REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS


PRESENCIA DE CERVANTES EN LOS CLÁSICOS FRANCESES: EL QUIJOTE. REMINISCENCIAS DE UN PASADO

 

Mª Teresa Muñoz Zielinski

(Universidad de Murcia)

 

         “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.” Con estas palabras comienza la que llegaría llegar a ser con el tiempo la primera novela moderna de la literatura universal y símbolo de la misma y la obra profana más traducida en todo el mundo. Publicada en el preciso momento en el que la lengua castellana llegaba a su madurez y con grandes reminiscencias de las novelas de caballería, sus ediciones se multiplicarán en Europa llegando el mismo Cervantes a tener conocimiento hasta de trece, las cuales se llevarán hasta América prodigándose su traducción a todas las lenguas cultas del mundo incluido el esperanto.

         En Francia la primera parte del Quijote va a ser conocida por sus lectores un año antes de la publicación en Madrid de la segunda parte de la obra, gracias a la traducción que llevará a cabo Cesar Oudin en 1614 con el título de “L’Ingénieux Don Quixote de La Manche, composé par Michel de Cervantes, traduit fidellement d’espagnol en françoise et dédié au Roy par Cesar Oudin, secretaire interprete de sa Majesté en langues germaniques, italienne et espagnole”. Unos años más tarde, en 1618, será François de Rosset el que continuará con la traducción de la segunda parte del Quijote de tal manera que los lectores franceses conocerán la obra completa en un breve período de tiempo.

         En cuanto al entusiasmo que dicha obra había suscitado antes de conocerla ya entre los franceses  habría que señalar que, cuatro meses antes de que la traducción de Oudin fuera publicada ya se había llevado a cabo la representación del ballet de “D. Quichot” en el Palacio del Louvre con Santenir como  primer bailarín (Manuscrito de Ballets y Operas. Fondos franceses en una recopilación de 1600 de Michel Henry. Biblioteca Natronde).

         Otra prueba del interés suscitado por el personaje del Quijote en Francia se hace patente en la pintura de Jean Mosner, pintor en el palacio de Luxemburgo en época de María de Médicis que utilizará en el castillo de Cheverny motivos inspirados en el Quijote concretamente para adornar una de las  chimeneas de dicho castillo y que, aunque desaparecidos, parece ser que se referían precisamente a las tumbas de D.Quijote, Sancho y Dulcinea, ya que a ambos lados de dicha chimenea aún se podría observar unas inscripciones grabadas en oro. En una de ellas se puede leer lo siguiente refiriéndose a Dulcinea:

                                           Ici repose Dvlcinée

                                           qui fut bon gré malgré le sort

                                           De grosse grace potelée

                                           Redvité en cendre par la mort

 

                                           Comme elle estoy de grande lignage

                                           grande dame elle parvt aussi

                                           et fvt l’honneur de son village

                                           et de D.Quixot le souci.

 

         A estas manifestaciones de admiración por el Quijote y su entorno hay que añadir el interés de los lectores por el género pastoril, sentimental y de caballería que en la obra de Cervantes aparece como una conjunción de ambos en la que convergen sentimientos, sensaciones y reacciones de los personajes que componen el relato.

         En este punto habría que señalar que, a pesar de la antítesis un tanto exagerada que existe entre Quijote y Sancho, sobre todo para el gusto del siglo XVII en Francia caracterizado por la medida y la proporción en sus escritores, la obra es leída y celebrada en los círculos más diversos de la sociedad del momento. Efectivamente, la imaginación de D. Quijote contrasta con la sensatez y el carácter de Sancho. Así, caballero y escudero tan contradictorios en carácter sorprenderán a modo de caricatura en dos planos en los que se opone la talla del enjuto soñador con la amplitud del otro prosaico sin que se pueda establecer entre ambos la justa medida.

