REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


DIFERENCIAS ENTRE EL "CONTE" Y EL "ROMAN" DE FLOIRE ET BLANCHEFLOR 

Pedro Correa

(Universidad de Granada)

 

RESUMEN

Las dos versiones francesas de Floire et Blancheflor reflejan dos siglos distintos y dos maneras diferentes de concebir la vida amorosa. El "conte" es más rico por dispiner de narración, descripción y pausas líricas. El "roman" se inetersa más por lo narrativo.

 

Palabras clave: lirismo, narración, descripción.


ABSTRACT

The two French versions of Floire et Blancheflor reflect two different centuries and two different ways of conceiving life. The "conte" is richer for having story, description and lyric pauses. The "roman" takes more interest in narrative.

 

Key words: lyricism, account, description.


 

          Disponemos de dos versiones de la historia francesa de Floire et Blancheflor. Una representa el espíritu del siglo XII y la otra del XIII. Desde el siglo XIX se han venido nombrando versión aristocrática y versión popular respectivamente, si bien los mismos autores han sido conscientes de sus claras diferencias y así para el poeta originario su obra es un "conte" y para el refundidor un "roman". Las divergencias entre una y otra responden no sólo a situaciones culturales y sociales distintas sino a condiciones internas de las propias versiones.

          Para M. Pelan (1956:XX-XXII) ocupa un lugar destacado entre los "romans idylliques français du moyen âge" y algo parecido encontramos en otros estudiosos que directa o indirectamente han tratado de fijar el género o encuadre idóneo del "conte". Así Längsfors veía en él un "charmant conte"; E. Faral (1948,I:58) adirma que es "un des plus exquis parmi les romans d'aventure, l'oeuvre d'un artiste délicat"; para M. Wilmotte (1940,L:131) es un "charmant récit des amours de deux enfants"; F. Carmona (1988:33) dice que "Floire et Blancheflor inicia elementos fundamentales de la tradición argumental no artúrica que van a caracterizar el roman lírico."

          Hay un cierto consenso en considerar la obra amorosa, delicada, encantadora, para algunos aventurera, para otros punto de partida de toda una corriente literaria relacionada con el lirismo y que va a cristalizar en el siglo XIII a través de las obras de Jean Renart. En lo que todos coinciden y esto es perceptible en las diversas versiones europeas es que estamos ante una creación amorosa cualquiera que sea la tendencia en la cual la incluyamos. Y esto no debe causar extrañeza, porque el momento en el que es gestada coincide con las enseñanzas aprendidas a través de la lectura de Ovidio, el poeta amatorio por excelencia de la antigüedad clásica. El siglo XII es conocido como el de la aetas ovidiana; el autor de Sulmona facilita infinidad de materiales que van desde el simple argumento hasta toda una teoría amorosa lo suficientemente dúctil como para poder ser aplicada a obras de diversa naturaleza.

          El Floire del "conte" es un cortesano, pero no participa de los entresijos y complejidades del amor cortés que requiere otro encuadre y otros personajes; el autor no tuvo más remedio que buscar otras fuentes distintas en las que inspirarse para trazar el decurso amoroso de unas vidas predestinadas a amarse desde el mismo momento de su nacimiento y encuentra la directriz en Ovidio, aunque dejando a un lado el elemento pasional y el erotismo del poeta latino. Esto no quiere decir que no haya en nuestro "conte" ciertas dosis de erotismo, perceptibles en el último tercio de la obra y en algún pasaje aislado, pero son componentes que no afectan a cierta ingenuidad en las relaciones de ambos amantes.

          A Ovidio se debe el gusto por lo suntuoso, la selección de elementos, la búsqueda de encuadres facilitadores del amor y de las relaciones entre la pareja; ahora bien, parece que no todas las descripciones embellecedoras del "conte" estaban en la versión original, sino que se fueron incorporando a la misma en sucesivas versiones y la realidad es que hoy nosotros no tenemos más remedio que sentirlas como un todo unido al esquema argumental básico con el que crean un entramado necesario. Algunas descripciones es muy posible que formaran parte del original por encontrarlas en el "roman" expuestas de un modo sucinto, otras le son desconocidas o silenciadas por ir en contra de sus intereses.

          Tienen razón aquellos que consideran que el "conte" une lo dinámico con lo estático, la narración con la descripción lírica, actuando esta última como un freno en el desarrollo de la acción. En este sentido se parece a la estructura del Piramus et Tisbe y hay que estar de acuerdo con las ideas vertidas por A.M. Cadot en un revelador artículo (1976:433-461). Hemos de tener en cuenta que el "conte" empieza realmente a partir del verso 57 del manuscrito B, "Un rois estoit issuz d'Espaigne" y todo cuanto precede al mismo son añadidos posteriores que tratan bien de dignificar la historia e incardinar a los protagonistas dentro de la genealogía de Carlomagno o de adelantar el contenido del "conte" y precisar las circunstancias y el lugar donde dicha historia es contada.

          Los seis primeros versos del "conte" son también reveladores. El lector y poeta que los añadió para introducir la historia genealógica de los enamorados se dirige a todos los amantes, sean caballeros o damas, donceles o doncellas, y está convencido de que a través de su lectura o audición pueden aprender de los entresijos del amor. Va a disertar sobre los amores del rey Floire y de Blancheflor. Seguidamente y a través de su única hija Berta, enlazan con la historia facticia de Carlomagno según leemos en la versión de Adenet y quizá en el primitivo Berte. En medio de sus glorias parentales resume aspectos importantes de la historia externa, el paganismo de Floire y el cristianismo de Blancheflor, el haber sido engendrados en la misma noche y haber nacido el mismo día, el bautismo de Floire por amor de Blancheflor.

