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PRESENCIA DE CERVANTES EN LOS
CLÁSICOS FRANCESES: EL QUIJOTE. REMINISCENCIAS DE UN PASADO
Mª Teresa Muñoz Zielinski
(Universidad
de Murcia)
“En un lugar de
En Francia la primera parte del Quijote va a ser conocida
por sus lectores un año antes de la publicación en Madrid de la segunda parte
de la obra, gracias a la traducción que llevará a cabo Cesar Oudin en 1614 con
el título de “L’Ingénieux Don Quixote de
En cuanto al entusiasmo que dicha obra había suscitado antes
de conocerla ya entre los franceses habría que señalar que, cuatro meses antes de
que la traducción de Oudin fuera publicada ya se había llevado a cabo la representación
del ballet de “D. Quichot” en el Palacio del Louvre con Santenir como primer bailarín (Manuscrito de Ballets y
Operas. Fondos franceses en una recopilación de 1600 de Michel Henry. Biblioteca
Natronde).
Otra prueba del interés suscitado por el personaje del
Quijote en Francia se hace patente en la pintura de Jean Mosner, pintor en el
palacio de Luxemburgo en época de María de Médicis que utilizará en el castillo
de Cheverny motivos inspirados en el Quijote concretamente para adornar una de
las chimeneas de dicho castillo y que,
aunque desaparecidos, parece ser que se referían precisamente a las tumbas de
D.Quijote, Sancho y Dulcinea, ya que a ambos lados de dicha chimenea aún se
podría observar unas inscripciones grabadas en oro. En una de ellas se puede
leer lo siguiente refiriéndose a Dulcinea:
Ici
repose Dvlcinée
qui fut bon gré malgré le sort
De grosse grace potelée
Redvité en cendre par la mort
Comme elle estoy de grande
lignage
grande dame elle parvt aussi
et fvt l’honneur de son
village
et de D.Quixot le souci.
A estas manifestaciones de admiración por el Quijote y su
entorno hay que añadir el interés de los lectores por el género pastoril, sentimental
y de caballería que en la obra de Cervantes aparece como una conjunción de
ambos en la que convergen sentimientos, sensaciones y reacciones de los
personajes que componen el relato.
En este punto habría que señalar que, a pesar de la
antítesis un tanto exagerada que existe entre Quijote y Sancho, sobre todo para
el gusto del siglo XVII en Francia caracterizado por la medida y la proporción
en sus escritores, la obra es leída y celebrada en los círculos más diversos de
la sociedad del momento. Efectivamente, la imaginación de D. Quijote contrasta
con la sensatez y el carácter de Sancho. Así, caballero y escudero tan
contradictorios en carácter sorprenderán a modo de caricatura en dos planos en
los que se opone la talla del enjuto soñador con la amplitud del otro prosaico
sin que se pueda establecer entre ambos la justa medida.
Y este entusiasmo ante la lectura del Quijote lo vamos a
encontrar en Mme de Sevignée, mujer
de talento extraordinario que, utilizando la traducción de Oudin y la de Filleau
de Saint Martin va a declararse fiel seguidora de las aventuras y desventuras
de D. Quijote y de su fiel Sancho ante los avatares del tipo de vida que han
elegido, transmitiendo ese interés a sus hijos, el Barón Charles de Sevignée y Mme de
Grignan, a la que, a lo largo de la correspondencia que mantiene con ella,
hace alusiones diversas a la lectura del Quijote como lo comprobamos en una de
sus cartas fechada el 29 de agosto de 1677 en la que dice:
«Vous trouverez que D. Quichotte est fort bon; j’aime en plusieurs
occasions le vieux langage et si l’ont avait ôté de cinq ou six livres que vous
dirois bien, on en auront ôté toute la grâce, et je n’en voudrais plus; mais je
n’etois point assez affectionnée à celui de D. Quichotte, pour n’avoir pas pris
beaucoup de plaisir à la traduction» (Lettres.
