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EL CONCEPTO DEL ENTORNO EN LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
DEL ESPAÑOL COMO LENGUA EXTRANJERA
André-Marie MANGA
(Departamento de Lenguas Extranjeras
Universidad de Yaundé I – Camerún
Escuela
Normal Superior)
Resumen: La enseñanza-aprendizaje del español como lengua
extranjera es una realidad en muchos sistemas educativos. El autor de este
artículo intenta analizar el concepto de los entornos naturales y formales, y
las ventajas que de ellos sacan los que se dedican al aprendizaje del español
como lengua extranjera. Señala que los
contextos naturales desempeñan un papel de suma importancia en la adquisición
de la lengua meta y propone como pistas didácticas útiles: tener en cuenta los
dos aspectos primordiales y luego
combinarlos para asegurar a los aprendices una mejor adquisición de la lengua
de Cervantes.
Palabras clave: Contextos naturales, formales y mixtos.
Antes
de hablar de los contextos en el marco del aprendizaje del español como lengua
extranjera, conviene primero señalar la diferencia que hay entre la segunda
lengua y la lengua extranjera, para así evitar confusiones. A este propósito,
Carmen Muñoz (2002:112-113) apunta lo siguiente:
“Segunda lengua / lengua extranjera: Se diferencia
entre estos dos términos para resaltar que, en el primer caso, se trata de una
lengua hablada en la comunidad en que se vive, aunque no sea la lengua materna
del aprendiz, mientras que, en el segundo caso, la lengua no tiene presencia en
la comunidad en la que vive el aprendiz. Por ejemplo, el inglés es una segunda lengua
para un inmigrante mexicano en Estados Unidos, mientras que es una lengua
extranjera para un estudiante en España.” Por su parte, Santos Gargallo (1999:21)
observa que la segunda lengua es “aquella que cumple una función social
en la comunidad lingüística en que se aprende”, y la lengua extranjera es
“aquella que se aprende en un contexto en el que carece de función social e
institucional”. A continuación, también hace falta
recordar algunos de los
significados de la palabra entorno, que
señalan
respectivamente el Diccionario Manual de la Lengua Española (2001), y el
Diccionario de la Lengua española de la Real Academia española (2001).
La
primera referencia define el contexto como conjunto de circunstancias en que se
sitúa un hecho; mientras la segunda lo presenta como entorno lingüístico del
cual depende el sentido y el valor de una palabra, entorno físico o de
situación, ya sea político, cultural, o de cualquier otra índole en el cual se
considera un hecho.
El contexto se
refiere al lugar de construcción de los conocimientos y las condiciones de socialización que
caracterizan el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua extranjera. No sería
inútil recordar que hablaremos aquí del contexto formal y natural como los dos
en que se desarrollan las actividades de adquisición de la LE. Cada uno de
ellos es una particularidad y tiene una implicación distinta, pero unos
investigadores piensan que es necesario tener en cuenta las dos entidades para
conseguir un buen dominio de la lengua cultura extranjera. Además, varios
sistemas educativos y centros de formación de docentes consideran las dos
formas de adquisición y enseñanza-aprendizaje de la lengua extranjera.
1 – El entorno natural
Cuando hablamos del entorno
natural en la adquisición de una lengua extranjera, aludimos al entorno no
formal en el que se encuentra el alumno.
A este respecto, Cenoz y
Perales in Muñoz (2000) apuntan lo siguiente: “En el contexto
natural, que se asemeja más que el formal al contexto de adquisición de primeras lenguas, la adquisición ocurre
como resultado de la interacción entre hablantes de la L2 y la observación de la interacción
entre hablantes de L2 en distintas
situaciones sociales”.