         Y este entusiasmo ante la lectura del Quijote lo vamos a encontrar en Mme de Sevignée, mujer de talento extraordinario que, utilizando la traducción de Oudin y la de Filleau de Saint Martin va a declararse fiel seguidora de las aventuras y desventuras de D. Quijote y de su fiel Sancho ante los avatares del tipo de vida que han elegido, transmitiendo ese interés a sus hijos, el Barón Charles de Sevignée y Mme de Grignan, a la que, a lo largo de la correspondencia que mantiene con ella, hace alusiones diversas a la lectura del Quijote como lo comprobamos en una de sus cartas fechada el 29 de agosto de 1677 en la que dice:

 

«Vous trouverez que D. Quichotte est fort bon; j’aime en plusieurs occasions le vieux langage et si l’ont avait ôté de cinq ou six livres que vous dirois bien, on en auront ôté toute la grâce, et je n’en voudrais plus; mais je n’etois point assez affectionnée à celui de D. Quichotte, pour n’avoir pas pris beaucoup de plaisir à la traduction»  (Lettres. Librairie Hachette. 1935).

 

         El personaje de D. Quijote le gusta y le divierte, y compara algunas de las circunstancias de éste con las suyas propias utilizando cada vez que las comenta expresiones como “me voilà comme D. Quichotte”.

         El interés por la obra de Cervantes nos lleva a otros escritores pertenecientes al clasicismo que se confiesan seguidores de la obra de Cervantes como son Boileau y Racine. Sin embargo, éstos, con sus alusiones a los personajes o a sus aventuras, tienen únicamente la pretensión de divertirse, echándose de menos la total ausencia de cualquier comentario crítico sobre su obra y ensalzando los méritos de Cervantes, evitando quizás así la pedantería y el dogmatismo, y limitándose simplemente a recordar al personaje del Quijote en algunos momentos de sus obras o circunstancias de la vida de estos escritores. Así, Boileau en una carta dirigida a Racine en la que le cuenta como pasa unos días de descanso en Bourbon rodeado de amigos que son el cura, el farmacéutico y un sacerdote “qui est trésorier d’une sainte chapelle” dice:

 

“Je passe mon temps avec eux à peu près comme D. Gichot le passoit “en un lugar de la mancha” avec son curé, son barbier et le bachelier Carrasco. J’ai aussi une servante: il me manque une niéce…”.

 

         Apoyándose en esta última observación y en tono jocoso, Racine le responde a la carta diciéndole: “Vous dîtes que vous manque une nièce. Voudriez-vous donc qu’on vous envoyât Mlle Déspreaux?” (carta de Racine a Boileau el 17de agosto de 1687), aludiendo a una sobrina de Boileau a la que no apreciaba demasiado. De igual modo, Boileau citará a Cervantes cuando éste se queja en El Quijote por boca del Cura, de las comedias irregulares de su época diciendo que el colmo de la extravagancia era presentar a “un niño en mantillas en la primera escena del primer acto, y en la segunda salir ya hecho un hombre barbado” (Cap. XLVIII), utilizando Boileau a su vez los términos de “enfant” o “barbon” en su “Art poétique” al mencionar el teatro español diciendo que:

 

                                                  Un rimeur sans péril, delà des Pyrénées,

                                                  Sur la scène, en un jour, renferme des années

                                                  Là, souvent le héros d’un spectacle grossier,

                                                  Enfant au premier acte, est barbon au dernier 

                                                               (Art poétique III, VERS 39-42)

 

         Otro ejemplo de la influencia del Quijote en Boileau lo tenemos cuando, en sus “Poesías Diverses”, menciona a Rocinante diciendo:

                                                     «Tel fut ce roi des bons chevaux

                                                     Rossinante, la fleur des coursiers d’Ibérie,

                                                     Qui, trottant jour et nuit, et par monts et par vaux

                                                     Galopa, dit d’histoire, une fois en sa vie»

 

A su vez Cervantes había escrito:

 

“Don Quijote, que le pareció que ya su enemigo venía volando, arrimó, reciamente a las trasijadas de Rocinante y le hizo aguijar de manera que, cuenta la historia que esa sola vez se le reconoció haber corrido algo…”(cap. XIV).

