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TRES MOMENTOS
DEL DOBLE (PUNTOS CLAVE)
José Yago Pérez Amores
(Universidad de Murcia)
Introducción
Puesto que el Seminario Borges de este año gira en torno al tema del
doble en la literatura[1], me propongo con este
trabajo analizar los momentos clave que tiene un relato de esta temática
presentando para ello varios textos y comparando unos con otros, con el
objetivo de trazar una visión del funcionamiento interno de estos textos.
No se me escapa que tratar de reducir a
un esquema fijo algo tan libre como la literatura no es tarea fácil, y que no
siempre podré encontrar esos puntos clave comunes a todos los textos que estoy
buscando. Creo sin embargo que la selección de puntos es adecuada, aunque sería
un poco arriesgado decir que se dan en todos los textos cuyo tema es el doble.
A la hora de emprender este trabajo no
me he apoyado sólo en los textos en sí, sino también en textos teóricos como
los de Dolezel[2],
que traza un esquema de tipos de doble en la literatura del que me serviré para
comentar varios aspectos interesantes para este trabajo (el hecho, por ejemplo,
de que en algunos tipos de doble no aparezca alguno de los momentos que me
propongo analizar).
Terminología
La terminología que empleo para
describir lo que estoy analizando es simple y creo que se entenderá fácilmente:
utilizo la palabra Momento para describir un punto concreto que marca un
cambio importante en el relato, y analizo concretamente tres tipos de momentos
que creo fundamentales para el desarrollo de un texto cuyo tema sea el doble, y
para los cuales he utilizado los siguientes nombres: Origen: puesto que
el doble es, al menos de acuerdo con el concepto de realidad aceptado por la
mayoría, un fenómeno sobrenatural, se debe producir de forma provocada o
accidental en algún momento de la trama, ¿en cuál?. Encuentro: es el
momento del relato en que el protagonista toma conciencia de que tiene un
doble, lo que permite la interactuación de los dobles como tales. Y finalmente Desenlace:
si el doble es un fenómeno sobrenatural, sólo uno de los dos puede permanecer
en el ámbito de la realidad, esto se suele solucionar con la eliminación de uno
de los dos, no necesariamente de forma violenta, aunque como veremos hay otras
posibilidades. Esta terminología puede parecer incompleta o incorrecta, pero
defenderé cada término en su correspondiente capítulo.
Una vez descrito brevemente lo que
entiendo por momento y los tipos básicos de momentos, quiero trabajar con un
corpus de textos en los que se verá si aparecen o no estos momentos, por qué y
cómo. En cuanto al cómo tendré que hacer un esquema de tipos de Origen, tipos
de Encuentro y tipos de Desenlace.
El corpus de textos no es tan amplio
como me gustaría por motivos de tiempo y espacio, y por ello he dejado fuera
relatos que pueden parecer indispensables en un trabajo de esta índole, pero
creo que es mejor centrarse en un corpus limitado para poder dar una visión
clara y a la vez no excesiva de lo que quiero describir. Así, he incluido
textos que se han trabajado durante este seminario o que se han propuesto en
él, además de otros textos a los que se ha hecho referencia de pasada durante
alguna de las exposiciones o en los debates. He aquí el corpus de textos:
-
Andersen, H. C.: La sombra.
-
Borges, J. L.: El otro, de El
libro de arena.
Veinticinco de
agosto, 1983.
Los teólogos, de
El Aleph.
-
Calvino, I.: El Vizconde Demediado.
-
Cortázar, J.: Una flor amarilla, de Final del Juego.
Lejana, de Bestiario.
-
Garmendia, J.: El difunto yo.
-
Maupassant, G. de: El Horla.
-
Papini, G.: Dos imágenes en un estanque.
- Poe, E. A.: William Wilson.
-
Ribeyro, J.: Doblaje, de Cuentos de circunstancias.
-
Stevenson, R. L.: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Plan
de trabajo
En
cuanto a cómo se va a desarrollar este trabajo, me he marcado un guión de
trabajo básico que se resume de la siguiente forma: en primer lugar esta
introducción que se propone exponer el tema del trabajo, dejar clara la
terminología y presentar el corpus de textos a analizar; después entraré en
cada uno de los tres momentos ya nombrados (Origen, Encuentro y Desenlace),
para analizarlos por separado en los textos del corpus y poner de relieve las
características y los tipos de cada uno, así como para comparar unos textos con
otros y resolver todas las dudas que surjan al trabajar los momentos de cada
relato. Y finalmente quiero llegar a unas conclusiones claras acerca de estos
momentos, de por qué son tan importantes para construir un relato en torno al
doble y cómo se construyen y desarrollan, para lo que separaré los apartados en
conclusiones generales y conclusiones acerca de cada uno de los momentos.
Ante todo, y como punto final a la
introducción, me gustaría resaltar que tanto el Seminario Borges como este
escrito me han aportado una visión más profunda acerca del tema del doble, y
espero poder aportar con este trabajo un granito de arena al estudio de estos
relatos.
1. El Origen
Como ya expuse en la introducción a
este trabajo, entiendo por Origen el punto en la trama del relato en que
surge o se crea el doble. A este respecto es muy interesante la
tipología que establece Dolezel sobre los modos de construcción del doble,
sobre la que me basaré para hacer la clasificación de tipos de Origen en este
trabajo.
Al analizar el Origen del doble en cada
relato se plantea el problema de que en algunos relatos el doble no se crea
sino que aparece como algo ya conocido y aceptado por el protagonista. Éste es
un problema exclusivamente terminológico, en tanto que la palabra “origen”
puede parecer poco adecuada si el doble no “se origina” en el relato. Pero si
entendemos “origen” como “punto inicial”, desde el punto de vista metodológico,
debemos tomar como Origen el propio hecho de que el doble sea innato al
protagonista. Sabiendo esto, para facilitar la clasificación de tipos de doble
he añadido a la tipología de Dolezel otro tipo que expresa esa innatividad del
doble al protagonista. Además, Dolezel tampoco contempla la posibilidad de que
se construya el doble por medio de un salto temporal, caso que ejemplificaré
aquí con dos relatos de Borges, y que incluiré como subgrupo dentro del “origen
por ruptura”.