          Un aspecto interesante es hacer a Floire herededo de Hungría y Bulgaria por muerte de uno de sus tíos, entendemos que sin herederos. Hay otra tradición que incardina a Berte con tierras de Hungría a través de su padre Heraclio y de su madre, una desconocida nacida en Grecia. Dice así el Pantheon de Gotfrido de Viterbe:

                            

                   Eius sponsa fuit grandis pede nomina Berta,

                   venit ab Hungaria,sed graeca matre reperta,

                   Caesaris Heraclii filis namque fuit.

 

Y en el Rerum Boicarum scriptores de Oephelius se lee:

 

                   Berta eius (pipini parvi) uxor, graeca, Augusti constantinopolitani filis, dicta cum magnuu pede, filia Heraclii imperatoris, ex qua suscepit tres filios, Karolum Magnum, Karlomannus, Pipinum et filia Giselam monialem.

 

Por lo tanto el creador de esta introducción postiza conoce la tradición del origen oriental de Berte, recogida en parte por Adenet al afirmar que:

 

                   Car le rois de Hongrie fu en France nuorris;

                   De son pais i fut mené moult tres-petit.

 

          Tras tres versos transicionales, comienza la segunda parte del prólogo postizo la cual se inicia con el verso "En une chambre entrai l'autrier", lugar donde el autor transmisor de la historia la oye a una muchacha que se la cuenta a su hermana. El gusto por la precisión es asombroso; es viernes, después de comer, y se introduce en una cámara en la que están las dos hermanas que se entretienen hablando de amores. Cinco versos le permiten al poeta describirnos sucintamente la salita en la misma línea suntuosa de las otras descripciones. También nos revela que el autor es un clérigo, un hombre culto formado en la tradición escolar del siglo XII. Aunque no lo hubiera dicho, hay datos suficientes en el texto para adscribir el "conte" al numen de un clérigo, llamado por Conrad Fleck Ruoprecht von Orbênt y que afrancesado pasa a ser Robert d'Orbigny.

          En varias ocasiones el decurso de la obra se detiene para intercalar el refundidor una serie de episodios que en verdad no obstaculizan el que, una vez eliminados, el lector pueda seguir cómodamente la línea argumental. El primer episodio descriptivo, a modo de remanso en los amores iniciales de los infantes, está representado por un vergel cuya única misión, aparte de embellecer la obra, consiste un alimentar "la joie d'amor". Ocupa los versos 239-268 del manuscrito B.

          Cuando el rey llama a su senescal y le dice que prepare con todo detalle la marcha de su hijo a Montoire con la intención de que olvide a Blancheflor y ame a otra que esté dentro de su categoría social, se produce la segunda interrupción, en este caso de tipo interno, ya que se da en el pensamiento de Floire. Nos referimos al arbolillo llamado "ente" cuyo fruto no es ni más ni menos que el cuerpo de Blancheflor. Se desarrolla a lo largo de los versos 377-387.

          Mientras Floire está en Montoire, el rey vende a unos mercaderes a Blancheflor con la intención de que se la lleven lejos de su reino, a un lugar en el que sea imposible dar con ella. Pues bien, a cambio de la joven, el rey recibe diversos productos, telas ricas, dinero y una copa de oro. Este último objeto es motivo de una minuciosa descripción que ocupa los versos 434-495. Indudablemente la copa debía figurar en la redacción original, porque juega en ella un papel relevante, e incluso la historia que se cuenta parece hacer alusión a los amores de los protagonistas, pero en sentido inverso a sus resultados. Los amores de Paris por Helena son adulterinos y desembocan en una tragedia para Troya, los de Floire y Blancheflor son legítimos y tienen, tras muchas vicisitudes, un final feliz.

          Una nueva interrupción se produce poco versos después. Ha llegado el momento del regreso de Floire y tienen que hacerle ver que Blancheflor ha muerto. Para dar mayor verosimilitud a sus palabras, los reyes ordenan edificar una tumba cenotafio que ocupa los versos 540-654. La suntuosa descripción constituye una pieza maestra en la que se presentan de modo ordenado todos los elementos que constituyen el monumento sin que ningún detalle haya escapado a la observación del descriptor.

          En los versos 716-789 encontramos un largo lamento puesto en boca de Floire con su correspondiente invocación a la muerte. Estamos en presencia de una elegía funeral que bien pudo pertenecer al refundidor y no al autor primitivo y que es la respuesta adecuada a la descripción anterior y cuanto ella significa. Estamos en presencia de una efusión lírica que evidencia el estado de ánimo del infante ante la impotencia de la muerte.

          El episodio del estilete que ocupa los versos 792-839 es una consecuencia lógica de la existencia del anterior. Hay una estrecha relación entre la supuesta muerte de Blancheflor y el intento de suicidio por parte de Floire. Intervienen dos personajes: el infante y la reina, la cual trata de disuadir a su hijo de la barbaridad que va a cometer.

          Cuando Floire decide partir en busca de Blancheflor, su padre le proporciona un palafrén ricamente enjaezado. Una vez más estamos en presencia de una descripción maravillosa que va desde el verso 968 hasta el 1007. Esta descripción interrumpe el decurso del texto y es probable que sea un añadido con la intención de ennoblecer al viajero y recordarle quién es y cómo debe comportarse. También es una compensación que el rey hace a su hijo por la drástica decisión tomada, es decir, la venta de Blancheflor.