 

         Continuando con otros escritores de la época clásica, y llegados este punto, habría que dar un lugar preferente a Molière el cual, y debido un amplio conocimiento de Cervantes y del Quijote, lo podemos comprobar en varias de sus obras, las cuales se encuentran salpicadas de similitudes con Cervantes. Sabemos de su conocimiento de la lengua castellana, incluso que la escribía, con lo cual no nos resultará sorprendente ya que, como actor, en alguna ocasión representó una de las tres partes de un Quijote escrito por Gérin de Bouscal entre 1638 y 1641, y, en otra ocasión, una farsa menos conocida de su amigo Fourcroy titulada “Sancho Panza”. 

         Efectivamente, la trilogía de De Bouscal había sido representada por primera vez en el Marais por la Compañía de la Béjart, a la que pertenecía Molière, y se eligió la última para llevarla al Palais Royal el 30 de enero de 1660 con el título de “Don guichotte ou les échantements de Merlín”.

         A la hora de escribir sus obras, Molière va a presentar en sus personajes una oposición de caracteres similar a la de los de Cervantes. Así, en sus obras, aparecerán personajes antagónicos como D. Juan y Sgnarelle, Philaminte y Martine, Argan y Toinette, y tal como lo hiciera Cervantes con el Quijote, Molière describirá en sus obras los esfuerzos ridículos para hacer triunfar las costumbres establecidas o las leyes naturales, y personajes como Horace y no Arnolphe atraerán a Agnés en “L’Ecole de Femmes”, la cual, dirigiéndose al segundo, le dirá:

 

«Tenez, un discours ne me touche point l’âme, Horace avec deux mots en ferait plus que vous».

 

         Tanto  Molière como Cervantes se hacen eco de lo burlesco, pero transmitiendo la idea de fomentar entre los lectores el límite en la ambición y en el apego a lo material, colocando al hombre en su lugar. En cuanto a la influencia ejercida por Cervantes en sus obras, nos encontramos en “Les Précieuses Ridicules” ecos lejanos del Quijote cuando, al final de la obra, Gorgibus exclama:

 

«Et vous qui êtes cause de leur folie, sottes billevisées, pernicieux amusements des esprits oisifs, romans, vers, chansons, sonnets et sonnettes, puissiez-vous être à tous les diables !» (escena XIX).

 

         Esta expresión vehemente de una legítima cólera nos recuerda las maldiciones que acompañan al escrutinio llevado a cabo sobre la biblioteca de D. Quijote por el barbero, el cura, el ama y la sobrina quienes quieren quemar todos los libros que aparentemente son causa de su locura de los que dice la sobrina que:

 

“no hay que perdonar ninguno, porque todos han sido los dañadores: mejor será arrojallos por las ventanas al patio y hacer un rimero dellos y pegarles fuego y si no llevarlos al corral y allí se hará la hoguera y no ofenderá el humo.” (cap. VI).

 

         De igual modo, en “Le Bourgeois Gentilhomme” podemos encontrar situaciones paralelas entre algunos de los personajes de Molière y las surgidas en El Quijote. En un momento preciso M. Jourdan muestra su inquietud por la situación económica de su hija y en relación con su futuro le dice a su esposa:

 

“Ne me répliquez pas d’avantage: ma fille sera marquise en dépit de tout le monde; et si vous me mettez en colère je la ferai duchesse.” (Acto 3: "Le Bourgeois gentilhomme”. Ed. Hachette).

 

         Esto nos recuerda a la escena del Quijote en la que Sancho, cuya preocupación es el futuro de su hija Mari Sancha,  le dice a su mujer que:

 

“A buena fe que si Dios me llega a tener algo qué de gobierno que tengo que casar, mujer mía, a Mari Sancha tan altamente, que no la alcancen sino con llamarla señora.”  (Cap. V. Parte II).

 

         Asimismo, otros pasajes de “Le Bourgeois Gentilhomme” continúan teniendo similitud con algunos del Quijote como cuando M. Jourdan en la alabanza que hace de Dorimène exclama:

 

“si j’avais aussi le mérite pour mériter un mérite comme le vôtre.” (B. gentilhomme. Acto III).

