REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


SELECCIÓN DE MICRORRELATOS

 

Fej Delvahe

 

 

Escritor, microrrelatista, nacido en Ceuta, año 1956. Último libro publicado: Filosofía de la Periferia (Ediciones Litopress, Córdoba 2007). Filósofo y teólogo por la Universidad de Salamanca (España). Profesor de la Secretaría de Estado para la Educación en República Dominicana durante el período 1997-2006, nadador de mares.  

 

 

 

EL EUFEMISMO ATEO-TEOLÓGICO

           

             Dios no existe más allá del ser humano (dicho con incierto grado de seguridad).

 

 

LA PERTENENCIA

 

      Controversia entre nacionalista y cosmopolita:

      «Te callas, que no estás en tu país».

 

      «No me callo, que estoy en mi planeta».

 

 

 

«YO SIEMPRE DIGO»

 

      Inmóviles en un universo donde se mueve todo, ¡cuánta gente afirmando «yo siempre digo»! Incluso los monolitos a la inmovilidad no dejan de moverse.

 

 

EL CREYENTE CONSIDERADO

 

       Creía en Dios, incluso más que en la posibilidad de que haya agujeros negros a través de los cuales se pase a universos paralelos.

 

 

DIOS

 

       En algún lugar del mar flota un limón; desde el avión en que cruzo las alturas entre dos continentes miro a través de una ventanilla tratando de comprobarlo.

 

 

ZANGANADAS CON CORONA Y ZANGANADAS SIN CRÉDITO

 

       Aquél se dedica a comprar viviendas a precio de quince millones y a revenderlas a treinta; se siente «motor de la economía» y vive contento de sus zanganadas.

     Aquel otro se pasa la vida entre números y signos de apuestas financieras; todo un empleo de zanganería exitosa y de postín.

     Ese de ahí es de los que salen en televisión, le pagan una gran suma por chismorrear y predicar gazmoñas; por tales zanganadas la gente lo ha elevado a la fama y él se siente alegremente célebre.

     Ese de acá es un obrero de una fábrica donde se engarzan piezas de artefactos destinados a matar a más inocentes que a culpables; gracias a dicha zanganería él y su familia llevan una vida acomodada y feliz.

     Este que se mesa las pelusas de la chaqueta, anda en pasarelas de modelos luciendo prendas de vestir; sin duda su forma zángana de estar en el mundo le proporciona gran relevancia y júbilo.

     Este que ves junto a la columna hace publicidad de turismo; toda una zanganada que le aporta seguridad y dicha.

     El que pasa ahora mismo frente a nosotros es un zanganazo de categoría deportiva, las mejores fuerzas de sus años son para jugar con una pelotita; la muchedumbre lo adora y él se deleita firmando autógrafos.

     El que va hacia la tribuna es profesional de los rituales en templos o en privado; sobrevive divinamente en base a su zanganería y obtiene con ella un gran prestigio y veneración.

     Mira al que entra ahora mismo: es todo un potentado que empezó produciendo un brebaje alcohólico que envenena la sangre y deteriora los hígados; con su zanganada ha hecho un gigantesco negocio por el cual hoy le otorgan condecoraciones de hombre trabajador e hijo predilecto de la región.

     Por supuesto, fíjate también en los dos que se ríen con fruición, ambos son artistas, uno pinta cuadros y otro canta; ídolos para el populacho, y ellos ya ves, se complacen y duermen en los laureles de su zanganería.

     En cuanto al guapo que está desahogándose la corbata del cuello, es investigador perteneciente a uno de los laboratorios farmacéuticos de mayor notoriedad, se dedica a elaborar fármacos cuyos efectos ni curen ni enfermen pero enriquezcan abusadoramente a sus jefes; su zángano quehacer le permite habitar en la mejor casa y barrio protegido de la ciudad y relucir como todo un ejemplo a imitar de buen ciudadano.

    ¿Qué a dónde quiero ir a parar? Pues a que cada cual se cubre la vida con la vaina o pasatiempo que puede; sólo que a unos sus frivolidades o zanganerías les convierten en ganadores y en cambio a otros sus trivialidades o zanganadas no les sacan de pobres y parece que deban ir pidiendo excusas por ello; como por ejemplo yo, que me dedico por propia elección a la labor de escribir microrrelatos, de los cuales no obtengo cuartos ni reconocimiento y aún menos prosperidad.