En este entorno natural, no hay ningún docente encargado
de la organización del proceso de
enseñanza-aprendizaje. Los que aprenden la LE en este caso se encuentran en un contexto diferente al
suyo y, generalmente son los niños y los adultos los dos grupos que se
encuentran en esta situación. En ambos casos, los aprendices se ven movidos por
un deseo: satisfacer sus necesidades comunicativas. Deben hablar la lengua del
entorno en que viven, ya que deben interactuar con los vecinos, ir de compras,
ir al médico, a la escuela, al trabajo, charlar con sus compañeros del barrio,
etc. Aprender una LE supone el dominio
de, por lo menos otra. Por lo tanto, durante el proceso de adquisición, los
aprendices, partiendo de su primera o segunda lengua, transfieren sus
estructuras en las de la lengua meta y, suelen generalizar las reglas de gramática.
En el entorno natural, el input que reciben los que aprenden la
LE es de suma importancia. A partir de lo que oyen y su bagaje lingüístico, de
la primera o segunda lengua, desarrollan ellos mismos una estructuras para
poder exteriorizar lo que piensan, y luego, utilizan en otras circunstancias,
es decir en sus propias situaciones de comunicación lo que han memorizado. Pero
cabe mencionar que los niños tienen más contactos con la lengua. Los que van a
las escuelas aprovechan la organización y el control de dichas
instituciones para mejorar sus performancias expresivas tanto a nivel oral como escrito.
No obstante, hay varias condiciones en el proceso de
adquisición de un LE en el entorno
natural. William Littlewood (1992:70) las resume en tres, de carácter
fundamental para que sea evidente el aprendizaje natural:
1-La
lengua no tiene por qué ser presentada de manera graduada como se suele hacer
en las escuelas. Los principiantes de
una LE están expuestos a ejemplos
naturales de la nueva lengua.
2-No existe necesidad de practicar
mediante la aplicación de cada elemento de la lengua. La competencia
lingüística se desarrolla procesando
internamente la lengua a la que se esta expuesto.
3- No es
necesario corregir la lengua con que los principiantes se expresan.
Estas condiciones garantizan la adquisición de
la LE y desarrollan considerablemente
las habilidades comunicativas de los aprendices. Además, la adquisición
de una LE en un entorno natural favorece
la de un componente muy importante de la competencia comunicativa: la
sub-competencia sociocultural, ya que el aprendiz está en contacto directo y
permanente con la cultura de la lengua meta. Merece la pena recordar que el
entorno en que se encuentra el autor de esta reflexión es la de la enseñanza-aprendizaje
de las lenguas extranjeras. Precisamente, se trata del caso del español LE en
el sistema educativo de Camerún. Esto quiere decir que Camerún no constituye un
entorno natural para la adquisición-aprendizaje
de la lengua española. Al revés, los
cameruneses que emigran a países de habla hispana adquieren el español en un
contexto natural. En esta situación, como observa Nussbaum, L. (2001:143) “Los
hablantes tienen un dominio de la lengua que se está utilizando, que les
permite entenderse sin dificultad. Tal sería el caso ideal de las
conversaciones entre nativos”. Pero el entorno natural no es el único
contexto en que se adquiere la LE. También hay que pensar en los entornos
institucionales.
2-El entorno formal
El entorno formal en la adquisición de LE hace referencia
a la escuela u otra institución en que se llevan a cabo las actividades de
enseñanza-aprendizaje de un idioma extranjero. El espacio preciso de dicho
aprendizaje suele ser el aula donde tienen
lugar conversaciones esencialmente exolingües. Según apunta Nussbaum
(2001: 143), “una interacción será exolingüe cuando uno de los hablantes
domina poco el código lingüístico que
está utilizando, y por lo tanto, los participantes tendrán que recurrir a
diversas estrategias para comprender lo que se cuenta y hacerse entender. Una
conversación unilingüe-exolingüe es la que mantienen un nativo y un no nativo o
un profesor y los alumnos en una clase de lengua extranjera en la que solo se
use la lengua meta”.
