REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


LAS ESCRITORAS DEL RENACIMIENTO LITERARIO

 OCCITANO DEL SIGLO XIX

Anna Mellado García

(I.E.S. Poeta Julián Andúgar. Santomera)

 

Resumen: Este estudio tiene por objeto valorar la contribución de las escritoras del sur de Francia al renacimiento literario y cultural occitanos durante el siglo XIX. El análisis se centra en la producción escrita de las mujeres, la aportación que realizaron a la normalización gráfica de la lengua y su colaboración en la promoción de la cultura occitana. Como punto de partida se describen los acontecimientos históricos ocurridos en Francia durante el XIX y las primeras acciones de los colectivos feministas, responsables del cambio del orden social y jurídico establecido para la mujer. Utilizando una perspectiva que sitúa el movimiento literario occitano en relación con su contexto sociopolítico, se establecen las causas que influyeron directamente en la escritura femenina y sobre todo en la publicación de sus obras. El estudio de la producción literaria de las escritoras occitanas está conectado con períodos clave del renacimiento de las letras en lengua de Oc. Desde los precursores del siglo XVIII como Fabre d´Olivet, pasando por las diferentes manifestaciones socio-lingüísticas y literarias del XIX, como los poetas obreros de Marsella o el Felibrige, el recorrido literario concluye analizando las causas de las posteriores escisiones de un movimiento literario que tuvo su máxima representación en la figura de Frederi Mistral.

 

Palabras clave: escritoras del siglo XIX-renacimiento occitano-Felibrige-Frederi Mistral

 

Abstract: This essay stresses the contribution of the female writers in the South of France to the literary and cultural rebirth in Occitany in the 19th Century. This analysis focuses on their written production, their contribution to the graphic normalisation of their language, as well as the promotion of the Occitan culture. As a starting point, the study deals with the historical events happening in France in the 19th Century, and the first actions of the feminist groups, who were responsible for the change in the social and legal order that had been established for women. By using a perspective which relates the Occitan literary movement to its socio-political context, the author establishes the causes that directly influence the female literature and above all the publication of their works. The study of the literary production of the Occitan female writers is connected to the key periods of the rebirth of the arts in the Occitan language. From the first authors in the 18th Century, such as Fabre d´Olivet, to the different socio-linguistic and literary manifestations in the 19th Century, as well as the working-class poets in Marseille, or the Felibrige, the literary journey ends up by analising the further split of a literary movement which had its highest representation with Frederi Mistral.

 

Key words: Female writers in the 19th Century-occitan renaissance-Felibrige-Frederi Mistral

 

Índice

 

 

1 La condición de la mujer en el contexto sociopolítico de Francia durante la primera mitad del siglo XIX.

 

2. El contexto sociopolítico y literario en Occitania durante la primera mitad del siglo XIX.

 

2.1. El tratamiento de la diversidad lingüística en Francia.

2.2. Los precursores de la sociolingüística occitana.

2.3. El contexto literario provenzal hasta la segunda mitad del siglo XIX.

 

3. Las troubarello precursoras de las felibresso.

3.1. Leonida Constans de La Valette.

3.2. Ourtènsi Rolland.

3.3. Rèino Garde.

 

4.  El renacimiento literario provenzal en la segunda mitad del siglo XIX.

4.1. La constitución del Felibrige.

4.2. La nueva identidad de la mujer en el Felibrige.

 

5. La contribución de las mujeres al Felibrige.

5.1. La primera Felibresso del Felibrige. La Felibresso dóu Caulon.

5.2. Las dinamizadoras del Felibrige. Rose-Anaïs Gras, Marie Mistral y Delphine Roumieux.

5.3. La figura de la Felibresso difundida por el Felibrige. La Felibresso de l´Eurre.

 

6.  La segunda generación del Felibrige.

6.1. La reorganización del movimiento en Provenza y Languedoc.

6.2. La Felibresso d´Areno.

 

7.  El Felibrige latino.

7.1. Bremoundo de Tarascoun.

 

8.   El Felibrige rojo.

8.1. Na  Dulciorella, la Felibressa republicana, roge y libertaria.

 

9. El Imperio del Sol.

9.1. Lazarino de Manosco, la Felibresso del pueblo.

 

10. La declaración de los felibres federalistas.

10.1. Filadelfo de Yerdo, la memoria de Gascuña.

 

11.  Conclusiones finales.

 

12.  Bibliografía.

 

 


1. LA CONDICIÓN DE LA MUJER EN EL CONTEXTO SOCIOPOLÍTICO DE FRANCIA DURANTE LA PRIMERA  MITAD DEL SIGLO XIX.

 

 

         En 1789 la revolución francesa se llevó a cabo con la participación de miles de hombres y de mujeres. El 26 de agosto de 1789 se proclamó la Declaración de los derechos del Hombre y del ciudadano que establecía la igualdad de las personas ante la ley y el respeto de la libertad individual, pero las mujeres fueron deliberadamente ignoradas. Olympes de Gouges, mujer del pueblo y autodidacta, intentó ganarse la vida en Paris escribiendo obras de teatro al mismo tiempo que inició una ferviente lucha por la igualdad de derechos para el hombre y la mujer y por la abolición de la esclavitud. Calcando el texto revolucionario Olympe de Gouges redactó en 1791 una Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, añadiendo en su artículo 10:

 

“La femme a le droit de monter sur l´échafaud; elle doit avoir également celui de monter à la tribune. »[1]

 

En 1793 Olympe de Gouges fue guillotinada acusada de ser la autora de un cartel girondino y en el mismo año las mujeres fueron eliminadas de la vida política por el voto de una ley que les prohibía formar parte de un club o asociación. Esto afectará también al entorno literario, ya que se le había concedido a la mujer aristócrata el derecho a difundir y promover el talento masculino por medio de la animación de salones literarios. Esta fue una importante contribución femenina de la época, junto a la producción de intensas correspondencias con reconocidos escritores de la época. Disueltos los salones literarios, la creación artística, la publicación y promoción parecen desde ahora reservadas en exclusiva a los hombres. Sin embargo, según Vincent Schonberger, si bien el flujo de los acontecimientos parece aniquilar la escritura femenina, las mujeres siguen escribiendo, a pesar de las represalias gubernamentales y sociales a las que se exponen:

 

« C'est donc une époque où la Femme française semble perdre tous les gains des siècles précédents. Mais, malgré les difficultés accrues, malgré les préjugés renforcés contre la femme-écrivain, certaines continuent à écrire, tantôt clandestinement, tantôt de manière obstinément militante, souvent au risque de représailles gouvernementales. Les femmes poètes ont contribué de manière significative à faire le pont entre 1789 et 1830. Car, elles ont continué à souffler sur les cendres de la première Révolution pour qu'enfin puissent éclater les flammes de la deuxième [2]

 

Bajo el Imperio Napoleónico (1804-1814) y la primera Restauración (1814-1830) se abre un periodo de estancamiento político, económico y social. El 21 de marzo de 1804, Napoléon I promulga el Código Civil, por el que la esposa pasa a depender de la tutela del marido, estableciéndose el principio de inferioridad jurídica de la mujer. Esta ni siquiera puede disponer de su salario en el caso de que trabaje. La situación de la mujer soltera y de la viuda es menos denigrante.

Bajo la Restauración de la monarquía, se abre un período de  disputas entre legitimistas y orleanistas que desemboca en 1814 en  la regencia de  Louis XVIII y en la de Charles X a partir de 1824 y hasta 1830. Se inicia un proceso de política reaccionaria y conservadora en el que el monarca restablece la Iglesia Católica como poder político de Francia. Bonald, activista monárquico, jefe de fila del tradicionalismo, propone en 1815 una ley que será votada el 8 de mayo de 1816, prohibiendo el divorcio. La Iglesia Católica refuerza el concepto de la sumisión de la mujer bajo la autoridad patriarcal y de la entrega a sus deberes familiares. La burguesía se ve consolidada con esta  ley ya que la vida burguesa se organiza alrededor de la gestión de rentas, fortunas o dotes aportadas por las mujeres a la familia como contribución económica al matrimonio. La moral burguesa, apoyada por la ley y la Iglesia, propicia el absolutismo patriarcal sobre los miembros de la familia, por el cual las jóvenes burguesas serán únicamente educadas para casarse y constituir nuevos pilares familiares. La instrucción que reciben las jóvenes de las clases acomodadas, por medio de preceptores particulares o en pensionados religiosos es limitada, ya que sólo se le procuran lecturas moralizantes. Su educación académica se confunde a menudo con la práctica para aprender a recibir o cultivar las buenas maneras. Educada en la ignorancia absoluta de la realidad de su futuro, sojuzgado como esposa y madre, la joven burguesa sufre terribles decepciones con el enlace matrimonial. Se verá además enclaustrada en un hogar que fundamentará su existencia en la contemplación, la espera y la sumisión.

En el mundo rural, desde la Antigüedad y hasta bien entrado el siglo XX, la mujer soltera, viuda o casada ha trabajado duramente sin reconocimiento alguno. La mujer rural, además de educadora, asume las tareas domésticas del cuidado del hogar, se ocupa del aprovisionamiento y del mantenimiento de la granja o de los animales: limpia, esquila, alimenta, siembra, rotura, tala, recolecta, vende y compra en los mercados…. La dureza de la existencia femenina en el mundo rural es un hecho asumido por los hombres y las mujeres: las ocupaciones laborales de la mujer no son valoradas como trabajo, sino que son interpretadas como una dedicación natural. La Iglesia Católica, principal educadora femenina en el mundo rural, divulga la idea de que la mujer debe asumir su triste condición, ya que este es el destino que Dios ha elegido para las descendientes de Eva en la Tierra. Ausencia pues, en el mundo rural de reivindicaciones de emancipación femenina, ni de reducción de carga laboral ni de mejora de condiciones de vida. Las mujeres del mundo rural no participarán en las revoluciones feministas ni obreras del siglo XIX.

La situación de la mujer en las ciudades no es tampoco mejor. A principios del XIX se inició un proceso de desarrollo industrial en el sector del textil y del carbón. Para ello, se tuvo que emplear mano de obra femenina, ya que la masculina había quedado esquilmada por tantas guerras y revoluciones. También en esta ocasión se diferenciaron los sexos por las desigualdades de salarios. Se podría decir que a partir de aquí se inicia la corriente de reivindicaciones femeninas colectivas denominada feminismo, así como una concienciación común de hombres y mujeres sobre la precariedad laboral obrera. En 1831 tuvo lugar la revuelta de los Canuts, es decir, de los tejedores y de las tejedoras de seda de Lyon, que se rebelaban contra el salario mínimo y las terribles condiciones laborales. Tras una huelga general y revueltas de los obreros y obreras en todos los barrios de Lyon, el general Roguet, que gobernaba la ciudad, abandonó la misma a su suerte, y Louis-Philippe de Orleáns, que acababa de suceder a Charles X, reprimió salvajemente la revuelta.

Sin embargo, bajo la Monarquía burguesa de Louis-Philippe, duque de Orléans (Monarquía de Julio 1830-1848), las reivindicaciones feministas y obreras siguieron su curso, sostenidas por las ideologías socialistas propugnadas por Claude de Saint-Simon y Charles Fourier. En 1833, Claire Démar, una activista sansimoniana feminista publica Appel au peuple sur l´affranchissement de la femme. Otra figura femenina importante de la primera mitad del siglo XIX es Flora Tristán (1803-1844), proveniente de la clase acomodada, obrera y mujer emancipada, difusora del socialismo y defensora de los derechos de la mujer. Publicó una novela Méphis, y varios escritos políticos, siendo el más conocido Union ouvrière.

La revolución de 1848, por la que Louis-Philippe abandona la regencia, hizo nacer grandes esperanzas en el medio feminista y también en el mundo obrero. Comienza la corriente del movimiento feminista organizado, que reclama libertades políticas y civiles como el derecho al voto de la mujer. Según un artículo publicado por La Maison de femmes de Paris[3], en 1848 se crean clubes o asociaciones de mujeres que fueron rápidamente prohibidos. Aún así se publican numerosos periódicos feministas  como opinion des femmes de Jeanne Deroin o  La Politique des femmes de Désirée Veret. La segunda mitad del siglo XIX se inicia en Francia bajo los auspicios de una incierta IIª República, declarada el 25 de febrero de 1848 por el gran poeta romántico Alphonse de Lamartine. El 23 de abril se celebraron las primeras elecciones efectuadas por sufragio universal….masculino! Todos los franceses mayores de 21 años pudieron votar la Constitución de la IIª República, promulgada el 4 de noviembre de 1848. En un gesto de descarada hipocresía, se denominó universal a un proceso que no lo fue. Manifestando una ambición desmedida de poder, se excluyó una vez más a la mujer de la participación en la vida política y civil y así se procuró mantenerla en Francia hasta la segunda mitad del sigloXX.[4]

Louis-Napoléon Bonaparte, elegido presidente de la República, le juró fidelidad a la misma el 20 de diciembre de 1848, y el 2 de diciembre de 1851 perpetró un golpe de estado. Dos días después, los obreros y las obreras de París y de otras ciudades, campesinos y artesanos del mundo rural, agotados por duras condiciones laborales y existenciales y por continuas manifestaciones duramente reprimidas, se rebelaron en toda Francia. Louis-Napoléon Bonaparte respondió con una sangrienta represión: miles de personas, hombres y mujeres, fueron ejecutados, encarcelados o deportados a Argelia, y desposeídos de sus bienes. Con este desventurado golpe de estado, la República democrática y social tan deseada por el pueblo, se vio implacablemente derrotada, y el sueño de millones de personas se esfumó por un tiempo.

En 1851, Pierre Leroux propuso un proyecto de ley sobre el derecho de voto de las mujeres, demandando para ellas el derecho a participar en las elecciones municipales. La propuesta fue violentamente rechazada.

En el ámbito de la instrucción, sin embargo, se consiguieron algunas mejoras promovidas por el sector protestante, principal soporte republicano. En marzo de 1850, se había aprobado la ley Falloux, para que toda comuna de más de 800 personas fuera obligada a abrir una escuela primaria para niñas. Y es que la enseñanza pública de las niñas hasta entonces era extraordinariamente precaria, tanto para las alumnas como para sus maestras, también tratadas en inferioridad de condiciones con respecto a sus colegas masculinos. Albert Thomas[5] , resume en pocas líneas esta situación:

 

“Des milliers de communes sans écoles de filles…5.000 institutrices recevant moins de 400 francs par an ; il y en avait dont le traitement était de 65 francs; pas une n´avait droit à la retraite.”

 

El advenimiento del Segundo Imperio, en 1852, tras el golpe de estado de Louis Napoleón Bonaparte no ayudó a mejorar la situación. Para empezar, este desleal y conspirador monarca que reinstauró el Imperio bajo el nombre de Napoleón III ordenó la censura de la prensa. Ningún debate parlamentario pudo hacerse público, y las reivindicaciones sociales o feministas fueron paralizadas por un tiempo. Pero las causas sociales emprendidas siguieron su curso a pesar de todos los obstáculos. Bajo el Segundo Imperio se pudieron conseguir mejoras sociales como la creación de cajas de ahorros y mutualidades, reglamentaciones laborales o la continuidad del desarrollo de la instrucción primaria y técnica.

Según  Jules Tixerand en su artículo Le mouvement féministe sous le Second Empire[6], la ley del 10 de abril de 1867, promovida por Duruy vino a mejorar las condiciones laborales de las maestras, estableciendo además la obligatoriedad de la apertura de la escuela pública primaria para niñas, en núcleos de población de 800 a 500 habitantes. Duruy también impulsó cursos públicos de enseñanza secundaria para jóvenes en institutos de provincias y en Paris.[7] Sin embargo, a pesar de que la escuela laica podía posibilitar la integración social de la mujer, no se llegó a plantear en ningún momento una enseñanza mixta, reafirmando constantemente la diferencia.

En este agitado contexto sociopolítico de la primera mitad del siglo XIX, el acceso a la escritura por parte de la mujer ya no puede ser evitado, pero sigue siendo objeto de muchos enfrentamientos y controversias. Surgen escritoras en toda Francia y de diversas clases sociales: la obrera Élise Mercoeur, las burguesas Marceline Desbordes-Valmort  y Louise Colet, y las aristócratas Delphine de Girardin (vicomte Charles de Launey) o Marie d´Agoult (Daniel Stern), que se esconden bajo un pseudónimo masculino para no ser vilipendiadas. Se intenta canalizar la escritura femenina hacia formas de expresión mantenidas en la intimidad, como la correspondencia familiar. En la esfera pública, se le permiten obras de tipo didáctico o moralistas, que se ajusten al encorsetamiento de los valores femeninos sujetos a la dependencia masculina.

Según Michelle Perrot[8], en su artículo Pouvoir des hommes, puissance des femmes? L´exemple du XIXe siècle, es difícil que la mujer publique libremente, y cuando lo hace, debe enfrentarse al rechazo social:

 

“La femme auteur”, ce “bas bleu” honni s´attire tous les sarcasmes. Une femme qui écrit et surtout qui publie est une femme dénaturée qui préfère s´abriter sous un pseudonyme masculin. Son succès fait scandale: on le ravale. Voyez George Sand et ses «romans rustiques », relégués au rayon de la Bibliothèque verte pour adolescents.”

 

De hecho, habrá que esperar al final del siglo XX para que la obra literaria de George Sand, mujer progresista y escritora de talento, sea estudiada bajo una nueva óptica carente de discriminación sexista y para que su personalidad literaria y humana sea rehabilitada.

 

2. EL CONTEXTO SOCIOPOLÍTICO Y LITERARIO EN OCCITANIA DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX

 

2.1. El tratamiento de la diversidad lingüística en Francia.

 

            En este período de agitaciones sociopolíticas tan violentas, el recurso al dialecto para movilizar las masas, ausente desde hacía tantas generaciones, reaparece entre 1788 y 1792. En 1791, por ejemplo, se realiza una traducción de la Declaración de los derechos del Hombre y del ciudadano en provenzal. Pero este recurso político no conlleva la animación a la producción de textos escritos en dialecto, ya que la finalidad no es ni mucho menos el reconocimiento de la disparidad de lenguas habladas en Francia, sino su utilización puntual de reclutamiento de efectivos. Al mismo tiempo, se abre un período de preocupación por el estado de las lenguas en Francia. En 1794, el abate Grégoire presenta a la Convención Nacional, un dossier “Sur la necessité et les moyens d´anéantir les patois et d´universaliser l´usage de la langue française”. El abate Grégoire presenta un marco lingüístico no unificado, censando alrededor de treinta patois, concluyendo que la lengua francesa solamente es utilizada y comprendida en unos quince departamentos de los ochenta y tres existentes. Para el abate Grégoire, la incapacidad de comprender la lengua francesa es sobre todo flagrante en el mundo rural. Por ello se procede a una política nacional de eliminación del resto de lenguas en Francia, aunque se sigue recurriendo al patois todas las veces que sean necesarias hasta finales del siglo XIX, cuando los intereses políticos superan las cuestiones lingüísticas. Tomemos como ejemplo una reseña del historiador y occitanista René Merle, en su artículo “L´intervention politique dans l´idiome natal (langue d´Oc et franco-provençal) dans le Sud-Est, de la révolution au Second Empire”. En ella nos explica como se recurre con fines políticos a dos sectores proscritos: las mujeres y su idioma natal o patois, con el fin de animar a los hombres a la lucha por la patria:

 

“Il en va de même de l´idiome signal du parler naturel des femmes, dont l´intrusion (la politique est l´affaire des hommes, elle se dit en français) peut accompagner, voire exalter, l´action de leurs compagnons. Ainsi de ce surprenant texte en parler de Grenoble, qu´un curé patriote fait insérer dans le journal jacobin de la ville ; la marge linguistique du dialecte, signe de la marge sociopolitique des femmes, le temps d´un cri galvanise les énergies: la patrie est en danger, il faut que les hommes combattent et la sauvent ![9]

 

De manera paralela a la política de aniquilación de las lenguas de Francia, se realizan estudios de investigación lexicográfica, sobre todo centrados en la elaboración de diccionarios bilingües que tratan de relacionar la lengua francesa con los idiomas natales. En concreto en Provenza, se establecen dos tentativas simétricas. Por una parte, el estudioso Achard, aplica al provenzal las normas del francés, respetando su estructura gramatical y su etimología, apoyándose en el habla de los gavots, o locutores alpinos provenzales. Achard publica entre 1787 y 1789 su Dictionnaire de la Provence et du Comté Vénaissin en Marsella, y otras obras de lexicografía bilingüe francés-provenzal así como estudios de restitución histórica de grandes hombres provenzales. Por otra parte, el gramático Féraud propone una simplificación de la ortografía francesa, aplicándole las normas de uso del provenzal.