1.1.
Tipos de Doble:
Dolezel propone tres tipos de doble (que él llama temas):
-
el tema de Orlando: “un
único individuo (...) existe en dos o más mundos ficcionales alternativos”
(tanto esta traducción de Dolezel como las siguientes son mías). El ejemplo que
propone el autor checo es la novela de Virginia Wolf Orlando (1928), y
apunta que este tema se conoce popularmente como “reencarnación”. Mi propuesta
en este trabajo es El otro cielo, de Cortázar: en ese relato no hay
reencarnación, pero sí un individuo que pasa de un mundo al otro sin perder
ninguno de sus atributos.
-
el tema de Anfitrión:
“coexistencia en un único mundo de dos individuos con distintas identidades
personales, pero perfectamente homomórficos en sus propiedades esenciales”. El
mejor ejemplo para este tema es el que le da nombre, que Ovidio trabajó en sus Metamorfosis,
y en el que Júpiter y Mercurio suplantan a Anfitrión y Sosias para que el padre
de los dioses pueda gozar a la mujer del primero.
-
el tema del Doble:
“dos cuerpos alternados de un único individuo coexisten en un único mundo
ficcional”. Éste es precisamente el tema en el que se centra Dolezel, pues lo
considera el eje central del campo temático de la duplicidad, y me baso en
algunas de sus afirmaciones (que pretendo completar) para hablar del momento
del Origen.
Pasemos
ahora a ver la clasificación de tipos de Origen:
1.2.
Tipos de Origen:
-
Origen por Fusión:
Dolezel lo enuncia así: “dos individuos originalmente separados se fusionan
para formar el doble”. Es el caso de William Wilson, de Poe, Los
teólogos, de Borges, y Una flor amarilla y Lejana de
Cortázar, aunque en el caso de estos dos últimos sea discutible, el primero por
un problema de autenticidad o no del doble, y el segundo porque se puede pensar
en un “origen innato”. Dolezel además recuerda que en este caso no es necesaria
una progresión en la identificación mutua, sino que puede producirse de forma
repentina, como en El retrato de Dorian Gray, de Wilde, en que un deseo
del protagonista se cumple mágicamente. Dentro de este grupo también quiero
incluir la variante de “origen por posesión”, que ejemplifica muy bien el
relato de Maupassant El Horla, en que un ser se apodera del cuerpo y los
movimientos del personaje.
-
Origen por Ruptura:
Dolezel dice: “el doble se genera cuando un individuo originalmente simple se
separa en dos”. Quizá el texto que mejor ejemplifica este tipo es El
vizconde demediado de Italo Calvino, donde realmente el vizconde está
partido por la mitad. Otros ejemplos menos “físicos” son La sombra, de
Andersen, o Dos imágenes en un estanque, de Papini, en el que el doble
es alguien que una vez fue el protagonista y a quien se dejó atrás. Dentro de
este grupo entra mi propuesta de “origen por salto temporal”: por un accidente
en la línea cronológica, dos etapas distintas de un mismo yo se encuentran. Ese
accidente puede ser provocado, como en muchas obras de ciencia ficción, o no,
como en los ejemplos de Borges que he elegido: El otro y Veinticinco
de agosto, 1983. No incluyo en este grupo el cuento de Papini anteriormente
citado por varias razones: no hay salto temporal sino que uno de los dos está
estancado en el tiempo, y además, al matar al “yo anterior” no se produce la
consecuencia lógica de la inexistencia de un “yo posterior”.
-
Origen por Metamorfosis:
Sólo hay que recordar la novela de Stevenson El extraño caso del Dr. Jekyll
y Mr. Hyde, en el que una fórmula química permite el cambio que crea a
Hyde. Este tipo se usa mucho en la mitología y en todo el tema de Orlando.
-
Origen Innato o doble ya asumido:
este tipo, que Dolezel no contempla como variante del doble, aparece en varios
textos y con varios nombres: en El difunto yo, de Garmendia como “mi
alter ego” y en El otro yo de Benedetti como “otro yo”. Un caso
particular dentro de este grupo es Doblaje, de Ribeyro, ya que aunque al
principio del cuento se habla de un doble inherente que vive en las Antípodas,
los dobles no se encuentran nunca y tampoco se afirma con rotundidad que ese
doble exista de verdad (aunque se advierten lo que se puede asegurar que son
sus “acciones”). También podríamos hablar aquí de Lejana, como dijimos
antes, pero no creo que se pueda afirmar con rotundidad, puesto que el relato
no da pistas suficientes para saber si el doble es o no innato. Y por supuesto
el problema del tema de Orlando que plantea El otro cielo, que
comentaremos más abajo.
Dolezel menciona otras posibilidades de
variantes en el doble (paradigmáticas, sintagmáticas y de autenticidad), pero
no nos interesan para tratar el Origen.
1.3.
Dudas y cuestiones que surgen en torno a
la clasificación del Origen:
En este último apartado dentro del capítulo, que tendrá su apartado análogo
en los siguientes dos capítulos, quiero exponer las dudas que se me han
presentado al hacer la clasificación anterior y las soluciones que he
encontrado para resolverlas.
¿Es el Origen de Doblaje y de Lejana Innato?
En
ambos casos es discutible: en Doblaje se establece al principio la
posibilidad, en la que el personaje cree, de que exista un doble en las
Antípodas inherente a cada uno de nosotros, y a partir de ahí el personaje
busca al doble, pero sólo tenemos confirmación de que realmente existe al final
del relato (un final que comentaremos en el capítulo dedicado al Encuentro y
también en el de Desenlace). Podemos decir entonces que sí hay un “doble
innato” en este relato, aunque no se puede comprobar directamente sino a través
de las acciones del mismo. En cuanto a Lejana, no hay como en el caso
anterior una frase que asegure que ese doble existe, pero la protagonista sí
siente que existe. De todas formas, hay dos individuos distintos que viven
separados y que se unen para formar el doble, y por lo tanto prefiero
mantenerlo en el grupo de “Origen por fusión”.
¿Está el tema del doble en El
Horla?