En cierta medida se cita también el patio de la escuela por las
interacciones entre los alumnos. En el contexto formal, la figura del profesor
es imprescindible, como se reconoce en estas palabras de Littlewood (1992:51):
Para empezar, en el aprendizaje de las lengua, en este
tipo de contexto, hay “algunas técnicas objetivo”que existen independientemente
del estudiante y que tienen que ser adquiridas: estructuras, recordar
vocabulario, encontrar formas de expresar funciones comunicativas, etc. El
profesor aísla estos objetivos para los estudiantes y con frecuencia, los explica. Los estudiantes los
practican en la forma que el profesor
prescribe. Y la expresión se evalúa según una serie de criterios externos
relativos a la precisión o a la
conveniencia.
Entonces, el profesor tiene un papel primordial, para que
tenga lugar el aprendizaje. Es quien se encarga de la selección y la
programación de los contenidos, de acuerdo con el nivel de los alumnos. Tal
como observa Santos Gargallo (1999:30), se define el proceso de enseñanza como
sigue:
Conjunto de decisiones que se
toman – en relación con un contexto docente concreto – a la hora de determinar
los objetivos del aprendizaje, el conjunto de contenidos que son pertinentes en
función de los objetivos previamente establecidos, los procedimientos que
se emplearan para desarrollar los contenidos y asegurar el logro de los
objetivos, los materiales que
concretaran los tres elementos mencionados, y que serán instrumento
fundamental para llevar a cabo la evaluación de la competencia
comunicativa.
En el entorno institucional, se reconoce también que el input
que reciben los alumnos es uno de los grandes pilares de su aprendizaje, igual
que las interacciones en la lengua meta. Sus producciones tanto orales como
escritas están sometidas a un control, a una corrección hecha por un docente
que siempre juega su papel de asesor lingüístico. Dicha corrección conlleva
observaciones que ayudan a mejorar las producciones a las que acabamos de hacer
referencia. A parte del docente, debemos señalar los materiales didácticos de
que se sirven los protagonistas en el
aula. A continuación, se enumera este
material didáctico (Guillén, C. y
Castro, P. 1998: 95):
-Materiales
“tradicionales”, que incluyen aquellos usados de “siempre” como son los libros
de texto, la pizarra, los mapas... materiales “técnicos” que, según varias
generaciones o décadas, incluyen todos aquellos que superan al material
tradicional con el recurso a: -medios audiovisuales, maquinas de enseñar,
ordenadores, telemática...
El aula, el docente y el material didáctico arriba
señalado son tres elementos constitutivos del entorno formal. Por consiguiente,
nos parece que el entorno formal es bastante limitado e insuficiente para
garantizar el éxito de una lengua extranjera, sobre todo en lo que reza con el
dominio de la expresión oral y la
competencia sociocultural, de suma importancia en la vida en sociedad, y a la
que hicimos referencia más arriba. Sacamos esta conclusión tras una mera
comparación entre el entorno formal y natural cuyos numerosos factores y
posibilidades permiten el uso de la lengua meta y facilitan así su adquisición.
Además, este aspecto limitado de la
adquisición de la fluidez expresiva y la
comunicación real de la lengua extranjera
en el entorno formal deja la impresión de que antes, las prácticas de clases se
preocupaban más por la forma de la lengua meta. Esta situación,
afortunadamente, ya ha cambiado en el sistema educativo de que se trata aquí, y
deseamos que dicho cambio tenga lugar donde todavía se insiste fundamentalmente
sobre los métodos tradicionales de la enseñanza de las lenguas. En las líneas
siguientes (Littlewood 1992: 53), se puede leer que “la tendencia dominante en la actualidad es de centrarse más
en los significados que en las formas (...) Esta tendencia de fijarse mas en
los significados ha sido reforzada por
el creciente interés en el otro modelo de aprendizaje de lenguas (...), el modelo de adquisición natural”.
Como se puede observar, el contexto formal del
aprendizaje de una LE asegura a los alumnos una formación lingüística y
espiritual consecuente con la acción y el papel del profesor en este proceso;
pero el uso de la lengua meta , en situaciones permanentes y reales de comunicación les hace falta.