 

2.2. Los precursores de la sociolingüística occitana

 

            Durante el último cuarto del siglo XVIII, en los círculos de investigación se manifiesta un interés creciente por el estudio de la Antigüedad y de la Edad Media. Por lo que se inicia una corriente intelectual de recopilación y estudio  de textos relacionados con el patrimonio occitano. La labor de investigación continuó hasta el  Romanticismo, en universidades francesas y europeas. Los eruditos occitanistas, diseminados por el sur de Francia, salvaguardan individualmente la memoria histórica de Languedoc, de Aquitania o de Provenza, y siguen cultivando las letras occitanas. Citemos la aportación de Fabre d´Olivet (1797-1825) y Raynouard (1761-1836). Fabre d´Olivet, es el maestro que inspiró a Mistral en cuanto a la concepción de la lengua y la literatura occitanas. Según Charles Camproux, el languedociano Fabre d´Olivet iniciaría un periodo de sólida investigación sociolingüística occitana, escribiendo poesías occitanistas, que no dialectales,  lanzando el concepto de delimitación territorial de Occitania,

 

“Il n´écrit point des poésies patoises mais des poésies occitaniques, et déclare en note que «occitanique» est un mot nouveau adopté pour exprimer à la fois le provençal et le languedocien, et généralement tous les dialectes dérivés de l´ancienne langue d´oc . Il a le sens de la communauté occitane et définira avant Mistral, le domaine de la langue d´oc «des Alpes aux Pyrénées», dans «ce qu´on appelait autrefois Occitanie»[10]

 

Poco antes de morir, Fabre d´Olivet concluyó un manuscrito conservado en la biblioteca de la ciudad de Hyères, La langue d´oc rétablie dans ses principes constitutifs théoriques et pratiques, vasto compendio gramatical y léxico, prefacio de  una selección de poesías occitanas antiguas y modernas.

Los estudios de François Raynouard completan la labor de Fabre d´Olivet, en tanto en cuanto propone en 1818 unas normas gráficas rigurosas para el provenzal: anotación de los signos gramaticales no pronunciados en Provenza, conservando las marcas etimológicas, la –s como marca del plural, la –r  de los infinitivos, o la –t  de los participios pasados. Por otra parte, es importante citar la publicación entre 1816 y 1821 de su Choix de poésies originales des troubadours, ya que su exhaustivo y riguroso estudio acerca de la producción poética trovadoresca conservada en los manuscritos medievales conocerá un éxito sin igual entre los románticos franceses como Charles Nodier o Stendhal.

Citemos también la aportación de Mary-Lafon en 1841 con su Histoire politique, religieuse et littéraire du Midi de la France o el Dictionnaire de Simon-Jude Honnorat, auténtica enciclopedia occitana publicada entre 1846 y 1847, certera fuente del posterior Trésor dou Félibrige de Frederi Mistral.

La contribución de Honnorat es muy importante, ya que retoma de Achard sus principios lexicográficos, gramaticales y ortográficos. Reconstituye una normativa gráfica clásica actualizada, por medio de la rigurosa notación etimológica de marcas gramaticales, por las que se asegura la comprensión entre las variantes dialectales del vasto territorio lingüístico de Oc. Su sistema gráfico será oficialmente adoptado en 1853 por el Roumavagi dei Troubaires, Congreso poético que pretende agrupar poetas meridionales diseminados por todo el sur de Francia, básicamente languedocianos y provenzales.

 

2.3. El contexto literario provenzal hasta la segunda mitad del siglo XIX

 

         Según René Merle[11], ante las esperanzas frustradas de la república democrática, la bòna, la sociala, como la llamaba el pueblo, se inicia en 1849 un proceso de radicalización. Confluyen los movimientos republicanos y las primeras manifestaciones autónomas de sectores populares, por las que algunos periodistas proponen un debate sobre la necesidad de una intervención política que respete la diversidad socio-cultural del pueblo meridional. De manera que se relanza en Provenza un ciclo de lucha por medio de una escritura política muy activa en Marsella, en la región del Var y en la de Vaucluse. El objetivo es el de seguir formando a las masas en el republicanismo social, por lo que se retoma la lengua del pueblo, el provenzal, para la escritura de una prosa política argumentativa, difundida en numerosos periódicos y revistas.

En el reflujo político que sigue al golpe de estado de 1851, se abre un nuevo ciclo de escritura, apareado a un renacimiento de la lengua occitana, principalmente en Provenza, extendiéndose rápidamente a las demás regiones del sur de Francia. Este renacimiento literario se inicia fomentado por dos corrientes divergentes, la una funcional y psicológica, que pretendía comunicar con el pueblo y rehabilitar su dignidad humana elevando su lengua, y la otra estética, que pretendía reanudar con una brillante literatura trovadoresca. Ambas corrientes coinciden en la estimulación de un sentimiento de pertenencia e identidad territorial distinta a la del norte de Francia, en un siglo en el que el devenir político de la nación francesa está continuamente amenazado por  guerras, golpes de estado,  insurrecciones y rebeliones.

En consonancia con el flujo de las dos tendencias antes mencionadas, los poetas obreros se agrupan en el Athénée ouvrier de Marseille, en el que escritores y compositores, obreros y artesanos, animan al pueblo con obras poéticas o musicales. Si bien en 1846 la lengua utilizada en las publicaciones de este ateneo es el francés, poco a poco se van incluyendo producciones en provenzal, pasando a una publicación bilingüe, que finalmente será únicamente provenzal. La restauración de la dignidad del obrero y de la obrera, tenía que pasar también por la restauración de la dignidad de su lengua. Este movimiento tiene numerosos representantes en Marsella, desde Pierre Bellot, poeta aclamado entre 1830 y 1850, hasta Benedit, que inmortalizó con su famoso Chichois el tipo del pícaro nervi marsellés. Sin embargo, para estos autores, el objetivo no es político ni de rehabilitación social sino más bien de divertimento popular.

El representante máximo del realismo poético en Marsella es Victor Gelu, que triunfó de 1830 a 1848, animado y reconocido por muchos escritores de lengua francesa, como Alphonse de Lamartine o George Sand. Gelu escribió sobre las clases más miserables de la  sociedad marsellesa de su tiempo. En 1840, tras la publicación de sus Chansons  fue perseguido por la justicia, por la burguesía y por la Iglesia Católica. En 1856 publicó Nouvé Granet, una novela realista y social con la que cuestiona la industrialización y critica el capitalismo salvaje, que fomenta la miseria. Gelu inicia con esta novela una temática desarrollada en el último tercio del siglo XIX por el resto de escritores realistas en toda Francia. Algunos autores lo consideran como el precursor de otro provenzal, maestro del realismo en lengua francesa, Émile Zola.

En otra zona del sur de Francia, Aquitania, es interesante detenerse en la  figura de Jacques Boé, un peluquero de Agen, que escribió bajo el pseudónimo de Jasmin. Entre 1825 y 1835 publicó sus poesías Las Papillotas, y fue premiado por la Academia Francesa en Bordeaux en 1852. Desde Paris, Lamartine, Charles Nodier y Sainte-Beuve entre otros, encumbraron a este autor de talento, representante de una moda romántica de sentimentalismo popular. Su aportación al renacimiento literario supuso una gran fortificación para la expresión en lengua de Oc.

De forma paralela al Athénée ouvrier de Marseille, el Athénée de Provence también se abre a la poesía en Oc, pero ya no es «obrera». Para este sector, cuyos participantes provienen de clases acomodadas, la rehabilitación de la lengua debe obviar un presente inestable y oscuro y volver su mirada a otra época caracterizada por una brillante producción poética y más afín a su ideario monárquico. Los precursores renacentistas referentes del Athénée de Provence corresponden a los anteriores estudios lexicográficos, gramaticales e históricos de escritores ya citados: Achard, Féraud, Fabre d´Olivet, Raynouard, Mary-Lafon, Honnorat.

En 1850, Joseph Roumanille, funda un periódico conservador en Aviñón, La Commune, publicación básicamente antisocialista y procede a la selección de un elenco de autores provenzales y posteriormente meridionales, cuyas producciones reunió finalmente en una obra colectiva, Li Prouvençalo. La causa no es social, sino absolutamente literaria,  guiada por un objetivo de armonización gráfica que se ajuste a la evolución lingüística del provenzal.

 

3. LAS TROUBARELLO[12] PRECURSORAS DE LAS FELIBRESSO.

 

3.1. Leonida Constans de La Valette

 

         En 1852, el infatigable escritor y provenzalista Jean-Baptiste Gaut, apoyado por Josèp Roumanille, reagrupa autores y autoras occitanas en el Roumavagi dei Troubaires[13] o Congreso de Trovadores que tuvo lugar el 29 de agosto en Arles. Frederi Mistral tenía veintidós años y participó con  su  poesía I Troubaire, cuya segunda estrofa iba dirigida a Leonida Constans, una poetisa que también declamó sus versos en aquel evento literario.

Leonida Constans, conocida también como de La Valette, nació en 1818 en Brignoles (Var). Según el estudio de Henriette–Louise Spanjaard,[14] L´activité littéraire des femmes dans la renaissance provençale du XIXe siècle, la poetisa era hija del primer profesor de provenzal de la Facultad de Letras de Aix-en-Provence. Leonida enviudó joven, trasladándose a vivir a La Valette, cerca de Toulon, dedicándose a la composición poética. Según un estudio de Glaudi Barsotti[15], fue en 1844 cuando Leonida Constans escribió sus primeros versos provenzales, publicados por Josèp Desanat en el ecléctico periódico provenzal Lou Bouillabaisso[16].

La temática principal de los poemas de Leonida Constans es el ensalzamiento de una Provenza anclada en el pasado, revitalizada con todo tipo de simbología regionalista. Leonida Constans condena el progreso que pone en peligro los valores tradicionales sólidamente asentados en la sociedad provenzal. Por otra parte, la poetisa manifiesta su preocupación por dignificar la lengua provenzal tratando de revalorizarla por medio de la expresión poética. Glaudi Barsotti[17] apunta además, que en sus poemas, Leonida Cosntans transmite ya un sentimiento de unidad occitana estableciendo una delimitación territorial del ámbito lingüístico occitano. Joseph Roumanille la invitará a participar en la obra colectiva de autores provenzales que publicaría en 1851 en Aviñón, bajo el título de Li Prouvençalo. Leonida entregó para la publicación un poema fechado el 29 de septiembre del mismo año en Toulon, L´adiou dóu cassaire a la bastido[18]. En 1852, Leonida publicó en Toulon unos versos en el dialecto de Brignoles seguidos de otros en francés sobre la ciudad de Vienne, bajo el título A soun Altesso Imperialo Mounseignour lou Prince Louis Napoléon Bonaparte. Existe otra obra suya en provenzal, dedicada a François d´Orléans, legítimo sucesor del trono según la línea monárquica francesa exiliada desde 1848, A soun Altesso royalo Mounseignour lou Prince de Joinville, aunque se desconoce la casa editorial y el lugar y fecha de la edición.

El respeto que el joven Mistral le profesa a la poetisa le lleva pues, a dedicarle una estrofa de versos durante el primer Congreso de Trovadores de 1852. Tras su celebración, J. B. Gaut se propuso recopilar todas las poesías del Roumavagi para realizar una publicación colectiva. Mistral le dirige una carta el 24 de febrero de 1854, desde Mailllane, comunicándole su preocupación  por la supresión de la estrofa que le había dedicada la troubarello Leonida Cosntans:

 

“Il y avait une strophe consacrée à Léonide Constant: j´avais envoyé mes vers à cette Troubarello qui m´en avait remercié. Que va-t-elle dire de moi quand elle ne verra plus dans mes vers livrés à la publicité ceux que je lui avais dédiés ? «Ce Monsieur a rougi de mon nom!». Voilà ce qu´à coup sûr s´imaginera Léonide.”[19]

 

El 21 de agosto de 1853, tuvo lugar el segundo Roumavagi dei Troubaires en Aix-en-Provence, siempre a cargo del ferviente Gaut. Este mejoró la organización del segundo Congreso con respecto al primero. Fruto de la difusión del primer Roumavagi, la participación de poetas meridionales en el segundo aumentó considerablemente. En Memòri e raconte[20], Mistral recuerda parte de los asistentes y finaliza la enumeración con las tres participantes femeninas:

 

“Outro aquéli qu´ai di coume figurant en Arle, veici li noum nouveu que pounchejèron au Coungrès d´Ais: Alègre, l´abat Aubert, Autheman, Bellot, Brunet, Chalvet, l´abat Eméry, Laidet, Mathiéu Lacroix, l´abat Lambert, Lejourdan, Peyrottes, Ricard-Bérard, Tavan, Vidal,etc.., emé tres troubarello, midamisello Rèino Garde, Leounido Constans e Ourtènsi Rolland.”[21]

 

Tras este segundo Congreso de poetas y poetisas provenzales, en diciembre de 1853 Leonida Constans es solicitada por J. B. Gaut para colaborar en su periódico de literatura y poesía provenzal Le Gay saber, cuyo último número fue publicado en 1855. Según Glaudi Barsotti, esta troubarello seguirá escribiendo, ya que se conservan noticias de su colaboración con versos en provenzal y en francés en 1862 en el Almanach Historique Littéraire et Biologique de Provence y en el Le Propagateur du Var, de Draguignan.

 

 

3.2. Ourtènsi Rolland.

 

         La abundante correspondencia de Gaut, reunida por Marie-Thérèse y René Jouveau, es una fuente de información interesante para conocer varios detalles de la participación de las Troubarello en el Congreso de Arles en 1853. En esta ocasión, nos referiremos a una carta enviada por Roumanille a Gaut en agosto del mismo año, citando a Ourtènsi Rolland:

 

“L´autre jour, Mademoiselle Hortense Rolland me fit le plaisir et l´honneur de me communiquer sur place la pièce qu´elle est dans l´intention de lire. Je lui répondis, courrier par courrier, et lui suggérai la bonne pensée d´aller vous trouver […] Avez-vous vu la Muse ? Si elle n´est pas allée chez vous, par un sentiment de timidité bien naturel à son âge, allez chez elle. Ne laissez pas échapper l´occasion que nos avons d´offrir au public les chants d´une Stéphanette de Gantelme […]. La présence de Mademoiselle au milieu de nous, serait, vous le savez, d´un piquant et d´une originalité parfaite. On en écrirait.”[22]

 

Queda claro que la participación de esta troubarello es admitida por la nota picante y de color que supondría en este entrono esencialmente masculino. Roumanille no muestra interés en valorar la producción poética en provenzal de una persona que ya ha publicado en lengua francesa, pero si en incluirla para estimular el entorno masculino. Se le permite participar en una puesta en escena inspirada de la tradición trovadoresca medieval en su vertiente más legendaria y a contribuir a la promoción del evento haciendo revivir el recuerdo de Stéphanette de Gantelme.[23]On en écriraitprecisa Roumanille. Y es de lo que se trata, de dar el mayor alcance publicitario posible a este agrupamiento de poetas meridionales.

Días más tarde, Gaut recibe otra carta, esta vez de Frederi Mistral, fechada el 7 de agosto, quien le informa de la recepción de un volumen de poesías (los Essais poétiques) y de “un petit roman intitulé Marguerite Lambert[24]. Le solicita la dirección de Melle Rolland a Gaut, quien le contesta un día después:

 

“Adounc, arribi a la bravo pichouno Hortenso que vous a fach tastar seis poulits pecats mignouns. Aquelo jouino Muso d´à-z-Ais, que mette tant ben la man à la pasto pouetiquo, es filho d´un boulangier de la carriero Vanloo, à la Bourgado. Lou numero de soun oustalet m´escapo, mai es ben couneissudo.”[25]

 

En efecto, esta autora de origen humilde que habitaba en la periferia de Aix-en-Provence, ya había publicado en 1853 antes del Roumavagi sus Essais poétiques en Paris (ed.Garnier). También será publicada por la casa editorial Garnier aunque veinte años después en 1873, la novela que recibió Mistral, Marguerite Lambert.

El 29 de agosto de 1853 tuvo lugar el Roumavagi deis Troubaires y algo desagradable le ocurrió a Mademoiselle Hortense Rolland durante el evento. Mistral, en otra carta enviada a Gaut desde Maillane el 2 de septiembre de 1853[26], agradece al organizador del Roumavagi de Arles la defensa de Melle Rolland, que aparentemente había sido insultada:

 

“Mais ce qui m´a le plus vivement touché, cher ami, c´est cette sortie vigoureuse contre les insulteurs de Melle Rolland […] Encore une fois bravo! Car vous êtes à mes yeux le vrai Troubadour, le troubadour chevalier, chantant le beau et vengeant l´honneur des dames

 

No sabemos si este incidente o la dificultad de publicar en provenzal, o ambos hechos, llevaron a Hortense Rolland a partir de entonces a publicar solo en lengua francesa. En el mismo año, según Henriette Spanjaard, esta poetisa se dedicó al periodismo en la capital francesa y siguió escribiendo. En 1855, publica Mariette ou l´oiseau prend l´oiseleur, un vaudeville, comedia popular ligera muy en boga en los teatros parisinos. En 1881, siempre en Paris, Hortense Rolland publica su última obra en lengua francesa Moines et comédiennes, étude de moeurs comtemporaines. Sorprende la diversidad de géneros literarios abordados por esta autora, declarada troubarello en 1853. Hubo que esperar a 1882, para que Ourtènsi Rollando publicara su primera y única obra en provenzal, Reinié de Lar, lou viscomte de Bezié, en la imprenta Pust fiou de Aix-en-Provence. Su contribución al renacimiento literario provenzal es altruista. La edición lleva la anotación siguiente:

 

“S´atrovo pas dins lou coumerço: se douno”[27]

 

 

 

3.3. Rèino Garde.

 

         Algo similar ocurrió con otra de las supuestas participantes femeninas del Roumavagi de 1853, Reino Garde, que publicó varias obras en francés, y solo incluyó sus versos en provenzal en una última obra de poesía francesa en 1864.

La historia de Reine Garde es muy interesante, porque va unida al nombre de Lamartine y porque es el ejemplo de una humilde persona luchadora y autodidacta. Nacida en Nîmes alrededor de 1810, fue abandonada por sus padres. Siendo muy joven aún, entró a servir a una importante familia de Aix, los de Saporta. Logró instruirse escuchando las clases que recibían las hijas de la familia de Saporta y leyendo aquellos libros que éstas le iban dejando. Así fue como cayó en sus manos Jocelyn de Lamartine, cuya  lectura la conmovió tanto, que se puso a escribir versos en francés. Tras la muerte de Madame de Saporta, logró establecerse en Aix como costurera y ganarse la vida sin tener que depender de nadie. Nunca se casó, ni tuvo hijos. Su escaso tiempo de ocio estaba dedicado a la lectura y a la escritura. En 1846, supo que Lamartine pasaría unos días en Marsella y armándose de valor fue a visitarle para presentarle sus versos.[28] En esta entrevista el nombre de Reine Garde pasaría a la posteridad, ya que el propio Lamartine la describió detalladamente en el prefacio de unas treinta páginas de su novela Geneviève, histoire d´une servante[29], donde además consta la dedicatoria “À mademoiselle Reine Garde, couturière, autrefois servante à Aix-en-Provence”. Lamartine leyó los versos que la poetisa le había llevado, Vers à mon chardonneret, que incluso incluyó en el prefacio de su libro y así calificó la pluma de Reine Garde:

 

“Cela n´était ni déchirant, ni métallique, comme les vers de Reboul ; ni épique, ni étincelant tour-à-tour de paillettes et de larmes comme Jasmin; ni mignardé comme les strophes de quelques jeunes filles, prodiges gâtés en germe par l´imitation […] C´était elle: c´était l´air monotone et plaintif qu´une pauvre ouvrière se chante à demi-voix à elle-même en travaillant des doigts auprès de sa fenêtre pour s´encourager à l´aiguille et au fil […]. C´était la poésie à l´état de premier instinct, la poésie populaire telle qu´elle est partout où elle commence dans le peuple, même quand on ne lui prête pas encore la voix de l´art. Une monotonie triste, une romance à trois notes, sept ou huit images pour exprimer l´infini.”[30]

 

Con estas palabras, Lamartine sitúa a la poetisa dentro del movimiento de poetas obreros  meridionales como Jean Reboul, el poeta panadero de Nîmes o el celebrado Jasmin, poeta peluquero de Agen. El resto del prefacio es una larga digresión de Lamartine a veces monologada, a veces dialogada con Reine Garde, sobre la necesidad de instrucción del pueblo. El gran poeta romántico realiza un repaso de los géneros que las clases populares tienen a su alcance, de las lecturas que habría que facilitarles y de la propuesta de enseñarles una cultura general por medio de obras enciclopédicas.