Librairie Hachette. 1935).
El personaje de D. Quijote le gusta y le divierte, y compara
algunas de las circunstancias de éste con las suyas propias utilizando cada vez
que las comenta expresiones como “me voilà comme D. Quichotte”.
El interés por la obra de Cervantes nos lleva a otros
escritores pertenecientes al clasicismo que se confiesan seguidores de la obra
de Cervantes como son Boileau y Racine. Sin embargo, éstos, con sus
alusiones a los personajes o a sus aventuras, tienen únicamente la pretensión
de divertirse, echándose de menos la total ausencia de cualquier comentario
crítico sobre su obra y ensalzando los méritos de Cervantes, evitando quizás
así la pedantería y el dogmatismo, y limitándose simplemente a recordar al
personaje del Quijote en algunos momentos de sus obras o circunstancias de la
vida de estos escritores. Así, Boileau en una carta dirigida a Racine en la que
le cuenta como pasa unos días de descanso en Bourbon rodeado de amigos que son
el cura, el farmacéutico y un sacerdote “qui est trésorier d’une sainte
chapelle” dice:
“Je passe mon temps avec eux à peu près comme D. Gichot le passoit “en un
lugar de la mancha” avec son curé, son barbier et le bachelier Carrasco. J’ai
aussi une servante: il me manque une niéce…”.
Apoyándose en esta última observación y en tono jocoso,
Racine le responde a la carta diciéndole: “Vous dîtes que vous manque une
nièce. Voudriez-vous donc qu’on vous envoyât Mlle Déspreaux?” (carta de Racine
a Boileau el 17de agosto de 1687), aludiendo a una sobrina de Boileau a la que
no apreciaba demasiado. De igual modo, Boileau citará a Cervantes cuando éste
se queja en El Quijote por boca del Cura, de las comedias irregulares de su
época diciendo que el colmo de la extravagancia era presentar a “un niño en
mantillas en la primera escena del primer acto, y en la segunda salir ya hecho
un hombre barbado” (Cap. XLVIII), utilizando Boileau a su vez los términos de
“enfant” o “barbon” en su “Art poétique” al mencionar el teatro español
diciendo que:
Un rimeur sans péril, delà des Pyrénées,
Sur la scène, en un jour, renferme des années
Là, souvent le héros d’un spectacle
grossier,
Enfant au premier acte, est barbon au dernier
(Art poétique III,
VERS 39-42)
Otro ejemplo de la influencia del Quijote en Boileau lo
tenemos cuando, en sus “Poesías Diverses”, menciona a Rocinante diciendo:
«Tel fut ce roi des bons chevaux
Rossinante, la fleur des coursiers d’Ibérie,
Qui, trottant
jour et nuit, et par monts et par vaux
Galopa, dit
d’histoire, une fois en sa vie»
A su vez Cervantes había
escrito:
“Don Quijote, que le
pareció que ya su enemigo venía volando, arrimó, reciamente a las trasijadas de
Rocinante y le hizo aguijar de manera que, cuenta la historia que esa sola vez
se le reconoció haber corrido algo…”(cap. XIV).
Continuando con otros escritores de la época clásica, y
llegados este punto, habría que dar un lugar preferente a Molière el cual, y debido un amplio conocimiento de Cervantes y del
Quijote, lo podemos comprobar en varias de sus obras, las cuales se encuentran
salpicadas de similitudes con Cervantes. Sabemos de su conocimiento de la lengua
castellana, incluso que la escribía, con lo cual no nos resultará sorprendente
ya que, como actor, en alguna ocasión representó una de las tres partes de un
Quijote escrito por Gérin de Bouscal
entre 1638 y 1641, y, en otra ocasión, una farsa menos conocida de su amigo Fourcroy titulada “Sancho Panza”.