    En definitiva: pido perdón a los zánganos exitosos y a sus aplaudidores, porque mis zanganadas todavía no han llegado al nivel consagrado de las suyas. ¡Mas, nunca se sabe!

 

 

ESTE SABER NO SABIENDO

 

 

 

     Tiene gran esperanza en el futuro y en lo invisible, percibe el carácter escondido de la realidad, es compasivo y misericordioso; ¡oh maravilla!: un místico.

 

TRAS CUATRO AÑOS DE DIPUTADA

 

      Descubrió que no hay cosa más parecida a un hombre que una mujer.

 

 

ESCAPANDO DE LLEGAR A VIEJO

 

 

       Jenofonte no pensaba igual que Platón del venerado Sócrates. También le dedicó una apología, pero poniendo de manifiesto que Sócrates tuvo calma y filosofía cuando fue condenado a beber la cicuta, porque deseaba escapar de los problemas que conlleva vivir hasta una edad avanzada. Es decir, lo que Jenofonte nos descubre sin florituras es que Sócrates al fin y al cabo era filósofo y como tal comprendió que es mejor opción que te saquen de este mundo por sabiduría enfrentada a legalidad, que salir por vejez enfrentada a la propia degeneración orgánico-morbosa.

 

 

 

GATO ENGATUSADO

 

        Era tan fiel, tan casero, tan dependiente de nuestras tres comidas, pero ciertos olores lo han descastado. Se ha salido de su habitualidad cual ser vivo actuando según lo irreversible: por un tejado cercano pasó una gata.

 

 

Y EL PSICÓLOGO DICTAMINÓ

 

       —Su depresión, señor, comienza en el fracaso de papá y mamá como pareja.

 

       —(...).

 

       —No se preocupe, al salir le paga a mi secretaria.

 

 

 

 EL PUTO PLUTÓN

 

       Me parece que tenía nueve años cuando en la Escuela Normal de Magisterio, la ubicada por el sector del Morro en Ceuta, me pegaron varios coscorrones más castigo, ridiculización ante los demás muchachos e insulto de «inculto e ignorante» al no saberme cuál era el noveno planeta de nuestro sistema solar. Ahora resulta que los científicos, los doctos, los docentes, han dejado de considerar ese mundo lejano como merecedor de contar entre los pertenecientes a nuestro barrio cósmico. Así pues ya dejó de ser peligrosa la desfachatez de no aprendérselo en época de escolarización y la posibilidad de recibir coscocorrones, un castigo o ser humillado por algún profesor desconocedor de que a los absolutos el tiempo los torna relativos.

 

 

SIN VOCACIÓN DE USURERO

 

 

       El escolar ha de elegir entre clases de religión o clases de ética. Ser banquero, hombre de banco, no es su objetivo en la vida. Decide asistir a las clases de religión.

 

 

 

 EL NO IDÉNTICO

 

      Era un hombre con tal sentido de la felicidad que no era feliz junto al calor matrimonial de una esposa. La vagabundería, el silencio, la contemplación del cielo, le atraían más. Y no era un loco.

 

 

UN CÍRCULO EN UN MUNDO DE CUADRADOS

 

        Si me aíslo, ¡qué maravilla! Si me aíslan, ¡qué tortura!

 

 

LO POCO HABITUAL ANTE LO CONVENCIONAL

 

       El rabino Simeón ben Azzai, a finales del siglo I d.C., fue acusado de no dar ejemplo: siendo rabí no se había casado. Simeón humildemente sostuvo este argumento ante su congregación: «Mi alma está enamorada de la Torá. ¿Acaso no hay otros para sacar adelante el mundo?» Pero los que no se escandalizan de sus maldades y sí de las actitudes simplemente diferentes por las que opta un vecino, no aceptaban esa lógica; así que corrieron por ahí el bulo de que Simeón no era tan célibe como parecía, pues había tenido entre sus fieles seguidoras a una mujer con la que concibió un hijo secreto.