Esta entrevista le valió a la poetisa en 1847 la publicación de sus Essais poétiques en la imprenta Noyer de Aix-en-Provence y el prefacio de Lamartine en la reedición de sus versos en 1851, esta vez en Paris, en la casa editorial de los hermanos Garnier[31].

De manera que cuando se convocó el primer Roumavagi dei Troubaires en Arles, en 1852, Reine Garde era una celebridad local, a pesar de que seguía llevando una humilde vida de obrera. No habiendo perdido el gusto por su lengua natal, empezó a escribir versos en provenzal. Henriette-Louise Spanjaard[32] ha publicado una carta de Reine Garde a Pierre Bellot, el celebrado poeta marsellés, fechada el 18 de agosto de 1852. En ella, la poetisa le solicita una revisión de la grafía de sus versos en provenzal, ya que Reine solo había aprendido a escribir en francés. Parece ser que la ortografía de la poetisa refleja la variante dialectal de Aix-en-Provence y que es muy vacilante, por lo que Pierre Bellot le sugiere que no desperdicie su talento escribiendo en su lengua materna y le aconseja hacerlo en francés. Esto fue lo que hizo Reine Garde y posiblemente por lo que no participó en el Roumavagi de 1853. El Congreso además, reunía la élite acomodada de toda la ciudad, representada por el público asistente y por la mayor parte de los poetas participantes. Reine Garde, humilde obrera, debió sentirse desplazada y poco segura de la calidad de su expresión poética en provenzal. Renunció a participar y envió una carta disculpando su presencia. Según René Merle, C. Bousquet escribió un artículo en La Gazette du Midi acerca de la expectación que causó en la ciudad de Aix-en-Provence el Roumavagi de 1853 y señala que finalmente la única participante femenina fue Hortense Rolland, ya que Reine Garde no asistió:

 

“Ainsi que nous l´avions annoncé, le deuxième congrès des poètes provençaux a été tenu à  Aix, dimanche 21 août, sous la présidence de M. le docteur d´Astros père, qui a prononcé en langue provençale un discours d´ouverture plein d´esprit et d´à propos. Un public nombreux et choisi, composé en grande partie de dames élégantes, se pressait dans la grande salle de l´Hôtel de Ville, qui avait été mise à la disposition des troubadours, et décorée avec goût.[…] Le beau sexe était représenté à ce tournoi littéraire par Melle. Hortense Rolland. Melle. Reine Garde s´était excusée par une lettre lue en séance.”[33]

 

Es una lástima que Bellot desviara a Reine Garde de la expresión poética en provenzal. También es una lástima que ésta le hiciera caso a Bellot, ya que según André Berry en La renaissance post-révolutionnaire et le regroupement provençal[34], el poeta marsellés no era un gran dominador de la lengua provenzal ni de su grafía:

 

“Hormis un petit nombre de pages purement marseillaises, sa poésie desservie par la langue et l´orthographe est d´une médiocrité déconcertante.”

 

Durante los años siguientes, Reine Garde también se dedicará a otro género, la novela, y publicará dos en francés: Marie-Rose, histoire de deux jeunes orphelines en 1855 y Hélène  ou l´Ange du dévouement  en 1869.

En 1861, la casa editorial E. Guiraud publica en Paris sus Nouvelles Poésies. Charles Nisard[35] escribió el prefacio y una noticia bibliográfica para esta obra. Por fin en 1864, en la misma editorial, se hace una reedición des Nouvelles poésies, pero esta vez se incluyen sus versos provenzales. Rèino Garde, al igual que Ourtènsi Rolland, ni olvidó ni renunció a su lengua materna. Después de una producción bibliográfica consolidada en lengua francesa, ambas escritoras rindieron con la publicación de su última obra en provenzal un homenaje a su lengua natural.

Estas troubarello, de distintos orígenes sociales y recorridos literarios, tuvieron en común el gusto por la creación literaria y el haberlo intentado en su lengua materna. Lamentablemente, la dificultad de publicar en una lengua relegada en la época a patois o francés deformado, hizo desistir a dos de ellas. El caso de Leonida Constans es distinto, porque desde el principio pudo publicar en provenzal, aunque siempre en edición bilingüe. Esto es debido a que esta troubarello provenía de una clase más acomodada y era recibida en círculos literarios burgueses que propiciaron la publicación de sus versos.

Estas tres autoras meridionales representan las primeras escritoras que participaron en el renacimiento de la lengua provenzal y por ello deben ser reconocidas como las precursoras del Felibrige.

 

4. EL RENACIMIENTO LITERARIO PROVENZAL EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX.

 

4.1. La constitución del Felibrige.

 

         Como hemos visto hasta ahora, en el sur de Francia se agrupan cada vez con más fuerza escritores y escritoras en lengua de Oc, ya sea por medio de congresos literarios, contribuciones en periódicos y revistas literarias o de publicaciones colectivas. Frente a la expansión de la lengua francesa, cada vez más rápida, propiciada por la instrucción y la administración públicas, se reivindica un sentimiento de comunidad occitana y de revalorización de la lengua occitana. El complejo de inferioridad del locutor occitano, al menos entre las clases sociales más acomodadas, disminuye y da paso a un sentimiento de orgullo y de distinción del locutor de lengua francesa.

Tras el Roumavagi de Aix en 1853, Gaut propuso organizar otro al año siguiente, pero nunca se llegó a celebrar. Y a partir de aquí se inicia un conflicto en Occitania que dura hasta nuestros días. Este conflicto fue iniciado por el portavoz del acérrimo clero católico de Aviñón, Joseph Roumanille, que no comulgaba con las ideas políticas del democrático Jean-Baptiste Gaut. Roumanille era un monárquico legitimista y centralista, mucho más afrancesado de lo que podía parecer cuando inició su actividad por la restitución de la lengua provenzal. En el Roumavagi de Arles de 1853, todos los poetas meridionales que habían participado adoptaron unánimemente el acuerdo de emplear la grafía etimológica propuesta por Honnorat y se comprometieron a seguir utilizándola en lo sucesivo.

Roumanille, en un reduccionismo localista poco preocupado por el devenir de Oc, se negó a aceptar el acuerdo y eligió la grafía fonética francesa heredada de la propuesta de Féraud. Prosiguió en solitario su actividad provenzalista, logrando convencer finalmente a unos cuantos jóvenes poetas participantes de aquel Roumavagi de que eran los elegidos para renovar la lengua provenzal, a la manera del magnífico compromiso poético que habían desarrollado los poetas de La Pléiade por la lengua francesa en el pasado. La insumisión de Roumanille a la primera propuesta común de armonización gráfica culminó el 21 de mayo de 1854, escindiéndose del grupo de Troubaires y agrupando a varios poetas en algo más que un círculo literario: una escuela literaria provenzal, el Felibrige[36].

De manera que Roumanille embarcó a Frederi Mistral, Teodor Aubanel, Jean Brunet, Anselme Mathieu, Alphonse Tavan y Paul Giéra en su ambición por la revalorización de la lengua materna de todos ellos y del pueblo provenzal. Charles Camproux en De Mistral à nos jours, ofrece un esquemático pero completo programa de la razón de ser de esta nueva formación literaria:

 

“La fondation du Félibrige était bien l´aboutissement de ce foisonnement de vie qui anima les Lettres d´oc de 1789 à 1850. Mais, dès le jour de sa création, il affirma des ambitions plus nettes: restaurer l´orthographe, la grammaire, faire de la langue un outil neuf; grâce à cette rénovation, écrire des chefs-d´œuvre; par là, redonner au peuple d´oc sa conscience de peuple; obtenir l´enseignement de la langue d´oc afin d´arriver à un relèvement complet du peuple provençal.”[37]

 

La creación del Felibrige fue el detonante de un renacimiento literario occitano cuya repercusión fue internacional, pero cuyo reduccionismo local y cuya intransigencia provocaron múltiples disensiones que aún perduran en la actualidad. No queriendo ser asociados a poetas del floreciente movimiento literario urbano u obrero de Marsella, establecieron una especie de simbólica capital en Aviñón, de un feudo que no comprende más que Arles y el Comtat Vénaissin. Se declararon los poetas de la ruralidad, de un pueblo por el que y para el que versificaron, aunque éste nunca se dio por aludido porque en realidad nunca contaron con él. A pesar de que uno de los objetivos prioritarios del grupo de poetas era elevar la clase popular por medio de la revalorización de su lengua, ésta acabó siendo únicamente un ente de ficción literaria representado por una galería de personajes poco realista, pero que serviría para propagar un mensaje de sumisión y obediencia al poder establecido.

Los poetas del Felibrige configuraron para la nueva escuela literaria un sistema de organización jerarquizado y a causa de una visión idealizada heredada del Romanticismo, difundieron sus actividades literarias en un marco de símbolos y rituales que según Robert Lafont basculan entre la francmasonería, los ritos iniciáticos orientales difundidos por los Templarios y un misticismo redentor de doctrina católica. Las reuniones del Felibrige y sus eventos literarios son bien conocidos por el eco de la prensa de entonces y porque aún se celebran en la actualidad las famosas reuniones anuales en mayo de la Santo-Estello. En este festival literario tenían lugar las inacabables tauladas o sobremesas en las que se sucedían los brindes y toast de felibres (poetas de expresión provenzal) y de felibresso (poetisas). Rebautizados literariamente con pseudónimos de lo más original, a la manera de las escritoras aristócratas del siglo XIX que debían ocultar su sexo para poder publicar, dedicaron sus versos a las más ilustres damas y renombrados caballeros de la sociedad meridional, imitando los trobadores medievales.

En 1855, un año después de la constitución del Felibrige, Roumanille crea el órgano difusor del movimiento, el Armana Prouvençau, que publica los textos recibidos siempre y cuando estén escritos con la grafía heredada de Féraud, llamada a partir de entonces grafía felibrenca. Posteriormente, debido a la gloria acuñada por Mistral, ésta también se denominaría grafía mistraliana. En 1859, la casa editorial Seguin de Aviñón publicó Mirèio y a falta de entorno social que apoyara y difundiera el Felibrige, el espaldarazo a esta excelente obra escrita en provenzal se consiguió curiosamente en Paris. Fue debido a la intercesión de Jean Reboul desde Nîmes y a la del provenzal  Alphonse Daudet desde la capital francesa, confluyendo ambos en el entorno de Lamartine, garante del éxito de esta obra en Paris y por ende en toda Francia.

 

           “-Iéu, diguè Aubanèu, dedique lou nom de felibresso i dono que cantaran en lengo de Prouvènço.”[38]

 

De los siete de Font-Ségugne, no podía ser otro más que Teodor Aubanèu (Théodore Aubanel) el que eligiera el adjetivo de felibresso para aquella dama que deseara expresarse líricamente en provenzal. De la primera agrupación de felibres fue el único en alzar un canto de admiración auténtica por la mujer, emanando de sus textos un lirismo caracterizado por la sensibilidad y la sinceridad. Frederi Mistral y Aubanèu, representan el auténtico talento literario del grupo de poetas que estableció en 1854 las bases del Felibrige en Font-Ségugne, propiedad territorial de Paul Giéra. En 1860, Aubanèu publicó La miougrano entre-duberto. Al sensible Aubanel, desde el propio entorno felibre de estrecha moral, capitaneado por Roumanille y por la católica sociedad burguesa de Aviñón, le hicieron la vida imposible. Este republicano creyente que se debatía entre su moral católica y la expresión de una sensualidad pagana, trató siempre de pacificar las posteriores querellas del Felibrige con el resto de grupos poéticos. Finalmente tuvo que abandonar este sectario círculo del Felibrige, incomprendido y menospreciado. Afortunadamente encontró calor y reconocimiento entre otros autores y autoras como veremos más adelante, fuera de las inquinas y envidias de la hipócrita y cruel sociedad aviñonesa de la época. En La miougrano entre-duberto, Teodor canta desoladamente a su amor perdido, una joven amiga de las piadosas hijas de Paul Giéra, que ingresa en un convento. Esta obra portadora de un sentimiento trágico expresado con hondura, tuvo mucho éxito entre las lectoras provenzales.

 

 

4.2. La nueva identidad de la mujer en el Felibrige

 

         La revitalización de las legendarias Cortes de amor de la tradición trovadoresca fue un aporte fundamental para el entorno femenino meridional del siglo XIX, ya que permitió la participación de la mujer en la producción poética en lengua de Oc. En la segunda mitad del siglo XIX, a la mujer del sur de Francia se le asigna una función en la contribución al renacimiento occitano: rememorar el bello sexo femenino que tomaba parte activa en en los intercambios dialéctico-líricos de las tradicionales Cortes de Amor medievales. Por lo que desde el Athénée de Provence y sobre todo a partir de 1854 con la formación del Felibrige, se animó tibiamente la publicación de escritos femeninos, con la única finalidad estética de reproducir con la mayor verosimilitud posible este ritual cortesano medieval. Eso si, eliminando la nota de sensualidad predominante del discurso de la trobairitz o poetisa medieval para conducirlo a una expresión que se ajustara a la identidad social burguesa de la mujer en la segunda mitad del siglo XIX. Los primeros hombres del Felibrige diseñan una nueva identidad femenina que difunden por medio de sus personajes literarios. El modelo es esencialmente burgués y católico, la dama es dulce y sumisa y se idealiza su belleza con tópicos más relacionados con la tradición mariana que con los de la cortesana, sentidos como transgresores. De manera que la visión poética de la mujer se limitaría a la percepción de una realidad cuya existencia transcurre entre la reflexión y la contemplación de una vida de interior, la asistencia a actos sociales siempre como acompañante de un varón de la familia (esposo-padre-hermano…) y vigilada por la estricta moral católica difundida en los hogares burgueses. El confinamiento forzoso en el hogar y la negación de sus derechos civiles y sociales, justificados por una moral católica discriminadora, no serán desde luego temas reivindicativos en las producciones poéticas de las primeras poetisas del Felibrige.

En cuanto a la mujer trabajadora no tiene ni tiempo ni instrucción para componer y en caso de hacerlo, no será en el entorno del Felibrige provenzal donde encontrará apoyo, sino más bien en entornos republicanos y socialistas, que cada vez pugnan más por ayudar a la mujer a conseguir la liberación de las ataduras que le imponen su inferioridad jurídica, social y familiar.

A partir de 1878, la figura femenina será refinada para consagrar a la mujer durante la celebración de las reuniones septenarias del Felibrige. Se crea otra representación femenina desde del ámbito de la escuela provenzal: la reina del Felibrige. Los hombres del Consistòri eligen una joven y exquisita reina del entorno familiar o social de los felibres por siete años, en actos que reproducen una puesta en escena barroca, elitista y clasista. La figura de la reina del Felibrige es un remanente del ideario monárquico de ciertos sectores  burgueses de la sociedad de la mitad de la segunda mitad del siglo XIX.

Para conferir un colorido provenzal localista, a la mujer del Felibrige se la atilda con un traje folklórico, el vestido y la cofia de Arles, tradición que aún tiene su continuidad en las actuales festividades de esta ciudad. La expresión poética de las Felibresso promocionadas por Mistral y sus colaboradores reflejará como un espejo la nueva identidad de mujer provenzal creada para el elenco femenino burgués.

Más adelante, como fruto de la intensa actividad regionalista que Mistral llevó a cabo con el fin de difundir el conservadurismo tradicional, creó en 1904 en Arles la Festo Vierginenco para empezar a adoctrinar pronto el entorno femenino. Revistiendo por primera vez el atuendo de Arles, las adolescentes de 15 años, futuras aspirantes a gloriosas reinas del Felibrige, comienzan su educación de exhibicionismo folklórico. El felibre Folco de Baroncelli instauró firmemente la Festo Vierginenco en la región de Camarga. En la actualidad aún se celebra esta festividad en la localidad de Saintes-Maries de la Mer, hacia donde se dirigen en peregrinación las jóvenes, encarnando el personaje mistraliano de Mirèio en su huida.

El ideal de belleza y de bienséance femenina diseñados por el Felibrige solo se consolidará en algunas áreas muy determinadas de Provenza y otras de Occitania como Limousin o Périgord. Solo algunos hombres han creado esta nueva identidad femenina, pero serán miles las mujeres que la difundirán en las celebraciones literarias y sociales. Cuando alguna poetisa afin al Felibrige tome otros derroteros fruto del desarrollo de una persona libre-pensante como por ejemplo Na Dulciorella, la felibressa impulsora del Felibrige roge, republicano y anticlerical, el círculo de hombres y mujeres conservadores del Felibrige sencillamente la ignorarán.

Fiel a su ideario burgués y conservador Mistral seguirá promoviendo incesantemente la nueva identidad femenina creada en los primeros años del Felibrige. A finales del siglo XIX y a principios del XX, este ideal femenino resultará anacrónico y sólo tendrá eco en reducidos círculos acomodados o en festividades locales que tienden a revestir con el máximo tradicionalismo sus manifestaciones culturales. 

 

5. LA CONTRIBUCIÓN DE LAS MUJERES AL FELIBRIGE

 

5.1. La primera Felibresso del Felibrige. La Felibresso dóu Caulon.

 

“Adessias dounc à la Muso franceso, me veici felibresso” [39]

Felibresso dóu Caulon

 

         Pocos meses después de  la publicación de Mirèio, en febrero de 1859, se tienen noticias de la primera felibresso. En 1860, cinco años después de la creación del Armana Prouvençau, aparece la primera voz femenina en esta publicación[40] con la poesía Madaleno e lou tavan rous. Está fechada el 20 de octubre de 1859 y firmada por la Felibresso dóu  Caulon, que según Henriette-Louise Spanjaard seguirá en el anonimato hasta 1879, apreciación que pongo en duda por los hechos siguientes.

Esta primera felibresso, es hija del felibre Valère Martin de Cavaillon, el Felibre des melons, y el Caulon o Cavalon es un río cercano a Cavaillon. Resulta difícil pensar que el reaccionario Roumanille no se asegurara de la procedencia social de esta personalidad femenina, de su filiación a la monarquía y de su conformismo a la estricta moral católica (¡y mucho más siendo una mujer!) antes de publicar su poema. Por otra parte, la participación femenina de los primeros años del felibrige se restringe a la de las mujeres del entorno familiar o social muy cercano, por lo que no es posible que se desconociera la identidad de esta poetisa. Si a ello sumamos una ortografía absolutamente conforme a los dictámenes de esta escuela literaria, creo que el mito del desconocimiento de la autoría de las poesías de esta felibresso, publicadas durante varios años en el Armana Prouvençau, es otro de los muchos mitos difundidos por el Felibrige. Sea como fuere, esta poetisa fue la primera en denominarse felibresso y la primera mujer en publicar versos en provenzal conforme a la grafía felibre. Es la única felibresso mencionada por Mistral en Moun espelido, memòri e raconte, cuando en el capítulo XII (Font-Segugno-Lou proumié cant di felibre) pasa lista a los colaboradores de los primeros Armana Prouvençau.

Descubrimos su identidad. Se trata de Marie Madeleine Azalaïs Martin, nacida y muerta  en Cavaillon (1844-1917) e hija por línea materna de una aristocrática familia. Criada por una nodriza que le enseñó el provenzal, volvió a su lengua materna cuando descubrió tras la lectura de Mirèio de que se trataba de una noble lengua. Escribió sus primeras poesías en contra de la opinión de su madre que odiaba que se expresara en la lengua del pueblo, pero animada por su padre a la lectura y la escritura en provenzal, ya que él era felibre.

En 1863, fue animada a recopilar y publicar sus versos, por aquellos que hasta 1879 supuestamente no sabían quien era, con el nombre de Lis Amouro de Ribas culido pèr la felibresso dóu Caulon emé la traducioun literalo en regard, editado en Aviñón por Joseph Roumanille (que supuestamente también desconocía su identidad…).

En 1868, esta felibresso se casó con el conde Philippe d´Arbaud, siendo padres del poeta Joseph d´Arbaud. Éste siguió los pasos de Folco de Baroncelli, poeta difusor del Felibrige y fundador de la Nacioun Gardiano, movimiento de conservación de la tradición de la Camarga y de sus regiones taurinas. Dedicada a sus labores de madre y esposa, esta poetisa ya no volvió a publicar, aunque siguió escribiendo versos que fueron presentados esporádicamente en algunos Juegos Florales, siendo premiados en algunos de ellos como en los de Aix-en-Provence en 1886 o en los de Digne en 1888.[41]

 

5.2. Las dinamizadoras del Felibrige. Rose-Anaïs Gras, Marie Mistral y Delphine Roumieux.

 

         Nos detendremos someramente en otras felibresso como Rose-Anaïs Gras, cuyo máximo honor literario es haber sido la mujer de Roumanille desde 1863 y la hermana del máximo representante del Felibrige rojo, el republicano Félix Gras. Su producción se limita a unos dieciséis poemas retocados por su esposo Joseph Roumanille, según Henriette-Louise Spanjaard[42], recopilados en un manuscrito inédito. Publicó diseminadamente estos poemas en el Armana Prouvençau y en el Almanach du Sonnet.