          Establecido en Babiloine, en casa de Daites y Licoris, encontramos otro remanso, un diálogo en la intimidad que adopta la forma de un debate entre la sabiduría y el amor acerca de la oportunidad o no de proseguir con la búsqueda. Representa un momento de duda, el final de una serie de incomodidades sufridas desde que pone el pie en ese Oriente difuso hasta la llegada a la ciudad apetecida. Indudablemente Floire no puede echarse atrás de ahí que sea el amor el que salga triunfante en su corazón. Ocupa los versos 1421-1462. El amor le ha hecho ver lo que ha pasado por su amiga y ya no lo puede tirar todo por la borda.

          Una extensa descripción gira en torno a la ciudad de Babiloine. Comprende tres momentos sucesivos: la presentación sucinta de la urbe, la existencia en el centro de la misma de una torre y, sobre todo, el vergel que hay en su interior y la misión que tiene encomendada. Todo esto sirve para hacerle ver a Floire la dificultad de su empresa. Esta descripción está puesta en boca del hostelero. Ocupa los versos 1599-1855.

          La última descripción se centra en la belleza de los protagonistas cuando se encuentran frente a aquellos que los han de juzgar. Responde a un ideal de belleza similar al que leemos en numerosas obras del mismo siglo y contribuye también al enriquecimiento estético del "conte". Ocupa los versos 2620-2671. Cada descripción tiene su propio significado y en este sentido son necesarias para el desarrollo del texto, para su enriquecimiento y posibilidades. No son descripciones gratuitas por eso hoy las sentimos como necesarias.

          La primera descripción, el vergel que el padre de Floire tenía en su palacio, cumple la función de alimentar y hacer más grata la existencia de los niños. La presencia de la mandrágora le confiere un valor alegórico, ya que todo cuanto en él se encuentra evoca el amor; ahora bien, al ser el único arbusto nombrado, adquiere en la descripción un sentido especial. Era utilizada en la antigüedad como potente narcótico y quizá a causa de esta propiedad fue adquiriendo características mágicas y poderes sobrenaturales. Ella es la encargada de que todo se concite para crear un entorno irreal en el cual despierte el sentido amoroso, reforzado además por la lectura de Ovidio. La mandrágora, su sola presencia, enerva y excita, de ahí que sea necesario que presida el vergel en el que se solazan y comen los protagonistas.

          La segunda descripción también tiene como protagonista un árbol, pero en este caso no está fuera de, sino plantado en el corazón del infante y el causante de esto es el amor, por lo tanto el "ente" tiene unas connotaciones amorosas evidentes, supone el nacimiento de un amor siempre reverdecido por la presencia del ser amado. Ese árbol dará su fruto con el tiempo y en su momento oportuno él estará allí esperando para recogerlo:

 

                             Quant Blancheflor verra gesir

                             Jouste soi et la beissera,

                             Le fruit d el'ente lors queudra.

 

Ya desde la infancia todo se concita para hacer de ellos dechados de amor. Es evidente que el autor nos quiere decir que estamos en presencia de un "conte" amoroso y parece anunciarnos que hay todo un trayecto que debe ser recorrido hasta alcanzar la madurez necesaria y dar cumplimiento a sus afanes. Ovidio los excita a amarse, el vergel contribuye a crear un entorno propicio al amor y el "ente" le anuncia a Floire el cumplimiento futuro de sus deseos.

          De entre los objetos que los mercaderes entregan al rey, en pago de la venta de Blancheflor, figura una copa sobre la que se va a extender el refundidor que creemos no es el autor de su presencia en el texto, pero sí de su minuciosa descripción, especialmente de la historia gratuita sufrida a lo largo de los siglos hasta el momento presente. La copa parece anunciar el triunfo futuro de los amantes y es rica en sugerencias destacadas por J.L. Leclanche (1980:13). Tiene por lo tanto un valor simbólico, ya que le va abriendo camino al infante en la búsqueda de Blancheflor y le permite de nuevo estar junto a ella.

          Algunas descripciones están menos incardinadas al desarrollo de la acción, como puede ser la presencia de una tumba descrita prolijamente, la cual le permite al refundidor una incursión minuciosa en el mundo de lo maravilloso y de los objetos suntuosos. No podemos desde luego olvidar que también en ella se hacen alusiones a los amores de ambos, pero lo que de verdad encanta al lector es la disposición del cenotafio, los materiales nobles empleados, necesarios para que Floire se convenza de la muerte de su amada y el lector quede prendido en la magia que de él se desprende. La verosimilitud del monumento trae consigo el lamento que se va a seguir a continuación y puesto en boca del muchacho.

          Hay alguna inscripción en la tumba o por medio de la magia se consigue que las efigies de los mantes se dirijan la palabra, que no pueden ser otras que amorosas e incitadoras al deseo:

 

                             Beisiez moi, bele par amor.

 

 

A lo que responde Blancheflor, besando a su amante:

 

                             Ge vous aim plus que rien vivant.

 

También encontramos una leyenda que recoge la novela española del siglo XIII:

                             Ci gist la bele Blancheflor

                             que Floires ama par amor.