Desde
luego no es una historia de dobles al uso, ya que no se habla de dobles en
ningún momento y el protagonista considera al otro un ente externo que le
domina. Puesto que estamos hablando de posesión del personaje por parte de un
ente, parece más una historia de fantasmas si se mira a simple vista. Pero
también es cierto que esa historia de fantasmas está basada en una duplicidad
de personajes que además se encuadra muy bien en la estructura del Origen por
fusión: dos individuos originalmente separados se unen para formar el doble.
Dicho esto creo que debo decir que el tema del doble sí está en este relato.
El caso de Los teólogos, de
Borges
Hasta
el final del relato no podemos tener claro a simple vista que se trata de un
relato del doble, pero una vez que esto se certifica (“Aureliano supo que para
la insondable divinidad, él y Juan de Panonia (...) formaban una sola
persona”), es evidente que al intentar incluir este cuento en la estructura
propuesta en este escrito encaja a la perfección en el tipo de “Origen por
Fusión”. Otra cosa sería que no aceptáramos que estamos ante el tema del doble,
pero creo que sí lo estamos porque: hay una duplicidad manifiesta (dos teólogos
medievales), hay un antagonismo y por tanto una rivalidad entre ambos
componentes de la duplicidad, y finalmente uno de ellos elimina al otro, aunque
este último punto lo veremos en el capítulo del Desenlace.
El Origen en el tema de Orlando
Tanto
en este capítulo como en los dos siguientes veremos el tema de Orlando de forma
separada por la complejidad de tratar un relato del doble en el que no hay
doble como tal, sino que un mismo personaje se mueve en varios mundos
diferentes. Para este caso tenemos dos posibilidades, la tradicional, que se
basa en el mito de la reencarnación, y cuyo Origen podríamos llamar
precisamente “Origen por reencarnación”, y la que permite a un individuo
moverse de un mundo a otro sin perder su identidad y sin necesidad de esa
reencarnación. Esta última es la que nos encontramos en el relato de Cortázar El
otro cielo, y en él no podemos hablar de ninguno de los tipos de Origen
anteriormente citados, ya que no hay más que un único personaje, y por tanto no
puede haber ruptura ni fusión, ni tampoco metamorfosis, pues de hecho sigue
siendo el mismo. La duda se plantea con el Origen innato o ya asumido, y
precisamente en este relato el protagonista tiene perfectamente asumida esa
posibilidad, pero también habla de la primera vez que visitó el barrio de las
galerías. Entonces, tanto en un caso como en otro, realmente lo que puede ser
innato (y puede también no serlo) es la capacidad de reencarnarse o de viajar
de un mundo a otro, pero no el hecho del doble en sí. De todas formas es
evidente que el tema de Orlando presenta un problema a la hora de trabajar con
este momento. Incluiré sencillamente el relato El otro cielo en el grupo
de Origen innato o ya asumido, aunque me reservo las dudas.
2. El Encuentro
Siguiendo con el análisis concreto de
los tres momentos que he propuesto para este trabajo debo ahora hablar del Encuentro.
Este momento lo podemos definir como el punto del relato en el que el personaje
toma conciencia de que tiene un doble real. Si este doble ya está asumido como
innato por el personaje no podemos hablar con rotundidad de este momento, tal y
como nos pasaba en el capítulo referido al Origen, pero igualmente lo nombraré
como un tipo específico de encuentro para facilitar la clasificación.
La clasificación que presento en este
capítulo es una propuesta que surge de mi propio tratamiento de los textos,
siempre intentando ceñirme al corpus propuesto en la introducción a este
trabajo. Creo que es una clasificación adecuada e intento con ella resolver
algunos problemas que aparecen al tratar el momento del Encuentro, como por
ejemplo, el hecho de que no sea necesario un encuentro físico entre ambos
personajes para hablar de Encuentro, ya que, como dije más arriba al definirlo,
es una toma de conciencia y no un cara a cara. Un ejemplo de esto es el relato Doblaje,
de Julio Ribeyro, en el que el supuesto doble vive en las Antípodas y además
hace el viaje inverso, impidiendo así que se vean.
Veamos
ahora la clasificación:
2.1. Tipos de Encuentro:
-
Encuentro Casual: Se
produce cuando ninguno de los dos integrantes del doble busca al otro, y en
situaciones de duplicidad exclusivamente física, con lo que quedan descartados
los dobles con Orígenes por posesión y por metamorfosis. Se da en dobles por
salto temporal, siempre que dicho salto temporal no sea intencionado, como en
los relatos de Borges El Otro y Veinticinco de agosto, 1983. Otro
ejemplo de este grupo es Una flor amarilla de Cortázar, donde el
protagonista y su reencarnación se encuentran en el autobús sin proponérselo.
Se puede pensar que el Encuentro de William Wilson, de Edgar Allan Poe,
pertenece a este grupo, pero lo único casual en este caso es que dos personas
distintas con el mismo nombre se encuentran en la misma situación, pero uno de
ellos elige ser el doble del otro. Este relato lo veremos después como ejemplo
de “encuentro trágico o de desenlace”.
-
Encuentro por Búsqueda: se
produce cuando uno de los miembros de la duplicidad busca al otro. En algunos
casos el protagonista busca a su doble, como en el caso de Lejana, de
Cortázar, o de Doblaje, de Ribeyro (aunque este relato lo discutiremos
más adelante). Pero en otros casos no es necesario que el personaje sepa qué
está buscando, como en Dos imágenes en un estanque, de Papini, donde el
protagonista busca el recuerdo de lo que fue y se encuentra con su yo pasado
que le está esperando. Tampoco saben lo que buscan las dos mitades de El
vizconde demediado, de Calvino, y marchan por separado de regreso a casa.
Por supuesto, tampoco es necesario que sea el protagonista quien busca a su
doble, sino que también puede ocurrir al revés, sólo basta recordar el relato La
sombra, de Andersen, en el que la sombra busca a su dueño para comprar su
libertad. Mención aparte dentro de este grupo merece Doblaje, de Ribeyro
(como ya apunté más arriba), ya que aunque se da una búsqueda que provoca el
Encuentro, este mismo Encuentro se puede considerar dentro del grupo “trágico o
de desenlace” por sus circunstancias. Personalmente lo considero partícipe de
ambos grupos, y por eso lo comentaré también al llegar a ese punto.