 

 

EXPLORADOR O TENDERO

 

         Le apasiona la libertad de cargas, lo imprevisto y el nomadismo. Su hermana, su hermano, los vecinos y la madre que los parió a todos, lo acusan de no haberse buscado ya, con más de cuarenta años, un trabajo, una instalación duradera y un negocio donde vender a otros la mentira de la seguridad-felicidad.

        ¡Agárrenlo! ¿El qué? ¡El dedo corazón que les muestra tieso mirando al cielo!

 

 

CUALQUIER EDAD ES ENREDADA

 

 

Es que tiene 16 años, una edad muy difícil.

 

 Cierto, aunque los 27 años también son muy arduos.

 

¿Difícil? Los 38 sí que lo son.

 

Tener 49 cumplimientos no es menos embarazoso.

 

¡Pues ojo con los 50, esa si que es una etapa en serio peliaguda!

 

Más difícil me parece andar por los 61 febreros.

 

¡Coño, 72 años es una edad complicada de verdad!

 

 

EL INVESTIGADOR ENFÁTICO

 

       A ver: se dedica durante años a investigar en toda clase de libros de historia, cuánta gente aproximadamente ha sido torturada o ultimada en nombre de Satanás (el Maligno) y cuánta en nombre de Dios (el Benigno). Cuando descubre que son numerosísimos más los abusados y muertos en nombre de Dios que los asesinados en nombre de Luzbel-Belcebú-Lucifer, entra en crisis de identidad y se hace agnóstico; nunca más desea verse involucrado en una religión institucional.

       Pasa el tiempo. Un día se enamora y vive la etapa más balsámica de su vida. Tal es así que se inclina a comenzar una nueva investigación: averiguar en toda clase de libros de historia, cuánta gente ha sido salvada en nombre de Dios y cuánta en nombre de Satán. Cuando concluye que son muchísimos más los ayudados o auxiliados en nombre de Dios que los salvados en nombre del Diablo, decide reconciliarse con su fe en el Espíritu Puro, Todopoderoso y Bueno, le vuelven los ánimos de la esperanza.

 

 

A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI

 

      "Cita diez avances científicos y tecnológicos del siglo XX logrados por la Humanidad", le pide el docente al joven.

 

      "Bueno, no caigo ahora... ¡Ah sí!: la televisión", responde.

 

      Seguidamente, el quinceañero hace gestos parecidos a tratar de hacer memoria y dice: "¡A ver, a ver..., pues no me acuerdo de más!"

 

 

SECULARMENTE MILAGROSO

 

       Era monje de clausura. Debido al desasosiego de la profesión religiosa, viviendo en comunidad cerrada, padecía falta de sol, de brisa marina y de amplitud de miras. Así que abandonó el convento en busca de serenidad abierta. Fuera del cenobio dejó de sentir el azoramiento de la vida litúrgica convertida en una ansiosa trampa. Sin torturarse por las pijaditas rituales hechas absolutos, liberado al simple derecho humano de ir o venir libremente, ¡oh milagro secular!, se desestresó.

 

 

EL DESEMPLEADO

 

—Sé muchos cuentos. Sé escribir epístolas, poemas, artículos, aforismos, relatos. Sé vivir en soledad y en silencio.

 

Su curriculum no es convincente.

 

—Sé pasar años más años sin empleo.

 

 

EL PREFECTO CATÓLICO

 

             Un tal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la aprobación de su jefe el Sumo Pontífice Juan Pablo II, notificó en Roma, el 24 de junio de 1998, a un compañero de profesión sacerdotal, el jesuita de nombre Anthony de Mello, quien unos pocos meses antes acaba de morirse, que sus obras escritas denotaban «un alejamiento progresivo de los contenidos esenciales de la fe cristiana». ¡Lógico!, Ratzinger era el vigilante encargado por el Vaticano para mantener a raya a los heterodoxos —de un calibre lógico al ancho del embudo—, además de ser uno de los más prestigiosos teólogos recomendados por las universidades católicas para ser leídos. Obviamente, como inmenso intelectual de lo teológico y como vigía atento a herejías y desviaciones, Ratzinger no hizo por notificar también a su superior, con un texto público en parecidos términos, que hacerse llamar «Santo Padre» siendo sólo un ser humano, era  algo quizás más herético y desatinado que decir por un contador de cuentos: «Toda la creación es Cuerpo de Cristo, y tú crees que sólo está en la eucaristía».