REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


 

LUCES Y SOMBRAS

 

Isabel Rodríguez de Vera Plazas

 

 

Poemas escogidos del poemario Luces y Sombras, de tono lírico-elegíaco, en el que se abordan temas existenciales. Poesía que emerge de los interrogantes que anidan en el hombre, caminando desde la oscuridad hacia un destello de esperanza.

 

DEVENIR DE LUZ Y SOMBRA

 

Hay momentos en que la luz te invade,

te transporta en sus alas y te lleva

hacia las latitudes donde habitan los sueños.

Y mientras esa luz efímera te habita,

se configura todo en ti de modo nuevo,

porque en lo hondo la vida te susurra

su más bella salmodia.

Mas ¡ay! también la oscuridad es arrendataria

del corazón humano y viene a importunarlo;

lo aprisiona en su tela de araña,

lo conduce al lugar

donde reina la densa tiniebla,

lo confina, le ciega ventanas y puertas.

Y en este devenir,

en este alternativo acontecer

de luces y de sombras

de pesadumbre y gozo,

se teje el entramado de las vicisitudes,                                  

donde la incertidumbre del futuro se apacienta.

 

 

 

 

 

 

EL DECLIVE

 

Llegado a cierta edad parece inevitable

desprenderte de cosas, que te hicieron

feliz en otro tiempo y de repente

te parecen insulsas, no te afanas por ellas.

Te inquieta comprobar como te precipitas,

por el declive sin retorno de la vida,

sin poder evitarlo. Desconoces,

cuando sea el momento en que el tiempo,

para ti se detenga y arribes

a tu postrer destino. Entonces,                                                               

cuando se haya borrado tu recuerdo

de la memoria de los vivos, cuando nadie

de ti haga mención, tal vez

en la pradera eterna fructifiques,

semilla renacida florecida de luz.

 

 

 

EL VISITANTE INELUDIBLE

 

 

Desde que llevo marcados en mi rostro

los surcos indelebles del paso de los años, 

en varias ocasiones, ha venido a rondar

ante mi puerta mirando con descaro,

un personaje asaz inoportuno.

Reclama mi atención haciéndome visajes

con la desfachatez de quien se sabe,

ganador más que cierto del pleito de la vida,

y que a su tiempo, cuando la última gota

de la clepsidra se desplome

por el túnel siniestro, se llevará como despojo

que por derecho se le otorga, el hálito vital.

Le he dado la espalda cuantas veces

ha venido a rondar a mi puerta,

para hacerle entender que su presencia

me incomoda, que me produce escalofríos.

Cada vez se insinúa, no obstante, 

con mayor insolencia y más asiduamente,

con la misma celeridad que los años

encanecen mis sienes.

pero desde hace ya algún tiempo condesciendo

con su ingrata presencia, y mi puerta

permanece entreabierta para ese visitante.

Ya no le doy la espalda;

es más, a veces le sonrío,

esperando con toda dignidad lo ineludible,

el día decisivo, para mirarlo cara a cara

y decirle: si es llegada mi hora, voy contigo.

                                                

 

 

 

LA ALEGRÍA

 

 

 

Por los feudos de la humana existencia,

a veces se pasea la alegría.

Entra en la casa, la ilumina

apenas un instante, y sigue su camino;

más no desaparece, no del todo.

Esa llama que ardió por breve tiempo,

se resiste a morir en la buhardilla del olvido,

y al marcharse, deja el rescoldo que propicia

la formación de una nueva llamarada.

 

 

 

NUBE PASAJERA

 

             No se por qué, hoy es un día de ésos

que te duele por dentro la tristeza,

que todo te chirría, que te arañan

hasta las cosas más hermosas.

No te complace el sol que muestra

su oro más brillante esta mañana,

ni la pujante primavera

esplendorosa y tibia,

que se adueña de todos los sentidos,

propiciando la euforia.

Hoy todo te parece desabrido

todo lo ves de color gris,

como esa espesa niebla que te habita.

Galopará en su caballo el tiempo,

volará la tormenta a su guarida oscura;

con renovado gozo se abrirán tus ojos

a la viva claridad que te circunda,

y expirarán en los predios del olvido

las inquietudes que hoy te anidan.

 

 

QUIERO VIVIR INTENSAMENTE

 

Quiero vivir intensamente el tiempo

que reste aún a mi existencia;

beber a sorbos reposados cada instante,

que la vida me otorgue en bandeja de plata. 

Degustar, disfrutar con todos mis sentidos

el esplendor que me envuelve en su cálido seno.

Que mis ojos admiren la bóveda

purísima de añil, la inmensidad del mar,

cabalgada por unicornios blancos.

Quiero escuchar la dulce melodía

que me brinda el hálito del viento,

el agudo trinar surgiendo del boscaje,

el estentóreo grito precedido,

por rúbricas de luz en la tormenta.

Que mis manos sepan del terciopelo de la rosa,  

con la irisada lágrima que reposa en su seno.

Quiero aspirar aromas de espliego y de jazmín,

azahar, madreselva y romero;

vibrar de júbilo, sentir la poesía, antes de que

la oscura Átropos,  con su guadaña siegue

todo lo que palpita hoy en mi,

todo lo que me pertenece como dádiva,

como efímero fruto de verano.