 

         Nos recuerda a D. Quijote cuando se dirige a Dulcinea diciéndole que:

 

“los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican y os hacen merecedora del merecimiento que merece vuestra grandeza” (cap.I)

 

         Avanzando en las posibles influencias de Cervantes en Molière, podemos observar en la similitud de sentimientos entre algunos de los personajes de ambos escritores como Alceste de “Le Misanthrope” en el que la lealtad intransigente se manifiesta en algunos momentos en los que, al igual que sucede con D. Quijote, se rebela contra la injusticia y la corrupción. Así lo vemos cuando el misántropo indignado proclama que “trop de perversité règne au siècle où nous sommes” (Le Misanthrope. Acto V-I).

         Sin embargo, será principalmente en los personajes que representan a los sirvientes cuando encontramos similitud en el lenguaje de éstos. Glotón, prudente, temeroso son características de Sancho, características, la mismas que sucederá con el personaje del Gros- René, el criado de Lélie  “Sganarelle ou le cocu imaginaire”, el cual sueña continuamente con los placeres de la comida, confesando que para él no hay nada mejor para afrontar las contrariedades de la vida:

 

                                                      J’en juge par moi-même: et la moindre disgrâce

                                                       Lorsque je suis à jeun me saisit, me terrasse :

                                                       Mais, quand j’ai bien mangé, mon âme est fermée à tout,

                                                       Et les plus grands revers n’en viendraient pas à bout

                                                                                             (Sgaranelle sc.VII)

 

         A su vez Sancho en un momento le pedirá a su amo que le permita terminar con el resto de comida que había en la olla  “…y él, tomándola a dos manos, con buena fe y mejor talante, se la echó a pechos y envasó bien poco menos que su amo.” (Cap. XVII).

         De igual modo tanto en Cervantes como en Molière aparecen en sus obras la prudencia de los sirvientes y así Sgarelle, tímido sirviente y compañero de un libertino osado como es D. Juan, desempeñará un papel similar al de Sancho con D. Quijote, aventurero temerario, multiplicándose en ambos una serie de proverbios y más proverbios o largos parlamentos que irán dirigidos a sus amos, valiéndonos de ejemplo el siguiente protagonizado por Sgarelle dirigiéndose a su amo:

 

«Sachez Monsieur que les bons préceptes valent mieux que les belles paroles; les belles paroles se trouvent à la cour; à la cour sont les courtisans; les courtisans suivent la mode; la mode vient de la fantaisie; la fantaisie est une faculté de l’âme; l’âme est ce qui nous donne la vie… ». (“D. Juan ou le festin de pierre”). (Acto V. Escena II).

 

         De igual modo Sancho con su particular filosofía ante la vida va a aconsejarle a su amo que:

 

“Advierta vuestra merced, señor mío, que el principio que los antiguos dieron a sus consejas no fue así como quiera, que fue una sentencia de Catón Zonzorino, romano que dice: «Y el mal para quien le fuere a buscar».

 

         Tal y como hemos ido viendo, la influencia de Cervantes y más concretamente del Quijote en los escritores clásicos franceses resulta palpable en los mismos. Entre ellos su figura y pensamiento es motivo de inspiración para sus obras, pero también en la vida cotidiana en la que encontrarán situaciones similares a las de nuestro caballero andante. Sin embargo, poco a poco la imagen del caballero de la triste figura irá desvaneciéndose entre los autores y lectores franceses y será ya en siglos posteriores cuando su presencia se hará de nuevo patente gracias a otros escritores que a través de sus escritos y vivencias volverán a recuperar al Quijote, personaje emblemático, y a Cervantes, nuestra ilustre figura de las letras españolas.      

 

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

 

Cervantes. Quijote de la Mancha.  Ed. Aguilar. 1966.

Madame de Sevignée. Lettres. Hachette classiques.1958.

Boileau. Art Poétique. Classiques Larousse.1958.

Molière. Les Précieuses Ridicules. Classiques Larousse.1957.

            Le Bourgeois Gentilhomme. Hachette Classiques.1954.

Michel Monier. “La recepción de “El Quijote” en Francia”. En El español en el Mundo. Anuario del Instituto Cervantes. 2004.

Oscar Caballero. “El Quijote en Francia: una pasión que desafía los molinos de viento”. Leer. Año 20, nº 158. 2004.

Daniella dalla Valle. “Il gusto burlesco e il suceso del Quijote in Francia”. Actas del VI Simposio de la Sociedad de Literatura General y Comparada. Granada. 1986.