-
Encuentro por comprobación del cambio:
Este tipo de Encuentro se da exclusivamente en los casos de “doble por
metamorfosis”, así que recurriré al clásico ejemplo de Henry Jekyll mirándose
al espejo y descubriendo a Edward Hyde tras haber probado con éxito la fórmula
química. No voy a meter en este grupo El retrato de Dorian Gray, de
Oscar Wilde, aunque Dorian comprueba físicamente el cambio en el retrato,
porque creo que en realidad se trata de un “encuentro trágico o de desenlace”,
como veremos a continuación.
-
Encuentro trágico o de desenlace: se
produce cuando el protagonista asume la existencia real del doble en el
desenlace, cuando la situación trágica final ya es irreparable, generalmente
causando la muerte de uno o de ambos, aunque no siempre: tanto en William
Wilson como en El retrato de Dorian Gray matar al otro supone
suicidarse, pero el protagonista no lo sabe hasta que ya es demasiado tarde,
mientras en Los teólogos, sólo supone la muerte de uno de los dos
(aunque tiempo después Aureliano muere de la misma forma, pero eso lo
comentaremos en el siguiente capítulo). Sin embargo, en Doblaje la
situación trágica creada no implica la muerte de nadie, sino que abre un
abanico de posibilidades y suposiciones que comentaré en el siguiente apartado
de este capítulo.
-
Encuentro por posesión:
cuando un personaje es poseído, como en el relato de Maupassant El Horla,
no hay Encuentro hasta que el personaje se dé cuenta de esa posesión. Este tipo
sólo se da en relatos con “doble por posesión”, que en el anterior capítulo
vimos como variante del “doble por fusión”.
-
Encuentro por “doble innato o ya
asumido”: Realmente no podemos hablar de Encuentro en este
caso, aunque como ya dije al comienzo de este capítulo, lo incluyo como tipo
específico para facilitar la clasificación. Dicho esto, a la hora de definir
este tipo se debe decir que el personaje ya tiene conciencia de la existencia
del doble, y por eso no se necesita un Encuentro. A este grupo pertenecen todos
los relatos cuyo Origen es del grupo “doble innato”, a excepción de Doblaje,
que no sólo tiene un Origen que no se adapta totalmente a ese grupo, sino que
ya hemos visto que su Encuentro pertenece tanto al grupo de “búsqueda” como al
“trágico”. Pertenecen pues a este grupo los relatos El difunto yo de
Garmendia y El otro yo de Benedetti. El caso de El otro cielo de
Cortázar podría entrar en este grupo si quisiéramos forzar la estructura, pero
creo que en realidad en el tema de Orlando es muy complicado hablar de
Encuentro, al tratarse de un solo individuo, aunque también hablaremos de esto
en el siguiente apartado.
2.2. Dudas y cuestiones que surgen al analizar el momento
del Encuentro:
Tal y como hice en el capítulo
anterior, y haré en el siguiente, paso ahora a exponer las dudas que he tenido
a la hora de hacer esta clasificación.
El caso particular de Doblaje, de Julio Ribeyro
Es
curioso que a la hora de hablar de Encuentro tengamos que analizar un relato en
el que no hay un encuentro real entre el personaje y su doble, pero no creo que
deba repetir la alusión a la terminología y explicar que no hace falta un
encuentro físico para hablar de lo que yo he llamado Encuentro. Ya hemos visto
más arriba que el Encuentro de este relato participa de dos de los tipos
propuestos: es un “Encuentro por Búsqueda” ya que el protagonista (y
presumiblemente el doble, pero no podemos saberlo) busca al otro en las
Antípodas, y es esa Búsqueda la que provoca que el personaje llegue a la
conclusión de que su doble es real (lo que hemos definido como momento del
Encuentro); pero también es un “Encuentro Trágico o de Desenlace” porque esa
asunción de la existencia del doble se produce cuando el final es irreparable:
el hecho de encontrarse de vuelta en casa y descubrir que él mismo ha olvidado
un paraguas en Londres mientras volaba sobre Singapur, así como que el cuadro
que dejó a medias está terminado con el rostro de la chica que conoció en
Sydney, implica la existencia del doble y también que éste ha hecho el viaje
inverso y será imposible encontrarle.
William Wilson como ejemplo
de Encuentro trágico o de Desenlace
Es
fácil apreciar que el Encuentro del relato de Edgar Allan Poe, como hemos visto
más arriba, pertenece al tipo “trágico o de desenlace”, y por eso lo he elegido
para ejemplificar más claramente este tipo.
Como ya dije, a pesar de que dos
personajes que se llaman igual y nacieron el mismo día se encuentran de forma
casual en la escuela, no considero éste primer contacto como el momento del
Encuentro que estamos trabajando aquí, porque considero que el verdadero
William Wilson no toma conciencia de la realidad de su doble hasta el momento
del desenlace, y hasta entonces lo ha considerado sólo como un impostor. Afirmo
que William asume a su doble en el momento final porque él mismo describe así
la escena inmediatamente posterior al apuñalamiento de su adversario:
“Un
gran espejo (...) alzábase donde antes no había nada. Y cuando avancé hacia él,
en el colmo del espanto, cubierta de sangre y pálida la cara, mi propia imagen
vino tambaleándose hacia mí”.
“Cada
hebra de su ropa, cada línea de los marcados y singulares rasgos de su cara
¡eran idénticos a los míos!”
“...
y hubiera podido imaginar que era yo mismo el que hablaba cuando dijo:
-Has
vencido y me entrego. Pero a partir de ahora tú también estás muerto... muerto
para el mundo, para el cielo y para la esperanza. En mí existías... y observa
esta imagen, que es la tuya, ¡porque al matarme te has asesinado tú mismo!”
La sorpresa de William ante esto nos
lleva sin dudas a la descripción de Encuentro Trágico o de Desenlace que
propuse más arriba: “se produce cuando el protagonista asume la existencia real
del doble en el desenlace, cuando la situación trágica final ya es
irreparable”, así que es evidente que pertenece a este grupo.