                            

          El lamento es una cala lírica distinta de las descripciones que hasta ahora hemos tenido en cuenta. A través de él, cuenta sucintamente su vida con Blancheflor hasta ese momento. Está constituido por varias partes; cada una se inicia con un campo interjectivo. Va desde el verso 716 hasta el 789. En los primeros versos evoca su nacimiento hasta el inesperado final. A continuación nos presenta su perfecta belleza, reflejada en el rostro y en la boca. En un tercer momento se eleva hasta presentarnos una visión idealizante al hacerla símbolo del amor y de la belleza. Finalmente anatematiza a la muerte por haberle privado de su amada y anhela encontrarse con ella en los Campos Elíseos, para lo cual va a buscar la muerte en ese día en el cual pronuncia el lamento.

          A continuación va a poner en práctica lo expresado en el lamento y busca un estilete con el que darse muerte. Ocupa los versos 792-847. Su madre, que está atenta, trata con todas sus fuerzas y razones de disuadirle de semejante empresa. Finalmente no tiene más remedio que confesarle la verdad. La tumba es abierta y Floire se convence de la veracidad de las palabras de su madre. Tanto le acicatea el deseo de encontrar a Blancheflor que decide ponerse en camino sin pérdida de tiempo.

          La presencia del palafrén ricamente ataviado también tiene su sentido. La descripción ocupa los versos 968-1007. El hijo de un rey no puede presentarse en tierras extrañas de cualquier manera; debe ir con un séquito acorde a su condición real. El palafrén está en la misma línea que la copa y la tumba. Al descriptor parece que no le pesa encontrar la lengua adecuada para presentar un animal y un atuendo suntuosos. Supone una detención en el transcurrir de la acción, una pequeña demora antes de embarcarse rumbo al Oriente desconocido.

          Una vez llegado a él, no le fue fácil alcanzar su destino. El autor le hace detenerse en una serie de hospederías en las que va encontrando noticias acerca del paradero de Blancheflor. Creo, sin embargo, que los numerosos pasajes y las vicisitudes por las que pasa pertenecen al texto primitivo y son necesarias, porque quien algo quiere, algo le cuesta. También supone en la economía del texto un enriquecimiento de la persona del infante y su capacidad para ir solventando una serie de dificultades. Bien es verdad que hay demasiadas casualidades, pero esto no debe extrañarnos en un momento en que la importancia del texto radica en el carácter aventurero del personaje.

          Durante su estancia en Babiloine y a punto de ponerse en contacto con Blancheflor, su voluntad pierde fuerzas y el desánimo se apodera de su ser. Esta situación es aprovechada por el autor para crear un debate en el que contienden la sabiduría y el amor. Ocupa los versos 1421-1460. La primera le hace ver los problemas que ha tenido que vencer y los que le quedan todavía. Considera que lo mejor es abandonar la empresa y volver a casa de sus padres, pues no vale la pena tanto esfuerzo por una mujer. Por su parte el amor le insiste en que debe continuar hasta el final, no ha de echar en saco roto ni perder el esfuerzo que ha derrochado hasta ese momento, casi a punto de lograr su empeño. No puede ni debe olvidarse de los buenos momentos pasados junto a su amada y sobre todo cual es el motivo de su viaje. Como no podía ser menos en una obra amatoria, termina por imponerse el amor y se decide a hacer un último y definitivo esfuerzo.

          Supone este debate una cala en el desarrollo y progresión del relato y al mismo tiempo le sirve para convencerse de que la decisión que ha tomado es la correcta. En la soledad de su habitación, en casa de los últimos hosteleros, entra en contacto consigo mismo y este ejercicio de introspección le es necesario para enriquecer su propio yo y convencerse de la bondad de la decisión tomada.

          Una extensa descripción le permite al autor presentar a los lectores la ciudad de Babiloine, la torre de las doncellas y el vergel enriquecedor de la estancia en la que están prisioneras las jóvenes destinadas a casarse con el rey mediante la superación de una prueba. Todo ello constituye un conjunto solidario, pero a causa de las exigencias de la trama la fantasía del poeta se decanta por la descripción del vergel. Comprende los versos 1599-1843.

          Para presentarnos la ciudad se recurre a los procedimientos habituales en numerosos textos de la época. Aparece una ciudad amurallada, junto a un río, en la que destaca por su elegancia y fábrica una torre. Pasa por ésta como sobre ascuas para centrarse en lo que le interesa de verdad, el vergel al que acude el rey para elegir una doncella como esposa durante un año. Recuerda el cuento introductor de las Mil y una noches, desempeñando Blancheflor y Claris, sobre todo esta última, la misma misión encomendada a Scherezade en la colección oriental.

          La descripción del vergel merece consideración aparte, ya que el autor ha echado los restos en la consecución de un mundo maravilloso que incita a vivir el amor en su plenitud. Hasta los propios pájaros con sus cantos incitan a que la pasión se desborde:

                             Et oit les oisiaux par douçor

                             Chanter le lai qu'il font d'amor,

                             Por la douceur li est avis

                             Du son qu'il soit en paradis.

 

Los árboles, casi todos con su propio aroma, contribuyen a enriquecer el ambiente y hacerlo único:

 

                             Poivre, canele et garingaut,

                             Encens, girofle et citoaut

                             Et autres espices granment

                             Qui moult par eulent doucement.

 

          La última descripción sirve para destacar la belleza ideal de ambos enamorados. Va desde el verso 2607 hasta el 2671. No supone ninguna novedad, puesto que al autor sigue el patrón descriptivo puesto de moda en el siglo XII a través de Ovidio y de otros autores codificadores, a través de artes poéticas, de ideales de belleza, especialmente femenina. Estas descripciones son patrimoniales y las encontramos en todos los "romans" del siglo XII, especialmente entre los representantes de la materia clásica y de la de Bretaña en las que la mujer juega un papel de primer orden.