En los Juegos Florales de Apt, se le concedió un premio en 1862 por un Cantico a Santo Ano. En 1864, fruto de las excelentes relaciones transpirenaicas del Felibrige con Cataluña, los autores provenzales asisten a los reinstaurados Juegos Florales de Barcelona. Se le concede a Rose- Anaïs de Roumanille el primer accésit por dos composiciones: La masco dóu cautelan y La moungeto[43]. En 1874, con motivo de la celebración del quinto centenario de la muerte de Petrarca, fue premiada por una traducción en provenzal de un soneto del autor. Creo que resulta interesante añadir que según René Ribière, en Pétrarque et les sept de Font-Ségugne[44], el presidente del jurado de este evento era Aubanel y la vice-presidencia la ostentaban Frederi Mistral y Joseph Roumanille. La actividad de Madame Roumanille en relación con el movimiento felibre fue importante sobre todo porque participó activamente en la gestión de la librería y de la casa editorial de Roumanille, de la cual se hizo cargo tras la muerte de éste.

La figura de Marie-Laure Aimée Rivière tampoco reviste ningún interés literario. El 27 de septiembre de 1876 se casó en Dijon con Frederi Mistral. Publicó algún poema en la revista que fundó su esposo, L´Aiòli (1891-1898), y junto con Charles Maurras, en 1941, Excursion en Italie, un diario de viaje que había elaborado conjuntamente con Mistral. Le corresponde el honor de haber sido proclamada en Montpellier con motivo de las Fêtes Latines primera reina del Felibrige en 1878. Siete años después, le dio el relevo a Marie-Thérèse Roumanille, hija del cerebro fundador del Felibrige. Como vemos todo queda en familia. Unos y otras se retroalimentan en festividades grandilocuentes, en las que insisto, la mujer del pueblo está ausente. El elenco femenino está representado por la flor y nata de esposas, hijas, hermanas, sobrinas y ahijadas de una burguesía provinciana que les confiere básicamente un estatus de animadoras en la celebración de estos eventos literarios. No cabe la menor duda de que Madame Mistral colaboró en otros campos reservados a la promoción de un escritor glorificado, en actividades sociales o archivísticas. Tras la muerte de su esposo, facilitó documentación que contribuyera a la difusión de la obra del escritor, dando lugar incluso a nuevas publicaciones. Es el caso de los tres volúmenes publicados en la casa editorial Grasset, Proso d´Armana de Mistral, que Madame Mistral seleccionó del Armana, L´Aiòli o Vivo Prouvènço, entregándolos en 1905 a Pierre Dévoluy para su organización y traducción al francés. Hay que decir que su nombre también  pasará a la historia por ser una de las  mujeres a la que más poemas se le han dedicado en occitano durante la segunda mitad del siglo XIX, por parte de poetas y poetisas de todas las regiones del Midi.

Siempre en el entorno cercano de la primera generación de felibres, mencionaremos a Delphine Ribière, Madame Roumieux[45] a partir de 1850, cuya hija Mirèio fue ahijada de Mistral. En una noticia sobre la publicación del Armana Prouvençau para el año 1873, se hace mención a una poesía provenzal de Madame Roumieux:

 

“Qu´il me soit permis de signaler, dès maintenant, deux charmantes pièces de vers d´une nouvelle felibresso, Mme. Delph. Roumieux, la Miéu Mireio et Lo Plang d´uno maire, un sourire et une larme.”[46]

 

En 1874, se publica en Aix-en-Provence Vint sounet provençau tira de l´Almanach du sonnet. Los sonetos de Delphine Roumieux figuran junto a los de Teodor Aubanel y Malachie Frizet. En 1877 Louis Roumieux elabora una recopilación de poemas de varios autores (Mistral, Aubanel, Arnavielle, Faure, y el propio Roumieux entre otros) e incluye poesías de su mujer y de otra celebrada felibresso, prima de Maurice Faure, Léontine Goirand. La publicación, realizada por les hermanos Aubanel se llama Uno fèsto de famiho, pouesio acampado pèr Louis Roumieux (de Nimes). Gran amiga de otra felibresso, Antounieto de Bèu-Caire, Delphine Ribière colaboró junto con su marido Louis Roumieux en la recopilación y publicación póstuma de los  poemas de la joven poetisa.

 

5.3. La figura de la Felibresso difundida por el Felibrige. La Felibresso de l´Eurre.

 

         En 1860, recién publicada Miougrano entre-duberto, el mismo Aubanèu le regaló un ejemplar a Antounieto de Bèu-Caire[47]. Ésta se sintió automáticamente hermanada con el autor, ya que el hombre del que ella estaba enamorada también acababa de entrar al servicio de Dios. En agradecimiento, le dedicó a Aubanèu su poema Perquè, primera composición firmada como Felibresso de l´Eurre.

Esta mujer ha sido la felibresso más celebrada por el Felibrige, injustamente denominada como la primera representante femenina del movimiento, hecho que debe ser desmentido, ya que como hemos visto es a la Felibresso dóu Caulon a quien le corresponde ese honor. Antounieto de Bèu-Caire es, por otra parte, la mujer más mencionada en las antologías literarias como la felibresso emblemática del renacimiento provenzal del siglo XIX. En realidad constituye una de de las leyendas forjadas por el propio Mistral y consolidada posteriormente por los autores seguidores de la corriente mistraliana. Sin embargo, esta poetisa, cuya existencia fue infeliz y atormentada no se imaginó jamás el renombre que alcanzaría tras su muerte.

Nacida en Nîmes en 1840, Marie-Antoinette Rivière falleció en Beaucaire en 1865. Realizó su escolaridad en un pensionado católico en Nîmes, donde recibió la tradicional educación burguesa destinada a la mujer. Allí conoció una amiga de Beaucaire, Zoé Germain y una estrecha amistad surgió entre ambas. Completada su educación a los 15 años, volvió en 1855 a Beaucaire, donde residiría hasta su muerte, salvo una estancia realizada en Vernet-les-Bains pocos meses antes de su muerte, en el intento de mejorar su precario estado de salud. En cambio, las visitas e incluso las estancias en casa de Zoé Germain que vivía en un mas vecino al suyo fueron cotidianas hasta 1859, fecha en que su amiga murió. Parece ser que durante sus encuentros amistosos se había enamorado de Jean-Augustin Germain, el hermano de Zoé. Tras la muerte de ésta y del ingreso de Jean-Augustin en el seminario, del cual se cree que Antounieto estaba enamorada, la joven cayó en una especie de éxtasis místico. Nutrida de mucha literatura romántica, dolida y sin aparentes ocupaciones, Antounieto se sumió en una profunda depresión. Animada por Roumieux, comenzó a escribir versos tristes y dolientes en provenzal, que aquél envió al Armana Prouvençau en 1864 para su publicación.

 El pseudónimo que eligió para escribir fue Felibresso de l´Eurre o de la hiedra, planta elegida por ella porque crece a su antojo sobre las lápidas mortuorias acompañando a los difuntos y porque el cementerio, lugar que visita asiduamente, representa para ella un lugar de transición entre la vida y la muerte.

Henriette-Louise Spanjaard, que ha realizado un minucioso estudio de esta felibresso y sobre todo de los pasos seguidos por los felibres en la organización de la publicación de su obra, define así el lenguaje poético de Antounieto de Bèu-Caire:

 

“En résumé, on constate que la poétesse écrit una langue simple, pure, faite de mots tout à fait conventionnel, qui pourtant forment des phrases d´une haute musicalité. Les rimes riches auxquelles le provençal se prête si aisément, abondent, surtout avec les sons a, o et ou. Elle n´abuse pas des diminutifs si fréquents dans cette langue et que Mistral n´a pas même pu éviter toujours. La délicatesse des sentiments égale la sobriété des expressions. Nulle part des cris passionnés, plutôt des plantes douces.”[48]

 

La temática de estas poesías está restringida a dos campos léxicos: elementos naturales y el misticismo católico. Sus poemas están dedicados casi en su totalidad a flores, pájaros, la caída de las hojas y el curso de un riachuelo, a los que convierte en interlocutores y depositarios de sus secretos. En esto no se va a diferenciar del conjunto de mujeres del ámbito cercano del Felibrige que escriben sus primeras poesías. La diferencia radica en la expresión del dolor, que traduce un auténtico martirio existencial. Las imágenes remiten a una simbología de práctica católica: la cruz, los ex- votos, los milagros, incluso una aparición de la Virgen. Clama continuamente a Dios para que le envíe la muerte y pueda ascender al paraíso liberador, alcanzando por fin la felicidad que no encuentra en la tierra. Ni una mirada de conjunto a la Naturaleza: la descripción completa de un entorno paisajístico se resume al cementerio, lugar que ella frecuenta por placer. Las pocas miradas hacia otro ser humano se convierten en un pretexto para transferirle su dolor y seguir representándola exclusivamente a ella, por lo que no deja de ser otra mirada ausente. Esta poetisa es un alma doliente replegada en si misma que procura refugiarse en los recovecos de su alma, intentando abstraerse de lo terrenal. Plagnum es el poema de Antounieto más citado en las antologías literarias. Más de un verso transmite una profunda amargura:

 

“Qu´eiçabas lou bonur es taca de lagremo;

Lis ouro li mai douço an soun degout de fèu.” (p. 172)

 

El resto de los versos son lúgubres llamadas a la muerte, como por ejemplo los dos últimos:

“Vole mouri, moun Diéu! Escouto ma preiero,

Que lou jour de ma mort sara moun plus bèu jour! (p. 172)

 

De su producción poética, un poema aparentemente original ofrece una cierta calidad literaria en la expresión de su melancolía, resultando hondo e intimista, pero no lúgubre. Se trata de Vèspre d´Abriéu. Antounieto cuenta como recibe en su habitación la visita de la luna, que trata de conocer sus secretos,

 

Luno, calèu di mort e soulèu dis amaire,

Souto mi ridèu blu mandes ti rai d´argènt

Pèr enlusi ma chambro, o bèn (e m´anchau gaire!)

Pèr sousprendre lou nom que repete en dourmènt? (p. 142)

 

y a la que envía confidencialmente a besar el corazón de su enamorado:

 

“Mai fau m´assegura que noun saras lengudo

E que, se mit secrèt vènon à te pesa,

Anaras vitamen, amistadouso e mudo,

Au cor de moun ami plan-planet li pausa…” (p. 142)

 

Por una sincera amistad mantenida con la familia de Louis Roumieux, ya que Antounieto fue la única compañía de Delphine Roumieux de 1860 a 1865 durante las largas ausencias del esposo de ésta, sus poesías fueron recopiladas y publicadas tras su muerte en octubre de 1865. La publicación recibió el título de Li Belugo d´Auntounieto de Bèu-caire, emé la courouno trenado pèr li Felibre y la imprenta de los hermanos Aubanel en Aviñón realizó el trabajo de edición. Roumieux pensó que esta obra podría contibuir a la difusión del Felibrige, así que se encomedó a esta tarea en cuerpo y alma.

En realidad, dos hombres se encargaron de gestar la obra póstuma de Antounieto: Roumieux y Mistral. La preparación de la edición fue laboriosa y escrupulosamente revisada. El Felibre de la Tour-Magne, es decir Louis Roumieux, se encargó fundamentalmente de la recopilación y de la adecuación ortográfica para que estuviera acorde con la grafía propugnada por Roumanille para la escuela de Aviñón. Analizada la obra en su conjunto hay contados poemas no exentos de calidad, pero son los retocados por la pluma de Mistral, como por ejemplo La Cigalo. El único poema del que puede asegurarse su completa autenticidad es Myosotis, ya que se conserva la poesía manuscrita y firmada por Antounieto. Aun así, fue retocado estilísticamente por Mistral para su publicación en Li Belugo y en el Armana Provençau de 1865. El maestro de Maillane se encargó además de organizar la compilación. No respetó la cronología de los poemas propuesta por Roumieux, porque muchos de ellos no estaban fechados. Asi que Mistral prefirió ordenarlos de manera que el conjunto resultara un poema de amor cronológico en su evolución amor-contrariedad-dolor y muerte. “C´est complet” resumía Mistral notificándole a Roumieux el orden que había decidido para los poemas, poniendo de manifiesto que el cariz romántico que le había conferido a la personalidad de la felibresso y al conjunto de su obra le estaba satisfaciendo. Sin embargo, una disputa estalló entre los dos felibres, ya que Mistral se negaba a incluir varios documentos: una desconsolada elegía de Roumieux, ciertos poemas de Antounieto y su correspondencia con Delphine y Louis Roumieux. En una carta fechada el 3 de junio de 1865, Mistral le escribe con acritud a Roumieux:

 

“Je te le dis durement: tes dix pages de lignes rimées ne méritent nullement de voir le jour; et les lettres d´Antounieto qui suivent ne valent guère mieux; ce sont là jeux d´enfants qu´il faut garder pour soi; mais dans ces dix pages on ne trouve absolument rien comme idée ou sentiment (p. 303)

 

Sin embargo Roumieux, en un tour de force sin ambages, insistió en ello y el 8 de junio del mismo año, Mistral se disculpa por el tono duro de su anterior carta y le explica que su deseo es el de colaborar en una publicación seria:

 

“Le regret que m´a causé la publication de ces lettres, si peu en harmonie avec l´idéal que l´on doit se faire d´Antounieto m´a fait exagérer l´expression […]. Voici quel était mon idéal: une préface de 10 lignes, comme les biographies des toubadours […] puis ses poésies, et puis les doléances felibrenco; mais un livre sévère, simple comme un monument funèbre et artistique […]. On t´accusera d´avoir voulu te faire un piédestal du tombeau d´Antounieto (pp. 304-305)

 

Incluso Mistral es consciente del excesivo golpe de efecto que quería conseguir Roumieux. Roumanille intervino y zanjó la cuestión: salvo la elegía de Roumieux, el resto se eliminaría. “Il faut faire de cela une oeuvre felibrenco, c´est-à-dire artistique (p. 293), escribía Mistral a Roumieux en una carta fechada el 19 de marzo de 1865. Y asi fue. Se creó una obra artificial que Roumieux completó con poemas dedicados a Antounieto por veintisiete poetas y poetisas felibres de la época, para darle más envergadura a una obra que no la tenía. Solo dos contribuciones de las veintisiete son de otras felibresso: una de la felibresso dóu Caulon, de tono piadoso y plañidero similar al de Antounieto y otra muy breve de Rose-Anaïs Gras, que llora a su hija, enterrada el mismo día que murió Antounieto de Bèu-Caire.

Se editaron unos 500 ejemplares de Li Belugo, que fueron distribuídos prácticamente en su totalidad entre los socios felibres. La obra de Antounieto de Bèu-caire tuvo una limitada difusión. Sin embargo, la difusión de su doliente persona si alcanzó cotas de popularidad muchos años después, de la mano de Mistral y sus colaboradores.

Mistral aprovechó pues, la excelente operación de marketing ideada por el felibre de la Tour-Magne para crear un mito literario femenino y contribuir a la difusión del Felibrige. Dedicó varias páginas a la felibresso en el Armana Prouvençau de 1866, en el de 1874, resumen dedicado a veinte años de actividad felibre y la incluyó en Lou Trésor dóu Felibrige. Se organizaron múltiples celebraciones en honor de Antounieto de Bèu-Caire a finales del siglo XIX y también durante la primera mitad del XX en toda Provenza. Proponemos como ejemplo la gira que realizaron los felibres de Paris en agosto de 1891, durante la cual se detuvieron en la tumba de la Felibresso de l´Eurre para homenajearla. Se convirtió en la referencia de la siguiente generación de felibresso adscritas a la Escuela de Aviñón. Felibresso y felibres siguieron dedicándole sus poesías y aún en la actualidad sigue siendo citada por múltiples antologistas literarios, como por ejemplo Charles Camproux.

Finalmente, tras su prematura muerte, la desdichada Antounièto de Bèu-Caire se convirtió en una de las mayores difusoras femeninas del renacimiento literario provenzal.

 

 

6. LA SEGUNDA GENERACIÓN DEL FELIBRIGE

 

6.1. La reorganización del movimiento en Provenza y Languedoc.

 

         El Felibrige se va expandiendo durante los años siguientes y en 1876 los felibres provenzales se reúnen en Aix-en-Provence y los languedocianos en Montpellier, para asentar estatutos oficiales y conferir una organización jerárquica a un movimiento literario que comenzaba a tener muchos seguidores. Louis-Alphonse Roque-Ferrier[49] publicó la crónica de ambas reuniones en la Revue des Langues Romanes, órgano de difusión del felibrige creado por el languedociano republicano Charles de Tourtoulon. Así pues, se establecieron los estatutos oficiales, conformando una organización piramidal encabezada por la ya existente figura del capouliè o jefe, cargo ostentado hasta entonces por Mistral. Se crea el Consitòri, órgano ejecutivo formado por cincuenta mayorales, agrupación que decide la inclusión o exclusión de una escuela afiliada y otorga los nombramientos de mestre en gay sabè. Se le confiere el nombre de mainteneurs a los simples seguidores del Felibrige sin limitación de número y se definen los afiliados extranjeros como correspondants. Se delimitan territorialmente tres grandes secciones o maintenances, representadas por un syndic  nombrado por el Consistòri:

 

-          Provenza comprende las regiones de lengua de Oc situadas a lo largo de la ribera derecha del río Ródano.

-          Languedoc, las situadas a partir de la ribera izquierda del Ródano.

-          Cataluña, con el condado de Barcelona, Valencia y las Islas Baleares.

 

Finalmente, se autoriza la creación de escuelas a petición de siete felibres (número sacro-santo del Felibrige), dirigidas por un cabiscol.

En la reunión mantenida en Aix, Aubanèu fue el encargado de solicitar la aprobación de los estatutos de otras escuelas provenzales: la de Forcalquier, representada por los Felibre deis Aup (de los Alpes), la de Aix-en-Provence con los Felibre de Lar y la de Marsella animada por los Felibre de la mar. También se le confiere oficialidad  a la propia Esuela de Aviñón, primera formación del Felibrige y denominada lou Flourège.

En el Languedoc, se había realizado una reunión previa en noviembre de 1875 para sentar las bases de la futura asociación. Reunidos en Montpellier en 1876 bajo la supervisión de Mistral, se aprobaron los estatutos oficiales de las tres primeras escuelas languedocianas: la de Montpelllier, denominada Escola de Parage, retomando un concepto de la tradición trovadoresca que se define por la nobleza de espíritu y la animación a la intelectualidad, la escuela de Nîmes o Soucieta di felibre de la Miougrano y la de Alais (hoy Alès), conocida como Soucieta das felibres gardounes.

Finalmente, Louis-Alphonse Roque-Ferrier transcribe en su artículo las intervenciones de felibres languedocianos que desean tratar la cuestión de la grafía a utilizar en las publicaciones oficiales de las escuelas recién formadas. Un espinoso asunto en el que Mistral dio muestras de un testarudo reduccionismo. Ante la propuesta de los languedocianos que pretendían llegar a un acuerdo lingüístico y gráfico entre Languedoc y Provenza, ésta fue la respuesta de Mistral:

 

“Une discussion s´éleva ensuite touchant l´idiome à employer dans les actes officiels de la maintenance. M. de Tourtoulon proposa qu´une sorte de partage fût établi entre le montpélliérain et un des idiomes qui possèdent l´o à la désinence du féminin. M. Mistral se leva alors et fit remarquer que la question ne pouvait être tranchée par le vote, attendu que le dialecte du chef-lieu de la maintenance état naturellement le dialecte officiel de celle-ci[50]

 

Mistral concluyó el asunto diciendo que cada uno escribiera según el dialecto de su localidad, por minúscula y poco representativa que fuera. Zanjó autoritariamente la cuestión, negándose a llegar a un acuerdo que hubiera beneficiado a todos los escritores y escritoras en lengua de Oc. La sugerencia de Mistral al Ministerio de la Instrucción Pública francés de favorecer la enseñanza de la lengua occitana, debió en un inicio sorprender a este organismo. ¿Qué lengua occitana? se preguntaría este Ministerio, ante miles de escritos redactados con grafías distintas y exhibiendo mil fragmentaciones dialectales. Para muchos autores, el interés de Mistral se limitaba únicamente a la renovación de la lengua occitana en Provenza, imponiendo el dialecto rodaniano de su región para revitalizarla. Esto causó disensiones incluso entre escritoras y escritores provenzales. Cuando el concepto de la revalorización lingüística se difundió por el resto del sur de Francia, el Felibrige comenzó a escindirse en varias corrientes a veces enfrentadas.