¿Hay Encuentro por Búsqueda en Dos
imágenes en un estanque?
Sí,
porque aunque no lo parezca a simple vista, el protagonista está buscando a su
doble. Ahora veremos en detalle en qué me baso para decir esto: el personaje
vuelve a la ciudad donde estudió siete años después, buscando encontrar todo lo
que dejó atrás, sus recuerdos, los lugares que amó, y sobre todo el jardín
donde pasaba sus ratos de ocio. Y en ese jardín hay un estanque en el que se
reflejaba su imagen (lo que nos recuerda al mito de Narciso). El hecho de que
el Encuentro se produzca en el estanque, con las dos imágenes reflejadas en él,
es indicativo de que el personaje va a ese preciso lugar para encontrarse con
lo que un día fue, y de hecho lo hace, aunque de una forma que podríamos
calificar de sobrenatural:
“...
un hombre se había sentado a mi lado y se reflejaba junto a mí en el estanque.”
“¡su
imagen se parecía perfectamente a la que yo reflejaba siente años antes!”
“-Sé
que tú eres yo mismo, un yo que pasó hace mucho, un yo que creía muerto pero
que vuelvo a ver aquí, tal como lo dejé, sin cambio visible.”
El Encuentro de Lejana, de
Julio Cortázar
En
este relato el Encuentro viene claramente provocado por la búsqueda del doble
que hace Alina Reyes, pero esto no es lo único que se puede decir de él.
También se puede hablar de un doble innato y totalmente asumido por la
protagonista, que no produce un Encuentro por doble innato, pero sí provoca el
inicio de la búsqueda, y sobre todo, no podemos olvidarnos de mencionar el
Encuentro trágico o de desenlace: aunque el Encuentro se produce antes del
Desenlace y no en el mismo momento (“Alina estuvo junto a ella repitiendo,
ahora lo sabía, gestos y distancias como después de un ensayo general”; “y la
mujer del puente se apretó contra su pecho y las dos se abrazaron rígidas y
calladas en el puente”), las consecuencias inmediatamente posteriores son muy
parecidas a las de un “encuentro trágico”, porque cuando Alina (que ya no es
Alina) se da cuenta de que el Encuentro ha terminado, ya no hay posibilidad de
marcha atrás, la situación es irreparable. De todas formas, reitero que esto
ocurre después del Encuentro y no durante, y que por eso he incluido este
relato en el grupo de “Encuentro por Búsqueda”.
El tema de Orlando y el Encuentro
Si
realmente en el tema de Orlando hay un único individuo en varios mundos
posibles, ya sea por reencarnación o por la posibilidad más o menos mágica de
pasar de un mundo a otro sin perder la identidad, no hay encuentro en tanto que
no se puede encontrar con su doble, porque no lo tiene. Ahora bien, si hemos
dicho que el Encuentro es el momento en el que el personaje toma conciencia de
que tiene un doble real, en el tema de Orlando el Encuentro será el punto en el
que el personaje asume como posible y verosímil el hecho de pasar de un mundo a
otro. Así pues, si aceptamos esta posibilidad, en el caso de El otro cielo
el Encuentro es del tipo “ya asumido”, puesto que a lo largo de toda la trama
se trata esa posibilidad mágica de la que hablábamos como algo habitual.
3. El Desenlace
Puesto que todo relato debe tener un
final, falta ver qué tienen en común los finales de los relatos del Doble. Aquí
ese final casi siempre viene determinado por la necesidad de eliminar a uno de
los dos individuos. Esa necesidad, tal y como expliqué en la introducción a
este trabajo, se crea por la propia naturaleza sobrenatural del fenómeno del
doble: si uno de los dos es sobrenatural, debe desaparecer para restablecer la
normalidad (viene a ser como el mito del Oeste: “en esta ciudad sólo hay sitio
para uno de los dos”). Sin embargo, a pesar de ser el más usual, el desenlace
trágico que implica la muerte de uno de los miembros de la duplicidad no es el
único posible, para restablecer la “normalidad” o la “verosimilitud” también se
pueden adoptar otras soluciones. De todo esto hablaré al presentar la
clasificación y al tratar después las dudas.
Veamos
ahora la clasificación de tipos de Desenlace:
3.1. Tipos de Desenlace:
-
Desenlace por Eliminación del otro
(asesinato): Es uno de los desenlaces más usuales, precisamente
por lo que comentábamos antes. De hecho, Dolezel habla de un “antagonismo”
derivado de la interactuación de los dobles que provoca el habitual desenlace
trágico. En este caso, ese antagonismo provoca que uno de los miembros elimine
al otro. Este desenlace se puede relacionar con el “desenlace por suicidio”,
que veremos a continuación. A este grupo pertenecen los relatos Dos imágenes
en un estanque, William Wilson y El retrato de Dorian Gray, a
pesar de que en los dos últimos los personajes, al destruir al otro se
autodestruyen, pero de todas formas la intención es el asesinato, no el
suicidio. El caso del cuento de Cortázar Una flor amarilla debe ser
analizado despacio: primero, habría que establecer la autenticidad del doble,
después demostrar que realmente el protagonista mata al muchacho, y después
afirmar que ese asesinato no es en realidad un suicidio, por eso lo veremos en
el apartado siguiente, junto con El difunto yo, de Garmendia, del que se
puede hablar en términos de “suicidio provocado”. También merece la pena ver
despacio el relato de Borges Los teólogos, como ya avancé en capítulos
anteriores, porque aunque pertenece a este grupo, es discutible la intención
del protagonista de eliminar al otro, así que lo veremos en el apartado de
dudas.
