprés», cuyas características textuales hemos detectado y descrito en esta investigación.

6. Merece destacarse la literariedad de estas columnas. Apreciable en la figuración poética, la precisión léxica que demuestra Carmen Rigalt en su selección del eje paradigmático sobre el de la sintagmático y la creatividad de sus neologismos. La neología es una de las virtudes más apreciadas del buen columnismo literario.

 

7. Asimismo, acorde a su ethos, Carmen Rigalt es muy dada al lenguaje coloquial que, además de una general proximidad, ofrece el ámbito léxico preciso a los abundantes temas de ámbito personal y doméstico que introduce en sus columnas. Pero, incluso tratando de temas políticos, económicos y sociales, ese mismo lenguaje coloquial rompe la seriedad supuesta a sus personajes, con lo que quedan ridiculizados en sus actuaciones. Otra de las características propias del nuevo columnismo.

Concluyendo, el ethos es el principal elemento configurador del discurso de estas columnas personales que impregna todo: temas, lenguajes, sentido de los recursos expresivos empleados por Carmen Rigalt en su argumentación ingeniosa. Es precisamente lo que hace que la columna personal sea tan particular de cada firma.

 

 

 

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Documentos electrónicos:

 

Entrevistas a Carmen Rigalt en:

www.sincolumna.com/con_columna/rigalt/

 

www.elmundo.es/encuentros/invitados/2002/10/536/

 

 



 

8. Notas

[1] Los datos biográficos recogidos en este punto provienen de las declaraciones de Carmen Rigalt manifestadas a Sincolumna (http://www.sincolumna.com/con_columna/rigalt/).