 

6.2.  La Felibresso d´Areno.

 

         El relevo generacional de la felibresso  Antounieto de Bèu-Caire fue tomado por otro descubrimiento de Roumieux, que seguía mostrando especial interés en la promoción de poetisas que animaran el Felibrige. Se trata de Leountino Goirand, a la que Roumieux consagró con el pseudónimo de Felibresso d´Areno. Es la hija del historiador Jean-Perre Goirand,[51] uno de los asistentes a la reunión del Felibrige en Montpellier en 1876. Este felibre languedociano, historiador especializado en el período político del golpe de estado de 1851 en la región del Gard, publicó numerosas memorias en la Société Scientifique et littéraire d´Alès e incluyó poesías de su hija en los tomos correspondientes a los años de 1875, 1876 y 1877.

Leountino Goirand, nació en 1853 en Alès[52], donde residió hasta su muerte en 1933. El promotor de Leountino fue Louis Roumieux, quien la presentó magistralmente como la heredera de Antounieto de Béu-Caire, intentando unir ambas autoras con un metafórico lazo de hermandad. Habían pasado 11 años desde la muerte de la felibresso de l´Eurre y de la publicación póstuma de su obra (1865) y 13 años desde la última publicación de la felibresso dòu Caulon. Por lo que no había ninguna figura femenina poética activa que representara la escuela de Aviñón.

En mayo de 1876, durante la reunión que tuvo lugar en Montpellier para la organización de la Maintenance de Languedoc, Louis Roumieux abrió un nuevo periodo para la lírica femenina adscrita al felibrige de Aviñón. El artículo de la Revue des Langues Romanes que da cuenta de la reunión, expone también la hábil promoción de Roumieux en tres pasos que se detallan a continuación:

 

“M. Louis Roumieux lut deux morceaux d´un genre différent, mais qui furent, eux aussi, vivement appréciés. Le premier avait pour titre Lou Sòu d´Antounieto, et traduisait admirablement une circonstance des derniers moments de la felibresse de Beaucaire¹[53]

 

Vemos como Roumieux retoma el mito y para asegurar la transición literaria, primero lee unos versos incluidos en su primer tomo de sus obras completas, Li coquiho d´un Roumiéu, titulados La hermana de Antounieto y dedicados a Leountino. La palabra Beaucaire remite a la siguiente cita a pie de página en el texto:

 

“Mlle. Antoinette Rivière, de Beucaire. Ses poésies ont été publiées sous ce titre: Li Belugo d´Antounieto de Bèu-caire; Avignon, Aubanel, 1865;in-8º, 326 pages”[54]

 

Se refresca la figura de esta felibresso y se promociona también la publicación que con tanta tenacidad había organizado Roumieux. Y finalmente, cede el paso a Leountino para que declame sus versos.

 

“Plusieurs dames parmi, lesquelles Mme de Ricard et sa soeur, Mlle Wilson, Mlle Léontine Goirand et Mlle Mireille Roumieux […]. Mlle. L. Goirand, dont on n´avait pas oublié le beau sonnet A Nemausa[…], voulut bien dire quelques vers d´une touchante et délicate poésie[55]

 

A Nemausa es un soneto que Leountino dedicó a Maurice Faure, su primo felibre. Es un canto a la diosa Nemausa, quien le dio el nombre a la ciudad de Nîmes. Resulta una transposición del referencial femenino de las reuniones y congresos literarios provenzales de la época: reina, diosa, coronación.

El 28 de agosto de 1876, Roumieux organizó una reunión campestre de felibres que tuvo lugar en el castillo d´Arène, situado en el entorno de Alès. Fue relatado en 1877 en un artículo de la Revue des Langues romanes [56] y recopilado en una publicación: La Felibrejado d´Areno, remembranço dòu 28 d´avoust 1876, Letro a Madamisello Leountino Goirand[57]. En esta ocasión, la felibresso tuvo la oportunidad de recitar sus versos L´Aucelounet  y de ser seguramente la dama más admirada de esa reunión. Su promoción continua el año siguiente con la inclusión de un poema en una obra colectiva de los felibres más aclamados hasta entonces, Mistral, Aubanel, Faure, y entre los que figura un poema de Delphine, la esposa de Roumieux. Se trata de la obra ya citada Uno fèsto de famiho, pouesio acampado pèr Louis Roumieux (de Nimes). En 1876, Roumieux fundó la publicación Dominique, órgano de difusión felibre de la reciente Escuela de Nîmes, creada también por él mismo. En 1877 la revista cambió su nombre por el de La Cigalo d´or. Esta publicación dirigida por Roumieux, siguió contribuyendo a promocionar el nuevo descubrimiento del felibre.

 

“Mais c´est la Cigalo d´or qui a fait connaître, pour la première fois, les inspirations faciles et sereines, les vers pleins de fraîcheur et d´imagination de Mlle Goirand, un nom qui a désormais sa place près de ceux d´Antoinette de Beaucaire et de la félibresse du Cavalon. Entre les pièces assez nombreuses de Mlle Goirand, je citerai la traduction suivante de la Prière de Sully-Prudhomme […][58]

 

Esta felibresso participó muy activamente en las actividades sociales del felibrige, mantuvo una importante correspondencia con varios felibres como Louis Roumieux, Baptiste Bonnet, Maurice Faure y varios de sus poemas fueron publicados entre 1877 y 1879 en la Revue des Langues Romanes. De ellos, solamente Bello Proumiero  presenta el lugar y la fecha de la composición: Alès, 31 de marzo de 1877. Está dedicado a Ernest Roussel[59], un historiador de la región de Vaucluse. El poema comienza con la cita de dos versos del poema Moun iroundello de Antounieto de Bèu-Caire:

 

“Iroundello negreto,

Oh! rèsto eici…,” [60]

 

 

Ambos poemas están dirigidos a la golondrina, pero para cada una de estas felibresso, el pretexto poético proviene de sentimientos distintos. Antounieto elige una golondrina negra a la que trata de convencer de que se quede junto a ella para no ser abatida por los cazadores. Le pide que exprese lo que ve y la golondrina le responde que observa a una joven de cabellos rubios (Antounieto), rezándole a la Virgen para que le traiga la muerte. El poema compuesto por Leountino Goirand, es un festivo canto al anuncio de la primavera, con la venida de la primera golondrina (Bello proumiero), en un marco natural sereno, rebosante de flores y brisas perfumadas, donde se canta a la felicidad:

 

“Lou cèu èro seren e pur;

la naturo entièro èro en fèsto:

Auand l´ivèr fugis, tout s´aprèsto

A canta l´inne dóu bonur[61]

 

Vèspre d´estiéu  y Calabrun se publicaron en la Revue des Langues Romanes en 1878. Vèspre d´estiéu, un poema compuesto por cinco estrofas de ocho versos, está dedicado al felibre de la Miougrano, Teodor Aubanèu. Retoma el tópico de la luna que ilumina los amantes y presencia sus encuentros. Hay una evocación de los personajes protagonistas de Mirèio de Frederi Mistral, y el entorno nocturno aparentemente adormecido se presenta lleno de vida:

 

“Tout dor, tout soumiho:

Mai , dins l´aire escur,

Dirias l´armounio

D´estràngi murmur:

Misterióusi gamo

Tant douço d´ausi,

Voues de la calamo,

Quau vous fai brusi?[62]

 

La luna y la noche favorecen el encuentro de los amantes, liberándolos de penas y tristezas como en los cantos del alba de la tradición cortesana. Al amanecer, todo se desvanece, quedando el recuerdo grato del encuentro con el amante:

 

“Milo farfantello,

Milo sounge d´or,

Gisclant dis estello,

Penetron li cor.

Au fres de l´eigagno,

Au mié di perfum,

Segren e magagno

Fuson coume un fum.”[63]

 

El soneto Calabrun se inicia con una cita de Gracian Charvet, un felibre de Pont-du-Gard que había publicado en el Armana Provençau desde 1869, colaborando en numerosas ocasiones con Mistral recabando información para el Trésor dóu Felibrige. Si bien en el anterior poema los colores se reducen al argentado de la luna, en estos versos dedicados al crepúsculo, Leountino Goirand maneja la paleta cromática con intensidad:

 

“Si vivo coulour

Moureto, pourpalo,

Verdo, roso e palo

Brehon dins l´ahour.

 

La naturo endiho

De tant d´escandiho.”[64]

 

El campo léxico utilizado a lo largo del poema entero intensifica la paleta cromática, en el intento de traducir la violencia luminosa de un crepúsculo cegador: qu´esblèugis (que deslumbra); d´escandiho (encandilamiento); que luse (que luce); brihon (brillan);  que lande (que arde).

Ambos poemas ofrecen la traducción francesa, como en la mayor parte de las publicaciones en lengua de Oc de la época. Al final de cada poema, se hace una referencia a la lengua empleada: provenzal, dialecto de Aviñón y de las riberas del Ródano. Es interesante señalar que Leountino pertenece geográficamente a un área en la que se habla una variante que Arnavielle denominó Raïol, que así definió A. Glaize en un artículo en la Revue des Langues Romanes de 1870:

 

“Ce dialecte, parlé dans la partie des Cévennes dont le principal centre est Alais, est un dialecte intermédiaire entre la langue de la Provence et celle du bas Languedoc. On y trouve l´s au pluriel; l´article féminin pluriel n´est plus li, mais las; l´n manque à la troisième personne du pluriel, pour certains temps des verbes de la première conjugaison. Mais le participe ne prend pas de t, et l´o domine comme voyelle finale, de même que dans l´idiome provençal[65]

 

Como podemos comprobar, se trata de una zona de transición entre el languedociano y el provenzal, poseyendo rasgos comunes de ambos como por ejemplo el artículo femenino plural languedociano y la -o como vocal final, rasgo provenzal. Alès está situada a la misma distancia de Montpellier que de Aviñón (alrededor de 95 kms). Nîmes es la ciudad languedociana más próxima de Alès y Beaucaire y Tarascon, las localidades provenzales más cercanas. Sin embargo, está claro que Leountino no ha utilizado deliberadamente el languedociano en su producción poética, sino que ha preferido el provenzal, seguramente aconsejada por Louis Roumieux.

En 1879, los poemas Coquiheto y A Florian, publicados en la Revue des Langues  romanes llevan una anotación complementaria acerca de la ortografía utilizada por la felibresso en ambos poemas: ortographe des félibres d´Avignon. Definitivamente, Leountino Goirand manifiesta su adhesión a la Escuela de Aviñón con la elección de su grafía.

El poema A Florian de Leountino Goirand había sido premiado en octubre de 1879 en Sceaux, en un homenaje literario organizado por los felibres de Paris, entre ellos su primo Maurice Faure. Estos habían descubierto por casualidad la tumba de un poeta languedociano modelo de Fabre d´Olivet y decidieron realizar un acto de reconocimiento póstumo. Florian fue un autor del siglo XVIII, residente en Paris y protegido de Voltaire. Traductor de textos italianos y piamonteses, escribió la pastoral Estelle  e Nemourin en dialecto de Alès. A Florian es un humilde homenaje, en el cual Leountino expresa su reconocimiento personal por la aportación literaria de Florian a la producción poética occitana del siglo XVIII.

De 1879 es también Mort d´uno iroundello, poema construido por diez cuartetos de rima alterna, en el que la poetisa retoma otra vez la golondrina como portadora de sus pensamientos. La golondrina domesticada es agradecida pero se entristece cuando ve a sus hermanas volar. Finalmente, el ave que anuncia la primavera fallece de pena en las rodillas de su ama. Es un poema aparentemente liviano, pero de fondo plantea la muerte en vida, un asumido agradecimiento por ser bien tratada, pero no por ello feliz. Cuando el amor no queda colmado, la vida se apaga:

 

“T´an clafido en van de gènti caresso:

Viéure luen di siéu es viéure à mita;

E te fau, à tu, pèr toun alegresso,

L´amour, lou soulèu e la liberta[66]

 

Amor, sol y libertad, lema poético que también caracterizará otra felibresso coetánea de Leountino, Na Dulciorella[67]. El tono es más sobrio que el de los demás poemas, la sintaxis más compleja. La versificación ha evolucionado y ha sido más elaborada.

Este poema fue también publicado en 1879 en el primer volumen de La Calanco, una obra de literatura provenzal colectiva de la Escuela felibre de Marsella. El  poema de Leountino Goirand está dedicado a la baronesa de Pages, poetisa que se hacía llamar Felibresso Dindouleto (otro apelativo provenzal de la golondrina).En este primer volumen de La Calanco, solo figuran dos poemas de mujeres: Mort d´un iroundello de la Felibresso de Areno y un cántico a Santa Ana de otra poetisa, Lazarino Daniel, Felibresso de la Crau.

El renombre de Leountino Goirand se extiende por varias ciudades: Montpellier y Nîmes en el Languedoc, Aviñón y Marsella en Provenza y por supuesto también brilla en Paris. René Jouveau ha estudiado dos de las cartas de la correspondencia que Baptiste Bonnet, secretario de la Sociedad de felibres de Paris, mantuvo con Leountino. Y también corrobora el renombre de esta poetisa en un medio literario eminentemente masculino:

 

“Baptiste Bonnet, va donc participer, à son tour, au concert flatteur qui monte vers la jeune Félibresse d´Arène, et il entame avec elle une correspondance […] A vrai dire, les deux lettes sont largement mêlées de vers.[…] On y trouve , en premier lieu, l´écho d´une amicale soirée de la cigale, où la poésie et les chansons avaient exalté et remué les cœurs et  où l´on avait aussi beaucoup parlé de Léontine[…]”[68]

 

De la carta fechada el 6 de marzo de 1879, Bonnet, feliz por haber recibido respuesta de la felibresso, le dedica unos exaltados y largos versos. Son expresivos los transcritos a continuación, en los que Bonnet expresa su asombro por el talento de la poetisa, que para él emana de lo más profundo de su alma:

 

«De quete biais qu´anes, voste lengage es d´or;

Se iéu trempe ma ploume au prefouns de moun cor

Ounte trempas la vostro, o gènto felibresso…?

Es-ti dins lou rejoun que naisson li tresport,

Valènt-à-dire, es-ti dins lou founs de vosto amo?»[69]

 

La Felibresso d´Areno publicó dos opúsculos, uno de siete páginas en 1879, Trioulet a la pichoto Eloïso (Alès, Martin) y otro de cuatro páginas en 1880, con el poema A Florian,remembranço d´uno vesito a soun tombneu a Sceaux , esta vez en Montpellier (Ed. Hamelin).

Finalmente en 1882 compiló toda su producción poética y los hermanos Aubanel de Aviñón la editaron: Leountino Goirand. Li Risent de l´Alzoun, pouesio prouvençalo de la Felibresso d´Areno. (Traduction française en regard). Esta fue la última publicación monográfica de Leountino Goirand. Parece ser que siguió colaborando puntualmente en el Armana Lengadoc o el Armana Prouvençau. Quizás le ocurrió a Leountino Goirand  cuando se casó con E.Mathieu lo mismo que a la Felibresso dòu Caulon, que dejó de publicar, dedicándose a sus ocupaciones familiares.

Las últimas noticias que se conservan de Leountino Goirand datan del 20 de octubre de 1889. Ese día participó en Alès junto con Mistral, Roumnanille y Arnavielle, en la inauguración de un monumento dedicado al marqués Gustave de la Fare Alais, poeta occitano autor de las Castagnados y precursor del Felibrige.

Despedimos a esta autora, con los versos finales de un poema de Bonnet, íntegramente dedicado a Leountino Goirand. El poeta, a la manera de los trovadores medievales, incluyó codificadamente una dedicatoria a esta dama en su última cobla.

 

“A la font d´Ipoucreno

 Lou cavau d´Apouloun

 Que d´aise se permeno

 En fasènt espinchoun

 Se noun vèn la Sireno

 Di ribo dóu Gardoun[70]

 

 

7. EL FELIBRIGE LATINO.

 

         Tras la organización de la Maintenance del Languedoc en 1877 el devenir literario de esta región tomó otro rumbo diferente al del Felibrige provenzal. Pronto comenzaron a aflorar otros puntos de vista y debido a la intransigencia del grupo de la Escuela de Aviñón se produjeron varias escisiones. Entre ellas, la promovida por Louis-Alphonse Roque-Ferrier, secretario de la Revue des Langues Romanes y activo occitanista en el amplio sentido de la palabra. Dos causas concretas lo llevaron a disentir del intransigente Roumanille y a separarse fundando un movimiento nuevo, el Felibrige Latino. El primer enfrentamiento está relacionado con la promoción de la lengua escrita. Roumanille propugna que el movimiento literario renacentista debe ser serio y culto. Luego no se le da ninguna opción al poeta popular, porque Roumanille entiende que éste no contribuye a dignificar la lengua. Roumanillle y Mistral conciben este renacimiento como un movimiento clasista, más que elitista. Y aunque el objetivo primordial sea la instrucción y elevación del pueblo provenzal, no se pretende que las clases populares se expresen en una lengua que desmerecen por su ignorancia. En este sentido, Roumanille y Mistral dejan aflorar inconscientemente su más que afrancesada postura burguesa, que menosprecia altivamente al pueblo que envilece una lengua noble. Louis-Alphonse Roque-Ferrier o Charles de Tourtoulon entre otros languedocianos, plantean otro punto de vista. Estiman que se debe animar a todo el mundo a expresarse en su lengua materna, sin importar la procedencia social o el género literario. Quieren promover un movimiento lingüístico y social de masas y no una exclusiva escuela poética provenzal.

El otro tema discordante es el de la grafía. Los languedocianos, en la reunión de la organización en 1877, habían propuesto a Mistral llegar a un acuerdo para emplear una grafía común. Mistral ya proponía una grafía, la única que él entendía como funcional y correcta, negándose a cualquier propuesta de revisión o de acuerdo sobre esta cuestión. Así que ante los requerimientos de los languedocianos, Mistral se manifestó en unos términos que inducían a producir escritos que no renovarían la lengua occitana, sino que la fragmentarían en diversas variantes dialectales.

En 1878, se celebraron las Fêtes Latines de Montpellier, en las que poetas de siete estados latinos fueron invitados a participar: españoles, italianos, rumanos, portugueses, franceses, catalanes y occitanos. La amplia idea de latinidad y no de provenzalismo o de languedocianismo fue propuesta y reforzada por el premio que se le concedió al rumano Vasile Alecsandri por sus versos en lengua de Oc. También se aclamó a la reina Elisabeth de Rumanía como Emperatriz del Felibrige, la única proclamada en la historia del movimiento renacentista.

En 1881 se fundó una publicación, L´Iou de Pascas, que recibía colaboraciones de languedocianos y provenzales moderados opuestos al Felibrige oficial. Poco tiempo después se publicó una obra colectiva con muchos de los poemas, el Armana rouman.

En años sucesivos, debido a las intolerantes restricciones de la Escuela de Nîmes (sin embargo languedociana) impuestas por su fundador y jefe Louis Roumieux y por Albert Arnavielle, a plegarse a un provenzalismo reductor, la fisura se convirtió en escisión definitiva. Sólo se conservó en común la idea de latinidad, que, por otra parte, no era para Mistral más que otro recurso exclusivamente literario para retomar la Antigüedad clásica. La ideología de un latinismo íntegro, entendido como federación literaria de diversos estados latinos, con propuesta política apareada, emanaba más bien del Languedoc. Propuesta que además se alejaba de las ideas de la Escuela de Aviñón, afiliada a la Monarquía, al centralismo político y al reconocimiento de la superioridad de la nación francesa por encima de otras y en un orden menor, de la región provenzal con respecto al resto de Occitania.

El Felibrige Latino comenzó su actividad oficial en 1891 con varios objetivos: velar por el desarrollo literario e histórico de Montpellier, estudiar la lengua promoviendo la publicación de gramáticas y diccionarios y conservar las tradiciones languedocianas. En las publicaciones sucesivas al servicio de este movimiento, se hizo un llamamiento a todos aquellos y aquellas que quisieran publicar poesías, cuentos populares, canciones, leyendas, relatos cortos, dejando la puerta abierta a todas las voces del pueblo.

 

7.1. Bremoundo de Tarascoun.

 

         Una asidua colaboradora de L´Iou de Pascas es Bremoundo de Tarascoun, pseudónimo de Aleissandrino Bremoundo. Es en la Escuela de Montpellier y por medio de estas publicaciones como se da a conocer esta felibresso provenzal. Geográficamente, Tarascon está cerca de Nîmes y de la escuela felibre animada por Louis Roumieux. Mientras que la languedociana Leountino Goirand se adscribía a la provenzal Escuela de Aviñón, Aleissandrino Bremoundo, de orígen provenzal, inició su carrera poética en el entorno languedociano de Montpellier de L´Iou de Pascas.