Efectivamente, la trilogía de De Bouscal había sido
representada por primera vez en el Marais por
A la hora de escribir sus obras, Molière va a presentar en
sus personajes una oposición de caracteres similar a la de los de Cervantes. Así,
en sus obras, aparecerán personajes antagónicos como D. Juan y Sgnarelle,
Philaminte y Martine, Argan y Toinette, y tal como lo hiciera Cervantes con el
Quijote, Molière describirá en sus obras los esfuerzos ridículos para hacer
triunfar las costumbres establecidas o las leyes naturales, y personajes como
Horace y no Arnolphe atraerán a Agnés en “L’Ecole de Femmes”, la cual,
dirigiéndose al segundo, le dirá:
«Tenez, un discours ne me touche point l’âme, Horace avec deux mots en
ferait plus que vous».
Tanto Molière como Cervantes
se hacen eco de lo burlesco, pero transmitiendo la idea de fomentar entre los
lectores el límite en la ambición y en el apego a lo material, colocando al
hombre en su lugar. En cuanto a la influencia ejercida por Cervantes en sus
obras, nos encontramos en “Les Précieuses Ridicules” ecos lejanos del Quijote cuando,
al final de la obra, Gorgibus exclama:
«Et vous qui êtes cause de leur folie, sottes billevisées, pernicieux
amusements des esprits oisifs, romans, vers, chansons, sonnets et sonnettes, puissiez-vous
être à tous les diables !» (escena XIX).
Esta expresión vehemente de una
legítima cólera nos recuerda las maldiciones que acompañan al escrutinio
llevado a cabo sobre la biblioteca de D. Quijote por el barbero, el cura, el
ama y la sobrina quienes quieren quemar todos los libros que aparentemente son
causa de su locura de los que dice la sobrina que:
“no hay que perdonar
ninguno, porque todos han sido los dañadores: mejor será arrojallos por las
ventanas al patio y hacer un rimero dellos y pegarles fuego y si no llevarlos
al corral y allí se hará la hoguera y no ofenderá el humo.” (cap. VI).
De igual modo, en “Le Bourgeois Gentilhomme” podemos
encontrar situaciones paralelas entre algunos de los personajes de Molière y las
surgidas en El Quijote. En un momento preciso M. Jourdan muestra su inquietud
por la situación económica de su hija y en relación con su futuro le dice a su esposa:
“Ne me répliquez pas d’avantage: ma fille sera marquise en dépit de tout le
monde; et si vous me mettez en colère je la ferai duchesse.” (Acto 3: "Le Bourgeois
gentilhomme”. Ed. Hachette).
Esto nos recuerda a la escena del Quijote en la que Sancho,
cuya preocupación es el futuro de su hija Mari Sancha, le dice a su mujer que:
“A buena fe que si Dios
me llega a tener algo qué de gobierno que tengo que casar, mujer mía, a Mari
Sancha tan altamente, que no la alcancen sino con llamarla señora.” (Cap. V. Parte II).
Asimismo, otros pasajes de “Le Bourgeois Gentilhomme”
continúan teniendo similitud con algunos del Quijote como cuando M. Jourdan en
la alabanza que hace de Dorimène exclama:
“si j’avais aussi le mérite pour mériter un mérite comme le vôtre.” (B. gentilhomme.
Acto III).
Nos
recuerda a D. Quijote cuando se dirige a Dulcinea diciéndole que:
“los altos cielos que de vuestra
divinidad divinamente con las estrellas os fortifican y os hacen merecedora del
merecimiento que merece vuestra grandeza” (cap.I)
Avanzando en las posibles influencias de Cervantes en
Molière, podemos observar en la similitud de sentimientos entre algunos de los
personajes de ambos escritores como Alceste de “Le Misanthrope” en el que la
lealtad intransigente se manifiesta en algunos momentos en los que, al igual
que sucede con D. Quijote, se rebela contra la injusticia y la corrupción. Así
lo vemos cuando el misántropo indignado proclama que “trop de perversité règne
au siècle où nous sommes” (Le Misanthrope. Acto V-I).