          Las descripciones son hermosas y elegantes, ponen un punto de fantasía al relato; cumplen con una condición propia de las obras en verso del siglo XII, especialmente las pertenecientes a la materia clásica. Suponen lo real maravilloso tan necesario para los lectores de la época, necesitados de excitar su imaginación por medio de objetos suntuosos, de efusiones líricas nacidas en lo más hondo del corazón humano. Al mismo tiempo le permiten al autor o al refundidor demostrar su inspiración y capacidad de recreación. Sigue siendo muy útil un libro publicado por E. Faral (1967).

          Hay un manuscrito del "conte", el A, preferido por determinados estudiosos del texto y editores del mismo, que añade un nuevo episodio, creemos que espúreo y debido a un refundidor o al autor de la copia. Se trata del episodio del mago Barbarín y del foso de los leones, posiblemente remedo del bíblico Libro de Daniel o quizá del Piramus et Tisbé. Es muy extenso pues ocupa en la edición de Leclanche desde el verso 793 hasta el 999. Su presencia no es necesaria, porque a continuación figura, como en B, el episodio del estilete con el que Floire está dispuesto a quitarse la vida.

 

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          Por su parte el "roman" no es dado a efusiones líricas, también rehuye las descripciones suntuosas y cuando éstas aparecen quedan reducidas a la mínima expresión. Al autor le interesa el relato, la narración que enriquece con nuevas invenciones de hechos surgidos al hilo de los acontecimientos. El nuevo siglo exigía otro tipo de obras, camino de la novela o de la prosa narrativa, gustada por otra clase de lectores, quizá pertenecientes a la burguesía. Por eso el creador de esta nueva versión no puede mantener el género "conte" y lo sustituye por el de "roman", acorde con el espíritu que el texto refleja. Sigo la edición de F. Krüger (1967:145-239).

          Gusta el novelista de interrumpir el hilo argumental con constantes amplificaciones de su misma naturaleza, pues la mayoría son narrativas, con sus propios personajes, y naturalmente con su sentido. No son gratuitas, sino que están en función sobre todo de Floire que debe madurar antes de tiempo para ir en busca de su amada. Encontramos una pequeña introducción, muy interesante, porque en ella se nos habla de la transmisión oral del texto:

 

                             ............ et si escoutez

                             bone estoire...............

 

el cual se oculta tras el nombre "estoire", acontecimiento vivido por unos personajes, en un lugar concreto y en una época determinada. También nos dice que su obra es amorosa y en ella encontrará el oyente o lector las vicisitudes pasadas por los protagonistas:

                             Ge vos veuil dire de l'amor

                             De Floire et de Blancheflor,

                             Qui molt ot et travail et paine;

                             Ainz lor amor ne fu vileine.

 

          La primera innovación es un pequeño relato del encuentro de la expedición de Henri d'Olenois con un peregrino que había sido maltratado por los sarracenos (vv.80-109).  Estamos en presencia de uno de los muchos milagros adscritos al culto de Santiago, motivo con el que tienen que ver tanto el "conte" como el "roman". El peregrino pone sobre aviso al duque Henri, el cual poco tiempo después se va a encontrar en idéntica posición.

          A continuación se narra el choque habido entre las huestes de Galerien y la expedición comandada por Henri (vv.121-173). La hueste cristiana se lleva la peor parte pues terminará con la muerte de muchos expedicionarios y el cautiverio del duque y de la duquesa. Presenta dos partes; en la primera se lucha en campo abierto y la superioridad de los sarracenos obliga a la hueste de Henri a buscar amparo en un castillo; en la segunda, se narra el cerco y la rendición por hambre. Así lo requiere la economía de la obra, ya que Blancheflor debe nacer en cautiverio. Este episodio tiene sus consecuencias, puesto que, una vez que las huestes de Galerien regresan a Aumarie, el duque es conducido a prisión y la duquesa es entregada a la reina a causa de su estado de embarazo y, sobre todo, a causa de una promesa hecha por Galerien a su esposa.

          Esto le permite al autor una nueva amplificación (vv.205-220). En ella vemos cómo la cautiva parte se comida en tres porciones. La menor, la reserva para sí, y las otras dos se las da a su marido que pena en prisión. Es el ejercicio de la caridad cuanto el autor quiere poner de relieve. Él es consciente de que estas tres amplificaciones le han apartado del propósito inicial, la historia de amor, y por eso él mismo se dice:

 

                             Repairer doi a ma raison.

 

          A lo largo de casi mil versos la figura fundamental va a ser la del senescal del rey. Comprende tres narraciones y dos pequeñas descripciones. La primera supone la llamada que el monarca hace a su senescal pidiéndole ayuda para solucionar el problema que le preocupa: el amor de su hijo por Blancheflor (vv.339-366). Cultiva su ego diciéndole "amis" y prometiéndole que se lo tendrá muy en cuenta:

 

                             Se me savïez conseillier,

                             Ge vos en avroie molt chier.

 

El senescal Maydien se ofrece a ayudarle y traza una estratagema mediante la cual el rey quedará libre de toda sospecha y Blancheflor será acusada de traición.