Es difícil determinar la fecha de nacimiento de Aleissandrino Bremoundo, ya que para algunos autores como Frederi Mistral sobrino o Jules Véran, habría nacido en 1858 y para otros como Charles Camproux, en 1865. Su lugar de nacimiento fue Tarascon y pasó su niñez en el Mas de Darbousille, en la periferia de Arles. Se casó con el abogado Josèp Gautier, quién fundó en 1890 en Marsella una revista franco-provenzal llamada La Cornemuse (1890-1902), promotora de la poesía de su esposa y de la de otros felibres. En Li Isclo d´or, Frederi Mistral le dedicó a Bremoundo una poesía por su enlace matrimonial: Li noço de la felibresso Bremoundo, en la que es comparada a personajes femeninos de la tradición medieval como Esclarmoundo, el astro de Mont-Segur, condesa cátara de Foix o la trovadora Germoundo de Mount-Pelié. Es significativo, como Mistral le dice en aquellos versos:

 

“Coume Germoundo,

Antan, à Mount-Pelié,

Te siés, Bremoundo,

 Armado en chivalié.”[71]

 

En ellos reconoce que Bremoundo ha iniciado su actividad de apoyo al renacimiento de la lengua de Oc en Montpellier, como en el siglo XIII lo hiciera Germonde de Montpellier, la trovadora defensora de la iglesia de Roma.[72]

Tras sus colaboraciones en el periódico L´Iou de Pascas, Aleissandrino Bremoundo publicó en 1883 en Montpellier Li blavet de Mount Majour pouesio prouvençalo. Según Jules Véran, que dedica a la autora un capítulo en su obra Les poétesses provençales, el título responde a la cercanía del Mas de Darbousille a la antigua abadía de Montmajour[73]. Esta publicación de veinticuatro páginas incluye los poemas siguientes: La Neissénço de moun cousinet, Lou Nis, Au mas, Lou vènt, Lou Canari, Lou castèu de Tarascoun, Lou cantounet dòu fiù, Mount-Majour y Premiero Roso. Dos son los centros principales de atención de la joven en sus primeras poesías: el entorno natural que rodea el hogar familiar y el patrimonio medieval de su región. Su canto ensalza el patrimonio-emblema de un pasado glorioso desde el cual tiende un puente lírico en provenzal moderno.

En 1883, Louis-Alphonse Roque-Ferrier promociona la obra de la felibresso durante los Juegos Florales de Montpellier, siendo ofrecido un ejemplar de Li blavet de Mount-Majour a todos los asistentes del banquete y al limitado número de mujeres, que aparece señalado con misticismo felibre:

 

“[…] le nombre de dames était de sept, c´est-à-dire le nombre félibrin par excellence.[74]

 

Según Jules Véran, dos años despues, en 1885, es proclamada reina del Felibrige en los Juegos Florales septenarios celebrados en Hyères, respaldando a la novel autora con otro glorioso reconocimiento. Y comienza la promoción oficial de esta felibresso esta vez en el seno del felibrige provenzal oficial, que carecía de poetisa activa, ya que la última obra de Leountino de Goirand había sido publicada en 1882.

 El resto de la producción de esta escritora se publicará en Marsella, donde reside a partir de su matrimonio con Gautier. En 1887 publica Velo Blanco con los editores Trabuc y Raviolo. Es una poesía muy intimista, con versos que cuestionan las ilusiones femeninas y la continua sombra de desgracia que parece planear sobre la mujer:

 

“Rire et pleurer!... Pourquoi donc quand sonne l´heure

des rêves et des premières ombres de la nuit,

la jeune fille rit et pleure

en songeant à son avenir?

Pourquoi, pour un indéfinissable malaise,

laisse-t-elle ses yeux exprimer perle à perle toute sa tristesse?

et pourquoi le sourire vient-il l´effleurer aussi

à je ne sais trop quel souvenir?[75]

 

Aleissandrino se debate entre la educación social represora destinada a la mujer de su época y entre sus propias sensaciones que la inducen a querer disfrutar de muchos placeres prohibidos.

En 1888 se publica en Paris una obra colectiva, Poètes provençaux contemporains, editada también con el título de Les Félibres. Son poemas de Mariéton, Roumanille, Mathieu, Aubanel, Arène, Gras y de Alexandrine Brémond. En el transcurso de este mismo año se producen importantes escisiones del grupo del felibrige oficial, entre ellas la del Felibrige Latino, representado por Louis-Alphonse Roque-Ferrier, el promotor inicial de Aleissandrino Brémound. Pero la poetisa había apostado ya por el Felibrige provenzal mistraliano, pasando a ser la nueva abanderada del grupo literario, como antes hemos visto.

En 1891 publica en La Cornemuse, la revista fundada por su esposo un año antes otra obra poética, Brut de canèu. Mistral escribe un soberbio prólogo para la nueva obra de Bremoundo, una recompensa más a la contribución de la felibresso al renacimiento de las letras occitanas. En esta nueva obra, la poetisa, en una gran elegía, pasa revista a las musas provenzales, desde la famosa trobairitz medieval condesa de Die hasta la  celebrada Antounieto de Bèu-Caire. También caben dedicatorias a escritores ilustres como Mistral o Aubanel. Bremoundo sigue combinando el referente trovadoresco medieval con sus más íntimos pensamientos, por cierto no tan gozosos como antes. En toda su obra parece que su condición femenina es constantemente replanteada suponiendo para ella un peso o un obstáculo para conseguir la felicidad. Con el paso del tiempo, su obra traduce la crítica amarga de una mujer dolida, decepcionada por el matrimonio.

En 1894, Paul Mariéton publica La terre provençale: journal de route, obra de difusión del Felibrige provenzal, en la que relata una visita realizada con Mistral al matrimonio Gautier:

 

Nous étions partis d´Arles, un matin d´été, pour aller faire visite à la félibresse Brémonde, au Mas de Darboussilles. Son avènement en Sainte-Estelle nous avait tous comblés de joie. Mistral s´était pris d´admiration pour l´art à la fois simple et subtil de cette jeune fille en qui vivait une âme de trouveresse. Rare et vraie poésie de jeune fille, en effet, ses petites odes nées d´une imagination gracieuse et pleines de ce charme inventif qui est tout l´art chez la femme.[…] Et nous avons vu dernièrement ce ménage de poètes nous donner ensemble deux petits livres délicats, lui,notre excellent ami Joseph Gautier, avocat à Marseille, des poésies françaises, Au bord du Nid; elle, qui n´a pas cessé d´être la félibresse Brémonde, les Velo blanco, ses ravissantes odelettes”[76]

 

Esta es una importante promoción para Aleissandrino y su obra. Sin embargo será la última vez que el matrimonio Gautier publique a la par, ya que Aleissandrino fallece en 1898, a los 33 o a los 40 años de edad, en función de las dos fechas de nacimiento citadas para ella. Otra poetisa más que desaparece prematuramente, debido posiblemente a causa de una de las múltiples enfermedades y epidemias que azotaron Francia durante la segunda mitad del XIX.

En 1908, diez años después de la muerte de Bremoundo, se edita Lou debanaire flouri, una obra de recopilación de sus poesías publicadas anteriormente. Según Charles Camproux, existe otra obra inédita de la autora, el drama Anen aganta la luno. En Lou debanaire flouri encontramos de nuevo la decepción de la mujer casada. Es cierto que las mujeres de este siglo eran educadas únicamente para contraer matrimonio y ser madres de familia. Jurídicamente y socialmente, recordamos que el matrimonio era una prisión más que una liberación. Normalmente las expectativas no correspondían al ideal romántico de pareja que esperaban estas mujeres, siendo adolescentes en muchos casos en el momento de contraer matrimonio. Así expresa la felibresso  la barrera infranqueable entre los dos sexos y la insensibilidad masculina al sentimiento femenino:

 

“Femme, jeune épousée, tu as donné ta chair,

ton cœur, ton âme, toute ta vie,

et tu ne vois pas dans ton ravissement,

que l´homme se moque et rit à la dérobée.

[…]

Oui, chacun dit à l´autre :tu es à moi !

Mon beau m´aime ! ma belle m´aime !

Cependant, chacun garde son âme

et vit dans un autre rêve[77]

 

Finalizo con unos versos nostálgicos de estilo parnasiano que expresan el compromiso poético de Bremoundo de Tarascoun:

 

“Poètes que le souvenir attriste,

nous, les chercheurs d´Idéal,

seuls, vers toi, île qu´aucun pas ne foule encore,

nous faisons cingler notre bateau.[78]

 

 

 

8. EL FELIBRIGE ROJO.

 

 

El 30 de enero de 1875 los hombres franceses votaron la Constitución, por la que se estableció definitivamente en Francia la República y se procedió a su organización. Con la aplicación de la ley Wallon la monarquía quedó definitivamente excluida como forma de gobierno.

En 1876 se manifiesta en el seno del Felibrige un importante movimiento republicano y progresista insuflado por los acontecimientos políticos nacionales de la época. En este mismo año, Loïs-Xavier de Ricard, impulsor del republicanismo anti-clerical en el Languedoc, se suma al movimiento literario del Felibrige. Años después, decepcionado,  cuestiona el despotismo del  Felibrige oficial:

 

“Le Félibrige avait une oeuvre glorieuse et triomphante à remplir ! Celle de mettre en voie, de diriger, de hâter la renaissance de tout un peuple. Mais pour cela, point n´était besoin de se poser en gouvernement despotique, de faire les maîtres, de monarchiser.[79]

 

En 1879 de Ricard anuncia en la publicación La Lauseta la escisión definitiva de los felibres que participaban del movimiento republicano y renacentista literario del Languedoc:

 

“Un vent violent de réaction souffle, à les déchirer, dans les voiles du Félibrige. Sans doute il ne s´aperçoit pas de l´écueil contre lequel il va se briser. Nous, qui  ne voulons pas nous abîmer, il faut préparer les barques; que tout ce qu´il y a de républicain dans le Félibrige s´y entasse! Nos barques nous porteront vers la liberté.[80]

 

Efectivamente, a partir de ese momento parece ser que las regiones de Provenza y Languedoc navegarán cada una bajo distinto pabellón. Si bien el objetivo común seguirá siendo la apuesta por la renovación de la lengua de Oc, la distinta percepción en cuanto a la realidad social y política será fuente de discrepancias hoy en día aún no resueltas.

 

 

8.1. Na  Dulciorella,  la felibressa[81] republicana , roge y libertaria.

“Amor, sorelh e libertat”.

Na  Dulciorella

 

         La poetisa inspiradora y consejera de este movimiento esencialmente latino, federalista y anticlerical, es la esposa de Loïs-Xavier de Ricard, conocida bajo el pseudónimo de Na Dulciorella. Felibressa languedociana de adopción, Lydie Wilson nació en París el 9 de abril de 1850. Su padre era un comerciante escocés apasionado por el arte pictórico y su madre, de orígen flamenco, mostraba grandes inclinaciones artísticas sobre todo musicales y literarias. Lydie y su hermana menor Jeanne crecieron en un entorno acomodado, difusor de muy diversas influencias culturales, lingüísticas y artísticas.

El estudio de la biografía y de la obra de esta autora está estrechamente ligado a la de su esposo, al que conocía desde la más tierna infancia. Su noviazgo en París con Loïs-Xavier de Ricard fue apoyado por las dos familias a las que unía desde hacía años un estrecho vínculo de amistad. La poetisa también participaba en el salón literario que animó durante años Madame de Ricard, la madre de Loïs-Xavier. En este salón se agruparon los poetas parnasianos animados por los de Ricard y Lydie Wilson fomentando la eclosión del Parnasianismo, cuyos manifiestos poéticos marcaron profundamente la  escritura lírica de la felibressa.

En 1866, Louis-Xavier de Ricard fundó con Catulle Mendès la revista Le Parnasse Contemporain, en la que colaboraron Leconte de Lisle, Mallarmé, Anatole France y Jose María de Heredia entre otros parnasianos.

Debido a un artículo publicado en 1871, Une révolution populaire, homenaje al advenimiento de la clase obrera que hasta entonces nunca había tenido la oportunidad de participar en los asuntos de Estado, Loïs-Xavier de Ricard tuvo que refugiarse en Suiza. Durante dos años, se sucedieron más exilios en este país, para evitar las represalias gubernamentales que no toleraban su expresión libertaria y  anticlerical.

En 1873, Lidia y Loïs-Xavier se casaron. En 1874 decidieron  instalarse en una residencia de los Ricard cercana a Montpellier, lugar de origen de la familia de Loïs-Xavier. Más tarde se instalaron por la misma zona en el Mas de la Lauseta, en Castelnau-le-Lez, localidad bordeada por el río Lez, entorno que más tarde daría nombre a la obra de Lidia. A la par que Loïs-Xavier se dedicaba a escribir en periódicos republicanos, Lidia tomó contacto con una realidad meridional que la entusiasmó. El matrimonio se interesó por la historia de la cruzada de los albigenses, descubriendo la literatura trovadoresca y la herencia cultural languedociana. Lidia aprendió a hablar y a escribir la variante languedociana del occitano y eligió esta lengua para su creación poética. Realizó varias traducciones en francés de textos de trovadores medievales más combativos como el anticlerical Guilhem Figueira y el inaugurador del trobar clus, Marcabru, el poeta moralista que se inclinaba por la denuncia sociopolítica.

Lidia de Ricard integró armónicamente todos sus conocimientos culturales, literarios y lingüísticos en su obra poética. Es importante reseñar, que además del francés, Lidia hablaba el escocés y también el inglés, ya que siendo joven había estudiado en Kenilworth, en Inglaterra. Sin embargo, la cultura anglo-sajona no agradó a Lidia. En cuanto a la escocesa, dejó huella en su producción poética occitana, ya que admiraba el emblemático poeta de la reivindicación independentista escocesa Robert Burns, al que tomó como modelo en varias ocasiones. Un ejemplo de ello es el poema Lous bords dau Lez, que da nombre a la obra póstuma de Dulciorella. Es una poesía monorítmica imitada de Burns, publicada por la Revue des Langues Romanes en 1878.

En 1875, durante una de sus estancias en París, el matrimonio de Ricard portavoz de las reivindicaciones meridionales, fundó la revista La Cigale junto con Maurice Faure y el pintor Baudoin.

Al año siguiente, Lidia y Loïs-Xavier de Ricard se comprometieron ardientemente con el movimiento literario renacentista del Miegjorn. A partir de esta fecha, Lidia participa activamente hasta su muerte en la reorganización de un movimiento de felibres republicanos representantes del Felibrige roge o rojo del Languedoc. En la agrupación hay fundamentalmente languedocianos pero también se integran poetas de otras regiones. De hecho, el grupo mantendrá buenas relaciones con el republicano Félix Gras, artífice del Felibrige rojo en Provenza, sobre todo en la región de Vaucluse. En el prefacio que Loïs-Xavièr de Ricard escribió para la obra póstuma de Lidia establece de forma sencilla su visión del renacimiento literario occitano:

 

“Écrivant alors à la République du Midi de Montpellier, j´y poussai autant que possible à cette cohésion, et en même temps je protestais contre la tendance qu´avait eue jusque-là le félibrige, surtout en Provence, à vouloir ranimer, ou pour dire plus exactement, ressusciter sous le nom de Renaissance beaucoup trop de choses du passé politique et religieux. Confondre cette renaissance littéraire en la cause de choses mortes, c´était la déclarer inviable et la condamner à la stérilité.[82]

 

Esta ideología fue vista por el resto del Felibrige con desconfianza y temor por la audaz expresión libertaria de este conjunto de autores. No admitieron valorar esta visión del renacimiento literario occitano que pretendía retomar la tradición y avanzar con modernismo, sin anclarse en el  pasado de manera a anular toda posibilidad de  proyección en el futuro. En el artículo Le Félibrige et les langues romanes, que da cuenta de las Fiestas Latinas de 1878 celebradas en Montpellier, Ch. Leloncle define así a Lidia y su grupo:

“Le prix du genre a été galamment déféré pour un sonnet languedocien à l´une des étoiles du Félibrige, Mme Lydie de Ricard, née Wilson. Le groupe au milieu duquel elle brille, affecte des allures hardies et tend à transformer en utopie politique le programme jusqu´à présent si mesuré, si désintéressé, de l´association.[83]

 

Por otra parte, Armand Praviel, en el artículo Les tendances du Felibrige,  describe este movimiento situando su filiación:

 

“En Languedoc, el est vrai, on a essayé de lui donner une tradition tout autre: on a voulu le rattacher au grand mouvement libertaire, en faire l´ennemi de l´autorité ecclésiastique et royale; il rentrerait ainsi dans le plan de l´histoire universelle chère à Michelet, à Hugo, à Edgard Quinet.[84]

 

Está claro que este nuevo colectivo literario no es apreciado por los felibres más conservadores, temerosos de que los avances progresistas hicieran vacilar los tres pilares sobre los que se fundamenta el Felibrige oficial: la monarquía, la Iglesia Católica y la burguesía.

El influjo de Agusto Forès[85], felibre rojo al que denominaban el último de los albigenses e íntimo amigo del matrimonio de Ricard, fue decisivo en el devenir poético de Lidia. Para comenzar, fue su padrino felibre, eligiendo para ella el apelativo de Dulciorella. Es un nombre que proviene de la tradición medieval. Por otra parte, hay constancia en 689 de una Dulciorella de Narbonne.

En 1876, Forès y el matrimonio de Ricard se desplazaron juntos a Aviñón para asistir al  evento literario de la Santo-Estello que tuvo lugar el 21 de mayo. Los tres poetas regresaron a Castelnau con el firme compromiso de trabajar para la causa literaria renacentista. Entre mayo de 1876 y noviembre de 1877 Forès y Lidia mantuvieron una intensa correspondencia durante la cual intercambiaron impresiones y  poesías.

Forès trabajaba sobre el asunto de la codificación escrita, planteando un posible sistema gráfico que conservara las marcas etimológicas de la lengua de los trovadores, como alternativa a la grafía fonética utilizada por el Felibrige provenzal de la Escuela de Aviñón. Lidia adoptó este sistema gráfico que sirvió más tarde de referente a Antonin Perboc y Prosper Estieu para establecer la grafía de la llamada Escòla occitana. Estos autores, a partir de la propuesta de Forès, desarrollaron posteriormente un sistema gráfico universal del occitano que pudiera recoger las principales variantes lingüísticas como alternativa al sistema provenzal propuesto que revestía la lengua con el dialecto rodaniano del entorno local de Mistral.

En 1877 la Revue des Langues Romanes publicó un largo poema de Dulciorella que había sido escrito durante el mes de julio: La Figueira. Dulciorella se expresa como una trobairitz[86] heredera de la tradición trovadoresca del fin´amor. Es una canço que concluye con un mandadis dedicado a otra renombrada felibressa, Léontine Goirand, la Felibresso d´Areno. Coincidió numerosas veces con ella tanto en publicaciones como en la participación en Juegos Florales. La canço consta de ocho còblas o estrofas, incluido el mandadis, de diez versos de número variable y rima mezclada que guarda la alternancia masculina-femenina. A la manera de la trobairitz medieval languedociana Azalaïs de Porcairagues, Dulciorella retoma un preludio estacional para comenzar su canço: la primavera, que canaliza el despertar de la Naturaleza. Predomina en la composición un léxico estrechamente relacionado con el entorno natural, recreado con una adjetivación certera y un dominio de la combinación sintáctica que realzan la belleza de esta composición. La descripción pormenorizada del ciclo vital de La Figueira es un canto al florecimiento femenino, en el paso de doncella a mujer, que perturba todos los elementos naturales o humanos de su entorno.

