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LOS ORÍGENES DEL CANTE DE LAS MINAS. GUÍA CRÍTICA A TRAVÉS DE
(Infides. Ediciones didácticas. 2008)
por José Sánchez Conesa[1]
La originalidad de esta primera obra de Pedro Fernández Riquelme se fundamenta
en el estudio de la discografía más antigua que existe sobre los estilos
mineros. En la bibliografía flamenca han venido predominando las exaltaciones
poéticas, nebulosas mitológicas y más recientemente el análisis histórico y
sociológico pero se echa en falta más pentagrama, es decir, estudios
musicológicos para desvelar orígenes, filiaciones, semejanzas e injertos de
nuestros cantes flamencos. Pedro contribuye a dejar atrás las especulaciones
metafísicas en que ha estado enredada durante tantos años la flamencología, aunque
ni mucho menos resulte ser un frío cartesiano, un gélido analista de
microscopio, sino que es un apasionado aficionado al cante y entusiasta
divulgador: director de la web murciajonda, columnista de la revista especializada
El Olivo, también ha formado parte
del jurado del Festival de Lo Ferro y de la organización del Festival del Cante
de las Minas.
Nos avanza en este libro un anticipo de su tesis doctoral que le dirige
José Francisco Ortega Castejón, profesor de Didáctica Musical en
Para Pedro el fandango de Las Alpujarras, los cantes de labor como la
trilla, la madrugá o la siega y las malagueñas folklóricas que con brío
bailaban nuestros antepasados en casas o en eras son la materia prima que
destilarán en los cantes que hoy conocemos, pausados, dolientes, ricos en
intensidad melismática y barroquismo musical, gracias a las recreaciones
estilísticas de profesionales como El Rojo, La Peñaranda, Chilares, El Morato,
Chacón, El Mochuelo, Emilia Benito, Cojo de Málaga, Niña de los Peines, Manuel
Torre, Cayetano Muriel, Escacena o Marchena.
De los andaluces aprendimos el proceso de aflamencamiento, de tal modo
que la taranta es el fruto de la notable influencia que la malagueña flamenca, -El
Rojo frecuentó y cantó en los cafés cantantes de Málaga-, ejerció en el canto
de la madrugá o malagueña de la madrugá que canturreaban campesinos y mineros mientras
trabajaban, pero que, en el proceso de decantación, adquiere una personalidad
que la alejará de la malagueña flamenca. Y de la taranta se desgajarán la
levantica, las murcianas del Cojo de Málaga, el taranto, la minera de
El autor señala nuevas veredas
para este laborioso rastreo como el canto de siega que grabó el Grupo de Coros
y Danzas de Lorca y que guarda una gran similitud con la cartagenera grande,
rasgos que, igualmente, descubre en un cante de trilla que yo mismo le grabé a
mi amigo Luciano, un anciano campesino de Roldán, en las cercanías de Lo Ferro.
Fernández Riquelme aporta otro dato interesante como la madrugá que el profesor
García Matos recogió en la voz de un vecino de la pedanía murciana de Santa
Cruz para
Otra bondad de Los orígenes del
cante de las minas: guía crítica a través de la discografía y los textos
(Infides. 2008) es el homenaje que tributa a
Enhorabuena Pedro por esta primera entrega que nos haces a los cabales y
que viene a sumar más luz, junto a publicaciones anteriores de otros
investigadores, como una lámpara minera que se adentra en la oscura galería.
[1] José Sánchez Conesa es folclorista y autor de
numerosas publicaciones en torno a las tradiciones y la historia del Campo de
Cartagena. Fue director del Festival Flamenco de Lo Ferro y es director y
presentador del programa de radio “En un lugar del Campo de Cartagena” de Onda
Cero Cartagena.
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