          El segundo relato consiste en preparar una gallina emponzoñada que será servida al rey públicamente (vv. 376-434). Se vale del sirviente Pinel, el cual presentará al monarca el plato envenenado de parte de Blancheflor. Dicho y hecho. El criado presenta a Galerien la gallina y éste, sobre aviso, da un trozo a uno de sus perros que muere en el acto. La traición ha sido urdida y hasta ahora ha dado buenos resultados. El senescal prende a Blancheflor y la acusa de haber querido envenenar al rey que se ha portado con ella como lo haría un padre. Blancheflor protesta su inocencia, pero de nada le vale. Sometida a juicio es condenada a ser quemada públicamente en una hoguera.

          Este es el momento reservado a la actuación de Floire, ausente en el tiempo que ocurren estos hechos. Apenas pone pie en la ciudad, se entera de todo lo que ha acontecido y se siente en la obligación de salvar a su amada a la que considera injustamente condenada. Como no está preparado para entrar en acción, ha de conseguir una armadura y un caballo. La primera descripción es la del atuendo del justador (la cota de malla) (vv.639-666). Muy ceñida y sin concesiones a la imaginación:

 

                             L'en li aporta une broigne,

                             Qui fu au roi de Mageloigne,

                             Fort et legier et bien tenant.

                             Un heaume li lacent luisant,

                             Qui fu a l'amiral de Perse,

                             Que li dona le roi d'Averse;

                             Deus ymages ot le nasal,

                             Una pucele et un vassal.

                             Floire le vit, molt l'ot plus chier;

                             Senblant faisoient de baisier.

                             Et li aporta une espee.

                             Qui fu a l'amustal enblee.

                             Les letres dïent, qui i sont,

                             Que il a reliques el pont;

                             Se hom la porte qui a droit,

                             Ne (doit) douter que vaincuz soit.

 

Encontramos en esta sucinta descripción ecos de la tumba-cenotafio, en la presencia de dos imágenes, de una muchacha y de un joven, que suponemos que son Floire y Blancheflor, aunque el autor no lo diga. También el que cada elemento de la armadura o la espada pertenezca a alguien considerado poderoso, recuerda la historia de los poseedores de la copa entregada por los mercaderes en el "conte".

          A continuación se describe sucintamente un caballo que equivale en esta redacción al tan ponderado palafrén entregado por el rey en el "conte" (vv.672-686). Las diferencias son abismales; quizá la distinción entre trotón y palafrén marquen la distancia que va del uno al otro:

 

                             Et fist amener un destrier,

                             Un sor baucent, bien acesmé;

                             Enmi le front fu estelé.

                             Sele ot de molt riche façon;

                             D'ivuire furent li arçon;

                             Les auves sont d'autre maniere;

                             La covertura fu molt chiere,

                             D'un riche paile volatine,

                             Jusqu'a la terre li traine;

                             Li frains estoit a or ovrez;

                             Les pierres gietent grant clartez,

                             Quar a compas furent assises

                             Et par engin i furent mises.

                             Quant il l'ot fermé en la teste,

                             Nus hom ne vit si bele beste.

                            

Continúa la descripción de la armadura interrumpida por la entrega del caballo y desplazamiento de la atención del autor hacia el animal. En primer lugar el escudo y la lanza (vv. 690-700):

 

                             Et l'en li aporte un escu,

                             Ou il ot point trois lionceaus

                             D'or et d'argent. molt furent beaus;

                             Li borz flamboie comme feu,

                             Et li lion sont enmi leu;

                             La guiche fu d'un paile frois

                             Bien taillié d'or sarrazinois,

                             Molt richement apareillé.

                             Lors li ont la lance baillié;

                             Par tel vertu l'a cil brandie

                             Qu'il en fait voler les esclices.

                            

A continuación la espada (vv.705-709):

 

                             Un espié li fist aporter

                             Ou il se pot molt bien fïer;

                             La hante fu d'un frois pomier,

                             Et li fers d'un tranchant acier.

                             Armez est Floire, si s'en part.

 

          Hay cierta morosidad en la descripción de las armas, necesaria porque ellas van a jugar un papel de primer orden en el combate a muerte con el senescal. Bien es verdad que no constituyen un todo trabado por la intercalación del caballo y como el autor no es un poeta inspirado, más parece un rimador, no le ha sacado todo el partido posible como sí lo hace el autor del "conte". A nuestro escritor le interesa el relato, la movilidad escénica, el constante ir y venir de los personajes, el continuo enriquecimiento del protagonista con episodios bélicos que van a hacer de él un caballero.

          Antes de que empiece el combate entre el senescal y Floire, Blancheflor eleva una sentida plegaria a Dios pidiendo perdón, recordando algunas verdades de fe y se acuerda de sus padres como remate a su larga intervención (vv.752-826). Con esta oración dicha en voz alta, en presencia de su madre y de quienes han acudido a estar presentes en su martirio, el autor trata de ganarse la benevolencia del auditorio o de los lectores y para eso recurre a excitar sus sentimientos.

          La lucha a muerte con el senescal ocupa más de trescientos versos (vv.867-1212). Es una especie de juicio de Dios entre la palabra de Blancheflor y la del representante del rey. Antes de que se produzca, encontramos, como ya hemos señalado, una larga oración puesta en boca de la joven, un tanto ingenua, pero no carente de sentido. Responde a una de las características de esta versión, la incardinación a lo religioso, perceptible en el milagro inicial debido a Santiago, en el ejercicio de la caridad por la madre de Blancheflor y en esta pormenorizada oración puesta en boca de quien sabe que va a morir en el fuego.