La primera estrofa pues, se inicia con la primavera que devuelve la vida a la naturaleza dormida durante el invierno. La elección del árbol no es casual: es una especie absolutamente meridional y su género es femenino en languedociano:

 

“A la premieira bresilhada

Que canta que l´Iver es mort,

La Figueira, gloria de l´ort,

Belament s´es derevelhada.”[87]

 

La segunda estrofa describe el desarrollo de las ramas del árbol traduciéndo metafóricamente la pubertad femenina:

 

“Desengrepesits, sous chimels,

Couma de brasses de droulletas,

Que cargoun sas plenas dournetas,

S´enauron lisses, blanquinels,

 As potous das raisses nouvels.[88]

 

En la tercera estrofa, el hada de la primavera reviste a la doncella con hermosos vestidos y esta se exhibe, consciente ya de su belleza y de las miradas que atrae:

 

“Es per acò que, festadieira,

Coufla de joia e de perfum,

Vòu s´escarcalha ´u libre lum

 L´ufanosa reina vergeira.”[89]

 

La transformación definitiva de la adolescente en mujer se sugiere en la cuarta estrofa, cuando se recuerda que la higuera se convertirá finalmente en la Madre que alimenta generosamente. En la quinta y la sexta[90] estrofa, sigilosamente, la higuera alcanza su desarrollo definitivo, original y diverso representado por una simultaneidad de imágenes táctiles y cromáticas. La intensidad cromática no es un recurso de los más usados por Dulciorella, más influida por la frialdad de los colores del helenismo parnasiano. Pero la felibressa deseaba homenajear la intensidad luminosa y cromática meridional:

“Vairoun en boudenflant las flous:

N´i`a que soun de seda roussela ;

D´autras passoun, emb soun blau dois,

La nioch, quand tremuda en velous

Sonn azur priound que s´estela.”[91]

 

Finalmente la higuera-mujer llega a su plenitud, preparada para ser deseada y fecundada:

 

“Car s´apound à-n-aquel cascal

L´alenada mola e sucrada

De cada Figa amadurada,

Qu´entredoubris au gai dardal

Soun rire goustous e poulpral.[92]

 

El poema concluye con el mandadis a Léontine de Goirand y una poética datación:

 

“- Mas de la Lauseta; -bèu mes

 De nisos e de sega aurina.”[93]

 

Otro elemento de unión de Agusto Forès con los esposos Ricard fue Joana, la hermana de Lidia, de la que estaba profundamente enamorado. Joana, pintora también impresionada por el deslumbramiento de la luz meridional, realizó varias estancias en casa de Lidia y de su esposo. Les acompañó en muchas de sus reuniones y celebraciones felibres hasta su prematura muerte, acaecida el 2 de noviembre de 1877. Forès la bautizó l´Albeto o l´Aubeta, destinándole bellos poemas de amor como los versos siguientes extraídos de L´Albeto:

 

Quand vous vegeri, roso e bloundo à stabousì,

E, del cap as artels me sientent trefousi,

Canteri. «O mon cor! l´albeto que se levo!”[94]

 

Pero lo que parecía unir a las dos parejas de por vida se interrumpió fatalmente: Joana enfermó de tisis y murió en 1877. Lidia, que cuidó con devoción a su hermana enferma hasta su muerte, falleció a causa de la misma enfermedad en 1880, a la edad de 30 años. Sueños de felicidad y de amor truncados, que sumieron en la más absoluta de las soledades tanto a Forès como a Ricard.

La profunda tristeza es el elemento dominante  del poema que Lidia dedicó a su hermana: A-n´una ròsa passida atrobada dins las “relíquias”quitadas per ma  sorreta Jana e que venián d´en Avinhon:

 

“Lo qu´un matin pastèt de vergonhosa nèu,

te teniá Aubanèl, flor tenchada d´Aubeta:

la qu´es pas pus, ailàs !... te tenià d´Aubanel

la que sés passida emb son sorrís vierginèu

coma tus, casta flor, que sarrèt sa maneta!”[95]

 

De 1877 es también el largo poema Las acordalhas de Viviana e de Merlin[96], una versión meridional de la leyenda celta. Los ciclos artúricos habían conocido un gran éxito durante el siglo XIX en Francia. Se trata específicamente del encuentro entre Merlin y Viviana, la ahijada de la diosa Diana, en un bosque revestido por una naturaleza propia del sur de Francia: la pinada, la cigarra, la golondrina…. Es un original poema por medio del cual Lidia, serenamente, da la fórmula mágica por la que Merlin sobrevive: la expresión del amor. Es una transposición de la humanización del hombre por medio de la entrega amorosa a la mujer.

Dentro del grupo de los siete de Font-Ségugne, Dulciorella mantuvo una estrecha relación personal con los republicanos: Aubanel, el felibre de la sensualidad al que consideraba su maestro y al que apreciaba por su rebeldía contra la beatería aviñonense y Félix Gras, el felibre rojo con el que compartía el ideario republicano. Para Félix Gras, Dulciorella era la felibressa más auténtica que él había conocido. Asi se lo hizo saber en una carta a Loïs-Xavier de Ricard, en la que le describía una celebración de fellibres en Aviñón:

 

“On y a porté de nombreuses brindes…, à Madame de Ricard la félibresse Dulciorella que je mets au-dessus de toutes les félibresses que nous avons connues[97]

 

A Aubanel es el título de un hondo poema que Dulciorella escribió después de haber leído La Mióugrano entre-duberto. Es un poema importante en tanto en cuanto es la primera vez que Dulciorella puede expresar su pena después de la muerte de su joven hermana y le canta su dolor a Aubanel. Piensa que el autor comprenderá su sentimiento, apenado él también por el abandono y la pérdida de su adorada Zani, que renunció al mundo y al amor para ingresar en una congregación católica.

 

“Desempuòi que  son passits los uòls de ma sorreta

(passits a plen de son desbòrd),

Ara, mèstre dolent, el la premièra oreta

qu´age amaisat con grand maucòr.”[98]

 

Lidia estaba muy unida a su hermana y expresa amargamente su rebeldía. No hay consuelo para la felibressa: se enfrenta a una pérdida definitiva en la que no cabe esperanza de reencuentro en otra vida ya que Lidia no es creyente. Sólo le queda clamar su dolor: la lectura de la obra de Aubanel ha removido lo más profundo de su alma.

 

“E mon còr regonfla de crum

e lo banha un deum d´espaventa

de soscanta fonzor, d´òrre reboliment,

que totjorn s´endigna e s´augmenta!

Ai! quau m´apararà dau sorne avilament?”[99]

 

A la lauseta es un poema cuyo título está cargado de significados para su autora. Por una parte retoma uno de los emblemas del Languedoc, la golondrina y por otra, Lidia toma como modelo a Bernad de Ventadour que escribió en el siglo XII su Lauseta:

 

Quand vei la lauseta mover

De jòi sas alas contra´l rai

Que s´oblid´e se laissa cazer

Per la doussor qu´al còr li vai,

Ailas! quals enveja m´en ve

De cui qu´eu veja jauzion!

Meravilhas ai, quar dessé

Lo còrs de dezirièr no´m fon.”[100]

 

La lauseta es también el nombre de la casa languedociana donde Dulciorella vivió, amó y creó, pocos años antes de su prematura muerte. El poema está escrito en un tiempo de felicidad, de proyectos sociales y literarios compartidos. Es una época de plenitud para la autora:

 

“Mon còr au cèl d´amor barbèla:

que s´acoita son bombadís !

Cacalàs de l´auba roseta,

ò matinièra alegretat,

Totjorn lausa, ò ma lauseta,

 Amor, sorelh e libertat!”[101]

 

Este último verso del poema parece un lema que muestra explícitamente la feliz existencia de Dulciorella en el sur de Francia, donde amó cautivada por la cálida meridionalidad. Vivió y se expresó con una resolución atípica de una mujer casada en el último tercio del siglo XIX, sin olvidar que fue su propio entorno masculino libertario el que la animó a ello.

Finalmente, La lauseta es el nombre que eligió Dulciorella para la revista en la que comenzó a trabajar por el Felibrige en 1876, junto con Loïs-Xavièr de Ricard y Forès. El objetivo prioritario era animar a la creación literaria en occitano en el Languedoc, región donde el movimiento renacentista occitano estaba en sus albores. La revista incluía un almanac[102] anual, sirviendo también de propaganda del ideario anticlerical, republicano y socialista del entorno del Felibrige roge o rojo. Sólo se publicaron tres números de esta revista anual, desde 1877 hasta 1879, año en el que Dulciorella  enfermó. El dinamismo, la pasión por crear y por buscar un nuevo orden de justicia, caracterizaron esta publicación.

Los números de la revista resultaron ser unas antologías de calidad, compilando textos mezclados con citas de Proudhon o Montesquieu, escritos políticos de Ricard, cuentos satíricos de Forès, adaptaciones de trovadores languedocianos y versos de Dulciorella, y las incondicionales colaboraciones de renombrados felibres, Mary-Lafont, Félix Gras, Marius Bourelly, Alphone Tavan… También se incluían informaciones de los corresponsales catalanes, italianos, flamencos, españoles y escritores de lengua francesa. La repercusión de la publicación y la dedicación de este grupo de autores y pensadores bajo los auspicios de Dulciorella, fue decisiva, ya que marcó el devenir del renacimiento literario y sociopolítico occitano:

 

De là devait naître un double courant: le courant fédéraliste et le courant plus spécialement latin. Ces deux mouvements, confondus à leur naissance en 1876 dans l´action républicaine et progressiste de La Lauseta devaient s´en éloigner plus ou moins pour en aboutir en 1892 d´une part à la déclaration des félibres fédéralistes du 22 février, d´autre part à la fondation du Félibrige latin”[103]

 

En 1878 Mistral escribió su Ode à la race latine para la celebración de las Fêtes Latines que se desarrollaron del 23 al 25 de abril, en el marco de los juegos florales de Montpellier. Con la federación de estados latinos, se pretendía frenar tanto el nacionalismo prusiano como el paneslavismo que siguieron a la derrota de la guerra franco-prusiana en 1870 y denunciar la política centralizadora del gobierno francés. Para Mistral, el catolicismo debía ser el elemento de cohesión. Pero los languedocianos y albigeístas, es decir, por definición, anticlericales y renovadores del orden establecido, no podían asumir el ideal latino de Mistral, de signo conservador y religioso, por lo que proponían un panlatinismo federal y laico.

Dulciorella presentó un soneto A la mar latina, escrito en la variante lingüística languedociana que fue coronado en las Fêtes Latines de Montpellier de 1878 y publicado en la Revue des Langues Romanes ese mismo año. En este poema, la luz, omnipresente recurso poético en las composiciones de Dulciorella, se identifica tanto con la especial luminosidad meridional, como con la clarividencia de un nuevo orden social. El entorno marino descrito es estático: ni un movimiento, ni un reflejo, ni una nota distinta de color perturban su quietud. No existe en el poema ni un solo adjetivo cromático que caracterice el mar, restándole realismo. La adjetivación responde únicamente al campo léxico de la luz:

 

“O bressaria de lum amai d´allegretat!

Tas ersas, couma d´iols linsas e sounjarcias

Qu´enfloura, toun pantai, d´illas lugrejarelas,

 Autant qu´un cel preclar alagoun la clartat.”[104]

 

 La expresión serena y calmada de este poema responde a una estética heredada de la escuela parnasiana. Por otra parte, a la manera del trobar clus, es necesario descifrar el mensaje codificado, ya que expone una reivindicación sociopolítica concreta. Para comenzar, retoma un referente simbólico del Felibrige, la Coupo Santo, ofrecida por los catalanes a Mistral, y la transforma en coupa serena, suprimiendo la alegoría religiosa. Es la renovación de un compromiso de alianza latina, que a posteriori tomará un nuevo rumbo ya que el grupo languedociano diferirá de las orientaciones de Mistral. La metáfora de la urna antica, es la toma de posición por un sistema social democrático. Por último, concretar que el llamamiento a la causa es pacifista:

 

“Antau, couma de dieus roudant una urna antica,

Veiràs tous fils latins, coupa serena, ô Mar!

 T´abrassà d´una volta estrecha e pacefica”[105]

 

En mayo de 1879, Forès presenta su dimisión al Felibrige de la Escuela de Aviñón. Junto con el matrimonio de Ricard y Alban German, organiza en Toulouse las Fiestas de la Alianza Latina, contrapunto de las fiestas literarias organizadas por los felibres provenzales conservadores. Se produce así una definitiva escisión del movimiento languedociano republicano y anticlerical.

En septiembre de 1880 fallece Lidia Wilson de Ricard, Na Dulciorella, aquejada por la misma enfermedad que su hermana. Su marido compiló todos sus poemas y escritos con el título de Aux bords du Lez, siendo publicados en 1891 en la casa editorial de Lemerre. Este editor que había apoyado la Comuna y el republicanismo, también había editado numerosas obras de autores de la escuela parnasiana. Loïs-Xavier de Ricard partió a las Américas, donde residió varios años trabajando como periodista. Regresó a Paris donde llevó una triste existencia, dolido por la pérdida de Lidia (nunca se volvió a casar) y boicoteado por muchos círculos sociales y literarios parisinos que siempre temieron a esta pareja por sus ideas progresistas.

Dulciorella fue recordada en numerosas ocasiones, como en 1900, durante las fiestas celebradas con motivo del treinta aniversario de la Société pour l´étude des Langues Romanes:

 

“et les poèmes d´un charme mélancolique de Na Dulciorella, la jeune muse trop vite évanouie.[106]

 

En 1995 se publicó una reedición de Aux bords du Lez en Nîmes, en la imprenta C. Lacour, ampliada con el texto y la traducción de un sirventés de Guilhem Figueira y de A la fontana del vergier de Marcabru.

En el año 2006, el Consejo de la Unión Europea lanzó la idea de alianza de civilizaciones, promoviendo el reconocimiento de la identidad territorial y de las lenguas minoritarias. Las grandes líneas de esta nueva tendencia europeísta ya habían sido lanzadas por esta pareja visionaria, que supo compartir formación intelectual, creación artística y amor, a pesar de la incomprensión de la burguesía moralizante.

Este estudio termina con un poema trovadoresco que Agusto Forès dedicó a Dulciorella. En él resume la personalidad y las cualidades humanas de una libre-pensadora del siglo XIX, valiente compañera felibre y mujer espiritual, que durante su corta existencia volvió a encarnar la legendaria Clémence Isaure, mecenas de tantos trovadores:

 

“Blonde Dame tu t´es levée

sous notre ciel clair et pur,

et le soleil t´admire, béant,

comme un rayon merveilleux.

O Dame Dulciorelle

tu dresses ta bravoure

dans la lumière qui éblouit,

dans ta profonde Liberté.

Comme une courageuse cathare

de More ou de Montségur,

gentille dame, tu as chanté dans le haut azur

O Dame Dulciorelle !

Laisse-moi en vaillant

faidit, te saluer enchanteresse

du paradis épanoui du nouveau :

Dans notre Renaissance qui est déjà tout en fleurs,

tu seras la Dame Clémence

des nouveaux troubadours.[107]

 

 

 

9. EL IMPERIO DEL SOL.

 

  «Paris, le grand Paris, sera toujours la capitale de la France indivisible, Rome la capitale de l´Italie et de la Chrétienté, Madrid la capitale de toutes les Espagnes. Mais si Marseille songe à grandir toujours davantage sa personnalité, non seulement par le commerce, mais aussi par les arts et par les lettes, mais par le culte de sa langue, de sa langue romane, qui porte dans son nom comme pronostic de nos destinées, oui, si Marseille songe à garder longtemps encore sa couleur provençale et sa grâce exquise de reine de Provence, Marseille deviendra, c´est moi qui vous le dis, la capitale resplendissante de cet empire de lumière, de paix de poésie, que les Félibres appellent «L´empire du Soleil !»[108]

 

El 25 de noviembre de 1882, Frederi Mistral pronunció un apoteósico discurso en el Círculo Artístico de Marsella, la ciudad llamada por los felibres capital del Empèri dóu Soulèu. Mistral había abandonado ya su panlatinismo literario de 1878, fecha a partir de la cual se habían producido varias escisiones: el Felibrige Latino de Louis-Alphonse Roque-Ferrier o el federalismo latino de l´Alliance Latine de Ricard, Forès y Dulciorella. Las escisiones se producen a raíz de la decepción de la idea de latinidad de Mistral, que excluía tanto el alcance social del proyecto que concernía únicamente a las clases más cultas, como el compromiso político. Mistral, preocupado además por no parecer separatista o revolucionario a los ojos de Paris, se repliega definitivamente en la conservación del regionalismo provenzal como objeto de confrontación al despoblamiento del mundo rural y al desarrollo socioeconómico de finales del siglo XIX. Mientras tanto, en lo que concierne a la capital del Imperio del sol, otros acontecimientos distintos preocupan al pueblo. Entre 1880 y 1900, se suceden centenares de huelgas obreras en Marsella, debido a la precariedad de las condiciones del empleo. Miles de marselleses y marsellesas sufren a causa del hambre y de la miseria, mientras que a la par, grandes empresas recién establecidas en la región se enriquecen escandalosamente.

En 1890 el panorama social tiene poco que ver con la visión utópica de la capital del Empèri dóu Soulèu de Mistral. Se desarrolla la industria, la clase obrera representa un colectivo importante adquiriendo fuerza y el movimiento libertario está en pleno apogeo. Esto había sido posible con el reconocimiento oficial de los sindicatos en 1884. Desde 1881 se había restablecido la libertad de prensa y los escritores comenzaron a instruir las masas en un socialismo frecuentemente apareado a un cristianismo que tenía mas de conservadurismo regionalista que de convicción religiosa. En el ambiente felibre, el representante de esta tendencia será Valère Bernard, cuya mirada literaria siempre estuvo dirigida al colectivo más mísero de Marsella. Pero es una mirada utópica ya sus escritos literarios en prosa y en verso, si bien reflejan la realidad de la ciudad de Marsella, no denuncian los orígenes de la miseria, conformándose a un ideal romántico que no aportará ninguna alternativa a los más desfavorecidos. En 1888, según Camproux, se fundó el Armana Marsihès, donde se manifiestan las tendencias más socialistas que republicanas de los “rojos marselleses”. Colaboran entre otros Valère Bernard, Louis Astruc, Pierre Bertas, Antide Boyer, Auguste Verdot y Auguste Marin.

En cuanto a la condición femenina, hacia 1886 aparece una corriente filantrópica promovida por el pastor protestante Tommy Fallot. La denuncia de la situación discriminatoria de la mujer casada se hace fuertemente reivindicativa, en un período en el que la mano de obra femenina representa un importante sector derivado del proceso de industrialización que se había iniciado. Por otra parte, el Estado, aunque republicano y laico, sigue ejerciendo una presión paternalista y proteccionista confiriendo a la mujer casada la única identidad de esposa y madre. A partir de 1896 las feministas, apoyadas por los radicales de izquierda, logran presentar un proyecto de ley para que la mujer casada pueda disponer de su salario, ley votada finalmente en 1907. Entre ambas fechas se consigue votar en 1893 una ley que permite a la mujer separada de hecho, si bien aún considerada civilmente casada, de disponer de su persona y de su salario. El restablecimiento definitivo del divorcio se efectuará en 1894.

De estas leyes se beneficiará la representante femenina que participó con sus artículos y poesías al movimiento renacentista literario y socialista de Marsella, Lazarino de Manosco.

 

 

9.1. Lazarino de Manosco, la Felibresso del pueblo.

 

“Planten la ferigoulo,

Republican; arrapara;

Fasen la farandoulo

E la mountagno flourira!”

(Canción popular) [109]

 

            A Lazarino Nègre le tocó vivir distintas etapas políticas, inquietantes épocas de revolución, guerra e inestabilidad social. Nació en Manosque, el 25 de junio de 1848, cuatro meses después de que Lamartine proclamara la Segunda República. Vivió su infancia, adolescencia y primera juventud durante el Segundo Imperio napoleónico, y se afirmó como mujer emancipada, escritora y activa felibresso en Marsella, bajo la Tercera República, muriendo en 1899 a los 51 años.

El contexto socio-histórico de Manosque de la primera mitad del siglo XIX había dejado un recuerdo muy vivo entre la población y marcó profundamente la personalidad y los escritos de esta felibresso. Desde 1848, año de nacimiento de Lazarino, se habían desarrollado unas sociedades secretas en Manosque, de ideología revolucionaria, como el Club de la Sannerie. Estas sociedades se reunían secretamente en famosas Chambrées, en las que hombres del pueblo de diferentes extractos sociales se daban cita para debatir y organizarse contra el golpe de estado que había dado Louis Napoleón Bonaparte. Fruto de estas reuniones es el  llamamiento a la rebeldía que realizó el alcalde de Manosque, Joseph Buisson, el 4 de diciembre de 1851. Quince mil hombres del departamento de Basses-Alpes marcharon por valles y montañas, tomando la prefectura de Digne por unos días, declarando el departamento republicano y socialista. La revuelta fue duramente reprimida en Provenza, desposeyendo de sus pocos bienes a miles de insurrectos, encarcelándolos.Cientos de ellos fueron deportados durante años a Argelia. El recuerdo de todos estos acontecimientos dotó al entorno manosquino por una parte de un orgullo colectivo revolucionario y por otra de un resentimiento que le hacía desconfiar de París y en cierta manera del locutor de lengua francesa. Por lo que un fuerte sentimiento de pertenencia e identidad provenzal se instaló en la memoria histórica de esta localidad. De hecho, durante la segunda mitad del siglo XIX, los periodistas más revolucionarios, publicaron y comunicaron con el pueblo manosquino en provenzal, lo que demuestra el poco uso y calado del francés entre los hablantes de la localidad.