-
Desenlace por Eliminación de uno mismo
(suicidio): Las causas son similares a las del caso anterior,
pero aquí se resuelve el antagonismo con el suicidio de uno de los dos. A este
grupo pertenecen El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, El otro
yo, El Horla, El difunto yo y Una flor amarilla, estos
tres últimos se deben tratar aparte por razones distintas: el caso de Una
flor amarilla ya lo hemos comentado: aunque físicamente es un asesinato
(siempre que aceptemos esa hipótesis), en realidad lo que el personaje pretende
es acabar con la sucesión imparable de vidas repetidas, y por lo tanto es un
suicidio. En el caso de El Horla, de Maupassant, el problema viene
derivado de la forma en que está narrado: la primera persona puede decirnos que
se va a suicidar, pero no puede decirnos que ya lo ha hecho porque ya está
muerta y se debe mantener la “verosimilitud”. Además en este caso hay un
intento de “desenlace por asesinato”, pero he preferido considerar el desenlace
final a la hora de encuadrar el relato en un grupo. Y el caso de El difunto
yo es muy claro, hay un suicidio y el personaje realmente pretende acabar
con la historia de ese modo, pero también es cierto que su alter ego ha ido
realizando sus acciones en previsión de ese suicidio, así que podemos pensar en
un asesinato por inducción al suicidio. Trataré las dudas en torno a estos
relatos en el siguiente apartado.
-
Desenlace por Separación:
puede parecer la alternativa “no trágica” a los dos anteriores: no hay una
eliminación de ninguno de los dos, sino una simple separación que permite el
restablecimiento del principio de “unicidad” mediante la creación de dos
unicidades (en otras palabras, dejan de ser el uno el doble del otro). En los
casos de “doble por salto temporal”, como por ejemplo en los relatos de Borges El
otro y Veinticinco de agosto, 1983, se restablece la normalidad con
una vuelta a la línea cronológica de cada uno de los personajes. En el caso de La
sombra, de Andersen, la separación se puede calificar de “física” una vez
que se formaliza la independencia total de la sombra con respecto a su dueño,
mientras que la separación entre Alina Reyes y su doble en Lejana, de
Cortázar, es más espacial que “corporal”, en tanto Alina deja atrás a la
mendiga (que es ella misma pero sin posibilidad de volver).
-
Desenlace por Restablecimiento de
-
Desenlace por Renuncia a
3.2. Dudas y cuestiones que surgen al
analizar el Desenlace:
Tal
y como hemos hecho en los capítulos anteriores, llegamos ahora al último
apartado de este para tratar de exponer y resolver las dudas que han ido
surgiendo a la hora de hacer esta clasificación de tipos de Desenlace.
¿Qué tipo de Desenlace hay en Una flor amarilla?
Como
ya dijimos antes, en este relato aparece la duda de si el protagonista asesina
a su doble (o reencarnación), o si lo que pretende es suicidarse. Físicamente
no es un suicidio, ya que no se mata a sí mismo como persona, pero sí hay una
pretensión de auto-eliminarse en tanto que quiere acabar con la sucesión en el
tiempo de personas idénticas con vidas idénticas (“su insomnio se proyectaba
más allá hasta otro Luc, hasta otros que se llamarían Robert o Claude o Michel,
una teoría al infinito de pobres diablos repitiendo la figura sin saberlo,
convencidos de su libre albedrío”), y por tanto debemos pensar que aunque sea
un asesinato (si lo es, porque tampoco podemos afirmar que mate al muchacho),
la intención es la de suicidarse. Así pues, en cuanto a la trama pura y dura es
un Desenlace por Eliminación del otro, y en el fondo es un Desenlace por
Eliminación de uno mismo.
El Desenlace de El difunto yo
Aquí
tenemos el caso contrario al anterior: si en Una flor amarilla teníamos
un asesinato pero podíamos pensar en un suicidio, aquí tenemos un suicidio pero
podemos pensar en un asesinato. El protagonista se suicida presionado por las
acciones de su alter ego, pero la conclusión a la que llega después es: “Sin
duda, mi alter ego desarrolló desde el principio un plan hábilmente
calculado en el sentido de producir los resultados que en efecto se produjeron.
Previó con precisión el modo como reaccionaría yo (...) calculó exactamente la
hora en que un cúmulo de extrañas circunstancias había de conducirme al
suicidio”. Así pues, podemos pensar que hay un asesinato por inducción al
suicidio, y por tanto, en un Desenlace por Eliminación del otro.
¿Hay intención en el Desenlace por
asesinato de Los teólogos?
Afirmo
desde este momento que el Desenlace de este relato pertenece al grupo de
“Desenlace por Eliminación del otro”. Ahora bien, cabe preguntarse si realmente
Aureliano quiere eliminar a Juan de Panonia, o si simplemente su rivalidad y la
necesidad de usar esa frase concreta del otro teólogo desencadenan los hechos.
El efecto que causaría el uso de la frase es conocido de antemano por
Aureliano, que por eso recela de hacerlo, pero por otro lado no citar a Juan de
Panonia le parece un plagio de su máximo rival, y por tanto inaceptable
(“Variar o suprimir esas palabras era debilitar la expresión; dejarlas, era
plagiar al hombre que aborrecía; indicar la fuente, era denunciarlo”). La
determinación de usar una fórmula intermedia causa las mismas consecuencias que
acusar directamente a Juan, y eso causa la muerte de éste: hay intención,
causada probablemente por el ego de Aureliano, aunque luego se arrepienta (“...
y justificó, por enésima vez, el dictamen. Más le costó justificar su tortuosa
denuncia”). En realidad, creo que la conducta de Aureliano es un hecho
vehicular que permite el Desenlace: el relato necesita un final, y al ser un
relato del doble con un antagonismo muy marcado, el final se desarrolla en
torno a la eliminación de ese antagonismo mediante la eliminación de uno de los
dos miembros de la duplicidad.
Después de esto, cabe preguntarse si
este Desenlace no implica también la muerte del protagonista, ya que tiempo
después muere de la misma forma, pero me parece que sería excesivo y que, en
todo caso, merecería un análisis más exhaustivo que el que puedo presentar en
este trabajo por razones de tiempo y espacio.