Sin embargo, será principalmente en los personajes que
representan a los sirvientes cuando encontramos similitud en el lenguaje de éstos.
Glotón, prudente, temeroso son características de Sancho, características, la
mismas que sucederá con el personaje del Gros- René, el criado de Lélie “Sganarelle ou le cocu imaginaire”, el cual
sueña continuamente con los placeres de la comida, confesando que para él no
hay nada mejor para afrontar las contrariedades de la vida:
J’en juge par moi-même: et la moindre disgrâce
Lorsque je suis à
jeun me saisit, me terrasse :
Mais, quand j’ai bien mangé, mon âme est fermée à tout,
Et les plus grands
revers n’en viendraient pas à bout
(Sgaranelle sc.VII)
A su vez Sancho en un momento le pedirá a su amo que le
permita terminar con el resto de comida que había en la olla “…y él, tomándola a dos manos, con buena fe y
mejor talante, se la echó a pechos y envasó bien poco menos que su amo.” (Cap. XVII).
De igual modo tanto en Cervantes como en Molière aparecen en
sus obras la prudencia de los sirvientes y así Sgarelle, tímido sirviente y
compañero de un libertino osado como es D. Juan, desempeñará un papel similar
al de Sancho con D. Quijote, aventurero temerario, multiplicándose en ambos una
serie de proverbios y más proverbios o largos parlamentos que irán dirigidos a
sus amos, valiéndonos de ejemplo el siguiente protagonizado por Sgarelle
dirigiéndose a su amo:
«Sachez Monsieur que les bons préceptes valent mieux que les belles paroles;
les belles paroles se trouvent à la cour; à la cour sont les courtisans; les
courtisans suivent la mode; la mode vient de la fantaisie; la fantaisie est une
faculté de l’âme; l’âme est ce qui nous donne la vie… ». (“D. Juan ou le festin de pierre”).
(Acto V. Escena II).
De igual modo Sancho con su particular filosofía ante la
vida va a aconsejarle a su amo que:
“Advierta vuestra merced,
señor mío, que el principio que los antiguos dieron a sus consejas no fue así
como quiera, que fue una sentencia de Catón Zonzorino, romano que dice: «Y el mal
para quien le fuere a buscar».
Tal y como hemos ido viendo, la influencia de Cervantes y
más concretamente del Quijote en los escritores clásicos franceses resulta
palpable en los mismos. Entre ellos su figura y pensamiento es motivo de
inspiración para sus obras, pero también en la vida cotidiana en la que
encontrarán situaciones similares a las de nuestro caballero andante. Sin
embargo, poco a poco la imagen del caballero de la triste figura irá
desvaneciéndose entre los autores y lectores franceses y será ya en siglos
posteriores cuando su presencia se hará de nuevo patente gracias a otros
escritores que a través de sus escritos y vivencias volverán a recuperar al Quijote,
personaje emblemático, y a Cervantes, nuestra ilustre figura de las letras
españolas.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Cervantes. Quijote de la Mancha. Ed. Aguilar. 1966.
Madame de Sevignée. Lettres. Hachette
classiques.1958.
Boileau. Art Poétique. Classiques
Larousse.1958.
Molière. Les Précieuses Ridicules.
Classiques Larousse.1957.
Le
Bourgeois Gentilhomme. Hachette Classiques.1954.
Michel Monier. “La
recepción de “El Quijote” en Francia”. En El
español en el Mundo. Anuario del
Instituto Cervantes. 2004.
Oscar Caballero. “El
Quijote en Francia: una pasión que desafía los molinos de viento”. Leer. Año 20, nº 158. 2004.
Daniella dalla Valle. “Il
gusto burlesco e il suceso del Quijote in Francia”. Actas del VI Simposio de
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