No obstante, cabe señalar que otras actividades favorecen
también la adquisición de las lenguas extranjeras. Citamos el caso de las estrategias
sociales. A este propósito, Luci Nussbaum (2001:143) apunta lo siguiente: “Las
estrategias sociales se refieren a las actividades que utilizan los alumnos
para intentar aumentar el tiempo de contacto con la LE (conversar en lengua
extranjera con el docente o con otros
alumnos, realizar actividades como ver películas o programas de TV; leer; escuchar canciones, etc.).
En Camerún, la coyuntura y las circunstancias actuales
caracterizadas por los efectos de la globalización y los avances de las tecnologías de la
información y la comunicación dan más valor al uso de las estrategias sociales
por los alumnos. En otras palabras, los docentes animan mucho a sus alumnos a
ver los programas de TV, lo que
favorece la adquisición del input
que luego les facilita las habilidades socioculturales de las sociedades
hispanas mediante situaciones reales de comunicación y la fluidez expresiva que
tanto les hace falta en español. También hace falta desarrollar otras
actividades socioculturales. Por ejemplo “La Peña” es decir “El Club Español”
que debería existir en todas las instituciones en las que se aprende el español
como LE., contribuye a la mejora de la adquisición de la cultura y facilita la
expresión oral de los alumnos.
Volviendo al entorno natural, se reconoce que pone al que
aprende en frecuentes contactos con varios personajes y situaciones que
facilitan la adquisición de la lengua extranjera. En ambos casos, hay ventajas
e inconvenientes, por lo que no se pueden establecer barreras estrictas
entre los dos contextos. Una experiencia
en estos dos campos sería más beneficiosa. Por esta razón, algunos
investigadores proponen posiciones intermedias entre la adquisición-aprendizaje
de la LE, en los entornos naturales y formales. A este respecto, se piensa
(Cenoz y Perales in Carmen Muñoz 2000:110) que: “En las posiciones
intermedias, se situarían los contextos mixtos
de adquisición que parten de un contexto de adquisición natural en la
comunidad en que se habla la L2, que se completan con la instrucción, o bien de
un contexto formal que combina la instrucción con la exposición natural por
medio de estancias en el extranjero. “Muchos países y regiones experimentan
esta postura intermedia para asegurar a los que aprenden la LE una perfecta
formación. En muchos países subdesarrollados y, particularmente en la formación
de los docentes, los alumnos aprendían las lenguas extranjeras en los
institutos, las universidades y, mediante los cursillos en los países de habla
de la lengua meta, completaban su formación sociocultural y adquirían la
fluidez expresiva en sus contactos con los hablantes nativos.
La adquisición de un idioma extranjero a la que nos
referimos en los dos contextos arriba señalados, es un largo proceso, con
ciertas etapas relevantes. La actuación en LE de un alumno que aprende dicho
idioma, en su proceso evolutivo, constituye una de estas etapas. Pues, es
indispensable combinar la adquisición de la LE en el entorno natural y su
aprendizaje en el medio formal para
conseguir el conocimiento cultural y las prácticas de socialización de los que
aprenden.
-Larousse
(2001): Diccionario Manual de la Lengua Española. Barcelona, Círculo de
Lectores.
-Real
Academia Española (2001): Diccionario de la Lengua Española de la Real
Academia Española. Vigésima segunda edición. Madrid, Espasa Calpe.
-Guillén
Díaz, C. y Castro Prieto, P. (1998): Manual de Autoformación para una didáctica de la lengua cultura
extranjera. Madrid, La Muralla.
-Littlewood,
W. (1992): La enseñanza de la comunicación oral. Barcelona, Paidós.
-Muñoz,
C. (ed). (2000): Segundas lenguas. Adquisición en el aula. Barcelona,
Ariel.
-Muñoz,
C. (2002): Aprender idiomas. Barcelona, Ediciones Paidós S. A.
-Nussbaum, L., Bernaus, M. (ed.) (2001): Didáctica de las lenguas extranjeras
en la Educación Secundaria Obligatoria. Madrid, Editorial Síntesis.
-Santos
Gargallo, I. (1999): Lingüística Aplicada a la enseñanza-aprendizaje del
español como lengua extranjera. Madrid, Arco – Libros.
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