El Desenlace en el tema de Orlando
El
tema de Orlando nos vuelve a dar problemas a la hora de hablar del Desenlace,
tal y como nos pasó en el capítulo anterior con el Encuentro. Podría haber
incluido este punto dentro de la clasificación de tipos de Desenlace, pero he
preferido traerlo al apartado de dudas para dejar claro que es un tema
complicado. Al no tener un doble (en el sentido de “otro personaje”), no se
crea un antagonismo ni hay interactuación entre personajes, así que no puede
haber un Desenlace que se adapte a ninguno de los tipos que hemos tratado más
arriba. Además, si no nos ceñimos sólo a la posibilidad de que el tema de
Orlando dependa de la reencarnación, sino que pensamos también en textos como El
otro cielo, de Cortázar, en el que cabe la posibilidad de ir y volver de un
mundo al otro, la cosa no se resuelve sólo con una muerte “definitiva” (sin
posibilidad de reencarnarse otra vez). La conclusión a la que he llegado es que
el Desenlace del tema de Orlando se produce cuando esa posibilidad de pasar de
un mundo a otro, sea por reencarnación o por habilidad mágica o como queramos
llamarla, se agota definitivamente, agotando por tanto la duplicidad de mundos.
4. Conclusiones
Y llegamos al último apartado de este
trabajo, probablemente el más importante si tenemos en cuenta el propósito de
este trabajo: presentar una visión del funcionamiento de los textos que se
nutren del tema del doble a través de lo que considero los tres momentos clave
de esos textos.
Hasta aquí he intentado hacer una clasificación clara no sólo de los
tres momentos en sí sino también de los tipos que cada momento puede tener, y
también resolver algunas dudas y cuestiones que surgían una vez enunciada esa
clasificación. Puesto que para clasificar los tipos me he basado en un corpus
limitado de textos, se puede pensar que el trabajo es incompleto y que si
hubiera trabajado con otros textos habría encontrado otras aportaciones para
las distintas clasificaciones que propongo, pero ya dije en la introducción que
había dejado algunos textos fuera por motivos de tiempo y espacio, y que
consideraba que era mejor centrarse en un corpus limitado para poder dar una
visión clara y a la vez no excesiva de estos textos.
Las conclusiones que se pueden
sacar de los capítulos anteriores son varias: en primer lugar, creo poder
afirmar que los tres momentos propuestos al principio del trabajo (Origen,
Encuentro y Desenlace) son apropiados para explicar el funcionamiento de los
relatos con temática del doble; también que las clasificaciones que he ido
exponiendo a lo largo de los tres capítulos anteriores son adecuadas para
describir la tipología de cada uno de los momentos, aunque los casos concretos
de algunos relatos presenten dudas, como ya hemos visto en el apartado dedicado
a dudas de cada uno de los capítulos; también creo que el corpus de relatos
escogido es bastante conveniente, ya que he incluido relatos de varias épocas y
procedencias, y que son bastante variados en cuanto a fondo y forma, lo que
permite una mayor profundización en el tema; y finalmente, en este último punto
del trabajo, voy a tratar de exponer las conclusiones concretas a las que he
llegado para el funcionamiento de los textos en general y para cada momento en
particular:
Conclusiones en torno al
funcionamiento de los textos del doble
Al tratar un tema concreto dentro de la literatura universal se
encuentran puntos en común entre textos con ese tema en común. A la hora de
hacer este trabajo he encontrado esos puntos comunes que considero clave para
el desarrollo de un texto de estas características y los he expuesto en el
mismo: esos puntos están integrados en la trama de los relatos y aparecen como
puntos de apoyo indispensables en casi todos los cuentos analizados (ahora
después veremos qué puntos no aparecen, dónde no aparecen y por qué). Esos
puntos son lo que a lo largo de este escrito he llamado Momentos, y a cada
uno de ellos le he llamado Origen, Encuentro y Desenlace,
y como ya expliqué esta terminología en el capítulo de
En cuanto a cada uno de estos
momentos, abriré un apartado para cada uno de ellos en estas conclusiones, así
que centrémonos ahora en las cuestiones más generales: ¿por qué un relato
con temática del doble necesita de estos tres momentos para funcionar?
Veamos punto por punto: necesita el Origen para explicar la procedencia del
doble, porque, ya que el doble es un fenómeno sobrenatural, no es verosímil
para el lector, y por tanto se deben dar unas pistas que ayuden a dicho lector
a aceptar la existencia del doble como elemento creíble de la trama (veremos
que esto parece que no se cumple en el caso del “doble innato”, pero lo
trataremos en su correspondiente apartado); necesita el Encuentro entre los
personajes para crear un antagonismo entre personajes que dé cierta solidez a
la trama, no podemos hacer un relato del doble sin que se sepa que uno es el
doble del otro, porque entonces los personajes no interactuarán como tales, y
no se podrá hablar propiamente de “relato del doble” (esta y otras cuestiones,
como la ausencia de Encuentro en el tema de Orlando las discutiremos más
adelante); y necesita el Desenlace como todo relato necesita uno, pero en el
tema del doble este desenlace viene determinado por el antagonismo entre
dobles, y su función es acabar con ese antagonismo, o sea, acabar con la
situación sobrenatural o inverosímil creada por la existencia del doble. ¿Están
siempre estos puntos en los relatos del doble? Sí y no. Me explico, si
analizamos todos los relatos del doble que he utilizado como corpus de este
trabajo, vemos unos puntos en común a todos, que son los que he analizado en
los capítulos anteriores, pero si observamos relato por relato podemos pensar
que ciertos momentos no aparecen en algunos relatos concretos, pero esto lo
veremos en los siguientes apartados más despacio.
Conclusiones en torno al momento del
Origen
A partir del análisis de los distintos textos, y por tanto del momento
del Origen de cada uno de ellos, he encontrado algunos puntos reseñables que
merecen ser mencionados ahora. Al trabajar con la base teórica de Dolezel (que
no tuve tan en cuenta al analizar los otros dos momentos, porque se dedica
principalmente a los tipos de doble y sus variantes) he contado con una ayuda
inestimable pero incompleta desde mi punto de vista, ya que al entrar en los
textos en sí he descubierto variantes y posibilidades que él no contempla, como
ya he ido diciendo en los capítulos precedentes, pero no quiero con esto
desmerecer ni mucho menos el trabajo del autor checo, que efectivamente ha sido
mi base teórica a la hora de afrontar este ensayo. La conclusión, entonces, al
contraste del artículo de Dolezel con mi trabajo sobre los textos es que la
clasificación que se deriva de su propuesta se puede ampliar con varios
puntos:
En cuanto a las “variantes de doble según el modo de construcción”,
que he llamado aquí “tipos de Origen”, Dolezel contempla tres posibilidades que
he ampliado a cuatro, además de dos ampliaciones secundarias que he incluido en
dos de los grupos ya previstos por él:
- La posibilidad extra es la de “Origen por doble innato o ya
asumido”: ya expliqué esta propuesta en el capítulo dedicado al Origen,
básicamente, aunque no se nos diga cómo se origina el doble debemos entender
que su Origen está asumido por el personaje como algo “normal” y perfectamente
verosímil, y esa misma actitud del protagonista llevará al lector a asumirlo
también como verosímil.