Li Remembranço[110] es la obra póstuma de Lazarino de Manosco[111], en la que se ha recopilado la correspondencia que mantuvo con varios escritores comprometidos con el movimiento literario del Felibrige, los artículos o pequeños relatos en prosa que se publicaron en varios periódicos del sureste francés y su producción poética. Años después de su muerte, en 1903, su hermana Rosalie entregó para su publicación todos estos documentos, importantes no solo por los escritos sociales, literarios o folklóricos, sino porque revelan el alma de una escritora de origen humilde, honesta y sin prejuicios, que manejó con destreza la ironía y el sarcasmo cuando denunciaba todo aquello que no le gustaba.

La mayor parte de la correspondencia publicada en Li Remembranço está dirigida a Mistral. Esta se inicia el 22 de septiembre de 1891 con la carta más directa y franca que debió de dirigirle una mujer en su vida. Es una carta versificada, mordaz, acusadora y muy dura. F. Mistral no asistió a diferentes actos literarios que se habían realizado durante el verano de 1891, como las fiestas conmemorativas del gran Lamartine en Mâcon[112], o las del poeta representante del realismo marsellés Gelu en su ciudad natal. En cambio, durante este tiempo, sí decidió asistir a otra conmemoración menor, los Juegos Florales de Carpentras, en los que participaban felibres del ámbito mas próximo a Mistal. Sin ambages, Lazarino le recuerda al maestro que su gloria se la debe a Lamartine, quien consagró al autor provenzal en los círculos literarios parisinos, que por aquel entonces dirigían la vida literaria nacional[113]:

 

“Derraba la pepido!... Oublida Lamartino!...

Eu que vous a fa grand, éu, que sa man divino

Vous a durbi lou pas de l´l inmourtalita,

 Lou couer vous crebo pas de l´agué bandouna? (p. 83)

 

Su franqueza y su enfado llevan a Lazarino a acusar sin contención a F. Mistral de cobarde:

 

“Que sourdat que farias, moun paure Generau!...

Se davans leis ami, disès que sias malaut.

Que sarié se foulié coumanda la bataio

Davans lei gros canoun que racon la mitraio ?

Vous encafournarias au founs de quauque trau,

E jamai plus degun vous reveirié, Mistrau !... (p. 84)

 

¿Y porqué esta acusación? Porque Lazarino residía en Marsella y participaba activamente en el entorno de la Escolo de la Mar, que tras apoyar fielmente durante un tiempo el Felibrige, comenzó a tomar un rumbo ideológico distinto. Esta escuela propugnaba una acción social, además de literaria y era de doctrina bastante libertaria, donde se mezclaban presupuestos comunistas. F.Mistral, que no deseaba participar en ningún acto donde hubiera reivindicaciones políticas y mucho menos de orden socialista, evitaba así tener que apoyar o rechazar la acción de algunos grupos demasiado contestatarios que ponían en tela de juicio por la vía literaria el orden social de la época. Por ello, Lazarino, irónicamente, le tranquiliza con respecto a este sector popular y anti-conformista de escritores y escritoras de Marsella: 

 

“Eici, ges de fusiéu; degun pouerto ges d´armo;

Sian touei d´enfant de Diéu ; cregnèn pas lei gendarmo ;

Nouesto armo es un craioun, la poudro es de papié,

E la vouto dóu cèu, nous brèsso dins soun lié.  (p. 84)

 

Lazarino, como tantos otros autores de las Maintenances de Provenza y del Languedoc, acusan a F. Mistral y la Escuela de Aviñón de inmovilismo, de conservadurismo arcaico y de replegarse en su feudo aviñonés:

 

 

La Prouvènço, moun bouen, es pas que dins la Crau!

Marsilho,Lien , Macoun, Paris emé Toulouso,

Si tenoun pèr la man e soun tóuteis urouso,

Quand pouen glourifica quauqu´un de seis enfant.

E vous, o vous Mistrau, fès toujour lou feiniant !

Avignoun, Carpentras, Tarascoun e Bèu-Caire,

Pèr vous soun l´Univers, vo se n´en manco gaire. (p. 84)

 

Siguen unas líneas en prosa, para explicarle que se enfadó tanto por no haberle visto ni en Mâcon ni en Marsella, que decidió enviarle esta reprobación en verso. El tono de Lazarino es progresivamente menos furioso y finaliza su carta versificada mezclada con algunas líneas en prosa  identificándose, ya que F. Mistral no la conoce:

 

“Siéu uno pauro Manousquino!

Gros enfantans, mai pas couquino,

Prenès dounc tout dóu bouen coustat ;

Segur voudriéu pas vous facha  (p. 85)

 

Pero a pesar de este último verso en el que Lazarino manifiesta que su intención no es enfadarlo y aunque ha ido decreciendo la furia, concluye su carta con un firme recordatorio que no tuvo que hacerle mucha gracia a F.Mistral:

 

“Mai, ço que diéu pèr Lamartino;

Acò n´en sera vouesto espino

Se degun vous avié rèn di,

 Pèr vous sarié trop bèn fini!  (p. 85)

 

Tanto debió chocar esta misiva a Mistral, que le contestó a Lazarino inmediatamente. Un mes después de su primera carta a Mistral, Lazarino, más serena, se presenta describiendo sus orígenes y entorno, presentando resumidamente su biografía lingüística. Su infancia y juventud más tierna han transcurrido en el seno de una humilde familia trabajadora de Manosque, un pueblo provenzal bordeado por el canal de la Durance, a medio camino entre Digne-les-Bains y Marsella, ciudad esta última donde residió muchos años y donde desarrolló su actividad laboral y literaria.

         Recibió instrucción en la escuela pública de Manosque[114], donde aprendió a leer y a escribir en francés, aunque en su familia sólo se hablaba provenzal, como en el resto de hogares provenzales de la segunda mitad del siglo XIX. De hecho, el padre de Lazarino no hablaba francés. Siendo niña escribió unos versos en francés, la única lengua que conocía como medio de codificación gráfica, aunque el sentimiento expresado fuera estructurado en provenzal. Nunca concedió importancia a estos primeros versos:

 

“…que duermon dins un tiradou vaion pas gand causo, mai m´an rendu tant uroue quoro lei escriviéu!”  (p. 86)

 

El momento decisivo de su vida, que la hizo optar por una afirmación de identidad y a expresarse literariamente en su lengua materna, es un encuentro liberador con el padre Saviè de Fourviero. Durante la Cuaresma de 1891, Lazarino asiste en la iglesia de Saint-Laurent de Marsella a una conferencia bíblica en lengua provenzal sobre la creación del mundo, a cargo del padre Saviè de Fourviero[115], felibre  amigo de Mistral:

 

“Moun couer batié à n´en creba! Ero la proumiero fes que sentiéu tout ço que li a de bù dins nosto lengo prouvençalo!... E vaqui coumo m´a pres envejo d´escriéure en prouvençau.” (p. 86)

 

La admiración de Lazarino por el discurso del predicador es más sociolingüística que religiosa; el discurso culto del hombre de iglesia en provenzal revaloriza a sus ojos el estatus de la lengua que arrastra el complejo de inferioridad de patois, asimilado a la ruralidad profunda y analfabeta.

En una de sus cartas a Mistral desde Marsella en 1892, describe el entorno folklórico provenzal que acompaña las predicaciones de Saviè ante un público muy nutrido: tambourinaires, indumentarias femeninas y masculinas típicamente provenzales, etc.

De hecho se sabe que Lazarino, ferviente felibresso, se ataviada también con el traje típico de Arles, un elemento tradicional revalorizado por el grupo mistraliano como signo distintivo de la cultura provenzal. Sin embargo, la indumentaria de la madre de Lazarino, una pastora de las montañas de Basses-Alpes, era el traje típico de Manosque[116].

La promoción regionalista destinada a salvar las tradiciones del pueblo fue una constante en toda su obra. La descripción tradicionalista de la obra de Lazarino se centró en dos localidades muy distintas: su localidad de nacimiento, Manosque[117], cercana a las montañas alpinas, y Marsella, puerto del Mediterráneo.

La lengua que utiliza es el provenzal de Marsella o provenzal marítimo aunque en los textos que hablan sobre Manosque el léxico se reajuste a esa localidad. Su grafía es mistaliana pero muy vacilante, ya que escribe en numerosas ocasiones palabras comunes ortografiadas de distinta manera.

            Escribió numerosos relatos cortos y artículos muy amenos relacionados con las tradiciones o personajes populares de las dos ciudades: La gousteto de Sant Jouse, Mèste Chave, Lei quatre avugle de Manosco, Charriaré Marsilheso, La proumiero marsilheso….

 Hoy en día estos artículos constituyen un testimonio veraz y descriptivo de la clase popular tanto manosquina como marsellesa del último tercio del siglo XIX. La descripción de los personajes populares manosquinos, como el anciano vecino de La catouniero, adolecen de un sentimiento de melancolía por un pasado rural que se caracterizaba por fuertes lazos de solidaridad y confianza entre los vecinos. En cambio, los personajes populares marselleses de la Cannebière o del barrio de San-Janen se revelan vivaces, pícaros y a veces canallescos. Son descritos con tal realismo que constituyen un fiable muestrario social de la época. Señalemos como ejemplo el retrato psicológico y social de la joven vendedora de flores de la Cannebière de su relato La marchando de flour.

A solicitud de Mistral, Lazarino le envía sus poesías o artículos para su posible publicación en el Armana Prouvençau. A veces el maestro la tilda de holgazana porque se demora en sus envíos. En varias ocasiones, Lazarino le recuerda su condición de mujer trabajadora que lucha por su supervivencia. Lazarino es una mujer emancipada, sobre todo a raíz de su separación[118] de Antoine Pourcin con el que se había casado. Ambos datos curiosos, porque son bastante atípicos para una mujer de la época, sobre todo de origen humilde. Esto muestra la valentía de una persona que lucha honradamente por su independencia en el seno de la sociedad marsellesa. Lazarino regenta con su hermana Rosalia un pequeño negocio en la ciudad provenzal:

 

“Anas li a proun obro dins nostro boutigo, pensès quie doues fremo sian óublijado de croumpa e de vèndre pèr 132.000 fr. de marchandiso” (p. 92)

 

         En marzo de 1892, Mistral invita formalmente Lazarino a Maillane. Pero ella debe esperar el regreso de su hermano a Marsella, que desea acompañarla en la visita, ya que él también es felibre. Como éste tarda, Lazarino, impaciente, se desplaza finalmente en abril de 1892 a Manosque para comprar una casa y desde allí viaja en tren a Maillane con su hermano, el 5 de abril de 1892. Ni que decir tiene la inmensa alegría que siente la autora por el día pasado con Mistral y su esposa, a la que le dedica agradecida un pequeño soneto, La Bouscarleto. Retoma en este poema el tópico tan utilizado por las escritoras femeninas de la poesía provenzal: el pájaro que despliega sus alas para volar, iniciándose así a la vida. Es de destacar que en su carta de agradecimiento empieza citando a Lamartine.

 

“Lou grand Lamartino a di quauco part que “lei gràndei joio, coumo lei gràndei doulour, soun mudo!” (p.95)

 

El tono ya no es el mismo que el de la primera carta en el que reprochaba a Mistral su falta de agradecimiento al gran escritor. En su fuero interno, Lazarino ha perdonado totalmente a Mistral, pero es una mujer testaruda y de férreas convicciones: sigue mencionando al gran poeta Lamartine, objeto de inicio de querella en su primera misiva al maestro provenzal, para que este no olvide jamás su gran equivocación. Para Lazarino, Mistral se debía al renacimiento que él había iniciado y a aquellos que lo continuaban:

 

“Pèr ço qu´es dei fèsto de Lamartino, (….): La revue Lamartine disié que duvias ié veni presida, e tout lou mounde èro countènt. Lei vièi vous counèisson mai, lei joueine n´i´a pas gaire!  (p. 87)

 

En mayo de 1892 Mistral la invita a participar en la Santo-Estello de Baus[119] donde se iban a celebrar los Juegos Florales septenarios del Felibrige. Sin embargo, esta celebración coincidía con un homenaje a Charloun Riéu en Paradou, localidad de origen de este escritor popular, evento para el cual Lazarino ya se había comprometido. Mistral insistió, proponiéndole que asistiera a ambas celebraciones en el mismo día, haciendo gala de una buena falta de tacto al no pensar en los problemas de desplazamiento. Estas localidades, Baux-de-Provence y Paradou[120], distan veinticinco kilómetros, por lo que irónicamente le contesta Lazarino:

 

“Se poudian arriba au Paradou, à 6 ouro de matin, acò sarié`n vertadié regòli, faire quatre o cinq lègo dintre lei farigoulo en flour, sarié pèr nàutrei la meioue dei pitanço! (…) mai au plan de miejour lou 6 de jun, ai bèn pòu que degun se decide ; à mens que quauco boueno amo tengue à nouesto dispausicien, se noun de bèllei veituro, au mens de toumbarèu!  (p. 98)

 

No sabemos si Mistral se dio por aludido y envió algún medio de transporte, el caso es que finalmente Lazarino asistió a su primera taulada en Baux-de-Provence. Lazarino de Manosco tuvo también la ocasión de presenciar el fastuoso acto por el cual fue coronada  la nueva reina del Felibrige por siete años, Marìo Girard, la hija del felibre Marius Girard. Posiblemente la insistencia de Mistral para que acudiera al evento tuviera la finalidad de recompensar su contribución a las letras provenzales, ya que según Claire Frédéric en 1892 el Maestro la reconoció oficialmente como felibresso mainteneuse del círculo del Félibrige:

 

“Dès 1892, Mistral avait tenu à voir recompensés les mérites de Lazarine et il lui avait fait décerner le diplôme de Felibresso manteneiris qui consacrait sa place dans le félibrige. En aidant le Maître dans ses entreprises jusqu´à la fin de sa vie, elle se montrera amplement digne de ce titre”[121]

 

Y es que el campo de acción en el que interviene Lazarino mostrando su compromiso con el renacimiento literario y el Felibrige es muy amplio, no se limita solo a la escritura o a asistir a celebraciones literarias, sino que también descubre, aconseja y anima a escritores noveles, mostrándose solidaria y generosa con ellos. Le comunica por ejemplo a Mistral la existencia de un joven de diecinueve años, Louis Roux, procedente de las montañas alpinas, presentado por Lazarino a la marsellesa Escolo de la Mar, remitiendo al Maestro alguno de sus poemas. La descripción del joven recuerda absolutamente a un personaje de un texto en prosa escrito por Lazarino que se titula Lou sòu dóu pichoun savouiard. En él relata como un joven gavot (locutor provenzal originario de los Alpes) recién desembarcado en Marsella, sobrevive con picaresca revendiendo el periódico La sartan[122]. Es un texto basado en un hecho real ya que Lazarino había conocido al chico cuando intentaba ganarse la vida como limpiabotas, al igual que el resto de niños pobres que en la época pululaban por las calles y por el puerto de Marsella. Lazarino, heredera del sentimiento de solidaridad que se despliega siempre entre los más desafortunados, ayudaba en lo que podía a los más desvalidos. Así que ayudó al chico a mejorar su precaria existencia.

En este mismo mes de mayo de 1892, Mistral le publica La cansoun de Sant-Brancai. El interés de esta canción no está tanto en la composición versificada de la procesión de Sant-Brancai o San Pancracio que tenía lugar desde hace siglos en Manosque, sino en el texto en prosa que viene inmediatamente a continuación del poema. Lazarino se lamenta de que ya no se celebran aquella fiestas veneradas por los manosquinos, famosas en toda Provenza, resonando por todo el territorio el ancestral grito de Osco, Manosco![123] . En este poema Lazarino también se lamenta de la dureza de la condición femenina, aún más reprimida y degradada por la represión de Louis-Napoléon Bonaparte y el entorno burgués. Recuerda amargamente un inefable dicho provenzal que transcribo con mucha reticencia, pero vaqui lo que fue la consideración de la mujer en esta región hasta hace bien entrado el siglo XX:

 

“Mai d´abord que lei fremo, coumo dison, noun soun gènt  e que li es pas permés de dire ço que pènson.” (p.15)

 

Lazarino fue una gran lectora de George Sand, mujer emancipada que supo moverse  y resplandecer en una sociedad sexista a pesar de que su obra fue tildada como menor en su época. Por su modus vivendi  Lazarino también se muestra como una mujer emancipada en una sociedad donde la esfera laboral y la literaria pertenecen aún al dominio masculino.

Por su educación en un ambiente rural donde el trabajo y la entrega cotidiana e incondicional de la mujer son justificados por la Iglesia Católica como remanentes de un orden natural, no creo que Lazarino se hiciera conscientemente eco de las reivindicaciones feministas. Sin embargo, no pierde nunca la ocasión de denunciar la dificultad de ser una mujer, de la imposibilidad de ser respetada como cualquier persona independientemente de su sexo.

En diciembre de 1892, Lazarino envía a Mistral Vèio de Nouvè, un pequeño relato en prosa que había escrito hacía un año y que debía de haber sido publicado en la revista fundada por F. Mistral, Aiòli. Sin embargo el autor decidió que era demasiado largo, conservándolo para mejor ocasión. Vèio de Nouvè es un texto muy bello y muy ameno sobre los preparativos navideños que emprendían los miembros de la familia de Lazarino. A cada edad y a cada sexo le correspondían actividades concretas. Casi todos los elementos típicos de la Navidad provenzal están representados: el belén, el primer aceite de oliva recién prensado, los tradicionales manjares, la decoración de la mesa, el Cacho-fue. Curiosamente faltan unos manjares muy típicos en la actual celebración navideña provenzal, los trece postres, quizás porque esta tradición navideña no sea tan antigua como se dice. Las reflexiones que acompañan el recuerdo de su niñez durante la Navidad son las mismas que podrían hacerse en la actualidad, por lo que su texto no ha perdido frescura un siglo después:

 

“La vèio de Nouvè es l´àgi d´or pèr leis enfant. E lou liame d´amistanço que recampo touto la familho, que la sarro tout autour dei rèire-grand, quand l´on a lou bouenour de leis encaro avè. (p. 47)

 

No se conserva ninguna carta correspondiente al año 1893. Pero Lazarino sigue escribiendo. Couer matrassa es un poema fechado el 15 de junio de 1893. Es el poema màs bello acerca de la muerte de los escritos por ella. En esta ocasión recuerda la muerte de su único hijo que habría cumplido en esta fecha 20 años. En este poema varios lamentos se entrecruzan: la pérdida del ser amado, la soledad, y la dureza de la condición femenina:

 

“Qu´es dur, moun Diéu, d´èstre uno fremo!” (p. 73)

 

“L´i `a que ièu qu´ai ges de familho!

E ma vido sèmblo un desert

Que manco d´èr!

Ai tout perdu, me rèsto re.

M´ai pres moun àngi, o mort crudèlo!  (p. 73)

 

En la estructura de este poema el último verso de cada una de sus once estrofas es una contundente exclamación. Si extraemos el último verso de cada estrofa y los disponemos en orden obtendremos una sucesión de imágenes tan hondas como el poema que las contiene:

 

“Bèlo la mort!

Que fai tant pòu!

Car me ririé!

Que manco d`èr!

Moustra sèi dènt!

Coumo lou glas.

N´as jamai proun!

E n´ai encuei,

Mouestro de mort!

Deis enfantoun?

Bèlo la mort!” (pp. 74-75)

 

Durante el año de 1894 su compromiso con el Felibrige es auténtico y trabaja por ello. Se conserva una carta dirigida a Artou al que felicita, complacida por la fundación de un nuevo periódico provenzal Lou San-Janen. En su carta la autora  manifiesta así mismo su postura con respecto a las dos lenguas que maneja, el provenzal y el francés y a la consideración social de ambas:

 

“Quand mi tròvi emé de tóti qu´an crento de parla nouesto bello lengo prouvençalo, eh! bèn! mi farié gau d´aganta uno trico e…vague de bacela! Vouèli pas dire que fau plus parla que lou prouvençau!...  (p.101)

 

Lazarino no exhibe un nacionalismo exacerbado pero defiende la entidad de la menospreciada lengua provenzal cuando desde el Norte se la desdeña ignorantemente tildándola de patois o de francés inculto. Sin embargo, retoma parte del discurso provenzalista por el que la lengua francesa debería el reconocimiento de su formación y fortificación al provenzal, como también le debería el reconocimiento de ser una lengua poética a la que recurren los poetas de lengua francesa cuando desean cultivar el campo lírico:

 

“(…) la lengo franceso, fau pas òublida qu´es la flho dóu provençau e qu´es elo qu´entreten l´òli dóu calen qu´esbrihaudo lou mounde en clafissènt de pouesïo e de santa l´amo e lei vers dei literatour parisen que venon s´abéura à noreste bèu soulèu.” (p.101)