          La narración del combate recuerda los enfrentamientos entre caballeros que encontramos en los libros de caballería. Entre uno bueno y otro malo, y al igual que en nuestras novelas, terminará por imponerse el defensor de la razón y de la virtud. Este tipo de relato suele ser reiterativo, con sus alternancias y cambio de armas, con las mismas bravatas puestas en boca de los contendientes, idénticos golpes y añagazas.

          Como todos sabemos, Floire vencerá a su oponente y de momento salva a su amada, pero apenas regresa a Montelien, el rey urde una nueva venganza y vende a Blancheflor a unos mercaderes que se dirigen a Oriente. Este acontecimiento va a generar dos pequeñas descripciones muy alejadas de la suntuosidad con que son tratadas en el "conte". Nos referimos a la copa entregada por la venta de Blancheflor y la erección de una tumba falsa con la que quieren hacer ver a Floire que su amada ha muerto.

          La descripción de la copa es como sigue (vv.1359-1372):

 

                             Et una coupe bien ouvree;

                             Onques sa per ne fu trouvee,

                             Onques nus hom ne vit sa per:

                             Il n'ot en terre ne en maer

                             Oisel ne poisson qui n'i soit,

                             Par devison, toz fait a droit.

                             Desor le bort qui si resplent,

                             Fu devisé molt sotilment

                             Si com Helaine fu ravie

                             Et que Paris prist par folie.

                             Et cercle d'or ot dui pomeaus;

                             Portraiz i sont deus damoiseaus,

                             Qui devisoient pr nature

                             Tote maniere d'escriture.

 

En la descripción de la tumba (vv.1435-1471), al autor le ha interesado las dos esculturas que representan a los enamorados y la disposición que adoptan dentro del conjunto:

 

                             Devant la tor fist a ciment,

                             En un arvolt qui molt eeert gent,

                             Font un tonbel apareillier;

                             De marbre le fist entaillier;

                             Oiseaus et bestes et pointures

                             Et de soltis tresgiteüeres

                             L'ont entaillié par dedefors,

                             Mais dedenz n'i ot point de cors.

                             Deus ymages par nigromance

                             I ot faites par tel senblance:

                             De Floires et de Blancheflor

                             I(l) reconterent lor amors.

                             Au chié desor ert le vassal,

                             Et la pucele contreval.

                             Une chaene i ot tendue;

                             Ainz plus bele ne fu veüe;

                             Desor ot un molt bel enfant;

                             Molt fu bien faiz, n'ert pas trop grant,

                             Apareilliez fu com mesaige,

                             Senblant faisoit que molt fust (saige)

                             Deus venz avoit apareilliez

                             A tueaus d'or bien entailliez,

                             Qui le mesaige conduisoient

                             Tot ensement como il voloient

                             Quant li venz de detre ventoit,

                             A la pucele s'en aloit;

                             Senbalnt faisoit que il parloit

                             Et ensanble li conseilloit;

                             Quant li vallez est abaissiez,

                             L'autre vent est apareilliez,

                             Que conduisoit au damoisel;

                             Ice desoz estoit molt bel.

 

 

          Poco después de haber visto Floire la tumba, decide que no vale la pena vivir y abandona la corte para trasladarse al foso de los leones (vv.1672-1680). Indudablemente el manuscrito del "conte" tenido en cuenta por nuestro autor estaba emparentado con A, ya que es el único donde aparece el foso de los leones. Su estancia en él es muy breve, porque su madre le hace ver que Blancheflor no ha muerto sino que ha sido vendida a unos mercaderes que se dirigían a Oriente a descargar su mercancia.

          Los tres grandes episodios que nos quedan, dos, los más extensos son narrativos, y el más breve descriptivo. Todo acontece lejos de su reino, cuando ha decidido ir en busca de Blancheflor y nadie le va a estorbar en su empresa. El primer episodio cuenta la lucha contra Diogenés (vv.1825-2154), inconveniente que debe vencer si quiere llegar a su destino definitivo. Apenas pone pie en Fusis, reino de Sanon, sale a su encuentro el hijo del soberano, muchacho alocado e impulsivo, deseoso de ganar honra a los ojos de su padre y de su pueblo. Desde el lugar donde está, observa que caballeros armados han desembarcado y se encuentran en la playa. Ni corto ni perezoso ordena a su amigos que tomen las armas y a galope tendido se dirige al lugar donde está asentada la hueste de Floire. Esta, al ver al enemigo en son de guerra, se prepara y espera la acometida con orden.

          A las primeras escaramuzas se ve la superioridad de las tropas de Floire. Éste ataca en el centro, donde Diogenés se encuentra, y en rápida actuación termina con la vida del alocado joven. En la persecución del resto de la expedición, se introducen en la ciudad donde son cercados por los habitantes y no tienen más remedio que rendirse. Poco después aparecen unos hombres que llevan en andas el cadáver de Diogenés. Planto del padre. Floire teme la reacción del rey ante la muerte de su hijo, pero todo se soluciona cuando aquél le cuenta lo ocurrido. Ya tienen la vía libre a Babiloine.

          No podía faltar la descripción de la ciudad, brevísima (vv. 2297-2320), con un silencio total hacia la torre y el vergel al que se alude sin consecuencias de ninguna clase. Es como si no existieran para interesarse sólo por la acción. Veamos la sucinta descripción de la ciudad, desprovista de la magia derrochada por el autor del "conte":

 

                             C'un poi devant midi soné

                             Virent les murs de la cité

                             Et les granz palais qui i sont,

                             Ou les aigles de colors sont.