- En cuanto a las ampliaciones secundarias, la primera hace referencia
al “doble por salto temporal”, que incluyo en el grupo de “Origen por ruptura”,
y que Dolezel no menciona: en efecto se trata de un caso en el que “el doble se
genera cuando un individuo originalmente simple se separa en dos”, pero por la
forma en que esto sucede me ha parecido indispensable comentarlo.
- Y la segunda y última ampliación secundaria es la del “doble por
posesión”, que al tratarlo en el capítulo dedicado al Origen vimos la
posibilidad de que no hubiera realmente tema del doble en este tipo de relatos
(en este caso, con el ejemplo de El Horla, de Maupassant). Realmente, en
ese capítulo llegué a la conclusión de que sí había tema del doble porque hay
una duplicidad de personajes que cumple a la perfección con las características
del “Origen por fusión” (dos individuos originalmente separados se unen para
formar el doble).
¿Es indispensable
que haya un Origen en todos los textos del doble?
Sí, el lector debe tener alguna herramienta para aceptar como
verosímil aquello que no lo es, y el Origen cumple esta función, incluso en el
caso del “doble ya asumido”, porque si el personaje que sufre el
fenómeno sobrenatural que es el doble lo acepta como verosímil, el lector
también lo aceptará así.
Conclusiones en torno al momento del
Encuentro
El momento del Encuentro me parece fundamental en un relato del doble,
ya que es necesario que exista ese encuentro entre ambos (ese conocimiento por
parte de al menos uno de los dos de la existencia de la duplicidad) para que un
relato con este tema se desarrolle plenamente. Hemos visto en el capítulo
dedicado al Encuentro que se puede hablar de seis tipos, todos ellos ya
explicados entonces, y también hemos visto que algunos textos presentaban
problemas al poder incluirse en más de un tipo o necesitar un Encuentro que
pertenece a dos tipos para poder desarrollar correctamente su trama (no hay más
que ver el relato Doblaje, que tan ampliamente hemos comentado). Y
también nos dio problemas el tema de Orlando, con la duda de si tiene o no
Encuentro un texto en el que el personaje no tiene doble, sino una “doble
vida”, y la conclusión a la que llegamos era que podíamos entender como
Encuentro en este caso el momento en el que el personaje asume como real el
hecho de vivir o haber vivido en mundos distintos.
¿Es indispensable
que haya un Encuentro en todos los textos del doble?
Sí, si el personaje no sabe que tiene un doble (en algún momento de la
trama, no necesariamente durante todo el relato), no se puede crear una
interactuación entre ambos personajes que sirva de motor de la trama. El hecho
de que el personaje lo sepa implica que actuará de una forma determinada
diferente a como lo haría si no lo supiera.
Conclusiones en torno al momento del
Desenlace
Para este punto presenté en su correspondiente capítulo cinco tipos de
Desenlace además de tratar el Desenlace del tema de Orlando, que analicé aparte
por razones que ya se expusieron entonces. La función del Desenlace, que en
todo relato es finalizar la trama, en este tipo de relatos se concreta en lo
que podríamos llamar “restablecimiento de la normalidad”, en tanto que el doble
es, ya lo hemos dicho, un fenómeno sobrenatural o no verosímil, y que además al
interactuar éste con el protagonista se crea un antagonismo entre ambos, al
final del relato se tiende a romper la duplicidad para restablecer esa
“normalidad”. Ya hemos visto que hay diferentes formas de romperla, y que no
todos esos tipos de Desenlace pueden darse cuando se han dado ciertos tipos de
Origen y de Encuentro.
¿Es indispensable
que haya un Desenlace en todos los textos del doble?
Evidentemente sí, si hemos dicho que es necesario romper la duplicidad
para volver a la normalidad, el Desenlace es la herramienta apropiada para
ello, y por tanto necesaria también.
Bibliografía:
La
sombra y otros cuentos / Hans Christian Andersen; prólogo de Ana María
Matute; selección, traducción y notas de Alberto Adell. -- Madrid: Alianza,
1973.
El Aleph. -- Madrid: Alianza, 1997
El libro de arena / Jorge Luis Borges.
-- 1ª ed., 2ª reimp. -- Madrid: Alianza, 1998.
Veinticinco
de agosto 1983 y otros cuentos. – Madrid: Siruela, 1985.
Nuestros
antepasados. -- Madrid: Alianza, 1977.
Contiene: El vizconde demediado; El barón rampante; El caballero inexistente;
Postfacio.
Bestiario.
-- 22ª ed. -- Buenos Aires: Sudamericana, 1980.
Final del juego. -- Madrid: Anaya &
Mario Muchnik, 1995.
· Dolezel,
Lubomir:
“A Semantics
for Thematics: The Case of the Double”. Thematics: New Approaches. Ed. Claude
Bremond, Joshua Landy, and Thomas Pavel. Albany: State U of NY P, 1995.
· Garmendia, Julio:
“El difunto yo”. En http://www.um.es/cat_hisp/julio_garmendia.htm
El
Horla y otros cuentos fantásticos / Traducción de Esther Benítez. -- Madrid:
Alianza, 1979.
· Papini,
Giovanni:
“Dos imágenes en
un estanque”. En http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/papini/imagenes.htm
· Poe, Edgar
Allan:
“William
Wilson”. En http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/william.htm
[1] Originalmente este artículo fue
concebido para ser presentado al Seminario que el Borges Center organizaba en
[2]
Dolezel, L.: A Semantics for Thematics: The case of the Double. 1995.
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