                             Babiloine est citez molt fort,

                             Si est assise en un regort,

                             De dos parz li vient sa navie,

                             Dont la vile est molt bien garnie.

                             N'i esta nule povre gent,

                             Tuit sont riche d'or et d'argent.

                             De l'une part de la cité

                             Dont ge vos ai assez conté,

                             Avoit une aive molt corant,

                             Molt ravinose et molt tres grant.

                             Molt par i a beles rivieres,

                             De prez et de forez plenieres

                             Et de terre a gaaignier

                             Et de quanque home est mestier;

                             Molt ert pleniere de poissons;

                             Molins i a a granz foisons.

                             Un grant pont desus l'aive avoit,

                             Qui tan fort ravinose estoit:

                             A grant merveilles estoit bel;

                             De marbre en furent li quarrel.

                             Iluec arrive la navie

                             Qui vient de terre Femenie,

                             De Nubie et de Quartaige

                             et d'Ociane la sauvage.

 

Babiloine está pensada como una ciudad portuaria y esto es cuanto le ha interesado al autor: un puente, riqueza pesquera, molinos, presencia del agua, barcos que llegan a su puerto procedentes de diversos países. El novelista está pensando en Alejandría, cuyo asiento coincide con la descripción. Se trata, pues, de la Babiloine de Africa.

          El último episodio narrativo, es la lucha contra el almanzor Jonas de Handres. Ocupa trescientos versos (vv.3058-3359). Ocurre de la siguiente manera: Floire y Blancheflor han sido presos en la torre y sometidos a juicio. Cuando llevaban las de perder, se presenta ante la ciudad Jonas de Handres con un poderoso ejército. Exige la rendición de Babiloine o en caso contrario que alguien sea capaz de enfrentarse con él en duelo a muerte y el que resulte venceder decidirá el destino de la ciudad. El rey no logra que ninguno de sus acompañantes se ofrezca voluntario y la situación se torna angustiosa. Ante esta situación Floire se dispone a actuar con la esperanza de salir vencedor y decidir su propio destino y el de su amada. Naturalmente el rey no tiene más remedio que aceptar su oferta.

          El combate está descrito con todo lujo de detalles. Es mucho más épico que el enfrentamiento que tuvo con el senescal de su padre. Todo un ejército está pendiente de su actuación. Como no podía ser menos, el poderoso almanzor es vencido y muerto. El rey no tiene más remedio que liberar a los amantes. Termina con el reparto de las riquezas conseguidas en el combate y la apoteosis del infante acompañado de su amada.

          Como el único manuscrito está incompleto, desconocemos el final que indudablemente debía contener la noticia de la muerte de los progenitores de Floire, o de uno, y el regreso, previo consentimiento del rey de Babiloine. También es probable que el viaje de vuelta a Aumarie fuera contado con todo lujo de detalles y fuera esta versión el origen del naufragio, estancia en una isla, donde no sabemos lo que pudo ocurrir, porque cuanto relata la primera novela española parece fruto del autor, quizá ligado por alguna razón personal con el culto de san Agustín.

          El autor del "roman" es consciente de que está haciendo una obra distinta a la fuente que le sirve de modelo. Está poniendo al día un texto de mediados del siglo XII. No puede traicionar el esquema argumental, ya que lo que está contando es la historia de Floire et Blancheflor y, por lo tanto, ha de seguir la pauta marcada por su antecesor. Lo único que puede hacer es suprimir o minimizar las descripciones e insistir en grandes episodios narrativos protagonizados por Floire y que suponen un enriquecimiento de su persona.

          El progresivo enriquecimiento de la personalidad y afianzamiento en el mundo del Floire del "conte" se consigue mediante la afirmación del yo cortesano, en un ahondamiento en sí mismo no sólo a través de la introspección sino por medio de brillantes descripciones que presentan lo maravilloso de su aventura. Todo esto lo prepara para asumir con alegría la conquista de Blancheflor, la recuperación y culminación del "ente" de su niñez.

          Mientras que el Floire del "roman" quiere atravesar los entresijos de su versión enriqueciéndose y fortaleciendo su cuerpo. Por eso le entusiasman los encuentros a dos o los acontecimientos bélicos que redunden en pro de su gloria. Cada uno utiliza un método distinto encaminado al mismo fin, la recuperación y posesión de la amada.

 

                                                Bibliografía

 

CADOT, A.M. "Du récit mythique au roman: étude sur Piramus et Tisbé", Romania, 94, 4, 1976, p.p. 433-461.

CARMONA, F. El Roman lírico medieval, col. Estudios Románicos, Murcia 1988, p.33.

FARAL, E. (a través de J. BEDIER - P. HAZARD, Histoire de la littérature française, I, 1948, p. 58; ibídem,  Recherches sur les sources latines des contes et romans courtois du moyen âge, París 1913.

KRÜGER, F. Li romanz de Floire et Blancheflor in beiden Fassugen nach allen Handschriften mit Einleitung, Namenverzeichnis und Glossar neu herausgegeben, Romanische Studien, Berlin, 1938 (reimpresión Kraus, Nendeln/Liechtenstein, 1967).

LECLANCHE, J.L. Le conte de Floire et Blancheflor, Les classiques français du Moyen Age, París 1980, p. 13.

WILMOTTE, M. "Compte rendu de l'édition de F. et B. de F. Krüger",  Le Moyen Age, 1940, L, p. 131.